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Día sofocante, bochornoso, en Madrid. El cielo cerrado deja pasar solamente los rayos ultravioletas, tornando el ambiente en algo tan asfixiante que de lo climatológico se salta con facilidad a lo sensorial, al ánimo. Sé que en Moscú estarán peor, pero yo estoy en Madrid y ése es un hecho. Salgo a mi caminata matutina ya hecho un pedazo de mí, aunque bien es verdad que ya desde hace mucho sólo existen trozos de lo que fui que conforman lo que soy. No me quejo, el negocio de los retales no está tan malo. Pero hay momento en que la cabeza se me queda como vacía. Hoy no es día para irme de fotografías porque no hay alegría en la mañana. Sólo una enorme nube densa, como un casquete, que pasa de mi cabeza y me aprieta los hombros, hacia abajo.
El mundo, por demás, sigue tan desastroso como siempre.
© 2010 David Lago González
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1 comentario:
contar ,asi de preciso y fuerte, es un don, David.
En la Normandia: lluvia sostenida, gris y frio...me he quedado largo rato mirando la estrella amarilla, la de David, que abre tu espacio, la hago mia cuando te abrazo.
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