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miércoles, 7 de abril de 2010

Golpes como del odio de Dios…

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Alison Scarpulla

Alison Scarpulla

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El amigo Luis me recuerda desde Barcelona que, un día como hoy del cual ya tenía el recuerdo, murió nuestro amigo Oscar León en su casa de la calle de Valverde, en Madrid.

En días atrás estaba por el centro y noté que me faltaba aquel recurso de llamarle desde Sol o desde cerca de su casa para preguntarle si podía acercarme.  Compartíamos el café, y hablábamos y hablábamos y hablábamos, o yo le escuchaba y le escuchaba y le escuchaba hasta el infinito.  También discutíamos, nos peleábamos y nos insultábamos. Otras veces expresaba, o yo sentía, su miedo.  El miedo de un transterrado es algo que no puede ser explicado.

Antes de tomar el tren  --por aquella falacia ya perdida de lo romántico—me dejó una maldición:

¡Tú!  ¡Tú nos vas a sobrevivir a todos!”

Y se quedó dormido.

 

César Vallejo  -  LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… Yo no sé!
Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán talvez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema
Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!