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James Abbott McNeill Whistler, Harmony in blue and silver. Trouville, 1865
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http://indiciosdedesorden.blogspot.com/2011/07/la-mesa-del-salon.html
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“Un marginal, demasiado preocupado por la verdad en la acción, demasiado preocupado por la acción en el pensamiento […] Ahora, y desde hace mucho tiempo, soy un marginal tanto aquí como allí […] Una persona sin partido cuyas opiniones ofenden primero a unos y después a otros…” ***Raymond Aron (autorretrato)***
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James Abbott McNeill Whistler, Harmony in blue and silver. Trouville, 1865
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http://indiciosdedesorden.blogspot.com/2011/07/la-mesa-del-salon.html
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Stephanie Lostimolo
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One-sided love affair
(o “La embajada cultural del estado cubano hacia La Yuma”)
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One-sided love affair es una muy agradable canción del early Elvis Presley cuando éste verdaderamente valía la pena y había revolucionado el mundo del rock’n’roll, antes de que cayera en el pozo sin fondo de Las Vegas, la voz impostadamente abaritonada y el kitsch de mal gusto y drogas que acabó con él. Se pudiera traducir algo así como “Amor de una sola vía”, “Romance no correspondido” o “Paja mental con una chica a la que le importo un pepino”.
Luego he añadido el subtítulo de “La embajada cultural del estado cubano hacia La Yuma.” Jamás me refiero a los EE.UU., como La Yuma, ni a ningún norteamericano como yanqui o gringo, porque son cosas que me parecen de mal gusto y a mí no me gustaría que se refirieran a mi país de origen de la misma forma en que lo hacen los chicanos con respecto a los Estados Unidos. No soy chicano, y por tanto tampoco no padezco ese odio-amor mejicano que exterioriza mucha de esa gente y que, como todo lo malo, es lo primero que se pega y ya es muy común escuchar a cubanos de Miami expresarse de esa manera.
¿Pero de qué va este “romance sin correspondencia”?
Pues va de que no hace muchos días fue recibida en la Alianza Francesa de Miami, bajo su anagrama y el de ZuGalería, una poeta cubana de pro, que se hizo famosa por las lecturas que se daban en su azotea y por un espasmódico poema que eleva la figura de Fidel Castro a la que ella por entonces consideraba correcta: la de un dios.
Ya no es necesario arrepentirse o entonar el viejo cuentecito de “yo estaba equivocado”. En fin de cuentas, hacer eso siempre fue una hipocresía. Da lo mismo tocar los timbales, las maracas, rascar la quijada o rasgar la sensiblera guitarra de los cantautores, que aparecerse con un poema. Al fin y al cabo todos tenemos un pasado, también Himmler, Pol Pot, el sobrino de Pinochet, Migdalia la de Vigilancia del CDR y Chucho el Gordo que era jefe de abastecimiento, miembro del núcleo del Partido y en sus ratos libres (los más) robaba para enriquecerse contra natura. Reina María Rodríguez es poeta –asegura la UNEAC— y por lo único que será recordada es por haber ensalzado la dulzura de los discursos de Fidel, voz que desgraciadamente he tenido que oír más que la de mi propio padre, que era muy parco.
A esto creo que los pro-revolucionarios le llaman “Intercambio cultural CUBA-USA”, pero que yo sepa, Luis de la Paz, ni Reinaldo García Ramos, ni Ángel Cuadras ni Prats Sariol, ni siquiera Manny (no me acuerdo el apellido y no tengo ganas de buscarlo) han sido invitados por el Gobierno cubano a leer sus poemas o sus textos en la ruinosa Habana. Luego, pues, no comprendo qué materiales, ideas o personas se intercambian. (Yo soy bruto, muy bruto, elemental y básico, y no entiendo de subterfugios.)
Más allá de ser una vergüenza, considero y afirmo el carácter totalmente ASQUEROSO y DELEZNABLE, no de la Reina María de las Azoteas –que, como la Yoani, y todo el mundo allí/allá, lo que quieren es viajar, viajar, viajar, Dios mío, pero sin pasar por los sacrificios del inmigrante— sino de los ghetteros que acuden a esos ágapes y luego quieren y exigen que les traten con respetabilidad y honor, y que en vez de decentes inmigrantes se les considere merecidos asilados políticos, porque, oh, Dios mío, nadie es capaz de imaginar lo que hemos sufrido fingiendo más de medio siglo. Y eso merece una consideración. Y una compensación, preferiblemente material y en dinero.
Que El Diablo los mantenga bien unidos.
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© 2011 David Lago González
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REINA MARÍA RODRÍGUEZ
(La Habana, 1952)
Hoy habla Fidel
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aunque no supiéramos
qué iba a decirnos
aunque solo fuera verlo
sentirlo detrás de la pantalla
la casa se acomodaba en silencio
y las palomas quedaban quietas.
hoy habla Fidel y yo he crecido.
por sus pequeñas arrugas ha pasado este tiempo.
vuelvo por su voz
que va llenando el barrio
de una calma que todos conocemos:
lo esperan nuestros pechos
rápido fugaz
siempre cerca de lejos en las concentraciones
--alguno tropezó con sus ojos en la fábrica
y ya no le olvidó—
abuela lo guarda en la cartera
junto con sus lirios y los amores que se fueron.
comprendo por qué allá en la Sierra
ponían su retrato como un santo.
sólo hay un forma de quererlo:
hemos crecido dentro de él como un gran árbol
por eso lo cuidamos
con tanta vanidad y tanta fuerza.
hoy habla Fidel
mis hijos quieren boinas y barbas
no saben del hambre y de la guerra
no pueden con la palabra Nicaragua
pero se sientan frente al televisor
y cuando pasan por los parques
las calles las escuelas
lo reconocen.
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(tomado de internet)
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(posts vinculados: http://heribertopenthouse.blogspot.com/2011/07/acto-de-celebracion-por-los-50-anos-de.html)
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Dmitry Ligay
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Eso es lo que se desprende después de haber leído el artículo (aquí) –bien pagado, mientras muchos de los verdaderos trabajadores de El País cobran sueldos indecorosos— de Johanna and her visions sobre la situación en ese país que desgraciadamente nos une por origen. Artículo que poco tiene que ver con la realidad a pie de calle (y no la de las pequeñas zonas acotadas para la observación superficial e indiferente del turismo, sobre todo del que va en busca de los órganos de placer femeninos y masculinos). En fin, Cuba y los cubanos son libres, libres no: libérrimos, y tanto lo que ella misma ha estado diciendo hasta el día de ayer como la imagen que presenta La Gran y Única Disidencia (o contra revolución) desde que Fidel atacara el Cuartel Moncada por allá por el medioevo… todo eso, es pura mentira, pura maniobra imperialista yanqui.
Da la casualidad –las comparaciones son odiosas, pero también llamativas— que ahora que por fin Las Vascongadas (qué antiguo y facha suena eso!!!), el País Vasco, Euskal Herria, Euskadi, o como coño se llame porque ya me pierdo entre tanto nombrecito, comienzan también a ganar su libertad (usurpada desde que los reinos de Navarra y todos los mini reinados de la península ibérica decidieran, o se impusieran unos a otros, concluir en una nación llamada España --reinados, repúblicas y franquismos aparte)… digo y vuelvo, o al revés, recuperan su libertad gracias a Bildu & Company (y el evidente modelo marxista-leninista cubano que albergan en sus mentes), según la Yoani de marras el archipiélago mayor de Las Antillas comienza también a sentir la brisa de la libertad. Y tienen la misma edad.
Así que ahora –que Cuba avanza también por la senda de un extraño evangelismo posiblemente proveniente no sólo de Estados Unidos sino también de Venezuela (lo he sospechado últimamente viendo los aquelarres organizados en Caracas para que Chávez se salve del cáncer) —alcemos nuestras voces al Cielo (¿El Cielo Protector?), y todos unidos en monolítica plegaria roguemos porque El Cambio Pastelero Cubano (que comenzó en el 89 tras la caída del bloque soviético de mano de la monstruosa y sibilina intelectualidad cubana) de por fin sus frutos, y Yoani pueda finalmente “permutar” su piso en la planta 14 sin ascensor por una mansioncita en el Reparto Biltmore, al lado de Silvio Rodríguez o de Teddy Bautista (SGAE española).
Au revoir, muchachitas…
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© 2011 David Lago González
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Caspar David Friedrich - Frau am Fenster, 1822
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Literalmente “enclavado” en el marco inconfundible y sin par de la tradicional Cuesta de Moyano deformada por el mal gusto y la incomprensible inclinación arquitectónica SOVIÉTICA de nuestro bien ponderado alcalde Alberto Ruiz Gallardón (que Dios y el Opus Dei guarden por muchos años –pero fuera del cargo público y recluido en algún balneario de lujo bien lejos de la sociedad, y de la suciedad), hubo de celebrarse ayer tarde 30 de mayo de 2011, y con cierto retraso (tanto mental como en tiempo), una breve pero sentida lectura de tres poemas escritos por el poeta Alberto Lauro y extraídos de su libro editado más reciente, “Regreso a la hermana de Lázaro” (Editorial Voces de Hoy, Miami, 2011).
Entre el numeroso público que se agolpaba frente a la caseta número 13, cual si de Luisito Aguilé se tratara cuando debutó en el cine Encanto o Casablanca (donde pillaron infraganti a Senel Paz con “adminículo de hombre” en la mano, parafraseando el comentario de Lezama Lima en el caso de no recuerdo qué director de teatro, que fue pillado de igual forma pero en los urinarios que daban al Parque Central) en la augusta ciudad colonial y gusanísima de Camagüey, yo me senté en el suelo y fui desplazándome sobre lo que de mis cachas nalgas cuelga, hasta los mismísimos pies de El Poeta. Los dos primeros poemas apenas si pude dejarme envolver por ellos porque Chago se obstinaba en filmar un vídeo –no sé pa’qué carajo— e importunaba entre la multitud y el lauro. Pero, gracias a todos los dioses del Olimpo y a que the film-maker parece que había terminado ya su labor a lo Oliver Stone, me abandoné al tercero y último de los poemas leídos, y esto fue lo que estas orejitas mías de Camagüey de 1950 escucharon:
Mi vida anterior no vislumbraba. Todo mi ayer y mi mañana eran un presente: él. Ahora era él lo único que de este mundo me importaba. No pedí volver pero me dio resplandores de amanecida y nuevas lunadas. Cuando me incorporé los lienzos apretaban mis entumecidos miembros. Marta presurosa comenzó a rasgar con una daga la mortaja. María apretaba contra su pecho una docena de rosas amarillas tal palomas salvajes que fueran a escapar.
Los pocos testigos me recibieron con alborozo. Más tarde extraños se sumaron con abrazos y fuegos y fuegos de artificio. Mas él tenía pronto que partir para que todo se cumpliera. Entonces ninguna fiesta me fue tan ajena como estar acompañado de una multitud –lobos olfateaban mi andar, cordero en medio de una jauría de hienas hambrientas— que me observaba entre atónita y deslumbrada. Ciego caminando entre ciegos. Unos me admiraban; otros me execraban ante la evidencia del hecho: insólita verdad para seres disipados que a deshora van y vienen por antros y callejas donde todo vicio se apura con premura de vicio.
Pronto me fue cotidiano el vituperio, también la adulación.
Mi único consuelo fue hallarle a él. Encontrarme a solas con el que estoy unido con férreas, indestructibles ligaduras. Ya sé que la alegría es un antifaz pueril, un frívolo disfraz que visto en público, la máscara trivial y necesaria en una pantomima divertida e igual de aborrecible. ¿O tal vez tú esperabas que saliera de la entenebrecida e ignota tumba, nido que incuba huevos de rencor, novia mía, revoloteando en torno a ti, rayo en la aurora, como si nada hubiera pasado, siendo apenas yo sombra de una mariposa nocturna?
No era digno de que él entrara a mi casa, pero una sola palabra suya bastó. Antes no tuve miedo de morir, pero ahora lo tengo de vivir… sin él. Sin él soy campana que retañe y el mundo es una inmensa tumba.
Obviamente, el libro está dedicado a las hermanas Loynáz y del Castillo.
Luego, me diluí en la fantasmagoría de las ánimas en pena y, cual Lázaro (que, además, es mi primer nombre) volví a mi tumba de la calle de Embajadores.
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© 2011 David Lago González
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There was a Commotion in the House by Cornelis Troost, 1740
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Ella no quiso venir, no sé por qué. Así que cenamos solo él y yo. Éramos dos únicas mesas en un restaurante medio argentino que parecía un potrero sofisticado en la parte pudiente de la ciudad (una de ellas, media alta). Yo cené una empanada de mozarella y cebolla que estaba buenísima. Y de segundo, un plato de nombre que terminaba en “gaucho” y que no pude terminar porque era demasiado y todo llenaba mucho. Vino castellano de la casa, de buen bouquet. Y de postre, mi recurrida tarta de queso (variantes del cheesecake newyorkino que nunca llegan al original). No tomamos café.
Hablamos mucho. Cosas pasadas, cosas por pasar quizás.
Nos queremos. Somos importantes uno al otro. La amistad es un encaje de bolillos realizado por manos expertas. Nunca rompas el hilo.
© 2011 David Lago González
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Emily Roz. Gazelle with Poppies, 2008. Colored pencil on paper, 22 x 30.
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Voté
Voté. Esta mañana, tempranico. A pesar de que no existe mucha ilusión en el ambiente y de que estas elecciones son solo unas municipales. Las propuestas a ese nivel son tan pobres que se quedan en ridículas: un carril bici de no sé cuántos kilómetros, subvención del metro-bus a los parados, un te-te impregnado en adormidera para pasar medio lelo el tiempo que falta hasta las presidenciales. La verdad es que, al menos en las grandes ciudades, nadie ha hecho campaña “municipal”: los líderes de cada partido se han apoderado de ellas para ensayar la nacional y todo se ha basado en el ataque mutuo de los dos grandes partidos mayoritarios y el oportunismo de los comunistas por rentabilizar la indescifrable revuelta de La Indignación como si ellos también estuvieran indignados (en todo caso, por no haber llegado nunca al poder).
Pero, aparte de eso, voté. Poca gente a esa hora de la mañana. Un perrito faldero que ladraba y ladraba a su dueño mientras éste “cumplía con su deber”, y al perro le importaba un pito (de perro) y lo único que quería era reclamar su atención. ¡Son tan molestos los perros cuando se ponen en ese plan! De pronto se parecen demasiado a las personas…
Luego, vine subiendo por toda la Ribera de Curtidores. Los vendedores del Rastro montaban todavía sus timbiriches. La mañana, agradablemente fresca. Ni me di cuenta que estaba subiendo la molesta cuesta de esa calle por donde deslizaban las reses muertas desde el matadero hasta que ya estaba en la Plaza de Cascorro. De ahí el nombre de El Rastro, el rastro que dejaba la sangre. Bueno, pues yo iba sangre arriba deteniéndome a ver las cositas de los puestos y sin poder hacer uso de ninguno de mis dineros, pues toda mi fortuna estaba reservada para comprarme el periódico y desayunar en Wooster. No sé cómo voy a sobrevivir en las próximas semanas, pero, en fin, como decía mi amiga Isora: “Dios proveerá”. ¿Qué habrá sido de mi amiga Isora…?
Ayer quería desmontar la lámpara del salón para vendérsela a algún anticuario, pero después pensé en la vergüenza de tener que someterme a la inhumana implacabilidad de esos señores que se creen “finos” por estar entre cachivaches del siglo XIX, y desistí. Fugazmente pensé también a ponerme a vender ejemplares de La Resaca del Absurdo sentado en un discreto banco (horripilante de la muerte, de la muerte de Gallardón, que es El Terror de los Parques Madrileños), cautelosamente apartado de la morralla de la extrema izquierda que cada domingo acampa allí (Cuba y Venezuela también, por supuesto) (y ETA por lo bajini), pero fugazmente la idea “se me fue de entre las manos” (que era un leit-motiv que tenía Nikitina Joplin para divertirnos en las demoledoramente aburridas tardes dominicales camagüeyanas). Así que nada.
Pero desde hace un rato hasta ahora que lo escribo, he estado percatándome de que me sentía feliz (remitirse a la cita de Kerouac más abajo, en otra entrada). Voté. Eso forma parte del “hombre nuevo”, no como lo pensaba el Che (si en realidad tenía algo concreto en su cabeza al respecto como no fueran los héroes de hojalata de los Estudios Mosfilm, que eran una variante proletaria de todos los personajes de comic: Superman, Batman, Marvilla, todos esos, hasta el Ratoncito Miguel), sino no sé, quizás de una forma bastante más natural. Y en esa reconstrucción que comenzó el día en que salí de Cuba forma un importante papel mi primer amante en Madrid, Ángel del Río Hornos, que en paz descanse entre la estrella de David y la cruz de Cristo y en la retorcida personalidad que tenía y que tanto daño me ha dejado para siempre. Pero, de cualquier forma, nunca olvidaré agradecerle lo suficiente que su presencia y esencia nos ayudó, tanto a mi madre como a mí, a volver a convertirnos en personas, sobre todo a mí, que era uno de esos guiñapos que suelen expeler regímenes totalitarios como el comunismo.
© 2011 David Lago González
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Subido por Lamanguita el 16/05/2011
Los sonidos del silencio, de David Lago González,. Extraordinario e imprescindible alegato de uno de los poetas más importantes de la literatura hispana, el ojo lúcido sobre la isla de Cuba. Animación a partir de obra de Cepp Selgas, "Poeta" / Acrílico y crayón sobre papel / 21.5 x 21.5cm. / NY-2011, creada especialmente para esta obra de Lago. En Editions Hoy no he visto el PARAISO.
David Lago González. Camagüey, 1950. Poeta. Escritor. Formación autodidacta.
Vida vivida, a dos mitades, entre Camagüey y Madrid.
Durante la etapa cubana, sin filiación política ni institucional alguna. Sin filiación intelectual en los órganos de control de la actividad artística (UNEAC, Bgda. Hnos. Saínz y talleres de aprendizaje para como escribir de acuerdo a la "tolerancia" estatal. No premios, ni libros editados.
Durante la aún etapa española, sin filiación política ni institucional alguna, ni intelectual ni grupal. Dos cuadernos de poesía publicados por Editorial Betania: "Los Hilos del Tapiz" (agotado) y "La Resaca del Absurdo". Antologado en diversas ocasiones, así como colaborador de numerosas revistas en formato papel y virtual. "Lobos", "Manual de Convalecencia", "La Fascinación de lo Difícil", "Memorias del Este", "Jazz Session", "XX Aniversario del Éxodo de El Mariel", "La Mirada de Ulises", y "Tributos", publicados en Ediciones Timbalito (ediciones artesanales, de carácter no venal), de las que fue editor e ilustrador.
Independiente total, literalmente. El concepto de "patria" le produce el más profundo rechazo, y pánico.
http://editionshoynohevistoelparaiso.wordpress.com/
· sergasArt - les llevara al espacio Web, del creador de la obra original que da paso a este video JESUS CEPP SALGAS.Nacido Jesús en mitad de la centuria pasada Cienfuegos-Cuba. Sobreviviente de la cubana “Generación perdida” y la “Generación Mariel” en EE.UU., o ambas inclusive. Para mas información acerca de su trayectoria artística “Palmira-La Habana-Nueva York-Paris”, visite su espacio WeB.
AGRADECIDA POR SU TALENTO Y ESTE ECO QUE MERECE BIEN DAVID LAGO GLEZ.
Lamanguita hace 3 horas
· Estos son los espacios Web del poeta David Lago-Gonzalez
Indiciosdedesorden.
heribertopenthouse.
Lamanguita hace 1 día
· Editions Hoy no he visto el paraíso prepara y pondrá a la venta, en breve, otros dos poemarios inéditos: “OLD SPICE” y “Memorias del Este”, de David Lago González, quien está invitado a la Primera jornada literaria alternativa del 27 de Mayo al 12 de Junio en la Cuesta de Moyano, Madrid, España.
Lamanguita hace 1 día
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Ilya Repin, Крестный ход в Курской губернии (Easter procession in Kursk), early 1880s (Google Art Project)
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Anoche tuvieron que suspender en Madrid las procesiones que correspondían al Jueves Santa por la lluvia. Ni se diga en Sevilla y todo el sur, donde estas tradiciones religiosas católicas son infinitamente más populares. La gente llora cuando no puede sacar a pasear a su virgen o a su Cristo, y parece que lo hace espontáneamente, de verdad. Supongo que tal vez lo mismo les pasa cuando no pueden sacar a mear a su perrito, pero yo no tengo “perrito que me ladre”. No comparto ese tipo de fervor porque soy incapaz de sentirlo. Igualmente soy incapaz de someterme al ayuno diurno del Ramadán o a ir sonando todas esas campanas allá en el Tíbet, o de coger un muerto en un bembé santero, palero o lo que sea. También soy incapaz de sumarme a una manifestación del Primero de Mayo o del Día Internacional de la Mujer (aun teniendo en cuenta que en día tan señalado alcancé la libertad real en el aeropuerto de Barajas). Ni loco, ni en lo más arrebatao del delirium tremens se me ocurrirá nunca irme a procesionar a La Meca y dar 500 vueltas al megalito ese que se ve en las fotos. Tampoco hacer cola para ver la momia de Lenin --¿todavía está ahí?
Prohibieron una “procesión” atea que había sido pedida por no sé quiénes para el Jueves Santo y que iba a recorrer las mismas calles de otras católicas. Yo tampoco iba a ir a ésa, pero qué pretendían: ¿crear en Madrid a la fuerza un escenario parecido al del Ulster? ¿Por qué, para qué? ¿No les basta con ETA? ¿Quieren otro Che, con su patético y cobarde epitafio “No me maten. Valgo más vivo que muerto.”? ¿Quieren otro grupo terrorista, also known as movimiento de liberación nacional, animal, troglodita, alienígena, vegetariano… lo que sea?
No sé si yo vivo en un mundo aparte, pero no me siento presionado ni por los católicos ni por los protestantes ni por los musulmanes, o los budistas, y ni siquiera por los comunistas ni los fascistas (religiones afines). Los únicos que me presionan ahora son los infelices que le hacen el trabajo sucio a Telefónica o a Iberdrola, que de todas formas quiere que me cambie de compañía de electricidad. Pero cuando sube una manifestación proletaria por la calle de Atocha, yo me voy por la de Santa Isabel, que hasta es más bonita.
Detesto la visceralidad.
© 2011 David Lago González
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Kaja Renkas
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VICENTE MOLINA FOIX 15/04/2011
http://www.elpais.com/articulo/opinion/maestros/impuros/elpepuopi/20110415elpepiopi_4/Tes
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Ningún otro país del mundo ha dado en el siglo XX tantos maestros como Francia. Maestros que no siempre impartían lecciones ni sentaban cátedra, pero cuya enseñanza marcó tendencias, ismos, movimientos de cambio y ruptura, dejando -al menos durante las seis décadas que van desde 1920 a 1980- una profunda huella en sucesivas generaciones, dentro y a veces con más vigor fuera de Francia. Esta es mi lista incompleta aunque objetiva: Bergson, Breton, Dumézil, Lucien Febvre y Fernand Braudel, Bachelard, Camus, Simone Weil, Bataille, Raymond Aron, Lévi-Strauss, Sartre, André Bazin, Malraux, Althusser, Deleuze, Lacan, Ricoeur, Barthes, Derrida, Julia Kristeva, Foucault, Baudrillard, a la que podrían añadirse, siempre de modo no-exhaustivo, escritores de creación que ejercieron un influjo en algunos casos aún vigente: Valéry, Artaud, Gide, Proust, Genet, Beauvoir, Ionesco, Robbe Grillet.
Dos alumnos, dos discípulos, dan su visión de Jean Genet y Michel Foucault
Ben Jelloun acaba su libro relatando los sueños filiales que tuvo con Genet tras su muerte
Han salido recientemente dos interesantes libros que, lejos de ocuparse en el estudio erudito o la biografía pormenorizada de dos de esos notables maîtres-à-penser de la cultura francesa, ofrecen el testimonio del alumno, del oyente, del amigo que aprendió a vivir en la intimidad de su respectiva figura magistral. El de Tahar Ben Jelloun, Jean Genet, menteur sublime (Jean Genet, mentiroso sublime, editado por Gallimard), coincide con la oleada de publicaciones que han celebrado en el 2010 el centenario del nacimiento, y el próximo abril señalarán el 25º aniversario de la muerte del autor de Las criadas. En 1974, cuando el marroquí tenía 30 años y empezaba su carrera de novelista, recibió una mañana del mes de mayo una llamada telefónica en la que Jean Genet, a quien nunca había visto antes pero sí leído con admiración, le proponía comer juntos. Ese almuerzo fue el inicio de una intermitente relación amistosa en la que el consagrado escritor francés, tomando desde muy pronto confianza con su joven colega, se manifestaba ante este sin miramientos, en toda la gama de sus caprichos y sus rudezas, su modestia y su desprendimiento material, sus trampas, sus maximalismos políticos, sus juicios sumarios sobre otros escritores, incluyendo en su displicencia a quienes, como Cocteau, Sartre o Juan Goytisolo, le habían ayudado estando en la cárcel, le exaltaron hasta la santificación o le admiraron y acompañaron.
A lo largo de 12 años, Ben Jelloun visita y escucha a Genet en los humildes hoteles de paso donde casi siempre vivió, colabora con él (a menudo como aliado en la defensa del pueblo palestino, objetivo real de aquella primera llamada de 1974), le lee con gran apego y aprecio pero sin reverencia, advirtiendo sus incongruencias y sus falacias. Polemiza con él en privado, aun condenando el linchamiento público que Genet sufrió por el artículo exculpatorio de la banda Baader-Meinhof publicado en Le Monde en 1977, y, como heterosexual, se escandaliza de saber a su amigo mayor tan anti-gay, tan ajeno a la suerte de los homosexuales perseguidos en Cuba, en la Unión Soviética, en Irán, como si la manera agreste y pasional en la que Genet practicó su homosexualidad desde la adolescencia fuera un modo de salvación individual que no toleraba a su lado capillas ni facciones. Defensor militante de los Panteras Negras y de los refugiados palestinos (a quienes no se priva de describir en una belleza física que le atrae tanto como su valor en la lucha), Genet se permitía sin embargo desacreditar la figura de Foucault o acusar absurdamente a Gide de haber viajado al norte de África solo con la intención de acostarse con los muchachos locales, "a los que pagaba mal". Ben Jelloun acaba su libro relatando los sueños filiales que tuvo con Genet tras su muerte; veía al escritor, al igual que a su propio padre también fallecido, como un hombre irónico y colérico, cuya última transparencia, la razón que su espíritu tornadizo nunca traicionó, fue la tragedia de los palestinos, motivo de la póstuma y gran obra maestra genetiana, Un cautivo amoroso.
Michel Foucault es el retratado de cerca por el novelista Mathieu Lindon en su fascinante Ce qu'aimer veut dire (Lo que amar quiere decir, P. O. L.). En el arranque, Lindon afirma haber tenido gracias al filósofo una vida mejor. Una vida mejor es el mejor don que un maestro le puede hacer a un discípulo, y en la intensa amistad que un grupo de incipientes escritores tuvo en los años setenta con Foucault se manifiesta el cauce peculiar de esas relaciones de aprendizaje por proximidad: el maestro irradia orgánicamente, sin didáctica, sus saberes, a la vez que se iguala en la complicidad, en la farra, en la escucha del cercano aprendiz. Cuando le conoció, Lindon, con la sinceridad frontal tan notable en el libro, reconoce que Foucault solo era para él "un hombre con un magnífico piso", en referencia al apartamento de la Rue de Vaugirard que aquel ocupaba junto a su amante Daniel, dejándolo abierto, con una generosidad inaudita, a sus nuevos amigos. "Yo tenía 23 años y él me educó", dice Lindon.
Pese a su alta posición académica y su vasta obra, a Foucault le envolvía entonces un aura maligna. En cierta ocasión, el joven Mathieu reencuentra a una muchacha con la que había tenido un pequeño affaire, y esta le confiesa que su novio actual, al saber de esos pasados amoríos, le reprochó haber estado con un tipo "marica, drogadicto y amigo de Michel Foucault". Cuando la frase llegó a sus oídos, el autor de Las palabras y las cosas dijo sentirse halagado de que alguien le considerase por sí solo un vicio tan establecido como la droga o la homosexualidad. A la inversa que Genet, Foucault revela en privado un espíritu humorístico, locuaz y confiado, proclive a la promiscuidad sexual y las largas noches con abundante presencia del LSD, el alcohol y las películas de los hermanos Marx, aún más dislocadas de lo normal vistas en vídeo bajo el efecto del ácido. Raramente se discutía el formidable corpus ensayístico que Foucault, con un empleo del tiempo envidiable, iba produciendo entre orgía y orgía.
En 1984, cuando Mathieu Lindon no ha cumplido los 30 y ha publicado (bajo seudónimo) su primer libro, muere a los 57 años Foucault, víctima del sida. La última parte de Ce qu'aimer veut dire es un original y bellísimo elogio fúnebre a los ausentes, que incluye al novelista Hervé Guibert, amigo íntimo y miembro también del grupo de la Rue Vaugirard, y a sus dos padres, el simbólico Foucault y el natural Jérôme Lindon, creador del sello literario Minuit, amigo y albacea de Samuel Beckett y uno de los grandes editores del siglo XX. Estableciendo una ocurrente comparación con la criada de Proust, Céleste Albaret, Mathieu se considera a sí mismo "el chico de la casa" de Foucault, tan entregado y servicial como Céleste, aunque más destrozón, y, al igual que ella, responsable de un libro que quiere rendir homenaje al señorito. "Haberle conocido era todo lo que me quedaba de Michel", escribe Lindon, satisfecho de leer lo que la prensa mundial publicó sobre su amigo íntimo: "Me ayuda que otros le conozcan, aun nacidos después de su muerte, y sin tener con él más intimidad que su lectura feliz (...) ellos no lo saben, pero son mis hermanos imaginarios".
Lindon asume como parte de su filiación foucaultiana la infidelidad amatoria del maestro, un asiduo de los bares de ambiente sadomasoquista, sobre todo cuando enseñaba en Norteamérica, donde su prominente cráneo calvo y su uniforme de cuero llamaban menos la atención que en París. Inclinado en su propia vida de pareja a mantenerse fiel, Lindon no puede borrar de su conciencia el legado impuro de su amigo Michel: "La posibilidad de crear relaciones inimaginables y acumularlas sin que la simultaneidad sea un problema".
Vicente Molina Foix es escritor.
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Los años pasan
y los Lugos de mi casa maduran ya:
uno ahora lleva borsalino
y el otro, sombrero de Panamá.
© 2011 David Lago González
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Osvaldo Lugo, pintor, y amigo.
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Chuck Palahniuk
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Ay, pero ya estoy hasta los cataplines de los días mundiales de noséqué y contranoséqué. ¿Qué locura boba, imbécil e infantiloide, casi zapateril, es ésta? And furthermore, lo rápido que la gente se apunta a toda esta basura, principalmente tuitera o feisbuquera. El “Día de los Enamorados” o “St. Valentine’s Day” ya no es solamente “de los enamorados”, sino también es el Día de la Amistad. ¿Qué tienen en común la amistad y el enamoramiento? And furthermore (again), a alguna persona que me ha felicitado yo le he contestado “¡pero si yo no estoy enamorado!”, y entonces se me ha enfadado y me ha dicho “bueno, siempre es mejor que te feliciten por algo a que no te feliciten.” Pues mira, depende. ¿Y de qué depende? Depende de si me llamo David Lago o Jarabe de Palo: no somos iguales. Ahora entro a Facebook (lamento verdaderamente el declive de MySpace, espacio de coincidencia verdaderamente interesante tanto en material humano como artístico, y claro, no me extraña nada que se haya impuesto esta otra red social, que es como una especie de cuartería global con mezcla de Gran Hermano y Operación Triunfo y guinda rematadora de Sálvame con todo su elenco de patéticos “profesionales” –algunos— pujando por mostrar la ordinariez más baja de todas) (sitio que fomenta propagandísticamente la libertad de expresión, pero como ofrezcas una opinión personal que se aparte de la mundanal masa –“el populacho”, que decía Oscar el muerto—, enseguida sale alguien que te llama la atención)…… bueno, que me voy pa Úbeda: decía que ahora había entrado a la telaraña social y leo (por arriba, como corresponde, porque allí todo está hecho para que sea “por arribita y corriendo”) un post de ese chico catalán de Reus (Punt de Vista) con lo de la actual denominación de lo que se celebra hoy, e inmediatamente lo traspasa a Cuba. Independientemente de esas celebraciones cotidianas, este chico parece atacado por una fiebre cubana que data de su visita a Las Islas Desafortunadas en el 2007, ¡en el 2007! A mí me parece muy bien su entusiasmo, pero no deja de sorprenderme su dinámico y ultrarrápido activismo cibernético al tanto de todas las campañas habidas y por haber. Y yo sé muy de sobra que la libertad internáutica cubana SOLAMENTE existe para la oficialidad, los oficiosos y la disidencia autorizada, pero si existe toda esa red global de blogueros del In-Cuba [que parece que todos profesan genéticamente el Proyecto Varela, que separa los derechos –pero no los deberes— a la cubanía según se está dentro o fuera –doy por hecho que son lo suficientemente honestos (fuertes carcajadas al fondo) como despojar de esos derechos según se vayan engrosando las filas del ghetto, exilio, diáspora o destierro o como coño quieran llamarlo para disfrazar y confundir todavía más al respetable]… ¡epa! ¡que me voy otra vez a Úbeda!: digo que la existencia del entramado bloguista-bloguero-bloguerista in-cubano contradice un poco bastante que verdaderamente y en realidad y seriamente y me consta que, ¡por todos los Santos! SÍ EXISTE Y FUNCIONA UNA FÉRREA CENSURA CIBERNÉTICA DENTRO DE CUBA, además de otras muchas cosas que funcionan y otras muchas que no funcionan.
He dicho.
DLG
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(“The Hand Of” by Antti Isosomppi)
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JOSÉ MARÍA IZQUIERDO 02/03/2011
http://www.elpais.com/articulo/opinion/hereda/miseria/inanidad/elpepuopi/20110302elpepiopi_12/Tes
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Trata José K. desesperadamente ante el insobornable espejo de su cuarto de aparentar 40 o, por lo menos, 30 años menos de los que en realidad, ay, padece. Se aprovisiona, pues, de modestísimas cazadora y camisa de cuadros de la sección textil de una muy bien surtida tienda de chinos, El Sol de Oriente, se llama, así como del pertinente pañuelo para el cuello, adquirido a bajo precio en chiringuito callejero a una madura hippy. Porque ahora, además de ser joven, se le exige a uno ser norteafricano para merecer un cierto respeto. Sorprendente esta eclosión luminosa de los jóvenes tunecinos, egipcios o libios, que dicen todos los cronistas y articulistas, porque en las fotos predominan, será un efecto óptico, los que ya han cumplido los 40 hace muchos años. Por no hablar de las mujeres. ¿Dónde estaban en el momento de las fotos? ¿Estropeamos un poco tanta felicidad como embarga a Occidente o nos callamos?
Llegan las revoluciones y aquí están los eximios dirigentes europeos sin saber qué hacer o decir
A la inanidad y levedad de Zapatero le corresponde como justa sucesión la de Rajoy
Así que con cuidado de no dañarse el bigote postizo que se ha puesto, y que junto con el acierto en el atuendo le ha obligado a jurarle al camarero que no es familiar norteafricano de José K., Mohamed, por ejemplo, sino el auténtico José K., nuestro hombre repasa su periódico de siempre. Se asombra repitiendo el orden de lectura que ha estrenado hace algunas semanas: primero, la primera; segundo, la columna de última, qué gozo de pensamiento y escritura, y tercero, las páginas editoriales en su compacta oferta. Manías de jubilados que cuando las descubre el susodicho intranquilizan por su rigidez ¿mortuoria? Ha huido José K., deliberadamente, de aquel repugnante 23-F del que se niega a hacer bromas -¿qué hubo de risa en aquel monumento a la barbarie fascista?- o de asistir impávido al pornográfico espectáculo que comparten olvidadizos reaccionarios y esperpénticos conspiranoicos. Unos y otros, dice con la vena ya hinchada, pueden hozar cuanto quieran en el fimo de la pocilga, que a mí me basta con recordar quiénes eran entonces los golpistas y quiénes son hoy, disfrazados de boutique o camuflados de tertulianos, los truchimanes herederos de aquella coluvie.
Así que de los sugerentes títulos de la primera de su periódico vuela José K. a las múltiples plazas de Tahrir de El Cairo, de Túnez, de Argel, de Saná, de Trípoli e incluso de Fez o Rabat. Ya está todo dicho, claro, y a nuestro veterano observador solo le queda, como siempre, interrogarse sobre los hechos que no comprende -ya casi nunca entiende nada- y luchar con fuerza y denuedo, que aún le quedan energías para ello, para salir del estado de estupefacción en el que, cual doloroso veneno que le paraliza el cuerpo, pero no la mente, le sumergen de hoz y coz los extraordinarios acontecimientos que le pasan por encima cual implacable apisonadora. Llegan las revoluciones casi a tiro de piedra de Tarifa, del peñón de Ifach o de la Illa de l'Aire, por no hablar de Marsala o Siracusa, y aquí están los eximios dirigentes europeos -¿han observado la fina ironía?- sin saber qué hacer ni qué decir, atrapados como están en aquella tela de araña que se tejieron ellos solos cuando eligieron para presidirles a los políticos más gandallas que encontraron en la guía de páginas amarillas.
No solo eso, no, que durante décadas les rieron las gracias a aquellos sátrapas, tan simpáticos entonces y tan horrísonos hoy. Gustaba aquel petróleo -qué rico- y lucía bellísimo aquel jaezado equino, que tan bien galopaba y cortaba el viento caminito de Jerez. Pero no ha sido única la manifiesta incompetencia de nuestros, qué risa, líderes europeos, que tampoco el gran Obama y los suyos han estado demasiado brillantes. Porque ¿qué se hizo de los servicios de información occidentales? ¿Para qué mantenemos el CNI? ¿Y para qué la DGSE francesa? ¿Acaso desde que falta George Smiley el MI6 vive aún en la oscuridad de los topos que ya no descubre aquel? ¿Y la CIA? Dios mío, la CIA, que todo lo sabe y que nos hace quedarnos en bragas o gayumbos en los aeropuertos y que le montan una revuelta en 10 países, uno detrás de otro, sin siquiera oler el hálito del malestar. ¿Y decimos algo del Mossad, allí, a la vuelta de la esquina de su casa, como quien dice? ¿Es posible que pasen estas cosas con tantos miles de agentes de seguridad, comiéndose a gigantescos bocados los presupuestos de sus Estados sin que nada acertaran a prever, excepto cuando ya asomaban por el horizonte los brazos levantados de los ciudadanos hartos de sus déspotas y se oían en la lejanía los gritos que pedían un mínimo de libertad y justicia? Si no vigilaban aquellos países, cuando de allí manaba el petróleo y el gas vitales para la subsistencia de Occidente, ¿dónde tenían los ojos, las antenas, los carísimos satélites, los infalibles espías? ¿Dónde tenían las orejas? ¿Oían calles o solo salones? ¿Casas o palacios?
Y ahora ¿qué se hace? Sobre todo, piensa José K., ¿qué van a hacer ellos? ¿Cómo organizar elecciones sin Gobiernos, cómo organizar Gobiernos sin elecciones? ¿Cómo hacer Constituciones sin Parlamentos si no hay partidos y no ha habido elecciones? ¿Traerán la democracia los militares, dice un ceñudo José K., al que nombrar sables o alfanjes salvadores le causa un sarpullido feroz? ¿Los Hermanos Musulmanes o los entramados de ayuda religiosa islamista, véase Hamás, tienen la solución? ¿Hay posible ayuda de sus vecinos de la Liga Árabe, donde encontrar un régimen en pasable estado de revista es tarea que solo conduce a la melancolía? ¿Quizá de Europa y Estados Unidos? ¿Qué se hereda de la miseria, la desventura y la penuria? ¿Qué del desierto intelectual y la indigencia política?
Le pasa últimamente a José K. que unas cosas le llevan a otras, pero no de la ordenada manera de las orugas procesionarias, no. Se le atropellan más bien como furiosas estampidas de salvajes animales de la estepa africana, tal que búfalos o elefantes. Y ahora, al hilo del qué pasará en los próximos meses, el magín le ha traído de vuelta al café y allí están, frente a sus ojos, reunidos en un convulso ramillete, Rodríguez Zapatero, Pérez Rubalcaba, Bono, Chacón y otros nombres socialistas de similar prestancia. Gran salto, sí, pero al que la aturullada mente de nuestro hombre ya está acostumbrada. Y ve cómo un día el máximo jefe abrió el melón de la sucesión, anunció que no se va a decir nada, pero dejó abierta la jaula de cotorras que le rodea, acompaña y agasaja. Que si hay tanto ruido es porque no se ha cortado la lengua al primer parlanchín o parlanchina, que ante el brillo de la sangre todos hubieran callado.
José K. piensa a veces que a la inanidad y levedad de José Luis Rodríguez Zapatero lo único que le corresponde como justa sucesión es la inanidad y levedad de Mariano Rajoy. Ni cuenta nos íbamos a dar, si no fuera por la corte de forajidos e indeseables que esperan pista y que con tanto ardor nos anuncia la banda de los furiosos cornetas del Apocalipsis.
Y el caso, fíjense, se dice José K. en un rasgo de humor desesperado, aquel perfil que ofreció el aspirante Zapatero no estaba mal para afrontar este siglo XXI que nos achicharra a cambios y convulsiones. Pero algo salió mal. Georg Christoph Lichtenberg, científico y escritor, nombre clave de la ilustración alemana, soportaba una tremenda joroba. Y esto dejó escrito: "Si el cielo quisiera considerar necesario y útil volver a editarme a mí y a mi vida, querría yo notificarle algunas observaciones no superfluas para la nueva edición que afectan principalmente al dibujo del retrato y al proyecto de la totalidad".
Eso, algún ligero cambio en el dibujo del retrato y al proyecto de la totalidad, reafirma José K. quitándose el bigote postizo.
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King Of The Black Isles ~ Maxfield Parrish
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Como decía anteriormente en un brief-post antes de irme a comer, El País de hoy (domingo, 27 de febrero de 2011) viene cargado. (Parece) Bastante completo en cuanto a información y a análisis de la situación del mundo árabe que, para nada, se circunscribe solamente a esas comunidades sino que afectan y de alguna manera tendrán (o deberían) que variar la forma de actuar de Occidente, no sólo frente a Oriente sino, sobre todo, ante sí mismo, tanto en lo externo como de forma mucho más importante y profunda, en lo interno. Si los árabes están dando estos pasos verdaderamente sísmicos para bien de ellos, la experiencia se constituye por sí misma en una llamada de atención a los occidentales que, de ninguna manera, debería caer en saco rato. Como simple observador a ras de suelo, mi escepticismo abarca a los dos bandos. Por una parte, los militares no han abandonado en lo absoluto su papel hegemónico; potencialmente, puede derivar en la repetición renovada de lo ya conocido, o puede complicarse de manera infinitamente proporcional a la locura si se conjuga con el tema “religión”. Que sigan pasando los días sin que se limpie de forma más contundente la basura heredada y se “civilice” lo militarizado, representa uno de los mayores peligros para que la posibilidad de que el fundamentalismo religioso musulmán o islamista –perdón si por mi parte no hay una precisión exacta al respecto— aproveche el vacío de poder.
Por otra parte, es evidente de que el mundo en general vuelve a dar un giro radical y las circunstancias reales imponen otro comportamiento en concordancia. En mi humilde opinión, considero que éste es un momento aún mucho más crucial que cuando se vino abajo el sistema comunista y el capitalismo (el capitalismo malo) se adueñó del vacío de poder para dar entrada a un liberalismo feroz. Ese error de cálculo, ese punto de la avaricia, continuando la marcha galopante de una euforia vana, han catapultado la crisis económica hasta presiones insoportables por parte de los cimientos de paja de estas “torres gemelas” que hincaban todopoderosas el cielo y se vinieron abajo en escasa media hora. Pieza de esos cimientos es el ser humano que habita esos ricos territorios que contienen la marcha del mundo en el subsuelo de palacios de encanto e inconcebibles escenarios de miseria. Otro elemento somos, en la versátil ribera occidental primer-mundista, las clases pobres y medias pero considerablemente más ricas en comparación con las de esas sociedades. Acepto indiscutiblemente que un grupo de personas debe ocuparse de que todo eso se coordine y marche en función de que las diferentes y numerosas partes interactúen aceptablemente y con la más ínfima y lejana perspectiva de roce, enfrentamientos e injusticias posibles. Acepto, por supuesto, que halla ricos y pobres. Mas no se puede volver a la esclavitud ni al medioevo para unos sí y para otros no. Quizás, sólo estoy hablando tonterías y, como apuntaba un verso de Alexander Blok, “el Universo es un lugar perdido”.
© 2011 David Lago González
MOISÉS NAÍM 27/02/2011
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La de Túnez fue la Revolución de Wikileaks y la de Egipto fue la Revolución Facebook. Gracias a Wikileaks, los tunecinos conocieron el cable donde el embajador estadounidense revelaba la extraordinaria corrupción del dictador y su familia. En Egipto, fueron los jóvenes hartos de Hosni Mubarak y su régimen quienes se encontraron y organizaron a través de Internet. Facebook y Twitter hicieron posible que, por fin, el pueblo se lanzara a las calles. El resto es historia.
Quitar los privilegios al Ejército egipcio exigirá mucho más que el uso de las redes sociales
Pues no. Esta no fue ni es la historia. Esta incompleta visión de lo que allí sucedió no ayuda a entender la marea árabe y su posible evolución de aquí en adelante.
No hay duda de que las redes sociales, en especial Facebook y los mensajes a través de Twitter, o las filtraciones de Wikileaks, tienen algo que ver con los alzamientos populares en el mundo árabe. Algo. Pero explicar lo que sucedió en Túnez, Egipto o Libia primordialmente en términos del impacto que allí han tenido las nuevas tecnologías de información es una exageración.
Esta perspectiva no nos explica, por ejemplo, por qué Libia, un país con una bajísima penetración de Internet (cerca de 350.000 usuarios en una población de más de seis millones) o en Yemen, con índices aún más bajos, han sido de los países más sacudidos por las revueltas populares. Una de las sorpresas de las protestas callejeras en Egipto ha sido su diversidad social, religiosa, generacional y regional. Y aunque en Egipto hay proporcionalmente más usuarios de Internet que en el resto de la región, cabe suponer que un porcentaje importante de quienes participaron en las revueltas no tiene una cuenta en Facebook ni tuitea; muy probablemente ni siquiera usa regularmente Internet.
Claro que, una vez que surge un grupo de líderes coordinados por Internet y que logra movilizar a un número mayor de seguidores, muchos otros que comparten sus exigencias y deseos de cambio se les unen, habiéndose enterado a través de canales distintos a Internet. Aquí, la frase más importante es "que comparten sus exigencias y deseos de cambio". Es esta frustración generalizada, producto de décadas de malas políticas económicas, combinadas con vasta corrupción, creciente desigualdad y una amplia desesperanza, lo que crea la motivación para tomar las plazas. Y ver por televisión que en otros países esto da resultados y que el pueblo en la calle logra derrocar a un dictador que hasta hace poco era intocable también es una potente fuerza movilizadora. Y en esto los canales de noticias en árabe que llegan vía satélite han sido una fuerza mucho más poderosa que Internet.
Pero, quizás, lo más relevante es que la fascinación con el papel de las nuevas tecnologías en los cambios políticos en el mundo árabe ha opacado la importancia que en todo esto ha tenido una vieja tecnología: los fusiles. El papel de las Fuerzas Armadas en lo que sucedió en Túnez o Egipto ha sido tanto o más determinante que Facebook. En estos países, los militares les quitaron el apoyo a los dictadores, y a estos no les quedo más opción que irse. Si bien inicialmente fueron los grupos en Facebook quienes convocaron a los egipcios a la plaza de Tahrir, fue el Ejército el que hizo posible que la plaza se transformara en el lugar donde las familias podían ir sin miedo a manifestar su repudio al régimen. Afortunadamente, los militares egipcios no tuvieron la propensión genocida de algunos de sus colegas libios. En Libia, las Fuerzas Armadas se han fragmentado y algunas unidades y los mercenarios de Gadafi han estado dispuestos a liquidar a sus opositores. Otros uniformados están luchando al lado del pueblo. Si los militares no se hubiesen dividido y todos hubiesen acatado las órdenes de Gadafi de "matar como ratas" a quienes protestan en las calles, el futuro del régimen libio no estaría en duda.
Como ya he escrito en otras columnas, al final los que definen cuándo y cómo muere una dictadura son los militares. ¿Y qué tiene que ver Internet con todo esto? Mucho menos de lo que estamos leyendo y oyendo en las noticias de estos días.
Reconocer esta realidad ayuda a vislumbrar mejor el futuro político de los países sacudidos por estas revueltas populares. En Egipto, por ejemplo, a menos que la presión popular continúe, obligando a las Fuerzas Armadas a aceptar reformas más profundas, la revolución solo habrá servido para reemplazar una pequeña élite corrupta por otra. Los militares egipcios son un importante factor económico y obtienen enormes beneficios de las malas políticas que tienen a miles de jóvenes egipcios sin empleo y sin futuro. Y quitar los privilegios al estamento castrense seguramente exigirá mucho más que montar una página en Facebook o denunciarlos en Twitter. mnaim@elpais.es
JAVIER VALENZUELA 27/02/2011
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Este Nerón greñudo, de rostro acartonado y estrafalaria vestimenta que vocifera mientras acribilla a su pueblo quiso ser Saladino en su juventud. Lo fue, de hecho, por un tiempo en los más salvajes y húmedos sueños de algunos. Lo sé, resulta difícil de aceptar para los que no vivieron los años setenta y ochenta del pasado siglo, para los que tan solo lo han seguido en los últimos tres o cuatro lustros. Pero, créanme, Gadafi fue guapo en su juventud y no iba de tirano, sino de revolucionario. ¿Como Fidel Castro? Algo así.
"Vestía uniformes de jefe de pista de circo austrohúngaro y andaba protegido por una guardia de amazonas vírgenes..."
Beduino, hijo de un pastor de camellos, Gadafi fue uno de los jóvenes oficiales -tenía 27 años- que en 1969 derrocaron al reyezuelo Idris Senussi, para el que, tras la II Guerra Mundial, las potencias anglosajonas habían creado un país llamado Libia en un territorio que había sido colonia de Italia y, antes, tres provincias del imperio otomano. Como tantos árabes de la época, Gadafi estaba fascinado por el panarabismo del egipcio Nasser, quien, desde Radio El Cairo, predicaba la unidad sustancial de los pueblos que van del Atlántico al golfo Pérsico. Una unidad que proponía cimentar no solo en la lengua, la cultura y la historia comunes, sino en un modelo laicista, socializante y antiimperialista.
En 1969, Nasser ya era un caudillo avergonzado por su derrota militar frente a Israel dos años antes y que se moría a chorros de tristeza. Cuentan que cuando conoció en persona al nuevo caudillo libio, Nasser dijo que le había parecido "escandalosamente puro e inocente".
El rais egipcio falleció en 1970, los árabes fueron vencidos de nuevo por Israel en 1973 y Egipto terminó firmando la paz con el Estado judío. Ahí llegó el gran momento del militar beduino. En los setenta y ochenta, la Libia de Gadafi, siguiendo la senda de Nasser, firmó, sin materializar jamás, uniones con otros países árabes, incluido, pásmense, Marruecos. Se convirtió en portaestandarte de la idea de la aniquilación de Israel. Encabezó el embargo de petróleo a Occidente. Compró armas soviéticas. Acogió o financió a cualquier grupo guerrillero o terrorista que le presentara supuestas credenciales de izquierda: el palestino Abu Nidal, el venezolano Carlos, los irlandeses del IRA, el Frente Moro filipino, el Ejército Rojo japonés, la banda alemana Baader-Meinhof... Entretanto, los servicios secretos libios asesinaban por todo el mundo a cualquier opositor.
Gadafi se veía como un revolucionario con una visión cósmica. Se inventó el concepto de yamahiriya o república asamblearia de las masas. Y, cual Mao árabe, editó su Libro Verde, un revuelto indigerible de socialismo, panarabismo, populismo e islam, como base de una "tercera teoría mundial" alternativa al capitalismo y al comunismo. Todo pagado con el muchísimo dinero de los pozos de petróleo libios.
En 1986, por órdenes de Reagan, aviones estadounidenses bombardearon Libia con la intención de liquidar a Gadafi. No lo consiguieron, pero sí mataron a una hija adoptiva suya. En búsqueda de venganza, sus servicios secretos estuvieron detrás de los atentados contra un avión de Pan Am en Lockerbie, en 1988, y un avión francés de UTA sobre Níger, en 1989.
Vi a Gadafi a finales de los ochenta en Marraquech, Argel y Trípoli. Se tomaba por un nuevo Saladino capaz de reconquistar por las armas Palestina y alzar su estandarte en Jerusalén. Ya era un anacronismo incluso para la mayoría de los demás dirigentes árabes, incluido Arafat, que iban aceptando la imposibilidad de una victoria militar sobre un Israel protegido por Estados Unidos y el carácter inevitable del Estado judío. Gadafi cultivaba su estilo: llegaba tarde o no llegaba a las reuniones; levantaba el puño cada dos por tres; calzaba botas con tacones altísimos; vestía trajes seudobeduinos diseñados en Italia o uniformes de jefe de pista de circo austrohúngaro; transportaba camellas en su avión para beber su leche; andaba protegido por una guardia personal de amazonas vírgenes... Era un niño caprichoso, de reacciones imprevisibles. Una vez, se cubrió la mano derecha con un guante blanco para estrechar la de Hassan II sin que su carne tocara la de aquel monarca que había saludado a dirigentes israelíes.
El 2 de marzo de 1988, Gadafi habló ante una asamblea en Ras Lanuf: "Una pesadilla me acecha día y noche: no soy carcelero, me da pena que haya detenidos". El día siguiente, se subió a un bulldozer y embistió contra los muros del centro penitenciario de Trípoli. Por los agujeros así abiertos salieron decenas de estupefactos prisioneros. Muchos pensaron que solo hacía eso para seguir apareciendo en las televisiones occidentales.
Estuve en Trípoli en septiembre de 1989, en el vigésimo aniversario del derrocamiento del rey Idris. Ni tan siquiera en el Irak de Sadam me había sentido menos libre. Me "albergaron" en un viejo buque varado en los muelles y de donde solo podía salir escoltado para asistir a los actos de masas protagonizados por Gadafi: desfiles de hasta seis horas en los que sus amazonas ululaban al paso de las delegaciones y cuyo único interés eran los modelitos que lucía el caudillo. Solo puedo compartir lo escrito esta semana por el marroquí Tahar Ben Jelloun a propósito de una experiencia semejante en Trípoli: "Uno siente que ha llegado a un país imaginado por George Orwell y Franz Kafka juntos. Todo es fingido, absurdo y extraño".
En los noventa, decepcionado por sus "hermanos", Gadafi declaró que ya no se sentía árabe, sino africano. En 1999 celebró en Trípoli una cumbre extraordinaria de la Organización para la Unidad Africana (OUA), cuya principal novedad fue la presentación de un coche deportivo parecido al usado por Batman y fabricado en Libia, del que se afirmaba que no solo era el más rápido, sino también el más seguro del mundo. El propio Gadafi había dedicado muchas horas a colaborar en el diseño del llamado Cohete Libio.
El resto ya es más conocido: las sanciones económicas terminaron forzándole a entregar a agentes libios implicados en los atentados y a pagar indemnizaciones millonarias. A partir del 11-S comenzó su "rehabilitación" internacional. Se hizo socio en la "guerra contra el terror" de Bush, se abrazó con Blair, le regaló un caballo a Aznar, se hizo amigo de Berlusconi, plantó su jaima en Roma, Madrid y París, contrató a azafatas italianas para darles un curso sobre el Corán, denunció que enfermeras búlgaras al servicio del Mosad infectaban con el sida a los libios... Entretanto, bajo el manto del ominoso silencio impuesto por su régimen, crecía el descontento de una juventud libia que vivía en la estrechez económica y no podía ni respirar libremente. Esta semana, ante el estallido de la revolución popular, el narcisismo brutal y grotesco de Gadafi reveló su último personaje: Nerón.
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A Perfect World, by JD Kissinger
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El País viene cargado hoy –reflejo de lo cargado que está el país, y todo el mundo también— pero yo me voy a comer a una taberna de Lavapiés donde guisan muy bien y hasta los domingos tienen menú a 8 euros. Prometo volver después, si antes no me mata algún Gaddafi perdido por mi barrio multicultural --¡ay, que neo-progre me quedó...!
DLG
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© Eric Lacombe
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Hace días leí esta noticia en El País y, aunque no me recorro todos los blogs, estoy lamentablemente seguro de que ha pasado inadvertida del principio al fin. Con mucha tristeza --y también con sobrante indignación –puedo comprender que al Mundo le importe un comino la equiparación de la barbarie comunista a la barbarie nazi. Claro, hombre, qué se creen esos paísuchos de la antigua Europa soviética, qué se creen los millones de muertos en la helada Siberia, qué se creen los georgianos a los que Stalin mató de hambre; y ya no hablemos de los sub-humanos exterminados por Pol Pot, o los que se tragó la Revolución Cultural China antes y después de la implacable y silenciosa represión maoísta y su continuación…
Tampoco en los blogs “off Cuba” he encontrado referencia alguna a esta negativa indignante, ni siquiera por la cuenta que les trae a los neo patriotas y aguerridos luchadores por el “¿de qué coño de cambio están hablando?” al pedir encarecidamente que Europa no distienda la firmeza contra la dictadura cubana y la vieja y omnipresente ideología que siempre la ha acompañada, ahora trasmutada cada vez más en despreciable nacionalismo, sin darse cuenta que este ni siquiera “pasar del tema” es mucho más profundo que el motivo deliberado que puede existir detrás de esa frase tan comúnmente utilizada por los nativos estatalmente españoles, pues es una consecuencia más de la Revolución, una finísima aguja de acupuntura ideológica que les llega al punto neurálgico y anula la zona del cerebro dedicada al análisis. Otra tara pequeño-comunista. Ni gota de solidaridad, ni pizca de identificación. A nosotros el comunismo nos cayó de Marte: rápido olvidaron que la fuente y la sucesión de fuentes cada vez más paupérrimas y terribles son y han sido las mismas. Per Dieu! Nuestro ombligo es la depresión corporal, metafísica, filosófica y existencial más importante que existe en el universo. En ese pequeño foso sonaron los acordes del Big Bang, y la imantación fue tal que el más iluminado de los iluminados (y para más, argentino –otros que se creen que Europa existe para que ellos se puedan sentir los europeos del cono sur--) reposa supuestamente en ese triángulo bermudero. Qué pena, qué gran pena, cuando recuerdo que de niños acostumbrábamos gustosamente a sacarnos “tabaquitos” de los ombligos, y nada más. Pero no, cuando nos conviene, queremos que Europa nos defienda y recuerde nuestro pasado común en el que todavía nosotros estamos sumidos. Ya a alguien y a muchos no les conviene recordar ciertas cosas, sino insistir en que somos diferentes. Cuba es diferente. El comunismo cubano es diferente. He oído muchas voces diciendo que lo que ha habido y sigue habiendo en Cuba no es comunismo, sino fidelismo y otras innumerables denominaciones; y yo me pregunto ¿al negar ese hecho están legitimando pues la ideología y el totalitarismo comunista? ¿Verdaderamente sabe el pueblo en el que nací la trascendencia de sus vanas palabras? ¿Hay deliberación oportunista o es sólo que los perros de Pavlov y hasta el otro día mayimbes con mayor o menor poder sobre otros mortales, repiten una y otra vez y responden una y otra vez a los mismos reflejos? Pobrecitos, cómo los han jodido, y de qué manera tan siniestra nos han jodido a todos. Ésa es una de las muchas razones por las que ya me resulta tan penoso y difícil escribir y analizar sobre Cuba y sus compañeros, ahora llamados “hermanos”.
© 2010 David Lago González
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RICARDO MARTÍNEZ DE RITUERTO - Bruselas - 24/12/2010
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La Comisión Europea ha rechazado una petición de seis países de la Europa Central y Oriental de sancionar la negación de los crímenes cometidos por el comunismo del mismo modo que en algunos países europeos es delito negar el Holocausto. El Ejecutivo comunitario reconoce que "mantener viva la memoria de los horrores del pasado" es un deber colectivo, pero remite la papeleta a los Gobiernos de la Unión, que deberían ser quienes por unanimidad decidan incluir aquellas atrocidades en la lista de los sancionables a escala comunitaria. La imposibilidad de alcanzar semejante consenso deja las cosas como están: cada país puede adoptar para sí mismo la legislación que considere.
Sede:
Bruselas (Bélgica)
Directivo:
José Manuel Durao Barroso (Presidente)
Búlgaros, húngaros, letones, lituanos, checos y rumanos firman la petición
La UE recomienda "mantener viva la memoria de los horrores"
Los ministros de Exteriores de Bulgaria, Hungría, Letonia, Lituania, República Checa y Rumanía enviaron recientemente una carta a Viviane Reding, vicepresidenta de la Comisión y comisaria de Justicia y Derechos Fundamentales, en la que reclamaban una iniciativa legislativa para castigar la "aprobación pública, minusvaloración o negación de los crímenes totalitarios".
La carta fue promovida por el jefe de la diplomacia lituana, Audronius Azubalis, quien, como muchos políticos de países antaño sometidos al dominio de la Unión Soviética, se lamenta de que los europeos estén perfectamente al tanto de las atrocidades cometidas por los nazis (Alemania, Austria, Francia y Hungría incluso han criminalizado la negación del Holocausto) e ignoren las perpetradas por los comunistas. La negación o condonación de tales delitos "debe ser sometida a los mismos estándares [que se aplican a los crímenes nazis] para evitar el resurgimiento de la ideología totalitaria", dicen los signatarios.
Karel Schwarzenberg, ministro checo perteneciente a una familia aristocrática acosada por el comunismo, mantiene que los crímenes de los totalitarismos son perfectamente equiparables, que Hitler y Stalin fueron asesinos de masas y que quienes colaboraron con ellos fueron cómplices.
La carta era la última manifestación de un activismo de base que se encarnó en abril del año pasado en una resolución del Parlamento Europeo, jurídicamente no vinculante, en la que se dice que "Europa no estará unida hasta que sea capaz de establecer una visión común sobre su historia, reconozca el nazismo y el estalinismo y los regímenes fascistas y comunistas como un legado común". Condenaban, además, sus euroseñorías "todos los crímenes contra la humanidad (...) perpetrados por todos los regímenes totalitarios y autoritarios" y pedían que el 23 de agosto se convirtiera en "Día Europeo conmemorativo de las víctimas de todos los regímenes totalitarios y autoritarios".
Los propios Gobiernos de la Unión dieron a finales de 2008 dos años de plazo a la Comisión para que evaluara si hacía falta un instrumento jurídico específico para abordar la cuestión. Bruselas encargó entonces un estudio sobre cómo se trata en los Veintisiete la memoria de los crímenes cometidos por los regímenes totalitarios en Europa y ese trabajo de casi 500 páginas, dirigido por el politólogo español Carlos Closa, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha servido ahora de base al informe de la Comisión que frustra las expectativas de los seis ministros.
Closa y sus colaboradores establecen con lujo de detalles que los distintos países emplean un amplio abanico de métodos e instrumentos para tratar con la memoria de los totalitarismos; que cada Estado ha adoptado su propia combinación de legislación y políticas para abordar la cuestión, y que el negacionismo sobre uno u otro extremo suscita diferente respuestas: once países no tienen legislación sobre el particular y solo dos (República Checa y Polonia) consideran delito negar los crímenes del comunismo.
Recuerda la Comisión que el artículo 83 del Tratado de Lisboa fija claramente las infracciones penales y sanciones en ámbitos delictivos que pueden ser objeto de directivas (terrorismo, trata de seres humanos, explotación sexual de mujeres y niños, tráfico de armas y drogas, blanqueo de capitales, corrupción, falsificación de moneda, delincuencia informática y organizada) y hace notar que "la condonación, negación o flagrante trivialización públicas del genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra infligidos a grupos de personas identificados por su raza, color, religión, ascendencia u origen nacional o étnico no entra en esas áreas".
El Ejecutivo comunitario pasa la pelota a los Gobiernos de los Veintisiete: "La relación de áreas [sobre la que se puede preparar una directiva] puede ser ampliada por unanimidad por el Consejo, previo consentimiento del Parlamento Europeo en función de la evolución de los delitos". Y cierra el caso: "En estos momento las condiciones no se cumplen" para adoptar una iniciativa que satisfaga a los seis ministros.
Expuesta la argumentación jurídica, la Comisión concluye que "mantener viva la memoria de los horrores del pasado es nuestro deber colectivo como señal de tributo y respeto a todas las víctimas que han sufrido y perecido y como un modo de asegurarse de que no volverá a ocurrir".
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Tara Dougas - Living Inside A Bear
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WikiLeaks no genera un nuevo periodismo. No crea un estilo ni una revolución. LO ÚNICO QUE WikiLeaks SÍ PONE DE MANIFIESTO ES LA DEGRADACIÓN UNIVERSAL DE UN SENTIDO ÉTICO profesional, personal, humano.
Si yo --pobre mortal que para su desgracia aún piensa por sí mismo --pongo en conocimiento del mundo virtual el contenido de las conversaciones personales que he tenido a lo largo de mi vida o, digamos, las relacionadas con opiniones políticas tanto generales como específicas en el terreno “cubano” y que incluyen apreciaciones, comentarios, puntos de vista y segundos intereses de personajes del “exilio” o el “estado” cubano, yo seguramente sería reprobado y se me tacharía, cuando menos, de indigno y mezquino. Si hoy apesto tanto para lo oficial como para lo oficioso, en fin, cualquier tipo de poder, por mínimo que éste sea, y algunas personas se han rehilado sobre sí mismas en desafortunados ágapes (“actividades” se les llamaba en los CDR) coincidentes para no ver la carne cada vez más patética de mi cuerpo sino un simple vaho, una corriente de aire, un frío que pasa por el lado como un fantasma, qué harían si yo contara lo que fulano me ha dicho de zutano y así, hasta un viceversa infinito. Toda una cantera de piedras contra María Magdalena; toda una granja de aves ponedoras cumpliendo su más grande meta contra este “pesao” intrigante, maledicente (¿o mal disidente?) y, además, maricón.
Pero si aparece un hacker brillante, de maneras un tanto ambiguas, y sustentado por algún poderoso emporio misterioso que le hace existir y para el cual ofrece su figura de hombre de paja, revelando a diestra y a siniestra secretos diplomáticos casi de alcoba provenientes de los Estados Unidos de Norteamérica (y sólo desde esa fuente) que abarcan a todo el mundo, entonces este señor se convierte en un luchador por la libertad de expresión y en un revolucionario antisistema, y se producen manifestaciones a su favor porque todo el mundo se siente estafado y quiere saber más y más, pero es que esa verdad (de comentarios subterráneos) sólo parte de un lado, lo cual automáticamente torna los odios y las miradas contra el tenebroso imperialismo yanqui, y tan pronto se le acusa de hipócrita como realista, desafortunado o certero, mentiroso o malintencionado, asqueroso o brillante. Pero, sin ninguna duda, de la misma forma que este hecho demuestra, repito, el grado de ruindad ética a la que ha llegado el mundo, también fomenta un sentimiento antinorteamericano y magnifica las más bajas pasiones nacionalistas. Gobiernos, grupos, organizaciones y personas aludidas sólo admiten que las filtraciones que pasa WikiLeaks son verdaderas cuando atañen a otros que no sean ellos.
¡Cuán básico es todo! Dan pena.
© 2010 David Lago González
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