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martes, 12 de julio de 2011

Los muertos, los vivos y los demasiado vivos del Mariel (& beyond)

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Mucha gente murió durante el éxodo masivo del Mariel (abril-mayo 1980) y sus preliminares. Recuerdo que un vecino llamó a su familia y les dijo: “Salgan como puedan porque yo no vuelvo más con ningún barco. Me llenaron la embarcación de locos y en alta mar aquellos locos se volvieron aún más locos y se tiraban al agua, no sé si para salvarse o para matarse. Y los demás nos volvíamos locos entonces tratando de rescatarlos.” Cosas como ésta sucedieron muchas veces y apenas se han contado. La mal llamada “Generación Mariel” prefiere referirse a los triunfos y a los ganadores, porque también eso forma parte de la tónica general del país de acogida: valen los triunfadores; los perdedores, en el mejor de los casos, al olvido o, a lo que es peor, a IGNORAR que una vez existieron. No hay acción más malévola ni más malintencionada que la de “ignorar” al otro, como si no existiera.

Mi amigo Rolando D. H. Morelli, que, a su llegada a uno de los campamentos, se prestó voluntario para asistir a recién llegados con problemas, guarda historias espeluznantes.

Solo sé que visto lo visto –y lo que voy a decir seguramente será tildado de “barbaridad” y seré enviado a la hoguera con tanta buena gente—, tal vez bastantes de los que llegaron a Key West o a donde fuera en territorio americano, deberían haberse quedado en el mar acompañando a los tiburones o en la propia Cuba haciendo frente a los tiburones humanos, comunistas o no, y al rechazo y al abandono de la familia y de viejas sólidas amistades.

Son indignos de haber tenido tal posibilidad de rehacer sus vidas para, en el caso de muchos “intelectuales” y “para-intelectuales”, servir ahora de puente de plata a los mismos que les despreciaron y les siguen despreciando y que por exigencias del maquiavélico guión, hoy se desnudan juntos y se lanzan todos a la misma piscina.

Si tuvieran vergüenza, no deberían dormir tranquilos.

© 2011 David Lago González

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domingo, 10 de julio de 2011

ROLANDO D. H. MORELLI - “Escribir borrando”, o viceversa

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Another tea party

Another tea party

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Escribir borrando, o viceversa.

(O del viejo artificio de dorar la píldora

e intentar hacérnosla tragar con té de camomila).

 

Por enésima vez en Cuba se habla de cambios. Debe tratarse de la más traída y llevada de las falsas promesas de un sistema que ha vivido a base de engaños y excusas en cualquier caso inexcusables, argumentos manidos y medias verdades cuando alcanza a no decir una mentira entera. También la administración Obama vuelve a las andadas características de las administraciones demócratas estadounidenses, propiciando un puente de una sola dirección, abierta “al entendimiento” entre “las dos orillas”. Entiéndase, el régimen cubano y el régimen cubano de este lado, o en su defecto quienes representan sus intereses o sienten nostalgia de haber quedado fuera del juego y aspiran a reciclarse. ¿Por qué será que quienes menos entienden de nada —particularmente de la naturaleza y artificios de un sistema que gracias a ellos perdura más de medio siglo ya— siempre insisten en “entendimientos” de toda clase, o peor aún, en que “entendamos” o nos entendamos por el simple procedimiento del buenismo complaciente y la práctica del credo cuáquero más ortodoxo. Es decir, declarar la paz a quienes estén determinados a imponernos la guerra, o en cualquier caso sus convicciones y sus juicios. Se trata de una mala película que vimos una vez y vuelve a exhibirse de tiempo en tiempo como si se tratara de una novedad, de modo que no sólo de la cinta se trata sino de un intento por confundirnos haciéndonos creer que se trata de una nueva versión, o eso que en Hollywood llaman un “re-make”.

Las jornadas de “intercambio” entre Cuba y los Estados Unidos, favorecidas por la administración Obama, han traído a las costas de La Florida y otras plazas, entre músicos, cantantes y gente de letras, a Reina María Rodríguez, todos ellos gente no sólo tolerada sino aupada y sostenedora del régimen castrista. No hay entre los cultivadores de la poesía, o entre los cantantes procedentes de la isla, ninguno con una historia creíble de disidencia, para no hablar de enfrentamiento a la tiranía. La tiranía no promueve a sus enemigos internos cuando lo son convencidamente, a menos que intente desacreditarlos por esta vía tortuosa de las concesiones, arrojar sobre ellos sospechas de una u otra índole. Nada cambia en Cuba, especialmente cuando se habla de cambios. Así pues, la visita de Reina María Rodríguez y la pre-eminencia concedida en ciertos círculos miamenses a su presentación en la Alliance Française de esa ciudad, forman parte de la pantomima que sirve, precisamente para ocultar la inmovilidad impuesta a la sociedad cubana por la tiranía que la oprime y empobrece hasta haberla dejado exhausta.

Las notas de prensa que dan cuenta elogiosamente de eventos como la presentación de la señora Rodríguez, amén de su inconciencia, revelan una ignorancia supina. Alguna crónica entusiasta señala entre otras cosas el crecido número de los concurrentes entre los que parece haberse hallado un verdadero, conocido o distinguido poeta, se nos dice, no sé si confundido —concluyo por mi parte— o atraído por el incentivo nada desestimable de ser “recuperado” como ya ha venido haciéndose con otros ilustres descarriados que no están más entre nosotros para protestar porque les sea impuesta esta condición de “hijos pródigos” de la llamada Revolución: Novás Calvo, Lezama, Piñera, Lydia Cabrera entre otros. Los amigos exiliados (o mejor, acogidos a sagrado) de la residente isleña se explayan en conceptos que hablan no sólo de la amistad que los une, sino de la famosa tertulia de la señora Reina María, a la que se compara —alabanza y auto-bambolla aparte— a la que en el siglo XIX sostuviera un Domingo Delmonte, “el cubano más útil de su tiempo” para citar o parafrasear a Martí. Podría creerse ingenuamente, que esta alusión procura hacer obvio el paralelo de la situación de esclavitud e indignidad en que son obligados a vivir los cubanos de hoy con la esclavitud y general opresión del momento en que vivieron Delmonte y sus contertulios, pero nada indica que sea este su propósito. Recuérdese que de Heredia al propio Delmonte terminaron todos en el exilio verdadero o en la cárcel, o en la desgracia y la miseria como sería el caso del desamparado Manzano, con lo que las tertulias y los innumerables proyectos encaminados al mejoramiento de la sociedad y la cultura cubanas de su momento se interrumpieron o vinieron a nada, tal y como pretendía que sucediera el gobierno colonial español. Naturalmente que no son las tertulias, especialmente las toleradas en época de aciago atropello contra los que disienten, las que amenazan a un régimen opresivo hasta el detalle (es decir, totalitario y absoluto como el actual de Cuba) sino más bien las que le sirven de coartada de cara a la galería exterior. “Vean. Aquí no reprimimos a nadie. Tertulia tenemos”. No dudo que en la azotea habanera de Reina María Rodríguez, en los años ochenta se reunieran poetas y escritores —incluso de calidad— acogidos a una permisividad que no está a mi alcance explicar ni comprender siquiera, a menos que nos atengamos a los textos que por entonces escribía la poetisa, y le eran publicados sin dificultad ni contratiempos —repito— en época de particular saña contra quienes eran tenidos por “potencialmente peligrosos” en todos los terrenos, según la llamada ‘Ley contra la Peligrosidad Social’ por entonces en pleno vigor. Me refiero, entre otros libros, al poemario Cuando una mujer no duerme por el que se le concediera a la autora el premio de poesía de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba el año 1980. ¡Año cuando menos simbólico que no podría disociarse fácilmente de los acontecimientos políticos ocurridos a partir de la toma de la Embajada del Perú en la capital cubana por una multitud desesperada, y los acontecimientos ulteriores relacionados con el puente marítimo del Mariel, hechos todos que cortan precisamente la historia del proceso político cubano en un antes y un después ineludible! Se trata de un poemario de amor al sesgo. De amor que se declara a un ente “otro” no correspondido. ¿Será por eso que algunos de los poemas están dedicados a exaltar, loar y amar figuras indiscutiblemente asociadas con la tiranía? En primer lugar Haydee Santamaría, los llamados “combatientes internacionalistas” y el propio Fidel Castro. Me parece notable que de todos los hechos catastróficos que tenían lugar a su lado, ese año 1980 la poetisa sólo parece percibir el suicidio de la Santamaría, temprana compañera de ejercicios revolucionarios de los Castro; hermana de otro dirigente de la oposición contra Batista, Abel Santamaría; fundadora y presidenta de la “Casa de las Américas”, y esposa del Ministro de Cultura Armando Hart Dávalos, cercano colaborador del sátrapa, cuyo suicidio se halla indudablemente ligado a los hechos de la Embajada del Perú y los conocidos como “actos de repudio” organizados y estimulados por el régimen. Se ha hablado de una carta de despedida de la suicida nunca hecha pública por el régimen, en la que se especula que la suicida expresaba su desencanto con los excesos del régimen. Muchos de quienes la conocieron aseguran que Haydée Santamaría era, entre otras cosas, una mujer verdaderamente ingenua. La elegía que le dedica Reina María en cuestión, “En un país” está fechada al pie, el 29 de julio de 1980. Recoge una consternación, que es tanto la del pequeño que pregunta a su madre “qué es la muerte” como la de la voz poética de ésta, que acude a las simplificaciones por respuestas, suponiendo en el niño la misma ingenuidad o capacidad de autoengaño que su progenitora. «¿Dónde está la muerte, mamá? / —pregunta mi hijo que tiene cuatro años—/ ¿Es un país? ¿Y tiene casas y ventanas?/ Yo le digo que sí (…)» (44). A renglón seguido la voz poética se pregunta a sí misma: «¿La gente muere?». Y se da esta respuesta evasiva: «—Nadie me ha respondido aún a esa pregunta». ¡Vaya despiste!, ¿no les parece? El resto constituye una evocación de la muerta prominente siempre recordando a su amado Abel, hermano torturado a manos de las fuerzas del dictador Batista luego del ataque al cuartel Moncada en Santiago de Cuba, tras lo cual, la voz lírica se permite una alusión a su propio dolor por un hermano también muerto. Lo que no dice la poetisa, lo que oculta con esta argucia por comparación, es lo que se sabe por otras fuentes. El que ese hermano, «tuviera novia» —tal y como nos afirma Reina María—, o no, fuera «Secretario Organizador de la UJC/ en su Facultad de Ciencias Exactas (y) primer expediente» (45) y hasta “revolucionario” confeso y adepto, o se tratara de un simulacro, lo cierto —lo que nos oculta Reina María— es que ese hermano terminó suicidándose por supuestas acusaciones de homosexualidad. De manera que el paralelo evidente, más que establecerse con el hermano revolucionario y mártir de la evocada a quien se dedica la elegía, habría correspondido hacerse con la suicida misma. Y habría que preguntarse: ¿Por qué se suicidan los revolucionarios en la plenitud de la gloria revolucionaria, sin motivos aparentes para ello, y cuando la tradición y la ética del Partido ha condenado siempre el suicidio como contrarrevolucionario y cobarde? No indagaré más en las razones de los suicidas, sino en las de los vivos que les sobreviven para dar gato por liebre a sus expensas, incluso componiendo elegías que queden muy distantes de ser tenidas por herejías.

En otro poema que antecede al citado, la poetisa seguramente explica algunas cosas, como su apego al “Ahora” al hablar a un escurridizo “otro” de esta suerte: «Hablábamos de internacionalismo proletario/ de este tiempo nacido entre nosotros/ que amo atropelladamente/ que me dura poco y me cansa la imagen/ este tiempo donde sembramos catástrofes y sueños/ sobre un horizonte que sufre por alcanzar el alba (…)». No es Silvio Rodríguez con sus alferecías líricas, es peor aún, pero a lo dicho por esta señora habría que atenerse. Sabiamente, los poemas de este libro no estuvieron entre los leídos públicamente en Miami por la poetisa invitada. Quizás al viejo poeta de indudable prestigio que se hallaba presente en la ocasión, le hubiera bastado para recobrarse de su confusión. O no.

El penúltimo de los poemas de este poemario presuntamente de amor, lleva por título: “Hoy habla Fidel”. ¿Cómo titular de este modo un poema de amor? Vuelvo a recordar la lírica ‘comprometida’ (con el oportunismo político) de Silvio Rodríguez, con sus piruetas conceptuales y de todo tipo, donde es concebible “matar” al prójimo “por amor” al ideal más puro, sin ser acusado de haber escrito un bolero ramplón. La ideología es así de parcial en sus amores, furores y delirios. Y la comunista ha demostrado una y otra vez ser la más fundamentalista de todas las ideologías.

«Aunque no supiéramos/ qué iba a decirnos/ aunque sólo fuera verlo/ sentirlo detrás de la pantalla/ la casa se acomodaba en silencio/ y las palomas quedaban quietas» (52). Declara Reina María. Estábamos en el año 1980, la sociedad cubana había sido sacudida por un espasmo de libertad suicida. El discursante no hablaba de otra cosa que de “la escoria” que quería a toda costa abandonar el país. ¿Cómo saber en cualquier caso “lo que iba a decir” exactamente? Pero seguro que sabíamos de qué hablaría: “los que no tengan genes revolucionarios… Los que no tengan espíritu de sacrificio… No los queremos. No los necesitamos. ¡Qué se vayan!” (cito de memoria de uno de los discursos del líder Máximo, dados por ese tiempo). ¿Cómo olvidarlo? Entre “la escoria” a la que hacía alusión, (clasificada de tal por él) estaban muchos homosexuales o tenidos por tal. A muchos los expulsaron del país, o les empujaron a irse, en tanto a otros, caprichosa y arbitrariamente no les permitirían salir para que quedaran convertidos luego en apestados dentro de un país de parias, ‘marielitos’ potenciales y frustrados dentro de una cárcel llamada Cuba. ¿Habrá pensado en algún momento la poetisa en lo que habría sido de su hermano suicidado de haber estado con vida durante las jornadas del Mariel, o después, de no habérsele permitido salir de Cuba?

«Hoy habla Fidel y yo he crecido/ por sus pequeñas arrugas ha pasado este tiempo/ vuelvo por su voz/ que va llenando el barrio/ de una calma que todos conocemos». Entona la poetisa. ¿Calma? ¿Habré leído mal? No. “Lo escrito, escrito está” como afirma la sentencia latina. Dejo pues a los lectores el juicio apropiado a semejante tirada lírica.

«Alguno tropezó con sus ojos en la fábrica/ (que visitaba el tirano, es de suponer) y ya no lo olvidó/ abuela lo guarda en su cartera/ junto con sus lirios y los amores que se fueron. Comprendo por qué/ allá en la Sierra/ ponían su retrato como un santo». Aquí pasamos de Silvio al devoto de Ernesto Cardenal. Estimada poeta, le aclaro que no fue en la Sierra donde primero se colgó la foto del tirano tomándolo por un santo, sino cuando entró en La Habana disfrazado de Cristo, y su por entonces admirador y amigo Miguel Ángel Quevedo, dueño de la muy leída revista Bohemia (otro suicidado tardío por arrepentimiento) decidió convertirlo en Cristo de portada. El mito comenzó a cultivarse a partir de entonces como corresponde a toda una campaña publicitaria, y no terminó siquiera cuando el barbudo máximo se echó contra la iglesia y la religión y se declaró marxita-leninita. Las grandes campañas de propaganda tienen eso, que nos convencen de lo bueno de un producto a pesar de su mala calidad.

«Sólo hay una forma de quererlo: / hemos crecido dentro de él como un gran árbol/ por eso lo cuidamos/ con tanta vanidad y tanta fuerza/ hoy habla Fidel/ mis hijos quieren boinas y barbas/ no saben del hambre y de la guerra/ no pueden con la palabra Nicaragua/ pero se sientan frente al televisor/ y cuando pasan por los parques/ las calles las escuelas/ lo reconocen» (53). (¡Ovación clamorosa!). La imagen del árbol es confusa cuando menos, porque sugiere un tronco carcomido en el que se guarecen estos niños entre los que yo no podría reconocerme, habiendo sido advertido de no acercarme ni a la sombra del urticante guao. Lo de la vanidad de quienes quieren al tirano es justo. ¿De qué otro modo podría quererse al espejo sino en la vanidad del ego que refleja? Los niños de que habla la voz poética aún son pequeños, naturalmente, por eso quieren disfrazarse de barbudos, y prueban a hacerse una idea del mundo frente al televisor. ¿No preferirían los muñequitos como todos los niños? Cierto, la guerra todavía les resultaría desconocida… Así que tengan dieciséis años… ¡Cualquier guerra en aras del internacionalismo proletario sirve! En cuanto a no haber conocido el hambre… A menos que por sus vínculos con la casa de los Hart-Santamaría, u otros a que no alude en su poemario, a la señora poetisa le correspondiera una ración aparte y distinta de la que en teoría correspondía entonces a cada cubano: (“Eso no dan”. “No te toca”. “Lo siento, no ha llegado todavía”. “No alcanzó el reparto de la leche de hoy”. “El gas vino al almacén, pero se acabó enseguida”. “¿Pan? ¿Desde cuando?” Etc.), de qué modo se las arregló para que sus niños no conocieran el hambre como tantos otros. Porque ya basta de la hipocresía de afirmar que en Cuba, mal que bien todo el mundo come (o comía). Mentira. En Cuba mucha gente ha pasado un hambre cainita. Cuestión de grados más o menos. Ni siquiera el mercado negro, y muchos otros ardides bastaron nunca a saciar el hambre del cubano. Lo impensable hubiera sido que en un suelo feraz como son pocos, y en un constante jugarle cabeza al sistema con tal de comer algo, la muerte por hambre hubiera sido la regla. Pero al cabo sí ha llegado a serlo, aunque las estadísticas oficiales no den cuenta de ello, como siempre ha ocurrido con las cifras y todo lo demás, desde que los Castros se hicieron con el poder absoluto.

El peso de este librito de Reina María Rodríguez, un poemario de apenas treinta y tres títulos, es apabullante en la trayectoria de esta señora que recientemente visitara Miami, a quien acogiera en sus salones la Alliançe Française de esta ciudad, y a la cual por intercesión de un embajador socialista francés en La Habana se le concediera con antelación la orden de Caballero de las Artes del estado franco.

¿Sería posible simplemente ignorar la contribución de esta señora a sostener con sus versos, de cara al exterior, la fachada buenista y justiciera de la tiranía castro-comunista a pesar de su interminable lista de víctimas entre las que me encuentro —uno más—? Quienes le otorgan a la poetisa con residencia habanera no sólo espacios, sino aplausos y una atención inmerecida —amparándose en un cómodo y falaz exilio que les va grande al cuerpo— no pueden ignorar que a su vez contribuyen con su aquiescencia y complicidad a servir a la causa de la tiranía que oprime a su pueblo y representa la caducidad de todo discernimiento. No son intelectuales, puesto que han renunciado a pensar por sí mismos, aunque la argucia de que se valen sea precisamente declarar que de eso se trata. Ni siquiera de verdaderos creadores podría tratarse, sino de corifeos y bufones al servicio de una corte de capa caída. ¿Dónde están la dignidad y el patriotismo de toda esta gente? Y no me refiero sólo a algunos recién llegados, sino a muchos que llegaron antes y saben muy bien lo que hacen y de lo que se trata. La mala uva está en la naturaleza de toda esta gente. Dios quiera perdonarlos. Yo no puedo.

© Rolando D. H. Morelli, 2011.

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COLETILLA DEL BLOGGER:  Mucho antes de que Reina María Rodríguez abriera la azotea de su edificio a los delfines de la intelectualidad cubana, en los últimos años 60 y muy tempranos 70, de manera espontánea y sin mediar efecto llamada de Facebook o Twitter que por entonces ni soñaban existir (siguen sin existir en Cuba), a los jóvenes de la contracultura nos dio por acudir a la casita del escultor Fonticiella, artista pionero en la utilización del reciclaje de objetos como vehículo para crear (en alguna parte de este desastre de casa, tengo las fotos que Liliane Hasson hiciera en aquellos momentos, tanto de la persona-personaje como de su obra).  Allí coincidíamos todos los no afiliados: Carlos Victoria, los dos hermanos Espasande, Bárbara Sifille, Junior, Rogelio Quintana, Rafael Zequeira, Rapi Diego, Roger Salas, amigos todavía hoy en Cuba, yo, y muchos, muchos más que no puedo recordar en su totalidad.  Por supuesto, también acudirían los infiltrados oficiales de turno “husmeando” (o “hueliendo”) por una “conspiración”, término por el que sentían y sienten verdadera debilidad.

Pero hay una diferencia abismal entre las reuniones en la famosa azotea (por lo visto, al menos permitidas, por no pensar demasiado mal) con aquellas otras que se realizaban en no sé qué reparto (barrio) de La Habana al que se llegaba después de no se cuánto tiempo en las “guaguas” de la época.  LA GRAN DIFERENCIA ES QUE, OBSTINADO POR LA SEGURIDAD DEL ESTADO y por sabe Dios cuántas presiones, FONTICIELLA TERMINÓ PONIENDO FUEGO A TODA SU OBRA Y A SU CASA, Y SE QUITÓ LA VIDA.

Nunca le premiaron ni con un viaje a Montego Bay.

© 2011 David Lago González

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viernes, 8 de julio de 2011

Una o dos cosas que yo sé de ella

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NOTA DEL BLOGGER:  Mis Fuentes me pasan “una o dos cosas que yo sé de ella” concernientes a los honorables datos del curriculum de Reina María Rodríguez, la azotearia.

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Algunos detalles sobre La de la Azotea:

El premio Diputación de Cáceres lo da IU (Izquierda Unida), que hasta ahora ha dominado en Extremadura.

El premio Italo Calvino de Novela está dominado por el PCI (Partido Comunista Italiano) y sus editoriales adláteres.

Cuando le dieron la Orden de Caballero de Las Letras (Francia) el embajador de Francia en Cuba era un socialista con pasado oscuro en la extrema izquierda (de los que se oponía a que se persiguiera a los etarras en el Pais Vasco Francés)

Lo de hacer ELLA una antología de poetas del exilio DESDE el Instituto del Libro CUBANO es de traca y supera a cualquiera. Es decir: ejercerá de censora-editora del régimen con los poetas del exilio. Ahora: el que acepte salir en ese libelo, ya veremos...  [Seguramente varios más de tres candidatos, en aras del one-sided love affair cultural.]

Llamar a la manzana roja californiana (USA) "manzanas ajenas" y "árbol prohibido" es pura retórica maoísta resucitada.

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NOTA (continuación):  Y hay más, pero de poetastros de linaje más poderoso.  En fin, por exceso o por defecto, “what a dump!”

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Pots vinculados: http://heribertopenthouse.blogspot.com/2011/07/rolando-d-h-morelli-de-bate-y-sin.html

http://heribertopenthouse.blogspot.com/2011/07/anything-goes.html

http://heribertopenthouse.blogspot.com/2011/07/one-sided-love-affair.html

 

jueves, 7 de julio de 2011

ROLANDO D. H. MORELLI - De bate y sin careta: ¿Quién dijo qué de qué?, o Songo le dio a Borondongo…

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NOTA PRELIMINAR:  Este artículo que me envía mi amigo Rolando D. H. Morelli –además de amigo, escritor e intelectual, en quien no cabe mayor honestidad— data de ¡2003!  Estamos en el 2011, y vuelven a reproducirse hechos semejantes.  En efecto, los oficialistas (y sus ensabanaos) han ganado, nos siguen poniendo la pata encima, pero por lo menos ahora podemos hablar, escribir y gritar.  Y vamos a gritar y a hablar sobre toda la suciedad que este Cambio galopante iniciado por la intelectualidad oficial/oficiosa cubana representa.  Y seguramente van a ganar, porque para lo que nosotros (nuestra generación y aledaños por defecto o por exceso) fue sufrimiento, para ellos fue entrenamiento.  He aquí, con los intercambios primeramente musicales y ahora poéticos, la puesta en práctica del aprendizaje de los alumnos que han aventajado a todas las organizaciones estatales comunistas de la Europa totalitaria felizmente desaparecida.  Pero claro, es pura cuestión de supervivencia, no se manchan las manos de sangre como los brutos de Pinochet o Videla, pero se manchan el alma al ponernos otra vez su lírica pezuña encima –y qué más da, eso no se ve ni se nota.

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De bate y sin careta:

¿Quién dijo qué de qué?, o Songo le dio a Borondongo…

 

He leído con interés y no sin pena, el escarceo suscitado entre los escritores cubanos Belkis Cuza Malé, quien escribe desde Texas y los escritores también cubanos René Vázquez Díaz, radicado en Suecia, y Amir Valle, residente de La Habana, Cuba —como puede verse un verdadero escándalo internacional, por no decir "escandalera" un término con implicaciones más cubanas— a propósito de una pieza inicial de Belkis publicada con el título "Crimen y cultura". En realidad he leído más. Me he remitido a las páginas virtuales de La Habana Elegante que una y otra vez se mencionan al sesgo, y he leído en especial (aunque no exclusivamente) la entrevista de su director el señor Francisco Morán a la poeta Lourdes Gil, quien fuera la compañera de Heberto Padilla durante la última etapa de su vida. Mi impresión general del número y del dossier dedicado a Padilla es altamente positiva, si bien pienso que falta la entrevista correspondiente a Belkis Cuza Malé quien como sabemos fuera la compañera del poeta homenajeado precisamente por los años en que se produjeron su arresto y ostracismo en Cuba, y con posterioridad al exilio de ambos. Este ángulo habría complementado, a mi parecer, nuestro conocimiento del hombre y de sus circunstancias de entonces. Por otra parte, el acercamiento y evaluación del "caso Padilla" sigue haciéndose aún hoy a expensas de otros protagonistas, entre los que sin lugar a dudas la señora Cuza Malé tendría su propia historia que contar. Fue sin duda estrategia exitosa de la Seguridad del Estado de Cuba, (y parece que seguirá siéndolo aún) crear el "caso Padilla" para sepultar en su propia polvareda otras muchas evidencias de represión intelectual y de otra índole. El mismo "caso Arrufat" que no llegó a ser —y muchos otros—se barrieron bajo la alfombra aprovechando el zafarrancho orquestado hasta sus mínimos detalles y conducido por la ubicua y sabia policía política. En resumen, que el número de La Habana Elegante a que se alude no me parece mal, sino en todo caso, insuficiente en su evidencia. Creo que en esta ocasión Belkis —que tan atinada suele ser en sus juicios y comentarios—, en lo que al número de la revista se refiere, cae en cierto reduccionismo tan explicable como lamentable. El número constituye a mi ver un acierto y un homenaje verdadero. No encuentro un solo reparo que hacerle, y si las preguntas de Morán a la señora Gil en ocasiones pudieran parecernos intencionadas, (hablo de aquéllas que sugieren la especulación de un reblandecimiento en las posturas contestatarias de Padilla respecto al castrismo) las respuestas de Lourdes Gil no dejan lugar a dudas de que si bien el poeta estuvo abierto a dialogar con escritores residentes en Cuba en momentos en que parecía insinuarse una cierta apertura oficial u oficiosa, y a título individual, igualmente se negó hasta el último momento a prestarse a servir de "carne de cañón" a la propaganda autocongratulatoria y triunfalista del régimen de Castro. No sé si Morán es —como proclama Belkis en su artículo— uno más de esos alabarderos privilegiados del régimen de La Habana, que se hacen pasar por disidentes en el exilio, o que creen serlo a la vez que prestan su talento, su falta de talento o sus destrezas de cualquier índole a un juego seudoconciliatorio, que es en verdad la trampa en que podría caer cualquiera, y en la que acaso cayera en su momento el propio Padilla. Coincido, eso sí, con Belkis Cuza en desconfiar de nada menos que una "azotea" como la de la Reina María, en posesión de una apertura y un encanto que yo no puedo encontrar en versos como estos:

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"HOY HABLA FIDEL"

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aunque no supiéramos

qué iba a decirnos

aunque sólo fuera verlo

sentirlo detrás de la pantalla

la casa se acomodaba en silencio

y las palomas quedaban quietas.

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hoy habla Fidel y yo he crecido.

Por sus pequeñas arrugas ha pasado este tiempo.

Vuelvo por su voz

Que va llenando el barrio

De una calma que todos conocemos:

Lo esperan nuestros pechos

Rápido fugaz

Siempre cerca de lejos en las concentraciones

—alguno tropezó con sus ojos en la fábrica

y ya no lo olvidó—

abuela lo guarda en su cartera

junto con sus lirios y los amores que se fueron.

comprendo por qué

allá en la Sierra

ponían su retrato como un santo.

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sólo hay una forma de quererlo:

hemos crecido dentro de él como un gran árbol

por eso lo cuidamos

con tanta vanidad y tanta fuerza.

hoy habla Fidel

mis hijos quieren boinas y barbas

no saben del hambre y de la guerra

no pueden con la palabra Nicaragua

pero se sientan frente al televisor

y cuando pasan por los parques

y las calles las escuelas

lo reconocen.

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Porque este libro de 1980 Cuando una mujer no duerme (¿Qué hacía esta mujer insomne, la guardia del Comité de Defensa de la Revolución?) exalta nada menos que a un Fidel Castro en el peor momento de su dudosa gloria y de su incuestionable poder. ¿De qué discurso se trataba? ¿Acaso de aquél en que proclamó aquello de: "quienes no tengan genes revolucionarios… ¡No los queremos! ¡No los necesitamos! ¡Qué se vayan!", con lo cual dio curso libre a los actos de repudio contra todo el que manifestara la intención de aprovechar el "incidente" de la Embajada del Perú para salir por el puerto del Mariel, que en realidad abrió el régimen para librarse de la presión interna? Yo sufrí en carne propia ese discurso, y en consecuencia el poema laudatorio de Reina María. No es posible simplemente deshacerse de un poema o de un libro como el de esta mujer sin por lo menos dar explicaciones o mostrar arrepentimiento. Porque hay otros poemas además. Y esos poemas laudatorios fueron escritos o publicados en el año ochenta, y ya entonces, el "caso Padilla" había ocurrido y con él la sacudida y caída del mundo intelectual cubano, cuya crisis desembocó en el Mariel. No sé lo que tendrá que ver en todo esto el señor Morán, ni siquiera si la señora Reina María Rodríguez persiste en escribir poemas laudatorios al tirano, pero coincido en la suspicacia que experimenta Belkis al constatar que La Habana Elegante le dedica nada menos que una azotea a la escritora con residencia isleña.

Dicho lo anterior resulta inevitable referirme a continuación a las respuestas suscitadas por el artículo "Crimen y Cultura" de Cuza Malé y al tono y afirmaciones de ellas. En el artículo "culpable" se dice que el narrador René Vázquez Díaz "desde Suecia se ha convertido en vocero del régimen cubano y recibe como pago la filmación en Cuba de una de sus novelas". A esta acusación responde el aludido con un artículo titulado "poetisa mambisera", en que asume desde el comienzo el tono "barriotero" o barriobajero que atribuye a la señora Cuza Malé. En realidad, Vázquez Díaz no responde las imputaciones (justas o injustas, infundadas o no) de la articulista, que por otra parte no asumen el carácter específico que Vázquez Díaz le insufla en su respuesta. El escritor cubano sueco habla de "un grupo de exiliados que componen un cuerpo de bomberos ideológicos". ¿Por qué no aceptar la de Belkis como una opinión individual, tanto como pudiera serlo la del señor Vázquez Díaz? Porque esto se parece mucho a aquel otro infundio del régimen castrista que habla de "la mafia de Miami" y difunden sus voceros para desacreditar opiniones y posiciones —¿intransigentes? ¿intransigentes con el castrismo?— y calificadas de anticubanas por la cúpula de poder absoluto que desde La Habana rige el país, y a la que ninguno de estos señores califica como "mafiosa". A continuación, la respuesta de Vázquez Díaz se extiende en consideraciones semejantes, para concluir en el primer párrafo que "la envidia —esa espuela de los intelectuales politiqueros que viven de atacar a los demás— los mantiene con la guardia en alto y dispuestos a acudir , con largas mangueras de saliva y las sirenas puestas, a salirle al paso a los que no se sometan a los dictámenes del anticastrismo confesional y mediocre que profesan". No sé si la señora Cuza Malé es envidiosa, ni si le tiene inquina personal al señor Vázquez Díaz, pero de lo que no tengo dudas es de que la polémica a partir de aquí decae en interés y se vuelve todo menos atinada. La dejaría pasar si no se tratara de que Vázquez no responde a Belkis, sino que ataca a un grupo de intelectuales entre los que podría contarme yo mismo. Resulta fácil desde Suecia hablar de "los que aprendieron en Cuba la lección de atajar todo atisbo de pensamiento independiente, y hoy ejercen de altos vigilantes de la pureza ideológica para que nada cambie, ni en Cuba ni en el exterior…". Permítame el señor Vázquez observarle que se trata de una disputa en libertad. Tanto usted como cualquiera se halla en condiciones de hablar y de decir lo que le plazca. Por favor, no confundamos los términos de la ecuación. Por eso, precisamente, parece usted ser un "agente" porque sigue utilizando el mismo lenguaje del régimen y se vale de las mismas falsas premisas. Si las discrepancias que se dirimen (aunque asuman la forma de acusaciones en algunos casos) se produjeran en La Habana, las consecuencias no serían un mero enfrentamiento de opiniones dirimido por esta vía, sino otro "caso Padilla". Y no se trata de que un par de activista democráticos de origen checo resulten arrestados en Cuba por haberse reunido con disidentes y que el régimen (el mismo de hace cuarenta y dos años) los condene y proclame protagonistas de una conspiración que constituiría una amenaza a la seguridad nacional, no señor. Se trata más bien del acoso sistemático y brutal a los bibliotecarios independientes, y a cuántos se planteen con seriedad y consecuencia la disensión política pacífica dentro de Cuba. Que un intelectual como usted se confunda tan profundamente al respecto, y que quiera al parecer poner en igualdad de términos dos dinámicas tan diferentes, no puede menos que despertar sospechas. Por eso, cuando escribe refiriéndose a la señora Cuza Malé, pero apunta a los intelectuales que lo miran a usted con suspicacia: "sus actividades de difamación y amenazas se basan en una premisa esencial: la impunidad", una vez más Sr. Vázquez se falsea la realidad de la cuestión. Impunidad, debe llamarse al poder que detentan en Cuba (y aún fuera de ella) quienes representan al régimen. Pregúntesele si no a la poeta María Elena Cruz Varela, por sólo citar un caso ampliamente conocido. La señora Cuza Malé le imputa determinadas cosas, usted se defiende acusándola a su vez a ella, y de paso a los intelectuales con asiento en el exilio ¿miamense? —ese tópico no por trillado deja de ser usado—, así pues ¿dónde está la impunidad? Vea, no lo acuso de nada, le explico una dinámica que usted parece empeñarse en no entender, o en desvirtuar, y que si no lo convierten en agente del castrismo, ponen su pluma al servicio de sus tácticas.

La otra respuesta a "Crimen y cultura" llega desde La Habana, y procede del señor Amir Valle, escritor cubano a quien no he tenido oportunidad de leer. En general el tono dominante de su respuesta es respetuoso y si alguna emoción descubre es la de quien se declara dolido por un ataque que no cree merecer. En realidad el artículo de la señora Cuza Malé no lo menciona por su nombre, sino que se refiere a una revista originada en la capital cubana. Hasta aquí todo me parece bien. Es a partir del momento en que el señor Valle comienza a aportar sus argumentos a la polémica sostenida con la articulista que la respuesta se hace una madeja de platitudes y confusas justificaciones y razonamientos. "Siempre desde mis primeros escritos, —afirma el escritor— he defendido la honestidad y la sinceridad y eso me ha granjeado la amistad de gente muy distinta y de posiciones políticas muy diversas: lo esencial, creo, es mantener la comunicación que como humanos estamos obligados a tener para salvaguardar la coexistencia entre la raza humana en cualquier rincón del planeta". No dudo que esta actitud le hubiera granjeado, especialmente en Cuba, la "enemistad" de mucha gente, pero afirmar que por el contrario le ha "granjeado la amistad de gente muy distinta" resulta cuando menos sorprendente. Que pueda alegrarse "como ser humano y como intelectual de ser hijo de un comunista puro" debería llevar al señor Valle a preguntarse por qué otro comunista aún más puro que su padre, el emblemático Ernesto "Che" Guevara declaraba desde su trinchera de pureza revolucionaria que los intelectuales para serlo efectivamente, y ser aceptados por la "nueva sociedad" habían de purgar el pecado original de los intelectuales, es decir, ser burgueses. Por esta convicción llamó a no otro que a Gastón Baquero "la voz de la reacción". Baquero, no se nos olvide, murió hace algún tiempo en su exilio español y nunca más volvió a ver a su amada Cuba. Ahora que está muerto —como antes se hiciera con Sarduy y ya se ha empezado a hacer con Lino Novás Calvo, Enrique Labrador Ruíz, y se hace a medias con Lydia Cabrera— se convocan congresos y mesas de todos los ángulos para laudar su obra con menoscabo de la verdad y de la ética. No sé qué tendrá que ver el vino con la mejorana, pero el señor Valle me confunde con una extensa lista de personas con las que le es compatible convivir que va desde alguien que odia a los árabes a alguien que es árabe y odia a los judíos, —¿o es a Fidel Castro?— pasando por las hijas, respectivamente de Eloy Gutiérrez Menoyo y de "Omar Vaillant, el dueño [que fuera] de la CMQ". "En todos los casos —asevera el señor Valle— comunistas, anticomunistas, socialistas, antisocialistas, rabiosos anticastristas y rabiosos fidelistas, lo importante, lo que ha salvado esa relación humana de amistad, es el diálogo, el escuchar al otro, el saber que uno nunca tiene toda la razón, el respeto al credo en cualquiera de las formas posibles". Por favor, señor Valle, ¿de verdad cree usted que sea posible dialogar a la vez con todas esas voces empecinadas en su "credo"? Para empezar, sería bueno hacer las debidas distinciones en uno y otro caso, y naturalmente, tener opinión propia y bien fundada. O usted no la tiene, o está muy confundido.

Creo, en efecto, que los cubanos pertenecemos a un mismo pueblo. Más que creerlo, lo tengo por una evidencia. Los de Miami, (que son además los de muchas otras partes, aunque el lugar común quiera fundar el exilio en Miami, acaso por el número de residentes) no cayó aquí de Marte ni de Júpiter. Consecuentemente, es también cubano. Lo es incluso en sus extremos. Lo que nos diferencia de la isla es que aquí están a la vista —incluso descarnadamente— nuestras virtudes y defectos. El énfasis se coloca en uno u otro según sea la intención. En nuestro país de origen, sin embargo, hay un demiurgo único y ubicuo que dirige un "show" muy bien atendido y montado por sus corifeos y tramoyistas de toda índole. Usted, por ejemplo, se presta al "show" cuando afirma que "acá, [en Cuba] aunque muchos no lo crean, ya se permiten (sic) decir muchas cosas, escribir muchas otras y hasta gritar algunas". A usted lo traiciona la afirmación de que "ya se permite" decir tal o cual cosa. No es cuestión de grados más o menos, señor Valle. La libertad verdadera no está regulada con arreglo a un tornillo inquisitorial. Por demás, no sólo se engaña usted, sino sobre todo está usted tratando de engañar cuando tal afirma. ¿Es acaso su revista cibernética —tan pobrecita en todo que usted parece reclamar que le tengan pena por hacerla en tales circunstancias— la prueba que esgrime de tal permisividad? Relea su propio artículo y verá cómo se contradice usted sin proponérselo. Dice usted, como prueba de su independencia de criterios que en el caso de Elián Gonzáles [Brotóns] no asistió a las concentraciones del gobierno pese a haber sido "citado" y a que usted "quería [el regreso del niño] junto a su padre". Señor Valle, el mes de diciembre pasado dos cadetes de la escuela militar "Camilo Cienfuegos" perecieron en el intento de escapar del país escondidos en el tren de aterrizaje de un avión de British Air Way. El régimen ocultó al país la noticia, y cuando se vio obligado a darla a conocer, atribuyó la muerte de los "heroicos jóvenes", (que en otras circunstancias hubieran sido traidores a la patria) a la "criminal ley de ajuste cubano" norteamericana. ¿De qué manera relacionar la ley norteamericana con el intento de escapar hacia la Gran Bretaña? ¿No estudiaban geografía esos cadetes? ¿O es histórica la confusión? ¿Acaso la campaña de desinformación llega al extremo de hacer suponer a unos estudiantes de secundaria que la nación británica no goza de independencia frente a los norteamericanos? Yo le pregunto, señor Valle, ¿no es este mismo régimen el que organizó la campaña internacional de desinformación y manipulación en el caso de Elián González Brotóns? No dudo de su ingenuidad verdadera, pero por favor, no nos pida que seamos bobos, o lo que es peor aún "tontos útiles" a la dictadura de Castro. Creo que esos jóvenes que arriesgaron y perdieron su vida en el intento de escapar del país, con no haber sido intelectuales probablemente, tuvieron más lucidez para distinguir los términos de la ecuación cubana que quienes profesan ser intelectuales y sólo dan muestras de una confusión contumaz.

© Rolando D. H. Morelli

17 de febrero de 2003

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miércoles, 1 de junio de 2011

El Orgullo del Emigrante (o del Inmigrante)

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TABACALERA DE ESPAÑA 028

antiguo edificio de Tabacalera de España, dependencia abandonada

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Como he manifestado en algunas ocasiones con respecto a mis antepasados, por parte materna provengo del apellido Fagundo, de ascendencia sefardí, localizado como oriundo de la zona de Cáceres. Durante la expulsión de los judíos llevada a cabo por los Reyes Católicos, parte de ellos –si no la gran mayoría— se desplazó a las Islas Afortunadas y, en el caso más directo a nosotros, fueron emigrando principalmente hacia tres colonias españolas en El Nuevo Mundo: Cuba, Puerto Rico y la península de La Florida (no confundir con el Miami actual). En el primer punto de la búsqueda de una nueva vida (las Islas Afortunadas) se constituyeron en un apellido considerado ya plenamente como canario. Mis bisabuelos maternos eran “isleños” y no recuerdo si mi abuela también, pero ya mi abuelo si fue la primera generación criolla del apellido Fagundo (que en realidad quiere decir “hijo de Facundo”). Se casaban entre primos hermanos (o carnales) para preservar la continuación del apellido y saga. O sea, practicaban la endogamia en aras de Sefarad. Así mi tía mayor, Victorina (tía Viti), fallecida en los años 30 a consecuencia de la tisis, casóse con su primo hermano León Fagundo (que en la Familia era considerado como una especie de patriarca) y se afincaron en el pueblo de Agramonte, en la provincia occidental de Matanzas, en Cuba, que está bastante poblada –aún hoy— por familiares que llevan ese apellido como primero. Por supuesto, después de un siglo de una primera generación criolla del apellido, la inmediata que me antecede no tenía conciencia de ser, o haber sido, inmigrantes y, mucho menos, extranjeros. Pero la nacionalidad cubana se estaba formando por entonces, y es muy difícil sostener con propiedad para aquel momento el concepto de cubanidad.

Por el lado paterno, la extraterritorialidad me toca de forma mucho más cercana, pues mi padre arribó al muelle de luz de San Cristóbal de La Habana en el año 1916, con 18 años, habiendo sido el primogénito de los hermanos nacidos en Freituxe, Bóveda, Lugo. Su padre de él –o sea, mi abuelo paterno, también había estado en la colonia y había regresado a la aldea--. Mi padre arrastró tras de sí a una hermana y su esposo, y a dos hermanos más. Otras dos tías emigrarían a la Argentina, y en Galicia quedó una tía y el más pequeño de mis tíos (ambos no llegaron a conocerse, pues mi padre no volvió nunca a España y falleció en Camagüey en 1978, y mi tío todavía vive en El Ferrol).

Un gallego no regresa jamás si se siente fracasado, y por derrotado se entiende específicamente el fracaso económico. O sea, nunca jamás regresaría pobre. Nunca jamás regresaría para convertirse en carga de nadie, ni de familiares ni del estado. Y es así, gústele a quien le guste.

En toda mi vida en Cuba no recuerdo vez alguna en que se suscitara entre ellos –y tampoco posteriormente cuando ya fui un joven— ni con terceros, conversaciones al respecto del hecho de la migración y tampoco acerca de sus vidas anteriores en España. En toda esa etapa de mi infancia-adolescencia-juventud hay dos hombres esenciales: mi padre y mi padrino (que también era tío político y también español, aunque no gallego, sino canario de La Gomera). Entre sí no cabía mayor diferencia de caracteres, de modo que sin saberlo esta circunstancia sentó en mí las bases de un equilibrio que al cabo de muchos años comprendo y valoro cuán importante ha sido en mi vida y, sobre todo, en mi formación ética.

En lo absolutamente personal, una de las tantas razones por las que nunca he regresado a Camagüey (Cuba en general me importa mucho menos) es porque soy un fracasado, económicamente hablando. No he hecho fortuna y no puedo retornar como “indiano”. Puede que esto parezca descabellado a la mayoría y no aspiro a que nadie lo entienda: el gallego verdaderamente es un carácter sumamente peculiar y muchas veces a nosotros mismos nos cuesta comprendernos unos a otros entre miembros del clan. Porque el gallego es de “clan”, de ahí que donde único prendiera la posibilidad de una Sicilia mafiosa española haya sido en las costas gallegas.

Ni en mi casa, ni en el caserón de Wooden (La Esmeralda) que hizo las veces de casa matriz de la aldea de la que salieron los Lago de la Fuente, jamás se habló de emigración pero era como algo que lleváramos en la sangre, algo genético que solo puede aceptarse y no cuestionarse. Nunca jamás nadie tuvo que decirme, o aclararme, que emigrar era la última carta de la baraja, porque siempre último en todo va a ser el que llega nuevo a algún destino, el que traspasa una puerta por primera vez. Para nada tiene que ver con la resignación ni el fatalismo; son hechos prácticamente congénitos, quizás ese tipo de cosas que ahora llaman “enfermedades raras”. De todo esto me siento profundamente orgulloso. Aparte de español (aun cuando la sociedad española no me acepte como tal por su carácter mucho más clasista que racista, y por ser muy exclusivista, y atender, o bien a razones de dinero o a razones de ideologías, o más bien de estimación arbitrarias que le cuelgan a cualquiera de forma banal y penosamente infundadas), desde Cuba ya me sentía español de forma natural, y cada día que pasa y me hago más viejo me torno más “incomprensiblemente” gallego. Muchos amigos, más caribeños, me lo “perdonan”; a otros los he perdido porque a veces, de forma casi orgánica, inconsciente, involuntaria, hago uso de una rotundidad que no admite la melcocha derretida del cubano ni la pista de patinaje groseramente artístico en que se ha tornado la ética y la moral para la mayor parte de los detritos arrojados por el comunismo cubano al resto del mundo. Lo siento, es algo que no puedo controlar; o tal vez es otra cosa, no lo sé, quizás un proceso degenerativo, o tal vez generativo.

La manipulación del Estado cubano ha pasado ya de la sutileza que pocos en el mundo comprenden y adivinan, hasta alcanzar un grado de sofisticación terroríficamente diabólico (insisto en el carácter diabólico –no religiosamente, por supuesto— de la Revolución cubana y su paulatina transformación o renovación). Si a las personas que nada tienen que ver con este fenómeno los deja reaccionar solamente en el estrecho y lamentable margen de la visceralidad que se resuelve en apoyarla o negarla con toda la necedad de tal condición, a los que partimos de allí nos confunde enormemente y hay que desarrollar poderes de clarividencia para rozar –y digo “rozar”— alguna verdad de la mentira, alguna sospecha, alguna elucubración. Este enrevesamiento forma parte también del barroco cubano, cuyo máximo exponente literario es José Lezama Lima. Describir la cocción de unas natillas partiendo de los griegos y saltando a los fenicios y a la manera en que los egipcios mezclaban los tintes para que sus diosas se embellecieran, combinándolos a la vez con el olor del café que cuela una guajira de Baracoa, es algo que difícilmente pueda entenderse en su plenitud. También resulta algo mágica la luz cuando uno llega a tal hallazgo (el de cómo se hacen las natillas en Cuba), pero en política y en ideologías y en las artes poco ortodoxas de Maquiavelo y de Fouché, el matiz cambia radicalmente y cualquier complacencia en la magia desaparece, a no ser para quien la ejecuta, al que imagino gozando enormemente de los resultados.  Los ejecutores son verdaderos dioses de la opresión, la represión, y lo que resulta peor, expertos en provocar la sangre y la muerte que no se ve, el golpe que deja moratones pero que licia de por vida.  Olvidémonos de los burdos dictadores latinoamericanos o de cualquier otro sitio, hasta el propio Stalin fue un burdo matón, Hitler, Pol Pot, cualquiera: LA EXQUISITEZ generada por los Hermanos Castro y practicada abiertamente por todos sus secuaces y seguidores, por convicción de maldad y/o convicción de oportunismo, es algo que se extiende con más rapidez y alcance que La Peste. Y, por supuesto, alcanza de pleno a lo que se ha dado en llamar “disidencia” (antes “contrarrevolución”). Incluso al hombre más sencillo.

La Habana no mueve un solo dedo, no entreabre ninguna puerta o ventana, no deja de mirar al fronterizo mar, si no es porque ya cuente de antemano con un plan posterior elucubrado de principio a fin. Cometen errores, pequeños errores, deslices que se les escapan de la mano férrea, y muere alguien en prisión (alguien de resonancias aunque sea ligeramente políticas porque los muertos comunes siempre han sido numerosos, tanto entre ellos mismos como a cargo de sus carceleros, pero estas personas no les importan a nadie: ni a ningún gobierno ni a la disidencia, esa gente no existe), o se les va la mano fusilando a tres que intentaban huir (mientras que a otros por la misma causa no se les castiga –p.e., un familiar mío, de padre “revolucionario”— o se les mantiene en cuarentena vigilada también conocida/desconocida como “ley de peligrosidad”. Pero lo que sí está total y minuciosamente atado y bien atado es cualquier maniobra de envergadura (éxodo del Mariel, los balseros, la disidencia controlada y permitida, y por última el destierro de los presos políticos que han llegado en masa a España).

Y hago parada en este punto: el destierro de los presos políticos que han aceptado venir a España. Este grupo de personas se ha quejado largamente de las condiciones en que han salido y de la forma en que el gobierno español les ha tratado. Que yo sepa, han accedido voluntariamente a venir, y añado, aun cuando no haya libertad en un país existe un mínimo de libertad individual con la que esa persona decide sobre su vida: si vivirla o dejarla ir. El Gobierno cubano, Santa Iglesia mediante, les ha otorgado privilegios (al menos teóricamente) bien distintos a los del resto de nosotros: promete respetar “sus propiedades” y el regreso cuando ellos estimen conveniente solicitar el correspondiente permiso de entrada a Cuba (que pueden aprobar o rechazar). 50 años de vida dirigida militarmente, ideológicamente, han convertido a estas personas en gente mimética que tiene mayor capacidad para repetir lo aprendido y lo simplemente vivido que para desenvolverse por sí mismos de forma individual, mínimamente original e independiente. Con seguridad, la mayor parte de ellos, antes de pasarse a la disidencia --¡oh, Dios mío, me he dado cuenta que este amor no era verdadero ni fiel ni sincero!— formaba parte del entramado representativo (en cualquier medida) del Aparato de gobierno, y, en otros casos, también del represivo. Por tanto, por qué tengo que creer en ellos ahora, “aquí y ahora”, y no antes: ¿cuándo eran sinceros y eran ellos mismos? ¿Antes, ahora, nunca?  Muchos cubanos sabemos que una posible, potencial, forma de salir del país es hacerse “disidente” e inmediatamente Estados Unidos considera a esa persona como posible inmigrante (propuesta que se les ha formulado a amigos míos en sus casas). Por supuesto, esto no lo admite nadie.

Estoy seguro de que, en la mayoría de los casos, o en muchísimos de ellos, lo que llaman “propiedades” pueden ser viviendas entregadas por la Reforma Urbana (Estado cubano) que, o bien fueron quitadas a sus legítimos dueños o estos, al marchar del país, tuvieron que firmar haciendo entrega de las mismas al estado, condición sine qua non para abandonar el país, muchas veces en calidad de nada. Independientemente del origen de esas llamadas propiedades, el hecho de que el Gobierno cubano declare (aunque fuera mentira) respetar este bien adquirido de forma legal anterior a la Revolución o de manera “legal” entregado por la Revolución, sienta una diferencia con el resto de los que abandonamos la Isla. Ese hecho no es gratuito, sino que contribuye a crear justamente la distinción a la que yo me estoy refiriendo. ¿Por qué ellos sí tienen ese derecho y yo no, además de los millones que hemos salido anteriormente?

Se les permite salir, y España les recibe, liberando allí y admitiendo aquí a una cantidad de familiares que prácticamente más que a familia, deben referirse a todo un árbol genealógico. ¿Por qué ellos sí tienen ese derecho y yo no, además de los millones que hemos salido anteriormente?

La degeneración moral creada por la Revolución, y alimentada por los representantes de las distintas organizaciones de “apoyo” del llamado “exilio”, también afectados de la misma enfermedad, les ha hecho creer que el status de refugiado político es una especie de medalla de honor a la cual cualquiera o todos tienen derecho en base a sufrimientos anteriores. Y lo peor de todo, es que ellos –o muchos de ellos, o la mayoría— se lo han creído. Lo han repetido hasta la saciedad: ellos no son meros y vulgares inmigrantes, ¡ellos son refugiados políticos! Otro punto para dividir: ellos se consideran por encima de otros que somos emigrantes/inmigrantes (del matiz que sea, incluido por supuesto el político).

Recuerdo que en el año 83, yo trabajaba de camarero en un restaurante chino y convivía con un amigo (y su madre). A este amigo le habían concedido el asilo político con su correspondiente ayuda económica (de hecho posteriormente les dieron un espléndido piso a estrenar), recibía mensualidades considerables de su numerosa familia en Estados Unidos (por cierto, cuando comenzó a recibir la ayuda del ACNUR, le pregunté si no iba a avisar a su familia para que durante ese tiempo le mandaran menos dinero, y me contestó “ah, no, cuanto más manden, mejor”) y, sin necesitarlo verdaderamente, quiso que yo le consiguiera trabajo donde lo hacía yo. Yo me sentía bastante reacio porque a veces podía haber situaciones un tanto por debajo de ciertos parámetros y simplemente no me gustaba que mis amigos pasaran por ellas. Pero, en fin, accedí. Como para hacer su trabajo en la cocina, se sentaba (mientras los demás permanecían de pie), hubo quejas y le pidieron que hiciera lo mismo que los demás. Allá fue corriendo a la zona del bar, donde estaba yo, a manifestar su indignación (tan de moda actualmente) diciéndome que además de toda la humillación que habíamos pasado en Cuba tenía que aguantar aquello, a lo cual no estaba dispuesto. Como yo hube de mantenerme en actitud de psiquiatra soviético, me conminó a que tomara partido. “Pues vete,” le dije yo. Y abría los ojos como platos diciéndome “parece mentira que tú me digas eso…”  A lo cual le contesté: “Es que tienen razón: lo que haces molesta a los demás. Pero además, yo no te sigo porque yo sólo recibo el dinero que me gano trabajando, no el que me da ningún familiar ni ningún gobierno, y mi madre está muy por encima de ti, de tu enfado, de tu humillación y de tus derechos”.

Luego de esta pausa (que no refresca, como las de Coca Cola), vuelvo al tema, que en realidad –y en mi barroco cubano— versa sobre la distinción de categorías entre refugiado político e inmigrante. Y esto me lleva a los predios donde estos honorables ex mayimbes y ex reclusos políticos no realmente liberados (ya que, según entiendo, no se les conmutó pena alguna, sino simplemente se les dio la posibilidad de desterrarse) circulan, con el peso, el mismo peso y seguridad que advertía en los patéticos dirigentes de poca o mucha monta al andar por las oficinas de los sitios donde trabajé en Cuba. Ni siquiera se dan cuenta que han sido programados para dividir al ghetto. No soy yo, ni personas como yo que piensan igual y a veces se atreven a manifestarlo, los que dividen al exilio “cuando debemos estar más unidos que nunca”, sino el gobierno cubano desde La Habana, que, consciente o inconscientemente, tiene y encuentra en muchas partes numerosas cajas de resonancia para su labor de zapa. Ya sé que han estado en prisión --cualquiera en Cuba es fácilmente carne de ergástulo— pero se supone que ha sido por una causa en la que creen, por la libertad de Cuba, y si es por una causa o un ideal no tienen por qué esperar beneficios de sus humillaciones, porque ni las de ellos ni las mías les importan a nadie. Ésa es la dura realidad.

Y como nunca he vivido del erario público, y mi condición de migrante, y mi éxito y mi fracaso, dependen solamente de mi trabajo y no de ningún gobierno ni organización ni asociación amañada para posibles subvenciones, declaro que me une muy poco con esos señores y con gente que piensa de esa manera.

Yo vine aquí a cambiar de vida, a rehacer mi vida, y desgraciadamente no me puedo olvidar de la anterior.

© 2011 David Lago González

sábado, 16 de abril de 2011

EL CAMBIO DEL CAMBIO

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Edward Burtnysky

Edward Burtnysky

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http://zoevaldes.net/2011/04/16/entrevista-a-oscar-elias-biscet/#comment-67619

 

He dejado este comentario en el blog de Zoe y lo paso al mío pues prefiero asumir las responsabilidades y no dar la imagen de que voy por ahí prendiendo la candelita y con el “por allá fumea…”  Éste es el comentario:

 

abril 16, 2011 2:48 pm

Por favor note: Su comentario está esperando ser moderado.

Mi opinión (que seguramente tendrá poco que ver con la del resto, y aunque halla otros que opinen lo mismo no la dirán o la disfrazarán por “si acaso”).

Deplorable la sustitución del “compañero” por el “hermano”. Suena más falso que lo primero.

Terrorífica la sustitución del manual de marxismo-leninismo y las obras completas de José Martí por las obras completas de José Martí y la Biblia (¿los evangelistas han ganado terreno?

Pasmante y alarmante la invocación continua de Dios.

No sé quiénes son todos esos que preguntan, pero dado que vienen de Diario de Cuba, asumo que comparten la mismo corriente intelectual neutralizadora de llamarle “amor” cuando todos quieren decir “sexo”.

CONCLUSIÓN: La mierda suma y sigue.

David Lago González

 

Ya escribiré sobre todo lo que pienso de los últimos movimientos (¿realmente se mueve algo?) en el deseado y utópico camino hacia la falacia de una libertad en Cuba, pero confieso que cada vez me cuesta más trabajo manifestarme.  No sé si soy yo quien se escapa de la objetividad y la subjetividad, la realidad y el deseo, o es la objetividad la que va suelta corriendo como una loca por caminos que me parecen demasiado trillados y obvios, insultantes y ofensivos, como para que me sienta mínimamente reconocidos en ellos, ni siquiera en el polvo que levantan los caballos.  Razón por la cual me he alejado lo más definitivamente posible de la Fundación Hispano-Cubano y quiero regresar al más profundo desarraigo, porque no entiendo nada, o lo poco que entiendo es demasiado feo como para secundarlo.

David Lago González

domingo, 20 de febrero de 2011

ROGER SALAS - La pasividad de Oblomov (mensaje y poema)

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Andrei Tarkovsky - film still from Zerkalo [The Mirror], 1975

Andrei Tarkovsky - film still from Zerkalo [The Mirror], 1975

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subject: la pasividad de Oblomov

...

De: ROGERSALAS@…………

Para: david2305@yahoo.es


me he vuelto a leer tu artículo y por eso debemos conceder su lugar, el que merece, a la poesía en nuestra vida (a pesar de lo que dice Olga Savonarola o La Cruel). En 2008 yo escribí LAS NIEVES DE OBLOMOV y te lo dediqué, cuando regresamos de aquella manifestación en Sol que, al menos a mí, marcó un antes y un después en mi condición de exiliado. ¿Por qué Oblomov? Hoy, más de dos años después, tenemos la respuesta. El personaje homónimo de la gran novela de Iván Goncharov de 1858 se ha convertido en el paradigma de la pasividad ante los hechos de la historia en tanto sus dimensiones mayores o domésticas, a la que agrego eso que decía mi madre machaconamente:

"no hay nada que hacer: en Cuba edificaron el odio encima de la miseria".

Para que no tengas que buscar, te lo pego aquí en su versión definitiva del libro.

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LAS NIEVES DE OBLOMOV

 

(para D.L.G. Manifestación en Sol)

 

Merecemos la nieve, no es ajena ni copiosa

como extraño podemos entender su silencio.

Al bajar en forma de telón abisal, su gesto

se transforma sobre nosotros en gran sudario.

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¿A quién conocerá cuando derretida, sucia

arrastre nuestras mejores ideas o recuerdos

que pueden contener banderas, otra bandera?

Cada enseña es un puñal, un torpe afeite.

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No podría levantar la voz ni tampoco escuchar.

Es tan simple como agitar un jirón de la mortaja.

Estamos rodeados de cientos de banderas

Como vestiduras de hielo, sangre, o cristal.

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Banderas a rayas azules y nieve espolvoreada.

Pero advierte que el distante triángulo rojo

es una lámina de sangre seca, húmeda

por mor de los copos que cayendo sentencian.

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La pintura es tan trágica como presumible:

cuando el dique teatral da paso a la escarcha

las sombras bajo abrigos anticuados corren

y abandonan el sendero de abedules desnudos.

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Respiran costosamente desdichados incautos

invocan la letanía de los mártires destronados,

recitan la hebra del fruto confitado en hiel,

la que se adorna con bayas de la cobardía.

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Ansia estúpida del orante al deseo de la nieve

que no cuaja bajo la tierra y se hace peor barro

en la torpe memoria de la isla cruzada a cuchillo.

Alzan aves muertas, complacen como banderas.

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Migajas en la mesa del banquete de Oblomov

respetable entonces como ahora, mintiéndose;

hay triángulos rojos, trozos del pastel baratario

en aguanieve trufados de sangre, hielo, cristal.

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(Madrid, 2008)

© Roger Salas

sábado, 5 de febrero de 2011

Tan lejos de El Cairo. (Y de Cuba misma también…)

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Tan lejos de El Cairo. (Y de Cuba misma también…)

(http://www.elpais.com/articulo/opinion/lejos/Cairo/elpepuopi/20110205elpepiopi_5/Tes)

 

Solamente voy a hacer referencia de la Tribuna desde donde Joannie lanza su voz al mundo (o al País) –ahora se me ocurre pensar que igual Bob Dylan escribió “Visions of Johanna” presintiendo que ella iba a nacer algún día –para especular contestando una pregunta que la filóloga con agente en Milano se formula --o como diría ella, imitando el léxico oficial militarista, “se plantea”.

“¿Por qué en Cuba no ocurre algo así?” Inquiere, un tanto lamentosa. Si yo hace 30 años que vivo en libertad y fuera de aquella pecera de peces y moluscos muertos, y no se me ocurre extrapolar situaciones que, aunque existan casuales coincidencias aisladas, no tienen nada que ver con la Revolución, su comunismo y la de-generación que ha motivado y la idiosincrasia cubana –aun en los tiempos en que sólo existían los creoles –no tiene puntos en común con el carácter del mundo árabe, salvo en el aspecto más machista del parecido remoto, cómo te vas a considerar capaz de rellenar media plana de un periódico cuya política de actuación y proyección ya me resulta más intrincada y sorprendente que la del propio presidente del Estado español. Algo sí tengo que reconocer en ti, y es la osadía. Es como Madonna cuando empezaba: a mí me gustaba porque, en fin de cuentas, era una descarada y ni su música ni ella misma valían un comino más allá de su desfachatez para imponerse, pero hoy me harta. Tú me gustaste durante una o dos semanas cuando de cierta forma te mantenías virgen y aparentemente espontánea y fuera de un tono patriotero que yo también detesto, que es ése de envolverse en la bandera cubana y gritar ¡Viva Cristo Rey! Pero ya después te institucionalizaste, como sucede con todo en Cuba, y te caíste del caballo (o de El Caballo, para ser retro-facha). Como Madonna, que se ha convertido como en un país en sí misma.

Además, para vender (o malvender), te adornas del pintoresquismo rancio, manido y facilón de siempre, introduciendo en la coctelera detalles como los tableros de Ifá (que no sé qué coño son), los babalaos, las barajas, los mogotes de Viñales, la arena fina, el mar desnudo y las caracolas, o Varadero y el melao. Te faltó la chiva también. Y por qué nos tienes que reducir a todos a esa imagen de caderas cimbreantes, como si todos fuéramos iguales y meneáramos el culo al mejor postor.  Ay, chica, ni siquiera Miguel Barnet pisa tanta inmundicia común.

Ahora bien y para terminar, aparte de lo ya dicho, ¿tú sabes por qué en Cuba no ocurre “algo así”? Porque antes de ti y después de ti, hay mucha gente como tú. Gente que no se manchará de sangre, pero que desde hace rato ingresaron –incluso puede que algunos sin ni siquiera darse cuenta –en La Comisión de la Neutralización para sentar las bases de la supervivencia continuada. Y es justamente contra esa continuación de lo mismo pero parecido, contra lo que parece estar alerta una buena parte del mundo árabe.

 

© 2011 David Lago González

 

PD. ¿Hasta cuándo se va a estar dando la falsa imagen de que toda la población cubana está al tanto de las disidencias que se disputan una continuidad metaforizada cuando al ciudadano de a pie prácticamente ya ni sabe lo que en realidad le interesa o quiere, salvo algo que caiga del Cielo como los milagros?

jueves, 27 de enero de 2011

Blogging from Cuba

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blogger

Con todo mi respeto hacia las personas que puedan estar más allá de “toda duda razonable”, hasta que mis pocos amigos, mi poca familia y los pocos conocidos que me son de confianza y que continúan viviendo en Cuba, no tengan total y libre acceso a internet –aunque sólo sea para enviarnos mensajes a través de e-mails  –yo pongo en duda cómo puede desarrollarse todo lo demás.  O las cosas han cambiado mucho o no han cambiado nada, y el oportunismo y el “sí, pero con cuidado” permitido, tolerado o negociado en no sé qué condiciones, siguen campando a sus anchas, y los grupúsculos de aquí y los elegidos de allá siguen defendiéndose mutuamente por su propio interés personal, de la misma forma que los ministros del derrocado y prófugo tunecino quieren ser continuadores de un gobierno de transición para volver a transitar hacia sí mismos.

DLG

domingo, 9 de enero de 2011

La Gran Crápula del Guante Blanco (REVISITADO)

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Doktor Schnabel von Rom

Doktor Schnabel von Rom

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(09/01/2011).  PERDÓN.  Con la calentura de la iracundia que me producen estas cosas, olvidé hacer referencia al post específico que ha motivado mis comentarios.  Creo que sin leer de qué se trata, se entiende mal mi ¿enfado? ¿rabia? ¿frustración? ¿impotencia?

http://zoevaldes.net/2011/01/06/escapa-de-cuba-el-guru-del-comercio-entre-la-isla-y-los-estados-unidos/

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Leo en chez Zoé distintas noticias y opiniones periodísticas sobre Cuba, he dejado distintos comentarios en esos posts pero me he traído uno de ellos al mío.  Es éste:

EEUU, España, Francia, cualquier país con una proyección --y digo "proyección"-- decente, se han convertido en un sinónimo físico de la quíntuple moral suiza, cuyo gran bienestar económico-social descansa sobre el secreto bancario en el que se ocultan todos los millones desviados y robados de la corrupción universal, de los dictadores, de los asesinos, de la Gran Crápula de Guante Blanco que domina el mundo por todas partes y bajo cualquier tendencia.  Estos países lo mismo acogen al Sha de Persia que al alumno más aventajado del comunismo cubano, o a Stalin o a Hitler, o a Franco o a Fidel.  Pero al Hombre Simple les depara muchas veces, peores situaciones de las que salió huyendo.

La ética se convierte, cada día más, en algo estrictamente personal que desaparece por arte de birlibirloque si esa misma persona llega al gobierno o a cualquier otro tipo de poder que tenga que hacer concesiones en base a determinados o innumerables intereses.

David Lago González

 

sábado, 18 de diciembre de 2010

¡Ay, WikiLeaks! ¡¿Dónde nos vas a llevar?!

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Tara Dougas - Living Inside A Bear

Tara Dougas - Living Inside A Bear

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WikiLeaks no genera un nuevo periodismo. No crea un estilo ni una revolución. LO ÚNICO QUE WikiLeaks SÍ PONE DE MANIFIESTO ES LA DEGRADACIÓN UNIVERSAL DE UN SENTIDO ÉTICO profesional, personal, humano.

Si yo --pobre mortal que para su desgracia aún piensa por sí mismo --pongo en conocimiento del mundo virtual el contenido de las conversaciones personales que he tenido a lo largo de mi vida o, digamos, las relacionadas con opiniones políticas tanto generales como específicas en el terreno “cubano” y que incluyen apreciaciones, comentarios, puntos de vista y segundos intereses de personajes del “exilio” o el “estado” cubano, yo seguramente sería reprobado y se me tacharía, cuando menos, de indigno y mezquino. Si hoy apesto tanto para lo oficial como para lo oficioso, en fin, cualquier tipo de poder, por mínimo que éste sea, y algunas personas se han rehilado sobre sí mismas en desafortunados ágapes (“actividades” se les llamaba en los CDR) coincidentes para no ver la carne cada vez más patética de mi cuerpo sino un simple vaho, una corriente de aire, un frío que pasa por el lado como un fantasma, qué harían si yo contara lo que fulano me ha dicho de zutano y así, hasta un viceversa infinito. Toda una cantera de piedras contra María Magdalena; toda una granja de aves ponedoras cumpliendo su más grande meta contra este “pesao” intrigante, maledicente (¿o mal disidente?) y, además, maricón.

Pero si aparece un hacker brillante, de maneras un tanto ambiguas, y sustentado por algún poderoso emporio misterioso que le hace existir y para el cual ofrece su figura de hombre de paja, revelando a diestra y a siniestra secretos diplomáticos casi de alcoba provenientes de los Estados Unidos de Norteamérica (y sólo desde esa fuente) que abarcan a todo el mundo, entonces este señor se convierte en un luchador por la libertad de expresión y en un revolucionario antisistema, y se producen manifestaciones a su favor porque todo el mundo se siente estafado y quiere saber más y más, pero es que esa verdad (de comentarios subterráneos) sólo parte de un lado, lo cual automáticamente torna los odios y las miradas contra el tenebroso imperialismo yanqui, y tan pronto se le acusa de hipócrita como realista, desafortunado o certero, mentiroso o malintencionado, asqueroso o brillante. Pero, sin ninguna duda, de la misma forma que este hecho demuestra, repito, el grado de ruindad ética a la que ha llegado el mundo, también fomenta un sentimiento antinorteamericano y magnifica las más bajas pasiones nacionalistas. Gobiernos, grupos, organizaciones y personas aludidas sólo admiten que las filtraciones que pasa WikiLeaks son verdaderas cuando atañen a otros que no sean ellos.

¡Cuán básico es todo! Dan pena.

© 2010 David Lago González

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EE UU sospecha de grupos de la oposición cubana en España

La embajada en Madrid cree que el fundador de Cuba Democracia Ya! es agente cubano y recela de Encuentro Cubano, una plataforma que recibe fondos norteamericanos

http://www.elpais.com/articulo/internacional/EE/UU/sospecha/grupos/oposicion/cubana/Espana/elpepuint/20101217elpepuint_18/Tes

martes, 30 de noviembre de 2010

LEYENDO EN WOOSTER (martes, 30 de noviembre de 2010)

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Hoy me ingresaron la pensión. Así que pasé por mi banco, saqué dinero y empecé a pagar deudas y recibos. Pero pude también volver a desayunar en Wooster. Por misteriosas razones que tendrán que ver con el mal funcionamiento del suministro del diario El País, no compré ninguno en el kiosco pues ya se habían agotado, y, sentado a la barra del café, comencé a hojear un ejemplar de El Mundo que allí tenían, pero al llegar a esta página que aquí ex/pongo se me atragantó la magdalena (o “la madalena”, hablando en madrileño). Lo juro por el pobrecito de mi viejito Fidel que reviente ahora mismo sin llegar al año que viene en que seguro que le van a dar el premio Nobel, si digo alguna mentira. Enseguida vinieron corriendo las muchachitas de Wooster a darme golpes en la espalda y hasta el dueño me sirvió un vaso de agua con sus propias manos (o “E.S.M.” como se decía antes). Final y felizmente, bajó el trozo de masa horneada.

Y es que yo recordaba que recordaba que me parecía recordar que éste era el mismo médico cubano que durante las jornadas sobre la represión de la homosexualidad en Cuba que se desarrollaron en Casa de América hace algunos años, él intervino desde el público en un evidente intento de desviar la atención de lo que se estaba tratando en ese momento, y creo recordar que hasta hubo necesidad por parte de la mesa de ponentes de hacerle públicamente más evidente la evidencia de que no continuara con su treta barata. Creo que después estuvo otro día, pero no se hizo notar mucho.

Pasa el tiempo y comienza la pandemia cubana de huelgas de hambre que llevó a Zapata a la muerte y a Fariñas al Sajarov (reparar, compañeritas y compañeritos, en el abismo de la diferencia), y hete aquí que un día me lo veo fugazmente en un telediario o algo así haciendo no sé qué disquisición sobre las huelgas de hambre, y hasta me parece recordar –no me hagan mucho caso porque yo tengo la cabeza, huuyyy… muy mala, malísima –que el galeno hubo de asegurar algo así como que él era especialista en huelgas de hambre, lo que me dejó profundamente conturbado porque nunca este cerebrito mío de Camagüey de 1950 pudo imaginar que existiera tal especialidad científico-médica (¿o científico-técnica?)

Ahora, dicho lo dicho, les invito a leer y, SOBRE TODO, a ver y escuchar atentamente la entrevista grabada por El Mundo Investigación.

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POLÍTICA | Denuncia de un asesor del PP

La Habana retira el visado a un médico cubano

por 'ser del partido de Aznar'

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Roberto Bécares | Fede Chicou (vídeo) | Madrid

"Me dijeron que sabían que formaba parte del partido de Aznar, y de Esperanza Aguirre, que era un partido que había hecho mucho daño a Cuba en Europa". El pasado julio, Guillermo Ponce, un médico cubano que lleva residiendo en España desde hace 13 años, se llevó el susto de su vida. Mientras disfrutaba de sus vacaciones en la casa de su familia en Santa Clara (Cuba), le citaron para a acudir a los Oficinas de Inmigración.

"Me habían estado controlando desde que había llegado a la isla; agentes de Inmigración e Inteligencia me dijeron que sabían que iba dando conferencias y charlas por otros países diciendo que en Cuba había racismo", asegura Ponce, al que en la reunión los agentes le comunicaron que no iban a tomar medidas contra él porque no habían encontrado ninguna "irregularidad" desde su presencia en la isla.

Fue un toque de atención. Un 'Oye, sabemos lo que estas haciendo'. Ponce, que lleva muchos años forjando el movimiento afro en España, es fundador de la asociación de afrocubanos en nuestro país y asesor de la comisión regional y nacional del PP de Inmigración y de la regional de Sanidad. "Yo les dije que sí era cierto, pero que era un uso democrático de pensar y opinar libremente y que me había cuidado mucho de no hacer política en Cuba, contraviniendo las leyes del país", asegura Ponce.

"Pasamos mucho miedo, la reunión duró dos horas, y mi mujer y mis hijos estaban muy preocupados, no sabían lo que me podía pasar". Ponce, aun así, pensó que aquello quedaría en anédocta, pero su pesadilla acababa de comenzar. Cuando volvió el pasado 27 de octubre a la isla a visitar a su abuela, que "tiene un delicado estado de salud", se encontró en el aeropuerto con que su visado -conocido en Cuba como permiso de Residencia en el Exterior y que le permite entrar y salir de la isla cuando quiera- estaba cancelado.

Tras dos horas retenido, pasó el control de Inmigración pero con el visado convertido en papel mojado. "Me dirigí de nuevo a las oficinas de Santa Clara, y no supieron decirme porque [sic en prensa] tenía cancelado el permiso, pero volvieron a hacer mención a mi actividad política en España", afirma el médico, casado con una española y con cinco hijos. Días después, le bajaron del avión en el que iba a ir a una reunión en Quito porque "no tenía autorización".

"En otra sala dos agentes me volvieron a insistir en los logros que había tenido la revolución para los negros en Cuba; yo les di mi opinión", asegura este responsable del servicio de Urgencias de Salamanca. Dos días después, consiguió salir del país con un 'salvoconducto' tras tener que comprar otro billete.

Ahora, cuando vuelva a Cuba, tendrá que hacerlo como turista o como si hubiera sido expulsado del país. La Habana decidirá si le deja entrar y cuándo, precisa. "Me han mandado un mensaje, me mandan callar. Saben de mi cercanía a la comunidad cubana y la comunidad negra y nuestra visión sobre la falta de libertad y la necesidad de democracia en Cuba", asegura Ponce.

"Es un mensaje para todos los inmigrantes cubanos, nos les importa que vivamos en un país libre; no quieren que nadie hable contra el sistema", dice el doctor, que no está precisamente contento con la actuación de la Embajada Española.

"En el segundo incidente, cuando acudí a ellos me dijeron que no podía hacer nada porque era una ciudadano cubano para ellos; me hubiera gustado una sensibilidad mayor", asegura Ponce, que pide al Gobierno español y a la UE que no mire para otro lado después de convertirse en el primer cubano vinculado a un partido político español que sufre represalias.

"No se puede permitir que nos persigan por nuestras actividades en países democráticos", concluye el doctor, que ha recibido apoyos de solidaridad de su partido y también de sectores de la izquierda, y que asegura que proseguirá con más fuerza aun su lucha "por los derechos humanos y por la libertad".

http://www.elmundo.es/elmundo/2010/11/25/espana/1290707105.html

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Ese vídeo. ¡Ese vídeo! Francamente me pregunto si él habla para los infantes parvularios del PP o del país en general (el país, por supuesto, es España; Cuba es cualquier otra cosa menos un país)… Qué historia es la que cuenta… Cuánta inocencia acumulada en un solo cuerpo… Llego a dudar si él nació en Cuba bajo lo único que conoció o viene de Marte. ¿Es, acaso, Ziggy Stardust? Llego a dudar también que no sé qué cosa es más grave: que el PP cuente con personas como ésta entre sus activos, o que él considere un honor militar en el PP. Creo que ambos se desprestigian mutuamente. Punto más, un puntito más solamente, y es otro “papelazo Neira”.

Quiero colgar este texto en la noche de hoy, pero si se desmenuza la entrevista da para varios artículos. Es posible que me ponga a la tarea. Es posible, quizás, no sé. Solamente es posible. En definitivas, a quién coño le importa Cuba, y no ya lo que pasa en la imprevisible Cuba, sino todo lo que ha pasado desde el principio de los tiempos, en el que, para no desmerecer la contradictoria fluidez del pobre expulsado, LO PRIMERO FUE SIEMPRE EL VERBO, el verbo DE LA DEMAGOGIA, LA MENTIRA Y LA INFAMIA.

© 2010 David Lago González