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Hoy me ingresaron la pensión. Así que pasé por mi banco, saqué dinero y empecé a pagar deudas y recibos. Pero pude también volver a desayunar en Wooster. Por misteriosas razones que tendrán que ver con el mal funcionamiento del suministro del diario El País, no compré ninguno en el kiosco pues ya se habían agotado, y, sentado a la barra del café, comencé a hojear un ejemplar de El Mundo que allí tenían, pero al llegar a esta página que aquí ex/pongo se me atragantó la magdalena (o “la madalena”, hablando en madrileño). Lo juro por el pobrecito de mi viejito Fidel que reviente ahora mismo sin llegar al año que viene en que seguro que le van a dar el premio Nobel, si digo alguna mentira. Enseguida vinieron corriendo las muchachitas de Wooster a darme golpes en la espalda y hasta el dueño me sirvió un vaso de agua con sus propias manos (o “E.S.M.” como se decía antes). Final y felizmente, bajó el trozo de masa horneada.
Y es que yo recordaba que recordaba que me parecía recordar que éste era el mismo médico cubano que durante las jornadas sobre la represión de la homosexualidad en Cuba que se desarrollaron en Casa de América hace algunos años, él intervino desde el público en un evidente intento de desviar la atención de lo que se estaba tratando en ese momento, y creo recordar que hasta hubo necesidad por parte de la mesa de ponentes de hacerle públicamente más evidente la evidencia de que no continuara con su treta barata. Creo que después estuvo otro día, pero no se hizo notar mucho.
Pasa el tiempo y comienza la pandemia cubana de huelgas de hambre que llevó a Zapata a la muerte y a Fariñas al Sajarov (reparar, compañeritas y compañeritos, en el abismo de la diferencia), y hete aquí que un día me lo veo fugazmente en un telediario o algo así haciendo no sé qué disquisición sobre las huelgas de hambre, y hasta me parece recordar –no me hagan mucho caso porque yo tengo la cabeza, huuyyy… muy mala, malísima –que el galeno hubo de asegurar algo así como que él era especialista en huelgas de hambre, lo que me dejó profundamente conturbado porque nunca este cerebrito mío de Camagüey de 1950 pudo imaginar que existiera tal especialidad científico-médica (¿o científico-técnica?)
Ahora, dicho lo dicho, les invito a leer y, SOBRE TODO, a ver y escuchar atentamente la entrevista grabada por El Mundo Investigación.
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POLÍTICA | Denuncia de un asesor del PP
La Habana retira el visado a un médico cubano
por 'ser del partido de Aznar'
Roberto Bécares | Fede Chicou (vídeo) | Madrid
"Me dijeron que sabían que formaba parte del partido de Aznar, y de Esperanza Aguirre, que era un partido que había hecho mucho daño a Cuba en Europa". El pasado julio, Guillermo Ponce, un médico cubano que lleva residiendo en España desde hace 13 años, se llevó el susto de su vida. Mientras disfrutaba de sus vacaciones en la casa de su familia en Santa Clara (Cuba), le citaron para a acudir a los Oficinas de Inmigración.
"Me habían estado controlando desde que había llegado a la isla; agentes de Inmigración e Inteligencia me dijeron que sabían que iba dando conferencias y charlas por otros países diciendo que en Cuba había racismo", asegura Ponce, al que en la reunión los agentes le comunicaron que no iban a tomar medidas contra él porque no habían encontrado ninguna "irregularidad" desde su presencia en la isla.
Fue un toque de atención. Un 'Oye, sabemos lo que estas haciendo'. Ponce, que lleva muchos años forjando el movimiento afro en España, es fundador de la asociación de afrocubanos en nuestro país y asesor de la comisión regional y nacional del PP de Inmigración y de la regional de Sanidad. "Yo les dije que sí era cierto, pero que era un uso democrático de pensar y opinar libremente y que me había cuidado mucho de no hacer política en Cuba, contraviniendo las leyes del país", asegura Ponce.
"Pasamos mucho miedo, la reunión duró dos horas, y mi mujer y mis hijos estaban muy preocupados, no sabían lo que me podía pasar". Ponce, aun así, pensó que aquello quedaría en anédocta, pero su pesadilla acababa de comenzar. Cuando volvió el pasado 27 de octubre a la isla a visitar a su abuela, que "tiene un delicado estado de salud", se encontró en el aeropuerto con que su visado -conocido en Cuba como permiso de Residencia en el Exterior y que le permite entrar y salir de la isla cuando quiera- estaba cancelado.
Tras dos horas retenido, pasó el control de Inmigración pero con el visado convertido en papel mojado. "Me dirigí de nuevo a las oficinas de Santa Clara, y no supieron decirme porque [sic en prensa] tenía cancelado el permiso, pero volvieron a hacer mención a mi actividad política en España", afirma el médico, casado con una española y con cinco hijos. Días después, le bajaron del avión en el que iba a ir a una reunión en Quito porque "no tenía autorización".
"En otra sala dos agentes me volvieron a insistir en los logros que había tenido la revolución para los negros en Cuba; yo les di mi opinión", asegura este responsable del servicio de Urgencias de Salamanca. Dos días después, consiguió salir del país con un 'salvoconducto' tras tener que comprar otro billete.
Ahora, cuando vuelva a Cuba, tendrá que hacerlo como turista o como si hubiera sido expulsado del país. La Habana decidirá si le deja entrar y cuándo, precisa. "Me han mandado un mensaje, me mandan callar. Saben de mi cercanía a la comunidad cubana y la comunidad negra y nuestra visión sobre la falta de libertad y la necesidad de democracia en Cuba", asegura Ponce.
"Es un mensaje para todos los inmigrantes cubanos, nos les importa que vivamos en un país libre; no quieren que nadie hable contra el sistema", dice el doctor, que no está precisamente contento con la actuación de la Embajada Española.
"En el segundo incidente, cuando acudí a ellos me dijeron que no podía hacer nada porque era una ciudadano cubano para ellos; me hubiera gustado una sensibilidad mayor", asegura Ponce, que pide al Gobierno español y a la UE que no mire para otro lado después de convertirse en el primer cubano vinculado a un partido político español que sufre represalias.
"No se puede permitir que nos persigan por nuestras actividades en países democráticos", concluye el doctor, que ha recibido apoyos de solidaridad de su partido y también de sectores de la izquierda, y que asegura que proseguirá con más fuerza aun su lucha "por los derechos humanos y por la libertad".
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/11/25/espana/1290707105.html
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Ese vídeo. ¡Ese vídeo! Francamente me pregunto si él habla para los infantes parvularios del PP o del país en general (el país, por supuesto, es España; Cuba es cualquier otra cosa menos un país)… Qué historia es la que cuenta… Cuánta inocencia acumulada en un solo cuerpo… Llego a dudar si él nació en Cuba bajo lo único que conoció o viene de Marte. ¿Es, acaso, Ziggy Stardust? Llego a dudar también que no sé qué cosa es más grave: que el PP cuente con personas como ésta entre sus activos, o que él considere un honor militar en el PP. Creo que ambos se desprestigian mutuamente. Punto más, un puntito más solamente, y es otro “papelazo Neira”.
Quiero colgar este texto en la noche de hoy, pero si se desmenuza la entrevista da para varios artículos. Es posible que me ponga a la tarea. Es posible, quizás, no sé. Solamente es posible. En definitivas, a quién coño le importa Cuba, y no ya lo que pasa en la imprevisible Cuba, sino todo lo que ha pasado desde el principio de los tiempos, en el que, para no desmerecer la contradictoria fluidez del pobre expulsado, LO PRIMERO FUE SIEMPRE EL VERBO, el verbo DE LA DEMAGOGIA, LA MENTIRA Y LA INFAMIA.
© 2010 David Lago González
3 comentarios:
Pero qué habla el Prieto ese? esto es surrealismo o vaselina de nuevo tipo? si te digo, no sé como tomar lo que dice, no encuentro el cabo que ponga pie en tierra...
increible!
qué es lo que quiere?, que le digan negro, que el PP le pague por un alto cargo, bueno..por dios, cada vez que sacan tortilla es de un huevo clueco?
besos David
Gracias. Estos personajes son increíbles, allí había otro, ya podrás imaginar quién, cuya agenda era la misma que éste. Las estrategias han cambiado y mucho.
Por las cosas que dice, y como las dice, da la impresión de que acabara de descubrir nada menos y nada más que la rueda.
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