Lo peor del laicismo es que se está convirtiendo en una nueva religión fundamentalista, con su propio tribunal inquisitorial y su propia fatwa. Es monoteísta y excluyente, y en realidad –en contra de lo que anuncia y cómo se anuncia –tiene muy poco que ver con la libertad de expresión y, en sentido general, con toda la libertad.
David Lago González
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