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domingo, 24 de abril de 2011

LEYENDO EN WOOSTER (domingo 24 de abril de 2011)

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Contra censores y energúmenos

Vargas Llosa clama por "la libertad y los libros" en Buenos Aires.
Ambiente caldeado en las horas previas a la conferencia que un grupo de intelectuales quiso vetar

SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ | Buenos Aires 22/04/2011

http://www.elpais.com/articulo/cultura/censores/energumenos/elpepucul/20110422elpepucul_1/Tes

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Mario Vargas Llosa no inauguró finalmente la 37ª Edición de la Feria del Libro de Buenos Aires, como estuvo previsto en su momento, pero sí pronunció el discurso "principal" del orador invitado, 24 horas después de la apertura formal de la muestra. "Se supone que la inauguración es un acto único, pero aquí se ha desdoblado en dos días distintos, imagino que para evitar que yo apareciera junto a los políticos el día de la apertura", ha explicado a EL PAÍS el premio Nobel de Literatura 2010. "Mi discurso no cambiará por eso: defender el derecho de los libros a ser libres es defender nuestra libertad de ciudadanos, el precioso fuego que la atiza, mantiene y renueva", afirmó.

La Feria del Libro de Buenos Aires sortea la polémica sobre Vargas Llosa. El ambiente, que parecía más calmado, se caldeó mucho en las últimas horas, con unas imprevistas declaraciones de Aníbal Fernández, jefe de Gabinete de la presidenta. Pareció ignorar las instrucciones de Cristina Kirchner de dejar en paz al escritor y lanzó un furioso ataque tanto contra Vargas Llosa como contra Fernando Savater, que visita también estos días Buenos Aires y que se rio de los intelectuales argentinos que protestan por la presencia del premio Nobel en la Feria del Libro.

El acto de inauguración formal, que se desarrolló el miércoles por la tarde, tampoco ayudó a calmar las cosas. Aunque no asistieron ni la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, ni el intendente de la ciudad, Mauricio Macri, sus enviados y representantes se las arreglaron para alimentar el clima de confrontación. El ministro de Educación, Alberto Sileone, en especial, convirtió la inauguración en un mitin político puro y duro. Logró el extraño prodigio de inaugurar una Feria del Libro en una capital latinoamericana sin mencionar el hecho de que este año un escritor latinoamericano ha sido reconocido con el Nobel.

Vargas Llosa no se sintió ofendido por el cambio de programa, ni alteró por eso el contenido de su discurso, una defensa apasionada del libro que "como árboles de un bosque encantado, se animan al abrirlos". "Basta que celebremos con sus páginas esa operación mágica que es la lectura para que la vida estalle en ellos".

El escritor no rehuyó, sin embargo, la polémica. "Agradezco a la presidenta su oportuna intervención para atajar el intento de veto de algunos colegas y adversarios de mis ideas políticas para desinvitarme al acto", aseguró. "Ojalá esa toma de posición se contagie a todos sus partidarios y sea mantenida por ella misma en su conducta gubernamental".

Enorme expectación

Vargas Llosa quiso que su discurso, esperado con enorme expectación en una sala abarrotada de público, fuera seguido por un diálogo con el periodista y escritor argentino Jorge Fernández Díaz, y que discurrió con toda tranquilidad, en medio de risas, anécdotas y relatos extraordinarios del Premio Nobel.

Vargas Llosa se mostró relajado y disfrutó del coloquio, en el que se tocaron temas literarios, biográficos y también políticos. Reafirmó, en un momento del diálogo, que seguirá criticando todo lo que no le guste tanto de América Latina como de Argentina. "Hay que seguir ejerciendo la libertad con prudencia y sin beligerancia", dijo. Tal afirmación fue recibida con una cerrada ovación del auditorio.

Previamente, el premio Nobel de Literatura tuvo que soportar que un pequeño grupo de piqueteros "ideológicos" cortara el tráfico frente a su hotel y que, con un ensordecedor ruido de bombos, reclamara su marcha del país. "Les vi desde la ventana. No eran muchos, pero hacían mucho ruido. Gritaban contra mí, pero no estaban muy informados porque me decían que Humala va a ganar las presidenciales en Perú, sin saber que yo ya he anunciado que voy a votar por él, para evitar que regrese Fujimori al poder y se legitime su etapa de robo, asesinatos y corrupción".

Vargas Llosa reconoce que este tipo de polémicas le resulta muy cansada y aburrida y que han conseguido estropearle un viaje a Buenos Aires, algo que para él siempre había sido muy agradable y enriquecedor y que ahora le exige, incluso, llevar protección en la calle. "Estoy deseando que elijan un nuevo premio Nobel para que sea el siguiente el que tenga que soportar toda esta presión", reconoce. Pero no está dispuesto a permitir que nadie le impida hablar libremente, y mucho menos en una Feria del Libro. "Eso sería admitir la derrota frente a los energúmenos", protesta. "Sobrellevo todo esto con espíritu deportivo, pero la verdad es que no comprendo por qué la inauguración de una Feria del Libro tan hermosa como la de Buenos Aires no puede ser algo sencillo sino que se convierte en un combate político y en un intento de censura".

Contra ellos, los censores y energúmenos, ha dirigido su discurso "semiinaugural": "El episodio, más allá de lo anecdótico, es un asunto actual: la libertad y los libros", explica. "Manuscritos, impresos o ahora digitales, representan la diversidad (mientras no sea expurgados, claro está). Esta extraordinaria diversidad desaparece cuando gracias a los libros nos sumergimos en lo profundo hasta llegar a aquellas raíces de la especie, pues allí descubrimos lo que hay de solidario y de semejante, una condición, unos anhelos, alegrías y miedos, que establecen una identidad recóndita sobre las diferencias y distancias".

Los libros, cree, ayudan a derrotar los prejuicios y a descubrir que somos iguales en el fondo, que los "otros" somos "nosotros". El premio Nobel ha explicado cómo la Inquisición española prohibió durante casi tres siglos que se imprimieran novelas en América Latina. "Una de las perversas y felices consecuencias de esa prohibición", afirmó, "fue que la ficción prohibida se las arregló para contaminarlo todo. Eso ha sido muy beneficioso en los dominios del arte y la literatura, pero bastante catastrófico en otros en los que, sin una buena dosis de pragmatismo y de realismo, un país puede irse a pique". "Los comisarios políticos han reemplazado en la vida moderna a los inquisidores de antaño", denunció.

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NOTA DEL BLOGGER: Pues de censores y comisarios políticos del arte y la literatura, todos energúmenos, sabemos bastante los cubanos, así como los rusos y todos los súbditos de los países que han sido comunistas. Lo triste es que esos sub-personajes siguen campeando a diestra y siniestra, y con la anuencia de la mayor parte del colectivo del ghetto (o exilio, o diáspora) cubana y la cuña de la mayor parte de la oligarquía literaria internacional. Pasaron de ser deplorables a respetables. (DLG)

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Bardem, Bollaín y Casas, premiados en Nueva York

La Asociación de Cronistas reconoce a actores y cineastas en su gala anual

AGENCIAS - Nueva York - 24/04/2011

http://www.elpais.com/articulo/gente/tv/Bardem/Bollain/Casas/premiados/Nueva/York/elpepugen/20110424elpepuage_1/Tes

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NOTA DEL BLOGGER: EE UU es uno de los pocos países del mundo que llega al colmo de premiar incluso a aquellos que le desprecian, como es el caso de tantos actores y directores de cine de mejor y peor valía que se han pasado la vida criticando el encasillamiento de Hollywood para con los actores hispanos (que por lo general siempre terminan haciendo papeles, no de españoles, sino de sudacas) mientras ellos no dan eso que llaman “el salto a Hollywood”. ¿Inocencia, ingenuidad, bondad, respeto a la profesionalidad del otro? Valores muy poco profesados en suelo patrio. (DLG)

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Procesiones ateas

CLARA SÁNCHEZ 24/04/2011

http://www.elpais.com/articulo/madrid/Procesiones/ateas/elpepiespmad/20110424elpmad_9/Tes

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La Semana Santa se repite con bastante precisión año tras año incluso en tiempos tan sorprendentes como los nuestros. Comienza con sol el Domingo de Ramos para seguir con tormenta y nubarrones el Viernes Santo. Un calco del libro de historia sagrada de mi infancia en que en una lámina Jesús entraba triunfante en Jerusalén montado en burro y en otra había tres solitarias cruces en el Calvario bajo un cielo tenebroso. Una escena era alegre y multitudinaria y la otra de una soledad aplastante. Espinas, dolor, sangre y temblor de tierra. La siguiente lámina representaba la ascensión del hijo de Dios a los cielos.

Sí que me molesta que los católicos sean tan susceptibles

La historia es de una gran sencillez mitad realista, mitad mágica; mitad humana, mitad divina: al mundo de los seres humanos llega otro ser superior, más elevado, para mostrarnos un camino espiritual. Siente compasión por nosotros porque somos unos descerebrados crueles que, en sus propias palabras, no sabemos lo que hacemos, y la verdad es que algunos milenios después continuamos igual o peor. Pero para comprendernos de verdad este ser con poderes extraordinarios ha de ser uno de los nuestros y sentir nuestras pasiones, deseos y limitaciones. Ha de vivir en un momento histórico y social concreto, por lo que nace, crece y muere, aunque como sabemos que es un ser especial el que ascienda a los cielos no lo consideramos un giro completamente gratuito en la narración, porque desde el mismo momento de su atípico nacimiento su existencia va acompañada de unas cuantas pinceladas sobrenaturales sabiamente repartidas hasta el final apoteósico con el advenimiento del Espíritu Santo, representado en la lámina con una paloma.

¿Inverosímil? ¿Increíble? El creyente no se cuestiona estos detalles. Y para el no creyente puede ser el más bello relato de ciencia ficción de la historia. Su encanto reside en la frescura y el candor con los que transmite todo tipo de sensaciones y sentimientos: amor, odio, traición, culpa, remordimientos, compasión, dolor, alegría, y unas cuantas imágenes de una eficacia demoledora, como "la última cena", que aún está en explotación comercial, como la "sábana santa", la corona de espinas, la copa, la cruz. ¿Qué no daría cualquier líder político por tener a un asesor al que se le ocurriesen frases del tipo: "Dejad que los niños se acerquen a mí", "los últimos serán los primeros", "poned la otra mejilla", "todo está consumado"?

A veces la gente muy religiosa, que todo lo basa en la fe, no llega a saborear la gran libertad creativa de esta narración. Yo no me considero religiosa en ese sentido. No me he empapado de religiosidad entre otras cosas porque fui de las pocas niñas de mi generación que no asistió a un colegio de monjas y que solo me acercaba por la iglesia en bautizos, bodas y comuniones, lo que en el fondo me hacía sentirme fuera del sistema en un país en que en Semana Santa solo se escuchaban las cadenas de los penitentes.

Las procesiones a la fuerza tampoco me gustaban, me entristecían. En cambio ahora empiezo a entenderlas. Me gusta ver la emoción de la gente, el clima que se crea en torno a una sensación, el colorido, el barroquismo. La gente se disfraza, llora y canta. El ambiente es contagioso y hay que ser muy frío para no dejarse llevar por todo ese delirio. Y lo mismo ocurre en las procesiones del interior, mucho más austeras y sobrias, como las de nuestro Madrid. Las procesiones y la Semana Santa, sobre todo en Andalucía, hoy por hoy son una atracción cultural y turística de enorme envergadura, que genera mucho dinero y que se ha convertido en marca, en postal. Del mismo modo que la fiesta del Orgullo está llena de heteros, las procesiones de Semana Santa están llenas de ateos. Lo que importa es la fiesta y el calor humano, la energía colectiva, como en los conciertos y en el fútbol.

A mi vida no le afectan negativamente estas fiestas, salvo que los hoteles estén abarrotados y no encuentre habitación. Pero sí que me molesta que los católicos sean tan susceptibles. Y si lo son que se aguanten. En este país siempre ha habido católicos radicales y ateos radicales. Y si los ateos quieren hacer una marcha, que la hagan, están en su derecho. Y si hay sátira que la haya. ¡Ya está bien!

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NOTA DEL BLOGGER: De acuerdo en todo con Clara Sánchez, salvo en ¿la ingenuidad? de no prever que en la sátira va implícita la provocación. Tan gratuita como la quema del Corán por parte del estúpido fanático evangelista en EE UU. Claro, que los nazarenos luego no van a ir a decapitar a Cayo Lara ni a Almudena Grandes. (DLG)

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La semana por delante DANZA

Un gran clásico

ROGER SALAS 24/04/2011

http://www.elpais.com/articulo/madrid/gran/clasico/elpepuespmad/20110424elpmad_17/Tes

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Coincidiendo con el Día Internacional de la Danza, pero sin que se pueda asimilar como una celebración específica de significado reivindicativo, los Teatros del Canal presentan de nuevo en Madrid el Real Ballet de Suecia (del 29 de abril al 1 de mayo, a las 20.00), una de las compañías más antiguas de Europa y un verdadero poso importante de la historia del ballet europeo desde el XVIII.

La compañía nórdica, ahora bajo la dirección de Madeleine Onne, con una tradición muy específica dentro del ballet dramático y moderno (desde Mijail Fokin a Antony Tudor, o de Ivo Kramer a Birgit Cullberg) ha dado un giro radical a su repertorio activo, centrándose en los modos más contemporáneos. Dos obras de creación componen el programa: Tableau perdu, de Christian Spuck, talento de 41 años que despunta en varias compañías y que usa la sinfonía italiana de Mendelssohn. Lo que más promete es Rättika, del sueco Mats Ek sobre el concierto para violín Opus 77 de Brahms. Ek ha tenido como asistente coreográfica a la importante intérprete Ana Laguna.

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La semana por delante ARTE

Ficciones africanas

FIETTA JARQUE 24/04/2011

http://www.elpais.com/articulo/madrid/Ficciones/africanas/elpepuespmad/20110424elpmad_16/Tes

Personajes vestidos con elegantes trajes de estilo victoriano o de la época de la Revolución Francesa, realizados íntegramente con telas de estampado típicamente africano. Una versión distinta y ficticia de la historia, como si los africanos -por entonces colonizados y esclavizados- hubiesen participado en la pompa y los lujos de la clase dominante de aquellas épocas.

Las metáforas que usa el artista británico de origen nigeriano Yinka Shonibare (Londres, 1962) son vistosas, irónicas, directas, eficaces. Estos estampados se han convertido casi en su marca de fábrica. Los utiliza como símbolo de un continente que ha permanecido mudo e invisible en los grandes acontecimientos del pasado. Aunque el artista explica, para colmo de paradojas, que esos estampados que los africanos actuales consideran como propios son originalmente indonesios.

Esculturas, pinturas y un vídeo fastuoso. La exposición de Shonibare en la sala de la Comunidad de Madrid, Alcalá 31 (hasta el 5 de junio), es una magnífica oportunidad para ver una amplia selección del trabajo de este artista, uno de los más valorados en el panorama del arte británico actual.

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Yinka Shonibare, Scramble-for-Africa

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TRIBUNA: MÓNICA ZGUSTOVA

Libros en el 'gulag'

MÓNICA ZGUSTOVA

24/04/2011

http://www.elpais.com/articulo/opinion/Libros/gulag/elpepuopi/20110424elpepiopi_5/Tes

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Hace dos semanas, en Moscú, visité a varias mujeres que habían pasado su juventud en el gulag estalinista. Para llegar a sus apartamentos en los enormes bloques de pisos de paneles prefabricados llamados jrushchovki, era preciso coger el metro y luego el tren o el trolebús. Allí, en la periferia de la capital, las expresas políticas me recibieron con la proverbial hospitalidad rusa. Nunca rehabilitadas del todo, recordaron los años de su cautiverio no sólo con horror. Varias de ellas me confesaron que sin esa experiencia su vida hubiera resultado incompleta.

La amistad y la literatura fueron los refugios de las mujeres rusas desterradas

Me costó entenderlo. Primero pensé que defendían su juventud en el gulag porque no tuvieron otra. Pero a medida que la conversación avanzaba y me mostraban sus fotos y sus libros (todas ellas erigieron en sus humildes pisos unas bibliotecas admirables), lo fui comprendiendo. Lo excepcional que esas mujeres encontraron en el gulag fue la amistad: una amistad invulnerable, abnegada, firme.

Gaira Artiómovna Vesiólaia me enseñó pequeñas libretas hechas a mano: la poesía que se escribía en el gulag. "Puesto que los libros estaban prohibidos, por las noches recitábamos de memoria esos poemas que habían compuesto algunas de nosotras; preferíamos dormir menos y humanizarnos, elevarnos con la poesía," me explicó Gaira. Entonces recordé mi reciente encuentro con Irina Emeliánova, la hija de Olga Ivínskaia que fue el último amor de Borís Pasternak y en quien éste se inspiró para crear el inmortal personaje de Lara, la heroína de Doctor Zhivago. Irina me contó que, tras la muerte de Pasternak, tanto su madre como ella habían ido a parar al gulag. Allí Irina se enamoró de un preso, traductor de poesía. Los dos enamorados se comunicaban ocultando poemas entre los ladrillos del muro que separaba el campo de las mujeres del de los hombres. Él le dejaba poesías francesas, ella poemas de Pasternak en minúsculos trozos de papel.

Valentina Grigórievna Íevleva, actriz que había pasado ocho años en el gulag de Kotlas, un desierto helado, por haber sido la hija de un "enemigo del pueblo" (a su padre lo fusilaron en los años treinta), compartió conmigo un recuerdo. Una vez, tras una brutal paliza que le infligieron los guardianes del campo, tuvieron que intervenirla en una mano. En la barraca de la enfermería por milagro encontró un libro: Guerra y paz. Era el primer libro que tocaba en muchos años. Mientras se recuperaba de la operación lo leyó a escondidas, y tan pronto lo acababa, volvía a empezarlo con avidez. Así, a falta de otros libros, leyó la novela de Tolstói cuatro veces. Al salir del gulag, la habitación que alquilaba, se llenó de libros hasta el techo: "Me pasaba los días y las noches leyendo. Era insaciable," confesó Valentina, hoy minusválida. "Puesto que después del gulag no pude rehacer mi vida -la gente desconfiaba de una antigua presa-, los libros dieron sentido a mi existencia."

Galina Stepánovna Safónova es más joven que las demás porque nació en un gulag siberiano, en los años 40. Puesto que la barraca, que de niña compartía con su madre y otras presas, era lo único que conocía de pequeña, lo vivía como algo natural. Y hasta hoy conserva los libros que las presas confeccionaron para ella. Tomé uno al azar, Caperucita roja: papeles de distinto tamaño, cosidos juntos a mano; en cada página dibujos hechos con lápices de colores: Caperucita con su cesto de regalos; el lobo con la abuela; Caperucita con el lobo disfrazado... y el texto del cuento inscrito con pluma. "¡Qué feliz me hizo cada uno de esos libros!" exclamó Galina: "De niña esos fueron mis únicos puntos de referencia culturales. Mire, los he guardado toda la vida, ¡es mi tesoro!".

Elena Vladímirovna Márkova, que había pasado más de 10 años en un régimen especialmente duro en las minas de Vorkutá, en la taiga más allá del círculo polar, me enseñó un libro de Pushkin, adornado con antiguos grabados, impreso en 1905. "En el campo, este libro de procedencia desconocida, pasó por centenares, tal vez miles de manos. Los libros tienen sus vidas, sus historias y destinos, igual que los hombres." Elena me mostró también un archivo de cartas que le habían mandado a escondidas, de una barraca a otra, algunos presos: filósofos y escritores. Con sumo cuidado toqué esos pedacitos de papel, llenos de una letra minúscula medio borrada, y constaté que hablan de Kierkegaard, Goethe, Beethoven, Gogol. Al salir del campo, a los 37 años Elena se puso a estudiar en la universidad para luego convertirse en una destacada especialista mundial en cibernética. Abandonó su carrera al cumplir los 80, hace siete años. "Todo eso gracias a los escasos libros que pude tocar en el gulag," concluye, y exclama: "Nadie se puede imaginar lo que para los presos significaba un libro: ¡era la salvación! ¡Era la belleza, la libertad y la civilización en medio de la barbarie!"

Monika Zgustova es escritora.

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NOTA DEL BLOGGER: MAGNÍFICO texto de Monika Zgustova. UN VERDADERO REGALO PARA LA MAÑANA DEL DOMINGO, aun cuando el tema es terrible y desolador. Ella, y ellas –sus tristes protagonistas—, lo convierten en algo sumamente humano.

Soy profundamente rusófilo. Una vez oí o leí a no sé qué estúpido colgante de la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba), cuyos miembros y miembras, aun uniéndose al ghetto, siguen ostentando en sus currícula la membresía y los premios recibidos (como si todos, o la mayoría de ellos, no estuvieran contagiados de favoritismo y trueque oficial-oficioso) como emulando con los altos militares exsoviéticos engalanados con la chatarrería de sus medallas… bueno, a uno de ellos, creo que era Miguel Barnet, oí diciendo que de la era soviética no había quedado nada en Cuba. O sea, que pasaron por la vida sin saber que pasaban, como el poema del ridículo Buesa, o el no tan mucho mejor Neruda. No sé dónde vivía ese señor, la verdad. Hace tiempo en un poema dije que quien pone su bota, pone también su pie. Quizás es un recurso del pisoteado apreciar más el pie que la bota. Quizás quien dijo eso, vivía siempre con las botas puestas.

En fin, me encantaría ser amigo de Monika Zgustova.

(DLG)

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LA IMAGEN

¿Se acostumbra uno a todo?

JUAN JOSÉ MILLÁS 24/04/2011

http://www.elpais.com/articulo/portada/acostumbra/todo/elpepusoceps/20110424elpepspor_3/Tes

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NOTA DEL BLOGGER: Sí, corazón, incluso al comunismo. (DLG)

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JAVIER MARÍAS LA ZONA FANTASMA

Inmovilizados de pavor

JAVIER MARÍAS 24/04/2011

http://www.elpais.com/articulo/portada/Inmovilizados/pavor/elpepusoceps/20110424elpepspor_20/Tes

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El método más eficaz para cargarse una palabra es su usurpación y su consiguiente ensuciamiento por parte de los usurpadores. A ello han recurrido todas las dictaduras que en el mundo han sido. ¿Cómo creen que quedó el adjetivo "democrático" en el territorio que durante décadas se llamó "República Democrática Alemana" y que no fue sino un Estado totalitario dominado por su ubicua policía secreta, la Stasi? Pero no hace falta una dictadura para llevar a cabo la contaminación. Así lo hemos visto en nuestro país, donde el noble vocablo "liberal" (que, más allá de su acepción económica, no tan noble, significó "Tolerante o respetuoso con las ideas o actitudes de los demás", así como "Partidario del liberalismo", el cual a su vez fue definido como "Doctrina política surgida en el siglo XIX, que aspira a garantizar las libertades individuales de la sociedad"), al habérselo apropiado la derecha más recalcitrante, ha quedado por los suelos. Hasta el punto de que el resultado ha sido aún más grave que el mancillamiento de la palabra (muy malparada sale, en efecto, si se la aplica a sí misma Esperanza Aguirre): se ha acabado con la propia noción o concepto de "liberal", de tal modo que ya casi nadie, ni de izquierdas ni de derechas, está dispuesto a serlo. Y esto, curiosamente, ocurre no sólo en España, sino en todas partes.

Ya casi nadie, ni de izquierdas ni de derechas, está dispuesto a ser 'liberal'.

Ser liberal, en su sentido social y en el uso más coloquial del término, equivalía, entre otras cosas, a no inmiscuirse en la vida y en las costumbres de los demás; a diferenciar entre las capacidades, la competencia y el talento de alguien y su moral, sus vicios particulares, sus ideas y sus creencias. Entre sus obras y su comportamiento en la esfera privada. Esa separación llegó a ser aceptada por la mayoría. Sólo los muy dogmáticos o los muy fanáticos eran incapaces de hacer la distinción. Alguna vez he contado que mi abuela Lola era tan católica que se negaba a ver las películas de Chaplin o Charlot, "porque se ha divorciado muchas veces". Ella se lo perdía, indudablemente, ya que era mujer dulce, afable y de risa fácil, nada iracunda pese a su puritanismo. También recuerdo cómo, durante el franquismo, numerosos falangistas y "leales al régimen" se empeñaban en decir que Picasso era muy mal pintor y que sus "garabatos" estaban al alcance de cualquier niño, sólo porque no podían tragar al individuo con sus ideas "comunistas". Pues bien, este tipo de intolerancia desmedida ha regresado y se le inflige a cualquiera. No ya a los políticos, cuyas andanzas sexuales empezaron a tenerse en cuenta en los países anglosajones y ahora ya son motivo para apartarlos de sus cargos en casi todo lugar, independientemente de lo bien que los desempeñen, sino a los intelectuales, actores, modistos, bailarines y cantantes.

Ya se ha comentado mucho la negativa del Estado francés a rendir homenaje literario al novelista Céline por sus posturas antisemitas, que son muy condenables pero que no influyen en la calidad de sus escritos. Ahora leo que una serie de televisión titulada Glee y protagonizada por Gwyneth Paltrow se plantea suprimir, ante las protestas, una secuencia porque en ella uno de los personajes iba a interpretar una canción -¡de 1973!- compuesta por Gary Glitter, antigua estrella del pop británico que -con mucha posterioridad, en 1999- fue condenado por posesión de pornografía infantil; luego, en 2002, deportado de Camboya a Vietnam bajo sospecha de actividades pedófilas, y, tras cumplir condena en este último país, devuelto al Reino Unido, donde está inscrito en el registro de delincuentes sexuales y tiene prohibido volar en compañías aéreas (?), como si en el transcurso de un trayecto, rodeado de pasajeros, fuera a poder practicar sus depravaciones. A mí me parece bien que contra el señor Glitter se tomen todas las medidas posibles para que no reincida, pero no entiendo que una canción de 1973, por el mero hecho de haberla compuesto él, tenga que ser castigada y nunca más escuchada, sobre todo si la canción es buena. No sé, es como si las editoriales del mundo decidieran no volver a reeditar la maravillosa novela Bajo el volcán, de Malcolm Lowry, porque es sabido que éste, alcoholizado, intentó estrangular un par de veces a su mujer, sin mucho ahínco, todo sea dicho. Aun así, las sanciones contra el ciudadano Lowry me habrían parecido justas y necesarias; las adoptadas contra su obra, semejantes a la represalia de mi abuela contra Chaplin por sus muchos divorcios.

Veo también que en Rusia el director de bailarines de la compañía Bolshoi, Guennadi Yanin, ha perdido el puesto y toda posibilidad de convertirse en director artístico porque "un emisor anónimo" envió a millares de emails y webs de todo el planeta "imágenes de un hombre muy parecido a Yanin en posturas sexualmente atrevidas". El diario Kommersant observó que el hombre había sido víctima de una técnica utilizada por grupos cercanos al Kremlin para desprestigiar a opositores y críticos: "Poco importa que las imágenes sean auténticas. El daño ya está hecho y el objetivo cumplido". En un mundo mínimamente liberal, esas imágenes, aunque hubieran sido auténticas, no deberían haber tenido la menor consecuencia para el señor Yanin, si hacía bien su trabajo. Nos estamos deslizando hacia unas sociedades tan fanáticas, puritanas y represoras como la que albergó la época de mayor esplendor de nuestra malfamada Inquisición. Sólo que lo que hoy se denuncia y condena es tan variado que pronto nos quedaremos todos inmovilizados de pavor.

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NOTA DEL BLOGGER: MAGNÍFICO también. Lo que yo llamo “la perversión de las palabras”. Produce satisfacción cuando uno encuentra pensamientos afines expresados en ese mismo momento por personas que tienen acceso a expresarse públicamente y que son escuchados o refutados –no da lo mismo pero es igual— pero para los que al menos el tiempo no pasa entre el sonido atenuado de los blogs. (DLG)

domingo, 19 de diciembre de 2010

ROGER SALAS - El Barishnikov chino (reportaje para El País Semanal)

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(“El último bailarín de Mao”, foto de la película)

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REPORTAJE: PERSONAJE

El Barishnikov chino

ROGER SALAS 19/12/2010

http://www.elpais.com/articulo/portada/Barishnikov/chino/elpepusoceps/20101219elpepspor_6/Tes

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De una humilde familia campesina a estrella del ballet en Pekín. De la rigidez comunista a apostar por la libertad desde EE UU. La deserción de Li Cunxin recuerda mucho a Nureyev y Barishnikov. Ahora, ya retirado, una película relanza su fama.

El caso de Li Cunxin resulta conmovedor. Parte de una historia autobiográfica contada con sencillez y de un drama: el deseo de libertad en la vida y en el arte, por ese orden. Hoy, con 49 años, bailarín retirado y alejado de la profesión de la danza, el artista pasaría por uno más de los miles de empresarios chinos que pululan por todas partes. En cierto sentido, él es parte de esa diáspora gigantesca, pero oculta unas razones muy diferentes.

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La noticia en otros webs

"Cubanos y rusos podían bailar 'Giselle' o 'Don Quijote'. Nosotros los chinos solo podíamos hacer ballets políticos"

"Quiero que mis hijos valoren su herencia china y estén orgullosos de haber nacido en un mundo libre"

"Con la Revolución Cultural, a los maestros los mandaron a granjas de cerdos; algún maestro mío sufrió esa persecución"

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A simple vista, sería difícil calcular la edad de Li Cunxin; delgado, elástico, su mata de pelo liso negro intacta junto a una piel lozana y unos modales corteses muy orientales. No falta la sonrisa, expansiva y constante, como un sello. En su caso no podemos hablar de vocación por la danza y el ballet: "Al principio no me gustaba nada, odiaba el ballet", comienza a relatar con cierta parsimonia. "Cuando me eligieron, no tenía idea de lo que era aquello y me hacía una imagen lejana de las bailarinas en las puntas de los pies en equilibrio. En mi zona, las campesinas llevaban los pies vendados y caminaban sobre los talones; así que tenía miedo de terminar como ellas. Los primeros tres años fueron muy difíciles, el ballet era aburridísimo para mí, un muchacho de campo. Me sentía como un pájaro enjaulado, quería salir, escapar; no le encontraba sentido alguno al ballet, pero entonces, gracias a mis profesores, empecé a amar aquello. Especialmente el profesor Xiao fue importante en esto, que me demostró que podía hacerlo y desarrollar mi talento".

Hoy Li Cunxin tiene sobradas razones para sonreír: su libro autobiográfico con más de un millón de ejemplares vendidos y un filme en cartelera dirigido por el oscarizado Bruce Beresford: El último bailarín de Mao (recién estrenado en España). Ahora está de gira promocional por todo el mundo con agotadores pases de la película, preguntas, sesiones fotográficas... Pero Li Cunxin parece estar discretamente encantado de su éxito. Ya estaba acostumbrado a los aplausos en su carrera de bailarín clásico, primero en China y luego en Norteamérica. Le descubrió muy joven el coreógrafo inglés Ben Stevenson en su primer viaje a China, e hizo que fuera invitado a Houston (Texas), donde se enamoró y protagonizó un sonado escándalo diplomático cuando estuvo retenido contra su voluntad en el consulado chino. Consiguió lo que se proponía, y bailó en libertad hasta recalar en Australia, donde vive apaciblemente instalado con su mujer, una ex bailarina que fue partenaire de sus éxitos, tres hijos y una vida con leyenda.

Después de las grandes deserciones de los rusos Rudolf Nureyev, Mijaíl Barishnikov o Natalia Makarova, de los cubanos Rosario Suárez y Rolando Sarabia (por solo mencionar grandes estrellas), estaba cantado que faltaba un bailarín de ballet chino que huyera del régimen maoísta. La escapada de Li Cunxin fue algo tardía, pues ya la férrea estructura dictatorial estaba resquebrajada. Ballet y libertad parecen que van unidos, sin embargo han florecido en regímenes terribles y dictatoriales (la Unión Soviética, China, Cuba), pero a la vez, el ballet sirve después para llegar a la libertad. El mundo del ballet está plagado de historias de defecciones como la suya: "Rusos y cubanos tenían una formación que partía de los métodos rusos, y en realidad los bailarines chinos también teníamos algo parecido: la raíz en la escuela rusa. Es cierto que la presión política en mi época era terrible y mientras los cubanos y los rusos podían bailar El lago de los cisnes, Giselle o Don Quijote, nosotros los chinos solo podíamos hacer ballets políticos. ¡Soñábamos con los ballets románticos! Y creo que de ahí parte ese deseo de libertad artística, de entender el ballet como una forma artística universal donde al querer llegar a ser el mejor solo puedes conseguirlo sin restricciones territoriales o fronteras".

Li Cunxin estuvo en medio de una generación que vivió los avatares de la Revolución Cultural y donde el ballet era una rareza, pues como dice Hsu Tao-ching, la verdadera demostración de la universalidad del ballet llega con la asimilación de la danza clásica occidental en China, con tan diferentes metros musicales y conceptos estéticos; a lo que el bailarín puntualiza: "La danza tradicional china tiene unos patrones contrarios a los del ballet y muy diferente a las formas occidentales; en cuanto a los movimientos, lo mismo, pues la ópera china responde a diferentes estímulos físicos, y ese fue uno de los empeños absurdos de Madame Mao, unirlos. Las posiciones del cuerpo y las líneas son muy diferentes; mientras en el ballet se gira el cuerpo hacia fuera, en la danza china es hacia dentro".

Parte de la explosión china hacia el exterior se ha basado en un estilo de ballet acrobático muy popular donde las bailarinas trepan en puntas hasta la cabeza del acompañante, una cosa que horroriza a los puristas y que a Li Cunxin también produce dentera: "Lo veo más cercano al circo, no lo puedo ver como ballet de verdad, no es artístico, no hay sentimientos expresados sino solamente una técnica espectacular, deslumbrante dentro de nuestra tradición acrobática, pero carente de contenido. Creo que esas acrobacias entretienen, pero no llegan al corazón de las personas".

Tras tranquilizarse las cosas, al menos en parte, Li Cunxin ha comenzado a volver a China, pero no le gusta todo lo que ve allí: "Sí y no. Es contradictorio, es un choque de culturas. Por un lado, ahora tienen una vida mejor, pero también se pierden tradiciones muy valiosas".

Li Cunxin ha tenido tres hijos con su mujer, la bailarina australiana que le ha acompañado todos estos años, e insiste en que sus hijos amen su parte china: "He inculcado a mis hijos que valoren su herencia china, pues cuando pase el tiempo es importante que sepan objetivamente qué ha pasado y que se sientan orgullosos de haber nacido en un mundo libre, que valoren la suerte que han tenido. De mis tres hijos, el chico solo piensa en el baloncesto; a las dos niñas les gusta la danza, pero no creo que para dedicarse a ello profesionalmente. Al vivir en Australia, estoy cerca de China, y voy dos o tres veces al año a ver a mi madre".

El ídolo de Li Cunxin era Mijaíl Barishnikov (en la escuela veían a escondidas los vídeos del bailarín disidente), pero otros bailarines también le habían encandilado: "Rudolf Nureyev y Vladimir Vasiliev fueron los mejores, los más perfectos. Una vez en Nueva York bailé El Lago de los cisnes; al día siguiente, en una sala de ensayos, Barishnikov pasó a mi lado, me palmeó el hombro y me dijo: '¡Muy bien!'. Me parecía un sueño que mi ídolo me hubiera visto bailar y luego me dijera eso".

Tanto en el libro como en la película quedan muy bien reflejadas las duras condiciones de vida de la escuela de Pekín, un centro que estaba alejado de la escuela oficial del Ballet Nacional de China, algo así como una escuela alternativa más politizada: "Era exactamente así. Madame Mao [Jiang Qin, la esposa de Mao Zedong] quería que estuviéramos alejados de las distracciones y tentaciones de la ciudad, más cerca de los campesinos". Esta temible señora cercenó carreras y prohibió mencionar a otros, como el notorio caso de Wu Xiaobang, uno de los pioneros del ballet moderno en China, cuya biografía fue censurada. "Con la Revolución Cultural muchos artistas de esa época fueron represaliados y hasta asesinados, las academias estuvieron cerradas 10 años, a los maestros los mandaron a granjas de cerdos y algún profesor mío sufrió ese mismo tipo de persecución". Y hay quien piensa que todas las heridas no están cerradas y que en China no todos han perdonado a Li Cunxin. "La nueva generación de líderes quizás sí me ha perdonado de verdad, pero para los antiguos dirigentes sigo siendo un desertor".

China ha cambiado tanto que los productos de la Revolución Cultural donde las bailarinas aparecían sobre las zapatillas de puntas, pero de uniforme y con un fusil, como en El destacamento rojo de mujeres o La chica del pelo blanco, se ven ya como cosas exóticas. La gran duda es si deben ser preservados, si tienen algún valor artístico. "Yo mismo bailé La chica del pelo blanco. Artísticamente puedo decir que no hay valores, pero en su contexto específico se deben mantener como elementos históricos. Le puedo decir que era terrible bailarlos... ¡y verlos!".

Cuando nuestro héroe dejó de bailar se alejó de la danza, lo que resulta extraño, pues casi todos los bailarines cuando se retiran continúan vinculados a ese mundo, como maestros, coreógrafos, directores de compañía... "Mi mujer renunció a su carrera porque nuestra hija mayor nació sorda y ella se dedicó por completo a enseñarla a hablar. Sigo teniendo relación con el Ballet Nacional de Australia y, de vez en cuando, ayudo a bailarines jóvenes que empiezan".

Al mirar atrás y verse sobre la escena, Li Cunxin no puede ocultar un deje romántico: "Me gustaba hacer Romeo y Julieta, y me gustaban sobre todo las nuevas creaciones, el reto de desentrañar lo que el coreógrafo quería obtener, trabajar juntos durante semanas y a veces desechar todo y empezar de cero otra vez".

En esta vida novelesca, el coreógrafo inglés Ben Stevenson juega un papel decisivo al fijarse en él durante su primer viaje a China: "Sin duda Ben es muy importante en mi vida. Ha sido como un segundo padre. Cuando me retiré, creó un último ballet para mí, lo que fue muy emocionante. Nos reencontramos en el estreno de la película y así subimos al escenario los personajes reales y los actores que nos interpretan". El propio Li participó en el casting para seleccionar al bailarín que se mete en su papel en el filme: "Hay tres actores en la película, uno niño, otro adolescente y el que hace de Li Cunxin adulto, que es hijo de dos de mis profesores de la academia".

¿Cree que se verá en China la película El último bailarín de Mao? "No lo creo. Por ahora no lo veo factible".

sábado, 7 de agosto de 2010

En Venecia, Caravaggio (il balletto) y Roger Salas

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CONGRATULACIÓN

Se estrena en Venecia el ballet Caravaggio, con escenografía y vestuario de mi amigo Roger Salas.  Y me siento muy contento, tanto del estreno como de su ya vieja amistad.

David Lago

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Luce e movimento, tributo a Caravaggio

OPERAESTATE. Al castello di Romeo a Montecchio Maggiore sarà di scena questa sera il Balletto di Torino
La coreografia di Matteo Levaggi, nata per il festival di Nervi, nel 400° della morte del pittore

05/08/2010

Zoom Foto

Un momento di “Caravaggio”, coreografia di Matteo Levaggi

 

MONTECCHIO MAGGIORE. Stasera giovedì alle 21 al Castello di Romeo - nell'ambito di Operaestate - andrà in scena "Caravaggio", coreografia di Matteo Levaggi con cui il Balletto di Torino rende omaggio al grande pittore nel quattrocentesimo anniversario dalla morte.

"Caravaggio" nasce nel 2004 per il Festival Internazionale di Balletto di Nervi, sulle nervose note di Giovanni Solima, una partitura originale per violoncello ed elettronica. L'emozione che si prova di fronte ad un'opera del Caravaggio è data dal senso di movimento presente in ogni dettaglio, anche quando il soggetto sembra immobile. All'interno di una scatola nera, sotto luci monocrome, coperti da costumi pittorici, si susseguono gli ensemble, i duetti e i soli degli otto danzatori. L'oscuro impianto scenico di Roger Salas lascia filtrare la luce, che si staglia sui danzatori vestiti, come da una seconda pelle, da insoliti costumi color sabbia.


Il tema del movimento si sviluppa così, tra serialità e unicità, omologazione e individualità, fascino e indifferenza, seduzione e solitudine. Tra i numerosi riferimenti al Barocco, spicca la presenza in scena di un sopranista ad evocare quella spensierata giovinezza, fresca, sensuale, ma allo stesso tempo ambigua e tormentata, come poteva essere la personalità di Caravaggio.

Il coreografo Matteo Levaggi definisce questa creazione il suo lavoro sulla seduzione, ed è proprio in questa direzione che si sviluppano i movimenti, con il loro intercedere bruciante e sensuale. Lo spettatore non è portato a conoscere la storia del Caravaggio, ma a vivere un'esperienza di pura energia in cui vengono lanciati i danzatori, in un continuo gioco-sfida con l'energia travolgente e la forza caratterizzanti l'opera del grande pittore.

Matteo Levaggi si forma alla scuola del BTT, dove ha poi modo di entrare a far parte della compagnia, distinguendosi per le sue particolarità di movimento. Nel 1997 entra nell'Aterballetto, con la direzione di Mauro Bigonzetti. Dopo sceglie una carriera libera. Per il BTT ha creato balletti ispirati a pittori come Andy Warhol e Caravaggio. Eclettico nelle scelte, lavora con compositori contemporanei (tra cui Giovanni Sollima, Béla Bartók, Gyorgy Ligeti), ma anche con autori di musica elettronica (tra cui Autechre, Pan Sonic, Andy dei Bluvertigo). Nel 2006 è invitato da Ismael Ivo con una creazione per il BTT alla Biennale di Venezia Danza, nel 2007 alla Biennale della Musica di Zagabria e nel 2008 Guy Darmet lo vuole alla Biennale di Lione.

http://www.ilgiornaledivicenza.it/stories/406_appuntamenti/172720_luce_e_movimento_tributo_a_caravaggio/

jueves, 13 de agosto de 2009

ROGER SALAS - Falsas películas de Nijinski en YouTube

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Falsas películas de Nijinski en YouTube

(La ingeniería informática crea secuencias de baile a partir de fotos antiguas)

ROGER SALAS

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Todo el siglo XX estuvo esperando este hallazgo, y ha sido Joan Acocella en The New Yorker Literary Review quien ha cortado las alas al supuesto descubrimiento: películas de Vaslav Nijinski. Acocella es una de las más reputadas y rigurosas especialistas que hay en el mundo sobre los Ballets Russes de Serguei de Diaghilev. Es una entusiasta hormiga de biblioteca, en el mejor sentido del término. Ya estuvo en Granada en 1989 en el encuentro sobre Massine y “El sombrero de tres picos” (su tesis sobre Picasso es canónica) y asombró por su rigor y lo avanzado de sus planteamientos: dos décadas después le han dado la razón en casi todo.

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Pero el asunto que nos ocupa empieza “casi ayer” en Youtube. Allí aparecieron hace apenas tres semanas unos fragmentos mudos de filmaciones de Vaslav Nijinski. Como bien dice Acocella, en los albores del siglo XX, todos los bailarines y coreógrafos desconfiaban del cinematógrafo (menos Anna Pavlova, que era una enferma de la publicidad). Viendo los artistas de entonces sus evoluciones positivadas, les parecían un juego de niños absurdo, en parte, por los clásicos problemas de acople entre la velocidad real del baile y la que aportaban gráficamente los rudimentarios fotogramas. Hasta Diaghilev mandó a destruir las placas de una sesión de fotos en el Patio de los Leones del Alhambra de Granada por consideran que eran vulgares. Así las cosas, no había hasta hace 21 días nada de Nijinski, el que es (o puede ser) el mayor bailarín del siglo XX, el mito del vuelo suspendido en el aire. El hecho de que su carrera fuera tan corta (hay que señalar que enloqueció a los 28 años y murió prácticamente encerrado a los 50) propone un hueco si se quiere más dramático. Pero estamos en el siglo XXI. Y para muchos hoy, la magia existe.

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(Nijinski y Karzavina)

En Youtube, un usuario nominal colgó unos deshilachados fragmentos mudos bajo el epígrafe de “La siesta del fauno”, y escribía al margen que procedían de 1912. Poco a poco, el mismo usuario, agregó otros fragmentos más de Nijinski bailando “El espectro de la rosa”, “Scherezade” y “El Dios Azul”. En total, los ocho fragmentos colgados que llegan a los tres minutos de metraje, y resumen prácticamente, todos los ballets en los que intervino en su etapa parisiense como primer bailarín a las órdenes de Diaghilev, su jefe y amante. Todas las obras fueron, en su tiempo, éxitos controvertidos, pero ninguno como “La siesta del fauno”, que en realidad es lo único que sobrevive en verdad de su labor creativa (el resto, como “La consagración de la primavera”, “Jeux” o el “Till Eulenspiegel”, son aproximaciones o reconstrucciones en la medida que lo facilita la arqueología coréutica y la imaginación entusiasta).

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(Nijinsky_(1890-1950)_photographed_at_Krasnoe_Selo,_summer_1907)

Había entonces en París un seudo-aristócrata, fotógrafo artístico de origen alemán, el barón –se autotituló así- Adolph de Meyer (París, 1868 – Los Ángeles, 1946), que hizo, con la anuencia de Diaghilev, una detallada serie de fotografías de “La siesta…” que, paso a paso, recorría toda la danza de la obra. Dice Joan Acocella, que ver el filme en Youtube fue para ella “como ver a la Atlántida resurgir del mar”. Pero la magia y la fascinación duraron poco, como suele ocurrir con toda mitología basada en el engaño, sobre todo al ojo de una especialista que conocía al dedillo las fotografías de marras, pues todo aquello se parecía demasiado a la estética de esfumados postizos de Meyer. Adolpd de Meyer luego se convirtió en el jefe de fotografía de Harper´s Bazaar y su estilo marcó hasta al mismo Cecil Beaton. Tuvo la desgracia que su archivo europeo se perdió casi completamente en la segunda guerra mundial, pero esa es otra historia.

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(Vaslav Nijinsky in L'Apres Midi d'un Faun Posters)

La cruel (y esta vez engañosa) realidad cortó las alas a todos: los fragmentos colgados en Youtube son ingenios mecánicos generados por ordenador y realizados por el especialista Christian Comte, que tiene un sofisticado estudio en Cannes con la infraestructura tecnológica necesaria para fraguar el fraude, porque en esto hay fraude, a pesar de que Comte ha reconocido la autoría de lo colgado en la red, y de paso, en sus declaraciones, aprovecha para hacerse publicidad acerca de un método de animación que ha inventado. Para justificarse ha dicho: “Esto no difiere básicamente de la manera en que Steven Spielberg logra que los dinosaurios corran en Parque Jurásico”. La comparación entre el dinosaurio y Nijinski es sencillamente obscena. También se obstina en aseverar que él no intentó “pasar” los fragmentos como auténticos, y el equívoco se acentúa al fechar al margen los estrenos de los ballets: 1910, 1911, 1912, sin datar la fecha del vídeo como tal.

Nijinsky en Monte Carlo (Foto tomada por Stravinsky en 1911)

Nijinsky en Monte Carlo (Foto tomada por Stravinsky en 1911)

Las reacciones en Youtube han sido clamorosas, unas de obnubilada admiración, otros de reproche puro y duro. Enfrente a estas dos posturas diametralmente opuestas, hay quienes sostienen que Comte simplemente “juega con su propia magia de pericia técnica” o que “se trata de una forma de arte personal”. Pero volviendo a Acocella, que es quien en verdad ha desvelado el entuerto, dice muy certeramente que Nijinski, para muchos, no es un bailarín, sino un icono que en su historial tiene el del artista incomprendido, el genio loco y hasta el homosexual sacrificado por las circunstancias, con lo que el asunto es mucho más grave a las luces globales de la red. Sus drásticas conclusiones, en castellano, vienen a decir algo asó como que estos segundos de falsa poesía de la danza son el chocolate del loro.

© 2009 Roger Salas

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viernes, 31 de julio de 2009

ROGER SALAS - Pina Bausch

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Pina Bausch. Un obituario

Este segundo artículo sobre Pina Bausch pretende ser un obituario más detallado, de cara al lector interesado en su biografía y en los enlaces estéticos de su obra, y contiene coincidencias con el anteriormente publicado. La lista de coreografías que se adjunta al final es una selección personal alrededor de catálogo que necesitaría mucho más espacio y un estudio más dentro de la ciencia coréutica. El legado de Pina Bausch, como recientemente me dijera su amiga, la bailarina y coreógrafa Susanne Linke (que bailó hace más de 30 años con ella “La consagración de la primavera”) está destinado a permanecer dentro de los grandes repertorios de la danza, tal como lo han hecho los clásicos del siglo XIX.

(C) 2009 ROGER SALAS

PinaBauch_scene from Nelken_photo Ursula Kaufmann

(C) Ursula Kaufmann

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La bailarina y coreógrafa Pina Bausch murió el pasado martes 30 de junio de manera repentina en el Hospital de Wuppertal. Padecía un cáncer que le había sido notificado apenas cinco días antes. Hasta el domingo anterior, la eminente creadora se mantuvo en activo y en contacto con su compañía de danza, según comunicó en mismo día 30 Ursula Popp, portavoz del conjunto en la Ópera de Wuppertal. Había nacido de nombre Philippine el 27 de julio de 1940 y en plena segunda guerra mundial en la ciudad industrial de Solingen, reputada por la calidad de su acero y la manufactura de tijeras y cuchillos. De pequeña, convivió con sus mayores en un restaurante-bar que regentaba su familia en esa ciudad, y allí recibió unas clases de folclore que revelaron sus dotes físicas. A los 15 años, Pina fue enviada en 1955 a la ciudad de Essen, a la reputada institución de danza moderna Folkwangschule, dirigida por Kurt Jooss y heredera de los preceptos de Rudoph von Laban. Entre otros maestros importantes además de Jooss, allí recibió enseñanzas de la exbailarina finlandesa Cleo Nordi (que había bailado con Pavlova y fue la primera en aparecer bailando ballet en la televisión alemana), de Sigurd Leedor y en su segunda etapa en Essen, de Jean Cebron. A los 19 años, Pina obtuvo la primera beca para ir a completar estudios a Norteamérica. Jooss, que había vuelto a Alemania en 1949, la animó y así llega a la recién creada Dance Division de la Julliard School de Nueva York. Sus principales maestros e influencias fueron Antony Tudor y Mary Hinkson. Después Tudor la lleva como bailarina a la Metropolitan Opera y también trabaja para Paul Taylor, con quien estrena “Ballet Tablet” (1961). En estos años, Pina conoce un maestro importante en su vida: Alfredo Corvino, que será en adelante “su” maestro de ballet y que luego será también un habitual de Wuppertal. En esta época aparece en su currículo La Mari, una maestra de flamenco y danza española. En Nueva York bailó en las compañías de Paul Sanasardo y Donya Feuer.

Al regresar a Essen, Pina baila y comienza a experimentar con la coreografía. En 1968 estrena “Fragment” (Bartok) y poco después gana el premio en el segundo certamen coreográfico de Colonia con “Um wind der Zeit”. En 1969 asume el cargo de directora de la compañía y es en 1972 cuando Arno Wüstenhöfer, sobreintendente de la Ópera de Wuppertal se interesa por su obra y la llama para que coreografíe en el “Tannhäuser” dirigido por Hans Peter Lehmann, el “Venusberg ballet” (Wagner). Poco después le piden que asuma la dirección del ballet y le permiten agregar a la plantilla de Wuppertal los elementos de la Folkwang-Tanzstudio de Essen. Esta reunión de bailarines sería decisiva también para el futuro.

Con toda seguridad Pina Bausch fue la artista más influyente en la década de los ochenta y noventa del siglo XX no sólo sobre la danza. Sus trazas se encuentran en Robert Wilson, en William Forsythe y en prácticamente toda la danza y el teatro que subsiguieron, a veces bajo cuerda, a veces con una literalidad que nunca la molestó y que a veces, hasta la hacía sonreir; su satirización fría del cotidiano creó escuela hasta en el cine.

En cierto sentido, Pina Bausch fue víctima de los mercaderes, a los que nunca tuvo la fuerza suficiente para expulsar del templo. De los avariciosos “managers” se puede responsabilizar la explotación de ese filón que representaba hacer una epidérmica estancia en una ciudad, y luego firmar una obra, ampliamente pagada por las autoridades locales. Algunas salieron bien, como “Palermo, Palermo”, la de Estambul o de Lisboa. La mayoría se quedaban en el trámite, como la de Madrid, siempre en un envoltorio de calidad, factura y pulimento propios de la factoría Bausch, pero a distancia abismal de sus títulos señeros. En 2007 recibió el León de Oro de la Bienal de Venecia; el Premio Goethe en 2008 y también el Premio Europa. En 2006 fue nombrada Doctora Honoraria de la Julliard School. Ha sido excepcional la relación de Bausch con la Bienal de Venecia. Bailó por primera vez en la Ópera La Fenice como parte de la Bienal de Teatro de 1985, cuando la dirigía Franco Quadri, que le organizó una retrospectiva antológica; por última vez lo hizo también en La Fenice en 2007 con la obra “Agua”, inspirada en Brasil.

En España el descubrimiento fue tardío. Actuó y bailó por primera vez en el Teatro de La Zarzuela de Madrid en octubre de 1985 y apareció por última vez en un escenario español en el Liceo de Barcelona en septiembre de 2008 con la misma obra: “Café Müller”. A su lado se ha mantenido siempre una artista española, la bailarina madrileña Nazaret Panadero. Pero su conexión española iba más lejos a su pasión por el flamenco. Conoció uno de los templos del género: el café Candela, en Madrid, donde vivió noches de arranques y “honduras”. Trabó una amistad verdadera con Eva La Yerbabuena, y la llevó a bailar a Wuppertal a partir del las festejos por el 25 aniversario de la compañía. Su repertorio abarca cerca del medio centenar de títulos, y de entre ello se destacan: “Fragment” (Bartok), 1968; “Um wind der Zeit” (premio en Colonia, 1969-1970); “Tannhäuser” [“Venusberg ballet”] (Wagner), 1972; “Fritz” (Hufschmidt), 1974; “Ifigenia en Taúride” (Gluck), 1975; “Orfeo y Eurídice” (Gluck), 1975; “La consagración de la primavera” (Stravinski), 1975; “Los siete pecados capitales” (Kurt Weill / Bertold Brech, 1976; “Barbarroja”, 1977; “Renate emigrate”, 1977; “Café Müller”, 1978; “Kontakthof”, 1978; “Arien”, 1979; “Legend of Chastity”, 1979; “1980, Una pieza de Pina Bausch”, 1980; “Bandoneon”, 1980; “Walzer”, 1982; “Nelken”, 1982; “On the mountains…”, 1984; “Dos cigarros en la oscuridad”, 1985; “Viktor”, 1986; “Palermo, Palermo”, 1989; “Una tragedia”, 1994; “Danzon”, 1995; “Nefés”; “Vollmond”; “Masurca Fogo”; “Agua”, 2006; “Bamboo blues”, 2007; y una última creación inspirada por un viaje a Chile, estrenada en Wuppertal hace apenas unos días y que la crítica alemana no ha dudado de calificar como su “resurrección estética” después de una larga etapa algo sombría. La compañía tiene previsto mantener sus compromisos hasta julio de 2010 en Atenas, y en noviembre de este año, inaugurarán en Festival de Otoño de Madrid en los Teatros del Canal con “Kontakthof”. El día 4 de julio, la compañía de Pina Bausch bailó en el Festival de Spoleto (Italia) “Bamboo blues”.

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(C) artwork Gearld Uferas

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Pina Bausch: una selección de sus obras:

“Fragment” (Bartok), 1968

“Tannhäuser” (Wagner), 1972

“Fritz” (Hufschmidt), 1974

“Ifigenia en Taúride” (Gluck), 1975

“Orfeo y Eurídice” (Gluck), 1975

“Consagración…” (Stravinski), 1975

“Los siete pecados capitales”, 1976

“Barbarroja”, 1977

“Renate emigrate”, 1977

“Café Müller”, 1978

“Kontakthof”, 1978

“Arien”, 1979

“Legend of Chastity”, 1979

“1980”, 1980

“Bandoneon”, 1980

“Walzer”, 1982

“On the mountains…”, 1984

“Dos cigarros en la oscuridad”, 1985

“Viktor”, 1986

“Palermo, Palermo”, 1989

“Una tragedia”, 1994

“Danzon”, 1995

“Nelken” 1982

“Bamboo blues”, 2007

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(artwork) David Lago González

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miércoles, 22 de julio de 2009

ROGER SALAS - Nómadas: del pasado al escenario

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(C) Miquel Barceló

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Al nomadismo real que impone la sociedad contemporánea (desde los vuelos “low cost” a las becas Erasmus) habría que sumar el nomadismo cerebral, mucho más enraizado en el ponente cultural individual que en otra cosa. Al hilo, está el nomadismo virtual (o en red), un arma de doble filo que puede llevar a un falso enciclopedismo del mundo, algo así como que te fíes de los datos de Wikipedia o sólo compres en E-bay. El nómada es, como reza el dicho castellano, quien duerme con las ventanas y las piernas abiertas, dispuesto a recibir el intempestivo de la experiencia, a procesarlo en función de su entender… y tozudamente empeñado en seguir adelante o hacia los lados, que, como decía Alonso Quijano (un nómada fundacional) “bacía, yelmo, halo… ese es el orden, Sancho”. Al nómada le basta a veces con ir del caño al coro y del coro al caño.

El nomadismo y su componente cultural, el acto del alma errante que vaga por su inquietud moral y tantas veces atenazado por la supervivencia, es arte antiguo. A mí me gustan especialmente los ejemplos de los coreógrafos-bailarines de los albores del ballet, allá por el siglo XVIII y principios del XIX, su capacidad de trasladarse, instalarse en plaza ajena, triunfar y partir de nuevo. Eso, antes y ahora, genera un cierto y verdadero cosmopolitismo. Estos hombres eran, además de físicamente muy entrenados para el bregar, cultos, políglotas, seductores y dado el caso, rompecorazones (la bisexualidad en los teatros de entonces era un asunto mucho más natural que ahora). Hay sagas y biografías fascinantes: desde Salvatore Viganò al Divino Vestris (que Barishnikov, cuando era un joven bailarín de futuro, encarnó brillantemente sobre la escena en un solo de ballet que podéis encontrar en Youtube). Otro personaje que fascina en este mismo sentido y que se aviene a la misma época es Giaccomo Casanova. Cuando se leen sus memorias, las que empezó a escribir ya anciano en Praga (donde asistió al estreno del “Don Giovanni” de Mozart: otro ejemplo de nómada), no se nota otro arrepentimiento ni otra fuga que la mala pasada que le juega su memoria a la hora de revivir sus cuitas; su amargura es relativa al tiempo implacable (era un hombre moderno), del que no podía ya disponer a su antojo, y siente, sufre sobre sí mismo, el desprecio que hay en torno suyo por la vejez, lo que viene bien para asegurar que hay dos tipos, entre muchos, de nómadas: los jóvenes y los viejos, los que llevan la sombra delante y los que la llevan detrás; incluso los hay que han perdido su reflejo solar en senda ingrata.

La frontera de la edad hace tribu, y en el mundo global que nos ha tocado vivir, la madurez y la ancianidad no son un grado, sino un lastre, un argumento para apartarte bruscamente de cualquier elección. La obsesión por la juventud (buscada como eterno imposible o deseada como objeto de posesión) se vuelve el más cruel de los argumentos estéticos o comerciales y se enarbola como guión de una pintura moral utópica, engañosa, bonita. Casanova se refugiaba en sus armas de seducción, su talento para embaucar desde a una monja a un cantante travestido. Le daba igual. Sabía que era un nómada y que el argumento era el viaje mismo, su tránsito, la sensación de paso y de disfrute, de acto acumulativo tanto en la memoria como en la huella física. No era un mochilero: vivía en palacios y a la sombra del mecenazgo de los aristócratas, siempre ávidos de sentar a su mesa al exótico y paradigmático personaje, algo que también sucede hoy con cierto patetismo.

Los nómadas del siglo XX que se han vuelto materia de culto e iconos están primero en los dadaístas (y en los bailarines del los Ballets Russes de Diaghilev, con Nijinski entre otros dioses de barro y oro). Hoy se puede de nuevo peregrinar hasta el Café Voltaire en Zurich (felizmente recuperado como espacio para el arte experimental por la firma de relojes Swatch), un sitio que reunía a crápulas de distinto pelaje y donde se gestaron unas iniciativas de creación y ruptura que aún hoy lideran el panorama. Vivimos de las rentas del dadaísmo, tal como en el diseño industrial seguimos a la sombra de Bauhaus y en la danza contemporánea al hilo de Graham y Cunningham. En el teatro todo lo que sucede es un hijo putativo de Antonin Artaud. Cuesta reconocerlo, pero un buen comienzo es ver en ellos esa vocación nomadista que a veces es “in situ” y a veces es de pura traslación vital. Para mí un caso conmovedor es la recientemente desaparecida Pina Bausch, una mujer severa por encima de su propio genio que en un momento determinado ya en la madurez cedió al nomadismo en busca de inspiración: Palermo, Madrid, Estambul, Lisboa, Sao Paulo… allá que se iba con su tropa en una residencia frágil, temporal pero que no quería ser epidérmica, para crear sus nuevas obras escénicas y que se llamaban casi siempre así, como las ciudades catalizadores del ansia, sitios donde siempre sería una extraña.

Tristan Tzara, Marcel Duchamp, y tantos otros (pero principalmente ellos) han dejado mucho más que sus propias obras cognoscibles: han dejado una idea, un principio que negar, aplastar y sobre el que pisar para avanzar. Lo que comunican desde su negación del pasado y del viaje no es otra cosa que un concepto ultramoderno, revulsivo. Duchamp trabajó con restos, sus “ready made” desde el inodoro en adelante son indestructibles, eternos en esa carcajada de talento desacralizador. Pina Bausch encontró en una ex bailarina de su propio grupo la diseñadora de trajes ideal: Marion Cito, que se dedicaba, donde llegaban, a ir de mercadillo en mercadillo, a las tiendas “second-hand” a rebuscar entre las perchas donde siempre huele un poco ácido, al desinfectante con que han lavado esa ropa antes de colgarla a vender, intentando quitarle así su memoria, su pasado. Bausch y Cito crearon un estilo que no sólo colea, sino que manda en la escena contemporánea, ese desaliño propio del nómada que también ha encontrado eco en las pasarelas y en los diseñadores más inquietos y relacionados con la cultura, como Martin Marguiella. Helmut Lang, Romeo Gigli, Antonio Miró. Pero esos trapos a veces descoloridos y otrora elegantes quieren decir algo concreto: son parte de la estética y del simbólico, del instinto del nómada. Con un descuido que es sólo aparente, los artistas se mueven, navegan en un mundo de incomprensiones que llega hasta las propias vestiduras que les representan y les cubren de las inclemencias del viaje inevitable.

© 2009 Roger Salas

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martes, 21 de julio de 2009

ROGER SALAS - Salto sobre el tutú de acero

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NOTA DEL BLOGGER: Sobre la visita del Royal Ballet a Cuba.

Deseo aclarar algo. Aunque ni el Penthouse ni Heriberto, ni siquiera yo mismo, somos nada parecido a una agencia noticiosa que deba perseguir la novedad con rigor y tortura, en los últimos días estoy más atrasado que de costumbre, por todas partes se notan más y más indicios de desorden, porque tengo visita de MaiaMi: una petite reunión de las sobrevivientes del holocausto camagüeyano y estamos todo el tiempo muriéndonos de risa.

Lo siento, compañeritas y compañeritos, a veces la felicidad existe, por mucho que les moleste a los demás.

Me, the Supreme

-o-´

SALTO SOBRE EL TUTÚ DE ACERO

ROGER SALAS 16/07/2009

En el año 1968 Maurice Béjart estuvo en La Habana; a mediados de los años setenta llegó al teatro Nacional el Bolshói de Moscú, y se acabó. El telón de acero en el ballet era estético y tenía nombre y apellido: Alicia Alonso. Si el deshielo de la guerra fría tuvo lugar en China a través del pimpón, con la difunta Unión Soviética fue a través del ballet. Tanto los del Kirov de Leningrado como los del Bolshói de Moscú viajaron a Londres y a Nueva York cambiando una era no sólo en la cultura sino en la política. Ahora le toca a La Habana. El impacto puede ser decisivo para el futuro del ballet cubano, incluso se puede hablar de hito histórico y de una verdadera pica en Flandes con un futurible y pujante director artístico para el conjunto cubano: Carlos Acosta, savia nueva, mejor imposible.

Los cubanos del ballet se han negado a reconocer a la escuela inglesa desde siempre, incluso ridiculizándola, y fue un hito cuando Mayna Guielgud y Marion Saint Claire triunfaron en La Habana. Han pasado 30 años. Ya era hora.

http://www.elpais.com/articulo/cultura/Salto/tutu/acero/elpepicul/20090716elpepicul_13/Tes

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jueves, 2 de julio de 2009

ROGER SALAS - La danza escénica pierde a su diosa

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"I'm not interested in how people moves, but in what moves them."

"No me interesa cómo se mueve el ser humano, sino aquello que lo conmueve."

Pina Bausch

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(C) Peggy Jarrell Kaplan

Pina Bausch fallece de un cáncer a los 68 años - Genialidad, humor corrosivo y angustia vital pueblan la obra de una creadora que cambió el destino del género

ROGER SALAS - Madrid - 01/07/2009

http://www.elpais.com/articulo/cultura/danza/escenica/pierde/diosa/elpepicul/20090701elpepicul_2/Tes

Coreografió durante 40 años. La semana pasada estrenó en Wuppertal su última pieza, aún sin título, inspirada en un viaje a Chile. Ayer murió. Tenía 68 años.

Philippine nació en plena II Guerra Mundial en Solingen, una ciudad gris de Alemania especializada en hacer tijeras de buen acero, creció en el restaurante que regentaba su familia y allí recibió su primera clase de folclore. "La niña es muy elástica", dijo un pariente, y eso decidió su vida, algo que, a su manera, se describe sucintamente en Café Müller. A los 15 años, Pina está ya en las manos de Kurt Jooss y a los 19 volaba a Nueva York.

La pregunta que se hacen los historiadores de la danza más serios es de dónde sale el estilo Bausch, cómo cristaliza; una manera de desarrollo escénico complejo, no lineal, que explora y explota las posibilidades creativas de la tropa más allá del conocido ejercicio de "fijar una improvisación". Esas raíces estéticas habría que buscarlas en aquellos inicios en Essen de la mano de Jooss (siempre mantuvo esa umbilicalidad con la Folkwangschule a través del maestro Hans Zulig) y luego en su etapa americana, donde después de los cursos en la Julliard School intervienen tres personas básicas: Antony Tudor (el interés por el desarrollo de una dramaturgia no siempre ligada a lo narrativo; bailó bajo sus órdenes en la Metropolitan Opera); José Limón (el gusto por acompañar la danza expresiva con la música barroca) y Mary Hinkson (que la acercó a los preceptos de Graham y luego la llevó a la New York City Opera).

En 1961 Jooss la reclama en Essen y hace su primer ballet: Fragment. Poco después el sobreintendente de la Ópera de Wuppertal se interesa y la invita a coreografiar elVenusberg ballett de Tannhäuser; la intuición no falló: un año después le dijo: "quédese, el ballet es suyo". E hizo Fritz (música de Hufschmidt, a la sazón, director musical del ente lírico). Y así nacen las posibilidades en la temporada de 1975 de acercarse a dos óperas de Gluck con bailables: Ifigenia en Tauride y Orfeo y Eurídice con el resultado de obras maestras que iban a cambiar el destino de la danza escénica, primero europea, y después mundial.

El tríptico de redención del género que avanza los prolegómenos de la danza-teatro contemporánea se produce ese año: La consagración de la primavera (Stravinski), hoy también en el repertorio de la Ópera de París. La superficie de la escena aparece cubierta de tierra húmeda por primera vez. Son los tiempos de trabajo junto al diseñador Rolf Borzik, responsable en gran medida del aparato estético y formal. Le siguen Los siete pecados capitales (1976). Aparecen las láminas de agua, cascadas de lluvia, trayectos escénicos que evocan ensayos, escenografías que reproducen hiperbólicamente habitaciones conocidas, parlamentos catárticos e introspectivos, collage musical variopinto, ropa second hand y una diseñadora, Marion Cito, primero bailarina y después vestuarista.

Borzik murió de cáncer a los 35 años en 1980, y Pina crea enseguida 1980, donde incluso se amortaja a un bailarín. Fue su desquite vital, pero ella nunca se repuso de esa pérdida, una ausencia que sobrevoló toda su obra y su vida, con esa dolorosa y contenida conexión con el expresionismo alemán a la vez que buscando una inasible forma nueva, una salida. Entonces, en Claveles, surgió en 1982 aquel suelo sembrado de flores rojas. Era un patético canto a lo efímero, otro elemento vital del estilo. Chispazos de humor corrosivo, autohumillaciones explícitas, Bausch rebuscaba con cierta crueldad en las almas de sus artistas, las vaciaba y las volvía a poblar de una angustia que ya era otra, coloreada por su toque abrumador. Nunca olvidaremos a Pina, pero tampoco a Dominique Mercy con el tutú; a Beatrice Libonati mordiendo el micrófono al gritar su nombre; a Nazaret Panadero en el paradójico ejercicio de ballet; a Lutz Föster iniciando un ritual con una taza de té...

Anoche en Madrid, Mijaíl Baryshnikov, otro de los grandes, aseguró: "Estoy sacudido por la muerte de Pina, porque más allá de sus cualidades artísticas era una amiga muy cercana. El mundo del arte ha perdido una de sus líderes, yo perdí a una gran amiga. Haré un homenaje a Pina con nuestro espectáculo en el Matadero con Ana Laguna y Mats Ek y, con toda modestia, bailaremos para ella".

Sus dos apariciones en el cine son anecdóticas pero entrañables, y pueden entenderse más bien como las reverencias de dos directores a una figura ante la que no se podían mantener indiferentes: el gran Federico Fellini en E la nave va y Pedro Almodóvar en Hable con ella. Son dos cosas muy distintas. Mientras en el fellini Pina actuaba dentro de la trama, sujeta a guión, el filme del manchego fue un homenaje: filmar un trozo de Café Müller. Pina dirigió también una película: El lamento de la emperatriz (1990). Wim Wenders había iniciado un documental en 3D con ella, y para ello viajó la semana pasada a Wuppertal al último estreno que aún carecía de título.

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