Mostrando entradas con la etiqueta David Lago González - Poesía - El Normal Desarrollo de las Actividades. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta David Lago González - Poesía - El Normal Desarrollo de las Actividades. Mostrar todas las entradas

martes, 5 de octubre de 2010

Razones para el silencio

.

6a00d8341c683453ef011570bbcfe3970b-800wi

© Katarina Vavrova (Slovakia)

.

 

2

.

Acéptalo: es lo que tengo.

Acéptalo, oh Dios del Cielo.

Acéptalo, igual que el mar.

Acepta el ancho caudal del río

y el del arroyo, pobre y pequeño,

que de la sierra bajando va.

(Tonada que acompañaba los oficios en Camagüey en los años 70)

.

para Isora Cabrera

.

No preguntes por el origen de todo esto que aquí ves.

La simiente no es la referencia de un único nombre,

y no siempre son las cosas lo que parecen ser.

Es más, casi nunca lo son.

Si no te gusta lo que ves, si no te complace lo que doy,

retoma el sendero que en la noche te puso aquí,

al lado de esta borrosa procedencia que palpas,

o calla de una vez, que agradezco más el silencio que las palabras vanas,

porque endebles son, o acaso ¿no es que con el relato de mi rastro

intentas rellenar esa inapetencia que llamas rutina?

Ya yo he visto esa película,

ya he escuchado esa canción: alquila otra, compra otro cedé.

¿Es que pretendes que en cinco minutos haga recuento de toda la Humanidad?

¿Por qué me pides tanto? Y no, que no te ofenda el tono,

ni la mímica del cansancio cuando me oyes decir groseramente “ya salió la cosa”

y me ves girar la cabeza hacia la oscuridad de la noche o del infinito,

cualquiera apetecible boca que no sea la tuya

y tenga a bien tragarme en el instante aciago.

¿Por dónde quieres que comience mi historia: los fenicios, los celtas, los sefardíes?

No, darte el gusto de acortar el trayecto

y simplificar la vastedad, no te lo voy a dar,

nada quiero saber de lo que sobre mi origen puedas pensar,

guárdatelo para la hora del café.

Tu idea no es mi vida, es sólo una especulación,

o una bonita vaguedad.

Una estrella o un infierno, lo que quieras; todo, menos la vida que viví.

Mi origen, si alguno tengo, habrá sido el brillo del aluminio de una cuna de hospital

y ni siquiera lo recuerdo. Ya ves, de dónde vengo, ni siquiera me acuerdo.

Y si todo cuanto digo es mentira, quién eres tú para llamarme a razón.

Anda, vuelve al colegio si quieres aprender malamente

lo que ya malamente te enseñaron: yo sólo me desnudo ante un motivo consistente

y el interés por el pasado no es excitante.

.

(Madrid, 17 de agosto de 2001)

© 2001 David Lago González

lunes, 27 de septiembre de 2010

Desprecio

.

let's make better mistakes tomorrow

.

 

Lo verdaderamente dañino a largo plazo

no es ni la vaca ni los matarifes, ni siquiera los instrumentos

con los que la descuartizan en infinitas partes,

sino la legión de manos que aguantan sus patas

y alrededor del morro tensan un torniquete bien fuerte

para que no muja y descubra la verdad del crimen.

Si la vaca es la vida, y el carnicero aquél que desde su poder la ejecuta,

lo demás es el instrumento que nunca pierde su forma,

o la torna en nueva silueta, y sobrevive a todo,

incluso florece cuando se le creía muerto.

La vaca se desdibuja dentro de tanta algarabía;

los matarifes enloquecen aunque mantienen la astucia;

y la legión, reproduciéndose como la cola cortada de un lagarto,

se multiplica más allá de los años

para mantener sin respiración y contra el suelo al Hombre Justo,

hasta que se una a ellos o se pegue un tiro.

.

(Madrid, 27 de septiembre de 2010)

© 2010 David Lago González

miércoles, 11 de agosto de 2010

DAVID LAGO GONZÁLEZ - La crisálida rompió

.

Recycled_Life_in_a_Box_by_AnthonyRojas (Recycled Life in a Box by Anthony Rojas)

.

 

                                           A mis primos carnales Aida del Sol y Julián Delgado (RIP)

                                           A mis primos segundos Julian Emilio y Álida, y a Lily

 

.

La crisálida rompió,

y la bella mariposa pudo regresar a aquella flor

que en sueño o duermevela presentía como bruma indescifrable.

Volvía más hermosa aún que el fantasma de la memoria, la vieja alada

en cuyo prodigio del vuelo se posó la herrumbre de las malas ideas,

el veneno de los pesticidas que los hombres esparcían sobre ellas.

Para la ocasión, recuerdo que se hizo un cinturón trucado

con cientos de pañuelos multicolores que en torno a su cintura

enardecían la hermosura propia de su delicadeza,

y luego, como en un acto de magia, fue deshaciendo

con la dulzura que le recordábamos, uno a uno

de cada tramo de aquella cincha, para dejar

sobre el cabello de las muchachas sorprendidas

el transparente velo del arcoiris.

Estábamos todos subidos a la cama, abstraídos

por la placidez de aquella voz que había limado las mieles de la huída

y que sabía tan bien disimular el chero del acíbar.

Varias generaciones nos agrupábamos en derredor suyo,

y desde la vejez hasta la infancia nos unía una misma fascinación.

Las orugas eran reales y habían roto en colores luminosos

pese a todas las cochinadas de los libros de instrucción.

A su lado el hombre-mariposa tenía suavemente los ojos cerrados,

y no sé si por ello o por confusión natural entre la alegría y el dolor,

el tono de las voces era moderado, suave, lento.

El recuento de los duros tiempos de la huida y el asentamiento

se convertía en una fábula de sabiduría y paciencia,

y sufrimiento y amor.

.

(Madrid, 11 de agosto de 2010)

© 2010 David Lago González

.

NOTA DEL BLOGGER Y AUTOR:  En el año 1977, la Revolución comunista de Fidel Castro permitió (por intereses pecunarios y sabrá Dios cuántas más cosas enrevesadas), que los cubanos que habían dejado el país desde incluso antes de ese accidente histórico, volvieran a la isla.  Ésta es una muestra dulce de las consecuencias.

.

sábado, 7 de agosto de 2010

RAFAEL SÁNCHEZ FERLOSIO - ¡Y qué afán de ganar y ganar!

 

TRIBUNA:

RAFAEL SÁNCHEZ FERLOSIO

¡Y qué afán de ganar y ganar!

El deporte, actividad sin más objetivo que el de la redundancia de la victoria como fin en sí mismo, se ha convertido en contenido principal, por no decir único, de esa mala pasión que es todo patriotismo

RAFAEL SÁNCHEZ FERLOSIO 07/08/2010

.

La cultura en general y especializadamente la cultura de estadio ha sido siempre, de manera congénita, un instrumento de des-subjetivación política y de control social. Así ha sido en Roma desde el Panem et circenses; y sobre Grecia tenemos el testimonio, indirecto y tardío, de Luciano de Samosata -nació ya en la era cristiana, bajo el dominio del Imperio Romano-, que, en su diálogo Anacarsis o de la gimnasia, se remonta a los tiempos de Solón, al que nos pinta como hospitalario receptor y gentil acompañante de un escita, seguramente rico, Anacarsis, que baja hasta Atenas con el deseo de conocer la cultura y las instituciones de la Hélade. Hay que decir que por "gimnasia" no entiende Luciano solamente la habitual -no sé si cotidiana- de los particulares, sino también la de un estadio -con multitud de espectadores, ya se entiende-; pero en lo que dice de esto último puede haber influido, o por lo menos así lo parece, su conocimiento de los grandes estadios o los circos de la Roma imperial, pues, por añadidura, el texto menciona ya, con veinte siglos de anticipación, la mayoría de los tópicos y gratuidades racionalizadoras y moralizadoras que se reúnen en las actuales apologías del deporte, con la pintoresca coincidencia de que Solón -o más bien el Solón de Luciano de Samosata- las esgrima con la misma inclinación defensiva y encarecedora. Pero Anacarsis no se convence en absoluto por las razones de Solón, y sigue pareciéndole una total indignidad que amigos que no tienen ningún disgusto se peleen rebozados en grasa, en arena, en barro, haciéndose a veces mucho daño y luego sigan tan amigos. A mí esto me ha recordado siempre al Marqués de Bradomín, en la Sonata de estío, de Valle-Inclán, en el pasaje en que dice: "La raza sajona es la más despreciable de la tierra. Yo al ver los puñetazos pueriles y grotescos en la cubierta de la goleta, descubrí una nueva versión de la vergüenza: la vergüenza zoológica".

Que el deporte, actividad sin contenido alguno y sin más objetivo que el de la redundancia de la victoria como fin en sí mismo, haya podido transformarse en contenido principal, por no decir único, de esa mala pasión que es todo patriotismo arroja la más vidriosa sospecha sobre el patriotismo en general, incluido el solo aparentemente no lúdico; ambos, con singular indiferencia respecto de lo cruento o incruento, pertenecen al mismo pragma y tienen el mismo origen. El acreditado grupo de filólogos y antropólogos franceses sobre la cultura griega, formado en torno al gran maestro Gernet, remite dicho origen a los juegos funerarios; por ejemplo, los de las exequias de Patroclo, en la Ilíada, canto XXIII. Parece ser que a toda la subsiguiente y diversificada derivación funcional e institucional puede asignársele por clave la palabra "agón", que yo describiría como relación de competición y de controversia. Yo no he leído nada de Gernet, pero dispongo de la obra de otro miembro del grupo, Marcel Detienne, Los maestros de verdad en la Grecia arcaica, que tiene precisamente a Gernet como el autor incomparablemente más citado, con hasta 45 referencias, de las cuales transcribo aquí la que me parece más idónea y autosuficiente: "En el estudio Droit et sociéte L. Gernet escribe: 'El derecho que empieza a aparecer en escena no lo hace como una técnica especial y profesional: emana, ya como tal, de la vida de los juegos; hay continuidad entre la costumbre agonística y la costumbre judicial". Lo cual apunta al hecho de que el agón se traslada de la competición deportiva a la controversia judicial, pero al fin se conserva en cuanto oposición entre dos partes: en el estadio hay una lucha de cuerpos, en el juzgado hay una de palabras. El extraordinario hallazgo de Gernet sobre el primitivo origen del derecho conforme al esquema de "partes" del agón tiene toda la importancia histórica de un modelo de derecho procesal que pervive todavía hoy: la fórmula dual de controversia entre "acusación" y "defensa" queda perpetuada en el nombre mismo fijado en el derecho: "juicio contradictorio".

No podría haber sido más que la siempre perspicaz e hiperactiva presidenta de la Comunidad de Madrid la que agarrase al vuelo la posibilidad de explotar publicitariamente la ya de por sí desaforadamente delirante explosión de victoria entre los españoles, decidiendo hacer con ella márquetin de Estado, mediante la exposición de la Copa de Oro en la Puerta del Sol, para que todos los madrileños pudiesen adorarla como si fuese el Santísimo Sacramento. Naturalmente, no podía ser más que la auténtica de oro y no una de yeso bañada en purpurina, porque esta sería tan fraudulenta a efectos de irradiar Gracia Santificante como una hostia de cartulina blanca recortada en forma de círculo, y nuestra siempre fidedigna lideresa podría tal vez dar gato por liebre en cualesquiera baratas laicidades o profanas batallitas de una vida política en estado de creciente pequeñez, pero nunca en un rito que ella misma, desde su incontestable Fe en España, desde su congénita y profunda españolez, ha querido instituir con carismática categoría sacramental. Por último, para representar al equipo triunfador, no se ha puesto una camiseta de color rojo, que es, por así decirlo, el color titular de la selección, sino que ha preferido endosar una camiseta verde y con el número 1, lo cual está, en sentido objetivo, enteramente puesto en razón, dado que eran el color y el número de Casillas, que no solo ha sido capitán del equipo, sino también uno de los grandes "héroes" de la Selección. Pero en esto tampoco puede excluirse la motivación de una arrière pensée de nuestra siempre rápida y avispada presidenta, sugerida por el azar de que Casillas sea nativo de la provincia de Madrid, en el sentido de aprovechar el dato para dejar un poco de lado a los catalanes, demasiado numerosos en la Selección y con sus propios "héroes", y sobre todo el otro capitán, aunque en África fuera de servicio, Puyol, con su gol de cabeza viniendo desde atrás, como el tebano Pelópidas en Leuctra contra los espartanos. La publicidad que buscaba nuestra siempre omnipresente hiperpresidenta quería ser central, no, en modo alguno, periférica, y solo la que, por feliz coincidencia, se le ofrecía con el castellano Casillas podía ser, para ella, verdadera publicidad de la ya descaradamente designada como "Marca España".

La explotación publicitaria que por obra del Estado y no menos por los medios de comunicación ha tenido esta famosa Victoria de España, rematada por el obsceno culto de la Puerta del Sol, en que los adoradores de la Copa de Oro recordaban a los de la procesión del Corpus de Toledo, que más que a adorar al Santísimo -cosa que puede hacerse en cualquier parte- parecen haber ido a adorar esa secular montaña labrada en oro y pedrería que es la custodia de Arfe, no puede dejar de provocar un repeluco hacia el deporte en general como el que le hizo decir a Leon Bloi: "Creo firmemente que el deporte es el medio más seguro para producir una generación de cretinos dañinos". A veces, en efecto, tan dañinos como los nazis, acerca de los cuales José Ignacio Barbero en su excelente introducción a su propia selección de distintos autores, que titula Materiales de sociología del deporte, nos da esta información: "Hitler convirtió los Juegos Olímpicos en un asunto de vital importancia para el Estado, en una oportunidad histórica para mostrar al mundo los logros del nacional-socialismo y del Tercer Reich"; y en nota a pie de página da una cita de un manual de Kurt Münch: "Todo atleta y deportista del Tercer Reich debe servir al Estado... El deporte alemán es, en el sentido total del término, político". Todos conocen las acciones y propósitos políticos, inmensamente criminales, que a continuación se perpetraron por mano de los propios seguidores de esa doctrinaria concepción de los deportes.

En fin, el patriotismo es una mala pasión, que, con la ya más arriba mencionada indiferencia ante lo cruento o lo incruento (que me parece que al menos en el fútbol hace sólo 30 años no era así) se sustenta y perpetúa en el hecho de que la Victoria, deportiva o guerrera, sea el único o máximo instrumento de autoafirmación colectiva. La mera idea de "lo colectivo" muchos la ennoblecen, porque no es personal; lo personal suele ser arbitrariamente tachado de individualismo y egoísmo; lo colectivo, en cambio, pertenece al Nosotros. Convendría, por tanto, señalar que el Nosotros no sólo en la gramática es tan persona como el Yo, sino también, por añadidura, como se ha visto en la unanimidad del Totalitarismo, muchísimo peor persona.

Rafael Sánchez Ferlosio es escritor.

http://www.elpais.com/articulo/opinion/afan/ganar/ganar/elpepuopi/20100807elpepiopi_13/Tes

.

NOTA DEL BLOGGER:  Agudo y sarcástico artículo este de Rafael Sánchez Ferlosio que hoy publica El País en su sección de La Cuarta Página  (se agradece el prescindir de phs tan neutros como los cubanos Hernández Busto y Antonio José Ponte, y el falseario “historiador” reconstructivista Rafael Rojas).

Como coincido plenamente con su exposición, aquí dejo yo un poema (de mi propia inspiración) acerca de los símbolos.  “Los simbolos”, quise decir, y el “acerca” debe cambiarse por “en contra de”.  Me horroriza todo eso.

.

Los símbolos

.

Que un balón, una pelota, o una pequeña esfera blanca que salva una malla

o que persigue un agujero sobre el césped verde, verdísimo, del ocio del lujo,

sea tu patria... ¡por Dios, qué confusión!

Que un puño cercado por cuatro cuerdas bajo el cenital de la atención,

o un florete que rasga el peto con elegancia

alzando hacia atrás el otro brazo como un bailarín rematando,

sea la cara o la cruz de tu moneda...

lo sublime o el lodo de tu pasión... ¡por Dios, cómo se denigra tu sombra

en la charla del día a día de los macarras en bares, oficinas y parlamentos!

Comprendo ahora el suicidio de los primeros patriotas,

la tristeza del doblegado, el recogimiento del traidor:

vislumbraban que siglos después todo se convertiría en tema de mercadeo.

Recelo tanto del puño que golpea como de la mano que escribe

tendidos ambos a los pies de una causa.

Perse siempre tuvo razón: sólo hay una patria

a la que se regresa siempre, cada día: la infancia, el amor mío.

.

(Madrid, 20 de junio de 2006)

© 2006 David Lago González

(De “El Normal Desarrollo de las Actividades”)

.