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jueves, 28 de julio de 2011

HAROLD ALVARADO TENORIO - Cultura, despilfarro y exclusiones

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Wholesale fur dealer shop [Leipzig, 1862]

Wholesale fur dealer shop [Leipzig, 1862]

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Cultura, despilfarros y exclusiones.

Por Harold Alvarado Tenorio

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Se anuncia con cautela la celebración del cuarto de milla de Casa Silva, una de las plataformas donde hizo política María Mercedes Carranza, la única constituyente del 91 que votó a favor de la extradición de narcotraficantes, así departiera y recitara versos con Armando Holguín Sarria o Cornelio Reyes. Según Semana el 63% de los colombianos cree que el dinero, que es siempre público, va a parar a las arcas de los ladrones de cuello blanco. The Economist sitúa a Colombia de segunda en materia de fraude y los ejecutivos dicen que en 88% de los casos sus empresas serán víctimas de la rampante podredumbre inventada durante el Frente Nacional y lubricada por el narcotráfico, que ha pervertido desde la Suprema Corte de Justicia hasta las Fuerzas Armadas de la Revolución Colombiana FARC. Con recordar que el alcalde y el contralor del Distrito Capital han sido destituidos y el personero está hasta la corona de líos, basta.

En un país descompuesto, el sector cultural no sale indemne de los tiovivos de la contratación y malos manejos. Comenzando por los salarios descomunales de gestores culturales como Ramiro Osorio, 25 Millones [1] del Centro Cultural Julio Mario Santo Domingo, el mismo personaje que sacó, para gloria de los hermanos Rodríguez Orejuela [2], de la manga de Ernesto Samper Pizano el Ministerio de Cultura de Colombia; Catalina Ramírez, 18 Millones, de la Secretaría de Cultura del Distrito Capital; el “violinista” Santiago Trujillo, otros 18 Millones, electo a dedo por el honorabilísimo Yuri Chillán, sangrador de unos 16.000 Millones de pesos del Instituto Distrital de las Artes de Bogotá; Gloria Zea, de Botero Angulo, Holguín Holguín, Uribe Campuzano y Antei Codazzi, 16 Millones y un apoyo anual del Ministerio de Cultura cercano de los 1000 Millones, del Museo de Arte Moderno; la “Doctora” Carmen Barvo Bárcenas, 16 Millones, de Fundalectura; Ángela María Pérez, 15 Millones, con un presupuesto descomunal ignorado por todo el mundo pero controlado sólo por ellos mismos en la Sub-Gerencia Cultural del Banco de la República; los 15 Millones del Ministerio de Cultura y Ana María Alzate, 10 Millones, de la Fundación Alzate Avendaño. La nota de Arcadia no dice cuánto gana el “Doctor” Pedro Alejo Gómez, de Casa Silva, hijo del ex ministro de Gobierno y Educación de Guillermo León Valencia, embajador de Colombia en Rusia y la Corte de España, etc.

La corrupción, según Manuel Carvajal Sinisterra, ha sido peor para los colombianos que la prolongada guerra contra las insurgencias políticas y delincuenciales. El Frente Nacional, con la paridad política y económica para dos partidos fue la sopa de cultivo donde la peste del narcotráfico transformó el todo “en cuanto voy yo allí”, sin mediar el trabajo o la creación. Decir que ahora vivimos sus peores momentos es una falacia. Hoy, por el contrario, puede hablarse abiertamente de ello porque la existencia y fortalecimiento de los partidos y sus organismos de prensa o los intereses de cada grupo en lucha por el poder, permiten la denuncia o la penalización. Corruptos han sido todos los gobiernos desde la misma caída del partido liberal y los que inaugurara Alfonso López Michelsen con su cuatrenio de marimba, coca y M-19 y así hasta llegar al horror de Belisario Betancur, los años de terror de Virgilio Barco y su ministro César Gaviria, y la apoteosis de corrupción, perversidad y crímenes de estado de Ernesto Samper Pizano.

Quienes creen que el incremento en los presupuestos culturales ha sido una conquista popular o del arte mismo, pecan por ingenuos y desinformados. Las instituciones culturales creadas o fomentadas por la clase política colombiana son otro instrumento para saquear el erario, con el Ministerio de Cultura a la cabeza. Una institución, que para referirse sólo a un tema, desde su creación en cuanto a la protección de las letras apenas ha servido en exclusivo a la ingesta despiadada de bienes literarios producidos por empresas españolas, que terminaron comprando El Tiempo o Caracol. La creación y dotación de cientos de bibliotecas públicas [PNLB: 1565 “bibliotecas”, 2200 libros, 5 maletas de cine, UN ordenador para administrar la “biblioteca”, un televisor, un VHS, un DVD y una grabadora], donde nadie lee un libro ni ve una película ni oye un disco, en los años de los ordenadores, Google Books, Wikipedia y la banda ancha, lo demuestra. La mediocridad, la ambición y la vida fácil de muchos de esos chicos y chicas que han pasado por las gerencias y mandos medios de esas instituciones ha sido el gancho para que prestaran depredadores servicios contra la cultura de un país que necesita mas y mas reformar su educación y enseñar a leer y escribir a los más pobres. Encarnaciones de ese prototipo pueden ser Darío Jaramillo Agudelo, Carmen Barvo Bárcenas, Ramiro Osorio, Catalina Ramírez o Pedro Alejo Gómez.

Darío Jaramillo Agudelo envejeció 25 años al frente de la Sub-Gerencia Cultural del Banco la República erigiéndose una estatua de poeta con favores a empresas e individuos que controlan el mundo cultural hispanoamericano como [Anna María Rodríguez de Casa de América; Antonio López Ortega de la Fundación Bigott; Daniel Samper Ospina de SoHo; Esperanza López Parada de la Universidad Complutense; Javier Rodriguez Marcos de Babelia; Juan Camilo Sierra del Centro Garcia Márquez; Juan Muñoz de la Residencia de Estudiantes; Luis Garcia Montero de Visor; Manuel de la Fuente de ABC; Maria Luisa Blanco de El Pais de Madrid; Marco Antonio Campos de la UNAM; Mario Jursich de El Mal pensante; Pilar Reyes de Alfaguara; Sergio Pitol del Fondo de Cultura Económica; Wiston Manrique Ardila de Babelia]. Cientos de miles de pesos costaron al pueblo de Colombia la decena de publicaciones en pro de una gloria literaria que ha desaparecido el mismo día que dejó su cargo. Porque aun cuando sea una figura de relleno en ferias y festivales, nadie cree que haya escrito algo meritorio. Manuel Borrás, el editor español que más aire ha respirado [11 libros en 10 años] en las bibliotecas públicas americanas de la mano del omnipotente gerente cultural cree que Jaramillo Agudelo ha logrado su más grande deseo: ser invisible. A él y al Banco de la República debemos la aparición de dos de sus réplicas: Piedad Bonet y Juan Manuel Roca.

Carmen Barvo, fullera corista del Grupo que Daniel Samper Pizano apodó Promasa [Maria Mercedes Carranza, Pilar Tafur, Aseneth Velásquez viuda de Ucrós y Marta Álvarez], es gestora de Fundalectura, posición heredada de Silvia Castrillón directora de Asolectura, empresas que han contribuido a la distorsión de nuestras tradiciones literarias a través de la venta de libros para niños producidos en países del primer mundo, traducidos e ilustrados con gramáticas y diseños anodinos. Más del ochenta por ciento de los libros que esas instituciones promueven, sirven para elevar a largo plazo las ventas de empresas como Norma y Prisa. Castrillón, Barvo y Ana Roda han dilapidado formidables sumas de dinero público editando obrillas que obsequian, a través de los ladrones de Transmilenio, a los libreros de lance de San Victorino.

Otro tanto podría decirse de Ramiro Osorio y Catalina Ramírez, curtidos alfiles de los comerciantes españoles de bienes culturales. Ramírez como Osorio han vendido a los colombianos la increíble idea de que más allá de la Banda Ancha hay que hacer más bibliotecas para colocar en sus estantes más libros españoles y hay que fomentar la importación de bienes y producciones culturales exclusivamente peninsulares. Catalina Ramírez colabora estrechamente con la institución neocolonial Casa de América y Osorio acaba de abandonar el cargo más fastuoso que colombiano alguno haya ocupado jamás en la capital del reino: director de la División de Asuntos Culturales de la Secretaría General Iberoamericana. Héctor Facio y Lince que les conoce sostiene que gracias a una decisión de la señora Ramírez recuperamos al competente gestor cultural: “Ramiro Osorio -dice el ilustre huérfano- está detrás de proyectos benéficos ¿? como el Ministerio de Cultura, el Festival Iberoamericano de Teatro y algunas de las becas y estímulos que el ministerio diseñó para artistas plásticos, músicos, escritores, cineastas y teatreros colombianos.” Lo que no dice es que esos proyectos son rimbombantes despilfarros para entretener grupos que luego pagaran con votos los buenos ratos recibidos con el dinero público. El grueso del dinero que el ministerio de cultura invierte en planes concertados se va en pagar las parrandas de los Carnavales de Barranquilla, De negros y blancos de Pasto, Feria del Libro, Festival de Poesía, de Teatro de Bogotá, Museo de Arte Moderno de Bogotá, Festival de Buenaventura, Festivales de Cine, Música y Hay de Cartagena, Festival de la Leyenda Vallenata de Sincelejo, de Música de Popayán, de Poesía de Medellín, Reinado Nacional del Bambuco, o el Torneo Internacional del Joropo, etc., cuyos auxilios oscilan entre los 200 y los 1000 millones de pesos anuales. Para el resto de las entidades populares los aportes no superan ni los 40 millones de que habla el manual del ministerio.

Pero la figura egregia, por excelencia, de este grupo de eminencias es el Doctor Pedro Alejo Gómez, insigne Encargado de Casa Silva. Hijo de Pedro Gómez Valderrama, ministro de gobierno y educación de Guillermo León Valencia cuando se implementaron en Colombia los planes decenales Atcon para la disolución de las humanidades, las ciencias sociales y todo aquello que hiciera recabar en las tradiciones de la lengua y la historia y el Lasso [Latin American Security Operation], que permitió la creación de las Farc.

Ex embajador en Holanda, delegado por Colombia ante la Corte Permanente de Arbitraje de la Haya, conjuez del Consejo de Estado en las secciones Primera y Quinta y delegado ante la Organización para la Prohibición de la Producción de Armas Químicas, este hijo del autor de La otra raya del tigre, uno de los más cínicos cantos al fracaso de los nacionales socialismos inspirados en las aventuras germánicas en América, suerte de enciclopedia de las vergüenzas ideológicas de los liberales derrotados por Rafael Núñez en La Humareda, a la muerte, por suicidio de Maria Mercedes Carranza, optó, con el apeo de Ernesto Samper y Jacquie Strouss, por arrebatar a los herederos naturales o poéticos el lugar de la fundadora, tapando en la mano los motivos que le llevaron a quitarse la vida ante las ambiciones de la esposa venezolana de un ex presidente conservador, autor del Holocausto del Palacio de Justicia y otros hechos nada memorables. Desde entonces Casa Silva es una suerte de manicomio, donde como una vez dijo Ernesto Samper a Pedro Alejo: aquí debe estar todo el mundo, menos los poetas.

Como todo el mundo sabe, Pedro Alejo Gómez Villa, El poeta de las tirantas, como gusta hacerse llamar de su perro Ganda, único ser al que permite entrar y salir como pedro por su casa de Casa Silva, sólo ha favorecido a un vate y medio, a Juan Manuel Roca Vidales, y su discípulo, el castrista vergonzante Alberto Rodriguez Tosca, dilectos miembros del Club Trementina, quien siendo tan dipsómano como su jefe, ha logrado cubrirle las espaldas desde hace 25 años. Nadie sabe cuánto dinero público se han ingurgitado entre pecho y espalda este par de fanáticos de la metáfora y el anisado. Lo único que se sabe es que Don Pedro Alejo se atornilla cada mes unos 12 Millones de pesos, algo así como la media friolera de 200 Millones anuales con los cuales bien se podría dotar a las escuelas públicas del barrio de La Concordia,el más antiguo de Bogotá y vecino de Casa Silva, con unos 200 ordenadores con banda ancha para sus niños.

La cultura, como recordó una memorable nota Antonio Caballero, no puede ni debe depender del arbitrio de los empleados de los estados, sean democráticos y menos, totalitarios. Porque justamente La Cultura nada tiene que ver con los establecimientos o es el fundamento de la crítica a esos estados. Creer que Ramiro Osorio, Catalina Ramírez o Pedro Alejo Gómez pueden controlar la cultura de las ciudades colombianas o de la nación es delirio. Ni Franco, Goering, Jdanov, Fernández Retamar, Fernando Rendón, doña Guillermina Carvajal o alguno de sus Golem o ilustres huérfanos podrán impedir que cuestionemos y critiquemos sus despilfarros y exclusiones. También caerán, como ruedan en un mundo cada día mas libre, gracias a la Internet, aquellos que han hecho del fraude y la corrupción fundamento de sus poderes.

Producir espectáculos, shows, no es función de los intendentes de la cultura de un país. La Cultura y sus productos crean maneras de ser y pensar, son la identidad de un pueblo, cambian y corrigen los rumbos de las políticas y corrientes del pensar. Pero si la música, el baile, las narraciones, el poema, el cine, la radio y las televisiones son cultura, no pueden ser reducidas a un espectáculo, tienen que hacer pensar para vivir, para borrar de nuestras conciencias las perversas conjeturas de la vanidad y el dinero. Y eso es precisamente no hacen los señores y damitas de quienes he venido hablando.

¿Qué irá a hacer el violinista Santiago Trujillo, me pregunto, con esos 16.000 mil Millones que han puesto en su bolsillo?

Averígüelo Nadie, es decir Juan Manuel Roca.

 

http://www.arquitrave.com

http://lacomunidad.elpais.com/la-lengua-viperina/posts

http://www.haroldalvaradotenorio.com

http://www.antologiacriticadelapoesiacolombiana.com

 

(TEXTO enviado por su autor.  Si descubre su nombre en él o se siente aludido, póngase en contacto con el mismo, eu nao conoce a ninguém)

miércoles, 9 de marzo de 2011

HAROLD ALVARADO TENORIO - Cultura, despilfarros y exclusiones (Colombia)

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(Enviado por Harold Alvarado Tenorio.)

NOTA DEL BLOGGER:  Un amigo, de compartida naturaleza nativa caribeña, a quien hube de enviar algunas de estos textos que el (magnífico) poeta colombiano Harold Alvarado Tenorio me manda de vez en cuando, hubo de decirme un día: “No entiendo nada, y además no me interesa.  Lo cual puede darte una imagen exacta de lo que pueden sentir los demás antes todos esos pormenores cubanos que ni siquiera nosotros podemos entender bien.”

Pero, en fin, yo creo que Harold Alvarado Tenorio es también alguien “contrario al normal desarrollo de las actividades”, lo cual, con independencia de que tal condición o circunstancia sea aprovechada por ideologías y (des)gobiernos, me hace sentirme en cierta forma compañero suyo.

DLG

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Cultura, despilfarros y exclusiones.

Por Harold Alvarado Tenorio

Se anuncia con cautela la celebración del cuarto de milla de Casa Silva, una de las plataformas donde hizo política María Mercedes Carranza, la única constituyente del 91 que votó a favor de la extradición de narcotraficantes, así departiera y recitara versos con Armando Holguín Sarria o Cornelio Reyes. Según Semana el 63% de los colombianos cree que el dinero, que es siempre público, va a parar a las arcas de los ladrones de cuello blanco. The Economist sitúa a Colombia de segunda en materia de fraude y los ejecutivos dicen que en 88% de los casos sus empresas serán víctimas de la rampante podredumbre inventada durante el Frente Nacional y lubricada por el narcotráfico, que ha pervertido desde la Suprema Corte de Justicia hasta las Fuerzas Armadas de la Revolución Colombiana FARC. Con recordar que el contralor del Distrito Capital ha sido destituido y el personero está hasta la corona de líos, basta.

CULTURA_securedownload02

En un país descompuesto, el sector cultural no sale indemne de los tiovivos de la contratación y malos manejos. Comenzando por los salarios descomunales de gestores culturales como Ramiro Osorio, 25 Millones [1] del Centro Cultural Julio Mario Santo Domingo, el mismo personaje que sacó, para gloria de los hermanos Rodríguez Orejuela [2], de la manga de Ernesto Samper Pizano el Ministerio de Cultura de Colombia; Catalina Ramírez, 18 Millones, de la Secretaría de Cultura del Distrito Capital; el “violinista” Santiago Trujillo, otros 18 Millones, electo a dedo por el honorabilísimo Yuri Chillán, sangrador de unos 16.000 Millones de pesos del Instituto Distrital de las Artes de Bogotá; Gloria Zea, de Botero Angulo, Holguín Holguín, Uribe Campuzano y Antei Codazzi, 16 Millones y un apoyo anual del Ministerio de Cultura cercano de los 1000 Millones, del Museo de Arte Moderno; la “Doctora” Carmen Barvo Bárcenas, 16 Millones, de Fundalectura; Ángela María Pérez, 15 Millones, con un presupuesto descomunal ignorado por todo el mundo pero controlado sólo por ellos mismos en la Sub-Gerencia Cultural del Banco de la Republica; los 15 Millones del Ministerio de Cultura y Ana María Alzate, 10 Millones, de la Fundación Alzate Avendaño. La nota de Arcadia no dice cuánto gana el “Doctor” Pedro Alejo Gómez, de Casa Silva, hijo del ex ministro de Gobierno y Educación de Guillermo León Valencia, embajador de Colombia en Rusia y la Corte de España, etc.

CULTURA_El Doctor Ramiro Osorio, gerente comercial del Centro Santodomingo con 25 Millones de sueldo mensuales.

El Doctor Ramiro Osorio, gerente comercial del Centro Santodomingo con 25 Millones de sueldo mensuales.

La corrupción, según Manuel Carvajal Sinisterra, ha sido peor para los colombianos que la prolongada guerra contra las insurgencias políticas y delincuenciales. El Frente Nacional, con la paridad política y económica para dos partidos fue la sopa de cultivo donde la peste del narcotráfico invirtió el todo “en cuanto voy yo allí”, sin mediar el trabajo o la creación. Decir que ahora vivimos sus peores momentos es una falacia. Hoy, por el contrario, puede hablarse abiertamente de ello porque la existencia y fortalecimiento de los partidos y sus organismos de prensa o los intereses de cada grupo en lucha por el poder, permiten la denuncia o la penalización. Corruptos han sido todos los gobiernos desde la misma caída del partido liberal y los que inaugurara Alfonso López Michelsen con su cuatrenio de marimba, coca y M-19 y así hasta llegar al horror de Belisario Betancur, los años de terror de Virgilio Barco y su ministro César Gaviria, y la apoteosis de corrupción, perversidad y crímenes de estado de Ernesto Samper Pizano.

CULTURA_4_El Doctor Darío Jaramillo Agudelo haciendo alardes de republicanismo en El Pais de Madrid.

El Doctor Darío Jaramillo Agudelo haciendo alardes de republicanismo en El País de Madrid.

Quienes creen que el incremento en los presupuestos culturales ha sido una conquista popular o del arte mismo, pecan por ingenuos y desinformados. Las instituciones culturales creadas o fomentadas por la clase política colombiana son otro instrumento para saquear el erario, con el Ministerio de Cultura a la cabeza. Una institución, que para referirse sólo a un tema, desde su creación en cuanto a la protección de las letras apenas ha servido en exclusivo a la ingesta despiadada de bienes literarios producidos por empresas españolas, que terminaron comprando El Tiempo o Caracol. La creación y dotación de cientos de bibliotecas públicas [PNLB: 1565 “bibliotecas”, 2200 libros, 5 maletas de cine, UN ordenador para administrar la “biblioteca”, un televisor, un VHS, un DVD y una grabadora], donde nadie lee un libro ni ve una película ni oye un disco, en los años de los ordenadores, Google Books, Wikipedia y la banda ancha, lo demuestra. La mediocridad, la ambición y la vida fácil de muchos de esos chicos y chicas que han pasado por las gerencias y mandos medios de esas instituciones ha sido el gancho para que prestaran depredadores servicios contra la cultura de un país que necesita mas y mas reformar su educación y enseñar a leer y escribir a los más pobres. Encarnaciones de ese prototipo pueden ser Darío Jaramillo Agudelo, Carmen Barvo Bárcenas, Ramiro Osorio, Catalina Ramírez o Pedro Alejo Gómez.

CULTURA_5_Juan Gelman, perseguido por Videla; García Montero del PC andaluz y el SubGerente Cultural del Banco de la República de Colombia.

Juan Gelman, perseguido por Videla; García Montero del PC andaluz y el Subgerente Cultural del Banco de la República de Colombia.

Darío Jaramillo Agudelo envejeció 25 años al frente de la Sub-Gerencia Cultural del Banco la República erigiéndose una estatua de poeta con favores a empresas e individuos que controlan el mundo cultural hispanoamericano como [Anna María Rodríguez de Casa de América; Antonio López Ortega de la Fundación Bigott; Daniel Samper Ospina de SoHo; Esperanza López Parada de la Universidad Complutense; Javier Rodriguez Marcos de Babelia; Juan Camilo Sierra del Centro García Márquez; Juan Muñoz de la Residencia de Estudiantes; Luis García Montero de Visor; Manuel de la Fuente de ABC; Maria Luisa Blanco de El País de Madrid; Marco Antonio Campos de la UNAM; Mario Jursich de El Mal pensante; Pilar Reyes de Alfaguara; Sergio Pitol del Fondo de Cultura Económica; Wiston Manrique Ardila de Babelia]. Cientos de miles de pesos costaron al pueblo de Colombia la decena de publicaciones en pro de una gloria literaria que ha desaparecido el mismo día que dejó su cargo. Porque aun cuando sea una figura de relleno en ferias y festivales, nadie cree que haya escrito algo meritorio. Manuel Borrás, el editor español que más aire ha respirado [11 libros en 10 años] en las bibliotecas públicas americanas de la mano del omnipotente gerente cultural cree que Jaramillo Agudelo ha logrado su más grande deseo: ser invisible. A él y al Banco de la República debemos la aparición de dos de sus réplicas: Piedad Bonet y Juan Manuel Roca.

Juan Manuel Roca, el Hijo de Mutis, la crítica Adriana Urrea, el Honestísimo Samuel Moreno y Eligio Burgos Cantor, del Grupo Trementina.

Carmen Barvo, fullera corista del Grupo que Daniel Samper Pizano apodó Promasa [Maria Mercedes Carranza, Pilar Tafur, Aseneth Velásquez viuda de Ucrós y Marta Álvarez], es gestora de Fundalectura, posición heredada de Silvia Castrillón directora de Asolectura, empresas que han contribuido a la distorsión de nuestras tradiciones literarias a través de la venta de libros para niños producidos en países del primer mundo, traducidos e ilustrados con gramáticas y diseños anodinos. Más del ochenta por ciento de los libros que esas instituciones promueven, sirven para elevar a largo plazo las ventas de empresas como Norma y Prisa. Castrillón, Barvo y Ana Roda han dilapidado formidables sumas de dinero público editando obrillas que obsequian, a través de los ladrones de Transmilenio, a los libreros de lance de San Victorino.

Otro tanto podría decirse de Ramiro Osorio y Catalina Ramírez, curtidos alfiles de los comerciantes españoles de bienes culturales. Ramírez como Osorio han vendido a los colombianos la increíble idea de que más allá de la Banda Ancha hay que hacer más bibliotecas para colocar en sus estantes más libros españoles y hay que fomentar la importación de bienes y producciones culturales exclusivamente peninsulares. Catalina Ramírez colabora estrechamente con la institución neocolonial Casa de América y Osorio acaba de abandonar el cargo más fastuoso que colombiano alguno haya ocupado jamás en la capital del reino: director de la División de Asuntos Culturales de la Secretaría General Iberoamericana. Héctor Facio y Lince que les conoce sostiene que gracias a una decisión de la señora Ramirez recuperamos al competente gestor cultural: “Ramiro Osorio -dice el ilustre huérfano- está detrás de proyectos benéficos ¿? como el Ministerio de Cultura, el Festival Iberoamericano de Teatro y algunas de las becas y estímulos que el ministerio diseñó para artistas plásticos, músicos, escritores, cineastas y teatreros colombianos.” Lo que no dice es que esos proyectos son rimbombantes despilfarros para entretener grupos que luego pagaran con votos los buenos ratos recibidos con el dinero público. El grueso del dinero que el ministerio de cultura invierte en planes concertados se va en pagar las parrandas de los Carnavales de Barranquilla, De negros y blancos de Pasto, Feria del Libro, Festival de Poesía, de Teatro de Bogotá, Museo de Arte Moderno de Bogotá, Festival de Buenaventura, Festivales de Cine, Música y Hay de Cartagena, Festival de la Leyenda Vallenata de Sincelejo, de Música de Popayán, de Poesía de Medellín, Reinado Nacional del Bambuco, o el Torneo Internacional del Joropo, etc., cuyos auxilios oscilan entre los 200 y los 1000 millones de pesos anuales. Para el resto de las entidades populares los aportes no superan ni los 40 millones de que habla el manual del ministerio.

CULTURA_7_Los poetas Pedro Alejo Gómez y Juan Manuel Roca Vidales cobrando en honor de José Asunción Silva.

Los poetas Pedro Alejo Gómez y Juan Manuel Roca Vidales cobrando en honor de José Asunción Silva.

Pero la figura egregia, por excelencia, de este grupo de eminencias es el Doctor Pedro Alejo Gómez, insigne Encargado de Casa Silva. Hijo de Pedro Gómez Valderrama, ministro de gobierno y educación de Guillermo León Valencia cuando se implementaron en Colombia los planes decenales Atcon para la disolución de las humanidades, las ciencias sociales y todo aquello que hiciera recabar en las tradiciones de la lengua y la historia y el Lasso [Latin American Security Operation], que permitió la creación de las Farc.

Ex embajador en Holanda, delegado por Colombia ante la Corte Permanente de Arbitraje de la Haya, conjuez del Consejo de Estado en las secciones Primera y Quinta y delegado ante la Organización para la Prohibición de la Producción de Armas Químicas, este hijo del autor de La otra raya del tigre, uno de los más cínicos cantos al fracaso de los nacionales socialismos inspirados en las aventuras germánicas en América, suerte de enciclopedia de las vergüenzas ideológicas de los liberales derrotados por Rafael Núñez en La Humareda, a la muerte, por suicidio de Maria Mercedes Carranza, optó, con el apeo de Ernesto Samper y Jacquie Strouss, por arrebatar a los herederos naturales o poéticos el lugar de la fundadora, tapando en la mano los motivos que le llevaron a quitarse la vida ante las ambiciones de la esposa venezolana de un ex presidente conservador, autor del Holocausto del Palacio de Justicia y otros hechos nada memorables. Desde entonces Casa Silva es una suerte de manicomio, donde como una vez dijo Ernesto Samper a Pedro Alejo: aquí debe estar todo el mundo, menos los poetas.

Como todo el mundo sabe, Pedro Alejo Gómez Villa, El poeta de las tirantas, como gusta hacerse llamar de su perro Ganda, único ser al que permite entrar y salir como pedro por su casa de Casa Silva, sólo ha favorecido a un vate y medio, a Juan Manuel Roca Vidales, y su discípulo, el castrista vergonzante Alberto Rodriguez Tosca, dilectos miembros del Club Trementina, quien siendo tan dipsómano como su jefe, ha logrado cubrirle las espaldas desde hace 25 años. Nadie sabe cuánto dinero público se han ingurgitado entre pecho y espalda este par de fanáticos de la metáfora y el anisado. Lo único que se sabe es que Don Pedro Alejo se atornilla cada mes unos 12 Millones de pesos, algo así como la media friolera de 200 Millones anuales con los cuales bien se podría dotar a las escuelas públicas del barrio de La Concordia, el más antiguo de Bogotá y vecino de Casa Silva, con unos 200 ordenadores con banda ancha para sus niños.

CULTURA_8_Fernando Rendón Merino, propietario del Festival de Medellín rodeado de su familia a la espera de los Millones del erario público.

Fernando Rendón Merino, propietario del Festival de Medellín rodeado de su familia a la espera de los Millones del erario público.

La cultura, como recordó una memorable nota Antonio Caballero, no puede ni debe depender del arbitrio de los empleados de los estados, sean democráticos y menos, totalitarios. Porque justamente La Cultura nada tiene que ver con los establecimientos o es el fundamento de la crítica a esos estados. Creer que Ramiro Osorio, Catalina Ramirez o Pedro Alejo Gómez pueden controlar la cultura de las ciudades colombianas o de la nación es delirio. Ni Franco, Goering, Jdanov, Fernández Retamar, Fernando Rendón, doña Guillermina Carvajal o alguno de sus Golem o ilustres huérfanos podrán impedir que cuestionemos y critiquemos sus despilfarros y exclusiones. También caerán, como ruedan en un mundo cada día mas libre, gracias a la Internet, aquellos que han hecho del fraude y la corrupción fundamento de sus poderes.

Producir espectáculos, shows, no es función de los intendentes de la cultura de un país. La Cultura y sus productos crean maneras de ser y pensar, son la identidad de un pueblo, cambian y corrigen los rumbos de las políticas y corrientes del pensar. Pero si la música, el baile, las narraciones, el poema, el cine, la radio y las televisiones son cultura, no pueden ser reducidas a un espectáculo, tienen que hacer pensar para vivir, para borrar de nuestras conciencias las perversas conjeturas de la vanidad y el dinero. Y eso es precisamente no hacen los señores y damitas de quienes he venido hablando.

¿Qué irá a hacer Sergio Trujillo, me pregunto, con esos 16.000 mil Millones que han puesto en su bolsillo?

Averígüelo Nadie, es decir Juan Manuel Roca.

http://www.haroldalvaradotenorio.com
Cartagena de Indias

lunes, 14 de febrero de 2011

UMBERTO COBO - El Negro Abad

(Cortesía de Harold Alvarado Tenorio)

HAF entrega a MVLL uno de los borradores de El celta del sueño durante el Festival Gay de Cartagena de Indias.

El Negro Abad

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El 28 de Diciembre del año pasado,  un despacho firmado por Javier Faya de la Agencia Efe informaba que la Academia Sueca investiga a Mario Vargas Llosa por un posible dolo en la obtención del premio Nobel a raíz de una serie de denuncias, según las cuales, el peruano habría contratado negros o Ghost Writers para sus trabajos literarios. Según el comunicado, el presidente del comité electivo de la Fundación Nobel, Erikson Larsson, habría comentado: «Es prematuro hacer valoraciones sobre este asunto. Solo puedo decir que tenemos pruebas sólidas de que puede haber fraude».

Todo indica que la brigada de delitos informáticos de la policía sueca,  luego de interceptar un correo que MVLL habría enviado a uno de sus operarios clandestinos sobre un cuento donde un pastor anarquista se enamora de una rica heredera, estaría tras la pista de 18 escritores negros que trabajan para el novelista peruano enviándole bocetos y textos casi cocinados que luego se publicarían con  su firma, engordando sus bargueños, el capital de Alfaguara, la editorial del desquebrajado Grupo Prisa, dueño de El País, donde publica en exclusivo el galardonado, y las faltriqueras de la señora Carmen Balcells, la 007 de la literatura latinoamericana, la obesa que más dinero ha hecho en la historia de la humanidad a partir de la escritura de otros.

La fiscalía sueca cree que entre los Negros de MVLL  figuran cinco españoles, dos bolivianos, tres chilenos, cuatro peruanos, dos alemanes, un gibraltareño y un colombiano. Entre los españoles estaría un ex cuñado de Ana Rosa Quintana quien habría fabricado Sabor a hiel, con ventas mayores a los 100.000 ejemplares y la hermosa mexicana Genoveva Casanova, la ex de Cayetano Martínez de Irujo, hijo mayor de la Duquesa de Alba y actual novia de Gonzalo Vargas Llosa, a quien se adjudica la redacción final de El sueño del celta. Previniendo que resulten ciertas las sospechas de la policía sueca, el nuevo nobel ha contratado los servicios de la firma de abogados del difunto José María Stampa Braun, de Madrid, y el bufete de un amigo de Abad de apellido Bejarano, para que le defienda.

Ahora, Rosa Villacastín, la afamada periodista española del corazón, nieta ella misma de Rubén Darío, y quien trabajara por muchos años en la Real Academia Española ha revelado otros secretos de la producción de El sueño del  celta.

Según Villacastín, a mediados de Enero del año pasado, durante una visita que hiciera a la  RAE oyó acerbos comentarios de un grupo de académicos en torno a un aplauso que MVLL acababa de hacer en El País al libro de autoayuda El olvido que seremos, de un ignorado agente inmobiliario colombiano a quien calificaban de Negro, porque según decían, el antioqueño, en su afán de absorber mercados y prestigio, se había encargado de redactar las memorias del martirio de Ingrid Betancur.

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Pero las mayores descalificaciones de los académicos, entre cuyos suspicaces  figuraban  Gimferrer, Anson, Pombo, Pérez Reverte y Marías, eran causadas después de que en una reunión, en setiembre de 2009, en casa de la oronda Almudena Grandes, en presencia de Piedad Bonet, Chus Visor y Juan Cruz, luego que Abad Faciolince contara a MVLL como había descubierto, en un lote que había caído a su librería de Medellín como pago de una vieja deuda de unos finqueros arruinados por su madre, tres libros [The Black and The White, The Amazon Journal of Roger Casement y Some Poems] de un homosexual irlandés que había sido ahorcado por traidor, pero que, según la Bonnet, había sido amante de un jovencísimo Ignacio Torres Giraldo, uno de los fundadores del Partido Comunista Colombiano, en Cajamarca, con una vida plena de aventuras e intrigas ideológicas. MVLL en secreto y en  el baño del piso del poeta de la experiencia García Montero, le encomendó al Negro Abad el envío de los libros, hacer un resumen de sus lecturas y redactar un Draft, así lo dijo en inglés macarrónico, de una futura novela.

Ahora resulta, según los análisis y lecturas de más de media docena de críticos independientes de las editoriales, o enemigos de Prisa, empresa que acaba de cesar más de 2000 trabajadores porque temen una quiebra inmediata, que El sueño del celta no fue redactado por MVLL porque incurre en tantas incongruencias y dislates como suele acontecer en los libros de Héctor Abad Faciolince.

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Según Javier Munguía, por ejemplo, a pesar de que como en otras novelas de MVLL o en sus memorias, El sueño del celta presente dos planos narrativos, uno mientras espera su ejecución y otro remontando la infancia de Roger Casement hasta sus últimos años, en vez de ocuparse en detalle de la vida del héroe Abad Faciolince prefiere pormenorizar los indignantes casos donde los aborígenes africanos y americanos son explotados, humillados y asesinados, con el agravante de que Casement nunca fue testigo de esos hechos y todo es contado de oídas, como en El olvido que seremos, cuando Carlos Castaño terminó por confesar al huérfano ilustre cómo hizo asesinar a su padre y cómo el sicario, al sacarle el dinero que llevaba el difunto en el bolsillo de la camisa,  le introdujo el poema apócrifo de Borges con que tanto ruido ha hecho. “La impresión general que queda luego de leer esta novela, dice Munguía, es que la rica materia prima que la inspiró fue poco aprovechada por el autor. No vemos al personaje fascinante que sugiere la biografía de Casement. No vemos sus contradicciones, sus claroscuros, sus luchas internas más complicadas. Vemos, más bien, a un ser de una sola pieza, digno de admirarse pero poco interesante Toco madera para que El sueño del celta no sea el canto de cisne de Vargas Llosa. ”

Por su parte, Juan David Correa, de la prestigiosa revista Arcadia, afirma que “El sueño del celta termina en nada porque el personaje no aparece por parte alguna”. “El tema de la sexualidad, agrega, se pierde en un par de miradas que Casement tiene con amantes furtivos, los viajes los recorren las palabras, los personajes secundarios son de papel maché…”

Una diva mexicana y un diletante colombiano hijo de papi han diluido el prestigio de un premio nobel buscando ese cuarto de hora de la gloria que nunca habrán conocido. Casanova y Abad son dos Negros del mismo palo.

Umberto Cobo

viernes, 11 de febrero de 2011

HAROLD ALVARADO TENORIO - La poesía de Hernán Vargascarreño

(cortesía de Harold Alvarado Tenorio)

La poesía de Hernán Vargascarreño

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pais intimo

Como se sabe, desde la aparición de las vanguardias nuestra época ha usado de la sintaxis del cinematógrafo para crear los correlatos imaginarios que las tensiones, entre realidad y deseo, otros tiempos resolvieron con la ayuda de metros y rimas. Pero entre nosotros los ejercicios poéticos han estado dominados desde el nadaísmo y sus continuadores, por un lenguaje y unas sintaxis repetidoras de modelos difuntos. Los jóvenes sin educación se han acogido a esos lenguajes y sujetos. Parece como si viviéramos un retorno a hacer del poema una de las manchas de la psicología experimental de Hermann Rorschach, cuando el paciente ve una tinta china y sólo lee lo que desea ver. No importan las recuperaciones o invenciones del individuo sino el ofrecimiento al público de las glosolalias, desarticuladas exploraciones combinatorias, rosarios de metáforas y neologismo, sin sonido ni músicas que no alcanzan ni la nada, esa "otra cara de la existencia" que buscaba Huidobro. Un lenguaje sin correspondencias, sin referentes a la realidad o a la invención, expresión del naufragio de la vida que padecemos.

Es muy poco, en verdad, lo que se de la vida, digamos poética de Hernán Vargascarreño y aun cuando he leído en alguno que otro de sus libros anteriores, es en este donde mejor he demorado mi atención por motivos que expondré más adelante.

Vargascarreño cree haberse deslumbrado con la poesía ya bien entrado en años, luego de leer en unas traducciones, quizás de José Manuel Arango, de la solitaria de Amherst, la señora Dickinson. Más que haber buscado la musa, Vargascarreño fue invadido por ella, mudándole, como acontece desde el origen del mundo, en uno de sus médiums, más que en su beneficiario. Un elegido de los dioses, que dirían en las culturas del mundo arcaico. Por eso, a diferencia de muchos de los poetas actuales, Vargascarreño carece de un sistema de composición y no practica la poesía como fábrica sino como estremecimiento. Todas esas virtudes y defectos circulan por Piedra a piedra.

Un libro que explora cuatro estancias, momentos y alucinaciones que padece el poeta: la mar como signo de vida, los trenes como raíles del destino, la palabra como instrumento de penetración en el mundo y cincel que talla la belleza y la muerte, enigma de la existencia.

Aun cuando desconozco si Vargascarreño ha frecuentado directamente las tesis de pensadores como Confucio y los taoístas Lao Zi o Zhuang Zi, que encarnan dos de las principales tendencias de la poesía china, enfatizando uno en las responsabilidades del individuo con sus allegados y compañeros de trabajo [decir la palabra correcta en cada caso es rectificar el camino errado] [ming jiao] y los otros, resaltando la naturaleza y espontaneidad con que debemos actuar en este mundo de acuerdo con las leyes eternas del cosmos [zi ran], clasicismo y romanticismo, Apolo y Dioniso concurren en Piedra a piedra con un alarde y tesón por acertar en un blanco que sea el poema.

La sección primera de Piedra a piedra, Visiones marinas, es un doble homenaje al puerto de Santa Marta, donde viviera Vargascarreño varios lustros, y a Héctor Rojas Herazo, a quien cita. Pero ni la una ni el otro son retratados o reseñados en sus poemas. Se trata aquí de un viaje interior al encuentro con los más ligeros eventos de ese paso por las costas de la mar y los barrios del puerto, con sus jóvenes mulatos desfilando entre la sofocación y el jolgorio de las noches. Como si la voz que celebra la vida pasada fuese un viejo recaudador de impuestos para los patronos del algodón y no el joven disoluto e insaciable que sucumbe ante la luz y los lances del paisaje.

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10

Olvidemos la bahía

bajo la noche,

sin ciudad,

sin nosotros.

Cifremos la dicha

de su mar verde azul.

Abandonémosla a su propio duende

soñando un lugar del mundo

sacudiendo en sus aguas

pájaros, ramajes y delirios

bajo el designio de los dioses.

Alguna crueldad oculta tanta dicha

llevando la bahía en nuestro viaje.

Y aun lejos

–espejo del olvido–

veré en la mar de mis pupilas

su angustia que profunda

ruge en la noche.

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La sección Trenes nacionales es un ejercicio oriental cuyo modelo parece ser algún o algunos poemas de Álvaro Mutis o el recuerdo de El Guardagujas de Juan José Arreola. Aquí vuelve Vargascarreño a incurrir en una memorable practica china: manosear tanto el modelo hasta hacerlo desaparecer en otro ser. El otro, el mismo.

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2

Se sabe también de los trenes que regresan entre neblinas, en religioso mutismo, antes del amanecer. Leves, invaden con su larga sombra la estación, y allí se instalan en absoluto silencio, como respirando alivio a su memoria de tantas rutas ya vejadas. Apenas clareando, huyen con su esperpento sin rumbo conocido, pero antes borran su jornada de toda memoria humana para no atreverse siquiera a humillar la vida.

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10

Para todos puede haber un tren destinado en su justo momento. Ya se acerca uno conocido para ti. Asómate a la ventana y apréstate para su paso. Observa su estela tenebrosa y no le temas a su estruendoso silencio ni a su gélida vaharada. Busca en sus ventanillas tus rostros familiares –ellos te reconocerán– y lánzales tu desolado y breve saludo. Mañana serás el pasajero del eterno itinerario anhelando el más leve descanso en cualquier estación del olvido.

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En el siguiente capítulo Vargascarreño encara el dilema de usar de signos que ni son la cosa o el acto y por abuso, engaño o deterioro, deben ser rectificados como quiso Confucio. Lo que ya no significa debe ser corregido o borrado. Piedra a piedra, palabra a palabra, es también cumplido a Rafael Cadenas, y sin duda a José Saramago para quien "vivimos en el paraíso de la palabra inútil y la imagen que no sirve, un mundo donde la audiencia es venerada en todos los altares y el sistema ha convertido en cómplices a sus propias víctimas”. Para el silencioso Cadenas “pasamos por alto que las palabras son intentos de representación no la realidad misma. Olvidamos lo inaccesible de los representado, sobre todo cuando el objeto no es un objeto sino un intangible, un sentimiento”.

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10

Se puede cosechar una palabra

como un buen rencor.

Es posible que la palabra reloj se mueva,

pero su tiempo es inmóvil.

Hay algo indescifrable en la palabra enigma,

pero una vez resuelto,

el enigma es más profundo.

Todos gritan una sola palabra al unísono,

pero cada uno, míseramente,

reclama lo suyo.

Un misterio no develado

yace en la palabra misterio.

Cuando descubrimos

la desolación del hombre,

comprobamos lo animales que somos

de mudas y estériles palabras.

Piedra a piedra,

palabra a palabra

hemos levantado

las más oprobiosas ignominias.

Piedra a piedra,

palabra a palabra,

también las hemos sabido

derrumbar.

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Y así hasta el fin. Vargascarreño sabe que nada llevaremos al Hades, a los Campos Elíseos[i] , o al Tártaro y es bien inútil contratar a Caronte para un viaje como ese. Mejor, parece decir el poeta de Zapatoca, hacer el viaje que proponía Lezama Lima entre la sala del comedor y el retrete, recorriendo mentalmente la vida.

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Vuelvo al inicio de mi viaje.

Regreso al final de todo hombre

sabiéndome soñado.

Me despojo de esta máscara

y ajusto el rostro a la Nada.

Mañana fue un día,

No recuerdo cuándo.

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Harold Alvarado Tenorio

www.haroldalvaradotenorio.com

asdfghjkl.123456@arquitrave.com


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[i] Donde dicen vive el Director del Festival de Poesía de Medellín.

viernes, 24 de diciembre de 2010

HAROLD ALVARADO TENORIO - 25 Entrevistas

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De la interviú

Los arqueólogos han señalado el 13 de Junio de 1859 como el momento cuando hizo aparición en el periodismo la entrevista. Horace Greeley [1811-1872], uno de los fundadores del partido republicano y director del New York Tribune, donde escribieron Marx y Engels, conversó con el líder de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Salt Lake City. Un reportaje [Two Hours With Brigham Young] donde se interesaba por la persona misma, entrevista en sus propias palabras. Era, entonces, un fingido monólogo que delataba el temperamento del interlocutor. “¿Debo, inquirió Greeley a Young, entender el mormonismo como una nueva religión, o simplemente un desarrollo del cristianismo”? Había nacido la interviú.

Desde niño he sentido fascinación por las pláticas entre escritores y artistas, que conocí de primera mano cuando a nuestras casas llegaban visitantes y junto a varios de mis tíos maternos se desarrollaban extensas conversaciones en torno a la poesía, la historia y la política. Tres de ellos fueron ejemplares en el arte de conversar: Pablo Julio, Rogerio y Antonio José sabían de memoria, incluso en otras lenguas, poemas y canciones, en especial letras de tangos, fados y coplas, que hacían de las tertulias momentos memorables. Luego, al llegar a Bogotá, esas tenidas vinieron a repetirse en la cafetería El Cisne, donde asistí a diálogos entre los miembros de la Generación de Mito que allí caían cada tarde. Y en la universidad pude conversar y oír charlar algunos de mis maestros: Jorge Zalamea Borda, Jean Bucher, Jhon Neubauer, Oscar Gerardo Ramos, Antonio García Nossa, León de Greiff o Gerardo Molina.

Pero fue en España donde descubrí que el género, inventado por Sócrates y sus discípulos, tenía vida propia. Fueron muchas las que leí en Triunfo, un semanario que publicaba conversaciones con escritores siguiendo el modelo de transcripción pregunta corta/respuesta extensa; hice algunas, comenzando con JM Caballero Bonald, cuyas versiones originales y actualizadas aparecieron en diarios hoy desaparecidos. Luego, y por esas cosas del destino, Caballero Bonald me llevó hasta Ángel González, y este, a Jaime Gil de Biedma, quien con su descomunal erudición me dio a conocer que el término derivaba del latín, donde significaba “los que van entre sí” y que en francés entrevoir significaba lo vislumbrado, o lo entrevisto. Debo también a él haber leído fragmentos de The Life of Samuel Johnson del noveno Laird Auchinleck, las Specimens of the Table Talk of Samuel Taylor Coleridge, recopiladas por su sobrino, las de Samuel Behrman con Max Beerbohm, que conservaba en algunos números sueltos The New Yorker y en Portrait of Max: An Intimate Memoir of Sir Max Beerbohm y los interviú-poemas de Walter Landor, cuyas Conversaciones imaginarias dijo, era lo que yo debía hacer, ya que se negaba, por el momento, a concederme la que yo solicitaba.

Hay quien dice que los grandes conversadores murieron a mediados del siglo pasado y quizás sea cierto. Cosa que puede notarse en estos diálogos que publico ahora, donde a medida que avanzamos hacia el siglo XXI los interlocutores tienden a la respuesta sintética y evitan extenderse, ahorran los circunloquios y las gracias propias de la conversación, como si alguien estuviera esperando detrás de la puerta.

Conversar es un placer, quizás el único que puede disfrutar un artista de la palabra. Para serlo deben los interlocutores ser maestros en la dicción, los tonos de la voz, la expresión de los gestos y la vivacidad de los ojos, que hablan también con el alma. Que ya no se ejerza este arte no es culpa de la televisión ni la radio ni la ruina de la educación; el mundo ahora sólo piensa en ganar dinero y se dedica a ello. Hoy no se escriben libros para el gusto y disfrute de los días que uno tras otros son la vida, sino para ganar poder. El mundo ya no habla, solo escucha, obedece, duda, pero ni conversa, ni discute, si no está en terreno asegurado.

Entre las varias charlas que aquí reproduzco recuerdo vivamente la de Borges, que era una caja de música. Nada le era ajeno. Podía hablar de tantas cosas que había leído y vivido que, como se sabe, sus entrevistas hacen parte de sus obras incompletas. También tenían ese don Cabrera Infante, Alberto da Costa e Silva y Francisco Umbral, con quienes bien podía uno pasar tardes enteras conversando sin que se sintiera el agobio que depara el paso del tiempo. Pero la orquesta de cámara entre todos ellos era Jaime Gil de Biedma, apenas comparable con Borges, pero salpimentado de la gracia plena y la impertinencia de quien destilando erudición convencía ironizando acerca de los opacos pliegues de la existencia y el arte, con ese aire, tan suyo, de parecer descuidado y distraído. Era un maestro hablando de poesía, recitando versos castellanos y franceses, letras de jazz o frases que había oído en los trenes y sus enormes y prolongados viajes.

En su memoria publico este volumen.

Harold Alvarado Tenorio

Cartagena de Indias, Diciembre 23 de 2010

http://www.haroldalvaradotenorio.com

sábado, 4 de septiembre de 2010

JOHN BETTER - Un hereje entre nosotros (Harold Alvarado Tenorio)

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Un hereje entre nosotros

Por John Better

johnbetterarmella@hotmail.com

Para Latitud de El Heraldo, Barranquilla, Domingo 29 de Agosto 2010, 2E

http://www.elheraldo.com.co/ELHERALDO/BancoConocimiento/L/latitudhereje/latitudhereje.asp?CodSeccion=56

 

A Harold Alvarado Tenorio [ http://www.haroldalvaradotenorio.com/ ] lo odia medio mundo de la cultura nacional y el otro medio lo quisiera ver kilómetros bajo tierra. Pero nadie ha conseguido acallarlo, ni el ELN, ni las AUC, ni siquiera las vacas sagradas de la literatura nacional a las que el escritor en más de una ocasión ha llevado directo al matadero. Este hijo y nieto de carniceros, como puede leerse en la biografía de su página web, nacido en Buga en 1945, fue un censurado desde sus más tiernos años. Un sin número de colegios católicos de los alrededores de Buga, todavía rezan a sus entradas: “Harold Alvarado nunca estudió aquí”. Irónico, soez, atrevido, talentoso, Tenorio es uno de los escritores vivos más importantes e implacables del país. Aquí un diálogo con quien para muchos siempre será un candidato perfecto a Ministro de Cultura.

Un hombre destinado a decir la verdad

En las fotografías de Alvarado Tenorio que pueden encontrarse en la Internet, lo vemos retratado en diferentes escenarios del mundo: sobre un camello en el desierto de Gobi, de gafas oscuras con el arco de la Moncloa al fondo en alguna estancia en Madrid, o ataviado en sedas orientales en un templo de Tianshui. Pero en ninguna de ellas parece ser él mismo, de no ser por los pies de fotos con su nombre inscrito diríamos que es un hombre diferente en cada imagen. El sujeto que me ha recogido en una Cherokee negra en la terminal de transportes de Cartagena es a primera vista un tipo rudo, el cabello al ras y un zarcillo en su oreja izquierda le dan un aire gamberro y juvenil. “Estoy muy enfermo”, dice el poeta de Buga, tiene la voz visiblemente afectada, y su tono se me hace algo parecido al de Marlon Brando en “El Padrino”. No pasa un minuto y el escritor lanza su primera ráfaga, refiriéndose al pésimo estado de la vía de acceso a la terminal de buses, una trocha accidentada llena de barro y pozas de lluvia por los aguaceros de las últimas semanas.

-¿Cómo es posible que en una ciudad de estas pase algo así? Esto da es vergüenza, mientras tanto la policía se dedica a poner retenes cada kilómetro para vacunar a cuanto se le pasé por su camino, por eso este país está como está, se merece su suerte.

Nos dirigimos a Turbaco, a veinte minutos de Cartagena, lugar donde vive el escritor desde hace diez meses. La entrada al corregimiento es una serie de callejuelas al lado de la carretera, pedregosos caminos adornados de mansiones y palacetes que a pesar de su altivez dejan entrever cierta decadencia ya, se nota que sus épocas de esplendor pasaron hace mucho.

-Es que esta zona era de puros mafiosos, era un paraíso fiscal. Aquí venían Pablo Escobar, Rodríguez Orejuela y hasta Gonzalo Rodríguez Gacha. Justo en esa casa que ve usted ahí -señala Tenorio con su boca- se hacían unas fiestas del carajo, imagínese usted que tenían una piscina con el fondo de cristal, allí metían más de treinta mujeres en pelota, y justo debajo de la piscina había un bar donde todos estos bandidos tomaban whiskey y veían desde abajo a todas esas muchachas desnudas jugueteando en el agua.

Hacemos un stop en una casa estilo japonés, según Tenorio esta es la única casa que ostenta ese estilo en toda la costa. El dueño del lugar es un señor al que llamaremos W, un anciano de barba blanca y facha de senseí caribeño. El interior de la casa es una serie de pequeños estanques que la circundan, un jardín interior en cuyo centro se levanta una réplica en miniatura de un templo Budista. Hacemos en el lugar un par de fotos, pero el venerable señor W, al descubrir que las fotografías son para un reportaje con su vecino escritor, y no sobre su majestuosa casa, muy nervioso nos fue llevando lentamente hasta la puerta de salida argumentando que tenía un asunto pendiente y que en otra ocasión podría atendernos.

-La vanidad, el pecado de todo hombre, comenta Tenorio con sorna

Pero no todo en Turbaco es tan lindo y refinado, y de eso sabe muy bien Marlon Montiel, el joven y apuesto asistente del escritor quien es originario de este lugar y nos guía por callejones ya no solo pedregosos sino infestados de cerdos y casas de bahareque. “Este barrio se llama el Paraíso” anota Marlon y nos informa que aquí se puede encontrar desde drogas hasta armas. Ya es medio día, salimos del Paraíso y nos internamos en “la selva negra”, un camino real que conlleva a varios restaurantes bordeados de lagos y especies nativas como ardillas y monos que saltan traviesos de un árbol a otro.

Almuerzo sin diamantes

Quizá sea la hora del almuerzo como diría Truman Capote, el mejor momento para una buena charla. El escritor luego de mirar la carta, se decide por un plato de salchichas alemanas y chucrut, que cuando se lo sirvan irá comiendo con absoluta calma, a pesar de ser un hombre corpulento, está muy lejos de ser aquel que tan solo años atrás llegó a pesar 186 kilos, “un monstruo” como el mismo afirma. Fueron tiempos tormentosos los que el escritor vivió en su finca en Guaduas y vivió para contarlo:

-La finca se llamaba Zaragoza, estaba situada en la vereda el Hato del municipio de Guaduas en Cundinamarca. Era el lugar que tenía para poner a producir la tierra y tratar de llevar una vida tranquila, era un paraíso terrenal, pero la tranquilidad cuesta. Eso fue en 1996, solo fue cuestión de unos pocos años para que esa paz se acabara. Las AUC llegaron como si nada y destruyeron todo, no hablo de nada material, a pesar de los montos en dinero que pagaba en vacunas, hablo sobre lo que el espíritu edifica, lo que cuesta años de llevar a cabo.

Se tomaron la finca, acabaron con gente que amaba como Edison Mira Barrera, su antiguo compañero, más tarde el escritor me enseñará una fotografía de la tumba de Edison, donde reza la siguiente leyenda: “el amor no es efímero, es efímero el tiempo” perteneciente a un poema incluido en el libro “Vana Stanza” del nadaísta Amílcar U. Edison era para el escritor su pilar, el apoyo en esos días que a su parecer fueron “los más infelices del tiempo”. Edison fue torturado y muerto a tiros de escopeta en una vereda del municipio de Valdivia en Antioquia. Lo encontraron cuatro días después de su muerte con el rostro desfigurado por los perros.

Marlon su actual asistente y secretario de redacción de la revista Arquitrave [ http://www.arquitrave.com/principal.html ], (revista independiente de poesía que el poeta financia con el apoyo de unos cuantos amantes de la lírica en los cinco continentes) ha guardado silencio desde que empezamos a comer y a la pregunta de su jefe de por qué tanto silencio, el chico solo atina a responder que tan solo se limita a escucharlo.

-Harold, tú has sido un constante crítico de la literatura en Colombia, ¿hacia dónde crees que se dirigen nuestras letras?

-La literatura, colombiana, como las otras literaturas tiene siempre muchas vertientes y cauces, muchas veces inadvertidos o pervertidos por los medios de comunicación al servicio de las grandes editoriales y los intereses políticos de los Ministerios de Cultura, que en Colombia, en plena era de la banda ancha siguen con el cuento chimbo de las bibliotecas para seguirse repartiendo los millones de millones de pesos que deberían servir para educar a los niños o para dotar de ordenadores las veredas colombianas. Una cosa es la literatura oficial colombiana representada en sus medios corruptos y sus críticos de pacotilla y otra la literatura que están haciendo en silencio muchos colombianos sin el apoyo ni la financiación de Renata o las locas del Ministerio.

Desde que llegamos al restaurante un gato no ha dejado de maullar y salta a las piernas del escritor. La razón es obvia, desde hace años Tenorio comparte su rentada soledad con Borges y Luna, dos gatos siameses traídos de uno de sus viajes a China. El olor de los mininos debe haber atraído a este grisáceo gato de larguísimos bigotes.

-Algunos te consideran un hombre desalmado, pero tu poesía te muestra como el más sensible de todos, ¿quién es HAT?

-Yo, -contesta mientras acaricia la cabeza del gato- no conozco la “desalmación” si no de manos de Paracos y Farcsianos y ahora de la policía nacional que los ha reemplazado. Nunca he hecho mal a nadie, lo que hecho es opinar y eso no hace daño sino a los poderosos y los corruptos. Soy la suma de todas mis experiencias, que no son pocas y la vitalidad de mi memoria que es mucha.

El gato se ha alejado y ahora persigue travieso a un grupo de mariposas que revolotean cerca de un estanque.

-Dime algo, qué rescatarías de las llamas o el olvido, ¿qué almas o qué seres?
-Rescataría sin duda el alma de Borges, el alma de Jaime Gil de Biedma, el alma de Jorge Child Vélez, y enviaría al mismo infierno el alma de ese falso apóstol del cual vive “el huérfano ilustre”. Los dos caras de una misma moneda, el avivataje.

-¿Con el huérfano ilustre a quien te refieres?

-No te hagas el tonto, todos sabrán que hablo de Héctor Abad, quien de todos los desplazados del país fue el único que se hizo rico con la muerte de su padre.

El escritor da una probada a su amargo chucrut y enseguida argumenta:

-Esto es pura comida de pobre en el Medioevo.

-Hablando de literatura, ¿quien se merece el nobel en Colombia?

-Nadie merece el Nobel, ese es un embeleco que nada tiene que ver con un arte como la literatura. Se lo dieron hasta a Gabriela Mistral la peor poeta del mundo

Harold Alvarado Tenorio fue el artífice de una campaña a través de medios escritos y la web, lugar desde donde lanza sus ya célebres ataques, postulando a Meira del Mar como firme candidata al premio iberoamericano de poesía Reina Sofía.

-Qué se te viene a la cabeza cuando digo Meira del Mar, ¿crees que en Colombia exista una literatura hecha por mujeres?

-Meira es una gran poeta y fue una gran persona. Merece todo nuestro aprecio y memoria. ¡Viva Meira! Es que aquí creen que literatura es lo que hace Piedad Bonet, amén de Ángela Becerra. La Bonet es una señora simplona y “culifruncida” como ya lo dije, cuyos libros los compra un banco para ser enviados a las distintas bibliotecas públicas del país. No hay una escritora actual que merezca un halago, bueno para no ser tan injustos debo mencionar a una poeta joven que conocí en mi más reciente visita a Barranquilla, Katho Gomez, podría ser ella una gran escritora si se lo propone.

-¿Te sientes ahora más seguro, ya desapareció el miedo de años pasados?
-Nada hay seguro en Colombia. Aquí antes teníamos miedo de las Farc y los Paracos. Ahora todos tenemos miedo a la policía que hace y deshace con los pobres ciudadanos y es más corrupta que el mismo Mancuso.

-Retomando el tema poético, hay un cogollo mediático en la poesía últimamente, la aparición de Fernando Denis que de tan reseñado y aclamado hace pensar que el género no está tan perdido…

Mire, Fernando Denis no existe, es un seudónimo de William Ospina, a quien por por sus desventuras quieren convertir en un nuevo Gómez Jattin para seguir atormentando a Juan Manuel Roca. Si Denis abandona el mundo de la calle y alcanza la gloria de la salud que bendice la directora de Alfaguara y la señora de Carvajal y Cía., desaparecerá porque esa Atlántida ya la alcanzaron Ospina y la señora Facio, gran lince de los negocios inmobiliarios y las antigüedades y libros viejos que tanto placen a cierta casta española de Prisa…… Roca ya no es piedra del zapato de nadie, acaba de desmoronarse en sus propios zapatos neo marmetos….

-Tienes 65 años, ¿hasta cuándo durará esa vitalidad, esa fuerza desmesurada que te acompaña?

-No sé como llegué a los 65, cosa que no me creo y que no entiendo. Sigo siendo igual de vital que cuando tuve cuarenta y era un empedernido consumidor de la vida. Pero envejecer es una cosa horrenda y desgraciada. La vida es una mierda. Con razón se quitan la vida los suicidas, los únicos que bien saben que la vida es la peor de las experiencias del hombre… Definitivamente he sido un cobarde…

La casa de Turbaco donde vive Harold Alvarado Tenorio tiene dos niveles. Pronto se mudará a la zona norte de Cartagena, donde lo espera una terraza con vista al mar, cosa que le emociona. La estancia está atiborrada de cajas por doquier. Frente a la cocina hay una pared con retratos y curiosidades, los que más llaman la atención son uno junto a Richie Rey y Bobby Cruz en New York, una nota enmarcada de García Márquez diciendo “Harold no jodas”, una caricatura suya hecha por Antonio Caballero o una foto con María Mercedes Carranza cuando eran novios. En la segunda planta lo primero que encontramos al empezar las escaleras es un gigantesco afiche de Jorge Luis Borges ya ultrajado por el tiempo. El amado escritor argentino al que Tenorio rescataría del olvido. Ese olvido del que es consciente todos e incluso él, un día seremos.

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jueves, 2 de septiembre de 2010

HAROLD ALVARADO TENORIO - Brando im Schwarzwald

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(wahnbriefe & hristos) (wahnbriefe & hristos)

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Ya no hierve la sangre,

sólo el deseo.

Pero al verte

vuelven a mí

aquellos sentimientos

conocidos en la juventud

cuando un tibio ardor

me hacía saber que la vida

era el mismo amor.

Has dado entusiasmo

a mi ajado corazón.

En esta Selva Negra

tú, con tu belleza, tacto,

cariño y juventud

harás que muera en paz

con este mundo, el miserable

que espero no vuelvas nunca a ver.

Tu, bien mereces,

un sublime homenaje,

mis versos,

mi única fortuna.

 

© Harold Alvarado Tenorio

(Enviado por el autor)

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viernes, 2 de julio de 2010

HAROLD ALVARADO TENORIO - La muerta

 


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La muerta

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La escueta,

delirante,

que va por la libre

en los caminos

no sabe,

la pobre,

que todo es inútil:

saber

pensar

amar

llorar

reír

viajar.

La vida

sólo ofrece tributos

al poder.

Quienes fallecemos

sin ver su luz

escribimos desde el íntimo

fondo de nuestro

desencanto.

De otros.

Vida vana.

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As a tribute to GAG

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© Harold Alvarado Tenorio

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(Enviado por el autor)

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lunes, 22 de febrero de 2010

HAROLD ALVARADO TENORIO - Rostro y voces en Manga

 

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b

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Fuiste y volver

no fue memorable.

Menos,

el rostro de un muchacho,

amaneciendo en Manga.

No hubo maravillas

ni sabiduría ni soberbia

ni codicia ni desdicha ni engaño.

Sólo ese rostro,

bello como la misma juventud,

helado, como los tiempos que corren,

incluso en Manga,

donde la luz es más bella

y todo parece dispuesto para que seas feliz

si, la vida, te lo hubiese advertido.

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La vida, quiero decir la muerte,

que incansable

te esperaba detrás de la puerta,

repitiendo, como idiota:

Si todo vale nada,

el resto vale menos.

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Harold Alvarado Tenorio

http://www.haroldalvaradotenorio.com

domingo, 10 de enero de 2010

JAIME GIL DE BIEDMA (1929-1990) por Harold Alvarado Tenorio

 

Por Harold Alvarado Tenorio

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Muchos años antes de su muerte, ocurrida el 8 de Enero de 1990, Jaime Gil de Biedma se había convertido en un mito para la literatura española y su consagración como el más renovador de los poetas peninsulares de la segunda mitad del siglo pasado era evidente. Tanto para sus compañeros de viaje y generación, como para los poetas mas jóvenes, fueran novísimos o posteriores a ellos, el alto ejecutivo y el poeta catalán había revolucionado con sus escasos cien poemas, la lírica escrita en español. “Con su muerte se va una parte de mi vida” dijo José Manuel Caballero Bonald. “Nadie, en la poesía de este siglo, nos ha dejado tal cantidad de poemas y versos memorables” expresó Francisco Brines. “La poesía de Jaime Gil de Biedma es una de las mejores del siglo XX” sostuvo Ángel González.

Hijo de una familia vinculada a la aristocracia castellana, -su abuelo paterno fue Javier Gil y Becerril, senador vitalicio por el partido conservador; y el materno, Santiago Alba y Bonifaz, gobernador de Madrid y ministro de Marina, Estado, Instrucción Pública y Hacienda-, pasó los años de la Guerra Civil Española en una finca cercana a Segovia, estudiaría en Barcelona el bachillerato y parte de su carrera de abogado que concluiría en la Universidad de Salamanca, para luego hacer estudios de especialización en economía en Oxford, donde descubrió la poesía inglesa, una de las fuentes definitivas de su prehistoria poética. Desde muy joven ingresó como ayudante de su padre a la Compañía de Tabacos Filipinas, cargo que le llevó a todos los rincones del planeta, pero fundamentalmente al oriente, donde forjó cierto definitivo desprecio por su propia clase y su afecto y atracción hacia la belleza de los marginados y excluidos, donde encontró el placer y la justificación a una existencia maltratada por el dinero, el paso del tiempo, las excelencias de un gran poeta y un secreto y perverso amante de su propia imagen platónica.

En Compañeros de Viaje (1959) puede encontrarse la arqueología del personaje poético que creó en sus libros posteriores.

Muy pobre hombre ha de ser uno —dice en el prefacio— si no deja en su obra —casi sin darse cuenta— algo de la unidad e interior necesidad de su propio vivir. Al fin y al cabo, un libro de poemas no viene a ser otra cosa que la historia de un hombre que es su autor, pero elevada a un nivel de significación en que la vida de uno es ya la vida de todos los hombres, o por lo menos, atendidas las inevitables limitaciones objetivas de cada experiencia individual— de unos cuantos entre ellos.

Al publicar Moralidades (1966) y Poemas póstumos (1968) el Otro, «Jaime Gil de Biedma», había encontrado su voz. En el primero se amplían los temas de Compañeros de viaje, con una conciencia definitiva de su concepción poética. Gil de Biedma abandona toda esperanza de solidaridad colectiva y se queda consigo mismo. No es que presuma su condición única, sino que, por saber qué ha sucedido en la historia colectiva y no encontrar, en la cultura del franquismo, una respuesta a sus expectativas, sus miradas e inteligencia se vuelvan sobre el todo social. De allí que pueda hablarse de poesía política, creada desde la íntima experiencia.

En Moralidades predomina el tema erótico. Gil de Biedma sostuvo que sólo había escrito un poema de amor, y que los demás, son poemas sobre la experiencia amorosa, «un diálogo entre la historia amorosa, o entre la escena amorosa que retrata, y mi conciencia, es decir, yo». El amor en sus poemas es casi siempre un encuentro fugaz en un bar, una noche de prostíbulo o en casa ajena, con personajes que, como en Kavafis, existieron para perdurar en el texto.

En el ensayo que dedicó a Jorge Guillén dice que el amor, siendo tema literario habitual en Occidente, se halla en relación distinta a otros, como la nostalgia de la infancia, el sentimiento de caducidad de la vida o la esperanza de un mejor mañana. El amor—«que termina siempre mal»—, es una invención literaria que sin dejar de ser experiencia, sería lo que los franceses de entre siglos llamaron belle passion.

Poemas Póstumos ofrece un personaje, conflictivo y matizado sicológicamente, que sabe de la pérdida de la juventud y el acercamiento de la muerte. La ironía del título remite a alguien que no es él mismo, que no puede reconocerse en la imagen que sus poemas anteriores le habían impuesto. Ha sucedido una transición, el tiempo ha hecho desaparecer al Otro, al que en Moralidades estaba en conflicto con su clase, con el tiempo y la historia. Ahora el conflicto es consigo mismo: los fracasos, las resacas, la destrucción de los mitos personales y colectivos y la ruina de Eros. El «paso del tiempo y yo» es su leimotiv. El protagonista de estos poemas es un adulto que padece los sentires del poeta joven, con un sabor a poesía maldita que enfatiza en los encuentros pagados, terminando por certificar la desaparición de ese «embarazoso huésped» juvenil, sin tener por quien reemplazarle y sin saber «como será sin ti mi poesía». El presente ya no es suyo, ni la vida, de la que se recuerda sin saber dónde está. La derrota es definitiva.

Lo que hizo de la poesía de Gil de Biedma un resultado pleno de su tiempo, no fue sólo la comprensión del papel y la conciencia del individuo en sociedades contemporáneas, sino la distancia, el alejamiento, con que se mira a sí mismo, a sus actos y pasado. Como si hubiese sido vigilado por la moral, la lengua y los ojos, del Otro que nos acompaña. Ironía, aliteraciones, desenfado, rimas internas, máscaras, asonancias, sordina, cambios rítmicos, refracciones, parodia y desdoblamientos son las claves de su lenguaje.

La fundamental experiencia del vivir —escribió en El pie de la letra — está en la ambivalencia de la identidad, en esa doble conciencia que hace que me reconozca —simultánea o alternativamente— uno, unigénito, hijo de dios, y uno entre otros tantos, un hijo de vecino. El juego de esas contrapuestas dimensiones de la identidad, que sólo en momentos excepcionales logran reposar una en otra, que incesantemente se espían y se tienden mutuas trampas, cuando no se hallan en guerra abierta, configura decisivamente nuestra relación con nosotros mismos y nuestras relaciones con los demás.

Era ésa la experiencia, creía yo, que debe servir como supuesto básico de todo poema contemporáneo.

Poesía de la experiencia que continuó una tradición no «española», pero si «occidental», desde los tiempos cuando López Velarde y Cernuda, Eliot y Manuel Machado hicieron de la ironía y la dicción coloquial laforguiana, los instrumentos literarios de la modernidad. El orden y las melodías de los poetas del dieciocho desaparecieron al ser arrojados de la historia sus valores y sentido de la vida. El poeta moderno inventó nuevos signos, descubrió otros significados para dar imagen a un mundo sin rostro, y como remedio a su abandono, volvió sobre sí mismo, sobre lo único que posee, su adentro, su otro yo, que ofrece a todo el mundo para salvarse con las palabras, no sacralizadas, como uno mas entre la multitud. Poesía de la experiencia que no imita la realidad o las ideas, sino que propone un simulacro de ellas en el poema.

«He sido de izquierdas —confesó Gil de Biedma a un periodista— y es muy probable que siga siéndolo, pero hace ya algún tiempo que no ejerzo». Vivió los últimos años en Ultramort, un pueblo de unos trescientos habitantes, en el Alto Alpurdán.

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En un viejo país ineficiente,

algo así como España entre dos guerras

civiles, en un pueblo junto al mar,

poseer una casa y poca hacienda

y memoria ninguna. No leer,

no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,

y vivir cono un noble arruinado

entre las ruinas de mi inteligencia.

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CONVERSANDO CON JAIME GIL DE BIEDMA

Una entrevista de Harold Alvarado Tenorio (©)

 

Jaime Gil de Biedma nació en Barcelona en 1929 en el seno de una familia de la alta burguesía. Estudió Derecho en Barcelona y Salamanca, por cuya universidad se licenció. Su estancia en Oxford, en 1953, le puso en contacto con la poesía anglosajona del momento que influiría en su obra, aunque también es deudor de Luís Cernuda, Manuel Machado o César Vallejo. Desde 1955 trabaja en una empresa ligada a su familia. Su obra poética no es muy extensa pero ha sido considerada una de las más interesantes de su generación, la de los poetas sociales de los años cincuenta. No se limita a utilizar la poesía para expresar una rebeldía política sino que profundiza en el uso de la palabra como material estético y en la consideración del poema como experiencia. Su primer libro, Según sentencia del tiempo, apareció en 1953; después publicó, entre otros, Compañeros de viaje (1959), Moralidades (1966) y Poemas póstumos (1968).

-Usted desciende de notables familias catalanas y castellanas…

-Bueno, me parece un poco aburrido hablar de eso. Pero si a los colombianos interesara, diré que si, que desciendo de una familia de esas llamadas de toda la vida, gente decente, donde vivir y hablar era parte de una trama para hacer de ambas una expresión de la cultura. Yo tengo un bisabuelo, que como muchos de sus paisanos franceses que iban a otras partes y no sabían hacer nada, hacía trenes; tengo un bisabuelo andaluz, pero nací en Barcelona. Lo cierto es que más que a mis padres, los recuerdos de mi niñez se remontan a mi nana, que se llamaba Modesta Madridano. A nosotros nos criaron las domésticas, que llaman ustedes en América. Mi padre Luís Gil de Biedma y Becerril era un empresario que trabajaba con grandes consorcios de la época. Le gustaba la equitación, la velocidad, tenía motos y fabulosos automóviles de moda. Se había recibido de abogado en Madrid, tocaba al piano y cantaba piezas de jazz. Estuvo un tiempo durante la guerra colonial en Marruecos pero luego regresó a Madrid y abrió una casa en Segovia, en La Nava de la Asunción, donde yo pasé unos años durante la guerra civil…

-Y su madre….

-Mi madre era de Valladolid, y estudió en Inglaterra. María Luisa Alba volvió a España tras el fin de la guerra del catorce, era una mujer progresista, y mas que española era inglesa. No creo que eso tenga mucho interés a la hora de hablar de literatura… Pero quizás le guste enterarse que mi abuelo Santiago Alba y Bonifaz fue periodista, diputado en Cortes y gobernador de Madrid, además de ministro de Marina, de Hacienda, Gobernación, etc. Primo de Rivera lo obligó al exilio, luego regresó cuando la república y Niceto Alcalá Zamora le confió la formación de un nuevo gobierno, con el asesinato de Calvo Sotelo abandonó otra vez el país…

-Me dice que la guerra civil la pasó en un pueblo cerca de Segovia…

-Si, La Nava de la Asunción, un pueblo que remonta su historia al segundo milenio antes de Cristo, un pueblo de castellanos, creado por Carlos III en honor de la virgen, donde todavía hay una línea de ferrocarril que regalaron prácticamente los vecinos, tanto el terreno, como las traviesas para los puentes, los postes del telégrafo, los pasos a nivel…Allí supimos del inicio de la guerra, en Alto de los Leones, donde se dieron las primeras batallas del centro de España. Durante días la gente mayor escuchaba la radio, esperando las peores noticias, o quizás las mejores, y a los chicos nos hacían ir a otros lugares, como los parques o las plazas. Fue una época relativamente feliz, a los niños no parece importarles las guerras, o hacen de la guerra un divertimiento, un juego que los mayores no entienden en medio del terror de la vida diaria. Mi hermana, por ejemplo, jugaba al hospital de los heridos con nuestra prima y mi hermano Luís.

En cambio nuestros padres y parientes, éramos siete los hijos, cinco los primos, las institutrices, tía Isabel y las criadas, oraban el rosario o entonaban una salmodia de ruegos al Sagrado Corazón o a la Virgen María para salvar a España.

Durante la guerra no hice otra cosa que leer y disfrutar de los paisajes. La guerra me permitió aprender a leer, aprender a releer, a pensar sobre lo leído y a recitar de memoria largos poemas, como ya casi no hacían muchos de los intelectuales de ese tiempo. Las misses que nos educaban nos llevaban de continuos paseos, así aprendí a amar la naturaleza, a saber de la belleza de los árboles y las aves. Pero también recuerdo los cientos de balas que recogíamos en los caminos o los cadáveres de los muertos en los combates o en los cementerios.

-Sin embargo, a la hora de estudiar, hizo derecho…

-Si, los hijos de la clase vencedora hacían derecho; filología y filosofía eran asunto de señoras o de monjas, derecho permitía saber de unas cosas como de otras, o ir de unas a otras de manera cómoda. Además las gentes de mi clase estudiaban derecho, en mi familia hubo siempre una tradición de abogados, de políticos, de empresarios. No creo que mi padre hubiese visto con buenos ojos el que yo estudiase Filosofía y Letras, pero aquello también fue un fracaso. Yo venía de un colegio afrancesado, libertario por decir lo menos, y me encontré con una universidad confesional, de meros trámites para titulares, controlada por fascistas. De no haber hecho amistad con Alberto Oliart o Carlos Barral o José Agustín Goytisolo quizás otra habría sido mi historia en esa universidad…

-Fue entonces, en esos años, cuando se hizo poeta…

-Yo decidí hacerme poeta desde muy joven, cuando tenía diecinueve años, pero mis poemas se publicaron diez años después; no se por qué, pero esa fue mi decisión y un día de esos, luego de haber leído y bebido toda la poesía del mundo, escribí mi primer poema. Primero me eduqué en la poesía del Siglo de Oro, en el simbolismo francés, me leí todo Baudelaire y toda la poesía española del 27. Hacer poesía fue para mí una manera de construirme un muro contra el mundo exterior, una suerte de andamio contra mis propias debilidades interiores. Luego, cuando a partir de los años cincuenta me interesé por la poesía social, fundé mi propia voz, una voz que luego no he querido dilapidar, repitiéndome. Usted sabe que yo he escrito poco, pero lo cierto es que en algún momento, tras prolongadas imitaciones de voces y formas, alcancé no el poema sino la poesía, una voz, un tono que me hacía idéntico a la imagen que había querido crear de mí ante los otros. Pude saber cuáles eran mis sentimientos, y que deseaba hacer en mi vida. Eso sucedió cuando viví mis primeros treinta años, cuando escribí Moralidades. En esos años yo guardaba como un secreto, en mi cuerpo, esos poemas, y me negaba a ponerlos por escrito, iba con ellos como un tesoro oculto de un pirata, como unas joyas que nunca iría a mostrar a otros, como aquel vendedor de orfebrerías que hay en un poema de Kavafis, que mira cada tarde antes de cerrar la tienda y no muestra a sus clientes, algo así como cuando se hace el amor y se retarda el orgasmo…

-¿Por qué esos poemas llevan ese título de Moralidades, no es una contradicción con su tiempo y su manera de ser y pensar?

-Las moralidades, que gozaron de gran popularidad en la edad media, son dramas que se representaban en los atrios de las iglesias y catedrales y respondían al propósito de la Iglesia de ilustrar la actitud cristiana ante la muerte. El motivo central era la confrontación entre el Bien y el Mal en el alma de los hombres, aunque la obra siempre concluye con la redención de sus protagonistas. Los personajes de las moralidades no son santos o personajes bíblicos, sino alegorías. Mis poemas de ese libro continúan en la tónica de Compañeros de viaje, son moralejas sobre la hipocresía y la opresión, la amistad y las conversaciones de esos años de torvo franquismo…

-Hay quienes dicen que siendo usted catalán su patria es el español y su alma es inglesa, aparte de tenerlo como un aristócrata de izquierdas…

-Esas deben ser deducciones suyas propias Alvarado. No he oído que nadie en España diga algo así.

Para fomentar sus impertinencias voy a decirle que los Gil descienden de Alonso Gil, un caballero del rey Ramiro del reino de León. Gil quiere decir El Elegido o El Defendido, pero también hubo Gil en los reinos de Valencia, o en Andalucía. Mi abuelo Gil y Becerril casó con una Biedma y Oñate y a él se le ocurrió solicitar licencia para que sus vástagos usaran los dos apellidos fungidos en uno y desde entonces nos llamamos Gil de Biedma.

Mi lengua materna es el castellano, y en él he escrito todo. Pero mis apellidos tampoco son catalanes, en mi familia no se hablaba catalán y como le he dicho la guerra la pasé en Castilla y luego de la guerra, al volver a Cataluña, el catalán estuvo prohibido por años. Cuando hablo el poco catalán que conozco me avergüenzo de mi acento. Además yo aprendí inglés y francés antes de hablar catalán. En Inglaterra viví algunos meses durante los primeros años cincuentas, en una vieja casona de Eaton Place y como bien puede darse cuenta en su ignorancia yo visto y bebo como un inglés. Estuve en Oxford haciendo unos cursos de económicas, pero en verdad lo que descubrí en Inglaterra fue a Auden primero y luego a Eliot y a William Epson y Mathiew Arnold. Cuando fui a Inglaterra yo estaba intoxicado por la poesía de Aleixandre y la de Guillén. En inglés leí entonces a Spender y aun cuando había leído ya a Eliot en las versiones de Gaos, fue en Londres cuando pude darme cuenta de la magnitud de su obra, de la grandeza de su musicalidad, de su prosodia.

-Ángel González me dijo que usted era de izquierdas pero ya no ejercía…

-¿Cómo? Usted cree que con esta cabeza de romano, calvo, y con estos ojos azules, soy una suerte de terrorista oculto, o ¿qué? Pero si habré sido, digamos, marxista. De militancia nada, nunca he militado con nada ni con nadie. Yo no creo en esa tesis de que los intelectuales deben meterse a políticos, una cosa son los políticos y otra los intelectuales. Por eso un intelectual trajeado de político es un elemento peligroso, casi siempre terminan siendo tiránicos, sectarios, fanáticos del centralismo democrático y la tesis del partido único. Yo habré sido en cierto momento marxista, me atraía mucho el análisis marxista de la historia, ese arte de anunciar el pasado que decía Valera a partir de la consideración de Marx sobre aquello de que la anatomía del mono solo era compresible a través de la anatomía del hombre. Pero el marxismo es una doctrina difunta, como la novela, un asunto del ayer, de nuestro ayer. Queda sin embargo la ideología, las ideas que gestó, esa manera de sustentar la rebeldía del hombre contra los opresores, eso que uno entiende bien en países como el suyo, del Tercer Mundo, como Filipinas o Cuba. Incluso creo que mis lecturas y aficiones marxistas han quedado en algunos de mis poemas de esos años, pero si, creo que sigo siendo de izquierdas, y a veces, incluso en las noches, ejerzo, ejerzo…

-Ese poema El arquitrabe….

-Ese poema lo hice para divertirme, para burlarme digamos de Franco, nada mas hay allí, y lo entendieron muy pocos, o nadie…Además el paso del tiempo lo ha ido desdibujando, ahora no debe entenderlo nadie, en aquellos años, era divertido recordarle…

-Pasemos entonces a un tema que le seduce: la poesía…

-No creo que podamos definir la poesía, diría mejor que poesía es esa sensación de bienestar, de placer, de gozo que siente alguien cuando se lee, en voz alta, un poema. La poesía no es precisamente lo que sucede cuando se escribe el poema, poesía es el acto de ejecutar el poema. Un poema se hace para ser leído. El poema es poema mientras se lee porque es tiempo y tempo…

-Y ese hecho indefinible, ¿qué produce en el ejecutante y en el oyente, acaso el mismo efecto de la música, de la melodía?

-Pareciera que a partir del siglo XVII, la rotura de lo meramente narrativo que imperaba en el poema épico o el teatral, hubiese creado una separación entre el signo y sus valores, afectando nuestras sensibilidades de manera tal que ahora el poema nos conduce a una certeza de la fragilidad existente en la propuesta de realidad que hace el comercio y las ideologías. La poesía, el acto de ejecutar el poema, quiebra la verdad de las asociaciones que nos vende el mundo contemporáneo. La poesía ofrece imágenes del mundo, ni contradictorias ni univocas, que son la otra realidad, ni verdadera ni falsa, pero otras realidades. Unos saberes y conciencias de que la llamada realidad es apenas una creación del sujeto, de nosotros que deseamos el mundo…La poesía entonces es uno de los instrumentos mas eficientes para abolir aduanas, para derruir lugares de observación y vigilancia, para derribar las costumbres y las modas y nos hace entrar en una verdadera comunión entre las palabras y los hechos, las palabras y lo que ellas nombran…

-Pero si la realidad es una falacia cómo es que usted es un poeta de la experiencia, de la memoria de una realidad no conocida, ficticia...

-Tampoco debe olvidar que nada hay más artificial que la escritura. Escribimos porque somos entrenados en ese artilugio que pretende asir la realidad, como recuerdos o como actos del presente. Pero para poder transmitirlos y hacerlos poesía hay que crearlos, extraerlos de la manga del mago, del demiurgo, del poeta. Cuando hablamos de poesía de la experiencia no hablamos de contar lo que le ha pasado a uno, de una suerte de cotilleo de la vida nocturna de ayer, de las posturas amorosas del año pasado, poesía de la experiencia es escribir un poema donde la voz que se escucha cuando se ejecuta el poema sufre la vida, padece la existencia, hace sentir el recuerdo del placer o el dolor de las separaciones… Algo así como decía ese poeta inferior llamado Auden, la poesía de la experiencia es un anteproyecto verbal de la vida pasada o por vivir…

-Ahora hay en España muchos jóvenes poetas que le admiran, pero hay muchos más que le imitan…

-Es lamentable, eso no existía en mi juventud. Nosotros no aspirábamos al éxito social con la poesía, era otra cosa. El mundo editorial ha cambiado la condición de los poetas, hoy es posible ganar fama y fortuna y seguir siendo muy mal poeta, hay cientos de premios, de concursos, de verdaderas canonjías, que terminan por fomentar gildas poéticas, camarillas mafiosas…Y ciertamente es una vergüenza que haya tanto admirador suelto por allí. Al principio me halagaba oír que me citaban por la radio o alguien se acordaba de un poema o una línea mía, pero una cosa es la gente o el lector común y otra el gremio de los poetas y los escritores profesionales, aduladores de oficio…

-Mil gracias, querido y admirado poeta…

-De nada don Haroldo, de nada…

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Vanguardia Dominical, Bucaramanga, 22 de Mayo de 1984

 

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Hace veinte años murió Jaime Gil de Biedma. Adjunto una nota sobre su obra y una entrevista. En PDF. Pueden reproducirse citando la fuente.

Harold Alvarado Tenorio
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