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martes, 19 de julio de 2011

ROLANDO D. H. MORELLI - De “chocolate”, de “fresa”, y hasta de “menta”, si hace falta (Lo que podemos esperar y más.)

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De `chocolate', de ‘fresa’, y hasta de `menta', si hace falta

Lo que podemos esperar y más

Rolando D. H. Morelli

 

Otra película hace furor en La Habana. Se trata de la cinta "Fresa y chocolate", del cineasta Tomás Gutiérrez Alea, con guión de Senel Paz, y basado en el muy traído y llevado cuento del propio autor, El hombre nuevo, el bosque y el lobo. Esta película, a diferencia de “Alicia en el pueblo maravilla”, que suscitara igual desafuero a su estreno en Cuba, (y que luego casi nadie ha podido ver), ha contado hasta con una buena acogida del periódico Granma, según afirma El País de España. Reseñas entusiastas de cierta prensa, que no podían faltar tampoco en esta ocasión, y exégesis de los sempiternos "amigos de Cuba" en el extranjero, dan por un hecho cierto que las cosas están cambiando. Ejemplo de ello, nos dicen, la película en cuestión. Si la acogida de Granma no constituyera en sí razón bastante para alertarnos, habría aún otras razones para tomar las cosas con un grano de sal, o dos.

            Recuerdo que hace unos años, cuando salió la película “Conducta Impropia”, de Néstor Almendros y Orlando Jiménez Leal, (1984) uno de los impugnadores más tenaces de esta importante película que nunca se ha exhibido en Cuba, fue el propio Gutiérrez Alea. De unos cuantos plumazos Alea tachaba los testimonios de cuantos aparecen en la cinta, como "exageraciones", y se preguntaba —nada retóricamente— por qué al cabo de tanto tiempo de transcurridos aquellos hechos, (que él, naturalmente daba por cosa del pasado), es decir, muertos y enterrados, se hacía el documental. Las respuestas de Jiménez Leal y de Néstor Almendros a esta pieza vergonzosa de Alea titulada “Cuba sí, Almendros no” se hallan —para el que las quiera repasar— en el Village Voice (14 de agosto de 1984). No se trata del único intercambio de esta índole, pero bastaría a dar una idea aproximada del asunto y de los términos del debate iniciado por el cineasta del ICAIC. Con igual derecho al que le asistiera, y mejores razones, cabría preguntarle ahora al señor G. Alea, (casi una mermelada) por qué de repente se interesa en resucitar el tema, que según él había quedado resuelto.

            No esperaré por las respuestas del realizador cubano, o más bien sus excusas       — que cualquiera podría anticipar a la luz de sus presupuestos conocidos—, sino que señalaré aquí varias razones obvias. Hacer ahora esta película no sólo es conveniente para el régimen cubano, de ahí que sea posible hacerla y exhibirla a bombo y platillo, sino sobre todo rentable políticamente. Castro sigue aferrado al poder, y dice y redice que de éste no cederá a las buenas ni una uña. Su elocuencia es puro Castro: "Si das la uña te piden el dedo, si das el dedo te reclaman la mano, y si das la mano, te cortan la cabeza". (citado por Franqui no recuerdo ahora exactamente donde). La oposición interna y externa pide participación, y soluciones a la crisis cubana, y el poder la reprime y rechaza sistemáticamente, según estén o no a la mano los opositores, pero entre tanto, el poder juega a hacerse su propia oposición. El titular con que El País de España reseña la película, es revelador de hasta qué punto el engaño penetra porque está bien instalado: "Una película contra la hipocresía castrista, gana el festival de La Habana", reza el titular. Pero ¿quién auspicia, controla y autoriza dicho festival de cine? ¿No es más hipócrita hablar de "hipocresía castrista" cuando se hace el juego a los hipócritas, y se alarga de este modo, su vida política? Sin embargo, no hablaré aquí de “El País” que quiere ser España.

            Los aplausos de La Habana a la película de Alea son indicativos de varias cosas. Mencionaré dos: Primero, de la necesidad de espacios abiertos en la sociedad cubana, a la par que el régimen procura ocultar o reparar su desgaste, elementos ambos que obligan al régimen a “hacer el juego”, cosa que antes se permitía desdeñar y rechazar categóricamente como cuestión de principios. Segundo, de hasta qué punto puede el poder castrista, en un alarde de tozudez y determinación, estar dispuesto a jugar a la oposición consigo mismo, siempre y cuando se respeten sus reglas: "dentro de la Revolución, todo". La "Revolución", naturalmente, "soy yo", que diría su Máximo Líder.

            La película de G. Alea, como el cuento de Senel Paz en el que está basada, no pasa de ser una pieza más en el arsenal de trucos y embustes del castrismo. El ángel de Sodoma, relato de Alfonso Hernández Catá, publicado en 1929, o la novela Hombres sin mujer de Carlos Montenegro, de 1933, (nunca editadas, leídas o reconocidas en la Cuba de los Castros, Paces y Aleas), a pesar del paso del tiempo en que fueron concebidas tendrían mucho más que decir sobre los homosexuales y la homosexualidad, que todos los cuentos de camino del castrismo. Al cabo de treinta y tantos años de política oficial anti-homosexual, (defendida, justificada u ocultada por los Aleas del mundo, con sus consecuencias concretas sobre miles de seres humanos) se produce una película sobre el tema, y se pretende con ella hacer borrón y cuenta nueva. ¡No señores! Ni el argumento de la película, ni el cuento convencen. Y si aquí y allá se dicen verdades de perogrullo, a lo largo de la cinta, con muchísima tardanza además, no se trata de que las actitudes hayan cambiado. Lo que cambia, a pesar del poder y sus acólitos, son los tiempos. Pero estemos alertas, el poder nada puede respecto a la administración de la economía, o la producción de bienes de consumo —eso está más que demostrado—. El país del que se apoderaron los revolucionarios, y destruyeron con sistemática pasión marxista, se desmorona, no obstante, entre lo que sí pueden hacer quienes disponen de todos los medios para ello, están esos trucos, viejos como el poder mismo: producir la sensación de un sabor de helado que se añora, sea este chocolate, menta, o incluso fresa, si viene al caso. En fin, dar gato por liebre.

            Con muchísima penetración, señalaba Heberto Padilla en su novela En mi jardín pastan los héroes, que el castrismo había heredado del capitalismo anterior una maquinaria intacta, y soberanamente bien equipada —añado yo— de propaganda, de la que se sirvió para divulgar su propia imagen. Gente altamente entrenada en tales menesteres sigue cumpliendo esta función, en cuyo desempeño han adquirido una habilidad inigualable. Los medios se han refinado cada vez más, y no guardan relación con la involución sufrida por el país. Consiguen impedir todavía, con afeites y efectos de toda clase, disimular las grietas en las bases. Pero las grietas están, y empeñados como se hallan en ocultarlas, los Aleas y Paces las han perdido de vista. Cuando el tinglado acabe de caer, si es que no los aplasta en su caída, se verá claramente que se trató siempre de una aldea Potemkim, de un montaje con luces y espejos que habría hecho la envidia de Eisenstein o Buñuel.

            Relataré seguidamente una anécdota próxima en el tiempo y por su carácter mismo a lo ocurrido en La Habana con “Fresa y chocolate”. Hace poco menos de un par de semanas, asistí con varios amigos a la anunciada presentación en Nueva York de un documental hecho en Cuba para la televisión cubana por dos jóvenes cineastas que se presentarían en el Hunter College. (No sería necesario aquí entrar en explicaciones acerca del papel que juega desde quién sabe cuánto tiempo esta institución newyorquina penetrada por la Seguridad del Estado cubana y sus acólitos de toda índole, en el empeño de presentar “la verdad sobre Cuba”). La noche del estreno, después de prolongarse bastante la espera, se anunció impersonal y sucintamente que en lugar del “material anunciado” se presentaría otra película cubana, sobre los avances de los gays en la Cuba revolucionaria. La película en cuestión había sido exhibida en numerosas ocasiones y pocos de los presentes en realidad quería volver a verla. Las protestas no se hicieron esperar. El otro documental trataba del SIDA en Cuba, y se había anunciado como algo revelador y poderoso. A la consternación del público entre el que me encontraba, uno de los realizadores apareció con una declaración de principios bastante “ambigua” para explicar lo inexplicable. A las presiones del público este mismo individuo (ambos realizadores “se quedarían” posteriormente) se apartó del mamotreto que leía para explicar que los promotores del film —no ellos— habían decidido no mostrar su película porque éste no satisfacía la imagen sobre el asunto que buscaban representar ya que les parecía parcializado. Que el Hunter College censurara de esta manera desvergonzada la proyección de una película anunciada por la propia institución a bombo y platillo con anterioridad, porque de repente les parecía contraria a “la imagen” que buscaban dar no podía si no sorprendernos a quienes por más que estuviésemos acostumbrados a las falacias y truculencias del régimen cubano y del comunismo en general, nos aferrábamos a la creencia de estar en el país más libre del mundo. Aquello terminó como no podía ser menos, entre improperios y a golpes, que propinaron como siempre ocurre los sicarios del régimen cubano con la importante ayuda de un par de puertorriqueños que debían ser “macheteros” por lo menos. Los golpes los recibió especialmente un señor algo mayor, pero muy decidido a no dejarse tupir con argucias. “Tú lo que eres es tremendo maricón” Le gritaron y ahí se armó Troya. También yo recibí y devolví algún golpe. Al final, cuando se anunció que estaba por llegar la policía —cosa que nunca ocurrió— los agresores de marcharon juntos como a una consigna: “¡Fuerzas de choque, retirarse!”. Disciplinados los muchachos. No hubo denuncias que yo sepa de lo acaecido. El Hunter ha seguido patrocinando y aupando actividades de todo tipo en “apoyo” a quienes quieren divulgar “la verdad de Cuba”. Conservo una copia obtenida más tarde de la cinta que inicialmente debía exhibirse: “Al margen del margen”, y aunque se trata por varios motivos de un documento importante, tampoco es que se trate de nada como para semejante género de censura aún en tratándose de los aliados del régimen cubano. Pero éste no funciona de otra manera, y lo que puede parecer una pifia muchas veces no lo es, y viceversa. Saben muy bien dar y recoger cuerda. Han cultivado las apariencias y si a veces parece que les falla la pierna no siempre es porque verdaderamente ocurra así. Cuentan para ello con los medios, la dedicación profesional y confesional y todo el tiempo del mundo. Hoy dicen digo y mañana Diego, y pasado dicen que dijeron Dago donde digo Diego y pasan página como si tal cosa. Dentro de unos años —seguramente no muchos— se repetirá este incidente, u otro parecido y el régimen y sus alabarderos salvaran la cara con excusas parecidas a las que siempre han empeñado. Esto, si alguien les pidiera cuenta de sus actos.

            Conseguí más tarde hablar en Nueva York con uno de los realizadores —ya acogido a la condición de “quedado”— y me impuso de algunos detalles tal vez relevantes aquí. Aunque producida para la televisión cubana por ellos, estudiantes de cine, se las habrían arreglado para hacer al margen otra película de mayor duración que era la que intentaban exhibir dando gato por liebre, pero desde La Habana se habían movilizado varias voces de activistas norteamericanas, (sin dudas alertadas por las autoridades del régimen) que se dirigían a sus colegas y lazos en los Estados Unidos mediante faxes —desde Cuba, no se pierda el detalle— pidiéndoles literalmente “no exhibir la película” que tildaban de ser entre otras cosas demasiado “artsy”, además de constituir un intento de parte de los documentalistas de echar leña al fuego de los argumentos contrarrevolucionarios, habiéndose burlado de las autoridades que confiaron tan plenamente en ellos. El documental, me contó en la referida conversación el realizador, surgió de la frustración que sintieron cuando la televisión censuró de antemano algunas secuencias “muy críticas” en la que los enfermos recluidos en el sidosorio de “los Cocos” y algunos familiares de los mismos se manifiestan abiertamente contra la política de internamiento forzoso y la discriminación que sufren los homosexuales, pero de la que se exonera a un combatiente internacionalista cuya enfermedad seguramente fue consecuencia indirecta de su participación en la guerra de Angola y directamente de su conducta sexual allí. Los jóvenes “disidentes” decidieron entonces, aprovechando el viajecito al Hunter College (no averigüé de qué modo obtuvieron esta presea) restaurar la secuencia ‘maldita’ y exhibir la cinta tal y como había sido concebida inicialmente por ellos para que el público pudiera apreciarla por sí mismo. Al parecer, una prevista de la cinta, exigida por la anfitriona (profesora del Hunter) reveló el hecho y “la compañera” se apresuró a comunicarlo y a comunicarse con sus congéneres en Cuba, de lo que resultó la censura. Conservo en mis archivos copia de los mensajes cruzados entre “los compañeros” (los cuales procuré y conseguí por trasmano) entre los que priman los provenientes de La Habana con instrucciones precisas. Espero que los mismos algún día pasen a integrar una compilación oportuna acerca de la censura y la desinformación respecto a la realidad cubana por parte de quienes supuestamente no buscan otra cosa que “revelar la verdad”, y de paso, documentar el intervencionismo directo e indirecto de la izquierda norteamericana en Cuba y fuera de ella en lo concerniente a la represión.

            En fin, que bien puede tratarse de “Al margen del margen”, a cargo de unos estudiantes cubanos de cinematografía, o de “Fresa y chocolate”, consentida por el régimen. Éste no gasta en salvas a menos que se trate precisamente de eso, de deslumbrar con una fantasmagoría. Desde hace ya algún tiempo, el régimen cubano ha comenzado con mayor o menor vigor una campaña destinada a contrarrestar las denuncias que desde distintos ángulos se le hacen a propósito de su homofobia institucionalizada, especialmente a partir del documental “Conducta Impropia” y de los testimonios librescos de Reinaldo Arenas y muchos otros salidos en circunstancias particulares. Algunos homosexuales vinculados al régimen, entre los que se cuenta el propio presidente del ICAIC, Alfredo Guevara (amigo personal de Fidel Castro) han insistido en “la necesidad de rectificar” esa política oficial que hizo crisis precisamente en el año 80, de cara a la galería, siempre y cuando dichos “homosexuales” sepan darse su lugar y comportarse políticamente. “Fresa y chocolate” viene a ser esa película que “abre puertas” o simula hacerlo. Los “amigos de Cuba” en el exterior le dan la bienvenida con los brazos abiertos. No es para menos. ¡Al fin! Vean. Ahí está. La política de la Revolución puede cambiar. ¡Se superan errores! Advierto que no será el único ni el último de tales intentos. A pesar de la reticencia de los Castro, en particular del Maximísimo, ellos saben que el régimen necesita “refrescar” su imagen maltrecha. Siempre podrá culparse a otros, como siempre ha sucedido, de un rumbo equivocado si éste prueba serlo. ¡Soltar un poco la cuerda para que se crean libres! Un tironcito oportuno y bastará a recordarles quién es quién y porqué. Me repito. Recién comienzan. Rectificar no consiste de otra cosa que de blanquear el muro contra el que se fusiló. Con la desaparición de las evidencias, o en todo caso con el gesto de desagravio fingido y solemne, debe bastar. Los archivos del ICAIC conservan materiales valiosísimos que pueden ser “trabajados” a cualquier fin que se requiera, y cuenta con personal calificado y bien dispuesto. Al final, puede incluso acusarse de todo lo ocurrido “antes” a gente que se tomó muy en serio, o equivocadamente “las orientaciones dadas”. Dirán que muchos de ellos están hoy en “el exilio”, y mentirán a medias al decirlo, porque en efecto hay entre los “arrepentidos” de hoy mucho desvergonzado. Pero no dirán que muchos de esos mismos no son sino “sapos” a quienes se ha permitido vivir fuera de Cuba para que en “el exilio” continúen haciendo su trabajo para el régimen. Algunos por prebendas de cualquier clase, otros porque como sucede con el alacrán de la fábula, el veneno y la maldad “están en su naturaleza”. Aquí mismo, en Philadelphia, y en Nueva York, (que no son Miami) los conozco y he llegado a cruzarme con ellos incluso en la Universidad. Y puestos a mentir y a embaucar, caramba, podría ser que hasta el propio Fidel Castro llegase alguna vez a pedir disculpas, si creyera estrictamente vital para su supervivencia e imagen hacerlo. Advierto aquí, tal vez en vano: ¡más de lo mismo! ¡Más!

© Rolando D. H. Morelli (1993) (for “The Hispanic, Philadelphia, Penn.)

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martes, 12 de julio de 2011

Los muertos, los vivos y los demasiado vivos del Mariel (& beyond)

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Mucha gente murió durante el éxodo masivo del Mariel (abril-mayo 1980) y sus preliminares. Recuerdo que un vecino llamó a su familia y les dijo: “Salgan como puedan porque yo no vuelvo más con ningún barco. Me llenaron la embarcación de locos y en alta mar aquellos locos se volvieron aún más locos y se tiraban al agua, no sé si para salvarse o para matarse. Y los demás nos volvíamos locos entonces tratando de rescatarlos.” Cosas como ésta sucedieron muchas veces y apenas se han contado. La mal llamada “Generación Mariel” prefiere referirse a los triunfos y a los ganadores, porque también eso forma parte de la tónica general del país de acogida: valen los triunfadores; los perdedores, en el mejor de los casos, al olvido o, a lo que es peor, a IGNORAR que una vez existieron. No hay acción más malévola ni más malintencionada que la de “ignorar” al otro, como si no existiera.

Mi amigo Rolando D. H. Morelli, que, a su llegada a uno de los campamentos, se prestó voluntario para asistir a recién llegados con problemas, guarda historias espeluznantes.

Solo sé que visto lo visto –y lo que voy a decir seguramente será tildado de “barbaridad” y seré enviado a la hoguera con tanta buena gente—, tal vez bastantes de los que llegaron a Key West o a donde fuera en territorio americano, deberían haberse quedado en el mar acompañando a los tiburones o en la propia Cuba haciendo frente a los tiburones humanos, comunistas o no, y al rechazo y al abandono de la familia y de viejas sólidas amistades.

Son indignos de haber tenido tal posibilidad de rehacer sus vidas para, en el caso de muchos “intelectuales” y “para-intelectuales”, servir ahora de puente de plata a los mismos que les despreciaron y les siguen despreciando y que por exigencias del maquiavélico guión, hoy se desnudan juntos y se lanzan todos a la misma piscina.

Si tuvieran vergüenza, no deberían dormir tranquilos.

© 2011 David Lago González

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domingo, 10 de julio de 2011

ROLANDO D. H. MORELLI - “Escribir borrando”, o viceversa

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Another tea party

Another tea party

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Escribir borrando, o viceversa.

(O del viejo artificio de dorar la píldora

e intentar hacérnosla tragar con té de camomila).

 

Por enésima vez en Cuba se habla de cambios. Debe tratarse de la más traída y llevada de las falsas promesas de un sistema que ha vivido a base de engaños y excusas en cualquier caso inexcusables, argumentos manidos y medias verdades cuando alcanza a no decir una mentira entera. También la administración Obama vuelve a las andadas características de las administraciones demócratas estadounidenses, propiciando un puente de una sola dirección, abierta “al entendimiento” entre “las dos orillas”. Entiéndase, el régimen cubano y el régimen cubano de este lado, o en su defecto quienes representan sus intereses o sienten nostalgia de haber quedado fuera del juego y aspiran a reciclarse. ¿Por qué será que quienes menos entienden de nada —particularmente de la naturaleza y artificios de un sistema que gracias a ellos perdura más de medio siglo ya— siempre insisten en “entendimientos” de toda clase, o peor aún, en que “entendamos” o nos entendamos por el simple procedimiento del buenismo complaciente y la práctica del credo cuáquero más ortodoxo. Es decir, declarar la paz a quienes estén determinados a imponernos la guerra, o en cualquier caso sus convicciones y sus juicios. Se trata de una mala película que vimos una vez y vuelve a exhibirse de tiempo en tiempo como si se tratara de una novedad, de modo que no sólo de la cinta se trata sino de un intento por confundirnos haciéndonos creer que se trata de una nueva versión, o eso que en Hollywood llaman un “re-make”.

Las jornadas de “intercambio” entre Cuba y los Estados Unidos, favorecidas por la administración Obama, han traído a las costas de La Florida y otras plazas, entre músicos, cantantes y gente de letras, a Reina María Rodríguez, todos ellos gente no sólo tolerada sino aupada y sostenedora del régimen castrista. No hay entre los cultivadores de la poesía, o entre los cantantes procedentes de la isla, ninguno con una historia creíble de disidencia, para no hablar de enfrentamiento a la tiranía. La tiranía no promueve a sus enemigos internos cuando lo son convencidamente, a menos que intente desacreditarlos por esta vía tortuosa de las concesiones, arrojar sobre ellos sospechas de una u otra índole. Nada cambia en Cuba, especialmente cuando se habla de cambios. Así pues, la visita de Reina María Rodríguez y la pre-eminencia concedida en ciertos círculos miamenses a su presentación en la Alliance Française de esa ciudad, forman parte de la pantomima que sirve, precisamente para ocultar la inmovilidad impuesta a la sociedad cubana por la tiranía que la oprime y empobrece hasta haberla dejado exhausta.

Las notas de prensa que dan cuenta elogiosamente de eventos como la presentación de la señora Rodríguez, amén de su inconciencia, revelan una ignorancia supina. Alguna crónica entusiasta señala entre otras cosas el crecido número de los concurrentes entre los que parece haberse hallado un verdadero, conocido o distinguido poeta, se nos dice, no sé si confundido —concluyo por mi parte— o atraído por el incentivo nada desestimable de ser “recuperado” como ya ha venido haciéndose con otros ilustres descarriados que no están más entre nosotros para protestar porque les sea impuesta esta condición de “hijos pródigos” de la llamada Revolución: Novás Calvo, Lezama, Piñera, Lydia Cabrera entre otros. Los amigos exiliados (o mejor, acogidos a sagrado) de la residente isleña se explayan en conceptos que hablan no sólo de la amistad que los une, sino de la famosa tertulia de la señora Reina María, a la que se compara —alabanza y auto-bambolla aparte— a la que en el siglo XIX sostuviera un Domingo Delmonte, “el cubano más útil de su tiempo” para citar o parafrasear a Martí. Podría creerse ingenuamente, que esta alusión procura hacer obvio el paralelo de la situación de esclavitud e indignidad en que son obligados a vivir los cubanos de hoy con la esclavitud y general opresión del momento en que vivieron Delmonte y sus contertulios, pero nada indica que sea este su propósito. Recuérdese que de Heredia al propio Delmonte terminaron todos en el exilio verdadero o en la cárcel, o en la desgracia y la miseria como sería el caso del desamparado Manzano, con lo que las tertulias y los innumerables proyectos encaminados al mejoramiento de la sociedad y la cultura cubanas de su momento se interrumpieron o vinieron a nada, tal y como pretendía que sucediera el gobierno colonial español. Naturalmente que no son las tertulias, especialmente las toleradas en época de aciago atropello contra los que disienten, las que amenazan a un régimen opresivo hasta el detalle (es decir, totalitario y absoluto como el actual de Cuba) sino más bien las que le sirven de coartada de cara a la galería exterior. “Vean. Aquí no reprimimos a nadie. Tertulia tenemos”. No dudo que en la azotea habanera de Reina María Rodríguez, en los años ochenta se reunieran poetas y escritores —incluso de calidad— acogidos a una permisividad que no está a mi alcance explicar ni comprender siquiera, a menos que nos atengamos a los textos que por entonces escribía la poetisa, y le eran publicados sin dificultad ni contratiempos —repito— en época de particular saña contra quienes eran tenidos por “potencialmente peligrosos” en todos los terrenos, según la llamada ‘Ley contra la Peligrosidad Social’ por entonces en pleno vigor. Me refiero, entre otros libros, al poemario Cuando una mujer no duerme por el que se le concediera a la autora el premio de poesía de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba el año 1980. ¡Año cuando menos simbólico que no podría disociarse fácilmente de los acontecimientos políticos ocurridos a partir de la toma de la Embajada del Perú en la capital cubana por una multitud desesperada, y los acontecimientos ulteriores relacionados con el puente marítimo del Mariel, hechos todos que cortan precisamente la historia del proceso político cubano en un antes y un después ineludible! Se trata de un poemario de amor al sesgo. De amor que se declara a un ente “otro” no correspondido. ¿Será por eso que algunos de los poemas están dedicados a exaltar, loar y amar figuras indiscutiblemente asociadas con la tiranía? En primer lugar Haydee Santamaría, los llamados “combatientes internacionalistas” y el propio Fidel Castro. Me parece notable que de todos los hechos catastróficos que tenían lugar a su lado, ese año 1980 la poetisa sólo parece percibir el suicidio de la Santamaría, temprana compañera de ejercicios revolucionarios de los Castro; hermana de otro dirigente de la oposición contra Batista, Abel Santamaría; fundadora y presidenta de la “Casa de las Américas”, y esposa del Ministro de Cultura Armando Hart Dávalos, cercano colaborador del sátrapa, cuyo suicidio se halla indudablemente ligado a los hechos de la Embajada del Perú y los conocidos como “actos de repudio” organizados y estimulados por el régimen. Se ha hablado de una carta de despedida de la suicida nunca hecha pública por el régimen, en la que se especula que la suicida expresaba su desencanto con los excesos del régimen. Muchos de quienes la conocieron aseguran que Haydée Santamaría era, entre otras cosas, una mujer verdaderamente ingenua. La elegía que le dedica Reina María en cuestión, “En un país” está fechada al pie, el 29 de julio de 1980. Recoge una consternación, que es tanto la del pequeño que pregunta a su madre “qué es la muerte” como la de la voz poética de ésta, que acude a las simplificaciones por respuestas, suponiendo en el niño la misma ingenuidad o capacidad de autoengaño que su progenitora. «¿Dónde está la muerte, mamá? / —pregunta mi hijo que tiene cuatro años—/ ¿Es un país? ¿Y tiene casas y ventanas?/ Yo le digo que sí (…)» (44). A renglón seguido la voz poética se pregunta a sí misma: «¿La gente muere?». Y se da esta respuesta evasiva: «—Nadie me ha respondido aún a esa pregunta». ¡Vaya despiste!, ¿no les parece? El resto constituye una evocación de la muerta prominente siempre recordando a su amado Abel, hermano torturado a manos de las fuerzas del dictador Batista luego del ataque al cuartel Moncada en Santiago de Cuba, tras lo cual, la voz lírica se permite una alusión a su propio dolor por un hermano también muerto. Lo que no dice la poetisa, lo que oculta con esta argucia por comparación, es lo que se sabe por otras fuentes. El que ese hermano, «tuviera novia» —tal y como nos afirma Reina María—, o no, fuera «Secretario Organizador de la UJC/ en su Facultad de Ciencias Exactas (y) primer expediente» (45) y hasta “revolucionario” confeso y adepto, o se tratara de un simulacro, lo cierto —lo que nos oculta Reina María— es que ese hermano terminó suicidándose por supuestas acusaciones de homosexualidad. De manera que el paralelo evidente, más que establecerse con el hermano revolucionario y mártir de la evocada a quien se dedica la elegía, habría correspondido hacerse con la suicida misma. Y habría que preguntarse: ¿Por qué se suicidan los revolucionarios en la plenitud de la gloria revolucionaria, sin motivos aparentes para ello, y cuando la tradición y la ética del Partido ha condenado siempre el suicidio como contrarrevolucionario y cobarde? No indagaré más en las razones de los suicidas, sino en las de los vivos que les sobreviven para dar gato por liebre a sus expensas, incluso componiendo elegías que queden muy distantes de ser tenidas por herejías.

En otro poema que antecede al citado, la poetisa seguramente explica algunas cosas, como su apego al “Ahora” al hablar a un escurridizo “otro” de esta suerte: «Hablábamos de internacionalismo proletario/ de este tiempo nacido entre nosotros/ que amo atropelladamente/ que me dura poco y me cansa la imagen/ este tiempo donde sembramos catástrofes y sueños/ sobre un horizonte que sufre por alcanzar el alba (…)». No es Silvio Rodríguez con sus alferecías líricas, es peor aún, pero a lo dicho por esta señora habría que atenerse. Sabiamente, los poemas de este libro no estuvieron entre los leídos públicamente en Miami por la poetisa invitada. Quizás al viejo poeta de indudable prestigio que se hallaba presente en la ocasión, le hubiera bastado para recobrarse de su confusión. O no.

El penúltimo de los poemas de este poemario presuntamente de amor, lleva por título: “Hoy habla Fidel”. ¿Cómo titular de este modo un poema de amor? Vuelvo a recordar la lírica ‘comprometida’ (con el oportunismo político) de Silvio Rodríguez, con sus piruetas conceptuales y de todo tipo, donde es concebible “matar” al prójimo “por amor” al ideal más puro, sin ser acusado de haber escrito un bolero ramplón. La ideología es así de parcial en sus amores, furores y delirios. Y la comunista ha demostrado una y otra vez ser la más fundamentalista de todas las ideologías.

«Aunque no supiéramos/ qué iba a decirnos/ aunque sólo fuera verlo/ sentirlo detrás de la pantalla/ la casa se acomodaba en silencio/ y las palomas quedaban quietas» (52). Declara Reina María. Estábamos en el año 1980, la sociedad cubana había sido sacudida por un espasmo de libertad suicida. El discursante no hablaba de otra cosa que de “la escoria” que quería a toda costa abandonar el país. ¿Cómo saber en cualquier caso “lo que iba a decir” exactamente? Pero seguro que sabíamos de qué hablaría: “los que no tengan genes revolucionarios… Los que no tengan espíritu de sacrificio… No los queremos. No los necesitamos. ¡Qué se vayan!” (cito de memoria de uno de los discursos del líder Máximo, dados por ese tiempo). ¿Cómo olvidarlo? Entre “la escoria” a la que hacía alusión, (clasificada de tal por él) estaban muchos homosexuales o tenidos por tal. A muchos los expulsaron del país, o les empujaron a irse, en tanto a otros, caprichosa y arbitrariamente no les permitirían salir para que quedaran convertidos luego en apestados dentro de un país de parias, ‘marielitos’ potenciales y frustrados dentro de una cárcel llamada Cuba. ¿Habrá pensado en algún momento la poetisa en lo que habría sido de su hermano suicidado de haber estado con vida durante las jornadas del Mariel, o después, de no habérsele permitido salir de Cuba?

«Hoy habla Fidel y yo he crecido/ por sus pequeñas arrugas ha pasado este tiempo/ vuelvo por su voz/ que va llenando el barrio/ de una calma que todos conocemos». Entona la poetisa. ¿Calma? ¿Habré leído mal? No. “Lo escrito, escrito está” como afirma la sentencia latina. Dejo pues a los lectores el juicio apropiado a semejante tirada lírica.

«Alguno tropezó con sus ojos en la fábrica/ (que visitaba el tirano, es de suponer) y ya no lo olvidó/ abuela lo guarda en su cartera/ junto con sus lirios y los amores que se fueron. Comprendo por qué/ allá en la Sierra/ ponían su retrato como un santo». Aquí pasamos de Silvio al devoto de Ernesto Cardenal. Estimada poeta, le aclaro que no fue en la Sierra donde primero se colgó la foto del tirano tomándolo por un santo, sino cuando entró en La Habana disfrazado de Cristo, y su por entonces admirador y amigo Miguel Ángel Quevedo, dueño de la muy leída revista Bohemia (otro suicidado tardío por arrepentimiento) decidió convertirlo en Cristo de portada. El mito comenzó a cultivarse a partir de entonces como corresponde a toda una campaña publicitaria, y no terminó siquiera cuando el barbudo máximo se echó contra la iglesia y la religión y se declaró marxita-leninita. Las grandes campañas de propaganda tienen eso, que nos convencen de lo bueno de un producto a pesar de su mala calidad.

«Sólo hay una forma de quererlo: / hemos crecido dentro de él como un gran árbol/ por eso lo cuidamos/ con tanta vanidad y tanta fuerza/ hoy habla Fidel/ mis hijos quieren boinas y barbas/ no saben del hambre y de la guerra/ no pueden con la palabra Nicaragua/ pero se sientan frente al televisor/ y cuando pasan por los parques/ las calles las escuelas/ lo reconocen» (53). (¡Ovación clamorosa!). La imagen del árbol es confusa cuando menos, porque sugiere un tronco carcomido en el que se guarecen estos niños entre los que yo no podría reconocerme, habiendo sido advertido de no acercarme ni a la sombra del urticante guao. Lo de la vanidad de quienes quieren al tirano es justo. ¿De qué otro modo podría quererse al espejo sino en la vanidad del ego que refleja? Los niños de que habla la voz poética aún son pequeños, naturalmente, por eso quieren disfrazarse de barbudos, y prueban a hacerse una idea del mundo frente al televisor. ¿No preferirían los muñequitos como todos los niños? Cierto, la guerra todavía les resultaría desconocida… Así que tengan dieciséis años… ¡Cualquier guerra en aras del internacionalismo proletario sirve! En cuanto a no haber conocido el hambre… A menos que por sus vínculos con la casa de los Hart-Santamaría, u otros a que no alude en su poemario, a la señora poetisa le correspondiera una ración aparte y distinta de la que en teoría correspondía entonces a cada cubano: (“Eso no dan”. “No te toca”. “Lo siento, no ha llegado todavía”. “No alcanzó el reparto de la leche de hoy”. “El gas vino al almacén, pero se acabó enseguida”. “¿Pan? ¿Desde cuando?” Etc.), de qué modo se las arregló para que sus niños no conocieran el hambre como tantos otros. Porque ya basta de la hipocresía de afirmar que en Cuba, mal que bien todo el mundo come (o comía). Mentira. En Cuba mucha gente ha pasado un hambre cainita. Cuestión de grados más o menos. Ni siquiera el mercado negro, y muchos otros ardides bastaron nunca a saciar el hambre del cubano. Lo impensable hubiera sido que en un suelo feraz como son pocos, y en un constante jugarle cabeza al sistema con tal de comer algo, la muerte por hambre hubiera sido la regla. Pero al cabo sí ha llegado a serlo, aunque las estadísticas oficiales no den cuenta de ello, como siempre ha ocurrido con las cifras y todo lo demás, desde que los Castros se hicieron con el poder absoluto.

El peso de este librito de Reina María Rodríguez, un poemario de apenas treinta y tres títulos, es apabullante en la trayectoria de esta señora que recientemente visitara Miami, a quien acogiera en sus salones la Alliançe Française de esta ciudad, y a la cual por intercesión de un embajador socialista francés en La Habana se le concediera con antelación la orden de Caballero de las Artes del estado franco.

¿Sería posible simplemente ignorar la contribución de esta señora a sostener con sus versos, de cara al exterior, la fachada buenista y justiciera de la tiranía castro-comunista a pesar de su interminable lista de víctimas entre las que me encuentro —uno más—? Quienes le otorgan a la poetisa con residencia habanera no sólo espacios, sino aplausos y una atención inmerecida —amparándose en un cómodo y falaz exilio que les va grande al cuerpo— no pueden ignorar que a su vez contribuyen con su aquiescencia y complicidad a servir a la causa de la tiranía que oprime a su pueblo y representa la caducidad de todo discernimiento. No son intelectuales, puesto que han renunciado a pensar por sí mismos, aunque la argucia de que se valen sea precisamente declarar que de eso se trata. Ni siquiera de verdaderos creadores podría tratarse, sino de corifeos y bufones al servicio de una corte de capa caída. ¿Dónde están la dignidad y el patriotismo de toda esta gente? Y no me refiero sólo a algunos recién llegados, sino a muchos que llegaron antes y saben muy bien lo que hacen y de lo que se trata. La mala uva está en la naturaleza de toda esta gente. Dios quiera perdonarlos. Yo no puedo.

© Rolando D. H. Morelli, 2011.

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COLETILLA DEL BLOGGER:  Mucho antes de que Reina María Rodríguez abriera la azotea de su edificio a los delfines de la intelectualidad cubana, en los últimos años 60 y muy tempranos 70, de manera espontánea y sin mediar efecto llamada de Facebook o Twitter que por entonces ni soñaban existir (siguen sin existir en Cuba), a los jóvenes de la contracultura nos dio por acudir a la casita del escultor Fonticiella, artista pionero en la utilización del reciclaje de objetos como vehículo para crear (en alguna parte de este desastre de casa, tengo las fotos que Liliane Hasson hiciera en aquellos momentos, tanto de la persona-personaje como de su obra).  Allí coincidíamos todos los no afiliados: Carlos Victoria, los dos hermanos Espasande, Bárbara Sifille, Junior, Rogelio Quintana, Rafael Zequeira, Rapi Diego, Roger Salas, amigos todavía hoy en Cuba, yo, y muchos, muchos más que no puedo recordar en su totalidad.  Por supuesto, también acudirían los infiltrados oficiales de turno “husmeando” (o “hueliendo”) por una “conspiración”, término por el que sentían y sienten verdadera debilidad.

Pero hay una diferencia abismal entre las reuniones en la famosa azotea (por lo visto, al menos permitidas, por no pensar demasiado mal) con aquellas otras que se realizaban en no sé qué reparto (barrio) de La Habana al que se llegaba después de no se cuánto tiempo en las “guaguas” de la época.  LA GRAN DIFERENCIA ES QUE, OBSTINADO POR LA SEGURIDAD DEL ESTADO y por sabe Dios cuántas presiones, FONTICIELLA TERMINÓ PONIENDO FUEGO A TODA SU OBRA Y A SU CASA, Y SE QUITÓ LA VIDA.

Nunca le premiaron ni con un viaje a Montego Bay.

© 2011 David Lago González

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viernes, 8 de julio de 2011

Una o dos cosas que yo sé de ella

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NOTA DEL BLOGGER:  Mis Fuentes me pasan “una o dos cosas que yo sé de ella” concernientes a los honorables datos del curriculum de Reina María Rodríguez, la azotearia.

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Algunos detalles sobre La de la Azotea:

El premio Diputación de Cáceres lo da IU (Izquierda Unida), que hasta ahora ha dominado en Extremadura.

El premio Italo Calvino de Novela está dominado por el PCI (Partido Comunista Italiano) y sus editoriales adláteres.

Cuando le dieron la Orden de Caballero de Las Letras (Francia) el embajador de Francia en Cuba era un socialista con pasado oscuro en la extrema izquierda (de los que se oponía a que se persiguiera a los etarras en el Pais Vasco Francés)

Lo de hacer ELLA una antología de poetas del exilio DESDE el Instituto del Libro CUBANO es de traca y supera a cualquiera. Es decir: ejercerá de censora-editora del régimen con los poetas del exilio. Ahora: el que acepte salir en ese libelo, ya veremos...  [Seguramente varios más de tres candidatos, en aras del one-sided love affair cultural.]

Llamar a la manzana roja californiana (USA) "manzanas ajenas" y "árbol prohibido" es pura retórica maoísta resucitada.

….

NOTA (continuación):  Y hay más, pero de poetastros de linaje más poderoso.  En fin, por exceso o por defecto, “what a dump!”

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Pots vinculados: http://heribertopenthouse.blogspot.com/2011/07/rolando-d-h-morelli-de-bate-y-sin.html

http://heribertopenthouse.blogspot.com/2011/07/anything-goes.html

http://heribertopenthouse.blogspot.com/2011/07/one-sided-love-affair.html

 

jueves, 7 de julio de 2011

ROLANDO D. H. MORELLI - De bate y sin careta: ¿Quién dijo qué de qué?, o Songo le dio a Borondongo…

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NOTA PRELIMINAR:  Este artículo que me envía mi amigo Rolando D. H. Morelli –además de amigo, escritor e intelectual, en quien no cabe mayor honestidad— data de ¡2003!  Estamos en el 2011, y vuelven a reproducirse hechos semejantes.  En efecto, los oficialistas (y sus ensabanaos) han ganado, nos siguen poniendo la pata encima, pero por lo menos ahora podemos hablar, escribir y gritar.  Y vamos a gritar y a hablar sobre toda la suciedad que este Cambio galopante iniciado por la intelectualidad oficial/oficiosa cubana representa.  Y seguramente van a ganar, porque para lo que nosotros (nuestra generación y aledaños por defecto o por exceso) fue sufrimiento, para ellos fue entrenamiento.  He aquí, con los intercambios primeramente musicales y ahora poéticos, la puesta en práctica del aprendizaje de los alumnos que han aventajado a todas las organizaciones estatales comunistas de la Europa totalitaria felizmente desaparecida.  Pero claro, es pura cuestión de supervivencia, no se manchan las manos de sangre como los brutos de Pinochet o Videla, pero se manchan el alma al ponernos otra vez su lírica pezuña encima –y qué más da, eso no se ve ni se nota.

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De bate y sin careta:

¿Quién dijo qué de qué?, o Songo le dio a Borondongo…

 

He leído con interés y no sin pena, el escarceo suscitado entre los escritores cubanos Belkis Cuza Malé, quien escribe desde Texas y los escritores también cubanos René Vázquez Díaz, radicado en Suecia, y Amir Valle, residente de La Habana, Cuba —como puede verse un verdadero escándalo internacional, por no decir "escandalera" un término con implicaciones más cubanas— a propósito de una pieza inicial de Belkis publicada con el título "Crimen y cultura". En realidad he leído más. Me he remitido a las páginas virtuales de La Habana Elegante que una y otra vez se mencionan al sesgo, y he leído en especial (aunque no exclusivamente) la entrevista de su director el señor Francisco Morán a la poeta Lourdes Gil, quien fuera la compañera de Heberto Padilla durante la última etapa de su vida. Mi impresión general del número y del dossier dedicado a Padilla es altamente positiva, si bien pienso que falta la entrevista correspondiente a Belkis Cuza Malé quien como sabemos fuera la compañera del poeta homenajeado precisamente por los años en que se produjeron su arresto y ostracismo en Cuba, y con posterioridad al exilio de ambos. Este ángulo habría complementado, a mi parecer, nuestro conocimiento del hombre y de sus circunstancias de entonces. Por otra parte, el acercamiento y evaluación del "caso Padilla" sigue haciéndose aún hoy a expensas de otros protagonistas, entre los que sin lugar a dudas la señora Cuza Malé tendría su propia historia que contar. Fue sin duda estrategia exitosa de la Seguridad del Estado de Cuba, (y parece que seguirá siéndolo aún) crear el "caso Padilla" para sepultar en su propia polvareda otras muchas evidencias de represión intelectual y de otra índole. El mismo "caso Arrufat" que no llegó a ser —y muchos otros—se barrieron bajo la alfombra aprovechando el zafarrancho orquestado hasta sus mínimos detalles y conducido por la ubicua y sabia policía política. En resumen, que el número de La Habana Elegante a que se alude no me parece mal, sino en todo caso, insuficiente en su evidencia. Creo que en esta ocasión Belkis —que tan atinada suele ser en sus juicios y comentarios—, en lo que al número de la revista se refiere, cae en cierto reduccionismo tan explicable como lamentable. El número constituye a mi ver un acierto y un homenaje verdadero. No encuentro un solo reparo que hacerle, y si las preguntas de Morán a la señora Gil en ocasiones pudieran parecernos intencionadas, (hablo de aquéllas que sugieren la especulación de un reblandecimiento en las posturas contestatarias de Padilla respecto al castrismo) las respuestas de Lourdes Gil no dejan lugar a dudas de que si bien el poeta estuvo abierto a dialogar con escritores residentes en Cuba en momentos en que parecía insinuarse una cierta apertura oficial u oficiosa, y a título individual, igualmente se negó hasta el último momento a prestarse a servir de "carne de cañón" a la propaganda autocongratulatoria y triunfalista del régimen de Castro. No sé si Morán es —como proclama Belkis en su artículo— uno más de esos alabarderos privilegiados del régimen de La Habana, que se hacen pasar por disidentes en el exilio, o que creen serlo a la vez que prestan su talento, su falta de talento o sus destrezas de cualquier índole a un juego seudoconciliatorio, que es en verdad la trampa en que podría caer cualquiera, y en la que acaso cayera en su momento el propio Padilla. Coincido, eso sí, con Belkis Cuza en desconfiar de nada menos que una "azotea" como la de la Reina María, en posesión de una apertura y un encanto que yo no puedo encontrar en versos como estos:

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"HOY HABLA FIDEL"

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aunque no supiéramos

qué iba a decirnos

aunque sólo fuera verlo

sentirlo detrás de la pantalla

la casa se acomodaba en silencio

y las palomas quedaban quietas.

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hoy habla Fidel y yo he crecido.

Por sus pequeñas arrugas ha pasado este tiempo.

Vuelvo por su voz

Que va llenando el barrio

De una calma que todos conocemos:

Lo esperan nuestros pechos

Rápido fugaz

Siempre cerca de lejos en las concentraciones

—alguno tropezó con sus ojos en la fábrica

y ya no lo olvidó—

abuela lo guarda en su cartera

junto con sus lirios y los amores que se fueron.

comprendo por qué

allá en la Sierra

ponían su retrato como un santo.

.

sólo hay una forma de quererlo:

hemos crecido dentro de él como un gran árbol

por eso lo cuidamos

con tanta vanidad y tanta fuerza.

hoy habla Fidel

mis hijos quieren boinas y barbas

no saben del hambre y de la guerra

no pueden con la palabra Nicaragua

pero se sientan frente al televisor

y cuando pasan por los parques

y las calles las escuelas

lo reconocen.

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Porque este libro de 1980 Cuando una mujer no duerme (¿Qué hacía esta mujer insomne, la guardia del Comité de Defensa de la Revolución?) exalta nada menos que a un Fidel Castro en el peor momento de su dudosa gloria y de su incuestionable poder. ¿De qué discurso se trataba? ¿Acaso de aquél en que proclamó aquello de: "quienes no tengan genes revolucionarios… ¡No los queremos! ¡No los necesitamos! ¡Qué se vayan!", con lo cual dio curso libre a los actos de repudio contra todo el que manifestara la intención de aprovechar el "incidente" de la Embajada del Perú para salir por el puerto del Mariel, que en realidad abrió el régimen para librarse de la presión interna? Yo sufrí en carne propia ese discurso, y en consecuencia el poema laudatorio de Reina María. No es posible simplemente deshacerse de un poema o de un libro como el de esta mujer sin por lo menos dar explicaciones o mostrar arrepentimiento. Porque hay otros poemas además. Y esos poemas laudatorios fueron escritos o publicados en el año ochenta, y ya entonces, el "caso Padilla" había ocurrido y con él la sacudida y caída del mundo intelectual cubano, cuya crisis desembocó en el Mariel. No sé lo que tendrá que ver en todo esto el señor Morán, ni siquiera si la señora Reina María Rodríguez persiste en escribir poemas laudatorios al tirano, pero coincido en la suspicacia que experimenta Belkis al constatar que La Habana Elegante le dedica nada menos que una azotea a la escritora con residencia isleña.

Dicho lo anterior resulta inevitable referirme a continuación a las respuestas suscitadas por el artículo "Crimen y Cultura" de Cuza Malé y al tono y afirmaciones de ellas. En el artículo "culpable" se dice que el narrador René Vázquez Díaz "desde Suecia se ha convertido en vocero del régimen cubano y recibe como pago la filmación en Cuba de una de sus novelas". A esta acusación responde el aludido con un artículo titulado "poetisa mambisera", en que asume desde el comienzo el tono "barriotero" o barriobajero que atribuye a la señora Cuza Malé. En realidad, Vázquez Díaz no responde las imputaciones (justas o injustas, infundadas o no) de la articulista, que por otra parte no asumen el carácter específico que Vázquez Díaz le insufla en su respuesta. El escritor cubano sueco habla de "un grupo de exiliados que componen un cuerpo de bomberos ideológicos". ¿Por qué no aceptar la de Belkis como una opinión individual, tanto como pudiera serlo la del señor Vázquez Díaz? Porque esto se parece mucho a aquel otro infundio del régimen castrista que habla de "la mafia de Miami" y difunden sus voceros para desacreditar opiniones y posiciones —¿intransigentes? ¿intransigentes con el castrismo?— y calificadas de anticubanas por la cúpula de poder absoluto que desde La Habana rige el país, y a la que ninguno de estos señores califica como "mafiosa". A continuación, la respuesta de Vázquez Díaz se extiende en consideraciones semejantes, para concluir en el primer párrafo que "la envidia —esa espuela de los intelectuales politiqueros que viven de atacar a los demás— los mantiene con la guardia en alto y dispuestos a acudir , con largas mangueras de saliva y las sirenas puestas, a salirle al paso a los que no se sometan a los dictámenes del anticastrismo confesional y mediocre que profesan". No sé si la señora Cuza Malé es envidiosa, ni si le tiene inquina personal al señor Vázquez Díaz, pero de lo que no tengo dudas es de que la polémica a partir de aquí decae en interés y se vuelve todo menos atinada. La dejaría pasar si no se tratara de que Vázquez no responde a Belkis, sino que ataca a un grupo de intelectuales entre los que podría contarme yo mismo. Resulta fácil desde Suecia hablar de "los que aprendieron en Cuba la lección de atajar todo atisbo de pensamiento independiente, y hoy ejercen de altos vigilantes de la pureza ideológica para que nada cambie, ni en Cuba ni en el exterior…". Permítame el señor Vázquez observarle que se trata de una disputa en libertad. Tanto usted como cualquiera se halla en condiciones de hablar y de decir lo que le plazca. Por favor, no confundamos los términos de la ecuación. Por eso, precisamente, parece usted ser un "agente" porque sigue utilizando el mismo lenguaje del régimen y se vale de las mismas falsas premisas. Si las discrepancias que se dirimen (aunque asuman la forma de acusaciones en algunos casos) se produjeran en La Habana, las consecuencias no serían un mero enfrentamiento de opiniones dirimido por esta vía, sino otro "caso Padilla". Y no se trata de que un par de activista democráticos de origen checo resulten arrestados en Cuba por haberse reunido con disidentes y que el régimen (el mismo de hace cuarenta y dos años) los condene y proclame protagonistas de una conspiración que constituiría una amenaza a la seguridad nacional, no señor. Se trata más bien del acoso sistemático y brutal a los bibliotecarios independientes, y a cuántos se planteen con seriedad y consecuencia la disensión política pacífica dentro de Cuba. Que un intelectual como usted se confunda tan profundamente al respecto, y que quiera al parecer poner en igualdad de términos dos dinámicas tan diferentes, no puede menos que despertar sospechas. Por eso, cuando escribe refiriéndose a la señora Cuza Malé, pero apunta a los intelectuales que lo miran a usted con suspicacia: "sus actividades de difamación y amenazas se basan en una premisa esencial: la impunidad", una vez más Sr. Vázquez se falsea la realidad de la cuestión. Impunidad, debe llamarse al poder que detentan en Cuba (y aún fuera de ella) quienes representan al régimen. Pregúntesele si no a la poeta María Elena Cruz Varela, por sólo citar un caso ampliamente conocido. La señora Cuza Malé le imputa determinadas cosas, usted se defiende acusándola a su vez a ella, y de paso a los intelectuales con asiento en el exilio ¿miamense? —ese tópico no por trillado deja de ser usado—, así pues ¿dónde está la impunidad? Vea, no lo acuso de nada, le explico una dinámica que usted parece empeñarse en no entender, o en desvirtuar, y que si no lo convierten en agente del castrismo, ponen su pluma al servicio de sus tácticas.

La otra respuesta a "Crimen y cultura" llega desde La Habana, y procede del señor Amir Valle, escritor cubano a quien no he tenido oportunidad de leer. En general el tono dominante de su respuesta es respetuoso y si alguna emoción descubre es la de quien se declara dolido por un ataque que no cree merecer. En realidad el artículo de la señora Cuza Malé no lo menciona por su nombre, sino que se refiere a una revista originada en la capital cubana. Hasta aquí todo me parece bien. Es a partir del momento en que el señor Valle comienza a aportar sus argumentos a la polémica sostenida con la articulista que la respuesta se hace una madeja de platitudes y confusas justificaciones y razonamientos. "Siempre desde mis primeros escritos, —afirma el escritor— he defendido la honestidad y la sinceridad y eso me ha granjeado la amistad de gente muy distinta y de posiciones políticas muy diversas: lo esencial, creo, es mantener la comunicación que como humanos estamos obligados a tener para salvaguardar la coexistencia entre la raza humana en cualquier rincón del planeta". No dudo que esta actitud le hubiera granjeado, especialmente en Cuba, la "enemistad" de mucha gente, pero afirmar que por el contrario le ha "granjeado la amistad de gente muy distinta" resulta cuando menos sorprendente. Que pueda alegrarse "como ser humano y como intelectual de ser hijo de un comunista puro" debería llevar al señor Valle a preguntarse por qué otro comunista aún más puro que su padre, el emblemático Ernesto "Che" Guevara declaraba desde su trinchera de pureza revolucionaria que los intelectuales para serlo efectivamente, y ser aceptados por la "nueva sociedad" habían de purgar el pecado original de los intelectuales, es decir, ser burgueses. Por esta convicción llamó a no otro que a Gastón Baquero "la voz de la reacción". Baquero, no se nos olvide, murió hace algún tiempo en su exilio español y nunca más volvió a ver a su amada Cuba. Ahora que está muerto —como antes se hiciera con Sarduy y ya se ha empezado a hacer con Lino Novás Calvo, Enrique Labrador Ruíz, y se hace a medias con Lydia Cabrera— se convocan congresos y mesas de todos los ángulos para laudar su obra con menoscabo de la verdad y de la ética. No sé qué tendrá que ver el vino con la mejorana, pero el señor Valle me confunde con una extensa lista de personas con las que le es compatible convivir que va desde alguien que odia a los árabes a alguien que es árabe y odia a los judíos, —¿o es a Fidel Castro?— pasando por las hijas, respectivamente de Eloy Gutiérrez Menoyo y de "Omar Vaillant, el dueño [que fuera] de la CMQ". "En todos los casos —asevera el señor Valle— comunistas, anticomunistas, socialistas, antisocialistas, rabiosos anticastristas y rabiosos fidelistas, lo importante, lo que ha salvado esa relación humana de amistad, es el diálogo, el escuchar al otro, el saber que uno nunca tiene toda la razón, el respeto al credo en cualquiera de las formas posibles". Por favor, señor Valle, ¿de verdad cree usted que sea posible dialogar a la vez con todas esas voces empecinadas en su "credo"? Para empezar, sería bueno hacer las debidas distinciones en uno y otro caso, y naturalmente, tener opinión propia y bien fundada. O usted no la tiene, o está muy confundido.

Creo, en efecto, que los cubanos pertenecemos a un mismo pueblo. Más que creerlo, lo tengo por una evidencia. Los de Miami, (que son además los de muchas otras partes, aunque el lugar común quiera fundar el exilio en Miami, acaso por el número de residentes) no cayó aquí de Marte ni de Júpiter. Consecuentemente, es también cubano. Lo es incluso en sus extremos. Lo que nos diferencia de la isla es que aquí están a la vista —incluso descarnadamente— nuestras virtudes y defectos. El énfasis se coloca en uno u otro según sea la intención. En nuestro país de origen, sin embargo, hay un demiurgo único y ubicuo que dirige un "show" muy bien atendido y montado por sus corifeos y tramoyistas de toda índole. Usted, por ejemplo, se presta al "show" cuando afirma que "acá, [en Cuba] aunque muchos no lo crean, ya se permiten (sic) decir muchas cosas, escribir muchas otras y hasta gritar algunas". A usted lo traiciona la afirmación de que "ya se permite" decir tal o cual cosa. No es cuestión de grados más o menos, señor Valle. La libertad verdadera no está regulada con arreglo a un tornillo inquisitorial. Por demás, no sólo se engaña usted, sino sobre todo está usted tratando de engañar cuando tal afirma. ¿Es acaso su revista cibernética —tan pobrecita en todo que usted parece reclamar que le tengan pena por hacerla en tales circunstancias— la prueba que esgrime de tal permisividad? Relea su propio artículo y verá cómo se contradice usted sin proponérselo. Dice usted, como prueba de su independencia de criterios que en el caso de Elián Gonzáles [Brotóns] no asistió a las concentraciones del gobierno pese a haber sido "citado" y a que usted "quería [el regreso del niño] junto a su padre". Señor Valle, el mes de diciembre pasado dos cadetes de la escuela militar "Camilo Cienfuegos" perecieron en el intento de escapar del país escondidos en el tren de aterrizaje de un avión de British Air Way. El régimen ocultó al país la noticia, y cuando se vio obligado a darla a conocer, atribuyó la muerte de los "heroicos jóvenes", (que en otras circunstancias hubieran sido traidores a la patria) a la "criminal ley de ajuste cubano" norteamericana. ¿De qué manera relacionar la ley norteamericana con el intento de escapar hacia la Gran Bretaña? ¿No estudiaban geografía esos cadetes? ¿O es histórica la confusión? ¿Acaso la campaña de desinformación llega al extremo de hacer suponer a unos estudiantes de secundaria que la nación británica no goza de independencia frente a los norteamericanos? Yo le pregunto, señor Valle, ¿no es este mismo régimen el que organizó la campaña internacional de desinformación y manipulación en el caso de Elián González Brotóns? No dudo de su ingenuidad verdadera, pero por favor, no nos pida que seamos bobos, o lo que es peor aún "tontos útiles" a la dictadura de Castro. Creo que esos jóvenes que arriesgaron y perdieron su vida en el intento de escapar del país, con no haber sido intelectuales probablemente, tuvieron más lucidez para distinguir los términos de la ecuación cubana que quienes profesan ser intelectuales y sólo dan muestras de una confusión contumaz.

© Rolando D. H. Morelli

17 de febrero de 2003

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lunes, 4 de julio de 2011

One-sided love affair

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Stephanie Lostimolo

Stephanie Lostimolo

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One-sided love affair

(o “La embajada cultural del estado cubano hacia La Yuma”)

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One-sided love affair es una muy agradable canción del early Elvis Presley cuando éste verdaderamente valía la pena y había revolucionado el mundo del rock’n’roll, antes de que cayera en el pozo sin fondo de Las Vegas, la voz impostadamente abaritonada y el kitsch de mal gusto y drogas que acabó con él. Se pudiera traducir algo así como “Amor de una sola vía”, “Romance no correspondido” o “Paja mental con una chica a la que le importo un pepino”.

Luego he añadido el subtítulo de “La embajada cultural del estado cubano hacia La Yuma.” Jamás me refiero a los EE.UU., como La Yuma, ni a ningún norteamericano como yanqui o gringo, porque son cosas que me parecen de mal gusto y a mí no me gustaría que se refirieran a mi país de origen de la misma forma en que lo hacen los chicanos con respecto a los Estados Unidos. No soy chicano, y por tanto tampoco no padezco ese odio-amor mejicano que exterioriza mucha de esa gente y que, como todo lo malo, es lo primero que se pega y ya es muy común escuchar a cubanos de Miami expresarse de esa manera.

¿Pero de qué va este “romance sin correspondencia”?

Pues va de que no hace muchos días fue recibida en la Alianza Francesa de Miami, bajo su anagrama y el de ZuGalería, una poeta cubana de pro, que se hizo famosa por las lecturas que se daban en su azotea y por un espasmódico poema que eleva la figura de Fidel Castro a la que ella por entonces consideraba correcta: la de un dios.

Ya no es necesario arrepentirse o entonar el viejo cuentecito de “yo estaba equivocado”. En fin de cuentas, hacer eso siempre fue una hipocresía. Da lo mismo tocar los timbales, las maracas, rascar la quijada o rasgar la sensiblera guitarra de los cantautores, que aparecerse con un poema. Al fin y al cabo todos tenemos un pasado, también Himmler, Pol Pot, el sobrino de Pinochet, Migdalia la de Vigilancia del CDR y Chucho el Gordo que era jefe de abastecimiento, miembro del núcleo del Partido y en sus ratos libres (los más) robaba para enriquecerse contra natura. Reina María Rodríguez es poeta –asegura la UNEAC— y por lo único que será recordada es por haber ensalzado la dulzura de los discursos de Fidel, voz que desgraciadamente he tenido que oír más que la de mi propio padre, que era muy parco.

A esto creo que los pro-revolucionarios le llaman “Intercambio cultural CUBA-USA”, pero que yo sepa, Luis de la Paz, ni Reinaldo García Ramos, ni Ángel Cuadras ni Prats Sariol, ni siquiera Manny (no me acuerdo el apellido y no tengo ganas de buscarlo) han sido invitados por el Gobierno cubano a leer sus poemas o sus textos en la ruinosa Habana. Luego, pues, no comprendo qué materiales, ideas o personas se intercambian. (Yo soy bruto, muy bruto, elemental y básico, y no entiendo de subterfugios.)

Más allá de ser una vergüenza, considero y afirmo el carácter totalmente ASQUEROSO y DELEZNABLE, no de la Reina María de las Azoteas –que, como la Yoani, y todo el mundo allí/allá, lo que quieren es viajar, viajar, viajar, Dios mío, pero sin pasar por los sacrificios del inmigrante— sino de los ghetteros que acuden a esos ágapes y luego quieren y exigen que les traten con respetabilidad y honor, y que en vez de decentes inmigrantes se les considere merecidos asilados políticos, porque, oh, Dios mío, nadie es capaz de imaginar lo que hemos sufrido fingiendo más de medio siglo. Y eso merece una consideración. Y una compensación, preferiblemente material y en dinero.

Que El Diablo los mantenga bien unidos.

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© 2011 David Lago González

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REINA MARÍA RODRÍGUEZ

(La Habana, 1952)

 

Hoy habla Fidel

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aunque no supiéramos

qué iba a decirnos

aunque solo fuera verlo

sentirlo detrás de la pantalla

la casa se acomodaba en silencio

y las palomas quedaban quietas.

hoy habla Fidel y yo he crecido.

por sus pequeñas arrugas ha pasado este tiempo.

vuelvo por su voz

que va llenando el barrio

de una calma que todos conocemos:

lo esperan nuestros pechos

rápido fugaz

siempre cerca de lejos en las concentraciones

--alguno tropezó con sus ojos en la fábrica

y ya no le olvidó—

abuela lo guarda en la cartera

junto con sus lirios y los amores que se fueron.

comprendo por qué allá en la Sierra

ponían su retrato como un santo.

sólo hay un forma de quererlo:

hemos crecido dentro de él como un gran árbol

por eso lo cuidamos

con tanta vanidad y tanta fuerza.

hoy habla Fidel

mis hijos quieren boinas y barbas

no saben del hambre y de la guerra

no pueden con la palabra Nicaragua

pero se sientan frente al televisor

y cuando pasan por los parques

las calles las escuelas

lo reconocen.

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(tomado de internet)

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(posts vinculados: http://heribertopenthouse.blogspot.com/2011/07/acto-de-celebracion-por-los-50-anos-de.html)

domingo, 3 de julio de 2011

Acto de celebración por los 50 años de Palabras a los Intelectuales

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SOVIET “”We demand universal compulsory education”,” by Alexander Deineka

“We demand universal compulsory education”, by Alexander Deineka

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Después de que cosas como éstas estén sucediendo en la Casa Matriz Comunista Cubana, qué puede importar que el primer artista plástico del Gobierno cubano, Kcho, se adhiere y apoye la primera manifestación pública y oficial por parte de Fidel Castro sobre la represión a los artistas e intelectuales, que además sirvió de adelanto de guillotina a las generaciones que, como dice el tal Valiño, no estuvimos allí.  Qué importa que Reina María de las Azoteas viaje a Miami y se presente bajo los logotipos de L’Alliance Française y ZuGalería, y acudan numerosos miembros del PEN (se supone que son escritores y artistas que viven en El Exilio –¿la gente sabe lo que significa esa palabra?) a aplaudir y enseñar los dientes a mandíbula batiente, según la prueba en vídeo que ha quedado del “acontecimiento”.

No somos iguales.  No podemos ser iguales.  Haber nacido en un mismo país lo mismo une que separa.  Y buena parte de ese público puso en peligro su vida, y la de sus familiares, cruzando el Estrecho de La Florida cuando El Mariel.  Era lo que yo le decía a Carlos Victoria cuando comenzó a colaborar con Encuentro. ¿Dónde está la dignidad que teníamos?

Es una verdadera vergüenza.  Todo.  Y particularmente que se celebren los 50 años de aquel nefasto congreso.  Pronto El Cambio del Cambio estará convocando a celebrar la instauración de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP).  Y Yoani sigue escribiendo mierda.

© 2011 David Lago González

 

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(Tomado del Facebook de Rafael DiazCasas, el Viernes, 01 de julio de 2011 a las 17:59, a su vez parece que publicado el 30 junio, 2011 por iroelsanchez)

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Gracias, Fidel*

Omar Valiño

Omar Valiño, Vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba

A mis hijos José Julián y Nicolás

Mi generación no estuvo sentada aquí. Ni siquiera todos los que la integramos, habíamos nacido entonces, pero tuvimos el privilegio de disfrutar, desde niños y adolescentes, la rectificación y enriquecimiento profundos de una política cultural, no nacida, pero sí trazada en este salón hace 50 años.

Reducida a una célebre frase, Palabras a los Intelectuales —el discurso conclusivo de Fidel Castro a sus tres encuentros de junio de 1961 cuyo aniversario cerrado conmemoramos hoy—, es leído media centuria después como un instrumento aleccionador de la política cultural de la Revolución; documento cuya riqueza rebasa con mucho los discutidos límites enunciados por la frase. Y de cuyo caudal pueden extraerse enseñanzas hasta el presente.

Fidel demostró las reales coordenadas para un diálogo: sensibilidad, amplitud, justicia, crítica, verdad, sentido político, principios firmes y transparencia. Hoy, en cada lugar donde surja un diferendo de cualquier índole, debe primar ese diálogo del convencimiento, la preparación, el desprejuicio y no la fuerza. Desalienar todas las relaciones es su mejor continuidad, con base en la libertad, la democracia, la horizontalidad, la participación.

Fidel propone la Revolución como un proceso, en última instancia, de construcción cultural que permitiría, por un lado, mejorar las condiciones de vida y de trabajo de escritores y artistas, y por otro, ensanchar los escuálidos segmentos poblacionales que disfrutaban del arte y la literatura. Hoy podemos reconocer con facilidad que tanto la producción cuantitativa y cualitativa de la cultura cubana actual es el resultado de una acumulación histórica potenciada por la Revolución, al tiempo que se desarrolla su creciente demanda por la sociedad como un derecho conquistado.

El prestigio de la creación artística en el seno de la nación alcanza cotas altísimas. El movimiento cultural es centro de la vida social y política.

Y esto es así porque el destino del socialismo depende de la cultura. De un humano diferente al de la nueva alienación capitalista —cuyo sello, precisamente, se produce no solo, ni tanto, a través de las relaciones de producción, sino de la hegemonía de una avasalladora superestructura pseudocultural—; un ser pensante cuyo discernimiento integre, incluso, la condición estética para la más honda y compleja explicación del mundo. Debemos hacer indivisibles ética y estética. Solo podremos ganar en ese terreno como parte de una calidad de vida que sea “calidad de emociones”.

Para conseguirlo el arte juega un papel fundamental. No podemos ver economía y cultura sino como complementarios en función de una economía más productiva y organizada, pero hecha, a su vez, por mujeres y hombres de decoro y de conocimiento. En definitiva, somos más hijos de una fuerte hegemonía social y de una educación familiar que de una economía sólida que, sin embargo, sí tuvo el valor —inmenso para mí— de existir en función de políticas al servicio de esa hegemonía social y de ser creadora de valores.

El arte puede no producir “nada” porque despliega algo —como el arte mismo—, inmensurable, y que no se produce en finca, tienda o fábrica alguna de este podrido planeta: produce y realiza felicidad. Lo hace aun cuando no vislumbre la alegría o la ternura.

Constatar a lo largo de la Isla la necesidad que el ser humano tiene del arte, es un lujo, un privilegio nuestro, no una desgracia de la que haya que ocuparse como un mal, sino una gran conquista cubana a la que no podemos renunciar. Porque esto dice mucho de nuestro desarrollo humano. Es parte de una complejidad y de una plenitud a la que hemos arribado, justamente, por ese ininterrumpido proceso cultural revolucionario y cuyo más delgado filamento puede solo tocarse en el alma con el arte.

Nada debe enfrentarnos a falsas dicotomías. Ninguna veleidad tecnocrática o economicista que nos haga perder la brújula. Porque la brújula tiene que ser siempre esa plenitud del ser humano, el culto sagrado a la dignidad plena del hombre.

Sobre la cultura debe regir, como de hecho se manifiesta en varias direcciones, una excepción desde el punto de vista económico. Sin dejar de renunciar a los dividendos probables en el plano práctico (con muchos nichos por explorar todavía), la cultura es, y debe ser, una esfera protegida por el Estado. Solo ello garantiza el nivel cualitativo de la tradición y de su renovación hacia nuevas identidades.

Construir un país mejor sobre columnas más racionales es impostergable, pero sin renunciar nunca a sueños e “imposibles” que están en los cimientos de nuestra nación, de nuestro socialismo y del pensamiento martiano y fidelista. Por asaltar “imposibles” llegamos hasta aquí y somos lo que hoy somos.

En su certero afán de unidad, Fidel prefigura la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en el tramo final de Palabras a los Intelectuales. En nombre de la UNEAC, muy próxima a cumplir también 50 años, queremos agradecerte, Fidel, por hacernos saber lo que vale la matria y la patria, por desafiar al mundo siendo pequeños, por hacer primar el espíritu colectivo sobre el individual sin renunciar a ser nosotros mismos, por ser orgullosos aunque jamás aldeanos vanidosos, por colocar esta pequeña gran Isla en el globo terráqueo.

Tu obra la medirá el tiempo, la historia —como una temprana vez quisiste—, porque en todo lo que se haga bien, en todo sueño cumplido estará la dimensión de la utopía que nos fijaste en el cuerpo.

Ante el mural de tu vida, ya próxima a los 85 años, y sobre la plataforma escrita en este mismo espacio hace medio siglo, los escritores y artistas revolucionarios, te decimos, como una vez tú le dijiste a Santiago, Gracias, Fidel.

*Leído en el acto de celebración por los 50 años de Palabras a los Intelectuales, el 30 de junio de 2011, en la Biblioteca Nacional José Martí.

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viernes, 1 de julio de 2011

CUBA ES UN PAÍS LIBRE Y AVANZA POR LA SENDA DE LA RECUPERACIÓN

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Dmitry Ligay

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Eso es lo que se desprende después de haber leído el artículo (aquí) –bien pagado, mientras muchos de los verdaderos trabajadores de El País cobran sueldos indecorosos— de Johanna and her visions sobre la situación en ese país que desgraciadamente nos une por origen. Artículo que poco tiene que ver con la realidad a pie de calle (y no la de las pequeñas zonas acotadas para la observación superficial e indiferente del turismo, sobre todo del que va en busca de los órganos de placer femeninos y masculinos). En fin, Cuba y los cubanos son libres, libres no: libérrimos, y tanto lo que ella misma ha estado diciendo hasta el día de ayer como la imagen que presenta La Gran y Única Disidencia (o contra revolución) desde que Fidel atacara el Cuartel Moncada por allá por el medioevo… todo eso, es pura mentira, pura maniobra imperialista yanqui.

Da la casualidad –las comparaciones son odiosas, pero también llamativas— que ahora que por fin Las Vascongadas (qué antiguo y facha suena eso!!!), el País Vasco, Euskal Herria, Euskadi, o como coño se llame porque ya me pierdo entre tanto nombrecito, comienzan también a ganar su libertad (usurpada desde que los reinos de Navarra y todos los mini reinados de la península ibérica decidieran, o se impusieran unos a otros, concluir en una nación llamada España --reinados, repúblicas y franquismos aparte)… digo y vuelvo, o al revés, recuperan su libertad gracias a Bildu & Company (y el evidente modelo marxista-leninista cubano que albergan en sus mentes), según la Yoani de marras el archipiélago mayor de Las Antillas comienza también a sentir la brisa de la libertad.  Y tienen la misma edad.

Así que ahora –que Cuba avanza también por la senda de un extraño evangelismo posiblemente proveniente no sólo de Estados Unidos sino también de Venezuela (lo he sospechado últimamente viendo los aquelarres organizados en Caracas para que Chávez se salve del cáncer) —alcemos nuestras voces al Cielo (¿El Cielo Protector?), y todos unidos en monolítica plegaria roguemos porque El Cambio Pastelero Cubano (que comenzó en el 89 tras la caída del bloque soviético de mano de la monstruosa y sibilina intelectualidad cubana) de por fin sus frutos, y Yoani pueda finalmente “permutar” su piso en la planta 14 sin ascensor por una mansioncita en el Reparto Biltmore, al lado de Silvio Rodríguez o de Teddy Bautista (SGAE española).

Au revoir, muchachitas…

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© 2011 David Lago González

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miércoles, 22 de junio de 2011

Yoani Sánchez y Silvio Rodríguez: dos fabuladores al unísono

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NO voy a rebajarme a opinar acerca de esta gente. NO vale la pena. NO se puede hablar de ellos ni analizarlos desde una posición inteligente y digna. El viejo fabulador al unísono con la nueva Esopo. Son, como canta la otra descarada milanesa, tomando versos de Martí: “de un mismo pájaro las dos alas”.

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Johanna en su “escuelita paga” (como se decía hasta principios de los 60) en un país donde se supone que no se permite la reunión de personas.

http://www.elmundo.es/america/2011/06/21/cuba/1308685645.html 

Banksy, Lenin on Rollerblades, 2003, spray paint stenciled on canvas

Banksy, Lenin on Rollerblades, 2003, spray paint stenciled on canvas

Silvio Rodríguez, al que hace miles de años miráramos como el Bob Dylan de nuestra generación, después de sus varias traiciones (al movimiento hippy cubano al principio de los 70, por ejemplo, en lo cual participó activamente desde “los órganos de puntería”), en una imagen en que ofrece una extraña simbiosis física con Raúl Castro.

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/06/22/cultura/1308726168.html

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martes, 7 de junio de 2011

LOS TOSTONES DE LA REINA

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EL CUBANO QUE LE HACE LOS TOSTONES A LA REINA ISABEL DE INGLATERRA

La familia real británica es adicta a los manjares de la cocina cubana gracias a su cocinero pinareño Elio Gutiérrez, quien en una entrevista exclusiva para Olé nos reveló los secretos de la vida cotidiana en el Palacio de Buckingham.

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Elio Gutiérrez, master chef de la familia real

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El mundo entero presenció a través de satélites e Internet la preciosa y emocionante boda del Príncipe Guillermo y Kate Middleton.  Lo que muy pocos conocen es que tanto el Príncipe, como su abuela, la Reina Isabel y el resto de la familia real son grandes degustadores de la gastronomía cubana, la cual forma parte del menú semanal del Palacio de Buckingham.  A continuación ofrecemos una entrevista exclusiva con Elio Gutiérrez, el cocinero cubano que logró aplatanar a la familia real.

Olé:  ¡Hola Elio!  Cuéntanos como un cubano logró llegar al Palacio de Buckingham y convertirse en el chef favorito de la Reina Isabel.

Elio:  Bueno, la historia es larga.  Espero que tus lectores tengan tiempo.  Yo nací en 1975 en Pilotos, que es un pueblecito de Pinar del Río tan pequeñito que allí todo el mundo se conoce.  Es como una gran familia, pero ofrece pocas oportunidades, y dentro del comunismo aún menos.   Tengo un hermano gemelo llamado Delio.  Cuando teníamos tres años mis padres después de mucho sacrificio lograron una permuta para Consolación del Sur, que queda cerca de Pilotos pero que es un pueblo mucho más grande y donde existían más posibilidades de superación.   Allí mi padre encontró trabajo como carpintero y pudimos lograr reparar nuestra casita.  Pero en 1980, como sabes, surgió lo de la Embajada del Perú y mi padre decidió que esa era la oportunidad perfecta para salir de aquel infierno.  Nos pusimos nuestros mejores trapitos y nos lanzamos hacia El Mariel en guagua, carretones, camiones y hasta a pie.  La cuestión era llegar.  Estuvimos 5 días en El Mariel hasta que nos montaron en un bote que se llamaba El Cuñataí y en unas horas ya estábamos en Cayo Hueso.

Olé:  Debe de haber sido algo espantoso para un niño de cinco añitos.

Elio:  Todo lo contrario.  Mi hermano Delio y yo lo disfrutamos enormemente.  Era todo como una gran aventura.  Había tanta gente y de esa gente emanaba una energía y una euforia tan grande que era totalmente contagiosa.  Estábamos todos como en un trance, como viviendo un sueño del cual no queríamos despertar.  Luego, la realidad en Miami fue muy dura.  Empezar de cero.  Sin nada.  Mi padre encontró trabajo en McDonald’s, que fue su primer empleo.  Y mi madre encontró trabajo en La Tijera que era una tienda muy popular en Miami en aquel entonces, pero que ya no existe.  Pero mi padre es ebanista fino y su sueño siempre fue montar su propio negocio.  Con mucho esfuerzo lo consiguió y hoy es dueño y CEO de Gutiérrez Baby Cribs, Inc. que es una empresa que se dedica a tallar a mano cunas de maderas preciosas para bebitos de personas pudientes.  Mi padre recibe pedidos de todos los Estados Unidos, de Australia y también de Europa.  Ni te digo el precio de cada cunita  porque no me lo vas a creer, pero de veras que lo valen, porque más que cunas son obras de arte.  Entre sus clientes se encuentran figuras de Hollywood como Angelina Jolie para quien mi padre ha confeccionado las cunas y camitas de todos sus hijos  tanto propios como adoptados.  Esas las hace mi padre personalmente, no sus empleados.

Olé:  ¿Y cómo es que eliges la carrera de chef?

Elio:  Bueno, a mí lo que más me llamo la atención al llegar a Estados Unidos fue la comida.  La gran variedad de comida que existía en Miami.  Y las frutas, sobretodo las frutas.  Yo jamás había visto una manzana o una pera en Pilotos ni en Consolación, y mucho menos algo tan raro y exótico para mí como un higo o un dátil.  Ver tantas frutas, vegetales y platos hasta entonces desconocidos para mí me hizo sentir un gran aprecio e interés por la gastronomía.  Después que terminé mi high school en Miami, me fui a Boston donde estudié dos años en la Cordon Bleu East y ahí conocí a una chica nacida en la Argentina de padres ingleses llamada Martita Hunter, quien es hoy mi esposa y la madre de mis hijos.  Cuando terminamos nuestros estudios en Cordon Bleu East nos vinimos a Londres donde me matriculé en The Royal Academy of Culinary Arts.  Ahí me hice Master Chef.

Olé:  ¿Y como logras entrar en el Palacio de Buckingham?

Elio:  Eso me costó mucho tiempo y trabajo, pues la familia real exige los mejores cocineros del mundo.  Yo era el chef de un restaurant londinense que se llamaba Great Expectations, como la novela, y un día fue a comer allí el Duke de Rutherford-Leigh. Los dueños de Great Expectations eran dos ingleses que habían viajado por todo el mundo y eran grandes conocedores de la gastronomía de
varios países.  Habían visitado La Habana en muchas ocasiones y me pidieron que incorporara al menú del restaurant algunos platos típicos cubanos.  El menú de Great Expectations era muy variado y contenía platos de todas partes del planeta.  El Duque de Rutherford-Leigh pidió ropa vieja, congrí y yuca frita.  Plato que para nosotros
es el pan nuestro de cada día, pero que para él resultaba algo nuevo, exótico y delicioso. Le gustó tanto la ropa vieja al Duke de Rutherford-Leigh que pidió conocerme y siguió viniendo asiduamente al restaurant a probar otros platos cubanos.  Como la ropa vieja con congrí y yuca frita era el único plato cubano en el menú de Great Expectations el Duke llamaba con una semana de anticipación, pedía hablar conmigo personalmente y ahí coordinábamos un menú
especial para él y sus invitados.  Así pasó más de un año hasta que un día recibí una llamada del Duque diciéndome que había una plaza disponible en el palacio para un master chef y que él me había recomendado.  Me presenté en Buckingham y me pidieron que elaborara un menú típico cubano, lo cual era imposible pues no existe en Londres manera de conseguir los ingredientes.  Les expliqué que habría que pedirlos a Miami y se demoraría una semana.  Ya mi hermano Delio a través de su compañía de importación-exportación se encargaba de abastecer a Great Expectations de yuca y frijoles negros.  Le pedí a él una lista enorme de ingredientes y le elaboré a la familia real una soirée cubana. 
Quedaron encantados y fui contratado inmediatamente.

Olé:  ¿Y que platos cubanos come la realeza británica?

Elio:  Bueno, todos tienen gustos diversos.  Por ejemplo, a la reina le encantan los tostones de fongo rellenos de camarones al ajillo y la sopa de malanga.  A su esposo, Prince Philip lo que le priva son las frituritas de seso.  Charles es adicto a los platanitos tentación y al congrí con chicharrones.  Camila al arroz con pollo.  Los príncipes,
tanto Harry como William, son bien dulceros.  Para ellos elaboro boniatillo y buñuelos pinareños que llevan un toquecito especial de nuez moscada con canela fina de la India.  Por lo general una vez cada dos semanas confecciono un menú totalmente cubano. Los demás días el menú varía y puede ser algo típicamente inglés, o francés, o vietnamita.  No olvides que yo cocino de todo pues por algo soy master chef.  Además, en palacio hay otros 25 master chefs que trabajan full-time para la familia real y cada uno de ellos tiene sus propias especialidades.  El menú es increíblemente variado y sofisticado con platos de todo el planeta.  Los ingredientes llegan a través de British Airways o Virgin Atlantic de países tan diferentes como Corea o Senegal.  Los ingredientes para las comidas cubanas me los envía mi hermano directamente a palacio desde Miami todos los Martes en el primer vuelo de British Airways y son siempre frescos y de óptima calidad.  El tiene un contrato directo con Buckingham Palace, o sea que no sólo trabajo yo para la familia real, sino que mi hermano también, aunque lo hace desde Miami.

Olé:  Tal parece como que has encontrado tu propio paraíso terrenal.  ¿No tiene gajes el oficio?

Elio:  Sí, muchos.  El principal es que tengo que vivir en palacio mientras mi esposa e hijos viven en las afueras de Londres.  Buckingham tiene 188 habitaciones donde vivimos la mayor parte del staff, los de la cocina y los que se encargan de otros quehaceres en el palacio.  Yo trabajo tres semanas consecutivas y tengo una semana al mes libre para estar con mi esposa y mis hijas Blanquita y Maruja.  Para serte sincero, esa es mi única queja, que no puedo dedicarle más tiempo a mis hijas.  Pero lo cierto es que vivo en un
mundo de palacios y esplendores.  Es como una fantasía que vivo ilusionado como si fuera un cuento de hadas.  Una fabulosa fantasía de un mundo maravilloso.  He conocido a las personas más famosas de nuestro tiempo desde Elton John hasta el presidente Obama y te puedo decir que a la gran la mayoría le encanta la cocina cubana,
de lo cual estoy muy orgulloso porque sobre todas las cosas, soy cubano.  Me veo como el embajador de nuestra cultura en Inglaterra y me siento muy orgulloso de haber nacido en la tierra más bella que ojos humanos vieron.  Que un Marielito de Pilotos le haya enseñado a la realeza británica a disfrutar de un buen ajiaco y de una buena sopa de pichón tiene su cosa, ¿no?  Yo creo que los tostones de fongo rellenos con camarones al ajillo hasta le han abierto a la reina el apetito.

(Tomado de OLÉ)