jueves, 7 de julio de 2011

ROLANDO D. H. MORELLI - De bate y sin careta: ¿Quién dijo qué de qué?, o Songo le dio a Borondongo…

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NOTA PRELIMINAR:  Este artículo que me envía mi amigo Rolando D. H. Morelli –además de amigo, escritor e intelectual, en quien no cabe mayor honestidad— data de ¡2003!  Estamos en el 2011, y vuelven a reproducirse hechos semejantes.  En efecto, los oficialistas (y sus ensabanaos) han ganado, nos siguen poniendo la pata encima, pero por lo menos ahora podemos hablar, escribir y gritar.  Y vamos a gritar y a hablar sobre toda la suciedad que este Cambio galopante iniciado por la intelectualidad oficial/oficiosa cubana representa.  Y seguramente van a ganar, porque para lo que nosotros (nuestra generación y aledaños por defecto o por exceso) fue sufrimiento, para ellos fue entrenamiento.  He aquí, con los intercambios primeramente musicales y ahora poéticos, la puesta en práctica del aprendizaje de los alumnos que han aventajado a todas las organizaciones estatales comunistas de la Europa totalitaria felizmente desaparecida.  Pero claro, es pura cuestión de supervivencia, no se manchan las manos de sangre como los brutos de Pinochet o Videla, pero se manchan el alma al ponernos otra vez su lírica pezuña encima –y qué más da, eso no se ve ni se nota.

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De bate y sin careta:

¿Quién dijo qué de qué?, o Songo le dio a Borondongo…

 

He leído con interés y no sin pena, el escarceo suscitado entre los escritores cubanos Belkis Cuza Malé, quien escribe desde Texas y los escritores también cubanos René Vázquez Díaz, radicado en Suecia, y Amir Valle, residente de La Habana, Cuba —como puede verse un verdadero escándalo internacional, por no decir "escandalera" un término con implicaciones más cubanas— a propósito de una pieza inicial de Belkis publicada con el título "Crimen y cultura". En realidad he leído más. Me he remitido a las páginas virtuales de La Habana Elegante que una y otra vez se mencionan al sesgo, y he leído en especial (aunque no exclusivamente) la entrevista de su director el señor Francisco Morán a la poeta Lourdes Gil, quien fuera la compañera de Heberto Padilla durante la última etapa de su vida. Mi impresión general del número y del dossier dedicado a Padilla es altamente positiva, si bien pienso que falta la entrevista correspondiente a Belkis Cuza Malé quien como sabemos fuera la compañera del poeta homenajeado precisamente por los años en que se produjeron su arresto y ostracismo en Cuba, y con posterioridad al exilio de ambos. Este ángulo habría complementado, a mi parecer, nuestro conocimiento del hombre y de sus circunstancias de entonces. Por otra parte, el acercamiento y evaluación del "caso Padilla" sigue haciéndose aún hoy a expensas de otros protagonistas, entre los que sin lugar a dudas la señora Cuza Malé tendría su propia historia que contar. Fue sin duda estrategia exitosa de la Seguridad del Estado de Cuba, (y parece que seguirá siéndolo aún) crear el "caso Padilla" para sepultar en su propia polvareda otras muchas evidencias de represión intelectual y de otra índole. El mismo "caso Arrufat" que no llegó a ser —y muchos otros—se barrieron bajo la alfombra aprovechando el zafarrancho orquestado hasta sus mínimos detalles y conducido por la ubicua y sabia policía política. En resumen, que el número de La Habana Elegante a que se alude no me parece mal, sino en todo caso, insuficiente en su evidencia. Creo que en esta ocasión Belkis —que tan atinada suele ser en sus juicios y comentarios—, en lo que al número de la revista se refiere, cae en cierto reduccionismo tan explicable como lamentable. El número constituye a mi ver un acierto y un homenaje verdadero. No encuentro un solo reparo que hacerle, y si las preguntas de Morán a la señora Gil en ocasiones pudieran parecernos intencionadas, (hablo de aquéllas que sugieren la especulación de un reblandecimiento en las posturas contestatarias de Padilla respecto al castrismo) las respuestas de Lourdes Gil no dejan lugar a dudas de que si bien el poeta estuvo abierto a dialogar con escritores residentes en Cuba en momentos en que parecía insinuarse una cierta apertura oficial u oficiosa, y a título individual, igualmente se negó hasta el último momento a prestarse a servir de "carne de cañón" a la propaganda autocongratulatoria y triunfalista del régimen de Castro. No sé si Morán es —como proclama Belkis en su artículo— uno más de esos alabarderos privilegiados del régimen de La Habana, que se hacen pasar por disidentes en el exilio, o que creen serlo a la vez que prestan su talento, su falta de talento o sus destrezas de cualquier índole a un juego seudoconciliatorio, que es en verdad la trampa en que podría caer cualquiera, y en la que acaso cayera en su momento el propio Padilla. Coincido, eso sí, con Belkis Cuza en desconfiar de nada menos que una "azotea" como la de la Reina María, en posesión de una apertura y un encanto que yo no puedo encontrar en versos como estos:

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"HOY HABLA FIDEL"

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aunque no supiéramos

qué iba a decirnos

aunque sólo fuera verlo

sentirlo detrás de la pantalla

la casa se acomodaba en silencio

y las palomas quedaban quietas.

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hoy habla Fidel y yo he crecido.

Por sus pequeñas arrugas ha pasado este tiempo.

Vuelvo por su voz

Que va llenando el barrio

De una calma que todos conocemos:

Lo esperan nuestros pechos

Rápido fugaz

Siempre cerca de lejos en las concentraciones

—alguno tropezó con sus ojos en la fábrica

y ya no lo olvidó—

abuela lo guarda en su cartera

junto con sus lirios y los amores que se fueron.

comprendo por qué

allá en la Sierra

ponían su retrato como un santo.

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sólo hay una forma de quererlo:

hemos crecido dentro de él como un gran árbol

por eso lo cuidamos

con tanta vanidad y tanta fuerza.

hoy habla Fidel

mis hijos quieren boinas y barbas

no saben del hambre y de la guerra

no pueden con la palabra Nicaragua

pero se sientan frente al televisor

y cuando pasan por los parques

y las calles las escuelas

lo reconocen.

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Porque este libro de 1980 Cuando una mujer no duerme (¿Qué hacía esta mujer insomne, la guardia del Comité de Defensa de la Revolución?) exalta nada menos que a un Fidel Castro en el peor momento de su dudosa gloria y de su incuestionable poder. ¿De qué discurso se trataba? ¿Acaso de aquél en que proclamó aquello de: "quienes no tengan genes revolucionarios… ¡No los queremos! ¡No los necesitamos! ¡Qué se vayan!", con lo cual dio curso libre a los actos de repudio contra todo el que manifestara la intención de aprovechar el "incidente" de la Embajada del Perú para salir por el puerto del Mariel, que en realidad abrió el régimen para librarse de la presión interna? Yo sufrí en carne propia ese discurso, y en consecuencia el poema laudatorio de Reina María. No es posible simplemente deshacerse de un poema o de un libro como el de esta mujer sin por lo menos dar explicaciones o mostrar arrepentimiento. Porque hay otros poemas además. Y esos poemas laudatorios fueron escritos o publicados en el año ochenta, y ya entonces, el "caso Padilla" había ocurrido y con él la sacudida y caída del mundo intelectual cubano, cuya crisis desembocó en el Mariel. No sé lo que tendrá que ver en todo esto el señor Morán, ni siquiera si la señora Reina María Rodríguez persiste en escribir poemas laudatorios al tirano, pero coincido en la suspicacia que experimenta Belkis al constatar que La Habana Elegante le dedica nada menos que una azotea a la escritora con residencia isleña.

Dicho lo anterior resulta inevitable referirme a continuación a las respuestas suscitadas por el artículo "Crimen y Cultura" de Cuza Malé y al tono y afirmaciones de ellas. En el artículo "culpable" se dice que el narrador René Vázquez Díaz "desde Suecia se ha convertido en vocero del régimen cubano y recibe como pago la filmación en Cuba de una de sus novelas". A esta acusación responde el aludido con un artículo titulado "poetisa mambisera", en que asume desde el comienzo el tono "barriotero" o barriobajero que atribuye a la señora Cuza Malé. En realidad, Vázquez Díaz no responde las imputaciones (justas o injustas, infundadas o no) de la articulista, que por otra parte no asumen el carácter específico que Vázquez Díaz le insufla en su respuesta. El escritor cubano sueco habla de "un grupo de exiliados que componen un cuerpo de bomberos ideológicos". ¿Por qué no aceptar la de Belkis como una opinión individual, tanto como pudiera serlo la del señor Vázquez Díaz? Porque esto se parece mucho a aquel otro infundio del régimen castrista que habla de "la mafia de Miami" y difunden sus voceros para desacreditar opiniones y posiciones —¿intransigentes? ¿intransigentes con el castrismo?— y calificadas de anticubanas por la cúpula de poder absoluto que desde La Habana rige el país, y a la que ninguno de estos señores califica como "mafiosa". A continuación, la respuesta de Vázquez Díaz se extiende en consideraciones semejantes, para concluir en el primer párrafo que "la envidia —esa espuela de los intelectuales politiqueros que viven de atacar a los demás— los mantiene con la guardia en alto y dispuestos a acudir , con largas mangueras de saliva y las sirenas puestas, a salirle al paso a los que no se sometan a los dictámenes del anticastrismo confesional y mediocre que profesan". No sé si la señora Cuza Malé es envidiosa, ni si le tiene inquina personal al señor Vázquez Díaz, pero de lo que no tengo dudas es de que la polémica a partir de aquí decae en interés y se vuelve todo menos atinada. La dejaría pasar si no se tratara de que Vázquez no responde a Belkis, sino que ataca a un grupo de intelectuales entre los que podría contarme yo mismo. Resulta fácil desde Suecia hablar de "los que aprendieron en Cuba la lección de atajar todo atisbo de pensamiento independiente, y hoy ejercen de altos vigilantes de la pureza ideológica para que nada cambie, ni en Cuba ni en el exterior…". Permítame el señor Vázquez observarle que se trata de una disputa en libertad. Tanto usted como cualquiera se halla en condiciones de hablar y de decir lo que le plazca. Por favor, no confundamos los términos de la ecuación. Por eso, precisamente, parece usted ser un "agente" porque sigue utilizando el mismo lenguaje del régimen y se vale de las mismas falsas premisas. Si las discrepancias que se dirimen (aunque asuman la forma de acusaciones en algunos casos) se produjeran en La Habana, las consecuencias no serían un mero enfrentamiento de opiniones dirimido por esta vía, sino otro "caso Padilla". Y no se trata de que un par de activista democráticos de origen checo resulten arrestados en Cuba por haberse reunido con disidentes y que el régimen (el mismo de hace cuarenta y dos años) los condene y proclame protagonistas de una conspiración que constituiría una amenaza a la seguridad nacional, no señor. Se trata más bien del acoso sistemático y brutal a los bibliotecarios independientes, y a cuántos se planteen con seriedad y consecuencia la disensión política pacífica dentro de Cuba. Que un intelectual como usted se confunda tan profundamente al respecto, y que quiera al parecer poner en igualdad de términos dos dinámicas tan diferentes, no puede menos que despertar sospechas. Por eso, cuando escribe refiriéndose a la señora Cuza Malé, pero apunta a los intelectuales que lo miran a usted con suspicacia: "sus actividades de difamación y amenazas se basan en una premisa esencial: la impunidad", una vez más Sr. Vázquez se falsea la realidad de la cuestión. Impunidad, debe llamarse al poder que detentan en Cuba (y aún fuera de ella) quienes representan al régimen. Pregúntesele si no a la poeta María Elena Cruz Varela, por sólo citar un caso ampliamente conocido. La señora Cuza Malé le imputa determinadas cosas, usted se defiende acusándola a su vez a ella, y de paso a los intelectuales con asiento en el exilio ¿miamense? —ese tópico no por trillado deja de ser usado—, así pues ¿dónde está la impunidad? Vea, no lo acuso de nada, le explico una dinámica que usted parece empeñarse en no entender, o en desvirtuar, y que si no lo convierten en agente del castrismo, ponen su pluma al servicio de sus tácticas.

La otra respuesta a "Crimen y cultura" llega desde La Habana, y procede del señor Amir Valle, escritor cubano a quien no he tenido oportunidad de leer. En general el tono dominante de su respuesta es respetuoso y si alguna emoción descubre es la de quien se declara dolido por un ataque que no cree merecer. En realidad el artículo de la señora Cuza Malé no lo menciona por su nombre, sino que se refiere a una revista originada en la capital cubana. Hasta aquí todo me parece bien. Es a partir del momento en que el señor Valle comienza a aportar sus argumentos a la polémica sostenida con la articulista que la respuesta se hace una madeja de platitudes y confusas justificaciones y razonamientos. "Siempre desde mis primeros escritos, —afirma el escritor— he defendido la honestidad y la sinceridad y eso me ha granjeado la amistad de gente muy distinta y de posiciones políticas muy diversas: lo esencial, creo, es mantener la comunicación que como humanos estamos obligados a tener para salvaguardar la coexistencia entre la raza humana en cualquier rincón del planeta". No dudo que esta actitud le hubiera granjeado, especialmente en Cuba, la "enemistad" de mucha gente, pero afirmar que por el contrario le ha "granjeado la amistad de gente muy distinta" resulta cuando menos sorprendente. Que pueda alegrarse "como ser humano y como intelectual de ser hijo de un comunista puro" debería llevar al señor Valle a preguntarse por qué otro comunista aún más puro que su padre, el emblemático Ernesto "Che" Guevara declaraba desde su trinchera de pureza revolucionaria que los intelectuales para serlo efectivamente, y ser aceptados por la "nueva sociedad" habían de purgar el pecado original de los intelectuales, es decir, ser burgueses. Por esta convicción llamó a no otro que a Gastón Baquero "la voz de la reacción". Baquero, no se nos olvide, murió hace algún tiempo en su exilio español y nunca más volvió a ver a su amada Cuba. Ahora que está muerto —como antes se hiciera con Sarduy y ya se ha empezado a hacer con Lino Novás Calvo, Enrique Labrador Ruíz, y se hace a medias con Lydia Cabrera— se convocan congresos y mesas de todos los ángulos para laudar su obra con menoscabo de la verdad y de la ética. No sé qué tendrá que ver el vino con la mejorana, pero el señor Valle me confunde con una extensa lista de personas con las que le es compatible convivir que va desde alguien que odia a los árabes a alguien que es árabe y odia a los judíos, —¿o es a Fidel Castro?— pasando por las hijas, respectivamente de Eloy Gutiérrez Menoyo y de "Omar Vaillant, el dueño [que fuera] de la CMQ". "En todos los casos —asevera el señor Valle— comunistas, anticomunistas, socialistas, antisocialistas, rabiosos anticastristas y rabiosos fidelistas, lo importante, lo que ha salvado esa relación humana de amistad, es el diálogo, el escuchar al otro, el saber que uno nunca tiene toda la razón, el respeto al credo en cualquiera de las formas posibles". Por favor, señor Valle, ¿de verdad cree usted que sea posible dialogar a la vez con todas esas voces empecinadas en su "credo"? Para empezar, sería bueno hacer las debidas distinciones en uno y otro caso, y naturalmente, tener opinión propia y bien fundada. O usted no la tiene, o está muy confundido.

Creo, en efecto, que los cubanos pertenecemos a un mismo pueblo. Más que creerlo, lo tengo por una evidencia. Los de Miami, (que son además los de muchas otras partes, aunque el lugar común quiera fundar el exilio en Miami, acaso por el número de residentes) no cayó aquí de Marte ni de Júpiter. Consecuentemente, es también cubano. Lo es incluso en sus extremos. Lo que nos diferencia de la isla es que aquí están a la vista —incluso descarnadamente— nuestras virtudes y defectos. El énfasis se coloca en uno u otro según sea la intención. En nuestro país de origen, sin embargo, hay un demiurgo único y ubicuo que dirige un "show" muy bien atendido y montado por sus corifeos y tramoyistas de toda índole. Usted, por ejemplo, se presta al "show" cuando afirma que "acá, [en Cuba] aunque muchos no lo crean, ya se permiten (sic) decir muchas cosas, escribir muchas otras y hasta gritar algunas". A usted lo traiciona la afirmación de que "ya se permite" decir tal o cual cosa. No es cuestión de grados más o menos, señor Valle. La libertad verdadera no está regulada con arreglo a un tornillo inquisitorial. Por demás, no sólo se engaña usted, sino sobre todo está usted tratando de engañar cuando tal afirma. ¿Es acaso su revista cibernética —tan pobrecita en todo que usted parece reclamar que le tengan pena por hacerla en tales circunstancias— la prueba que esgrime de tal permisividad? Relea su propio artículo y verá cómo se contradice usted sin proponérselo. Dice usted, como prueba de su independencia de criterios que en el caso de Elián Gonzáles [Brotóns] no asistió a las concentraciones del gobierno pese a haber sido "citado" y a que usted "quería [el regreso del niño] junto a su padre". Señor Valle, el mes de diciembre pasado dos cadetes de la escuela militar "Camilo Cienfuegos" perecieron en el intento de escapar del país escondidos en el tren de aterrizaje de un avión de British Air Way. El régimen ocultó al país la noticia, y cuando se vio obligado a darla a conocer, atribuyó la muerte de los "heroicos jóvenes", (que en otras circunstancias hubieran sido traidores a la patria) a la "criminal ley de ajuste cubano" norteamericana. ¿De qué manera relacionar la ley norteamericana con el intento de escapar hacia la Gran Bretaña? ¿No estudiaban geografía esos cadetes? ¿O es histórica la confusión? ¿Acaso la campaña de desinformación llega al extremo de hacer suponer a unos estudiantes de secundaria que la nación británica no goza de independencia frente a los norteamericanos? Yo le pregunto, señor Valle, ¿no es este mismo régimen el que organizó la campaña internacional de desinformación y manipulación en el caso de Elián González Brotóns? No dudo de su ingenuidad verdadera, pero por favor, no nos pida que seamos bobos, o lo que es peor aún "tontos útiles" a la dictadura de Castro. Creo que esos jóvenes que arriesgaron y perdieron su vida en el intento de escapar del país, con no haber sido intelectuales probablemente, tuvieron más lucidez para distinguir los términos de la ecuación cubana que quienes profesan ser intelectuales y sólo dan muestras de una confusión contumaz.

© Rolando D. H. Morelli

17 de febrero de 2003

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5 comentarios:

Zoé Valdés dijo...

Brillante. Vi cómo se movía René Vázquez Díaz en Cuba. Para mí que él es uno de los sembraditos en el exterior desde el inicio.
En cuanto a Belkis, admiro mucho a esta mujer, aunque a veces peque de ingenua, pero la gente tiene que darse el palo propio para que aprenda, de nada sirve alertarla. Ella sola sabrá.
Ella ahora mismo está defendiendo a Yoani Sánchez sin darse cuenta que es el mismo fenómeno que Reina María y su azotea en el piso 14, repleto de policías, y con el grupo de blogueros aglutinados alrededor de ella. Lo mismo. Pero es que a Belkis le han puesto las vendas en los ojos, y ni ella misma se ha dado cuenta.

David Lago González dijo...

ACUSO recibo de otro anónimo dirigido a Zoé Valdés. Yo no soy Judy Holliday en el personaje de "Susananswerphone" de la comedia "Bells are ringing", así que diríjase al blog de ZV y dígale que lo usted quiera.

También podemos establecer un sistema de entrega de mensajes e insultos previo pago. Uste me gira o me envía por Western Union el equivalente a 50 euros y yo me encargo de hacer llegar al destinatario su bajeza y cobardía.

Ibis García Alonso dijo...

Gracias por compartir, David. El artículo, efectivamente, parece haber sido escrito hoy (¡qué vigencia, madre mía!). Qué digo, en lo único que ha cambiado el modus operandi de los miembros de la tribuna “curtural” de allá (de aquella cosa) ha sido en la velocidad con que disparan sus soberanas falacias, gracias a las muy condecoradas http://www, por supuesto.

ombre dijo...

Aunque Morelli es claramente excepcional, resulta muy grato entre tanto Vázquez y tanto Valle. La insondable bajeza de cierta "intelectualidad" cubana, sobre todo en el extranjero y con pretensiones de libre pensamiento, resulta harto desagradable (entre otras cosas). Los "intelectuales" insulares son sencillamente lo que se les exige para poder "llegar a algo." Toda una casa de naipes, estrujados y manchados, que requiere un enorme esfuerzo para lograr una presencia hueca, y por supuesto efímera.

Anónimo dijo...

Agradezco a David que reprodujera este "viejo" artículo mío en su bitácora, y asimismo la apreciación de quienes han dejado sus comentarios. Y a Zoé por el suyo tan halagüeño y por poner un enlace en el blog que con tanto talento y dedicación hace desde París.
Rolando Morelli