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jueves, 15 de abril de 2010

PATXO UNZUETA - Semprún y las fosas de Katyn (y Garzón)

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PATXO UNZUETA

Semprún y las fosas de Katyn (y Garzón)

http://www.elpais.com/articulo/espana/Semprun/fosas/Katyn/Garzon/elpepiesp/20100415elpepinac_17/Tes

PATXO UNZUETA 15/04/2010

 

Jorge Semprún nació en Madrid en 1923, se exilió en Francia en 1939, formó parte de la Resistencia, estuvo preso en un campo de concentración nazi, luchó contra Franco en la clandestinidad, fue disidente antiestalinista y ministro de un Gobierno socialista en España. Además, Semprún es un gran escritor. En pocas personas la vida y ese oficio avanzan tan unidos: es a la vez autor y protagonista de gran parte de su obra. No es casual que así sea, pues su biografía es en sí misma novelesca.

Tres meses después de su liberación, el campo nazi de Buchenwald fue reabierto por los soviéticos

Una memoria compartida implica reconocimiento por la democracia de las víctimas de ambos bandos

Pero hay algo en esa biografía que no resulta exactamente novelesco, aunque sí admirable: Semprún ha estado en cada momento en el lugar en el que había que estar. No es difícil hallar personajes que, al contrario, se caracterizan por llegar siempre tarde, cuando el peligro ha pasado; personas que se sintieron sinceramente antifranquistas, pero sólo después de la muerte de Franco, o cinco minutos antes; combatientes de la Resistencia cuando la División Leclerc desfilaba ya por los Campos Elíseos; críticos con las dictaduras del Este europeo después de la caída del Muro.

No es necesario recordar que Semprún no aguardó a que la historia decidiera de qué lado estaba la razón, o al menos las mejores razones, para comprometerse con una causa que resultó la más humana, o la menos inhumana, de cada momento.

El lunes pasado estuvo en Buchenwald, el campo nazi en el que fue recluido a sus 19 años. En su discurso, cuyo contenido había adelantado en EL PAÍS una semana antes, consideró que Buchenwald es un lugar idóneo para hablar de Europa (de la tragedia de la Europa del siglo XX), pues tan sólo tres meses después de ser liberado por los aliados fue reabierto por los soviéticos que ocupaban esa zona de Alemania. Y añadió, teniendo a la vista la chimenea del crematorio nazi y el bosque plantado por las autoridades de la RDA para ocultar las fosas comunes en las que enterraron a miles de presos del campo, que sólo tras la caída del Muro pudo Buchenwald "asumir sus dos memorias, su doble pasado" nazi y estalinista.

Cuando escribió el artículo ignoraba que dos días antes de leerlo en Buchenwald se produciría el accidente aéreo en el que perecieron el presidente y gran parte de la cúpula del Estado polaco, que se dirigían precisamente a rendir homenaje a las víctimas de la matanza de Katyn, un bosque próximo a la ciudad rusa de Smolensk en el que fueron asesinados en 1940 por los soviéticos miles de soldados y gran parte de la élite dirigente polaca. Ese nombre ha quedado unido para siempre a la infamia, además, porque durante decenios los soviéticos aseguraron que la matanza la habían perpetrado los nazis.

Las dos memorias. El mismo día en que Semprún leía su discurso en Buchenwald, se publicaba en La Vanguardia un memorable artículo en el que Antoni Puigvert reseñaba un libro de Miquel Mir y Mariano Santamaría sobre la violencia anticlerical en la Cataluña republicana de 1936, cuyas atrocidades no difieren mucho, dice Puigvert, de las que sufrieron los republicanos asesinados con extrema impiedad por patrullas falangistas en la zona ocupada por Franco. El argumento de que no es comparable una violencia con la otra, aduciendo que la de los franquistas fue sistemática mientras la otra era obra de incontrolados y fruto de la justa ira popular, o porque no es equiparable el número de víctimas de un lado y otro, pesa poco para cada memoria humana particular, a la que la estadística difícilmente aporta consuelo.

Las víctimas del lado franquista ya tuvieron su reconocimiento en los 40 años posteriores, se alega también. Pero de lo que se trata es de la asunción de las dos memorias; el reconocimiento por la España democrática de todas las víctimas injustamente asesinadas en ambos bandos es condición para fundar una memoria compartida. Pareció así establecido hasta hace poco, pero la herida ha vuelto a sangrar y el tema está ahora más candente que nunca por el inminente juicio al juez Garzón.

Paul Watzlawik teorizó hace años sobre lo que llamó ultrasoluciones: la fórmula infalible para convertir un problema en irresoluble es buscarle una solución tan extrema que provoque el caos. Garzón buscó una solución exagerada para atender al amparo solicitado por familiares de víctimas del franquismo que querían inhumar a sus deudos, y, queriendo justificar su competencia como juez penal en el caso, tomó iniciativas cada vez más radicales, incluyendo una reinterpretación de la Ley de Amnistía de 1977 como equivalente a las de punto final del Cono Sur. Con efectos fuera del marco judicial, tan delirantes como el surgimiento de voces que reclaman la derogación de la Amnistía de 1977 con el argumento de que fue un autoindulto franquista. O el deslizamiento desde la deslegitimación de la Transición, por haber permitido gobernar a los herederos del franquismo, a la del Estado democrático.

Al aceptar a trámite las querellas por prevaricación, el magistrado Varela también optó por la vía de la ultrasolución. La prevaricación no sólo es un delito gravísimo; también lo son, al margen de cuál sea la sentencia, las consecuencias del enjuiciamiento mismo, que implica la suspensión cautelar del magistrado (y el cuestionamiento de su autoridad moral). Los argumentos para dar vía libre al procedimiento contra Garzón (lo afirmado en la querella "no es algo que pueda considerarse ab inicio ajeno al tipo penal de la prevaricación, al menos como hipótesis", etc.) podrían ser empleados por querellantes audaces contra Varela, como ya han anunciado dos asociaciones de memoria. Seguramente hay muchas personas contrarias a las iniciativas de Garzón, pero más contrarias a que por ellas se le inhabilite. Lo cual tal vez explique en parte esta ola aparentemente imparable que nos anega.

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NOTA DEL BLOGGER:  Magnífico artículo de Patxo Unzueta que, partiendo de la figura de Jorge Semprún, su discurso por Buchenwald, y lo sucedido antes y ahora en Katyn, engarza justamente tanto pasado y tanto presente con vocación de futuro.

El siglo XX se caracteriza por no haber dejado nada absolutamente resuelto, lo cual constituye la peor herencia con la que ha podido empezar el actual XXI porque, lejos de dilucidarse las diferencias perfectamente equiparables, éstas parecen ser avivadas continuamente por gente que verdaderamente no adivino —o no quiero imaginar— adónde quieren conducir el futuro —si ellos mismos son capaces de detenerse a pensar en sus propios actos... Hay en todo una radicalización extrema soterrada y sometida a un eufemismo semántico e hipócrita que no sé cuál de las dos cosas infunde más temor.

Creo que siempre es mejor utilizar el plomo en los pies (andarse con pies de plomo) antes de destinarlo a metralla y a hondas modernas y sofisticadas. Lamentablemente me parece que la mayor parte de la gente no piensa así y, repito, si es que en verdad piensan.

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Las partes subrayadas y puestas en negrita por mí en el texto de Patxo Unzueta, son puntos de contacto que distingo en relación a la situación cubana, dirigidas sobre todo a aquellos que consideran nuestro país de origen como gran ombligo universal (que no viene a ser más que otra de las “taras pequeño-comunistas” que La Revolución nos ha legado).

David Lago

viernes, 9 de abril de 2010

59’’ para Cuba, o el debate-debacle

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Coles Phillips - “Forward and Back,” Life magazine cover, March 16, 1911_negative

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Se produce la paradoja de que a quienes menos puede interesar la democracia, con sus márgenes amplios para la libertad de expresión o para la interpretación de la justicia, son precisamente los que con mayor usufructo malsano la utilizan. En estos días España está en plena efervescencia por lo sucedido a nuestro mega-juez Baltazar Garzón. Tengo entendido que para rechazar una denuncia contra Santiago Carrillo, vieja figura todavía viva del comunismo español, por los asesinatos o ejecuciones de Paracuellos, se amparó tras la Ley de Amnistía de la transición, pero obvió premeditadamente esta ley para comenzar a juzgar o valorar e investigar los crímenes del franquismo. Tengo entendido también que la denuncia o querella es técnicamente impecable, de ahí que haya sido admitida a trámite. Pero moralmente es vergonzante porque el primer demandante es una organización o asociación llamada sindicato que lleva por nombre Manos Limpias y que es una reconversión de la ultraderecha post-franquista liderada en su momento por Blas Piñar. Ironías, ¿verdad? La democracia es para todos y ésta alcanza a los que no la tuvieron en cuenta, pero ahora sí la utilizan para aprovechar sus leyes y retruécanos y llevar al banquillo de acusados a quien se excedió en la observancia de sus valores porque, claro, hay que recordar que este es un estado de derecho y no una revolución.

Pero la misma paradoja se da en casos contrarios como el de Willy Toledo, sus desatinadas declaraciones primeras y un actual intento mediático de reponer y revalorar su figura y sus opiniones —que fácilmente convierte en pedruscos— sobre hechos acaecidos en Cuba y que son una flagrante demostración de la violación de todos los derechos del individuo (del “individuo”, no del gobierno comunista cubano). Y a quienes consideren que exagero les remito a la comparación hecha por Miguel Bosé entre la represión de medio siglo en Cuba y la reprobable censura acontecida en una exposición de fotos en Valencia. Si ese alegato comparativo ha existido y ha sido admitido hasta por personas supuestamente inteligentes y sensibles, el que formulo aquí también tiene el mismo derecho a existir. Pues, al parecer, sólo se trata de eso: derechos para opinar, aunque se carezca de conocimiento de causa.

El debate del miércoles noche en TVE1, “59 segundos” o casi un minuto, fue una verdadera vergüenza y un estruendoso bochorno, en el sentido en que utilizamos los cubanos el término “bochorno”. Realmente dudo de que no haya habido un interés premeditado para, una vez más, ofendernos. En primer lugar, el exceso de comparecientes hacía más difícil el uso del tiempo y, sobre todo, cuando algunos de ellos eran totalmente prescindibles, además de lamentables. Al final del juego (porque se trata de eso, de un juego: “hoy vamos a jugar a defender el comunismo en Cuba”, pero claro, no defienden el hasta hace veinte años existente en Europa del Este cuando son copias cada vez menos legibles de un mismo original, y atacan el salvaje y taimadamente inteligentísimo capitalismo imperialista chino pero no atacan al Mao que sigue subyaciendo allí), de la misma forma que sucede en los comentarios de los blogs para desviar la atención, Cuba pasó al lugar que le corresponde y en el que la han situado, el último, y volvió a esgrimirse la guerra de Irak y la falta de libertad que impera en España. Jorge Moragas, del PP, se convirtió en blanco y representante ejecutor de todo lo diabólico, depositario by default de todas las dianas. Aunque tal vez sueñe lo contrario, Pedro Zerolo, del PSOE, no salió mucho mejor parado, pues tuvo que asistir sin rechistar (disciplina de partido) a las acusaciones del periodista de Granma (o sea, enviado especial directo de la representación estatal cubana —¿para qué tenía que ir nadie de la embajada?) que repetidamente acusaba al Gobierno de España de ser un mero número más de la conspiración internacional contra Cuba (Cuba-gobierno, que es otra cosa que Cuba-pueblo, ¡vale ya!), así que todos los esfuerzos de Moratinos y de la sombra silente de Zapatero quedaron en absoluto ridículo porque al gobierno cubano (y a sus “espontáneos” cuya espontaneidad pongo bastante en duda) no le interesa el amaneramiento socialista español que intenta guardar las formas. Ellos son los duros de la barricada; los de la lucha armada, real o potencial pero siempre enarbolada y mitificada; los “kaóticos de la red” que subliminal y torticeramente no dejan de defender el terrorismo; los que se defienden absurdamente con otra valoración paralela de la democracia, pero, mientras, utilizan los recursos de ésta, de igual forma que hace Manos Limpias.

Le impotencia de Osvaldo Fondevila como disidente era tan estruendosa que me llegaba a través de la pantalla y de toda la televisión digital terrestre. Cuando en un momento intenta explicar que el embargo es verdaderamente un apartheid interno, aduciendo que el primer suministrador de alimentos a Cuba es precisamente EEUU (no la Casa Blanca directamente pero sí subrepticiamente), Willy Toledo se erige como experto en el volteo de la tortilla y prácticamente le acusa de ser un asesino porque él —el Gran Willy— interpretó que lo que en realidad quiere Orlando Fondevila es que los niños cubanos se mueran de hambre.

Y me quedo mudo.

Resumiendo, el debate no iba sobre la situación cubana. 59’’ se convirtió —o ya lo era desde su intención y convocatoria— en la compensación televisiva a Willy Toledo, nueva mega-estrella de la ultraizquierda, por sus reiteradas quejas y manifestaciones de linchamiento mediático.

¡Al carajo Cuba! ¡Al carajo España! ¡Viva la Revolución!

© 2010 David Lago González

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Posts vinculados:

http://heribertopenthouse.blogspot.com/2010/04/apoyo-y-abandono.html

http://heribertopenthouse.blogspot.com/2010/04/59-resultados.html

http://heribertopenthouse.blogspot.com/2010/04/59-segundos.html

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jueves, 8 de abril de 2010

Apoyo, y abandono

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En la página 19 del diario El País, de hoy jueves 8 de abril de 2010, viene una nota en la que dice: “El embajador de EE.UU. en España, Alan D. Solomont, aseguró ayer que <sería una vergüenza> que los países democráticos, como España, no prestaran atención a los disidentes cubanos ni defendieran el respeto el respeto a los derechos humanos ante las autoridades de la isla.”

Yo, que, gracias a mí mismo, al ostracismo, a la represión y a otras hierbas provenzales y globales, no me debo, en definitiva, a ningún país (sobre todo en el sentido de gobierno), voy un poco más allá. Creo que un poco de apoyo y aunque fuera una simbólica sensación de respaldo y compañía, de comprensión o su intento, debería extenderse a los cubanos que, por una u otra razón, decidimos vivir en España y considerar este país como casa a la que una y otra vez volver. La sensación contraria no es ninguna paranoia ni nada que se intente ocultar: el abandono, la demonización, el aislamiento y la iniquidad, con la que se nos trata es totalmente manifiesta. Es lo que yo considero “xenofobia ideológica”.

Cuba oficial (estatal, gubernamental, dictatorial, totalitaria, comunista y fascista y promotora de numerosísimos movimientos de liberación —y/o terroristas, depende de no sé qué bisagra histórica para el cambio del concepto), cuenta, además del respaldo incondicional e irracional de Moratinos, con una vasta red de apoyo y cobertura para luchar contra lo que ellos llaman “maniobras mediáticas de desprestigio” o “complot anticubano” Prueba de ello es Cubainformación.tv (ampliamente subvencionada o co-subvencionada por la izquierda abertzale, la misma que se disfraza continuamente de similares batasunos para intentar llevar a ETA a los municipios vascos), la Coordinadora Estatal de Solidaridad con Cuba de Madrid y otras tantas coordinadoras repartidas por toda la geografía española, además de las conocidas webs Kaos en la Red y Rebelión.

Somos los cubanos desterrados los que estamos viviendo una sistemática y cada vez más galopante y peligrosa campaña de arrinconamiento mediático. Los disidentes activos no son los únicos cubanos en contra de la Revolución. La mayor parte de nosotros lo hemos hecho por razones políticas elementales, independientemente de que en los últimos tiempos el reciclaje, sobre todo intelectual y artístico, constituya un verdadero escándalo que nos avergüenza a muchos. Pero por encima de toda esa disidencia que hace huelgas de hambre o supuestamente recibe dinero a mansalva de fuentes “extranjeras” (¿estará Correa y la trama Gürtell metidos en eso también?), estamos los que hemos sufrido los desmanes del comunismo como ciudadanos simples, los que allí hemos sentido un miedo atroz, y los que aquí, en España, comenzamos otra vez a sentirlo.

© 2010 David Lago González

jueves, 25 de marzo de 2010

XENOFOBIA IDEOLÓGICA, FUTURO INCIERTO

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¿Se avecina un tsunami de xenofobia ideológica en España contra las personas que nacimos en Cuba y decidimos emigrar a nuestra antigua metrópoli por discrepancias políticas con la teocracia totalitaria que allí impera? Verdaderamente el acorralamiento a que de continuo se nos somete —y todavía lo que falta— va tomando tintes siniestros. Si ya somos considerados como “los judíos del Caribe”, ¿se nos va a aplicar también una simbólica “solución final”? ¿Una expulsión masiva o la opción de convertirnos en marranos como en 1492? Pero es que ni siquiera siendo marranos, nos consideran españoles —y luego hablan de integración...

Las manifestaciones de ayer, o anteayer, en el Congreso de los Diputados, del Ministro de Asuntos Exteriores, Sr. Miguel Ángel Moratinos, son un desliz de lo que piensan sobre nosotros. Dijo algo así como que acogemos a sus expresos y se dan el lujo de criticar nuestro gobierno. Sr. Moratinos, es que hay efectos de la libertad que son inmediatos y terriblemente contagiosos, hay incluso muchos que son nocivos. Sí, los presos políticos liberados por la sin igual gestión diplomática del gobierno socialista actual, desde que llegan a este país se convierten en hombres libres, porque me parece, creo, quiero creer con todas mis fuerzas, de que seguimos estando en un país que goza de un margen de libertad muchísimo mayor, infinitamente mayor que el que existe en Cuba. ¿O es que esto está cambiando? Me asusta usted. En verdad le juro que me asusta.

Hasta cierto punto acepto vuestro trauma noventaiochentista, pero qué se le va a hacer: unas veces se gana y otras se pierde. A los horribles Estados Unidos de Norteamérica —a los que, en primer lugar, España, y después el resto de Europa, no les perdonan que hayan pasado de ser una simple colonia británica a suplantarlos en el imperialismo mundial— creo que ya les importa bastante poco La Perla de La Corona; tienen otras muchas patatas calientes y Cuba no es más que un incordio del que se alegrarían mucho que dejara de molestarles (como cuando se está en el aseo y dices: “don’t disturb me”). Así que se la repartan entre Meliá, Tabacalera de España, la mafia de Telefónica, la SGAE (que Bosé saque a pasear por las fermosas ruas de la Habana Vieja a sus perros finísimos a ver cómo lo reciben los finísimos negros de solar que viven por allí, y luego salga a navegar en el yate de Teddy Bautista), Cayo Suetonio Lara, la ETA y todos sus admiradores, y naturalmente el Sr. Zapatero y su inseparable Moratinos. A veces me da la impresión de que están más interesados en Cuba que en España. Pero ¿qué es esto?  ¿Cuál es la fascinación? ¿Por qué tal sublime obsesión? Miren, yo les propongo que les lancen una idea al soviet-bureau del Aparato cubano: cambiar once millones de españoles fascinados (y fascinantes) por once millones de esa gentuza de las colonias.  ¿No os parece una buena idea?

¿Nos va a pasar como a los chinos en Cuba, que salieron huyendo de Mao y los pilló Fidel? Le aseguro, Sr. Moratinos, que yo no tengo la más mínima intención de emigrar de nuevo, así que no sé lo que harán conmigo, porque, además, aunque le pese a usted, quiero a España y ya no siento otro sitio como Madrid al que pueda llamar “casa”. Usted no es capaz de imaginar lo que significa conjugar el verbo “emigrar”, que algunos llaman “cobardía” cuando lo aplican a nosotros pero nunca lo he visto aplicado así a los saharauis, a los iraquíes, los iraníes, los afganos, a los guatemaltecos, a los chilenos en tiempos de Pinochet. ¿Por qué esa deferencia, esa extraña deferencia?

¿Dónde nos conduce esta xenofobia ideológica?

© 2010 David Lago González