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viernes, 15 de julio de 2011

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS en cuanto al arte o la bajeza de comentar (O “la pobreza infinita de las cuquitas koljosianas”)

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DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

EN CUANTO AL ARTE O LA BAJEZA DE COMENTAR

(O “la pobreza infinita de las cuquitas koljosianas”)

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El Penthouse de Heriberto” lo concebí pensando en amigos valiosos que carecían de otra forma de que la gente supiera que otros estaban escribiendo cosas verdaderamente hermosas pero que las mismas estaban predestinadas a dormitar en el fondo de la gaveta de arriba o en la oscuridad tecnológica de los circuitos informáticos (más o menos, lo que ha pasado siempre a personas como nosotros, tan poco dadas a hacer lo oportunistamente correcto). Con el paso del tiempo, y debido a distintas razones, esto fue variando; y hoy es un lugar donde yo mismo escribo y expongo textos de opinión, reflexiones, memorias, asuntos personales, música, vídeos de música, y textos y poesía de otras personas, amigos, muy amigos y desconocidos, basta que me guste o que me interese aquello que dice. Es un reflejo de mi propio piso, en el que no logro poner nada en orden y a cada rato el desorden me ataca de forma violenta y entonces tengo que darme un respiro para desbrozar la maleza. Otras, simplemente, el follaje me traga como si fuera un dragón de hojarasca.

Pero a pesar de todo ese desorden que inevitablemente ya va conmigo dondequiera que me mueva, nunca ha dejado de existir un mínimo de preocupación por mantener un nivel de buen gusto y de concordancia con lo que yo pienso (desde siempre) y con la forma en que soy, tanto artística como políticamente. En este segundo aspecto la característica predominante se llama VERTICALIDAD. Comprendo las debilidades del ser humano, pero creo que todo tiene un precio, como también lo tiene esa misma verticalidad e independencia mía. Nunca me puse una chaqueta que tuviera que cambiarme. Por el contrario, con suma frecuencia y facilidad me he visto afectado por la impostación correspondiente que acompaña a cada chaqueta que otros muchos han usado y siguen alternándose entre ellos como si se tratara de un préstamo interminable.

Llámesele “síndrome de Estocolmo” o como se quiera, pero en gran parte debo agradecer al ostracismo y la anulación vivida social y políticamente bajo el comunismo cubano, el que nunca me haya visto expuesto ni tentado a escalar peldaños superiores. Siempre he tenido miedo de que me descubrieran. ¿Pero de que me descubrieran QUÉ? Que yo tenía vida propia, allá dentro, muy adentro, muy escondida, que en los arrebatos extremos de extroversión, se comunicaba por jeroglíficos. Pero si me expresaba de tal manera, entonces ¿qué quería decir aquel lenguaje de códigos? ¿Y por qué no podía manifestarme como el resto de las cuquitas koljosianas? ¿Por qué tenía que ser “especial” según ellos? Mi cuerpo se ha desarrollado dentro de un ceñido corsé de silencio, gestos y miradas veloces, que el otro –si había otro— debía aprehender en pleno vuelo, y luego, cuando estuviera lejos de las cuquitas koljosianas, volver a pensar en lo que había visto u oído, o en lo que le parecía haber entendido. No soy una persona normal, lo cual no me hace ni mejor ni peor, sino simplemente extraña, y esa extraña proyección se siguió manifestando aun a pesar de haber alcanzado otro margen de libertad. La libertad no cura las heridas ni los traumas ni las paranoias. Esa pudrición que nos dejó dentro la ideología y el totalitarismo se abren paso a través de los resquicios de luz y opacan su diafanidad: soy una persona enferma.

En mis escritos yo no suelo tratar magnificencias sublimes. No me interesa insultar, ni siquiera ridiculizar, a los dioses del Olimpo que han marcado esa enfermedad mía. Dudo de las causas nobles, de los aspavientos heroicos, de palabras altisonantes. Insisto una vez más que las ideas –acertadas o no- no las mueve el viento, sino el hombre. Y si de una idea aviesa se aprovecha un hombre para utilizar a su antojo, entonces vamos a tener unos cuantos afectados, o unos cuantos desafectos, o unos cuantos afectos. Además, ustedes no pueden valorar lo doloroso que es darse cuenta de que todos hablan en el mismo tono, utilizan los mismos modismos, se pasan los gestos y ademanes unos a otros como si fueran balones de rugby; y todos están contagiados de una pobreza infinita, que es “la pobreza infinita de las cuquitas koljosianas”.

Allí, en ese lugar de donde parte esta enfermedad que padezco, todo está organizado e institucionalizado según monopolios de control. Por encima de todo está el Monopolio de la Represión, del que se ramifican todos los demás. Uno de ellos es el Monopolio del Intelecto y las Artes, ubicado en una bella mansión de El Vedado, barrio otrora y actualmente burgués con unas ciertas zonas deprimidas. El sitio se llama Unión de Escritores y Artistas de Cuba, conocido popularmente por sus siglas UNEAC. Es donde fabrican la literatura, la poesía, el baile, las artes plásticas, y hasta las ideas filosóficas. Y entre ellos se premian, se alaban, se besan socialmente, se soban unos a otros. Se tiran confeti y se ofrecen entre sí representaciones en el extranjero o becas (siempre en el extranjero, pero el extranjero para ellos es un universo que excluye a Corea del Norte, por ejemplo, porque eso sería como mandarlos al lado de atrás del espejo). Eso que hablan de EL CAMBIO lo comenzaron ellos, cuando se dieron cuenta de que no serían parte del efecto dominó y entonces supieron que era el momento en que debían aprovechar para hacerse con el poder. La política les siguió, ellos fueron más rápidos. Así se fueron esparciendo por el mundo con una pátina de disidencia intelectual, ligera, comedida, que no ofreciera bruscos cambios al cambio para que no los acusaran de extremistas, sino paulatinas y suaves, de nuevo otra vez con “la pobreza infinita de las cuquitas koljosianas”. Claro, a alguien tenían que poner de “malo” y escogieron a Abel Prieto (ya defenestrado “a lo dicremón” como decían las locas cursis de Camagüey tipo PacaGarza LaActiva), Nancy Morejón y Miguel Barnet (estos dos últimos, miembros iniciales del desaparecido ipsofacto Grupo de El Puente), pero, sobre todo, este último, con mucho mejor bagaje y más porte intelectual que el resto de ellos. Sea lo que sea, no es un ser indigno: hasta ahora sigue en su papel, defendiendo lo que representa y le da de comer. Los seres indignos son los cientos que han dejado el barco pero que consideran mucho más importante el curriculum repleto de insignias de la UNEAC que sus propias vidas, pues no tienen otras que aquellas que una vez disfrutaron durante diez minutos representando lo irrepresentable y que quieren perpetuar durante el resto de sus miserables vidas, que, claro está, consideran muy por encima del resto de los que por suerte nunca nos pusimos esa chaqueta. Y esos son, paradójicamente, los que reconocen los escritores e intelectuales del supuesto mundo libre, los Vargas Llosa, los Muñóz Molina, los Javier Marías, cualquiera. ¿Alguien arregla eso?

Nadie.

Si Cuba comunista hubiera caído en aquella fila de fichas de dominó, nadie los conocería. ¿Quiénes eran los homólogos de estos tristes y oscuros personajes en tierras eslavas y rusas? Ya nadie lo sabe. Se los tragó la rapidez del cambio. Y ese si fue un cambio, para bien, para mal, para todo.

En los últimos tiempos, el paripé del “intercambio cultural Cuba-USA” (que se produce solamente desde Cuba hacia Estados Unidos) ha tomado un cariz especial pues se ha introducido la figura de una poeta oficial del Monopolio del Intelecto y las Artes. Indiscutiblemente yo no tengo influencias para saber de dónde parte el dinero con que se sufraga ese viaje y las lecturas y presentaciones de la poeta, parece ser que muy bien acogida por el resto de sus antiguos compañeros con los que comparte curriculum y viejas representaciones de un régimen totalitario que, como el nazismo y el fascismo, no debía ya existir sobre la faz de la tierra. Y los que sí tienen, o forman parte de ese asqueroso entramado de influencias de no sé qué oscuras intenciones, han salido a defender a su poeta fetiche.

Debido a tales acontecimientos, tanto yo como otras personas, hemos publicado textos que no están de acuerdo con lo sucedido, y con lo que irremediablemente seguirá sucediendo porque forma parte de una trama política bien delineada por La Habana. No se trata de ser más facha o menos facha, se trata de ser consecuente. Y yo no puede tenderle la mano a esa señora porque yo nunca he escrito ni escribiré un solo verso loando a Fidel Castro, y ella sí lo ha hecho. Eso quiere decir que no somos iguales.

Producto de ello, al buzón del blog llegan bastantes comentarios sin autoría en términos ofensivos tanto hacia mi persona como hacia otros. Yo sé diferenciar entre un anónimo y un “anónimo”.

Simplemente quiero volver a señalarles que mantener un blog que, entre otras cosas, toca temas sobre Cuba, aunque por lo general de manera no convencional ni conservadora en lo patriótico-patriotero, con un mínimo de presencia, cuidando la relación texto-ilustración, es algo que a veces me lleva algunas horas. Y no voy a permitir que ningún desaprensivo lo estropee.

 

David Lago González

Madrid, 15 de julio de 2011.

martes, 12 de julio de 2011

Los muertos, los vivos y los demasiado vivos del Mariel (& beyond)

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Mucha gente murió durante el éxodo masivo del Mariel (abril-mayo 1980) y sus preliminares. Recuerdo que un vecino llamó a su familia y les dijo: “Salgan como puedan porque yo no vuelvo más con ningún barco. Me llenaron la embarcación de locos y en alta mar aquellos locos se volvieron aún más locos y se tiraban al agua, no sé si para salvarse o para matarse. Y los demás nos volvíamos locos entonces tratando de rescatarlos.” Cosas como ésta sucedieron muchas veces y apenas se han contado. La mal llamada “Generación Mariel” prefiere referirse a los triunfos y a los ganadores, porque también eso forma parte de la tónica general del país de acogida: valen los triunfadores; los perdedores, en el mejor de los casos, al olvido o, a lo que es peor, a IGNORAR que una vez existieron. No hay acción más malévola ni más malintencionada que la de “ignorar” al otro, como si no existiera.

Mi amigo Rolando D. H. Morelli, que, a su llegada a uno de los campamentos, se prestó voluntario para asistir a recién llegados con problemas, guarda historias espeluznantes.

Solo sé que visto lo visto –y lo que voy a decir seguramente será tildado de “barbaridad” y seré enviado a la hoguera con tanta buena gente—, tal vez bastantes de los que llegaron a Key West o a donde fuera en territorio americano, deberían haberse quedado en el mar acompañando a los tiburones o en la propia Cuba haciendo frente a los tiburones humanos, comunistas o no, y al rechazo y al abandono de la familia y de viejas sólidas amistades.

Son indignos de haber tenido tal posibilidad de rehacer sus vidas para, en el caso de muchos “intelectuales” y “para-intelectuales”, servir ahora de puente de plata a los mismos que les despreciaron y les siguen despreciando y que por exigencias del maquiavélico guión, hoy se desnudan juntos y se lanzan todos a la misma piscina.

Si tuvieran vergüenza, no deberían dormir tranquilos.

© 2011 David Lago González

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domingo, 10 de julio de 2011

ROLANDO D. H. MORELLI - “Escribir borrando”, o viceversa

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Another tea party

Another tea party

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Escribir borrando, o viceversa.

(O del viejo artificio de dorar la píldora

e intentar hacérnosla tragar con té de camomila).

 

Por enésima vez en Cuba se habla de cambios. Debe tratarse de la más traída y llevada de las falsas promesas de un sistema que ha vivido a base de engaños y excusas en cualquier caso inexcusables, argumentos manidos y medias verdades cuando alcanza a no decir una mentira entera. También la administración Obama vuelve a las andadas características de las administraciones demócratas estadounidenses, propiciando un puente de una sola dirección, abierta “al entendimiento” entre “las dos orillas”. Entiéndase, el régimen cubano y el régimen cubano de este lado, o en su defecto quienes representan sus intereses o sienten nostalgia de haber quedado fuera del juego y aspiran a reciclarse. ¿Por qué será que quienes menos entienden de nada —particularmente de la naturaleza y artificios de un sistema que gracias a ellos perdura más de medio siglo ya— siempre insisten en “entendimientos” de toda clase, o peor aún, en que “entendamos” o nos entendamos por el simple procedimiento del buenismo complaciente y la práctica del credo cuáquero más ortodoxo. Es decir, declarar la paz a quienes estén determinados a imponernos la guerra, o en cualquier caso sus convicciones y sus juicios. Se trata de una mala película que vimos una vez y vuelve a exhibirse de tiempo en tiempo como si se tratara de una novedad, de modo que no sólo de la cinta se trata sino de un intento por confundirnos haciéndonos creer que se trata de una nueva versión, o eso que en Hollywood llaman un “re-make”.

Las jornadas de “intercambio” entre Cuba y los Estados Unidos, favorecidas por la administración Obama, han traído a las costas de La Florida y otras plazas, entre músicos, cantantes y gente de letras, a Reina María Rodríguez, todos ellos gente no sólo tolerada sino aupada y sostenedora del régimen castrista. No hay entre los cultivadores de la poesía, o entre los cantantes procedentes de la isla, ninguno con una historia creíble de disidencia, para no hablar de enfrentamiento a la tiranía. La tiranía no promueve a sus enemigos internos cuando lo son convencidamente, a menos que intente desacreditarlos por esta vía tortuosa de las concesiones, arrojar sobre ellos sospechas de una u otra índole. Nada cambia en Cuba, especialmente cuando se habla de cambios. Así pues, la visita de Reina María Rodríguez y la pre-eminencia concedida en ciertos círculos miamenses a su presentación en la Alliance Française de esa ciudad, forman parte de la pantomima que sirve, precisamente para ocultar la inmovilidad impuesta a la sociedad cubana por la tiranía que la oprime y empobrece hasta haberla dejado exhausta.

Las notas de prensa que dan cuenta elogiosamente de eventos como la presentación de la señora Rodríguez, amén de su inconciencia, revelan una ignorancia supina. Alguna crónica entusiasta señala entre otras cosas el crecido número de los concurrentes entre los que parece haberse hallado un verdadero, conocido o distinguido poeta, se nos dice, no sé si confundido —concluyo por mi parte— o atraído por el incentivo nada desestimable de ser “recuperado” como ya ha venido haciéndose con otros ilustres descarriados que no están más entre nosotros para protestar porque les sea impuesta esta condición de “hijos pródigos” de la llamada Revolución: Novás Calvo, Lezama, Piñera, Lydia Cabrera entre otros. Los amigos exiliados (o mejor, acogidos a sagrado) de la residente isleña se explayan en conceptos que hablan no sólo de la amistad que los une, sino de la famosa tertulia de la señora Reina María, a la que se compara —alabanza y auto-bambolla aparte— a la que en el siglo XIX sostuviera un Domingo Delmonte, “el cubano más útil de su tiempo” para citar o parafrasear a Martí. Podría creerse ingenuamente, que esta alusión procura hacer obvio el paralelo de la situación de esclavitud e indignidad en que son obligados a vivir los cubanos de hoy con la esclavitud y general opresión del momento en que vivieron Delmonte y sus contertulios, pero nada indica que sea este su propósito. Recuérdese que de Heredia al propio Delmonte terminaron todos en el exilio verdadero o en la cárcel, o en la desgracia y la miseria como sería el caso del desamparado Manzano, con lo que las tertulias y los innumerables proyectos encaminados al mejoramiento de la sociedad y la cultura cubanas de su momento se interrumpieron o vinieron a nada, tal y como pretendía que sucediera el gobierno colonial español. Naturalmente que no son las tertulias, especialmente las toleradas en época de aciago atropello contra los que disienten, las que amenazan a un régimen opresivo hasta el detalle (es decir, totalitario y absoluto como el actual de Cuba) sino más bien las que le sirven de coartada de cara a la galería exterior. “Vean. Aquí no reprimimos a nadie. Tertulia tenemos”. No dudo que en la azotea habanera de Reina María Rodríguez, en los años ochenta se reunieran poetas y escritores —incluso de calidad— acogidos a una permisividad que no está a mi alcance explicar ni comprender siquiera, a menos que nos atengamos a los textos que por entonces escribía la poetisa, y le eran publicados sin dificultad ni contratiempos —repito— en época de particular saña contra quienes eran tenidos por “potencialmente peligrosos” en todos los terrenos, según la llamada ‘Ley contra la Peligrosidad Social’ por entonces en pleno vigor. Me refiero, entre otros libros, al poemario Cuando una mujer no duerme por el que se le concediera a la autora el premio de poesía de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba el año 1980. ¡Año cuando menos simbólico que no podría disociarse fácilmente de los acontecimientos políticos ocurridos a partir de la toma de la Embajada del Perú en la capital cubana por una multitud desesperada, y los acontecimientos ulteriores relacionados con el puente marítimo del Mariel, hechos todos que cortan precisamente la historia del proceso político cubano en un antes y un después ineludible! Se trata de un poemario de amor al sesgo. De amor que se declara a un ente “otro” no correspondido. ¿Será por eso que algunos de los poemas están dedicados a exaltar, loar y amar figuras indiscutiblemente asociadas con la tiranía? En primer lugar Haydee Santamaría, los llamados “combatientes internacionalistas” y el propio Fidel Castro. Me parece notable que de todos los hechos catastróficos que tenían lugar a su lado, ese año 1980 la poetisa sólo parece percibir el suicidio de la Santamaría, temprana compañera de ejercicios revolucionarios de los Castro; hermana de otro dirigente de la oposición contra Batista, Abel Santamaría; fundadora y presidenta de la “Casa de las Américas”, y esposa del Ministro de Cultura Armando Hart Dávalos, cercano colaborador del sátrapa, cuyo suicidio se halla indudablemente ligado a los hechos de la Embajada del Perú y los conocidos como “actos de repudio” organizados y estimulados por el régimen. Se ha hablado de una carta de despedida de la suicida nunca hecha pública por el régimen, en la que se especula que la suicida expresaba su desencanto con los excesos del régimen. Muchos de quienes la conocieron aseguran que Haydée Santamaría era, entre otras cosas, una mujer verdaderamente ingenua. La elegía que le dedica Reina María en cuestión, “En un país” está fechada al pie, el 29 de julio de 1980. Recoge una consternación, que es tanto la del pequeño que pregunta a su madre “qué es la muerte” como la de la voz poética de ésta, que acude a las simplificaciones por respuestas, suponiendo en el niño la misma ingenuidad o capacidad de autoengaño que su progenitora. «¿Dónde está la muerte, mamá? / —pregunta mi hijo que tiene cuatro años—/ ¿Es un país? ¿Y tiene casas y ventanas?/ Yo le digo que sí (…)» (44). A renglón seguido la voz poética se pregunta a sí misma: «¿La gente muere?». Y se da esta respuesta evasiva: «—Nadie me ha respondido aún a esa pregunta». ¡Vaya despiste!, ¿no les parece? El resto constituye una evocación de la muerta prominente siempre recordando a su amado Abel, hermano torturado a manos de las fuerzas del dictador Batista luego del ataque al cuartel Moncada en Santiago de Cuba, tras lo cual, la voz lírica se permite una alusión a su propio dolor por un hermano también muerto. Lo que no dice la poetisa, lo que oculta con esta argucia por comparación, es lo que se sabe por otras fuentes. El que ese hermano, «tuviera novia» —tal y como nos afirma Reina María—, o no, fuera «Secretario Organizador de la UJC/ en su Facultad de Ciencias Exactas (y) primer expediente» (45) y hasta “revolucionario” confeso y adepto, o se tratara de un simulacro, lo cierto —lo que nos oculta Reina María— es que ese hermano terminó suicidándose por supuestas acusaciones de homosexualidad. De manera que el paralelo evidente, más que establecerse con el hermano revolucionario y mártir de la evocada a quien se dedica la elegía, habría correspondido hacerse con la suicida misma. Y habría que preguntarse: ¿Por qué se suicidan los revolucionarios en la plenitud de la gloria revolucionaria, sin motivos aparentes para ello, y cuando la tradición y la ética del Partido ha condenado siempre el suicidio como contrarrevolucionario y cobarde? No indagaré más en las razones de los suicidas, sino en las de los vivos que les sobreviven para dar gato por liebre a sus expensas, incluso componiendo elegías que queden muy distantes de ser tenidas por herejías.

En otro poema que antecede al citado, la poetisa seguramente explica algunas cosas, como su apego al “Ahora” al hablar a un escurridizo “otro” de esta suerte: «Hablábamos de internacionalismo proletario/ de este tiempo nacido entre nosotros/ que amo atropelladamente/ que me dura poco y me cansa la imagen/ este tiempo donde sembramos catástrofes y sueños/ sobre un horizonte que sufre por alcanzar el alba (…)». No es Silvio Rodríguez con sus alferecías líricas, es peor aún, pero a lo dicho por esta señora habría que atenerse. Sabiamente, los poemas de este libro no estuvieron entre los leídos públicamente en Miami por la poetisa invitada. Quizás al viejo poeta de indudable prestigio que se hallaba presente en la ocasión, le hubiera bastado para recobrarse de su confusión. O no.

El penúltimo de los poemas de este poemario presuntamente de amor, lleva por título: “Hoy habla Fidel”. ¿Cómo titular de este modo un poema de amor? Vuelvo a recordar la lírica ‘comprometida’ (con el oportunismo político) de Silvio Rodríguez, con sus piruetas conceptuales y de todo tipo, donde es concebible “matar” al prójimo “por amor” al ideal más puro, sin ser acusado de haber escrito un bolero ramplón. La ideología es así de parcial en sus amores, furores y delirios. Y la comunista ha demostrado una y otra vez ser la más fundamentalista de todas las ideologías.

«Aunque no supiéramos/ qué iba a decirnos/ aunque sólo fuera verlo/ sentirlo detrás de la pantalla/ la casa se acomodaba en silencio/ y las palomas quedaban quietas» (52). Declara Reina María. Estábamos en el año 1980, la sociedad cubana había sido sacudida por un espasmo de libertad suicida. El discursante no hablaba de otra cosa que de “la escoria” que quería a toda costa abandonar el país. ¿Cómo saber en cualquier caso “lo que iba a decir” exactamente? Pero seguro que sabíamos de qué hablaría: “los que no tengan genes revolucionarios… Los que no tengan espíritu de sacrificio… No los queremos. No los necesitamos. ¡Qué se vayan!” (cito de memoria de uno de los discursos del líder Máximo, dados por ese tiempo). ¿Cómo olvidarlo? Entre “la escoria” a la que hacía alusión, (clasificada de tal por él) estaban muchos homosexuales o tenidos por tal. A muchos los expulsaron del país, o les empujaron a irse, en tanto a otros, caprichosa y arbitrariamente no les permitirían salir para que quedaran convertidos luego en apestados dentro de un país de parias, ‘marielitos’ potenciales y frustrados dentro de una cárcel llamada Cuba. ¿Habrá pensado en algún momento la poetisa en lo que habría sido de su hermano suicidado de haber estado con vida durante las jornadas del Mariel, o después, de no habérsele permitido salir de Cuba?

«Hoy habla Fidel y yo he crecido/ por sus pequeñas arrugas ha pasado este tiempo/ vuelvo por su voz/ que va llenando el barrio/ de una calma que todos conocemos». Entona la poetisa. ¿Calma? ¿Habré leído mal? No. “Lo escrito, escrito está” como afirma la sentencia latina. Dejo pues a los lectores el juicio apropiado a semejante tirada lírica.

«Alguno tropezó con sus ojos en la fábrica/ (que visitaba el tirano, es de suponer) y ya no lo olvidó/ abuela lo guarda en su cartera/ junto con sus lirios y los amores que se fueron. Comprendo por qué/ allá en la Sierra/ ponían su retrato como un santo». Aquí pasamos de Silvio al devoto de Ernesto Cardenal. Estimada poeta, le aclaro que no fue en la Sierra donde primero se colgó la foto del tirano tomándolo por un santo, sino cuando entró en La Habana disfrazado de Cristo, y su por entonces admirador y amigo Miguel Ángel Quevedo, dueño de la muy leída revista Bohemia (otro suicidado tardío por arrepentimiento) decidió convertirlo en Cristo de portada. El mito comenzó a cultivarse a partir de entonces como corresponde a toda una campaña publicitaria, y no terminó siquiera cuando el barbudo máximo se echó contra la iglesia y la religión y se declaró marxita-leninita. Las grandes campañas de propaganda tienen eso, que nos convencen de lo bueno de un producto a pesar de su mala calidad.

«Sólo hay una forma de quererlo: / hemos crecido dentro de él como un gran árbol/ por eso lo cuidamos/ con tanta vanidad y tanta fuerza/ hoy habla Fidel/ mis hijos quieren boinas y barbas/ no saben del hambre y de la guerra/ no pueden con la palabra Nicaragua/ pero se sientan frente al televisor/ y cuando pasan por los parques/ las calles las escuelas/ lo reconocen» (53). (¡Ovación clamorosa!). La imagen del árbol es confusa cuando menos, porque sugiere un tronco carcomido en el que se guarecen estos niños entre los que yo no podría reconocerme, habiendo sido advertido de no acercarme ni a la sombra del urticante guao. Lo de la vanidad de quienes quieren al tirano es justo. ¿De qué otro modo podría quererse al espejo sino en la vanidad del ego que refleja? Los niños de que habla la voz poética aún son pequeños, naturalmente, por eso quieren disfrazarse de barbudos, y prueban a hacerse una idea del mundo frente al televisor. ¿No preferirían los muñequitos como todos los niños? Cierto, la guerra todavía les resultaría desconocida… Así que tengan dieciséis años… ¡Cualquier guerra en aras del internacionalismo proletario sirve! En cuanto a no haber conocido el hambre… A menos que por sus vínculos con la casa de los Hart-Santamaría, u otros a que no alude en su poemario, a la señora poetisa le correspondiera una ración aparte y distinta de la que en teoría correspondía entonces a cada cubano: (“Eso no dan”. “No te toca”. “Lo siento, no ha llegado todavía”. “No alcanzó el reparto de la leche de hoy”. “El gas vino al almacén, pero se acabó enseguida”. “¿Pan? ¿Desde cuando?” Etc.), de qué modo se las arregló para que sus niños no conocieran el hambre como tantos otros. Porque ya basta de la hipocresía de afirmar que en Cuba, mal que bien todo el mundo come (o comía). Mentira. En Cuba mucha gente ha pasado un hambre cainita. Cuestión de grados más o menos. Ni siquiera el mercado negro, y muchos otros ardides bastaron nunca a saciar el hambre del cubano. Lo impensable hubiera sido que en un suelo feraz como son pocos, y en un constante jugarle cabeza al sistema con tal de comer algo, la muerte por hambre hubiera sido la regla. Pero al cabo sí ha llegado a serlo, aunque las estadísticas oficiales no den cuenta de ello, como siempre ha ocurrido con las cifras y todo lo demás, desde que los Castros se hicieron con el poder absoluto.

El peso de este librito de Reina María Rodríguez, un poemario de apenas treinta y tres títulos, es apabullante en la trayectoria de esta señora que recientemente visitara Miami, a quien acogiera en sus salones la Alliançe Française de esta ciudad, y a la cual por intercesión de un embajador socialista francés en La Habana se le concediera con antelación la orden de Caballero de las Artes del estado franco.

¿Sería posible simplemente ignorar la contribución de esta señora a sostener con sus versos, de cara al exterior, la fachada buenista y justiciera de la tiranía castro-comunista a pesar de su interminable lista de víctimas entre las que me encuentro —uno más—? Quienes le otorgan a la poetisa con residencia habanera no sólo espacios, sino aplausos y una atención inmerecida —amparándose en un cómodo y falaz exilio que les va grande al cuerpo— no pueden ignorar que a su vez contribuyen con su aquiescencia y complicidad a servir a la causa de la tiranía que oprime a su pueblo y representa la caducidad de todo discernimiento. No son intelectuales, puesto que han renunciado a pensar por sí mismos, aunque la argucia de que se valen sea precisamente declarar que de eso se trata. Ni siquiera de verdaderos creadores podría tratarse, sino de corifeos y bufones al servicio de una corte de capa caída. ¿Dónde están la dignidad y el patriotismo de toda esta gente? Y no me refiero sólo a algunos recién llegados, sino a muchos que llegaron antes y saben muy bien lo que hacen y de lo que se trata. La mala uva está en la naturaleza de toda esta gente. Dios quiera perdonarlos. Yo no puedo.

© Rolando D. H. Morelli, 2011.

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COLETILLA DEL BLOGGER:  Mucho antes de que Reina María Rodríguez abriera la azotea de su edificio a los delfines de la intelectualidad cubana, en los últimos años 60 y muy tempranos 70, de manera espontánea y sin mediar efecto llamada de Facebook o Twitter que por entonces ni soñaban existir (siguen sin existir en Cuba), a los jóvenes de la contracultura nos dio por acudir a la casita del escultor Fonticiella, artista pionero en la utilización del reciclaje de objetos como vehículo para crear (en alguna parte de este desastre de casa, tengo las fotos que Liliane Hasson hiciera en aquellos momentos, tanto de la persona-personaje como de su obra).  Allí coincidíamos todos los no afiliados: Carlos Victoria, los dos hermanos Espasande, Bárbara Sifille, Junior, Rogelio Quintana, Rafael Zequeira, Rapi Diego, Roger Salas, amigos todavía hoy en Cuba, yo, y muchos, muchos más que no puedo recordar en su totalidad.  Por supuesto, también acudirían los infiltrados oficiales de turno “husmeando” (o “hueliendo”) por una “conspiración”, término por el que sentían y sienten verdadera debilidad.

Pero hay una diferencia abismal entre las reuniones en la famosa azotea (por lo visto, al menos permitidas, por no pensar demasiado mal) con aquellas otras que se realizaban en no sé qué reparto (barrio) de La Habana al que se llegaba después de no se cuánto tiempo en las “guaguas” de la época.  LA GRAN DIFERENCIA ES QUE, OBSTINADO POR LA SEGURIDAD DEL ESTADO y por sabe Dios cuántas presiones, FONTICIELLA TERMINÓ PONIENDO FUEGO A TODA SU OBRA Y A SU CASA, Y SE QUITÓ LA VIDA.

Nunca le premiaron ni con un viaje a Montego Bay.

© 2011 David Lago González

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viernes, 8 de julio de 2011

Una o dos cosas que yo sé de ella

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NOTA DEL BLOGGER:  Mis Fuentes me pasan “una o dos cosas que yo sé de ella” concernientes a los honorables datos del curriculum de Reina María Rodríguez, la azotearia.

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Algunos detalles sobre La de la Azotea:

El premio Diputación de Cáceres lo da IU (Izquierda Unida), que hasta ahora ha dominado en Extremadura.

El premio Italo Calvino de Novela está dominado por el PCI (Partido Comunista Italiano) y sus editoriales adláteres.

Cuando le dieron la Orden de Caballero de Las Letras (Francia) el embajador de Francia en Cuba era un socialista con pasado oscuro en la extrema izquierda (de los que se oponía a que se persiguiera a los etarras en el Pais Vasco Francés)

Lo de hacer ELLA una antología de poetas del exilio DESDE el Instituto del Libro CUBANO es de traca y supera a cualquiera. Es decir: ejercerá de censora-editora del régimen con los poetas del exilio. Ahora: el que acepte salir en ese libelo, ya veremos...  [Seguramente varios más de tres candidatos, en aras del one-sided love affair cultural.]

Llamar a la manzana roja californiana (USA) "manzanas ajenas" y "árbol prohibido" es pura retórica maoísta resucitada.

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NOTA (continuación):  Y hay más, pero de poetastros de linaje más poderoso.  En fin, por exceso o por defecto, “what a dump!”

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Pots vinculados: http://heribertopenthouse.blogspot.com/2011/07/rolando-d-h-morelli-de-bate-y-sin.html

http://heribertopenthouse.blogspot.com/2011/07/anything-goes.html

http://heribertopenthouse.blogspot.com/2011/07/one-sided-love-affair.html

 

jueves, 7 de julio de 2011

ROLANDO D. H. MORELLI - De bate y sin careta: ¿Quién dijo qué de qué?, o Songo le dio a Borondongo…

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NOTA PRELIMINAR:  Este artículo que me envía mi amigo Rolando D. H. Morelli –además de amigo, escritor e intelectual, en quien no cabe mayor honestidad— data de ¡2003!  Estamos en el 2011, y vuelven a reproducirse hechos semejantes.  En efecto, los oficialistas (y sus ensabanaos) han ganado, nos siguen poniendo la pata encima, pero por lo menos ahora podemos hablar, escribir y gritar.  Y vamos a gritar y a hablar sobre toda la suciedad que este Cambio galopante iniciado por la intelectualidad oficial/oficiosa cubana representa.  Y seguramente van a ganar, porque para lo que nosotros (nuestra generación y aledaños por defecto o por exceso) fue sufrimiento, para ellos fue entrenamiento.  He aquí, con los intercambios primeramente musicales y ahora poéticos, la puesta en práctica del aprendizaje de los alumnos que han aventajado a todas las organizaciones estatales comunistas de la Europa totalitaria felizmente desaparecida.  Pero claro, es pura cuestión de supervivencia, no se manchan las manos de sangre como los brutos de Pinochet o Videla, pero se manchan el alma al ponernos otra vez su lírica pezuña encima –y qué más da, eso no se ve ni se nota.

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De bate y sin careta:

¿Quién dijo qué de qué?, o Songo le dio a Borondongo…

 

He leído con interés y no sin pena, el escarceo suscitado entre los escritores cubanos Belkis Cuza Malé, quien escribe desde Texas y los escritores también cubanos René Vázquez Díaz, radicado en Suecia, y Amir Valle, residente de La Habana, Cuba —como puede verse un verdadero escándalo internacional, por no decir "escandalera" un término con implicaciones más cubanas— a propósito de una pieza inicial de Belkis publicada con el título "Crimen y cultura". En realidad he leído más. Me he remitido a las páginas virtuales de La Habana Elegante que una y otra vez se mencionan al sesgo, y he leído en especial (aunque no exclusivamente) la entrevista de su director el señor Francisco Morán a la poeta Lourdes Gil, quien fuera la compañera de Heberto Padilla durante la última etapa de su vida. Mi impresión general del número y del dossier dedicado a Padilla es altamente positiva, si bien pienso que falta la entrevista correspondiente a Belkis Cuza Malé quien como sabemos fuera la compañera del poeta homenajeado precisamente por los años en que se produjeron su arresto y ostracismo en Cuba, y con posterioridad al exilio de ambos. Este ángulo habría complementado, a mi parecer, nuestro conocimiento del hombre y de sus circunstancias de entonces. Por otra parte, el acercamiento y evaluación del "caso Padilla" sigue haciéndose aún hoy a expensas de otros protagonistas, entre los que sin lugar a dudas la señora Cuza Malé tendría su propia historia que contar. Fue sin duda estrategia exitosa de la Seguridad del Estado de Cuba, (y parece que seguirá siéndolo aún) crear el "caso Padilla" para sepultar en su propia polvareda otras muchas evidencias de represión intelectual y de otra índole. El mismo "caso Arrufat" que no llegó a ser —y muchos otros—se barrieron bajo la alfombra aprovechando el zafarrancho orquestado hasta sus mínimos detalles y conducido por la ubicua y sabia policía política. En resumen, que el número de La Habana Elegante a que se alude no me parece mal, sino en todo caso, insuficiente en su evidencia. Creo que en esta ocasión Belkis —que tan atinada suele ser en sus juicios y comentarios—, en lo que al número de la revista se refiere, cae en cierto reduccionismo tan explicable como lamentable. El número constituye a mi ver un acierto y un homenaje verdadero. No encuentro un solo reparo que hacerle, y si las preguntas de Morán a la señora Gil en ocasiones pudieran parecernos intencionadas, (hablo de aquéllas que sugieren la especulación de un reblandecimiento en las posturas contestatarias de Padilla respecto al castrismo) las respuestas de Lourdes Gil no dejan lugar a dudas de que si bien el poeta estuvo abierto a dialogar con escritores residentes en Cuba en momentos en que parecía insinuarse una cierta apertura oficial u oficiosa, y a título individual, igualmente se negó hasta el último momento a prestarse a servir de "carne de cañón" a la propaganda autocongratulatoria y triunfalista del régimen de Castro. No sé si Morán es —como proclama Belkis en su artículo— uno más de esos alabarderos privilegiados del régimen de La Habana, que se hacen pasar por disidentes en el exilio, o que creen serlo a la vez que prestan su talento, su falta de talento o sus destrezas de cualquier índole a un juego seudoconciliatorio, que es en verdad la trampa en que podría caer cualquiera, y en la que acaso cayera en su momento el propio Padilla. Coincido, eso sí, con Belkis Cuza en desconfiar de nada menos que una "azotea" como la de la Reina María, en posesión de una apertura y un encanto que yo no puedo encontrar en versos como estos:

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"HOY HABLA FIDEL"

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aunque no supiéramos

qué iba a decirnos

aunque sólo fuera verlo

sentirlo detrás de la pantalla

la casa se acomodaba en silencio

y las palomas quedaban quietas.

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hoy habla Fidel y yo he crecido.

Por sus pequeñas arrugas ha pasado este tiempo.

Vuelvo por su voz

Que va llenando el barrio

De una calma que todos conocemos:

Lo esperan nuestros pechos

Rápido fugaz

Siempre cerca de lejos en las concentraciones

—alguno tropezó con sus ojos en la fábrica

y ya no lo olvidó—

abuela lo guarda en su cartera

junto con sus lirios y los amores que se fueron.

comprendo por qué

allá en la Sierra

ponían su retrato como un santo.

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sólo hay una forma de quererlo:

hemos crecido dentro de él como un gran árbol

por eso lo cuidamos

con tanta vanidad y tanta fuerza.

hoy habla Fidel

mis hijos quieren boinas y barbas

no saben del hambre y de la guerra

no pueden con la palabra Nicaragua

pero se sientan frente al televisor

y cuando pasan por los parques

y las calles las escuelas

lo reconocen.

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Porque este libro de 1980 Cuando una mujer no duerme (¿Qué hacía esta mujer insomne, la guardia del Comité de Defensa de la Revolución?) exalta nada menos que a un Fidel Castro en el peor momento de su dudosa gloria y de su incuestionable poder. ¿De qué discurso se trataba? ¿Acaso de aquél en que proclamó aquello de: "quienes no tengan genes revolucionarios… ¡No los queremos! ¡No los necesitamos! ¡Qué se vayan!", con lo cual dio curso libre a los actos de repudio contra todo el que manifestara la intención de aprovechar el "incidente" de la Embajada del Perú para salir por el puerto del Mariel, que en realidad abrió el régimen para librarse de la presión interna? Yo sufrí en carne propia ese discurso, y en consecuencia el poema laudatorio de Reina María. No es posible simplemente deshacerse de un poema o de un libro como el de esta mujer sin por lo menos dar explicaciones o mostrar arrepentimiento. Porque hay otros poemas además. Y esos poemas laudatorios fueron escritos o publicados en el año ochenta, y ya entonces, el "caso Padilla" había ocurrido y con él la sacudida y caída del mundo intelectual cubano, cuya crisis desembocó en el Mariel. No sé lo que tendrá que ver en todo esto el señor Morán, ni siquiera si la señora Reina María Rodríguez persiste en escribir poemas laudatorios al tirano, pero coincido en la suspicacia que experimenta Belkis al constatar que La Habana Elegante le dedica nada menos que una azotea a la escritora con residencia isleña.

Dicho lo anterior resulta inevitable referirme a continuación a las respuestas suscitadas por el artículo "Crimen y Cultura" de Cuza Malé y al tono y afirmaciones de ellas. En el artículo "culpable" se dice que el narrador René Vázquez Díaz "desde Suecia se ha convertido en vocero del régimen cubano y recibe como pago la filmación en Cuba de una de sus novelas". A esta acusación responde el aludido con un artículo titulado "poetisa mambisera", en que asume desde el comienzo el tono "barriotero" o barriobajero que atribuye a la señora Cuza Malé. En realidad, Vázquez Díaz no responde las imputaciones (justas o injustas, infundadas o no) de la articulista, que por otra parte no asumen el carácter específico que Vázquez Díaz le insufla en su respuesta. El escritor cubano sueco habla de "un grupo de exiliados que componen un cuerpo de bomberos ideológicos". ¿Por qué no aceptar la de Belkis como una opinión individual, tanto como pudiera serlo la del señor Vázquez Díaz? Porque esto se parece mucho a aquel otro infundio del régimen castrista que habla de "la mafia de Miami" y difunden sus voceros para desacreditar opiniones y posiciones —¿intransigentes? ¿intransigentes con el castrismo?— y calificadas de anticubanas por la cúpula de poder absoluto que desde La Habana rige el país, y a la que ninguno de estos señores califica como "mafiosa". A continuación, la respuesta de Vázquez Díaz se extiende en consideraciones semejantes, para concluir en el primer párrafo que "la envidia —esa espuela de los intelectuales politiqueros que viven de atacar a los demás— los mantiene con la guardia en alto y dispuestos a acudir , con largas mangueras de saliva y las sirenas puestas, a salirle al paso a los que no se sometan a los dictámenes del anticastrismo confesional y mediocre que profesan". No sé si la señora Cuza Malé es envidiosa, ni si le tiene inquina personal al señor Vázquez Díaz, pero de lo que no tengo dudas es de que la polémica a partir de aquí decae en interés y se vuelve todo menos atinada. La dejaría pasar si no se tratara de que Vázquez no responde a Belkis, sino que ataca a un grupo de intelectuales entre los que podría contarme yo mismo. Resulta fácil desde Suecia hablar de "los que aprendieron en Cuba la lección de atajar todo atisbo de pensamiento independiente, y hoy ejercen de altos vigilantes de la pureza ideológica para que nada cambie, ni en Cuba ni en el exterior…". Permítame el señor Vázquez observarle que se trata de una disputa en libertad. Tanto usted como cualquiera se halla en condiciones de hablar y de decir lo que le plazca. Por favor, no confundamos los términos de la ecuación. Por eso, precisamente, parece usted ser un "agente" porque sigue utilizando el mismo lenguaje del régimen y se vale de las mismas falsas premisas. Si las discrepancias que se dirimen (aunque asuman la forma de acusaciones en algunos casos) se produjeran en La Habana, las consecuencias no serían un mero enfrentamiento de opiniones dirimido por esta vía, sino otro "caso Padilla". Y no se trata de que un par de activista democráticos de origen checo resulten arrestados en Cuba por haberse reunido con disidentes y que el régimen (el mismo de hace cuarenta y dos años) los condene y proclame protagonistas de una conspiración que constituiría una amenaza a la seguridad nacional, no señor. Se trata más bien del acoso sistemático y brutal a los bibliotecarios independientes, y a cuántos se planteen con seriedad y consecuencia la disensión política pacífica dentro de Cuba. Que un intelectual como usted se confunda tan profundamente al respecto, y que quiera al parecer poner en igualdad de términos dos dinámicas tan diferentes, no puede menos que despertar sospechas. Por eso, cuando escribe refiriéndose a la señora Cuza Malé, pero apunta a los intelectuales que lo miran a usted con suspicacia: "sus actividades de difamación y amenazas se basan en una premisa esencial: la impunidad", una vez más Sr. Vázquez se falsea la realidad de la cuestión. Impunidad, debe llamarse al poder que detentan en Cuba (y aún fuera de ella) quienes representan al régimen. Pregúntesele si no a la poeta María Elena Cruz Varela, por sólo citar un caso ampliamente conocido. La señora Cuza Malé le imputa determinadas cosas, usted se defiende acusándola a su vez a ella, y de paso a los intelectuales con asiento en el exilio ¿miamense? —ese tópico no por trillado deja de ser usado—, así pues ¿dónde está la impunidad? Vea, no lo acuso de nada, le explico una dinámica que usted parece empeñarse en no entender, o en desvirtuar, y que si no lo convierten en agente del castrismo, ponen su pluma al servicio de sus tácticas.

La otra respuesta a "Crimen y cultura" llega desde La Habana, y procede del señor Amir Valle, escritor cubano a quien no he tenido oportunidad de leer. En general el tono dominante de su respuesta es respetuoso y si alguna emoción descubre es la de quien se declara dolido por un ataque que no cree merecer. En realidad el artículo de la señora Cuza Malé no lo menciona por su nombre, sino que se refiere a una revista originada en la capital cubana. Hasta aquí todo me parece bien. Es a partir del momento en que el señor Valle comienza a aportar sus argumentos a la polémica sostenida con la articulista que la respuesta se hace una madeja de platitudes y confusas justificaciones y razonamientos. "Siempre desde mis primeros escritos, —afirma el escritor— he defendido la honestidad y la sinceridad y eso me ha granjeado la amistad de gente muy distinta y de posiciones políticas muy diversas: lo esencial, creo, es mantener la comunicación que como humanos estamos obligados a tener para salvaguardar la coexistencia entre la raza humana en cualquier rincón del planeta". No dudo que esta actitud le hubiera granjeado, especialmente en Cuba, la "enemistad" de mucha gente, pero afirmar que por el contrario le ha "granjeado la amistad de gente muy distinta" resulta cuando menos sorprendente. Que pueda alegrarse "como ser humano y como intelectual de ser hijo de un comunista puro" debería llevar al señor Valle a preguntarse por qué otro comunista aún más puro que su padre, el emblemático Ernesto "Che" Guevara declaraba desde su trinchera de pureza revolucionaria que los intelectuales para serlo efectivamente, y ser aceptados por la "nueva sociedad" habían de purgar el pecado original de los intelectuales, es decir, ser burgueses. Por esta convicción llamó a no otro que a Gastón Baquero "la voz de la reacción". Baquero, no se nos olvide, murió hace algún tiempo en su exilio español y nunca más volvió a ver a su amada Cuba. Ahora que está muerto —como antes se hiciera con Sarduy y ya se ha empezado a hacer con Lino Novás Calvo, Enrique Labrador Ruíz, y se hace a medias con Lydia Cabrera— se convocan congresos y mesas de todos los ángulos para laudar su obra con menoscabo de la verdad y de la ética. No sé qué tendrá que ver el vino con la mejorana, pero el señor Valle me confunde con una extensa lista de personas con las que le es compatible convivir que va desde alguien que odia a los árabes a alguien que es árabe y odia a los judíos, —¿o es a Fidel Castro?— pasando por las hijas, respectivamente de Eloy Gutiérrez Menoyo y de "Omar Vaillant, el dueño [que fuera] de la CMQ". "En todos los casos —asevera el señor Valle— comunistas, anticomunistas, socialistas, antisocialistas, rabiosos anticastristas y rabiosos fidelistas, lo importante, lo que ha salvado esa relación humana de amistad, es el diálogo, el escuchar al otro, el saber que uno nunca tiene toda la razón, el respeto al credo en cualquiera de las formas posibles". Por favor, señor Valle, ¿de verdad cree usted que sea posible dialogar a la vez con todas esas voces empecinadas en su "credo"? Para empezar, sería bueno hacer las debidas distinciones en uno y otro caso, y naturalmente, tener opinión propia y bien fundada. O usted no la tiene, o está muy confundido.

Creo, en efecto, que los cubanos pertenecemos a un mismo pueblo. Más que creerlo, lo tengo por una evidencia. Los de Miami, (que son además los de muchas otras partes, aunque el lugar común quiera fundar el exilio en Miami, acaso por el número de residentes) no cayó aquí de Marte ni de Júpiter. Consecuentemente, es también cubano. Lo es incluso en sus extremos. Lo que nos diferencia de la isla es que aquí están a la vista —incluso descarnadamente— nuestras virtudes y defectos. El énfasis se coloca en uno u otro según sea la intención. En nuestro país de origen, sin embargo, hay un demiurgo único y ubicuo que dirige un "show" muy bien atendido y montado por sus corifeos y tramoyistas de toda índole. Usted, por ejemplo, se presta al "show" cuando afirma que "acá, [en Cuba] aunque muchos no lo crean, ya se permiten (sic) decir muchas cosas, escribir muchas otras y hasta gritar algunas". A usted lo traiciona la afirmación de que "ya se permite" decir tal o cual cosa. No es cuestión de grados más o menos, señor Valle. La libertad verdadera no está regulada con arreglo a un tornillo inquisitorial. Por demás, no sólo se engaña usted, sino sobre todo está usted tratando de engañar cuando tal afirma. ¿Es acaso su revista cibernética —tan pobrecita en todo que usted parece reclamar que le tengan pena por hacerla en tales circunstancias— la prueba que esgrime de tal permisividad? Relea su propio artículo y verá cómo se contradice usted sin proponérselo. Dice usted, como prueba de su independencia de criterios que en el caso de Elián Gonzáles [Brotóns] no asistió a las concentraciones del gobierno pese a haber sido "citado" y a que usted "quería [el regreso del niño] junto a su padre". Señor Valle, el mes de diciembre pasado dos cadetes de la escuela militar "Camilo Cienfuegos" perecieron en el intento de escapar del país escondidos en el tren de aterrizaje de un avión de British Air Way. El régimen ocultó al país la noticia, y cuando se vio obligado a darla a conocer, atribuyó la muerte de los "heroicos jóvenes", (que en otras circunstancias hubieran sido traidores a la patria) a la "criminal ley de ajuste cubano" norteamericana. ¿De qué manera relacionar la ley norteamericana con el intento de escapar hacia la Gran Bretaña? ¿No estudiaban geografía esos cadetes? ¿O es histórica la confusión? ¿Acaso la campaña de desinformación llega al extremo de hacer suponer a unos estudiantes de secundaria que la nación británica no goza de independencia frente a los norteamericanos? Yo le pregunto, señor Valle, ¿no es este mismo régimen el que organizó la campaña internacional de desinformación y manipulación en el caso de Elián González Brotóns? No dudo de su ingenuidad verdadera, pero por favor, no nos pida que seamos bobos, o lo que es peor aún "tontos útiles" a la dictadura de Castro. Creo que esos jóvenes que arriesgaron y perdieron su vida en el intento de escapar del país, con no haber sido intelectuales probablemente, tuvieron más lucidez para distinguir los términos de la ecuación cubana que quienes profesan ser intelectuales y sólo dan muestras de una confusión contumaz.

© Rolando D. H. Morelli

17 de febrero de 2003

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lunes, 4 de julio de 2011

One-sided love affair

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Stephanie Lostimolo

Stephanie Lostimolo

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One-sided love affair

(o “La embajada cultural del estado cubano hacia La Yuma”)

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One-sided love affair es una muy agradable canción del early Elvis Presley cuando éste verdaderamente valía la pena y había revolucionado el mundo del rock’n’roll, antes de que cayera en el pozo sin fondo de Las Vegas, la voz impostadamente abaritonada y el kitsch de mal gusto y drogas que acabó con él. Se pudiera traducir algo así como “Amor de una sola vía”, “Romance no correspondido” o “Paja mental con una chica a la que le importo un pepino”.

Luego he añadido el subtítulo de “La embajada cultural del estado cubano hacia La Yuma.” Jamás me refiero a los EE.UU., como La Yuma, ni a ningún norteamericano como yanqui o gringo, porque son cosas que me parecen de mal gusto y a mí no me gustaría que se refirieran a mi país de origen de la misma forma en que lo hacen los chicanos con respecto a los Estados Unidos. No soy chicano, y por tanto tampoco no padezco ese odio-amor mejicano que exterioriza mucha de esa gente y que, como todo lo malo, es lo primero que se pega y ya es muy común escuchar a cubanos de Miami expresarse de esa manera.

¿Pero de qué va este “romance sin correspondencia”?

Pues va de que no hace muchos días fue recibida en la Alianza Francesa de Miami, bajo su anagrama y el de ZuGalería, una poeta cubana de pro, que se hizo famosa por las lecturas que se daban en su azotea y por un espasmódico poema que eleva la figura de Fidel Castro a la que ella por entonces consideraba correcta: la de un dios.

Ya no es necesario arrepentirse o entonar el viejo cuentecito de “yo estaba equivocado”. En fin de cuentas, hacer eso siempre fue una hipocresía. Da lo mismo tocar los timbales, las maracas, rascar la quijada o rasgar la sensiblera guitarra de los cantautores, que aparecerse con un poema. Al fin y al cabo todos tenemos un pasado, también Himmler, Pol Pot, el sobrino de Pinochet, Migdalia la de Vigilancia del CDR y Chucho el Gordo que era jefe de abastecimiento, miembro del núcleo del Partido y en sus ratos libres (los más) robaba para enriquecerse contra natura. Reina María Rodríguez es poeta –asegura la UNEAC— y por lo único que será recordada es por haber ensalzado la dulzura de los discursos de Fidel, voz que desgraciadamente he tenido que oír más que la de mi propio padre, que era muy parco.

A esto creo que los pro-revolucionarios le llaman “Intercambio cultural CUBA-USA”, pero que yo sepa, Luis de la Paz, ni Reinaldo García Ramos, ni Ángel Cuadras ni Prats Sariol, ni siquiera Manny (no me acuerdo el apellido y no tengo ganas de buscarlo) han sido invitados por el Gobierno cubano a leer sus poemas o sus textos en la ruinosa Habana. Luego, pues, no comprendo qué materiales, ideas o personas se intercambian. (Yo soy bruto, muy bruto, elemental y básico, y no entiendo de subterfugios.)

Más allá de ser una vergüenza, considero y afirmo el carácter totalmente ASQUEROSO y DELEZNABLE, no de la Reina María de las Azoteas –que, como la Yoani, y todo el mundo allí/allá, lo que quieren es viajar, viajar, viajar, Dios mío, pero sin pasar por los sacrificios del inmigrante— sino de los ghetteros que acuden a esos ágapes y luego quieren y exigen que les traten con respetabilidad y honor, y que en vez de decentes inmigrantes se les considere merecidos asilados políticos, porque, oh, Dios mío, nadie es capaz de imaginar lo que hemos sufrido fingiendo más de medio siglo. Y eso merece una consideración. Y una compensación, preferiblemente material y en dinero.

Que El Diablo los mantenga bien unidos.

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© 2011 David Lago González

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REINA MARÍA RODRÍGUEZ

(La Habana, 1952)

 

Hoy habla Fidel

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aunque no supiéramos

qué iba a decirnos

aunque solo fuera verlo

sentirlo detrás de la pantalla

la casa se acomodaba en silencio

y las palomas quedaban quietas.

hoy habla Fidel y yo he crecido.

por sus pequeñas arrugas ha pasado este tiempo.

vuelvo por su voz

que va llenando el barrio

de una calma que todos conocemos:

lo esperan nuestros pechos

rápido fugaz

siempre cerca de lejos en las concentraciones

--alguno tropezó con sus ojos en la fábrica

y ya no le olvidó—

abuela lo guarda en la cartera

junto con sus lirios y los amores que se fueron.

comprendo por qué allá en la Sierra

ponían su retrato como un santo.

sólo hay un forma de quererlo:

hemos crecido dentro de él como un gran árbol

por eso lo cuidamos

con tanta vanidad y tanta fuerza.

hoy habla Fidel

mis hijos quieren boinas y barbas

no saben del hambre y de la guerra

no pueden con la palabra Nicaragua

pero se sientan frente al televisor

y cuando pasan por los parques

las calles las escuelas

lo reconocen.

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(tomado de internet)

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(posts vinculados: http://heribertopenthouse.blogspot.com/2011/07/acto-de-celebracion-por-los-50-anos-de.html)

domingo, 3 de julio de 2011

Acto de celebración por los 50 años de Palabras a los Intelectuales

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SOVIET “”We demand universal compulsory education”,” by Alexander Deineka

“We demand universal compulsory education”, by Alexander Deineka

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Después de que cosas como éstas estén sucediendo en la Casa Matriz Comunista Cubana, qué puede importar que el primer artista plástico del Gobierno cubano, Kcho, se adhiere y apoye la primera manifestación pública y oficial por parte de Fidel Castro sobre la represión a los artistas e intelectuales, que además sirvió de adelanto de guillotina a las generaciones que, como dice el tal Valiño, no estuvimos allí.  Qué importa que Reina María de las Azoteas viaje a Miami y se presente bajo los logotipos de L’Alliance Française y ZuGalería, y acudan numerosos miembros del PEN (se supone que son escritores y artistas que viven en El Exilio –¿la gente sabe lo que significa esa palabra?) a aplaudir y enseñar los dientes a mandíbula batiente, según la prueba en vídeo que ha quedado del “acontecimiento”.

No somos iguales.  No podemos ser iguales.  Haber nacido en un mismo país lo mismo une que separa.  Y buena parte de ese público puso en peligro su vida, y la de sus familiares, cruzando el Estrecho de La Florida cuando El Mariel.  Era lo que yo le decía a Carlos Victoria cuando comenzó a colaborar con Encuentro. ¿Dónde está la dignidad que teníamos?

Es una verdadera vergüenza.  Todo.  Y particularmente que se celebren los 50 años de aquel nefasto congreso.  Pronto El Cambio del Cambio estará convocando a celebrar la instauración de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP).  Y Yoani sigue escribiendo mierda.

© 2011 David Lago González

 

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(Tomado del Facebook de Rafael DiazCasas, el Viernes, 01 de julio de 2011 a las 17:59, a su vez parece que publicado el 30 junio, 2011 por iroelsanchez)

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Gracias, Fidel*

Omar Valiño

Omar Valiño, Vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba

A mis hijos José Julián y Nicolás

Mi generación no estuvo sentada aquí. Ni siquiera todos los que la integramos, habíamos nacido entonces, pero tuvimos el privilegio de disfrutar, desde niños y adolescentes, la rectificación y enriquecimiento profundos de una política cultural, no nacida, pero sí trazada en este salón hace 50 años.

Reducida a una célebre frase, Palabras a los Intelectuales —el discurso conclusivo de Fidel Castro a sus tres encuentros de junio de 1961 cuyo aniversario cerrado conmemoramos hoy—, es leído media centuria después como un instrumento aleccionador de la política cultural de la Revolución; documento cuya riqueza rebasa con mucho los discutidos límites enunciados por la frase. Y de cuyo caudal pueden extraerse enseñanzas hasta el presente.

Fidel demostró las reales coordenadas para un diálogo: sensibilidad, amplitud, justicia, crítica, verdad, sentido político, principios firmes y transparencia. Hoy, en cada lugar donde surja un diferendo de cualquier índole, debe primar ese diálogo del convencimiento, la preparación, el desprejuicio y no la fuerza. Desalienar todas las relaciones es su mejor continuidad, con base en la libertad, la democracia, la horizontalidad, la participación.

Fidel propone la Revolución como un proceso, en última instancia, de construcción cultural que permitiría, por un lado, mejorar las condiciones de vida y de trabajo de escritores y artistas, y por otro, ensanchar los escuálidos segmentos poblacionales que disfrutaban del arte y la literatura. Hoy podemos reconocer con facilidad que tanto la producción cuantitativa y cualitativa de la cultura cubana actual es el resultado de una acumulación histórica potenciada por la Revolución, al tiempo que se desarrolla su creciente demanda por la sociedad como un derecho conquistado.

El prestigio de la creación artística en el seno de la nación alcanza cotas altísimas. El movimiento cultural es centro de la vida social y política.

Y esto es así porque el destino del socialismo depende de la cultura. De un humano diferente al de la nueva alienación capitalista —cuyo sello, precisamente, se produce no solo, ni tanto, a través de las relaciones de producción, sino de la hegemonía de una avasalladora superestructura pseudocultural—; un ser pensante cuyo discernimiento integre, incluso, la condición estética para la más honda y compleja explicación del mundo. Debemos hacer indivisibles ética y estética. Solo podremos ganar en ese terreno como parte de una calidad de vida que sea “calidad de emociones”.

Para conseguirlo el arte juega un papel fundamental. No podemos ver economía y cultura sino como complementarios en función de una economía más productiva y organizada, pero hecha, a su vez, por mujeres y hombres de decoro y de conocimiento. En definitiva, somos más hijos de una fuerte hegemonía social y de una educación familiar que de una economía sólida que, sin embargo, sí tuvo el valor —inmenso para mí— de existir en función de políticas al servicio de esa hegemonía social y de ser creadora de valores.

El arte puede no producir “nada” porque despliega algo —como el arte mismo—, inmensurable, y que no se produce en finca, tienda o fábrica alguna de este podrido planeta: produce y realiza felicidad. Lo hace aun cuando no vislumbre la alegría o la ternura.

Constatar a lo largo de la Isla la necesidad que el ser humano tiene del arte, es un lujo, un privilegio nuestro, no una desgracia de la que haya que ocuparse como un mal, sino una gran conquista cubana a la que no podemos renunciar. Porque esto dice mucho de nuestro desarrollo humano. Es parte de una complejidad y de una plenitud a la que hemos arribado, justamente, por ese ininterrumpido proceso cultural revolucionario y cuyo más delgado filamento puede solo tocarse en el alma con el arte.

Nada debe enfrentarnos a falsas dicotomías. Ninguna veleidad tecnocrática o economicista que nos haga perder la brújula. Porque la brújula tiene que ser siempre esa plenitud del ser humano, el culto sagrado a la dignidad plena del hombre.

Sobre la cultura debe regir, como de hecho se manifiesta en varias direcciones, una excepción desde el punto de vista económico. Sin dejar de renunciar a los dividendos probables en el plano práctico (con muchos nichos por explorar todavía), la cultura es, y debe ser, una esfera protegida por el Estado. Solo ello garantiza el nivel cualitativo de la tradición y de su renovación hacia nuevas identidades.

Construir un país mejor sobre columnas más racionales es impostergable, pero sin renunciar nunca a sueños e “imposibles” que están en los cimientos de nuestra nación, de nuestro socialismo y del pensamiento martiano y fidelista. Por asaltar “imposibles” llegamos hasta aquí y somos lo que hoy somos.

En su certero afán de unidad, Fidel prefigura la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en el tramo final de Palabras a los Intelectuales. En nombre de la UNEAC, muy próxima a cumplir también 50 años, queremos agradecerte, Fidel, por hacernos saber lo que vale la matria y la patria, por desafiar al mundo siendo pequeños, por hacer primar el espíritu colectivo sobre el individual sin renunciar a ser nosotros mismos, por ser orgullosos aunque jamás aldeanos vanidosos, por colocar esta pequeña gran Isla en el globo terráqueo.

Tu obra la medirá el tiempo, la historia —como una temprana vez quisiste—, porque en todo lo que se haga bien, en todo sueño cumplido estará la dimensión de la utopía que nos fijaste en el cuerpo.

Ante el mural de tu vida, ya próxima a los 85 años, y sobre la plataforma escrita en este mismo espacio hace medio siglo, los escritores y artistas revolucionarios, te decimos, como una vez tú le dijiste a Santiago, Gracias, Fidel.

*Leído en el acto de celebración por los 50 años de Palabras a los Intelectuales, el 30 de junio de 2011, en la Biblioteca Nacional José Martí.

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lunes, 9 de mayo de 2011

ACONVOYAO

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Arthur Rackham - Common Objects at the Seaside - Commissioned by Punch for their Almanack of 1905

Arthur Rackham - Common Objects at the Seaside - Commissioned by Punch for their Almanack of 1905

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“Aconvoyao” es el sinónimo cubano popular de “batiburrillo”. Batiburrillo es todo este grupo de noticias sobre Las Islas Desafortunadas, sus desafortunados mártires y sus desafortunadas glorias.

ELMUNDO.es digital es un desastre: o hay que pagar, o yo no lo entiendo. Accedí a él buscando una foto que vi en su edición impresa. La fotografía en cuestión es la de otro disidente en huelga de hambre tendido en un lastimoso camastro y con la camiseta alzada para que se vean las costillas del hambre como aquellas otras de De Juana Chaos. Este señor no inspira para nada la repulsión que me provocaba la mueca constante en el rostro del terrorista vasco de la ultraizquierda y anteriormente de la ultraderecha y que parece proyectar siempre (aún sin huelga de hambre y fugado en Irlanda) su desprecio hacia el mundo, o tal vez el amor a su novia --¡vaya usted a saber!—. Pero lo que quería señalar en la imagen del cubano era un cartelito escrito a mano que colgaba de la pared y decía en mayúsculas: “YO NO COOPERO”.

Esa fue una campaña que comenzó hace algunos años y por la Fundación Hispano-Cubana estaba apilada la propaganda con sus mandamientos. “What a dump!” me dije la primera vez que lo vi, como si abriera un frigorífico vacío y maloliente. Porque eso era exactamente lo mismo que yo había hecho durante mi etapa cubana, y, como yo, otras muchas personas. No necesitamos que nadie nos indicara “el camino a seguir” con más slogans y frases hechas. Era un asunto de ciencia y conciencia, y, sobre todo, de la paciencia de cada cual y de hastío de la obediencia. O sea, que si estos tíos, por adherirse a esa campaña plasmada en papeles con colores llamativos, eran considerados héroes, a otra mucha gente de aquellos tiempos nos tenían que haber llenado de medallas al más puro estilo militar soviético.

Todo eso siempre me ha hecho pensar cuánto ya habían colaborado antes de llegar a “apuntarse” al hit del momento. Creo en algunas personas, pero, lo siento, no creo en todas ni en cualquiera que se baje a estas alturas con esos ditirambos patéticos.

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Pero han matado a uno. A uno más. Me importa un comino que fuera un disidente o un ladrón de bicicletas, o ambas cosas. Es una persona, un ser humano, que estaría tarareando una canción de Silvio Rodríguez (Vivo en un país libre) cuando le contestó al policía que él no “circulaba” (“se iba” en argot callejero) porque era “libre”. Por supuesto que no era libre, tal vez ahora que ya andará por otro lugar… Respecto a la policía, fue un “exceso”, y hay que decirlo y repetirlo hasta la saciedad, pero es una frivolidad y una omisión de la realidad, que Johanna, en sus visiones, invite a desayunar al mundo con el despropósito represor, como si ese acto fuera algo tan extraordinario que ocurriera en Cuba comunista por primera vez. De nuevo hay que llamarle a la contención (sea ella o sea el marido quien escribe realmente el blog y twitea, con un margen de libertad y tiempo que sorprende) porque, coño, la historia no comienza a partir de la Generación Y. Primero han tenido que pasar las generaciones desde la A hasta la W para alcanzar la Y, así que ha rodado la vida.

Además, al apaleado lo encuentra un pastor baptista, que lo lleva por segunda vez al hospital. Otra vez los evangelistas. De verdad que me dan tanto miedo como los comunistas. Carlos Victoria fue un tarado toda su vida porque la madre loca lo metió desde niño en una de esas “comunidades” (la del “Séptimo Día”, creo que era). ¿Ése es el contrapunto del porvenir cubano?

Permítanme que me distancie. Adiós.

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© 2011 David Lago González

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DISIDENCIA | Habría muerto tras una paliza de la Policía

La disidencia cubana protesta por la muerte de un opositor en Cuba

Iván García | La Habana

http://www.elmundo.es/america/2011/05/08/cuba/1304890886.html

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[Omito la foto por llevar el copyright de “Penúltimos Días” y YO NO COOPERO con publicaciones cubanas paralelas.]

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Aunque los médicos del hospital Arnaldo Milián, de Santa Clara, certificaron que el opositor Juan Wilfredo Soto García había fallecido de una 'pancreatitis e insuficiencia renal' y no presentaba signos de violencia, según testigos presenciales la causa de su muerte fue una "brutal golpiza" recibida por la Policía cubana, que le habría provocado un paro cardíaco, el pasado 5 de mayo, mientras se encontraba en el Parque Vidal de esa localidad.

Elizardo Sánchez, de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, no considera que hubiera "la intención de matarlo", y los fuertes golpes recibidos pudieron haberse producido cuando la policía lo conminó a irse del parque y él empezó a gritar consignas antigubernamentales. "Condenamos la brutal golpiza que sufrió este hombre, que era un opositor pacífico. Es evidente que hay una relación de causa y efecto entre la golpeadura sufrida y su muerte".

Soto García, más conocido por 'El Estudiante', tenía 46 años, estaba casado y era padre de dos jóvenes de 14 y 20 años. Pertenecía a la Coalición Central Opositora, que preside Idania Yanes Contreras, quien en enero de este año fue arrestada junto a Guillermo Fariñas y otros disidentes santaclareños.

Acusaciones de los disidentes

Fariñas, una de las personas que más de cerca conoció a Soto, responsabilizó de su muerte al Gobierno cubano. En la funeraria de Santa Clara se encontraba una treintena de opositores velaban el cuerpo junto a su familia, que sólo pudo ver el cadáver después de realizada la autopsia. Para las 14.00, hora local, estaba previsto el entierro.

Esta violenta muerte no sólo ha causado gran indignación en la disidencia y el exilio cubanos, también que pone de nuevo contra las cuerdas al régimen de La Habana, como ocurrió en febrero de 2010, con el fallecimiento de Orlando Zapata Tamayo. Una muerte inesperada para el general Raúl Castro, sobre todo cuando todavía los comunistas disfrutaban la euforia del recién finalizado VI Congreso del Partido.

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DISIDENCIA | La paliza habría sido el 5 de mayo

Denuncian la muerte de un disidente cubano por golpes de la Policía

Europa Press | Madrid

El opositor cubano Juan Wilfredo Soto García falleció esta pasada madrugada (hora local) en la ciudad de Santa Clara (centro) a causa de los golpes que le propinaron cuatro agentes de Policía el pasado 5 de mayo, según informaron fuentes de la oposición.

Según informó en su 'blog' la disidente cubana Marta Beatriz Roque, Juan Wilfredo Soto García, de 46 años y miembro de la Coalición Central Opositora, fue golpeado por varios policías el pasado 5 de mayo en el parque Vidal de Santa Clara, capital de la provincia de Villa Clara, donde residía, "mientras lo detenían y estaba esposado".

El disidente falleció en el hospital a causa de "un paro respiratorio", prosiguió Marta Beatriz Roque, antigua presa política del llamado Grupo de los 75 y miembro de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil (APSC).

"Asesinaron una vez más a un hombre en Cuba", declaró la economista Marta Rodríguez Roque en su 'blog'. "Un hombre defensor de los Derechos Humanos ha muerto", prosiguió. "Que descanse en paz el estudiante y que acabe ya en nuestro país los asesinatos a los hombres que defienden los Derechos Humanos", añadió.

La misma fuente explicó en otro mensaje que los médicos aseguraron a una sobrina del fallecido que Juan Wilfredo Soto García "había muerto de una pancreatitis". "Sin embargo, en ningún momento salió del paro" cardiorrespiratorio, prosiguió. "La hora de la muerte fue las 12:30, hora local (6:30 en España), y "dicen que en 15 días estará el certificado médico", agregó.

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DISIDENCIA | Se cosieron las bocas [acción muy socorrida entre la colonia penitenciaria común]

Opositores cubanos en ayuno reclaman la liberación de un contratista de EEUU

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El opositor Vladimir Alejo muestra su tatuaje anticastrista. | Reuters

  • Los opositores dicen que se han negado a recibir ayuda médica del Gobierno
  • Dicen que el apoyo a Alan Gross se basa en derechos humanos
  • Ambos tienen tatuajes en contra de Fidel Castro
  • LEA MÁS NOTICIAS DE CUBA EN ELMUNDO.ES

Reuters | La Habana

Actualizado sábado 30/04/2011 16:46 horas

http://www.elmundo.es/america/2011/04/30/cuba/1304195418.html

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Dos disidentes cubanos que se cosieron la boca e iniciaron una huelga de hambre hace un mes dijeron el viernes estar dispuestos a morir por sus demandas, que incluyen la libertad para el encarcelado contratista estadounidense Alan Gross y mejoras en los derechos humanos.

Vladimir Alejo Miranda, de 48 años, y Ángel Enrique Fernández, de 45 años, dijeron que se habían negado a recibir atención médica o trasladarse al hospital en momentos en que sus condiciones de salud se deterioran.

"Hasta que no haiga (haya) una respuesta a favor de nosotros, de la oposición, a favor del señor Alan Gross, no vamos a levantar la huelga", dijo Alejo Miranda en la cama de su casa en las afueras de La Habana.

"Si tenemos que dejar nuestras vidas por esta petición, vamos a dejar la vida, seremos un (Orlando) Zapata (Tamayo) de nuevo", dijo el disidente, en alusión a un preso político fallecido en febrero del 2010 en una huelga de hambre para exigir mejoras en las condiciones carcelarias.

Gross, de 61 años, está cumpliendo una condena de 15 años de cárcel impuesta el mes pasado por un tribunal cubano acusado de introducir equipos ilegales de comunicación por satélite como parte de un programa financiado por Estados Unidos para promover la democracia en Cuba.

Fernández, el otro disidente en huelga de hambre, dijo que pidió la liberación de Gross "porque somos defensores de los derechos humanos, da igual del país que sea quien esté preso injustamente en Cuba".

"Su único delito fue traer (teléfonos) celulares, equipos de computación y laptops para ayudar a los cubanos", dijo.

La detención y condena en Cuba de Gross reanimó las hostilidades entre Cuba y Estados Unidos, frenando un ligero acercamiento iniciado por el presidente Barack Obama al llegar al poder en el 2008.

Fernández dijo que fueron visitados ya por un agente de la policía cubana de menor rango y les dijo que Gross fue encarcelado porque era un terrorista descendiente de los musulmanes.

Ambos hombres tienen la boca cosida y los labios parcialmente cerrados, pero pueden hablar y beber líquidos con un fino absorbente. Parecen debilitados y permanecían acostados en una cama durante la entrevista.

En la deteriorada casa de Alejo Miranda en un humilde barrio de las afueras de La Habana aparecen pintadas consignas contra el Gobierno y los líderes cubanos. Ambos tienen tatuajes en los que acusan de asesino al ex presidente cubano Fidel Castro.

Fernández dijo que una vez fue encarcelado por llevar ese tatuaje.

Elizardo Sánchez, de la ilegal pero tolerada Comisión Cubana de Derechos Humanos, dijo que la huelga de hambre "no es muy popular" dentro de la oposición, aunque están atentos para brindar ayuda "moral".

Sánchez dijo que otros disidentes cubanos no habían prestado su ayuda a los dos hombres en huelga de hambre porque no se conocían bien y porque su demanda de libertad para Gross no era "tan atractiva" como otras causas.

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Otro despropósito. El gobierno francés se niega a homenajear a Celine por su vinculación al nazismo, pero a Fina García Marruz le dan el Premio Reina Sofía de poesía. En este caso no cuenta la basura escrita loando las gestas comunistas cubanas. Además, este artículo se (en)titula “Homenaje a la Cuba secreta”. ¿Secreta? ¿Cuál era el secreto o el secretismo? ¿Ahora escribe loas a Guillermo Fariñas?

DLG

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LITERATURA | Premio Reina Sofía de poesía

Homenaje a la Cuba secreta

EL MUNDO.es | Madrid

Actualizado jueves 28/04/2011 20:24 horas

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/04/28/cultura/1303990340.html

La poeta Fina García Marruz (La Habana, 1923) ha sido elegida por el jurado del Premio Reina Sofía de poesía, concedido por el Ministerio de Cultura al conjunto de una obra. Marruz, que posiblemente sea la decana de las letras en español, fue la única mujer del grupo poético de la revista 'Orígenes', en la que también escribieron Lezama Lima, Gastón Baquero, Eliseo Diego, el padre Gaztelu y Cintio Vitier, que fue su marido. María Zambrano, que vivió en La Habana, se refirió en los años 40 a este colectivo como La Cuba secreta. Su valor fue el de modernizar la literatura cubana de la época.

El poeta Luis Antonio de Villena explicó hace unos meses el valor de Fina García Marruz en las páginas del diario EL MUNDO: "Fina García Marruz publicó sus primeros textos en los inicios de los años 40, pero su primer gran libro será 'Las miradas perdidas' (1951)', que casi nos la muestra como lo que es, una ilustre desconocida. Una mujer frágil y hacia dentro, que ve salvación en la poesía, y que ha vivido y escrito -acaso protegida sin saberlo- por la religión, la pobreza y el desaliño, como señalan varios críticos. Religión porque como muchos origenistas se ha situado más que bajo ningún credo, bajo el hecho religioso en sí, del que puede formar parte la poesía ('Poesía, ven,/ refrescadero,/ única luz/ de mi juventud...').

clip_image002Eliseo Diego, Bella García Marruz, Fina García Marruz, Cintio Vitier y Agustín Pi (en la foto) compartieron las páginas de Orígenes con Lezama Lima.

Este otoño, la editorial Pre-Textos recopiló la obra poética de García Marruz en un volumen, 'El instante raro', elaborado por Milena Rodríguez Gutiérrez.

El Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana está dotado con 42.000 euros y tiene por objeto premiar el conjunto de la obra poética de un autor vivo valioso para el patrimonio cultural común a Iberoamérica y España. Entre sus ganadores aparecen Francisco Brines, José Emilio Pacheco, Juan Gelman, Nicanor Parra o el recién fallecido Gonzalo Rojas, que inauguró el palmarés en 1992.

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Me fantasmo.

Gasparín

sábado, 22 de enero de 2011

NO ES LO MISMO

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NO ES LO MISMO jugar a La Revolución, jugar al revolucionario patriótico contra el gusano asqueroso, al “culturoso” que va por el mundo (y el in-mundo) representando totalitarismos como quien patrocina una bebida refrescante (aun cuando se llame Eliseo Diego con sus particulares derechos humanos en la Helvetia; o Senel Paz salvado in extremis del pecado de sostener falo camagüeyano a cambio de favores de representación), o después intentando salvar de esos malhadados accidentes algún ripio mínimamente presentable, QUE jugar a las cuquitas o al médico y al enfermo.

Los vestiditos vuelven.  La marea sube siempre de nuevo.  Los besitos que se dieron se salen del corazón.  La representación, la actuación, tiene siempre una crítica.  Una crítica a veces muda, pero muy severa.  Es la memoria.

Es el asco.  Y la repulsión.

[He leído a medias el post de Zoé Valdés en su blog.  Quizás después pueda terminar de hacerlo.  Pero hoy, definitivamente, no es mi mejor día (y suma y sigue).  Mientras, Los Viajeros de la Infamia, siguen con sus botas sucias aplastando la hierba.]

(http://zoevaldes.net/2011/01/21/de-como-se-construyen-los-pactos-entre-los-artistas-bichibobos-y-el-regimen-castrista-y-de-como-algunos-nunca-pactaron/)