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jueves, 21 de abril de 2011

“Los sueños, sueños son” (pero…)

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Esta madrugada me desperté como a las 6 y lo primero que vi fue el miedo de unos nigerianos atrapados en el fuego cruzado de Libia. (Me había quedado dormido en mitad de un programa de TVE1 sobre actualidad, mayormente política, y comentarios, debate y opinión.) Pobres negros, pobre África. Un continente maldito, cuya maldición tiene su origen en que sirvió de cantera humana a los imperios coloniales europeos, generando una degenerada clase de mediadores de desalmados foráneos y nativos que capturaban y vendían lo que en aquellos tiempos no tenía consideración de “ser humano”: al ser humano. Si América ibera nunca se ha repuesto de las consecuencias del expolio practicado, sobre todo, por los imperios españoles y lusos, y sigue siendo hoy el desastre que es y habiendo servido ese expolio como germen del menosprecio que siente América por sí misma (otra cosa es la sobrevaloración que contrarresta negativamente este sentimiento de menosprecio), qué puede quedar para un continente cuya principal materia prima expoliable fueron sus habitantes.

En fin, el caso es que mi disposición a dormir es algo muy inestable, cosa que verdaderamente me aterra la posibilidad de alcanzar los grados de locura pasiva y silente que llegué a experimentar años atrás.

El sueño de anoche era agradable, sé que era agradable, pero ya lo olvidé. En cambio, no he podido desprenderme básicamente de dos seguidos que tuve la otra noche, hará como tres días: en el primer sueño, larguísimo, yo asistía como espectador a la tortura y asesinato de una pareja gay que no sé quiénes eran; me desperté en uno de esos clímax, sobre las 6:30, y me volví a quedar dormido, para soñar entonces con que mi madre moría de tuberculosis. A veces tengo miedo disponerme a dormir. Cada dos o tres noches me tomo un opiáceo para asegurarme que el tiempo horizontal sea reparador.

Conversando con mi psiquiatra, hombre al que admiro y respeto mucho, corroboraba distintas manifestaciones de la ansiedad (de tenerme en MIS brazos, musitando palabras de amor… ansiedad de tener MIS encantos y en la boca volverME a besar…). Por ejemplo, es ansiedad (y NO depresión) el no poder arrancar por las mañanas, la disgregación mental, el escribir veinte cosas a la vez y no concretarme en ninguna…

-o-

Anoche (20.04.2011) me tomé finalmente mis pastillitas de lormotazepan 2 mg., para dormir de un tirón y recuperar el sueño real perdido. Pero a las 6 de la mañana –siempre pasa algo a las 6 de la mañana, ni que fuera la hora en que mataron a Lola— el teléfono sonó una primera vez. Lo dejé pasar: “será un puto trasnochado”, pensé. Pero insistieron, y entonces pensé que igual se había muerto alguien querido de los pocos que quedan ya. Final, era una amiga a la que no he vuelto a ver más, que en su momento fue pre-jinetera camagüeyana; pues antes de que existiera todo eso de lo que tanto se ha hablado después y han escrito novelas y filmado películas gente que posiblemente se inventa una buena parte de la historia para hacerla más vendible, esta chica (creo que aún siendo menor de edad) decidió irse para La Habana, en compañía de una chica bellísima, de una hermosura verdaderamente exótica, apodada Heidi, a la caza del marinero mercante griego. Ya Heidi tenía un niño precioso, fruto, creo, de tales aventuras. Y esta amiga dijo: “ay, ya está bueno de bobería, yo me voy a resolver”. Y a La Habana partió, con su almeja entre las piernas. Bueno, el caso es que ella ha descubierto que yo todavía, tampoco, no me he muerto y quiere que le escriba cartas, pero cartas postales… y a mí eso me cuesta mucho trabajo. Lo voy a hacer, lo juro por el Santo Niño de Praga, pero me cuesta un trabajo……………….. espantoso.

Luego estuve durmiendo hasta las 12:30. Creo que he recuperado parte del tiempo perdido.

DLG

domingo, 17 de abril de 2011

Cuadernos de Camagüey (2)

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BODA 228

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De:

Mi CorresponsalA en Camagüey <…>

Para:

David Lago Lago Lago-Gonzalez <david2305@yahoo.es>


Me acabo de enterar de que la compañía de seguros MED-LIFE acaba de pagar allá en la isla, la suma de $30.000.00 a un cubano que murió y que había decidido regresar a vivir a Cuba. Y el embargo? bien, gracias.


Ésta es una nueva modalidad que ahora están usando muchos "exiliados políticos" que han salido huyendo del COMUNISMO porque ése es el ticket de entrada que nos abre las puertas del Imperio y que automáticamente nos da el estatus de refugiado  para comenzar a vivir dentro de las entrañas del monstruo.  Ahora es natural el encontrarse a esta gente viviendo en Cuba COMO CARMELINA mientras el TIO SAM los mantiene desde el corazón del norte revuelto y brutal. ¿Y el embargo? Bien, gracias.


Esto lógicamente el gobierno cubano lo sabe de sobra pero al final del día, es básicamente lo mismo que están haciendo con la pandilla de delincuentes, narcotraficantes y fugitivos de otros países que se han refugiado al abrigo del "Padrino", aunque, por supuesto, mientras con ellos entren sus infladas cuentecitas bancarias. Es obvio y de todos sabido, que los exiliados le están -o le estamos-resolviendo "la papeleta" a una gran parte de los que viven allá y eso es la especie de chantaje emocional que utilizan contra nosotros pues saben que no dejaremos que se jodan nuestros padres, amigos o hermanos porque no tengan un par de zapatos que ponerse ni medicinas para controlar sus enfermedades. Mi madre es diabética y yo no puedo dejar de enviarle, desde el azúcar para diabéticos hasta otras medicinas, medias y zapatos para ayudarla y resolverle su condición. Aunque también se que -como cubanos al fin- muchos no tenemos noción de lo que es el límite de las cosas y ahí es donde empiezan a aparecer, como flores en un jardín, los Plasma TVs, Motocicletas, etc., etc.  

Te decía en mi carta anterior que, ahora somos los cubanos los que estamos levantando aquello de la misma forma en que los americanos lo hicieran con anterioridad. Tú no tienes idea de la cantidad de casas particulares que se dedican a vender cuanta cosa les lleven o les envíen sus familiares desde hache. Las tiendas "el comercio" están para vender cosas mayores: televisores, refrigeradores, aparatos de aire acondicionado y cosas de mas valor y tamaño que son más difíciles tratar de encontrarlas "en bolsa negra" aunque esto no quita que aparezcan!! Nada más tienes que hacer los contactos adecuados para que  te los pongan en la puerta, siempre en un jeep o en un carro del estado PARA QUE NO LLAME MUCHO LA ATENCION. El resto de las cosas como ropas, zapatos y cosas por el estilo, eso lo manda la gente de Miami para que sus familiares los vendan y los distribuyan allá en la ciudad y en el campo ¡ASI COMO SUENA! Nadie va a las tiendas de ropas conocidas allá como "trapi-chopi" porque ahí lo que venden son las cosas usadas que nosotros y ustedes donamos para que los regalen a los necesitados pero que allá el estado vende a precio de mercancía nueva y eso luego que éstas pasan por "el tamiz" de los responsables de su distribución, quienes, como de costumbre, se quedan con lo mejor para venderlo "por debajo de la mesa". Cuando tú dices de ir a comprar algo, lo que sea, siempre te aconsejan que lo compres a los particulares pues, "lo que vende el estado es más caro y es una mierda". Esto es una idea generalizada que te convence cuando tu entras a una de esas tiendas bien montadas a nivel de aire acondicionado pero te encuentras con los precios y la calidad de lo que te quieren meter por los ojos (y por el culo) que no son comparables con la calidad y precios de lo que se vende en la calle y que es, o mandado de Miami o "birneado" con los extranjeros pues estos últimos son la competencia de nosotros los exiliados. estos son los que llevan y venden carros, motos y cosas de mayor envergadura.

Sobre la experiencia de ir de compras a una de estas tiendas: en El Encanto (remodelado luego de que lo quemaran) El Globo, La Sultana y todo establecimiento que tenga puerta de entrada y de salida, siempre te vas a encontrar una serie de porteros que, aparte de no abrirte la puerta para que entres, no te permiten pasar dentro del establecimiento con tu maletín o cartera y te espetan entonces que LO TIENES QUE DEJAR CON LA COMPANERA DE LA TAQUILLA y recogerlo cuando vayas a RETIRARTE (estoy usando la diarrea bucal que ellos utilizan), entonces te entregan EL NUMERO que te toca y que aparece escrito con lápiz en un pedacito de cartulina cortado a mano que te servirá como comprobante. Ah, y cuando vas a RETIRARTE, tienes que entregarles el recibo de pago donde aparece la lista de todo lo que compraste y por lo que pagaste para que ellos, como si en realidad estuvieran haciendo algún trabajo serio, abran las javas, miren lo que hay dentro, lo comparen con el recibo y entonces, cuando están "convencidos" de que no te estás robando nada, entonces te dejen pasar a que RETIRES tu maletín o tu cartera.

No es lo humillante de toda la experiencia sino que, te das cuenta que esos estúpidos no saben siquiera ni contar ni les interesa lo que están haciendo. Yo, en mas de una ocasión me escondí cosas en mis bolsillos nada más para comprobar que esos inútiles ni saben lo que hacen ni les importa un pito. Ellos son un grupo de más de diez individuos por establecimiento, atravesados en las puertas y cobrando un salario cada uno de ellos por no hacer ni cojones nada más que molestar. Entonces, por otro lado te enteras de que los Sábados cierran a las doce del día y los Domingos no abren!!!  luego se quejan de que la economía no avanza. Y es ahí cuando los Cubanos con "FE" (familia en el extranjero) hacen zafra pues la gente entonces se vuelca a comprar mercancías en sus casas particulares.

El gobierno se encarga de intervenir las casas particulares de gente que se han ido y que no han tenido a quien dejárselas, esa es otra película de horror el hacer el tramite de traspaso a algún familiar que puede ser hijo o madre o padre. De ahí en lo adelante, la casa pasa a manos del gobierno y esto implica que, con el paso del tiempo pues, la propiedad se derrumba porque no hay quien la arregle y además, como regla general, ésta empieza a ser bandalizada por los propios vecinos que necesitan, desde un fregadero, una taza de servicio hasta las mismas puertas para reponer las de ellos o para utilizarlas en la casa nueva que se están construyendo. Esto ultimo, siempre y cuando esta familia tenga "FE". También estas propiedades pueden ser vendidas prácticamente en pedazos, comenzando por las tejas del techo hasta las tomas eléctricas y los cables de la luz que aun existan y que sean solicitadas por quien esté construyendo su nueva casita.

Ahora se están viendo muchas remodelaciones y muchas fabricaciones de nuevas casas por donde quiera que uno va, esto se debe gracias a los bajos precios en que se puede conseguir una casa vieja o un solar vacío donde se nota que en tiempos pasados ahí existió una vivienda y que pertenezca esta a un cubano o una cubana que no tuvo ni tiene dinero para arreglarla. En este caso, el comprador o compradora se  casa con el propietario o propietaria para al cabo de unos meses divorciarse y entregar la casa como "repartición de bienes" (Ya para ese entonces un par de miles de dollars han pasado de una mano a la otra) y ahí se cumple con lo que la ley exige. Es entonces cuando las nubes se abren en el cielo y de lo alto desciende, montado como Aladino en una flamante alfombra repleta de dollars, el abominable y detestable marielito, Gusano, traidor a la patria, PIN-PON-FUERA pariente, que vive en Miami y que, inexplicablemente, en menos de lo que un mono se rasca el culo, fabrica una súper mansión con cocina y baños de azulejos, pisos de granito, todo tipo de comodidades, efectos eléctricos y hasta AIRE ACONDICIONADO!!!! que el gobierno no pudo hacer  ni resolver en cincuenta y un anos, según ellos, POR CULPA DEL BLOQUEO. 

Lo triste de esto que uno tira a jodedera es que, mientras el pueblo tiene que vivir en casas que literalmente se están derrumbando, no hay una etapa del año en que no se estén construyendo plazas, parques y obras monumentales que sean siquiera necesarias. Ahora mismo están construyendo una especie de MOLE DE CONCRETO en lo que era el parquecito de la pizzería "El Gallo" que, aparte de ser una cosa desproporcionadamente grande para el espacio que ocupa, es algo tan feo y falto de gusto que ofende. Súmesele que están renovando la calle Maceo OTRAVEZ y ahora han eliminado las aceras que terminaron de reconstruir el año pasado. "El Boulevard" como ellos le llaman ahora, es plano, sin aceras y exactamente al nivel de las entradas de los establecimientos y lo mas notable es que, según los propios constructores, cuando comiencen las lluvias, no habrán suficientes desagües como para que el agua no se acumule, lo que creara el nuevo problema de las inundaciones dentro de las tiendas, pero entonces quizás se vuelvan a romper las piezas de granitos del boulevard para hacerlo, otra vez,  de modo que no se inunden las tiendas.
PARQUEO PLAZA DEL GALLO

Uno de los crímenes mayores contra lo que ellos consideran "el casco histórico" fue el repellar y poner "bonita" la iglesia de la misma “Plaza del Gallo" (no recuerdo el nombre) con lo que gastaron una fortuna en repararla matando lo que la hacia peculiar que fue su aspecto de edificio viejo y sus paredes de ladrillos, cosa que podía haberse restaurado sin tener que llegar a lo del repello Y LOS COLORES ROJOS Y ROSADO QUE LE HAN METIDO que la hacen lucir como un Cake gigantesco!!

Pero, las casas se están cayendo, por culpa del Bloqueo.

Hace un par de años, un político recién electo vino con la idea de abrir una zanja para pasar una tubería de desagüe y aliviar el problema de las inundaciones en el barrio. Ya sabes que, con el tiempo los tubos nunca aparecieron y los vecinos se dieron cuenta de que era mas fácil botar la basura en dicha zanja lo que con el paso del tiempo se convirtió en el basurero del barrio y como es lógico el hueco se llenó de mierda. Bueno, a aquel político "lo plancharon" y ahora estrenaron uno nuevo que, sin pensarlo dos veces, mandó unas aplanadoras para emparejar la calle y sepultar el mierdero que sirvió como relleno. Dice este individuo que próximamente y cuando haya recursos materiales,  pavimentarán la calle. Los vecinos dicen que si, que eso va a pasar luego que el imperialismo ataque!!

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Ja,ja,ja,jaa!!!!

LUEGO TE CUENTO MAS!!!!!!!

UN BESO!

 

(Post vinculados: http://heribertopenthouse.blogspot.com/2011/04/cuadernos-de-camaguey.html)

martes, 12 de abril de 2011

Cuadernos de Camagüey

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© 2007 David Lago-Gonzalez, “This is not ART” graffiti

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NOTA DEL BLOGGER: Reproduzco el parte de mi corresponsala en Comala Comunista, en gran parte por lo harto que estoy de la imagen de LA VIDA REAL EN CUBA que dan, tanto el Estado cubano como la disidencia cibernética (admitida con gracia por la sección revisionista de la izquierda española –que es hasta lo más que pueden llegar, de igual forma que la intelectualidad, tanto española como cubana derivada de la neutralización del pensamiento) y la disidencia aguerrida y patriótica convencional, que cada vez más se hace acompañar de estampas tamaño DIN-A4 de la Virgen de la Caridad (versión moderna pedestre y lastimosa de los rosarios colgando de los pescuezos de los barbudos cuando bajaron de la Sierra –de los cuales me acuerdo perfectamente ahora como si fuera todavía aquel niño, más que fascinado, atolondrado, que miraba hacia arriba desde mi tamaño infantil encontrándome en el camino matas de pelo en pecho y en barba antes de llegar a la boca y los ojos de aquellos hombres que ocupaban la sala de mi casa, durante su Gran Marcha Hacia Adelante cuando pasaron por Camagüey camino de La Capital, que después convirtieron en El Capital de Marx para terminar reconvirtiendo todos los capitales en el de cada oportunista oficial-oficioso tanto de dentro como de fuera, y no sigo porque después van a decir que uno copia el facilismo ocurrente de Cabrera Infante..)

Como podrán apreciar, esto no tiene nada que ver con “Las Crónicas de Indias” que emite Johanna, la Reina de la Salsa Bloguera y Habanera desde su atalaya, ni con toda la basura patrioteril de los egresados de la ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños) que la Iglesia-Estado cubana [dos teocracias en una, codo con codo, para que unidas jamás sean vencidas, o lo que es igual decir “Timba y la Trampa”, “la soga y el cordero” (o es el caldero?)] monta en aviones zapateriles con destino peninsular. Tampoco con lo que escribe Mauricio Vicent para El País.

¡Disfrutarlo!

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Bueno, ¡ALLÁ VA ESOOOO!!!!!!!!!!

CUBA YA COMENZÓ A EVOLUCIONAR: ¡AHORA SE PARECE A HAITI!

Demoré en hacerte "la historia" porque no quiero sonar como un disco rayado. Ya una vez te conté mi experiencia y mis puntos de vista sobre aquello y esos siguen inalterables aunque ahora me tropecé con ciertos cambios (Y  dale con la dichosa palabrita) y esos cambios me sorprendieron un poco. En primer lugar (…),  a quien vi igual que en el año pasado, encerrado en su casa y en su mundo de achaques y de frustraciones (justificables todos), pero que ahora se  le ha sumado la aterradora idea de que VAN A ELIMINAR LA LIBRETA DE ABASTECIMIENTOS!!! Esto implica, según él, que ahora existirá la posibilidad de que, cuando el arroz llegue a la tienda, se abalanzarán todos a comprar y a acaparar mientras él –que ya no tiene fuerzas para fajarse en una cola— se quedará sin comida, tendrá que comprarla entonces de contrabando a mayor precio y él no tiene de donde sacar para cubrir esos gastos. ASÍ COMO SUENA. Por lo demás, … (más personal)

Visité tu casa en García Roco pues pensé que te gustaría ver y saber de ella e incluso le pedí permiso al matrimonio que vive actualmente en ella y fueron bien atentos en dejarme solo y permitirme tirar las fotos que quisiera y, en fin, ya las habrás visto AUNQUE NO ME MANDASTE A DECIR NI PINGA DE ELLAS!!!. Pero yo disfruté mucho el volver, sobre todo, al pedacito aquel de la saleta donde estaba el tocadiscos y donde tanta música escucháramos. Habrás notado lo bien conservada que está y eso se debe a que sus inquilinos la han convertido en un Bayú, donde la gente paga para singar, cosa que en estos días es como decir que se arreglan uñas o se venden durofríos. ¡Hasta ahí hemos llegado! De todos modos,  te digo que me emocionó mucho el haberme reencontrado con el lugar pues, entre otras cosas me hizo recordar mucho, a Enrique y a tu mama. Hay una señora que vive a dos casas de la tuya, no recuerdo su nombre pero ella me dijo que se acordaba mucho de ti y que te diera muchos recuerdos de parte de ella. Yo toqué por error en su puerta y ella me indicó donde era, me reconoció y enseguida me preguntó por ti.

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Bueno, de Cuba ya se puede esperar cualquier cosa y cada cual en la isla está tan cansado, tan obstinado y tan JODÍO que ya les da lo mismo "chicha, que limoná". Un americano viejo, compañero de trabajo, a quien yo le contara cómo estaba aquello, me dijo una frase en inglés que describe exactamente lo que pasa con los cubanos "They are broken" y eso en este caso define exactamente el estado mental de ellos allá en la isla. La indiferencia es absoluta, la falta de interés para hacer algo que les pueda traer mejoras es aplastante y llega al punto en que uno, que ve las cosas desde fuera, se frustra pues te das cuenta de que a nadie le interesa nada ni está dispuesto a hacer nada y esto es algo que el propio gobierno y los dirigentes lo saben y de lo que desde sus cargos, se aprovechan para no hacer nada para beneficio de nadie pues si no hay quien exija, nada se hace. La corrupción es a todo tren y siempre son los altos dirigentes quienes salen tronados pero ya todo el mundo sabe que "el próximo" --a quien nadie conoce--, va a ser igual o peor y a ése tampoco le va a pasar nada cuando le llegue su turno y así, uno tras otro, siempre lo mismo. Mientras tanto, cada cual sale por la mañana a inventar y ver lo que "se les pega" pues la libreta de abastecimientos es una especie de reliquia que ya no tiene uso y el que no invente por su cuenta se muere de hambre pues las tiendas están vacías. Hay vendedores por doquier que te venden desde el pan, verduras, conejos, patos, flores, you name it!!! Vas por las calles y a ambos lados encuentras viejas y viejos vendiendo coquitos, cremitas de leche, cosas de uso, tomates.......¡el infinito!! Hay camiones modernos para la recogida de la basura y este pasa dos veces por semanas, son iguales que los de aquí aunque allá en Cuba, los que recogen la basura llevan unos sacos enormes donde van depositando todo lo que otros botan y que a ellos les puede servir de algo: zapatos rotos, ropas desechadas, COMIDA. Yo les pregunté por qué lo hacían y uno de ellos me dijo que "Tú no sabes lo que mi familia resuelve con esto".
MI CASA ALEGRE Y BONITA

Ya cuando estaba en el aeropuerto en espera del avión, éste se demoro nueve horas y media. ¡Alégrate! -me dijo una de las oficiales-, usualmente se meten hasta veinticuatro horas, así que puedes darte golpes en el pecho".... a mí, que no me gusta torturarme mucho, me dio por no golpearme, aunque sí experimenté de pronto una especie de paz y creo que hasta me sentí feliz y dichoso por haber tenido que esperar nueve horas y media nada más.

El sistema de aire acondicionado del aeropuerto, Aire Central, nunca funcionó, por lo que alguien decidió, en vez de arreglarlo, comprar unas unidades tan grandes o más grandes que el refrigerador de tu casa para resolver el problema. Estas están distribuidas por todo el área del piso superior, unas seis u ocho unidades que supuestamente enfriaran el local de arriba y de abajo construido en forma circular. El segundo piso está diseñado para que los pasajeros puedan ver aterrizar los aviones desde allí, por lo que todas las paredes son de cristal excepto en una parte donde hay una barra para quien quiera comprar cosas CON DOLLARS (Aquí los cubanos no tienen acceso) y algunas mesas distribuidas a su alrededor. El calor que mete el sol a través de los cristales es simplemente brutal; las unidades de aire acondicionado están hechas para enfriar si acaso una oficina A LA SOMBRA así que, lo poco que éstas puedan enfriar se lo traga el calor del sol mientras que los infelices que están en el piso de abajo casi se desmayan pues, no hay donde meterse y, una vez que pases por la aduana AHI TE QUEDAS!! De la única manera en que se puede sentir un poco de aire fresco es sentándose exactamente frente uno de esos aparatos y eso fue lo que yo hice. Moví una mesa y una silla y ahí me senté!!!

Uno de los empleados, obviamente de la Seguridad del Estado, vistiendo el uniforme verde olivo, se me acercó para decirme lo ingenioso que yo era, yo le di las gracias y cinco minutos mas tarde estaba él, con los ojos agua'os contándome su frustración porque, teniendo dos hijos pequeños, él veía la diferencia entre los niños extranjeros, lo felices y lo infantiles que se veían, comparándolos con los de él que a los  ocho y diez años parecían militares. Que estaba obstinado por tantas restricciones y por tanta hipocresía pues, ellos tenían que recibirnos a nosotros cordialmente y como si fuéramos familiares pero hasta ahí. Eso que él estaba haciendo, conversando conmigo, podría traerle malas consecuencias. Ya él estaba "hasta la coronilla" de tanta mierda y tanta "muela" y lo mas jodío era ver cómo los dirigentes y sus hijos, no paraban de entrar y de salir del país y todos vía Miami, mientras ellos los "Integrados" se habían quedado "sin escalera y reguindados de la brocha" pues ni podían salir como los comunistas grandes ni podían relacionarse con "los Gusanos de Miami" pues los castigaban.

Ahí te mando unas fotos de cosas que me encontré. Fíjate en el busto de Martí, que, hace unos cinco años a alguien se le ocurrió PONER UNO EN CADA CUADRA y estos debían ser bien cuidados y  mantenidos bien limpios por los CDR etc. Ya quedan muy pocos pues, entre otras cosas, los vecinos los han utilizado como relleno en los cimientos de sus casas en construcción. Me dijo una prima mía que cogieron un vecino de ella con un cuarto lleno de cabezas de Martí, de las que ya había desbaratado a martillazos más de la mitad. Los que sobreviven ya ves en el estado en que se encuentran. (…)

EL APOSTOL

Aquello no tiene arreglo porque ya está arreglado. De eso te escribo en mi próxima carta la semana que viene pues ya no doy más. En los 50 los americanos comenzaron a mudarse a Cuba y a levantar aquello. Ahora son los cubanos quienes lo están haciendo. Las dos cabezas del círculo se volvieron a encontrar.

UN BESO.

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(To be continued…)

Opposites by Killer Napkins

Opposites by Killer Napkins

sábado, 16 de octubre de 2010

El sombrío arte de la epístola

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NIKI - Si_pero_con_cuidado 008 (2)_Inversion Polar© David Lago Gonzalez, Digital Art 2010 (Niki One) 

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(Gracias a esa mujer enigmática t.c.c --también conocida como— “Loca del Blog” por haberme re-enviado la misiva desde Montreal)

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Se lo dedico a Cheny Pardo,

pues sé lo mucho que él aprecia al personaje,

y al ser humano que está detrás,

y muchas veces me hace recordar cosas que yo he olvidado.

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Copio un fragmento:

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“No salgo. La ciudad está criminal, horrible, oscura, cruel, áspera, como una sombra de algo que no fue, no es, no será. Una ciudad que no tiene historia y mucho menos memoria, que es lo peor que le puede pasar a una ciudad. Por lo tanto prefiero vivir puertas adentro, conmigo y con mis fantásticos fantasmas, mis amigos, muy pocos que me visitan casi a diario. Como muy sano, nada de grasas y salsas y excesos, no. Estoy como nunca.

Te recuerdo como al mejor, te deseo paz y más paz.

Josep”

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Posiblemente hacía más de 20 años que no veía una letra suya. La primera lectura casi fue inútil, tan poco acostumbrado ya está uno a leer un manuscrito. Confieso que tuve que leer la carta varias veces y así fueron saliendo palabras y signos que en un primer momento no pude distinguir. Fue como abrir un cofre musical poquito a poco, asomándome por la abertura para comprobar si el interior era el mismo que yo conocía.

Ése es el idioma que hablábamos, el mismo idioma que seguimos hablando. Es un lenguaje propio, único, muy lejos de los estándares de perversiones de estilo oficioso o popular. Ni teníamos ni tenemos nada que ver con toda esa ebullición del mal gusto que nos deja sin agua y terriblemente sedientos de algo hermoso y humano. Querríamos encontrar en el mundo exterior algo mínimamente semejante al profundo río que (nos) circulaba entonces por debajo de la ciudad, y que sigue su corriente por debajo de otros océanos y sabanas.

© 2010 David Lago González

 

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NIKI - Si_pero_con_cuidado 008 (2)_Ruido Mediano_Curvas RGB© David Lago-Gonzalez, Digital Art 2010  (Niki Two) 

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miércoles, 16 de junio de 2010

From Camagüey, with love (2)

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Boris Indrikov - Waiting, 1998, Oil on canvas(Boris Indrikov - Waiting, 1998, Oil on canvas)

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por acá más o menos the same, entrando en un 2do periodo especial.
muy contrariado o triste, o qué se yo. pero sería una mierda andar llorando, así que no lo divulgues.
te comprendo todo perfectamente. 1 beso

(2010)

From Camagüey, with love (1)

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LA ZANJA(Camagüey, paisaje bucólico con cerdo para asar, 2010) 

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XX:  ………………..

YO: Sí, ciertamente parece Haití.  No parece Camagüey, sino como un pueblo de campo.
Me intriga lo de la zanja en medio de la calle.  Es para que corra el agua cuando llueva?  Eso se remonta a las calzadas romanas (romanas de Roma pero de cuando Nerón y Calígula)

XX: La zanja en medio de la calle es (o fue) un proyecto creado por el JEFE DEL DISTRITO unas semanas antes de las elecciones y destinado a resolver el problema de las inundaciones. Eso fue en el ano 2004. Era profunda como para albergar esos tubos que se instalan usualmente para el desagüe hacia el río. Creo que sabrás que mi familia vive a dos cuadras del río, pegados a la planta eléctrica. Te acuerdas de la planta eléctrica?? Que bueno que la recuerdas. Se derrumbó hace mas de diez años y la van a reconstruir, creo que junto a las tuberías que pasan por la zanja frente a la casa de mi madre.

Los vecinos de la calle de la zanja (Nada que ver con la Habana) como prácticos y acostumbrados a convertir el revés en victoria, contentísimos están de que la zanja exista pues por los últimos años se han visto liberados de los inconvenientes que acarrea el tener que levantarse de madrugada para plantar las bolsas de basura en la puerta del vecino sin que éste se entere y en el caso extremo, al otro día por la mañana encontrarlas de regreso en la puerta porque el vecino, que no duerme para saber quién lo hace, con la misma las devuelve a su puerta de origen para entonces, por la mañana, compartir su tacita de café juntos.

Pues esa es la historia de la zanja.

(2010)

 

NOTA DEL BLOGGER:  Sí, son detalles de la ciudad donde nací.  Antes era una ciudad; ahora, como digo, parece un pueblo de campo.  Creo que tanto la imagen como el texto de mi amigo, distan bastante de las postales para turistas y fundamentalistas observantes de la fe más absoluta y anormal que muestran otros blogs y que la misma Generación Y narra en sus textos ¡oh! tan artísticos.

Hace poco fue otra amiga.  A Camagüey directamente (la verdad es que los de Camagüey sólo nos interesa Camagüey, qué le vamos a hacer, somos así de “exclusivos”, como los catalanes).  Allí no hay coches, no hay tráfico, no hay “carros”.  Pero cuenta que lo que más le impresionó es el ruido que se oye por todas partes, una especie de murmullo continuo que no para ni por la noche, y es que la gente ya no habla sino grita, de balcón a balcón, de acera a acera, todo el mundo habla cuanto más alto mejor.  Debe deberse, seguramente, al grado de educación que hemos recibido de la Revolución.

DLG

martes, 18 de mayo de 2010

CUBA y LA VERDAD DESNUDA

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Madrid, 12 de mayo de 2010.

Elio is a very close friend of mine que vive en Miami desde su llegada a EE.UU. en mayo de 1980 a través de aquello que se llamó "el éxodo del Mariel". Tiene la inmensa suerte de carecer de voluptuosidades intelectuales --yo prefiero el término peyorativo que muchas veces le he oído decir, con toda razón, a Fidel Castro: "intelectualoides" o "pseudo-intelectuales", ya que verdaderamente considero que la seriedad de la intelectualidad cubana, de sobra siempreligada al poder, brilla por su ausencia--. Elio es, lo que en buen brasileiro, se definiría como "um cara legal" ("un tipo legal", en cubano de la calle). Pertenecemos a ese grupo de Camagüey que, en aquellos años duros en que personajes como el pésimo autor de esa obra homónima, brillaban en cambio por su molesta presencia, nosotros pertenecíamos a eso que yo he llamado "la expresión obviada" y Karin Aldrey define, por su parte, como "la generación subterránea", y a los que verdaderamente una buena carga de talento y dignidad nos protegía de caer en el oportunismo y la conveniencia de la nutrida camada de colaboradores que fundaron, representaron, bien vivieron y mal vivieron a la sombra de la organización estatal Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y que hoy, PARADÓJICAMENTE, sigue constituyendo un aval para el reconocimiento internacional de los reciclados artistas.

Ésta es la opinión de su último inevitable viaje a Camagüey, Cuba.

"En tu última carta me pides opinión sobre cómo anda la cosa en Cuba y bueno, esto es lo que yo pienso: Allá todo anda bien. ¡Así como suena! Eso no tiene arreglo porque ya todo está arreglado y la vida se resume en que "la cosa aquí es resolver" y siempre "se resuelve". Aquello no que ver nada con lo que dejaste ni lo que dejamos, allá se vive como dicen los alcohólicos "un día a la vez" y eso te demuestra que es una sociedad enferma. Tienes que darte cuenta que nosotros, los de nuestra generación, pasamos de lo mejor a lo peor, nosotros vimos cómo las cosas que tuvimos cuandopequeños se fueron desvaneciendo y se fueron transformando en algomalo y por eso siempre mantuvimos la idea aquella de que lo de antes fue mucho mejor que lo de ahora. Sin embargo, toda esa generación de muchachos que ahora están en sus 20s, ellos todavía recuerdan y tienen fresco en la mente la década del "periodo especial", cosa que, aparte de monstruosa, tuvieron que zampársela por casi diez años y todos, absolutamente todos, decidieron someterse y no hubo una voz que saliera a decir ni a criticar nada pues, cuando aquello no había tanta injerencia de la prensa dentro del país. Por lo tanto, todos aguantaron calla'os y así sobrevivieron; entonces, de buenas a primeras, aparecieron los dollars y las mariposas(1), llenas de colores y perfumes comenzamos a invadir de regreso el oscuro y maloliente país y con eso ya empezaron a verse cosas "bonitas" y nosotros vinimos a convertirnos en los leones del circo del pueblo, donde todos venían a disfrutar del show (y a ver qué se les pegaba). Esto se multiplicó por miles y miles y en pocos años ya la cosa era como la canción(2) de Silvio o de Pablito Milanés: En cada cuadra un comité... pero ahora la palabra "comité" había sufrido una metamorfosis para convertirse en commmmmmmmm.....unidad, y hoy en día puedes ver, en cada cuadra, las casas donde la gente tiene familia en el extranjero, bien pintaditas, con stereos que no cesan de sonar casi las veinticuatro horas del día, infinidad de bicicletas nuevas, juegos deliving-room(3), televisores a color, incluso ya hay plasma tvs en algunos lugares... no te olvides que lo del cubano no es tener algo sino ¡¡¡tener más!!! Y empiezo por mi familia, que no tienen dónde detenerse, al punto de vivir mejor que como vivo yo aquí, y eso lo logran con lo que "inventan" por allá pues yo soy ahora el que les tengo raciona da la entrada de dinero y cosas necesarias para que resuelvan.

Como te darás cuenta, ya la gente allá no habla de Libreta de Abastecimiento pues hay lugares donde se vende de todo en dólares, convertido en "chavitos" que no es moneda nacional pero tampoco extranjera, y que es lo que se entrega a los cubanos luego delcambio en los bancos,mejor dicho en EL BANCO luego de que estos se tienen que empujar una interminable cola para intercambiar la moneda extranjera obtenida y ver cómo les tumban(4) hasta un 25% de taxes en cada dollar o en cada euro. Ya de eso ni hablar.

Pero los cubanos están felices pues se han liberado de la odiosa libreta de racionamiento y ahora pueden comprar en tiendas con aire acondicionado que hasta no hace tanto eran para los turistas solamente. Ya hay casas donde, y esto te lo juro por mi madre, en Navidades tienen armados DOS arbolitos de Christmas. Qué me count!!!!!!!

¿Dime quién le va a decir a esa gente que la cosa está mala? ¡¡¡Cuidaíto!!! Que te pueden llegar a decir "gusano comemierda", pues, ¿cuándo las cosashabían estado mejor?

Un día,no hace tanto, Carlos Victoria y yo mantuvimos esta conversación y fue durante el periodo especial, cuando las notcias que salína de allá eran menos que dantescas. Fue a mediados del 2001, yo acababa de regresar de mi primer viaje luego de la salida en el 80 y recuerdo haberle dicho a Carlos que, si Fidel lograba darle a cada cubano un par de tennis Addidas y un blue jeans, que aquello no había quién lo tumbara. Carlos me dijo que aparte de que él no lo creía así, que eso era imposible. Hoy en día cada cubano tiene 10 pares de Addidas, veinte pares de bluejeans, televisores a color, DVD players,hasta motocicletas de último modelo que las vi en la calle Maceo donde los dueños no las montan sino las pasean ¡¡¡para que vean!!!

Nosjodimos (...) Nosotros somos eso que los americanos llaman "las gotas de agua que, a pesar de ser buenas,sepierden por entre los tablones y desaparecen."

Los viejos como nosotros están ya viejos, cansados de estar cansados y se han resignado a ver las flamantes motos pasarle por la puerta de las casas sin siquiera poder comprender cómo han llegado a parar en sus barrios. Sehan encontrado de pronto rodeados de gente que, de un día para el otro, han dejado de protestar (aunque siempre lo hicieron en voz muy bajita) y ahora salen mandados para la calle para "resolver" y que de un modo u otro "resuleven". Todo aquello que nosotros oíamos y que decíamos y que podía costarnos que nos llevaran presos, ya todo eso se dice a voz en cuello de modo tal que uno, el extranjero, es el que se siente asustado pues nosotros todavía tenemos la semilla del terror que nos sembraron cuando éramos niños. Hoy los jóvenes dicen horrores sin temor a que algo les pueda pasar pues, al fin y al cabo, ya tienen sus Addidas y sus bluejeans y qué pueden hacer con eso si, en casos extremos, cuando se convierten en una voz demasiado alta, los meten presos, se plantan y hacen huelgas de hambre, los dejan que se mueran y al otro día los reporteros en la TV cubana, convencen a los poco interesados en espetarse las noticias, de que no eran más que escorias, delincuentes pagados por el Imperialismo Yanqui y que, pese a los cuidados con los que los mantuvieron, murieron. Luego enseñan la larga lista de actos delictivos que tenían y Patria o Muerte.

La prensainternacional, por su parte, ¿qué va a hacer? Denunciar y ¿entonces qué? Ya lo de las Damas de Blanco apesta. Todos los díaslas empujan, lasinsultan,hasta las llevan detenidas, ¿y entonces qué? Eso no es más que el juego de estos hijosde puta del gobierno pues ellas y otro grupo de disidentes son prueba de que allá no hay represión y la gentepuede protestar. AUNQUE NADIE EN EL PAÍS SABE QUIÉNES SON!!!! El hecho de que,luego de todos estos años de esas mujeres haciendolo mismo, que todavía sigan siendo ellasel mismo grupito que va de un lado a otra como pelotas de ping-pong sin que se les hayan unido otras mujeres, eso te demuestra el desinterés que existe en general dentro del mismo pueblo por algún cambio. Eso no esmás que parte del show para la prensa extranjera. Y Dios libre de que elgrupo de mujeres aumente pues las desaparecen a todas en menos de lo que cantaun gallo. Y entonces qué???

Lo de los Hermanos al Rescate, ¿no fue algo tremendo?

¿Y qué cojones?

Un beso. Ya sabes que te quiero.

E."

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(1)Lo de las "mariposas" realmente se remonta a justo antes de los sucesos de abril-mayo de 1980 y en gran parte contribuyerona ellos. Fue cuando Fidel determinó --para asombro de todos y, sobre todo, de los militares y militantes del Partido Comunista Cubano, a los que durante década se les había prohibido expresamente comunicarse con sus familiares en el extranjero-- que los gusanos no eran tales sino que pasaban a ser oficialmente considerados como "nuestros hermanos cubanos que residen en el extranjero". La prohibición dada a sus súbditos fue derogada e incluso "recomendada" la actitud contraria extrema, de modo que popularmente "los gusanos" pasaron a convertirse en "las mariposas". Fueron meses en que el país entero se paralizó debido a lafascinación que este diabólico encuentro humano suscitó y que si no hubieran llegado a organizar (desde arriba) la horrible escapada de la Embajada delPerú-El Mariel, creo que habría precipitado una verdadera y auténtica explosión popular. El papel de Jesús Díaz ent todo este entramado, aunque nadie se ha atrevido a ponerlo en negro sobre blanco, siempre fue más que evidente.
Al referirse mi amigo a esta oleada de "mariposas" está aludiendo a una segunda o tercera etapa de lo mismo.
(2)La canción en realidad es autoría de Sara González, popularmente conocida como Soro Gonzolo por su evidente lesbianismo de tinte enérgicamente castrense y entrega al stablishment, lo cual suscitaba un verdadero rechazo entre quienes no teníamos más remedio que tragar en seco aquellos himnos disfrazados de "nueva trova". Por entonces se decía que ella era la cantante preferida de Fidel, y aunque fuera homosexual (lesbiana) no es incongruente ya que dado el híper-machismo cubano, las lesbianas gozan de cierta admiración y reconocimiento cuanto más "cheo" es el personaje masculino.
(3)Juego de tresillos.
(4)Quitan.


(C) 2010 David Lago González

lunes, 5 de abril de 2010

JORGE SEMPRÚN - Mi último viaje a Buchenwald (publicado en La Cuarta Página, El País, lunes 5 de abril de 2010)

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Andrei Tarkovsky - film still from Stalker, 1979

(Andrei Tarkovsky - film still from Stalker, 1979)

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TRIBUNA: JORGE SEMPRÚN

Mi último viaje a Buchenwald

Los escritores son los únicos capaces de mantener vivo el recuerdo de la muerte. En ese campo de concentración, que fue nazi y después estalinista, pueden encontrarse las raíces de la construcción de Europa

JORGE SEMPRÚN 05/04/2010

http://www.elpais.com/articulo/opinion/ultimo/viaje/Buchenwald/elpepiopi/20100405elpepiopi_15/Tes

Ya no se trata de luchar contra los totalitarismos, dice Magris, sino combatir los particularismos

Cuando todos los testigos hayan desaparecido, permanecerá todavía viva la memoria judía

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En un magnífico artículo, Catherine Herszberg evocó hace poco (Libération, 13 de febrero) una visita a Auschwitz, con ocasión del 65º aniversario del descubrimiento del campo por parte del Ejército Rojo. Acompañó allí a una vieja familiar, antigua deportada. Y su relato -lleno de ironía corrosiva, una mirada precisa y una emoción contenida- confirma con brillantez una idea que comparto desde hace años: la escritura y los escritores son los únicos capaces de mantener vivo el recuerdo de la muerte. Si no, si los escritores no se apoderan de esa memoria de los campos de concentración, si no la hacen revivir y sobrevivir mediante su imaginación creadora, se apagará con los últimos testigos, dejará de ser un recuerdo en carne y hueso de la experiencia de la muerte.

El texto de Catherine Herszberg se titulaba precisamente, de forma premonitoria, Los funerales de la memoria.

Sin embargo, pese a la pertinencia entristecida de ese relato, pese a su análisis lúcido y desengañado de las trampas, las dificultades y los errores inevitables de las conmemoraciones oficiales, el 11 de abril estaré en Buchenwald, en la explanada en la que se pasaba lista a los prisioneros, para tomar la palabra durante la ceremonia conmemorativa de la liberación del campo por parte de los soldados estadounidenses del Tercer Ejército del general Patton. He aceptado la invitación que me han hecho la ministra-presidenta del Gobierno de Turingia, Christine Lieberknecht, y el director del Monumento de Buchenwald-Dora, mi amigo el profesor Volkhard Knigge.

¿Por qué lo he hecho, por qué motivos?

Por una razón principal, de la que derivan todas las demás, que son complementarias: porque es la última vez. Quiero decir, desde luego, la última vez para mí. Dentro de cinco años (las conmemoraciones oficiales, probablemente para subrayar su solemnidad, se celebran con un ritmo quinquenal), en el 70º aniversario del descubrimiento y la liberación de los campos, yo ya no estaré.

Por última vez, pues, el 11 de abril, ni resignado a morir ni angustiado por la muerte, sino furioso, extraordinariamente irritado por la idea de que pronto ya no estaré aquí, en medio de la belleza del mundo o, por el contrario, en su grisácea insipidez -que en este caso concreto son la misma cosa-, por última vez, diré lo que creo que tengo que decir.

¡Se comprenderá que no quiera perderme semejante ocasión!

En primer lugar, la explanada de Buchenwald, bajo el viento glacial del Ettersberg -un viento de una eternidad mortífera, que sopla sin cesar, incluso en primavera-, es un lugar idóneo para hablar de Europa. Porque Buchenwald fue un campo nazi hasta abril de 1945. Los últimos deportados, partisanos yugoslavos, salieron de él en junio de ese año.

Ahora bien, el campo volvió a abrirse en septiembre con el nombre de Speziallager n° 2, campo especial número 2 de la policía soviética en la zona de ocupación rusa.

Fue en 1950, tras la creación de la República Democrática Alemana (RDA), cuando el campo se cerró y se transformó en lugar para el recuerdo. Pero hubo que esperar a 1989, a la caída del Muro de Berlín y el imperio soviético y la reunificación democrática de Alemania, para que Buchenwald pudiera asumir sus dos memorias, su doble pasado de campo de concentración sucesivamente nazi y estalinista.

Es, por tanto, un lugar ideal, único, para reflexionar sobre Europa, para meditar sobre su origen y sus valores. Para recordar a los jóvenes visitantes -miles cada año-, a los estudiantes del mundo entero que hacen allí cursillos de historia, que las raíces de Europa pueden encontrarse en ese lugar, en las huellas materiales del nazismo y el estalinismo, contra las cuales, precisamente, se inició la aventura de la construcción europea. Unas huellas visibles a simple vista: en lo alto de la colina, la chimenea achaparrada del crematorio, apagada para siempre, recuerda a las decenas de miles de muertos del campo nazi, a quienes encontraron su tumba en las nubes, como escribió Paul Celan. Al pie del Ettersberg, en cambio, en los límites del antiguo campo de cuarentena, un joven bosque plantado por las autoridades de la RDA oculta las fosas comunes en las que están sepultados, en desorden, anónimos, los miles de cadáveres del campo estalinista.

Es un lugar ideal, la explanada de Buchenwald, para recordar el origen de Europa, pero también para pensar en su futuro, en este momento de crisis, involución, falta de aliento y empuje. Un momento en el que viene a la memoria la frase de Edmund Husserl, pronunciada en Viena en 1935, en pleno apogeo de los totalitarismos: "El mayor peligro para Europa es el cansancio".

Hoy, para emplear las palabras del gran escritor europeo Claudio Magris, lo fundamental ya no es luchar contra los totalitarismos, sino combatir los particularismos, convertir esta problemática suma de 27 países libres en una estructura multiforme y orgánica con una misma razón democrática.

Por otra parte, parece que este año participarán en las ceremonias de conmemoración veteranos estadounidenses del Tercer Ejército de Patton. Una ocasión perfecta para recordar el papel decisivo que desempeñaron en la liberación del campo los soldados afroamericanos de los batallones de choque, los jóvenes soldados hispanos del sur de Estados Unidos, con un habla castellana fluida y melodiosa, los hijos de los granjeros de la Norteamérica profunda que descubrieron, en aquella guerra justa y terrible, los valores universales de su democracia. El 11 de abril de 1945, mientras las vanguardias acorazadas de Patton, después de vencer y dispersar a la guarnición de Buchenwald y los hombres de la división SS Totenkopf, atacaban con éxito Weimar -rodeando el campo propiamente dicho, al que los estadounidenses no volvieron hasta 24 horas más tarde-, un jeep del ejército se presentó en la inmensa entrada del recinto.

Un jeep solitario en el estrépito de la batalla. Dos hombres de uniforme. Uno de ellos era civil, quizá periodista. El otro era un oficial, primer teniente. Pero lo importante no es eso. Lo importante son sus nombres. El civil se llamaba Egon W. Fleck, el oficial, Edward A. Tenenbaum. Decid estos nombres en voz alta y contened vuestras risas, contened vuestras lágrimas. Dos judíos norteamericanos fueron los primeros en franquear la entrada al campo de Buchenwald, acogidos como vencedores por los hombres en armas de la resistencia antifascista.

En los archivos estadounidenses puede verse el informe preliminar sobre Buchenwald que redactaron Fleck y Tenenbaum el 24 de abril de 1945 para sus superiores militares. Todavía se sienten su sorpresa, su trastorno y su emoción, tanto tiempo después. Pero esta increíble ironía de la Historia, esta burla ontológica que significa la presencia de Fleck y Tenenbaum (judíos americanos, pero de origen alemán bastante reciente; la prueba está en su informe preliminar, redactado en inglés pero en el que emplean la palabra alemana panzerfaust para referirse al bazuca, el arma individual anticarros) en la puerta de Buchenwald, esta maravillosa casualidad, nos remite a una verdad indiscutible.

Cuando todos los testigos -deportados y resistentes- hayan desaparecido, pronto, de aquí a unos años, permanecerá todavía una memoria viva, personal, de la experiencia de los campos de concentración, una memoria que nos sobrevivirá, que es la memoria judía. El último que recordará, mucho después de nuestra muerte, será uno de esos niños judíos que vimos llegar a Buchenwald en febrero de 1945, evacuados de Auschwitz, después de haber sobrevivido milagrosamente al frío, el hambre, el viaje interminable en vagones de mercancías, con frecuencia a la intemperie, para dar testimonio en nombre de todos los desaparecidos, los náufragos y los escapados, los judíos y los goyim (los no judíos), las mujeres y los hombres. ¡Larga vida al tornasol judío que refleja toda nuestra muerte!

Jorge Semprún es ex ministro de Cultura. Perteneció a la resistencia comunista y fue deportado de Francia a Buchenwald en 1943. © Le Monde, 2010. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.

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NOTA DEL BLOGGER: Cuando el talento y el sufrimiento coinciden, el resultado es una sola palabra contundente y explosiva que contiene a todas las demás palabras del universo.

Verdaderamente, como dice aquí Jorge Semprún, si del hecho de escribir se desprende una misión social, es la de ser constancia viva del tiempo del escritor e incluso superarlo para convertirse en advertencia contra el olvido. No es regodearse en el pasado: es alertar sobre el peligro de que un hecho lamentable del pasado se regenere y adquiera nuevas formas para hacerse presente en el futuro. Y es doloroso que estas voces sean tan pocas y aisladas.

La coincidencia formalmente antagónica pero íntimamente semejante que se describe en este magistral artículo va desde el amplísimo escenario europeo a cualquier particularismo del mundo occidental contemporáneo que ha derivado de malgastar la vida tirando de los dos extremos de una misma cuerda atada a una misma razón o sinrazón. ¡Con cuánta facilidad, y con cuánto espanto, el hombre se equivoca cuando piensa alto, por encima de su pobre e insignificante cabeza!

Desde el ostracismo y la oscuridad del cajón de mi mesa, le digo simplemente:

¡gracias, Sr. Semprúm!

© 2010 David Lago González

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viernes, 1 de enero de 2010

DAVID LAGO GONZÁLEZ - SAKUNTALA LA MALA contra LA TÉTRICA MOFETA, de Daniel Fernández (Editorial Silueta. Miami 2009)

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SAKUNTALA LA MALA

Quizás debido a mis limitaciones académicas o a mi cautela, me siento absolutamente incapaz de repetir la denominación de “novela” que he leído sobre este libro, o darle alguna otra que no sea “la herencia de Reinaldo Arenas.” ¿Hubo algún tiempo anterior en el que Daniel Fernández escribiera de forma distinta a Reinaldo Arenas? No lo sé.

Le conocí hace siglos en casa de Coco. Coincidimos allí un par de veces tal vez. No creo que él recuerde ese encuentro porque solía pasar —y todavía sigo haciéndolo— bastante desapercibido. Durante el tiempo en que estuvo allí creo que fue el único que habló hasta que finalmente se marchó. Coincido plenamente con RA en que la primera y única definición que pudo pasar por mi mente sobre su persona fue la de “pedante”. Como nunca le traté de forma humana, no he podido variar ese juicio que ahora este libro me corrobora. Por qué era considerada como “mala” no lo sé, pero ese grupo de personas vivía en cierta forma bajo el hechizo delirante, paranoico y, sin duda alguna, perjudicial de Reinaldo Arenas en una especie de imitación lastimera y de pacotilla de El Cuarteto de Alejandría. El utilizar nombres reales en una especie de ficción-testimonio-ajuste de cuentas-difamación/acusación (en la que siempre se omitió o se obvió en cierta forma la mezquina venganza “loqueril” —del más bajo nivel— por la sombra de un pollo o una polla que cruza el escenario, llámese Lázaro Carreño o cualquier otro) llegó a convertirse casi en un estilo, que ahora Daniel Fernández en este libro resucita, incluso en el caso de personas que dice haber querido (pág. 33, s/Carlos Victoria) (pág.111, s/Enrique Bedoya). Para nosotros (y por “nosotros” digo los escritores Rafael Zequeira, Carlos Victoria, Nikitín y yo, que comprendimos “el caso de Camagüey” —por darle algún nombre— y para nada el aquí en este libro llamado “proceso Daniel Fernández-Carlos Victoria” como si fueran los dos únicos afectados e incluidos en esa patraña jurídica, es evidente que Francisco Garzón Céspedes participó supuestamente en el estudio o valoración que nos llevó a las salas de interrogatorio de Villa María Luisa (Camagüey) y Villa Maristas (CV), pero ninguno de nosotros hemos tenido nunca pruebas fehacientes de ello. Otro amigo, más cercano, donde sí nos reuníamos a leer, es posible que participara, who knows... Pero nunca jamás se nos ocurrió pensar en Coco Salas ni en Daniel Fernández (cuyo libro evidentemente lo utilizaron como “cebo”) ni en Reinaldo Arenas como delatores, porque, ya puestos a recelar: ¿Por qué Reinaldo Arenas pudo llegar a sacar manuscritos de Cuba, ser publicados en el extranjero, tener éxito, y no ser detenido hasta bastante después? Son sobrados los casos en que sucedió lo contrario desde el mismo principio (p.e., René Ariza). Carlos Victoria contaba —entre lo poco que lo hacía— (o me contó a mí), que el intelectual encargado de trabajar para la Seguridad del Estado debía ser un tipo sumamente inteligente pues los comentarios y disección de lo intervenido eran muy agudos y precisos. (¿Abel Prieto? —No lo es tanto—. ¿Cintio Vitier? ¿Eliseo Diego? ¿Jesús Díaz? ¿Raúl Rivero? ¿Lisandro Otero? Son todos suposiciones y especulaciones sin base alguna más allá de la desconfianza y el rechazo que generaban en nosotros los escritores oficiales, pero sin duda alguna esa figura existió y de forma muy activa.) Fueron varias las sesiones en que se le insistía a Carlos Victoria que la autoría del poemario Lobos no era suya —efectivamente, era mía—, pero el libro había caído en la requicia de su casa, mientras que otras cosas (poemas, fotos personales, un set de fotos con los Espasande, y las de la Brigada Perderemos, Campamento Verdún, se salvaron porque estaba en la mía.)

Yo no creo que la Seguridad del Estado Cubana sea tan minuciosa de dejar que sigan existiendo sus archivos y alguna vez, en no sé qué siglo, pasen a ser de dominio público como hoy sucede con lo de la Stassi en Alemania, pero quién sabe si la vanidad les puede y otras generaciones pueden leer en directo las páginas de la infamia. Mientras tanto, poco podemos hacer con certeza.

En el libro hay una especie de rectificación o abundamiento sobre cosas de las que escribió RE en su obra y en “Antes que anochezca”. (Lo siento, no llegué a leer El Color del Verano porque cuando comencé me dio asco y pensé “más de lo mismo NO”.) Por ejemplo, el tema del bugarrón y el maricón cubanos que aquí se abre en un abanico de casi 360º, argumento a estas alturas que suena a sumamente antiguo, a la manera de cualquier definición de la Chueca más vanguardista y guerrera, y asunto que, por real que sea en Cuba, será siempre de argolla pa’bajo. A no ser que se trate de forma antropológica, y no es el caso. Cuando llegué al final del capítulo verdaderamente agradecí a Dios el punto y aparte.

En lo que sí el libro logra su razón de ser es en el de ser EL PRIMER LIBRO que coloca la literatura de Reinaldo Arenas en el punto —críticamente hablando— más cercano a la realidad. Cuestionable genio literario (precisamente por el delirio que nunca supo, pudo o le interesó controlar, pero que lastrará su obra cada vez más en el futuro) y poeta nada notable, todo eso quedaba suplido por su gran e incuestionable fuerza para interpretarse y proyectarse a sí mismo, cosas estas últimas que el tiempo implacable irá cubriendo de olvido.

Por lo demás, Sakuntala y La Mofeta pueden quedarse cómodamente en el jardín de Daniel Fernández regando las buganvilias. Y serán de más utilidad.

(Hospital Ramón y Cajal, 4C. Madrid)

(1-26 de diciembre de 2009)

© David Lago González 2009

 

SAKUNTALA LA MALA02

 

 

 

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He aquí el testimonio ligeramente ficcionado de hechos comunes y de mi interrogatorio en particular.  Para nada tiene que ver con el "proceso Daniel Fernández-Carlos Victoria" ni con que Carlos Victoria fuera detenido en una fiesta y con que hubiera una redada de 37 personas, fantasías que ignoro de que parte del cerebro de Daniel Fernández pueden salir.

Como he dicho públicamente, e, incluso, creo que publicado en algún momento, Carlos Victoria fue detenido mientras trabajaba en la sede del Instituto Forestal de Camagüey, situado en la Carretera Central, no recuerdo si con destino a Habana o a Santiago.  Fue llevado a su casa, que era una casa muy pequeñita que sus abuelos habían construido para su madre cuando enloqueció, y allí requisaron todo, absolutamente todo lo escrito, ya fuera manuscrito, mecanografiado o publicado (incluyendo dos noveletas rosas que una de sus tías había escrito cuando joven).  A la madre le dijeron que le habían dado un premio en la RDA por sus cualidades literarias, mentira maldita que yo tuve que seguir apoyando cuando, cada vez con más frecuencia y desesperación, Estrella Victoria Olivera iba a mi casa en busca de noticias (estaba desquiciada pero no era boba), y mi familia y un querido amigo común se escondían en la cocina.

A los 52 días tocaron a la puerta, y era Carlos Victoria.

El Autor

 

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Una llamada de atención

a Carlos Victoria y José Rodríguez Lastre

Era agosto y, a pesar del agobiante sol del mediodía, David sintió que el frío que habitualmente llevaba dentro traspasaba su piel y volvía a él con un violento espasmo, como algo ya situado fuera de su cuerpo o una especie de boomerang térmico. Al cruzarse con Josep en la escalinata de la antigua Villa María Luisa, éste le había susurrado entre dientes una corta frase en italiano, inofensiva en sí misma e incapaz de acarrear consecuencias trágicas en una situación normal. Pero la que hoy, por segundo día consecutivo, les había traído hasta la casona de La Zambrana no era muy normal del todo.

Tutto bene, tutto bene—. Era lo que había dicho Josep de retirada, esbozando una fugaz sonrisa, también de medio lado, como las palabras. Y así había atravesado la verja, dejándole a él frente a la puerta abierta que daba acceso a la recepción.

Ante sí, los ojos brillantes del guarda que la atendía quedaron por un momento clavados en la nuca de Josep como tratando de descifrar si detrás de aquella elemental mención de un idioma extranjero, por lo general erróneamente asociado a la frivolidad, no se escondía una clave, una leve señal de la mano, un guiño del ojo. Algo, en fin, a lo que él no tenía acceso. Por un instante, David temió que su amigo fuera llamado atrás de nuevo, desencadenando otra vez todo el proceso o provocando uno nuevo. No era simple paranoia. Él vio el brillo, la intención casi a punto de materializarse, y se apresuró a atajarla haciendo más física su presencia: casi lanzándose sobre el buró preguntó por el Teniente Blanco. El subalterno, un poco despectivamente (en su catálogo de calidades, ellos, los citados, eran sujetos despreciables), le mandó entonces sentarse y esperar. ¿O se lo había ordenado...? Daba igual, de cualquier forma David obedeció, habituado como estaba a hacerlo sin cuestionarse nada.

Le era difícil controlar el leve temblor que le venía por rachas, por olas que de tiempo en tiempo le recorrían el cuerpo, aun cuando en cierta forma se consideraba un experto en materia de ocultar sus temores y sus sentimientos, más por lo acostumbrado que estaba a hacerlo que por la supuesta perfección que hubiera alcanzado. Nunca se alcanza la excelencia total en este campo. Una buena parte de su vida la había pasado temblando ante el temblor oculto de los que habían sabido convertir el suyo en manifestaciones de poder. Esa contención le había ayudado a conservar un tanto menos resquebrajada su dignidad y la propia opinión que tenía de su persona. Esa pizca de libertad individual, tan oculta, tan profunda, silenciosa, muda, inerte, e inerme también, que era lo único que tenía. No había cedido mucho de sí. No habían publicado sus libros, nadie los conocía, a excepción de sus amigos —y de esa nebulosa de nombres insospechables que formaba la avanzadilla de la defensa de los logros revolucionarios— Se mantenía en un anonimato que amenazaba con prolongarse hasta la eternidad. Pero sólo había tenido que mentir lo estrictamente necesario como para poder subsistir de manera miserable detrás de los diferentes escritorios por los que había desfilado. Y esto, cuando sólo se quería pasar desapercibido, no requería una concepción personal; otra cosa era si pretendía remontar la escala laboral hacia puestos de dirección, lo que conllevaba automáticamente subir también en el rango social y político. Y ése no era su caso. Él sólo quería ganarse el pan y que le dejaran lo más tranquilo y olvidado posible para poder continuar escribiendo esa sarta de poemas inservibles. Al fin y al cabo, ¿quién ha dicho que la poesía sea útil?

Pero hacerlo en un país como éste y dejarla almacenada en las gavetas, despreciando las tantas oportunidades que existían para hacerla pública, también era un peligro. Significaba que por su parte existía un total desprecio hacia las personas que decidirían esa publicación, o que estaba sobradamente convencido de que lo escrito por él no se ajustaba al tono laudatorio que era el común denominador de todo libro que saliera al mercado y condición sine qua non para que éste se editara.

Estos poemas —los suyos y los de otros—, se leían en reuniones privadas que raramente iban más allá del mismo grupo de amigos y que, no obstante, habían sido del dominio oficial desde mucho tiempo atrás. David recordó cuando, recién abandonados sus estudios en La Habana para regresar a Camagüey y reintegrarse al instituto de bachillerato, fue llamado por el Dr. Durán, director del centro, y por un agente que combatía, examinaba y controlaba las lacras sociales, para ser interrogado sobre las inclinaciones sexuales de algunos compañeros de estudios. Y ya entonces era conocida por ellos la existencia de su “inclinación” creativa, tanto o más peligrosa que el ángulo de caída de la mano derecha o si su mirada se volvía lánguida distrayéndose por los meandros de una curvatura corporal.

Mientras esperaba de nuevo en el amplio salón a que le hicieran pasar ante el Teniente Blanco, iba repasando su vida, su escasa y poco interesante vida —al fin y al cabo, era joven—, cuyo único ingrediente o característica más peligrosa era haberla vivido a lo que otras fuerzas poderosas e ineludibles habían considerado como “margen”. Recordó entonces a Damar, ese extraño compañero que había tenido en Económicas. Cuando le separaron de la universidad, una tarde se le acercó en la calle y le dijo que lo habían expulsado irónicamente porque no sabían nada de él y les era tan inclasificable que no podían encasillarlo en ninguna parte. En un arranque de congratulante camaradería, hasta le había aconsejado: “Puedes hacer y ser lo que quieras, pero trata de que tu vida sea lo más pública posible y ellos sabrán entonces que no tratas de engañarles ni de ocultarles nada. Lo que les molesta es que lleves una doble vida, que tengas secretos, y que te mantengas digno. Sobre todo esto, ellos lo toman como un insulto. Con mantenerte al margen no logras protegerte, sino ofenderles, porque les estás diciendo que no quieres mezclarte con ellos: recuerda el viejo lema de <con la Revolución todo, sin la Revolución nada>. Pues aplícatelo para la próxima.” Vaya, pues, al menos me daba alguna esperanza de futuro...

Muchas veces, mientras se leían unos a otros lo que escribían, mientras se juntaban para beber o para cenar en algún restaurante, mientras algunos de ellos daban un viaje juntos, o simplemente mientras iban caminando por la calle, habían pensado que estaban siendo observados, no de una manera cinematográfica, con despliegue de cámaras y micrófonos ocultos (aunque también se habían inclinado hacia la exageración y la teatralidad), pero sí que estaban siendo objeto de un largo seguimiento que en algún momento saldría a la luz. Ahora había llegado ese momento. No sabía si en realidad él, por su parte, lo había anhelado inconscientemente; dentro de sí llevaba una patética y contradictoria mezcla de rebeldía y cobardía, no asumida lúcidamente, que, como el aceite y el vinagre, nunca se harían un todo único, homogéneo, algo con lo que verdaderamente pudiera contar. Suponía que eso le pasaba a mucha gente, a todos ellos, aunque nunca nadie lo hubiera admitido, quizá porque ni siquiera tenían noción de tal cosa. Pero todos lo presentían: alguna vez les exigirían que dejasen el margen, que cruzaran la cerca y que comenzaran a jugar como profesionales, como intelectuales oficiales —bueno, en fin, los únicos que había y podían existir—. Había llegado la primera rendición de cuentas. Pero era de reconocer también que no habían querido ser demasiado duros, tal vez porque alguien detrás de todo aquello apreciaba y podía distinguir el valor de una persona, y este primer aviso consistía en un recordatorio para que pusieran su posible talento al servicio oficial y dejaran ya de que éste jugase un mero papel personal y, por tanto, despreciablemente individualista. Y esta llamada, en lo que a ellos concernía, era también una definición: se decantarían por el margen o por la inserción, y tal vez el aceite podría separarse o suceder el milagro de licuarse al vinagre.

Habían estado allí mismo la noche anterior, hasta muy entrada la madrugada. Los habían sentado en aquel mismo salón, muy espaciados unos de otros. Se suponía que, como era de rigor, estarían siendo observados por cámaras ocultas, grabados por micrófonos escondidos. Al llegar a la villa, David había pasado un susto de muerte. Sin pensar en la peligrosidad que él podía significar para un representante de la seguridad nacional, se dirigió a un guarda que hacía su posta en mitad del aparcamiento y éste, nada más oír su voz, rastrilló su ametralladora y comenzó a insultarle ordenándole retroceder. Pensó que lo iba a matar, sus órdenes se alternaban con insultos y a él le pareció todo demasiado excesivo: no tenía idea de que pudiera parecer tan peligroso. Esperó bajo un olmo, en la acera, a que los demás fueran llegando y así se le fue pasando el temblor de las piernas, que en los primeros momentos apenas si podían sostenerle. Luego les llamaron dentro, desde la puerta principal. Fue entonces cuando se sentaron en aquel salón por primera vez. Como a mitad de la noche comenzaron a llamarles, cada uno por separado.

—¿Qué concepto tiene usted de la amistad?— fue lo primero que le preguntó el policía. Habían cruzado el patio de la casona y habían entrado en un cubículo de una edificación evidentemente posterior y que nada tenía que ver con el estilo colonial camagüeyano de la casa. Se sentaron los dos en un sofá negro y hasta le brindó café de un termo del cual el agente se sirvió una taza. Si no hubiese sido por la realidad, aquello bien podría haber parecido una conversación amistosa entre dos personas que quieren conocerse.

Pero claro, si no fuera por la realidad, la vida entera sería otra cosa. Y ahora, a las doce o la una de la madrugada este hombre venía a preguntarle por el concepto de la amistad cuando él esperaba un interrogatorio a la manera de un Hollywood venido a menos, con unos tipos que fumaban y le insultaban, unas sillas incómodas, algún que otro golpe para provocar la confesión de no sabía qué. Y la realidad se aparecía en forma de conversación afable pero distante, queriendo, elementalmente, provocar confianza.

David Lago se sintió desarmado por aquella pregunta que no esperaba. Era como si al cabo de tanta tensión, después de que en la tarde, con la citación para el interrogatorio le habían interrumpido disfrutar del primer encuentro de boxeo entre Cuba y Estados que transmitía la televisión en directo en no sé cuántos años, viniera alguien a preguntarle si prefería las palomitas de maíz o el algodón azucarado en una noche de feria cuando hacía miles de años que se había olvidado de ellos. ¿Cómo iba a responder a aquello cuando apenas si tenía cabeza para tratar de ofrecerse a sí mismo una imagen digna de su persona? Una pregunta tan total, que abarca tantos matices, tan compleja, tenía que reducirla a tres o cuatro líneas en un expediente de señas generales y primera impresión, ante un policía que contradecía la imagen preconcebida de todo interrogatorio con una patina de naturalidad y elegancia con que querían bañar la represión a fin de restarle importancia para que luego nunca pudieran decir que fueron maltratados. La amistad. Friendship. L’amitie. Un flujo afectivo entre dos personas que debe respetar la integridad de cada una de las partes. Un intercambio de pensamientos afines, de ideas opuestas. La necesidad de comprender y ser comprendido, de aceptar y ser aceptado. La afinidad, la contradicción. Un descubrimiento, sin otra explicación ni razonamiento. En cierta forma, una pasión. Algo que no se entiende al entrar, sino cuando ya se está dentro y forma parte de la vida y de la realidad, de ambas cosas a la vez, que tampoco siempre quieren decir lo mismo.

¿Pensaba o hablaba? Presintió que se trataba de lo segundo cuando sintió que había comenzado a deslizar su pie por el barranco descendiendo por un abismo inimaginable. El policía aprovechó inmediatamente la ocasión que le brindaba:

—¿Qué quiere decir?

—Que lo imaginable forma parte de la vida de una persona, pero no forma parte de la realidad— le dijo, pensando que deliraba.

—Y según usted, ¿en qué se divorcian? ¿Tal vez en la Revolución? ¿La Revolución forma parte de la realidad pero no de la vida de ustedes?

Se quedó callado, aun dándose cuenta que los tiempos muertos constituían en si mismos la mayor y más clara declaración de sus pensamientos. Pero ¿verdaderamente pensaba algo?

—En mi caso, la realidad y la vida forman un todo, no se bifurcan ni se divorcian, y dentro de ellas está, por supuesto, la Revolución, que es ineludible y que, por otra parte, no existe razón para eludirla.— Obviamente omitió que tampoco existía manera humana de hacerlo, y en gesto de patética osadía le puso este ejemplo:

—En un caso concreto, esta conversación. En la vida se desarrolla como un simple diálogo, una exposición de ideas, de mis ideas, como si fuera un examen universitario, cuando en realidad no es más que un interrogatorio.

No sabía lo que estaba hablando. David se daba cuenta de que aquello no tenía ningún sentido y comenzaba a temer que esa dignidad que a toda costa quería mantener se resquebrajaba ante el miedo, ante el pánico. Pero ¿ante el medio de qué? Era como si realmente fuera culpable, cuando ni siquiera sabían en verdad por qué habían sido llamados allí. Apenas comenzar el interrogatorio ya habría deseado declararse responsable de lo que le pidieran, sólo para terminar con aquella farsa de conversación elegante y rodeos sicológicos.

—Dígame cómo comenzó su amistad con todos los demás— le preguntó el policía.

Insistía el hombre con el tema de la amistad... Y entonces se percató de que era muy difícil definir eso con exactitud. Podría decir cuándo o cómo se conocieron, pero era casi imposible precisar cuándo ese mero conocimiento se había convertido en amistad. Por otra parte, la amistad siempre se está probando a sí misma, y siempre está superándose a sí misma. ¿Cómo situar el momento exacto en que se decide ser amigo de alguien cuando esa decisión, las más de las veces, no es consciente?

Tal vez, en el caso de Carlos y Josep, podría decirse que comenzó quizás en el 63, cuando en casa de unos amigos y en mitad de un apagón, los dos le pidieran que se acercara a la luz del candil para observar cómo le quedaba la barba que se había dejado en los quince días de escuela al campo. Le venía a la memoria ese momento y otro que sucedió casi al mismo tiempo y que consistió en copiarle a Carlos la letra de “I should have known better”. Pero aquello no quería decir nada, eran simples instantáneas que recordaba y que sí, tal vez, marcaban el inicio de algo que después, con el paso del tiempo y nunca a partir de un momento determinado, se convirtió en amistad. David creía que más bien la vida de cada cual, la vida de todos, se orientaba a coincidir en una ocasión predestinada y que en ello había participado de un modo definitivo la realidad y el destino, y la realidad era, por sobre todas las cosas, el hecho histórico que les había tocado vivir y que cambiaría la existencia de cada uno de ellos para siempre y de forma drástica, sin saber ni cuestionarse si para bien o para mal. ¿Qué importaba? Con los demás no podía precisar ningún momento en particular. David gustaba de creer un poco en el destino. Por aquel entonces, había sustituido a Dios por él, y le había entregado el peso de su vida, quitándoselo de encima para su propia beneficio, para dejarse llevar sin tener que tomar decisión de nada, de modo que siempre también había algo a quien culpar de sus errores.

Pero mientras intentaba fijar el inicio cronológico de cada amistad, se dio cuenta que había incluido en el ejercicio a Carlos Victoria y que éste era el único que no se encontraba entre los citados, aunque, no obstante, daba por hecho que debía haberlo sido. Entonces, a una pregunta inesperada del policía, se hizo la luz y comprendió por qué estaban allí todos menos uno.

—¿Ha leído usted el libro de Daniel Fernández “Las tribulaciones de Truca Pérez en el Puerto de Luz de San Cristóbal de La Habana”?

—No—. Le contestó de forma tajante.

—¿Seguro que no?

—Seguro.

—¿Pero Carlos Victoria sí?

—No sé.

—¿Nunca le habló del libro?

—Nunca.

—¿Nunca? ¿Algo diría?

—No. Ni siquiera supe nunca si lo leyó.

—¿Usted es amigo de Daniel Fernández?

—Sé quién es, nos presentaron una vez y hemos coincidido algunas veces en La Habana, pero no somos amigos.

—¿Pero de Carlos sí es amigo?

—Se conocen, aunque no sé si Carlos lo considera amigo. Se conoce a mucha gente pasajera.

—¿Sabe que Daniel, en un momento de su novela, llama “asno” a Fidel?

—Si no la he leído, ¿cómo voy a saberlo?

—Puede habérselo dicho alguien. ¿Ninguno de sus amigos le habló de ello?

—Ninguno. Estoy casi seguro que ninguno leyó ese libro.

—¿Por qué está tan seguro?

—Porque alguien lo habría mencionado alguna vez, habría dicho algo.

—¿Se nombra en esas reuniones la palabra “clandestinidad”?

La irrupción de esa palabra, le pareció algo tan ridículo que involuntariamente sonrió.

—¿Por qué sonríe?— preguntó el interrogador.

—Porque es ridículo. Su pregunta y la palabra. Somos un grupo de amigos, qué puede haber de “clandestino” en ello?

—Lo que pueden hacer.

—No hacemos nada, salvo juntarnos, hablar. Beber, reír.

—¿Se leen lo que escriben?

—Mire, nos reunimos o nos visitamos o nos hablamos porque somos amigos, algunos de nosotros y no todos entre nosotros, es decir, entre los que hemos sido citados y los que no. Luego, algunos escribimos y sí, solemos leernos las cosas algunas veces y no siempre. ¿Qué hay de malo en ello, qué hay de clandestino?

—Las preguntas las hago yo— dijo secamente. —¿Envía lo que escribe a otros?

—¿A otras ciudades, quiere decir?— El policía asintió sin hablar. —Sí, se le escribo a algún amigo, a veces le mando algo.

—¿Recibe usted también cosas de ellos?

—Sí, alguna vez.

—¿Manda usted lo que escribe al extranjero?

—Salvo a familiares, no conozco a nadie más fuera de Cuba. Y no creo que les interese.

—¿Sabe si algunos de sus amigos lo hace?

—Yo creo que no.

—¿Qué piensa de Daniel Fernández?

—Nada. No pienso nada. Yo apenas si le he visto, ¿por qué voy a tener que haberme hecho opiniones sobre él, o él sobre mí?

El agente se quedó como esperando...

—Simplemente quiero decirle que no me importa si escribe bien o mal, o cualquier otra cosa, porque nunca he sentido la más mínima curiosidad por conocerle más allá de los cinco o diez minutos que han llevado los encuentros.

—¿Considera que lo que usted escribe está por encima de lo que se publica?

—En algunos casos, sí.

—¿Por qué no se integra artísticamente en una de las tantas organizaciones que existen para ello?

—No sé, soy un poco tímido.

El policía paró un momento y le miró. Aunque tenía otras muchas reservas, su timidez era una de las razones que verdaderamente le impedían acercarse a esas asociaciones oficiales. Además, tenía una excesiva conciencia del ridículo y pensar solamente que su admisión o no admisión dependía de personajes como Raúl González de Cascorro o como Efraín Murciego, al que había visto una vez dando saltos mientras leía uno de sus poemas, le hacían sentir como si se hubiera tragado una daga de acero que, a más de ponerlo tieso, le impedía articular palabra.

—¿Le gusta la música americana?

—Usted sabe que sí— le respondió, asumiendo que su casa era sobradamente vigilada. —Mi casa es bien famosa por eso.

—¿Se distiende o se pone nervioso? ¿Tenía miedo?

—Sí.— Aunque al mismo tiempo que afirmaba, reparaba en el verbo “distender”, tan poco utilizado en Cuba, y mucho menos entre aquella suerte de personas.

—¿De qué?

—Supongo que de mí mismo.

Hubo una pausa de varios minutos en los que el agente continuó escribiendo en un expediente que había ido rellenando desde que empezó con la primera pregunta. “Así que ya tengo el honor de haber sido <expedientado> por la Seguridad del Estado,” pensó, con un cierto orgullo infantil.

—¿Le importa firmar aquí? Es todo lo que ha declarado, léalo— y le extendió las hojas, separando un grupo de ellas.

Mientras firmaba, David preguntó:

—Carlos Victoria está aquí, ¿verdad?

—Sí— contestó el policía. Y recogiendo el cuaderno y el bolígrafo, le dijo:

—Puede marcharse ya. Espere en el salón donde estaba antes. Sólo tiene que cruzar para atrás el patio.

Y cruzó de vuelta el patio. Es curiosa la asociación de imágenes y de palabras, pero entonces recordó que el lema que había utilizado Heberto Padilla para el famoso concurso que le trajo la desgracia, según un comentario filtrado de la época, hablaba también de algo así como de cruzar la vida no es cruzar un parque, o un patio, o un puente. Y cruzando el bien cuidado césped llegó a la puerta. Y de la puerta al salón. Y allí esperó a que fueran saliendo los demás.

Eran las cinco de la mañana cuando los acercaban en un jeep militar al centro de la ciudad: deferencia que tiene el poder con el talento creador.

Al día siguiente volvieron a citarlos aduciendo que habían extraviado sus declaraciones. Todas las declaraciones. Vaya casualidad... En menos de doce horas se habían perdido todas aquellas palabras, aquellos miedos, aquellas manos frías y sudorosas, y tendrían que volver a declarar lo mismo que habían dicho la madrugada anterior. Fue por eso que se cruzaron Josep y él a la puerta de la Villa. Mientras pasaba a ver al Teniente Blanco, recordó de nuevo a Damar, su antiguo compañero de universidad, y aplicó su consejo a la dualidad de su existencia: cuanto más pública sea tu realidad, más privada será tu vida.

(Madrid, diciembre 1985)

© David Lago González, 1985

(Publicado en Revista Hispano-Cubana, nº 32, Otoño 2008, pág. 189, http://www.hispanocubana.org/revistahc/pdf/REVISTA_HC_32.pdf)