Mostrando entradas con la etiqueta Digital Art. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Digital Art. Mostrar todas las entradas

domingo, 7 de agosto de 2011

El sutil exterminio de los muertos vivos

.

Paul Tremblay

.

(PROHIBIDA la reproducción de este texto salvo permiso escrito del autor.)

EL SUTIL EXTERMINIO DE LOS MUERTOS VIVOS

.

Cuando tratamos de repudiar el pasado, éste tiene,

como ya sabía Horacio, un modo disimulado de volver

sobre nosotros bajo una forma apenas disfrazada.

Arnold J. Toynbee

.

A MODO DE INTRODUCCIÓN

Creo que cursaban todavía los años 80 del siglo pasado cuando una tarde, recorriendo la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión que ocupaba la mayor parte del Paseo de Recoletos, en Madrid, hube de dar con un libro de tapa dura gris en cuyo lomo se leía “Literatura Rusa Clandestina”. Sin pensármelo mucho, decidí birlar a mis deberes la para algunos exigua cantidad de 500 pesetas (algo más de 3 euros de hoy) y hacerme con el libro de marras. Era una recopilación de relatos escritos por patronímicos desconocidos, que han seguido siéndolo a lo largo del tiempo transcurrido y a pesar de las sorpresas históricas acontecidas posteriormente. Habían sido editados artesanal e inicialmente en los célebres Samizdat,publicaciones clandestinas” que circularon en la Unión Soviética y cuyo nombre era una abreviatura de la Gosizdat, que correspondía a la Editora Estatal soviética.

Años después vendría la lectura de los demoledores testimonios de los “Archivos Literarios de la KGB”, compilados por el historiador ruso Vitali Shentalinski, pero esos relatos ya me habían impresionado lo suficiente como para sentirme reflejado en el espejo de esos artistas que prácticamente perdieron sus nombres, sus obras, y hasta sus vidas, y también el significado de las mismas bajo el anonimato impuesto por una ideología bestial y sutil a la vez y que me ha hecho hermanarme a sus destinos. En ellos pienso también cuando escribo este trabajo.

El Autor.

.

I (UNO)

.

Aprendes a moverte por el mundo de la censura sin perder el equilibrio, y tú, desdichado, lo tomas entonces por un juego divertido. A veces te dan palmadas en el hombro por tu “valentía”.

Aun así, no diría que emprendí abiertamente el camino de la rebelión, pues nunca había sido yo un espíritu rebelde; sólo aumento mi asco. Sí, el asco se encargó del resto. Quien no ha vivido en el mundo de las causas ininteligibles, quien no se ha despertado nunca con el sabor de este asco en la boca, quien no ha sentido nunca cómo se extiende por su organismo y lo domina, por último, esta epidemia de la impotencia universal, no sabe de qué estoy hablando.

Imre Kertesz

.

Matar no es la única forma de eliminar. Existen otras muchas artes para hacerlo, y una de ellas es anular a la persona. La Revolución Cubana (que llegó al poder en 1959 tras las sublevaciones iniciadas en 1952, ostentándolo hasta el día de hoy) ha sido un gran laboratorio en el que se han experimentado y aplicado numerosas técnicas de exterminio --insisto en que no me refiero a las que conllevan delitos de sangre--, que no solamente han afectado a las cobayas de laboratorio sino también a los químicos que, por ser los ejecutores del ensayo, han creído inocentemente haber quedado a salvo, o cuando menos al margen.

Me refiero a generaciones y al mismo tiempo hablo de grupos indistintos, de colectividades y de individuos. Establecer márgenes generacionales estrictos para lo que en este texto intento exponer es algo sumamente difícil. Los números (y acaso las estadísticas) ofrecen una perspectiva demasiado rígida, y esa rigidez se adapta mal a la evolución creativa, y también a la propia involución del creador cuando su vida y sus circunstancias, más allá de las generales y comunes a toda una nación, transcurren íntimamente ligadas a su posición y proyección éticas.

Vida y obra se encuentran relacionadas mutuamente, entrelazadas sobre todo en el caso de los poetas, pues la una y la otra se alimentan entre sí, se reflejan la una en la otra y casi llega a suceder esa simbiosis que se da caprichosamente entre los perros y sus amos cuando ambos terminan pareciéndose, si no fusionándose, sin poder determinar a posteriori quién fue el primero en semejarse al otro.

Tal vez por eso quizás sería mejor proponer una barrera, una línea divisoria que, aparte de la edad de las partes concurrentes, establezca esa aproximación a la diferenciación que se escapa a lo generacional cuando el creador —y especifico “el creador”— es un ente que, aún de manera inconsciente o subconsciente, trata siempre de superponer su albedrío a las reglas de mercado, a las normas de conducta y/o a los intereses políticos que lo rodean y de los que, a su pesar, forma parte.

Por ello, es aconsejable intentar proveer de un cierto orden a la improvisación vertiginosa, para poder expresarme con mayor claridad —y, espero, que con mejores resultados—. Partamos entonces la Revolución Cubana en dos. Obviemos esta cola última de dos o tres años que superan al medio siglo, quedémonos con la cifra redonda de cincuenta años (1959-2009), y hagamos dos mitades.

El año 1980 en Cuba constituye una buena y palpable referencia para establecer diferencias, definiciones y prolongaciones, ya sea de forma general o en el caso particular que nos ocupa: los artistas --incluyendo poetas y escritores, y cualquier otra disciplina artística-- y el poder. Hay un antes y un después del año 1980 que nos trajo una cascada de acontecimientos demarcatorios: trágicos en lo social y palpables físicamente; bochornosos en lo ético-social; ominosos en lo humano; y también, en cierta forma, compensatorios, o consoladores, en la medida que los actos oficiosos de rechazo y hostigamiento político populares totalmente planificados, generaron respuestas humanas de manera natural y espontánea; y ese breve y violento paréntesis en una vida que se desarrollaba bajo una abulia resignada se erigió en lindes absolutamente definitorias para unos bandos y otros respecto al porvenir a corto, medio y largo plazo, tanto en la proyección que protegiera una subsistencia como en lo referente al compromiso personal de cada cual consigo mismo. El periodo de mayor intensidad de estos sucesos se extiende desde últimos del mes de abril a casi los últimos días de del mes de mayo (unos treinta a grosso modo), como ya he dicho, durante el año 1980, y constituyen nuestra Noche de los Cristales Rotos. Por esa corta y a la vez larga noche, en medio del desorden que caracteriza a esas latitudes del mundo, desfilaron las más bajas pasiones. Institucional, legal o jurídicamente, hay allí en Cuba muchas cosas que antes de esa fecha eran tratadas de una forma y, después de mayo de 1980, pasaron a ser tratadas de otra; por ejemplo, la consideración de muchos correctivos políticos y la clasificación delictiva de numerosos actos que hasta entonces así se consideraban (por ejemplo, intentar escapar del país cruzando el Estrecho de La Florida, comprar carne de vacuno de contrabando, hablar “mal” de la Revolución o de alguno de sus dirigentes, etc.) pasaron a la categoría de delitos comunes. Otros simplemente se “institucionalizaron” bajo otras justificaciones rocambolescas y arbitrarias, así la pesada carga política que constituía la tenencia de dólares y de moneda anterior a la Revolución (sobre todo, los primeros), “delitos” que eran castigados con el paredón de fusilamiento o con largas condenas penitenciaras dependiendo del monto de las divisas, pasaron a ser admitidos y con posterioridad sometidos a un “caprichoso” baremo estatal de canje monetario imprimiéndose papeles-billetes que denominaron CUC, a semejanza de aquellos vales que los grandes latifundistas usaban con el personal que trabajaba en sus plantaciones de caña de azúcar o en las bananeras.

Una vez que ya hemos partido la Revolución a la mitad, debe apuntarse que en esos primeros 25 años se guillotinó a muchas maríaantonietas y los bucles quedaron a la deriva, rodando desordenadamente por el suelo. Más allá de limitarse a dos mitades, se fraccionaron en disímiles fragmentos muchos conceptos y formas de ser y estar, ideas y gestos en –y de-- los que habíamos nacido y crecido antes de la Revolución, y que conformaban en nosotros “el fuerte” de nuestra cultura social, en el que se apoyaba o se apoyaría lo que luego seríamos, el sustrato del que, de una forma u otra, floreceríamos, o del que floreceríamos en unas formas o en otras.

Para defender este propósito —incluso sin percatarnos de lo que hacíamos—, una vía era mantener nuestra esencia personal y nuestra individualidad, nuestra libertad para decidir cualquier cosa en cualquier aspecto de nuestra vida, nuestra innegable e irrefrenable necesidad de selección y nuestra exigencia por determinar, establecer, fijar, definir —es necesario que los mencione todos, aun cuando resulte cansino o repetitivo—, sentar, adoptar, optar, elegir, tomar e incluso, si podíamos, declarar el YO que había en nosotros, por encima de ese “TODOS” (compuesto por Cuba, Revolución, pueblo, José Martí, Camilo Cienfuegos, Che Guevara, Fidel Castro, unidad, antiimperialismo, espíritu internacionalista, militarización obligada, energía, dinamismo forzado y siempre manifiesto, disposición positiva a cualquier tema que se nos comunicara (que se nos comunicara simplemente como una orden más, no que se nos preguntara como opción), y un gran y casi infinito etcétera del colectivismo que nos tragaba, nos anulaba y quería sustituir lo natural (y orgánico) del ser humano con la imposición de unos excelsos valores de hojalata, plomo y manual para principiantes. El fenómeno histórico lo logró: nos tragó. Como la ballena a Jonás. Y después de digerirnos, nos devolvió al exterior. Y somos lo que somos: final de algo que nadie gusta de reconocer, o que alimenta y mantiene a algunos otros.

La otra forma de comportarnos era capitular ante el aplastante poder de la fuerza, ante la subyugadora fuerza del poder, y ser brizna arrastrada por esa corriente, pero simulando ser esa misma corriente (nunca la brizna) y llevándonos a nuestro paso cualquier impedimento, ambición, afán, premio, caramelo o persona, que encontráramos en el camino. Y ambos, la Revolución y nosotros, lo logramos, cada cual en su medida: ella nos tragó, nosotros nos creímos que nos la habíamos tragado (simplemente porque pensamos erróneamente que la habíamos esquivado, y que, al hacerlo, nos dejaría en paz, y no exigiría más de nosotros). Y, como en el párrafo anterior, después de digerirnos, nos devolvió al exterior. Y somos lo que somos, y por mucho que nos reciclemos siempre vamos a ser lo que somos, que es decir “lo que ellos hicieron de nosotros.”

Quizás hay un punto intermedio entre las exposiciones de los dos párrafos anteriores: el que se lo creyó y/o el que quiso, ha querido y quiere dar la imagen de que se lo creyó. Esta proyección va acompañada de una entelequia: las ideas son puras y no traicionan, son las bocas y las manos las que tuercen estas ideas al ejecutarlas. Pero, no obstante, las ideas las genera el hombre, no son una suerte de milagro externo o ajeno a la condición humana. La Biblia fue escrita por los hombres, no la escribió Dios.

En un estado totalitario y represivo, sutil o brutal, lo anteriormente dicho se materializa, pues, en tres clases de individuos:

1) el consecuente consigo mismo,

2) el arribista, y

3) aquel otro

que, llevado por el humano y lógico afán de subsistir, accede íntimamente –presumiblemente, de manera dolorosa-- a ceder parte de sus convicciones a favor de una proyección pública que lo contradice, pero que le resulta tolerable porque puede sobrellevarla con una cierta asepsia. O eso cree él. El problema está en que el tiempo avanza, los años vuelan y las dictaduras —específicamente aquéllas que nos han sido reservadas para algunos escogidos para la gloria: las comunistas— exigen cada vez más terreno individual a favor suyo. Cuanto más avanzan en el tiempo, más viscosas y enrevesadas, e inteligentes y maquiavélicas, se hacen. Por supuesto, también se expanden casi infinita, insaciablemente, en el terreno colectivo, pero no es ése el tema de estas palabras tan malamente reunidas para dar forma a un desgarro tan, tan subjetivo que infiere el más profundo y paralizante dolor.

La Revolución Cubana lleva ya más de medio siglo de vida. Sin duda alguna, en su primera mitad los métodos de convencimiento y atracción fueron diseñados de manera más cruelmente sutil, angelicalmente diabólica, brutalmente refinada, porque tenían que vencer y convencer a un abanico de pensamiento mucho más amplio. Ya muchos de los “apresados” en aquella horquilla histórica, eran hombres hechos y derechos cuando triunfó la Revolución. La misión de convertir (o llevarlos a su redil ideológico) a estos era dura. La labor de convertir a aquellos otros cuyas ideas recién habían comenzado a brotar de entre su sustrato personal, individual y único, fue, sencillamente, criminal. Jugaban con la infancia. Torcían sus manifestaciones, encorsetaban sus libertades, incriminaban sus pensamientos espontáneos, y, por supuesto, velaban y observaban muy de cerca, y con cierto empeño policial (más que didáctico o pedagógico), sus gestos y ademanes naturales. Una buena parte de la población tuvo que buscar sus caminos sometida a estas coyunturas. Para algunos, estas particularidades se hicieron y fueron definitivas y los marcaron de por vida, inutilizándolos. En otros actuó como propulsión de una ola de oportunismo que barría todo lo que hallara a su paso. Entre ambos, están los del montón, los del “no pero sí”, los del aparentado, los del “hay que vivir”.

.

II (LA EXPRESIÓN OBVIADA)

.

Perteneció a esa generación de artistas que como gorriones de Mao, la Revolución obligó a volar lejos de su hábitat, hasta reventarlos. No tuvieron respiro, ni pudieron llegar. Cuando entraron a la universidad, los expulsaron. Y cuando salieron a la calle, los encarcelaron. Después los deportaron, y los mandaron a ese campo de concentración que es Miami. El Exilio se presentaba como un inmenso arrozal donde, ya por costumbre o por miedo, evitaron posarse. Muchos artistas desahuciados y desconocidos deambulan por las calles de la ciudad: son como muertos vivos.

Néstor Díaz de Villegas

(In Memoriam Carlos Victoria)

.

En el panorama cubano de la creación literaria y artística existen especialmente dos generaciones (grupos generacionales, grupos a secas, grupos circunstanciales) que han sufrido o experimentado, con mayor crudeza y consecuencias, el rigor represivo de La Revolución Castrista y su peculiar comunismo insular.

La primera “generación” fue el grupo identificado como EL PUENTE, que reunía espontáneamente a jóvenes artistas, mayormente literarios, que al triunfo de la Revolución habían alcanzado ya una definición en el primer paso de la evolución creativa. Es lógico y totalmente admisible que este conjunto de sensibilidades diversas, pero provistas todas del germen anárquico (y también contestatario) que todo acto creativo lleva implícito, se sintiera esperanzado y entusiasmado ante lo que les parecía —y aparecía— como “un cambio”, algo nuevo y fresco que política y socialmente estuviera más en la línea de su sentido de la irreverencia con respecto a los estrechos cánones de una sociedad burguesa, objetivamente obsoleta, que todos rechazaban. Muy pronto iban a saber cuán más estrechos aún eran y serían para siempre los parámetros de aquel cambio de dirección con que la Historia, y la terrible historia de las confusiones, comenzaba a cercenarles y a definir los destinos de sus vidas y carreras, y no solamente las suyas propias sino las de todo un pueblo, tanto para bien como para mal, a lo largo de los próximos 70 o 100 años futuros, por poner una cifra tentativa, ya fuera por contacto directo como por las consecuencias de por vida derivadas de una experiencia tan singular. Es de significar que esa “terrible historia de las confusiones” no iba a limitarse a las cotas jurisdiccionales de su pequeño e insignificante territorio nacional, sino que contagiaría a la mayor parte del mundo, sobre todo occidental, tanto desde lo más primario como hasta lo más intelectual y “biempensante” del momento e, incomprensible e irónicamente, de lo que entonces era futuro, y hoy es presente y continuamente pasado. Este absurdo serviría de muro de resonancias para la represión que ya comenzaban a experimentar en su propia casa. EL PUENTE simplemente no estaba previsto en el “stablishment revolucionario” (aún incluso no auto-declarado aún como comunista), y sucedía por iniciativa propia y personal de un conjunto de jóvenes que ese gran poder incipiente (pero excesivo y totalitario desde su cimiente) no había creado ni controlaba, y que, al intentar hacer (o imponer) lo segundo, dio al traste con el movimiento, dispersándolo y anulándolo a través de la represión y el terror, sirviendo de involuntarios e inocentes conejillos de Indias en los que experimentarían toda la amplia gama de los métodos posteriores de disuasión y control de la personalidad artística individual. La Revolución, lejos de ser un elemento aglutinador, es un monstruoso mecanismo de separación y anulación de la voluntad individual, así mismo como de manipulación colectiva, y de una tergiversación propagandística, amén de maquiavélica, convincente a los seguidores con una fe de base (irracional, como suelen ser todas las variantes de la fe). A los jóvenes de EL PUENTE les tocaría ser los primeros en estrenar toda los diferentes métodos de disuasión: exilio temprano, represión carcelaria, procesos por asociación con extranjeros y expulsión del país, métodos “correctivos” psiquiátricos (internamiento en clínicas, aplicación de electroshocks y provocación de shocks de insulina, aplicación de “curas” psicotrópicas contra la homosexualidad), sometimiento, auto-control, auto-censura, ostracismo, resignación acomodaticia y oportunismo voraz, pasando, claro, por todo tipo de traiciones y contradictorios lazos umbilicales mitigantes de la mezquindad que en ocasiones furtivas reúnen (todavía, aún a estas alturas) alrededor de una mesa (que no es precisamente “La Mesa de la Verdad”) situada en cualquier ciudad fuera del territorio insular a la que los “adaptados a representar al sistema comunista cubano puedan tener acceso, a comensales que la Historia y las decisiones personales convirtieron en antagonistas”. Todo un lamentable y tristísimo muestrario de lo que entonces se perfilaba como futuro inevitable.

La segunda generación a la que quiero referirme, y que es el objeto de este trabajo –o de este esbozo o proposición de una investigación futura más enjundiosa--, es la que atañe principalmente a personas que habíamos nacido alrededor del año 1950 y que al triunfo de la Revolución en Cuba estábamos entre la niñez y la pubertad, gente que en un momento vital de tránsito y formación del carácter, recibimos de lleno el impacto de un fenómeno político-histórico-social, único en sí mismo, que se permitió cambiar todo el orden establecido, con sus valores correspondientes, en apenas unas 24 horas que se hicieron eternas y dejaron desnudo —o al menos, sumamente confundido— al protagonista y receptor involuntario de tal transformación. Fue como hacernos hombres y mujeres en el transcurso de una noche, de una forma que de ninguna manera puede catalogarse como natural. Fue como una violación, en la que ni siquiera llegábamos a atinar del todo, no ya la comprensión, sino las formas borrosas, los contornos, de lo que había sucedido. Esta aceleración brusca de la historia nos ponía en la disyuntiva de aceptar o rechazar drásticamente lo que el paso natural de la vida anteriormente nos había ido enseñando, y abrupta -y puedo decir también que violentamente— debíamos dilucidar sobre lo bueno y lo malo, lo acertado y lo errado, que se escondía “malévolamente” en la educación, forma de vida, costumbres, tradiciones, que habíamos ido recibiendo desde nuestro nacimiento y en nuestros entornos particulares. Se nos forzaba a decidir cuando aún no teníamos la capacidad suficiente para hacerlo por nosotros mismos, teniendo que asumir con la rapidez de un relámpago un acto que era una labor y un deber que mayormente correspondía a nuestros progenitores, a nuestros mayores.

Al mismo tiempo fuimos culpados abierta, y públicamente, de lastres de los que no éramos conscientes. No fuimos los primeros “niños (naturales) de la Revolución”, sino los niños que la Revolución había heredado de lo que se dio en llamar poco después “la pseudo-República”, en alusión a que todo lo que no había sucedido bajo el catalizador de la pureza “revolucionaria” era en lo absoluto válido en el largo período del siglo XX que va desde las Guerras de Independencia (1868-1898-1900) hasta el 31 de diciembre de 1958. De modo que, a partir de aquel momento, nuestra educación en cierta forma pasó a ser un “correctivo” de supuestas desviaciones que acarreábamos de la influencia pequeño-burguesa y acomodaticias de nuestros padres y familias. Creo que nuestros mayores intentaron protegernos físicamente, humanamente, ante esta avalancha de insultos vedados que propinaban a su papel de educadores a través de una posición conciliadora hacia la conveniencia de que sus hijos y descendientes aceptáramos los nuevos cánones, aun a costa de la posibilidad de perdernos como hijos (como sucedió en muchos casos, de ahí aquello de que los hijos denunciaran a sus padres, etc.) Puedo intuir perfectamente el (razonable) pánico que un hecho de tal calibre despertaría en ellos, y, por consiguiente, aquella primera estampida hacia cualquier nación exterior que les acogiera, de familias enteras con el propósito de “salvar” a sus hijos de algo que no sospechaban en toda su magnitud y que de cualquier forma sospechaban mal y entonces por debajo de toda realidad. Fue la explosión de la posible pérdida de la patria potestad, que dicho ahora suena ridículo y anticuado pero que para ellos debe haber parecido simplemente atroz.

Todo esto ocurrió de forma generalizada con todos “los niños del 59”, pero se intensificó especialmente con aquellos de nosotros que comenzamos a experimentar “inquietudes artísticas”, y lo pongo entre comillas porque ello sirvió como motivo de recelo y persecución sistemática por la potencialidad del ingrediente homosexual supuesto en el arte así como el germen de desviación de una conducta recta (y, en fin de cuentas, igualmente burguesa, aunque se le aplicaran las etiquetas propias de la dictadura del proletariado y la descabellada obcecación pre-fascista encabezada por el Comandante Ernesto “Che” Guevara hacia la construcción de un prototipo ideal de hombre, el llamado “hombre nuevo” solo concebido en los guiones estalinistas y los celuloides de los Estudios Mosfilm); asimismo, la ideología maoísta cultivó su visión particular del “hombre nuevo” y a principios de los años 60 también influyó en los ambientes más ortodoxos cubanos). Este sistema de sospecha generalizada hacia todo el mundo fue propiciatorio para dedicarnos un seguimiento personalizado y policial. Todo parecía indicar que, más bien lejos de precaver que nuestra generación degenerara en un atajo de inservibles viciosos nada dispuestos a seguir la senda del “hombre nuevo” perfecto únicamente posible en las mentes estrechas del Che Guevara y elementos afines, estuvieran, por el contrario, absolutamente deseosos e interesados en crearnos con todos los defectos posibles según este prisma, para así proceder a aplicar sobre esa parte de juventud “desviada” (a la fuerza o por decantación natural) más y más métodos de corrección en su afán de criba, perfeccionamiento y exquisitez del sistema represivo totalitario y la anulación total de la personalidad individual. No solamente querían crear “el hombre nuevo” sino también eliminar del todo cualquier vestigio que no nos permitiera convertirnos en robots y en modelos únicos de orfebrería exclusiva. ¿Era más importante la creación del “producto” Frankestein, o la eliminación total y definitiva del cuerpo que sirvió de base a un cerebro que finalmente fracasó en su propia mesa de operaciones? Incluso parecía planificado: éramos los que no íbamos a integrarnos de ninguna manera en la maquinaria del poder, ni siquiera como oportunistas y vividores a expensas de contribuir a la mentira con la propia mentira de nuestra falsa colaboración, que, por otra parte, siempre se entendía que debía ser lo suficientemente entusiasta y dinámica como para disfrazar convenientemente cualquier atisbo de razonamiento personal: debía, tenía que ser enérgica, en pie de lucha constante, única manera de aceptar y cubrir la apariencias de cuán bien se mentía, sin importar, u obviando, que El Poder siempre era tan omnipresente y todopoderoso para ser absoluto conocedor de la falsedad de tal simulación, reservándose el derecho de descubrirlo y aplicar el castigo que considera oportuno y ejemplificador cuando el oportunista de turno se sintiera lo suficientemente confiado como para creer que era más inteligente que La Revolución, lo cual siempre ha constituido uno de los pecados que menos clemencia han generado en jueces e inquisidores.

Al fin y al cabo, como todos esperábamos --y todos los puntos cardinales a los que miráramos así lo indicaban--, delinquimos. Si “delinquir” se entiende porque comenzamos a escribir, a pintar, a componer canciones, a existir, todo ello al margen de las organizaciones oficiales que se supone eran las encargadas, no solamente de enseñarnos a hacerlo, sino también de conducirnos por el camino correcto del reconocimiento y la aceptación; eludimos, despreciamos olímpicamente los talleres literarios, y eso no nos fue perdonado, ni por la Oficialidad ni por los que sí habían aceptado las reglas del juego, nuestros contemporáneos integrados en la maquinaria de aquella revolución cultural. Decidimos no auto-censurarnos, sino auto-marginarnos, intuyendo ya perfectamente la diferencia existente entre las dos acciones, y anticiparnos a la marginación que el stablishment nos aplicaría o, en su caso, al tratamiento que nos aplicaría en su labor de reconducir lo que escribíamos y producíamos a través de otros conceptos más acordes con la Revolución. No era en definitiva que hiciéramos nada abiertamente condenatorio del sistema, sino que lo que hacíamos no se ajustaba a lo establecido, ni en contenido argumental ni en proyección estética, ni siquiera en la forma de decirlo o darle forma. Había un divorcio total de formas y contenidos; y para ser “admitidos” (aun con reparos) en las sendas que nos condujeran a ser “alguien” (Brigada Hnos. Saínz, Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, u otras sindicaciones adyacentes al control político de los artistas), teníamos que renunciar a ser nosotros para convertirnos en ellos. En esta disyuntiva no éramos los únicos: había personas claramente pertenecientes a otras generaciones anteriores que también decidieron dejarse excluir por razones semejantes o parecidas (por cuestiones que, simple y llanamente, tienen que ver con la dignidad personal). Pienso específicamente en un poeta cuyo nombre prudentemente omito, con el peso específico suficiente como para ser tratado con un respeto especial y que está muy por encima de cualquier poetastro de ocasión que, valiéndose de su producción al servicio del Estado y su ideología, haya sido reconocido —y “reconocido”— como algo a tenerse en cuenta tanto dentro de sus fronteras como más allá de ellas (esto produciría un capítulo aparte).

De modo que lo que bautizo en este texto como LA GENERACIÓN OBVIADA viene siendo más bien “un grupo circunstancial” de personas que nos mantuvimos al margen de los cauces oficiales cubanos (haciendo especial hincapié en que no existían ni siquiera “cauces oficiosos” pues, como en el repetido slogan de principios del Estado Revolucionario Cubano, se mantenía en todo la premisa de que “Con la Revolución, todo; fuera de la Revolución, nada”). En ese estrecho margen –por momentos, casi imperceptible e imposible--, hemos desarrollado, sobre todo, la iniciación personal, individual y desconocidamente colectiva dentro de nuestra única razón de ser (el arte y la literatura), mantenida en todo tiempo a pesar y en contra de cualquier nula posibilidad de reconocimiento. Como he querido sugerir hace un momento, esa marginación también en cierta forma ha viajado con nosotros dondequiera que hayamos ido y nos sigue acompañando en el llamado “exilio” (en definitiva, otra manifestación de “oficialidad”, con sus propias reglas del juego y su particular gama de valores, reconocimientos y exclusiones, y, paradójicamente, continuador y valedor del escritor y el artista oficial comunista (no sé si por inercia, por auto-validarse o por pretender una ley no escrita ni siquiera susurrada de punto final que les exima de toda responsabilidad de colaboracionismo y representatividad de un régimen dictatorial y totalitario, absolutamente imposible de justificar). Existe, por otra parte, una gran confusión orgánica en los espacios fuera del alcance físico del largo brazo revolucionario; dado el prolongado tiempo de ese exilio y lo sutilmente preparado —por no decir “alerta”— que hay que estar para detectar precisamente la sutileza de una ratificación a la que el escritor o artista proveniente de los organismos oficiales insulares aspira y al que La Revolución le ha hecho creer merecedor de tal derecho.

Como fue un grupo que, salvo en cada núcleo (“o individualidad: islas dentro de la isla”), se desconoció a sí mismo en el sentido de su extensión a lo largo de Cuba, teniendo en cuenta que entre nosotros sólo existía el lazo de las circunstancias temporales o accidentales, nunca existimos como “movimiento”, y mucho menos estuvimos organizados (como, curiosamente, la Seguridad del Estado se obstinaba en “ver” a toda costa en mis visitas obligadas a sus villas de interrogatorios y otras oficinas de requerimiento). Es posible que ésta pudiera ser una tarea a completar a partir de los diferentes momentos más o menos simultáneos en que fuimos accediendo a un margen mayor de libertad (de toda índole) a través, sobre todo, del éxodo masivo de los que abandonaron Cuba por el puerto de El Mariel durante los meses de abril-mayo de 1980, así como al incesante goteo de los que habíamos precedido o sucedido a tal acontecimiento. Estoy seguro de muchos nombres, pero carezco del conocimiento documental suficiente del pasado como para incluir con justicia a todo los que mantuvieron actitudes semejantes y específicamente a los que comprende ese periodo.

.

III (TRES)

.

Pero en ese medio siglo hay una segunda mitad. Para los últimos 25 años la Revolución Cubana tenía algo ya ganado: no tenía que lidiar con generaciones que arrastraban reminiscencias propias de otros tiempos distintos. Ya tenía las suyas propias, nacidas después del año 1959, más puras o menos contaminadas que las anteriores y en la práctica más maleables, más moldeables. Aunque, por muchas revoluciones que sucedan al unísono, no es posible barrer del todo con una ética de naturaleza más humana, intrínsecamente histórica, tradicional, prácticamente genética, es lógicamente aceptable, y aceptado es, que nuevos significados éticos se vayan produciendo y sucediendo a lo largo del tiempo; o cuando menos, grandes o pequeñas variaciones de ese gran corpus ético y dialéctico. Las proporciones éticas están compuestas por una pequeña isla de objetividad flotando en un obscuro océano de subjetividades. Aunque miradas desde fuera, ciertas cosas y actitudes pudieran ser vistas desde una misma perspectiva, es absolutamente admisible que esa óptica no fuera aplicable, no al hacer un zoom sobre el punto, sino a nacer, crecer, vivir y morir en ese punto y desde allí proyectarse al exterior.

Me hago muchas preguntas sobre la naturaleza humana. Sobre la pureza, o sobre la consistencia de esa naturaleza. El condicionamiento existe en todo tiempo y lugar, y cuanto más cerrado y asfixiante es el espacio, más métodos se ingenian para obtener más oxígeno. Pero ¿todo es válido? ¿Todo es “ético”? ¿Dónde están los límites? Y ¿cómo probarlos, cómo medirlos? Dudo sobre cómo juzgar a la gente (o ni siquiera si deben ser juzgadas). Los valores del escrúpulo han variado, eso está claro. Pero ¿podemos afirmar categóricamente que todos los venidos después son oportunistas desalmados? Lo ignoramos; lo ignoro, verdaderamente. No sé acusar a todo el mundo por igual; además la parte más humana de mi ser me enfrenta a no cometer los mismos excesos de clasificación y condena que se hizo con nosotros. Y tampoco somos iguales, salvo en la categoría de la cobaya del experimento científico. Tal vez los primeros sufrimos más experimentos, mayor experimentación, mayores errores, y, sobre todo –y muy importante-- carecíamos de los anticuerpos que los segundos han ido ya generando sobre nuestra experiencia acumulada y sobre la suya propia.

Para unos, la vida en el laboratorio ha mermado definitivamente el interés por otra opción vital, cualquiera que ésta sea. Nos alimentamos de auto-engaños pero los resultados son letales. Si la Revolución cavó la fosa, el agotamiento que nos ha producido sella el agujero con su pesada losa.

Para otros, la vida comienza a partir de su egreso del recinto de los experimentos. Y están prestos a demostrar su capacidad y las habilidades ganadas durante el entrenamiento.

No obstante, debe existir un equilibrio en alguna parte. O, ¿habrá muerto del todo aquello que José Martí llamaba “mejoramiento humano” y en lo cual basaba su fe?

(Madrid, 2007-2010)

© 2010 David Lago González

(PROHIBIDA la reproducción de este texto salvo permiso escrito del autor.)

lunes, 20 de junio de 2011

El PP en Extremadura

Jie Ma, Eclipse

Jie Ma, Eclipse

No sé si esto se hubiera dado si antes no se hubiera manifestado La Indignación.  En las elecciones municipales, el Partido Popular en Extremadura obtiene mayoría simple, lo que ofrecía la posibilidad de que el PSOE (segundo más partido más votado, y saliente) recurriera a los votos comodines de Izquierda Unida para gobernar en coalición.

Después de una reunión urgente de los municipales y la plana mayor de IU, la tesis de los municipales se impuso y se abstuvieron dejando que gobierne el Partido Popular.  Su representante (municipal) exponía unas razones muy lógicas: el PSOE lo ha hecho mal y por esa razón los electores han votado al PP, eso es lo que ha querido la mayor parte del pueblo; por tanto, nosotros debemos respetarlo.  Y se abstuvieron.

Como ya me he expresado antes, los pactos post-electorales me parecen mucho más insultantes que el bipartidismo.

© 2011 David Lago González

***

domingo, 12 de junio de 2011

MOISÉS NAÍM - La conversión del idiota

.

Alessandro Bavari5946986

Alessandro Bavari

.

MOISÉS NAÍM

La conversión del idiota

MOISÉS NAÍM 12/06/2011

http://www.elpais.com/articulo/internacional/conversion/idiota/elpepiint/20110612elpepiint_6/Tes

.

"Cree que somos pobres porque ellos son ricos y viceversa, que la historia es una exitosa conspiración de malos contra buenos en la que aquellos siempre ganan y nosotros siempre perdemos (él está en todos los casos entre las pobres víctimas y los buenos perdedores), no tiene empacho en navegar en el ciberespacio, sentirse online y (sin advertir la contradicción) abominar del consumismo... ¿Quién es él? Es el idiota latinoamericano". Esto lo escribió Mario Vargas Llosa en 1996 como introducción al Manual del perfecto idiota latinoamericano, el excelente libro de Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa, su hijo. Tanto la introducción como el libro hacen una demoledora disección de las malas pero populares ideas que han tenido a América Latina empantanada en el subdesarrollo y la corrupción. También ofrecen un muy preciso retrato hablado del tipo de personas que creen en estas ideas y las promueven.

La pregunta inevitable es si el Humala que gobernará Perú es el original o el que abrazó el liberalismo

Ollanta Humala, el recién electo presidente del Perú, calificaba hace dos meses como uno de estos perfectos idiotas. El programa de gobierno que inicialmente ofreció al electorado peruano pareciera haber sido copiado casi textualmente del Manual... Pero mientras que el libro se burla de esas ideas, y muestra cómo han fracasado dondequiera que han sido puestas en práctica, Humala y sus aliados las proponían seriamente como su plan para gobernar al Perú. La trayectoria política del exteniente coronel Humala, sus declaraciones, discursos y entrevistas, su cercanía a las pamplinas de la doctrina etnocacerista (ni pregunte de qué se trata), su golpismo y militarismo y su alianza con Hugo Chávez y otros personajes similares lo hacen un ejemplo icónico de lo que describe el Manual.

Pero eso era antes. Ahora -y súbitamente- Ollanta Humala es otro. Se ha convertido. Botó su programa de gobierno inicial y propuso otro purgado de las ideas que el Manual llama idiotas, se distanció de sus más estridentes familiares y de aliados inconvenientes como Hugo Chávez, se puso corbata y adoptó un discurso moderado y más sereno. También se tornó más conciliador con sus anteriores objetos de escarnio: los empresarios, Estados Unidos, los inversionistas extranjeros, las empresas mineras de las que tanto depende el Perú y de adversarios políticos como, por ejemplo, el expresidente Alejandro Toledo, contra quien auspició un golpe de Estado en 2005.

¿Qué pasó?

Pues que Ollanta Humala no tiene nada de idiota. Se dio cuenta de que si no se convertía no ganaba las elecciones. En la primera vuelta de las presidenciales peruanas el 70% de los votos fueron para candidatos que repudiaban las ideas que Humala entonces defendía. Era obvio que si no ajustaba su oferta a lo que el país pedía, en la segunda vuelta sería derrotado por Keiko Fujimori, la hija del expresidente. Humala cambió y ganó.

Ahora la pregunta inevitable es si el Humala que gobernará al Perú es el original, el seguidor del Manual, o el recién converso -el que abjuró del etnocacerismo (repito: ni pregunte)- para abrazar el liberalismo. Todo parece indicar que, por ahora, el próximo presidente del Perú intentará emular más a su actual mejor amigo, Luiz Inácio Lula da Silva, que a su exmejor amigo, Hugo Chávez. Y ¿por qué no? Brasil es uno los grandes éxitos del momento y Venezuela una de las grandes oportunidades perdidas. Habría que ser idiota para no darse cuenta. Y las realidades políticas económicas, institucionales e internacionales del Perú le imponen a Humala limitaciones que Chávez nunca tuvo. Además, no hay nada más educativo que estar en el palacio presidencial y descubrir que las ideas que parecen buenas en la oposición son en realidad imposibles de implementar desde el Gobierno.

Nadie, sin embargo, puede garantizar que de la misma manera que Ollanta Humala experimentó una repentina conversión al liberalismo económico y político no vaya a sufrir una recaída en la cual reaparezcan los instintos, ideas y mentores que guiaron su conducta hasta hace un par de meses. Afortunadamente, su pragmatismo nos da una pista acerca de cómo monitorear su compromiso con sus nuevas creencias: los precios internacionales de los minerales que exporta el Perú. Si se mantienen altos, las políticas de Humala se parecerán más a las de Lula. Y si los precios caen, se le enreda la economía y se le hace más tentador apelar a las tácticas usuales de los populistas, sus políticas se parecerán más a las de Hugo Chávez. Al final, su cálculo será determinado por factores tan poco ideológicos -y tan poco idiotas- como estos.

Sígame en Twitter: @moisesnaim

**

lunes, 25 de abril de 2011

CUADERNOS DE CAMAGÜEY (3)

.

Eikoh Hosoe - Barakei 19, 1961

Eikoh Hosoe - Barakei 19, 1961

.

 

NOTA DEL BLOGGER:  Tercera entrega de las impresiones de Mi CorresponsalA en Comala Comunista, que esta vez versa sobre lo inexplicable  --es decir, más inexplicable que a lo que Las Islas Desafortunadas nos tienen de sobra acostumbrados, hartos, aburridos, hastiados… y asqueados— de la proliferación de sectas evangelistas, lo que, en mi modesta opinión, implica además el cambio de la famélica vaca sagrada hindú por la chiva del Reparto Timbalito que todo el mundo se tira por allá por el río, salida de Camagüey hacia “la capitaRRR” en tren (el tren es TURTLE, no es un AVE).

Como podrá apreciar el respetable –y también desde el menos respetable hasta el peor malnacido— lo aquí expuesto dista mucho, muchísimo, de las imágenes que puedan leer en la prensa española e incluso en medios informativos del ghetterío cubano.  Ésta es la realidad que a nadie interesa porque ni vende ni puede ser apoyada ni jaleada en su contra por las patéticas tribunas de la intelectualidad reciclada.  Y mucho menos, compañeritas y compañeritos, hermanos y hermanos, mínimamente entendida.

¡A disfrutar!

(DLG)

---0---

Los nuevos religiosos (evangelistas)

.

En Cuba, una de las pocas religiones que sobrevivió todos estos años de condena y abusos por parte del gobierno fueron los Católicos. Recuerdo yo cuando estudiaba en la escuela El Carmen, cómo se saqueaban los altares penetrando desde lo que fuera el convento y que entonces se había convertido en lo que se llamó "Escuela Secundaria Básica Pedro Martínez Brito". Recuerdo cuando aún, siendo bien pequeño y mientras estaba pasando mis vacaciones en Santiago de Cuba, en casa de mi padre, en el Reparto Sueno, un día, mientras mis hermanitos y yo, jugábamos en el portal, vimos salir al medio de la calle una mujer joven quien en segundos se bañó en alcohol y se prendió candela. Mi madrastra, horrorizada y tratando de que entendiéramos la razón de lo ocurrido nos dijo que esa muchacha era una monjita de la Iglesia de San Francisco a quien "los barbudos" habían pasado a recoger en varias ocasiones para abusar de ella. En Camagüey recuerdo también un domingo en que, camino al Teatro América de la calle General Gómez, no pude entrar a la función pues "el pueblo"  había inundado la calle, estaba sonando un acto de repudio a los feligreses de la Iglesia de Santa Ana durante la misa y habían tenido que cerrar las puertas del templo pues estaban insultándoles y tirándoles piedras y huevos (Yo todavía no me puedo explicar cuál será el misterio de los comunistas cubanos y los huevos si somos el único país en el mundo donde los huevos están planificados por la libreta de racionamiento???) En fin, es bien sabido por todos nosotros y por el mundo entero lo que significó en Cuba el ser religioso y las consecuencias que padecieron quienes fueran identificados como tal.

 
¡Entonces apareció el PAPA!

Se presentó todo vestidito de blanco y dijo su discurso sobre fe y libertad encaramado desde su podio en una flamante plaza construida para él solito, de acero y concreto con esculturas y con monumentos de cemento y granito de tal magnitud y belleza que convirtió en creyentes a los ateos y dio mas fervor religioso a los ya creyentes pues, solo un milagro de Dios podía haber logrado construir semejante obra en un país donde las casas se estaban derrumbando  por falta de materiales para repararlas.  Bueno, esto según versiones oficiales.
El Bloqueo del Imperialismo, You know.

No teengan mieedoo!!!!, no teengan mieedoo!!!!!!, no teengaan mieedoo..... Yo quisiera saber que pasó con la muchacha que, en medio de la congregación, sacó un cartel de cartón escrito a mano pidiendo libertad para el pueblo cubano, salió por un par de segundos en la  televisión y al momento, cuando la fueron a enfocar de nuevo, ya la habían desaparecido.
No teengan mieedoo!!!!!

Desde ese entonces, allá en la islita,  la religión o religiones y sus devotos se sintieron mas "libres" de profesar sin temor a ser destruidos,  torturados o desaparecidos, y ha llegado  al punto de que últimamente hemos visto algunos de los "Máximos Dirigentes" asistiendo a las misas del excelentissisisisisiimo monseñor JAIME ORTEGA-ALAMINO (alamino, la fuente se rompió!!) y ya esto le ha dado más fuerza al resto de los religiosos para manifestarse abiertamente y crear sus cultos y núcleos de feligreses por todo el país, PERO........................................Cuidado con las apariencias. Hay religiosos y hay religiosos. En primer lugar, Cuba mantuvo un hermetismo tan brutal y por tantos años contra las religiones que hubo generaciones que crecieron sin siquiera ver cómo era una iglesia por dentro pues todas estaban clausuradas, ni mucho menos pudieron saber lo que cualquier tipo de religión fuera en si. Yo me crié la mayor parte de mi vida (desde los nueve anos) ajeno y aparte por completo de lo que la religión católica fuera aunque fui bautizado cuando apenas cumplía seis anos. Yo fui de los tantos jóvenes que nos acordábamos de Santa Bárbara cuando tronaba y de Dios cuando me encontraba en un aprieto. Yo fui testigo, luego de llegar a los Estados Unidos cuando El Mariel y después de haber sido enviado a la base Fort McCoy en Wisconsin, cómo a un pastor de la religión evangelista, luego de terminar de cantar, en inglés, sus himnos al Señor, el grupo de cientos de refugiados le aplaudían y le pedían ¡otra!, ¡otra!, ¡otra! pues ni tenían idea de lo que estaban escuchando y además era esta la primera vez  en que, ¡¡al fin!! se encontraban en un concierto frente a un cantante "de la Yuma"

Recientemente, y de buenas a primeras, los cubanos se han encontrado con un nuevo fenómeno social (distinto), que es toda esta cosa religiosa, aunque muy confusa. El mayor atractivo es que ésta ha permitido sustituir la palabra "compañero" por la de "hermano" sin que esto implique "Diversionismo Ideológico",  contrarrevolución ni delito alguno. Ahora todos son "hermanos", aunque muchas veces esto nos recuerde a los hermanos Abel y Caín. 

A la iglesia van no tanta gente, sobre todo, gente joven. Siempre son el mismo grupo que, Domingo a Domingo, asiste a las misas. Los demás prefieren pedirle a Dios que les resuelva el problema, pero desde la calle. No hay mucho tiempo como para estar oyendo el  "sermón" con tanto que hay que "resolver" para poder comer. Por otro lado hay una especie de cautela entre los inseguros-novatos-creyentes pues todo tipo de afiliación religiosa esta embarrada de disidencia y eso es TÓXICO para quien simplemente quiere creer en Dios o en Jehová o en Buda o, vaya usted a saber en quién, sin que esto le pueda traer problemas. Los disidentes todo el mundo ha oído hablar de ellos, nadie sabe dónde viven y "tienen que estar locos pa'l carajo para meterse en líos por gusto". Los Santeros y el resto de las religiones Yorubas siguen haciendo lo mismo que han hecho en todos estos años después de la Revolución pues, ellos no duermen en la misma cama con los comunistas pero a ellos les han permitido que duerman en el suelo, al lado de la cama, en un saquito de yute.

Durante mi visita a Camagüey el mes pasado pude observar cómo, a un par de cuadras de donde vive mi familia, habían inaugurado uno de estos templos Evangelistas. Yo recuerdo cuando pequeño que esto era muy usual en los barrios y que, el fin principal de esta gente era atraer los niños para inculcarnos la fe en Dios y yo recuerdo cómo nos agrupábamos  en aquel saloncito a cantar y escuchar hablar sobre Cristo y sobre la religión. El pastor era siempre un hombre muy afable y no era extraño el encontrárselo uno, tomando café y conversando con los padres de uno sentado en la cocina de la casa. Eso, al menos a mi, me hacia sentirme orgulloso pues nada más y nada menos que "El Pastor" nos había hecho la visita, aunque eso ocurría en todas, o casi todas las casas del vecindario. En fin, eran personas a quienes todos admiraban,  respetaban y todos querían.

"¡¡¡¡¡Ese Pastor hijo de puta no nos deja dormir los Domingos por la mañana!!!!!" Fue la frase que usara mi hermana, como respuesta,  cuando le pregunté acerca del nuevo vecino y de su iglesia allá en Camagüey.

Resulta que estos tipos que se hacen llamar Pastores Religiosos y que uno espera vengan a profesar paz y armonía, se han convertido en una molestia generalizada en  donde quiera que aterrizan. Este señor, o esta gente, aparte de que no tienen condiciones para preparar un centro con el mínimo de comodidades, no se detienen a analizar y a comprender lo que molestan, entonces espetan sus discursos y sus villancicos mediante un altavoz a todo volumen que ni siquiera es necesario pues ellos no son mas que un puñado de gente en un local pequeñito, aparte de que son individuos que nadie sabe de dónde salen o de dónde vienen, pero que se sientan a recibir sus sermones prácticamente en medio de la calle. Lo que más molesta al vecindario es que ellos, ni han venido a presentarse e invitar a nadie a los cultos, ni les han hecho caso cuando han recibido quejas sobre  la bulla injustificada que casi todas las noches y los Domingos les espetan a los vecinos y que tanto jode, y lo mas significativo es que, ¿quiénes son esa gente? y de dónde salen, cuando estas iglesias han sido siempre para los vecinos del barrio?. Yo le dije a mi hermana que quizás sean la misma gente de las "Brigadas de Repudio" que siempre llegan, joden y nadie sabe de dónde salen ni quiénes son. Ja,ja,ja,jaaa!!!!! En este grupo hay unos cuatro o cinco negros que no son cubanos, eso se comentaba y yo lo confirmé pues me acerqué a uno de ellos y lo saludé en Inglés y él me contesto con perfecto acento americano. ¡¡Vaya usted a saber!!

Ya se han elevado quejas y recogido firmas para que esta gente se controle o para que los saquen del lugar, pero también ya se han recibido cartas de amenaza por parte de ellos de que, si lo hacen, van a demandarlos ante los tribunales por DESCRIMINACION porque ellos son religiosos y por  atentar contra su LIBERTAD DE EXPRESIÓN.

Qué me caunt????????????????

Lo que sí me llamó la atención a mí muy en particular es que, cuando este grupo se reúne, los niños quedan afuera, sentados en sillitas, pero nunca forman parte del grupo, así que no pueden aprender como amar a......Dios????????. hhhmmmmmmmmmm............

Yo, por mi parte, vivo todavía recordando aquello de:Estoy alegre, alegre muy alegre.
Estoy alegre, de dar un Gloria a Dios.
Estoy alegre, alegre muy alegre.
Y estoy alegre porque Cristo me salvo.
Gloria a Dios!!!!!!!
Y recuerdo también que siempre terminaba la última frase de pie y con los brazos en alto y las palmas de las manos mirando hacia el techo como una bailarina de Las Vegas.


Mi mamá nunca me dijo por qué el Pastor la iba a visitar y a tomar café de vez en cuando.

Un beso!!!!!

viernes, 8 de abril de 2011

CARPE DIEM, trileros en la net

.

aleksander nekrashevich

aleksander nekrashevich

.

 

La mejor estafa (o phishing o como se llame) que he recibido desde el invento del spam y los trampas internáuticas, porque ésta aprovecha el momento actual internacional para escenificar su proposición. Vale por lo que me ha divertido. Y supongo que si existe es porque alguien cae.

.

clip_image001I appeal to you to treat the content of this letter with all seriousness and urgency.
My name is Ayesha Hannibal Muammar al-Gaddafi, wife to the fifth son from the second wife to Muammar Muhammad al-Gaddafi the current ruler/Prime minister of Libyan Arab Republic.
I believe that you must have read and heard through international media about the crisis in my country. In-fact, With the way things are going right now I am afraid that my husband's father Colonel Gaddafi may end up just like Saddam Hussein of Iraq, With this pressure from the international community. I am afraid that if my husband's father Colonel Gaddafi step down or dies, my husband and his brothers will be arrested and prosecuted in the international court and I also as his wife is afraid of what becomes the fate of me and my children.
So, to be on the save side, as I don't know what will befall this royal house soon, I want to use this little time that we are in power to invest as much money as I can invest abroad under the disguise of a foreign partner. So that when this crisis is finally over, my children and I will have something like investment to live on with.
If you accept to assist us in this investment, let me know speedily so that we can start the urgent arrangement to handover Fifty Five million united states dollar to you as investment amount.
Please reply back to me immediately
Waiting for your reply
Sincerely
Ayesha Hannibal Muammar al-Gaddafi
Email to me directly :
ayesha.hannibal@gmail.com

.

(Apelo a usted para que atienda mi carta con la mayor seriedad y premura.

My nombre es Ayesha Hannibal Muammar al-Gaddafi, esposa del quinto hijo de la segunda esposa de Muammar Muhammad al-Gaddafi, el todavía vigente Primer Ministro de la República Árabe Libia.

Imagino que debe usted haber leído y oído, a través de los medios internacionales, sobre la crisis que atraviesa mi país. De hecho, con la forma en que las cosas se están desarrollando actualmente, me temo que el padre de mi esposo Coronel Gaddafi pueda terminar como Saddam Hussein de Iraq, debido a toda la presión de la comunidad internacional. Temo que si el padre de mi esposo, el Coronel Gaddafi, es derrocado o muere, mi esposo y sus hermanos serán arrestados y procesados por la corte internacional de justicia, y también, como esposa, temo la suerte que correremos yo y mis niños. De modo que, para situarme a salvo, como no sé lo que sucederá a la casa real por ahora, quiero utilizar este poco tiempo en que todavía estamos en el poder para invertir tanto dinero como me sea posible fuera del país a través de un socio extranjero. Y así cuando la crisis termine, mis niños y yo podamos vivir de alguna inversión que haya hecho. Si usted acepta ayudarme con ella, hágamelo saber rápidamente para poder comenzar de forma urgente el traspaso de Cincuenta y Cinco millones de dólares americanos como inversión a usted.

Por favor, respóndame inmediatamente.

Esperando su respuesta.

Sinceramente.

Ayesha Hannibal Muammar al-Gaddafi

-escríbame directamente a ayesha.hannibal@gmail.com)

¡Ay, Ayesha, Ayesha!  ¡¿Qué va a ser de ti y los niños?!

sábado, 16 de octubre de 2010

El sombrío arte de la epístola

.

NIKI - Si_pero_con_cuidado 008 (2)_Inversion Polar© David Lago Gonzalez, Digital Art 2010 (Niki One) 

.

 

(Gracias a esa mujer enigmática t.c.c --también conocida como— “Loca del Blog” por haberme re-enviado la misiva desde Montreal)

.

Se lo dedico a Cheny Pardo,

pues sé lo mucho que él aprecia al personaje,

y al ser humano que está detrás,

y muchas veces me hace recordar cosas que yo he olvidado.

.

Copio un fragmento:

.

“No salgo. La ciudad está criminal, horrible, oscura, cruel, áspera, como una sombra de algo que no fue, no es, no será. Una ciudad que no tiene historia y mucho menos memoria, que es lo peor que le puede pasar a una ciudad. Por lo tanto prefiero vivir puertas adentro, conmigo y con mis fantásticos fantasmas, mis amigos, muy pocos que me visitan casi a diario. Como muy sano, nada de grasas y salsas y excesos, no. Estoy como nunca.

Te recuerdo como al mejor, te deseo paz y más paz.

Josep”

.

Posiblemente hacía más de 20 años que no veía una letra suya. La primera lectura casi fue inútil, tan poco acostumbrado ya está uno a leer un manuscrito. Confieso que tuve que leer la carta varias veces y así fueron saliendo palabras y signos que en un primer momento no pude distinguir. Fue como abrir un cofre musical poquito a poco, asomándome por la abertura para comprobar si el interior era el mismo que yo conocía.

Ése es el idioma que hablábamos, el mismo idioma que seguimos hablando. Es un lenguaje propio, único, muy lejos de los estándares de perversiones de estilo oficioso o popular. Ni teníamos ni tenemos nada que ver con toda esa ebullición del mal gusto que nos deja sin agua y terriblemente sedientos de algo hermoso y humano. Querríamos encontrar en el mundo exterior algo mínimamente semejante al profundo río que (nos) circulaba entonces por debajo de la ciudad, y que sigue su corriente por debajo de otros océanos y sabanas.

© 2010 David Lago González

 

.

NIKI - Si_pero_con_cuidado 008 (2)_Ruido Mediano_Curvas RGB© David Lago-Gonzalez, Digital Art 2010  (Niki Two) 

.

domingo, 1 de agosto de 2010

Your terse word…

.

Beyond Desire by Harm Erkov

© Harm Erkov, Beyond Desire

.

Your terse word denotes the description of the excited man...*

Excited about something as intangible as the imagination,

Waiting for something as harmful as chance.

Longing to love himself again

And by loving the shapeless desire, the world sinks.

As the tragic error, oh horrors,

Desire instills every minute of waiting

To again become a mockery of all adversity.

 

© 2010 David Lago-Gonzalez

© Kurt Findensein, translation

.

*Roger Salas

.

viernes, 30 de julio de 2010

KARIN ALDREY - Cuba, víctima de la estupidez humana

 

Para Marga. "Margarita, hoy no he visto el Paraíso". Digital Art by C.K. Aldrey

 

"La gente cree que es libre en ausencia de controles externos,
sin embargo es prisionera de una forma de dominación más
profunda e insidiosa: tiene una sola manera de mirar el mundo."


- Bill O'Brian -

 

Analizando los acontecimientos en referencia a la posición de los sectores reaccionarios como la extrema izquierda respecto a Cuba, puedo decir que mi desencanto no tiene límites. Nuestra pobre isla es objeto de manipulación constante en aras de anti-imperialismos absurdos. En su léxico dejaron de existir muchas palabras que en el mundo libre se lograron a fuerza de centenarias luchas y sacrificios: libertad de expresión, pluralidad, consenso, reconciliación, derechos humanos, paz, fraternidad. En Cuba, el idioma castellano se ha ido empobreciendo de conceptos progresistas inherentes a la democracia, y enriqueciendo con expresiones, frases y palabras que reafirman como estandartes de guerra, una nueva forma de vida sólo posible en países sin bienestar ciudadano. Son las palabras de la supervivencia, de la intriga, del misterio confabulado, del desdoblamiento, de la carencia, del militarismo, de la desesperación y el pillaje. Palabras implantadas por el surrealismo castrense que navegaron a la subconsciencia del pueblo y se estamparon tristemente en sus neuronas, dejándoles a cambio una amargura que en cinco décadas y por un fenómeno de memoria histórica, se ha integrado genéticamente a su organismo.
Siempre me ha intrigado la existencia de una pléyade marxista que convoca a la libertad y la solidaridad, al compañerismo y a la unión, y que en cambio apoyan a los regímenes más duros y obscuros que gobiernan sobre la tierra. Y me intriga más por el hecho de que muchos de esos simpatizantes, fueron a su vez víctimas de dictaduras, hijos o nietos de mártires, o sencillamente intelectuales con inteligencia para comprender que ningún bandido en el poder que reprima a sus conciudadanos, es persona digna de respeto, admiración y mucho menos de confianza. Cuando en un país existen miles de encarcelados, exiliados, desaparecidos, ajusticiados, y su economía nunca ha estado enfocada a incrementar los beneficios de su población, o por lo menos, que se haya mantenido en su agenda un creciente interés por ello, significa que algo está mal, que no funciona, que por la lógica de los acontecimientos se destapará el disgusto popular y por lo tanto, que surgirán movimientos e individuos que luchen contra el poder opresor.


Sobre la memoria histórica
Carlomagno, tras 47 años de reinado, dejó una estela de muerte y desolación a su paso, la Historia lo enaltece como lo ha hecho siempre con los conquistadores, y lo sitúa en un marco casi religioso de reverencia. En realidad, no fue más que un guerrero en extremo ambicioso que definitivamente cambió la Historia, pero que ignoró su misión más importante, el bienestar, la seguridad y la paz de sus súbditos. “En su actitud expansionista, serán los eslavos los nuevos enemigos de Carlos luchando contra los welátabos, a los que se aliaron los sajones. Estos pueblos del mar Báltico se rebelaron en diferentes ocasiones realizándose diversas expediciones militares contra ellos.” (1) De modo que nos encontramos con que la Historia es un círculo de repetición que cada ciertos ciclos, vuelve sobre sus huellas y duplica los acontecimientos, algo así como un reloj de pared con su tic-tac irremediable.
Carlomagno fue admirado con fervor por miles de adeptos que lo siguieron hasta la misma muerte, dentro y fuera de las fronteras de sus dominios, y durante el transcurso de los tiempos, antes y después de él, existieron otros tantos que encabezaron rebeliones necesarias para cambiar el injusto panorama de sus naciones, o que revolvieron sus ignoradas existencias por instintivas ansias de poder para sublimar el ego minimizado, o porque les entró una pajita en el ojo y arremetieron en contra de la humanidad para desquitarse de la maldita pajita que les nubló la vista hasta dejarlos ciegos. Y siempre, por lo que fuera, hubo idealistas que justificaron que el ciego asesinara en nombre de la pajita. Triste, muy triste. Nuestra inmadurez como seres humanos llega a unos extremos insospechables. Hemos sido capaces de amar a César, Hitler, Napoleón y Mussolini, a Perón o a Pinochet, y aunque se me ericen los pelos al mencionarlo, a Fidel Castro. Hemos adorado a criminales, a falsos héroes que se han inventado biografías exaltadoras de virtudes para ocultar las obscuras fuerzas que se han debatido dentro de sus malsanos y retorcidos corazones. Los hemos hecho crecer, reafirmarse en su fiebre de plenipotenciarios, les hemos construido monumentos, estatuas, tronos, mausoleos, castillos, mansiones, los hemos aplaudido y por ellos hemos odiado, repudiado, censurado y denunciado hasta a nuestros seres queridos como bien sabemos los que hemos vivido en un país ultrajado como Cuba.
Hemos entregado nuestras almas para ser asimiladas por la malignidad de cerebros orientados al vampirismo político. Y horror, nos hemos sentado en las piernas de esos neuróticos para ser amamantados y luego convertidos en bocado predilecto de la voracidad dictatorial. Si bien es cierto que gran parte de este conglomerado humano al que pertenecemos goza y ha gozado de seres extraordinarios, somos, en cierta medida, la raza maldita que el pecado original (o cualquiera que haya sido la circunstancia real o mitológica) se encargó a conciencia de convertir en lo que hoy somos capaces de ser. Einstein lo sugirió cuando afirmaba que su invento usado para el bien, sería de gran utilidad en el mundo, pero manipulado un desastre de proporciones devastadoras, con lo cual demostró su desconfianza en el hombre. Y precisamente de Einstein hay una frase que siempre me gusta mencionar por su cotidiana vigencia: “Dos cosas inmensas existen en la vida, el Universo y la estupidez humana.” El siguiente párrafo tiene que ver con ella.
Según la agencia AIPE de Miami, “Libertad Digital -el principal diario español en Internet - informó sobre un estudio elaborado por Iñigo Moré, director de la consultora Mercados Emergentes. La investigación, publicada por el Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos, con sede en Madrid, reveló las fuentes de financiamiento, durante el primer trimestre de 2003, de las más sanguinarias dictaduras del mundo: Cuba, Irak, Corea del Norte, Irán, Libia y Siria. Su financiamiento proviene principalmente de bancos franceses y alemanes.
Según Michael González, subdirector editorial del Wall Street Journal Europe, “Francia no fue solamente la principal fuente de fondos para los baasitas de Irak. Los bancos franceses han financiado a otros execrables regímenes. Son los prestamistas N° 1 de Irán y Cuba y de enemigos anteriores y actuales de Estados Unidos, tales como Somalia, Sudán y Vietnam”. Entonces aquí nos viene a la mente otra de las clásicas preguntas que nos hacemos cuando nadie nos escucha a los cubanos exiliados, y es que cómo es posible que estos países, por ambición desmedida, hayan vendido sus principios y ensuciado su imagen sosteniendo gobiernos que abiertamente atentan contra los derechos humanos y que impunemente sufragan focos de inestabilidad en otras regiones a costa de la represión y la miseria de sus pueblos, porque sin lugar a dudas, subvencionar intervenciones militares en terceros países, o actividades paralelas relacionadas, es gastar un dinero que por obligación ciudadana debe de invertirse en el bienestar nacional, no en utopías de imperio enano. Un país tercermundista como lo es Cuba hoy por hoy, no se puede dar lujos quijotescos. Desdichadamente, está gobernada por alucinados y corruptos que por suerte están encerrados en una isla, y sostenida por el miedo y la ignorancia.


Sobre la adoración política
Desde que el hombre tuvo conocimiento de su medio y arrastró por el cabello a la mujer para esposarla y así mitificar el dúo procreador, surgió la adoración (2). Aunque esta palabra siempre se ha identificado con un concepto más bien religioso desde el surgimiento del cristianismo, lo cierto es que el concepto en sí data desde el primer orgasmo de la humanidad. Aquella mujer que inspiró un gruñido atronador al cavernario troglodita, aquél musculoso y peludo ser de las nieves de aspecto devorador que sedujo a la más hermosa de las fealdades primitivas, hicieron que la adoración se convirtiera en carrera veloz hacia la cima de la humanidad. Las estrellas, los aerolitos, los cometas que traspasaron la estratosfera para estrellarse contra la superficie de la selva virgen de los comienzos, multiplicaron la indecible necesidad humana de reverenciar lo inexplicable, entre otras cosas, surgieron con ello los tahúres que hicieron del misticismo una profesión lucrativa, y nacieron las primeras mitologías y las elites sacerdotales. El hombre, presionado por el agreste y violento mundo que le había tocado vivir, por instinto desarrolla dos tendencias que siempre lo acompañarían en su evolución a través de los siglos: su agresividad autodefensiva, y su urgencia de sentir protección. Y con ello, la fe, la esperanza, el amor, y la gradual formación de complicados sentimientos, emociones y trastornos psicológicos que poco a poco se fueron integrando a la naturaleza humana como parte esencial de su estructura. Mientras el hombre utilizó su inteligencia para sobrevivir en la selva, se puede decir que la colectividad representaba ese organismo integral necesario y armónico que hizo de los primeros pueblos un ejemplo dinámico de solidaridad humana. Pero cuando entendió que las condiciones cambiaban, su espíritu comenzó a independizarse hasta llegar al punto desastroso de nuestro presente: la desintegración paulatina de la sociedad contemporánea. Desde luego, muchas son las opiniones al respecto y este artículo no pretende desentrañar científicamente ninguno de los aspectos reflejados en él, pero yo me siento estimulada a opinar de acuerdo a mis observaciones constantes, a mis vivencias personales en el reducido medio en el que vive el ser humano de hoy, en esa geografía urbana que promueve la insolación y segrega la individualidad al ghetto y la marginalidad existencial.
En la adoración política, nuestra raza ha emitido infinitas señales de humo equivocadas, y el humo se ha ido expandiendo hasta cubrir gran parte de los textos históricos. Para poner un ejemplo: se han hecho experimentos de cómo una frase dicha al comienzo, cuando viaja de boca en boca deja de significar lo que inicialmente se pretendía. Las historias de las mil y una noches, origen de historias reales, con el tiempo devinieron alfombras voladoras y genios de lámparas mágicas. Nuestros conquistadores, que mucho han sabido de palabras y fraseologías mundanales, han apuntalado siempre sus tejados con vigas abstractas y una vasta y muy bien organizada propaganda proselitista de encantadores de serpientes. Siempre los mismos slogans, las mismas promesas, los mismos compromisos sociales, obligando a visualizar el final del túnel en donde de pronto todo será luz y progreso y el oscuro camino un pasado que tuvo que existir para que la luz renaciera. Y con ese discurso de oradores iluminados, la harta humanidad se deja abarcar por el asfixiante, imposible de liberar, abrazo de la muerte filosofal. La adoración ha dejado su campo abierto para esas rodillas pertenecientes a los más necesitados individuos de la tierra, y la ilusión se parte en pedacitos como naranja dulce para ofrecer su jugo a los sedientos infelices, que de pronto son alegres y optimistas soldados de las utopías. Al menos, en las religiones profesadas y practicadas con benevolencia y amor, existen códigos de natural comunicación espiritual con la esperanza que libera las agonías internas, el sufrimiento, las negatividades y las supuestas culpas adquiridas y heredadas de los prejuicios y las tragedias de la existencia, pero en política, definitivamente, estamos hablando de un juego a veces mortal en donde los principales protagonistas, los entronados por la voluntad de muchos factores en conjunción, mueven las piezas en un tablero de improbables prácticas y abundantes teorías. Por supuesto, es una de nuestras desgracias depender de los políticos para garantizar el orden social, sobre todo de aquellos que someten a través de la barbarie a sus respectivas naciones, pero estamos de acuerdo en que sin ellos, en la sociedad estarían ausentes aquellos que en sus primeras etapas de crecimiento dedican sus vidas a la lucha por los derechos de los conciudadanos y crean las bases del crecimiento económico. Es una gran lástima que la corrupción, el ansia de protagonismo, los complejos de superioridad, la ineficiencia y la incapacidad para gobernar con justicia, conviertan los sueños en agua contaminada escurriéndose entre los dedos de la avaricia y la estupidez.


Sobre la inconsciencia
Cuba lleva cinco décadas arando en el hambreado mar que lo rodea y construyendo hipotéticas murallas de defensa contra el imperialismo norteamericano. Miles de sus hijos han sido juzgados arbitrariamente, torturados, asesinados, vejados hasta la saciedad, despojados de sus elementales derechos, sin embargo, hombres y mujeres sin claridad de conciencia alrededor del planeta aún apoyan la crueldad del régimen fidelista, como se demostró recientemente en España en la presentación del poeta y escritor cubano Raúl Rivero programada en la Universidad de Sevilla. Sin embargo, como dice el Diario de Sevilla en su edición del viernes 7 de Abril, “…a la misma hora, en una abarrotada Casa de la Provincia, el también escritor Eduardo Galeano –icono de la progresía y represaliado por las dictaduras militares– podía dar una conferencia tranquilamente.” Y yo me pregunto, Dios, hasta cuando ese mundo que injustamente se parapeta detrás de los últimos vestigios del otrora socialismo, por demás totalmente disfuncional, impráctico y deshumanizante, tendrá sus ojos cerrados a la triste realidad que vive mi país.
Einstein era un genio, lo sabemos perfectamente. De todas las frases famosas que he escuchado, me quedo con la suya sobre la estupidez y el Universo. Y desde luego, entre la estupidez y el Universo, gana lo segundo, al menos para mí. De todas formas, algún día el hombre se verá forzado a superar la estupidez si desea sobrevivir en este planeta tan necesitado de paz y entendimiento. La puerta de comunicación existe, sólo es posible encontrarla con un poco de amor y una sana disposición al diálogo: la puerta está en nuestros propios corazones.


© Carmen Karin Aldrey
(Publicado en Linden Lane Magazine)

(1) ArteHistoria.com
(2) Adoración - Latín: ad orare (rezar) Acto de religión por el cual Dios es reconocido como el único digno del honor supremo, por ser infinitamente perfecto, tener dominio supremo sobre todos los hombres y el derecho a la sumisión y entrega total de todos los seres. La adoración es un acto de la mente y la voluntad que se expresa en oraciones, posturas, actos de reverencia, sacrificios y con la entrega de la vida entera. La adoración es el primer acto de la virtud de la Religión. Ej. Adoración Eucarística // Epifanía. (Corazones.org). Adorar - Reverenciar a un ser como cosa divina.// Reverenciar o rendir culto a Dios.// fig. Amar intensamente. (Larousse)

lunes, 5 de julio de 2010

La copa de la vida

.

Dmitry Chudesnikov - Cup of Life© Dmitry Chudesnikov - Cup of Life

.

Bronislaw Komorowski gana las elecciones presidenciales a Jaroslaw Kaczynski.

 

Felicidades a mi inolvidable amigo Januz por la derrota del ultra-católico Kaczynski para que su país no vuelva a pasar por la oleada de catolicismo recalcitrante que sucedió a la caída del comunismo.  Cambiar un fundamentalismo por otro no es una buena solución.