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En la página 19 del diario El País, de hoy jueves 8 de abril de 2010, viene una nota en la que dice: “El embajador de EE.UU. en España, Alan D. Solomont, aseguró ayer que <sería una vergüenza> que los países democráticos, como España, no prestaran atención a los disidentes cubanos ni defendieran el respeto el respeto a los derechos humanos ante las autoridades de la isla.”
Yo, que, gracias a mí mismo, al ostracismo, a la represión y a otras hierbas provenzales y globales, no me debo, en definitiva, a ningún país (sobre todo en el sentido de gobierno), voy un poco más allá. Creo que un poco de apoyo y aunque fuera una simbólica sensación de respaldo y compañía, de comprensión o su intento, debería extenderse a los cubanos que, por una u otra razón, decidimos vivir en España y considerar este país como casa a la que una y otra vez volver. La sensación contraria no es ninguna paranoia ni nada que se intente ocultar: el abandono, la demonización, el aislamiento y la iniquidad, con la que se nos trata es totalmente manifiesta. Es lo que yo considero “xenofobia ideológica”.
Cuba oficial (estatal, gubernamental, dictatorial, totalitaria, comunista y fascista y promotora de numerosísimos movimientos de liberación —y/o terroristas, depende de no sé qué bisagra histórica para el cambio del concepto), cuenta, además del respaldo incondicional e irracional de Moratinos, con una vasta red de apoyo y cobertura para luchar contra lo que ellos llaman “maniobras mediáticas de desprestigio” o “complot anticubano” Prueba de ello es Cubainformación.tv (ampliamente subvencionada o co-subvencionada por la izquierda abertzale, la misma que se disfraza continuamente de similares batasunos para intentar llevar a ETA a los municipios vascos), la Coordinadora Estatal de Solidaridad con Cuba de Madrid y otras tantas coordinadoras repartidas por toda la geografía española, además de las conocidas webs Kaos en la Red y Rebelión.
Somos los cubanos desterrados los que estamos viviendo una sistemática y cada vez más galopante y peligrosa campaña de arrinconamiento mediático. Los disidentes activos no son los únicos cubanos en contra de la Revolución. La mayor parte de nosotros lo hemos hecho por razones políticas elementales, independientemente de que en los últimos tiempos el reciclaje, sobre todo intelectual y artístico, constituya un verdadero escándalo que nos avergüenza a muchos. Pero por encima de toda esa disidencia que hace huelgas de hambre o supuestamente recibe dinero a mansalva de fuentes “extranjeras” (¿estará Correa y la trama Gürtell metidos en eso también?), estamos los que hemos sufrido los desmanes del comunismo como ciudadanos simples, los que allí hemos sentido un miedo atroz, y los que aquí, en España, comenzamos otra vez a sentirlo.
© 2010 David Lago González
1 comentario:
el que siga pensando que es un juego es porque quiere sentirse util en el relajo. Tanta desinformacion y desverguenza...
como un manto estan tirando, hasta habra que pedir proteccion..
abrazos
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