Sí, hoy domingo también estuve en Wooster leyendo El País pero, al menos por ahora, me niego a comentar más sobre la piltrafa “cubaniche” (nunca mejor dicho): TOTAL, tanto allá como acá como acullá, de ella va a seguir comiendo un montón de gente y yo no me alimento de nada de eso.
Mejor admirar la belleza, y que le sirva a quien le guste.
5 comentarios:
David, conozco esa sensación, o mejor dicho, esa necesidad de distanciamiento con respecto a todo lo que viene de "allá". A qué conlleva todo, vale la pena...? Esa connotación show-tropical-mediático convierte el dolor en conga, baile de chancleta...En fín, es todo tan triste.
Gracias, la belleza se agradece, no todo es tan gris.
¡qué belleza, por dios! transmite una sensación de libertad, esos muchachos... me voy a comer un tomate a ver si me repongo. gracias por colgarlo. y pensar que se trata de un anuncio de camisetas y underwear....
Me gusta lo del tomate. En Camagüey había un muchacho que le llamaban "Tomate" porque siempre se ponía muy colorado; Renecito lo tiene rescatado por NY, creo.
Sí, son cosas banales, pero bonitas. Camisetas y calzoncillos. Al menos una parte de la humanidad no sabrá nunca lo que es pillarse ("pillarse") guardando potitos y frasquitos bonitos, a casi 30 años de haber salido de allí todavía sigo con ese síndrome de Diógenes. Antonio se quedó impresionado cuando descubrió mis cajas llenas de latas vacías de Nestlé y me preguntó: ¿tú estás loco?
Poz sí.
Trop mignon. Divino.
Sí. Me pasa lo mismo. De vez en cuando corto el cable con la isla, y me concentro en las pequeñas cosas que pasan a mi alrededor. Pasa un tiempo. Me entero de alguna anomalía cubana, me enciendo porque estoy vivo, y comienzo otra vez.
Supongo que no puedo evitarlo.
Un saludo David¡
Publicar un comentario