lunes, 22 de noviembre de 2010

REINALDO ARENAS ya no resuena en Casa de América en Madrid

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Antonio Ruiz “El Corcito” (1895-1964)_losmegalomanos

Antonio Ruiz “El Corcito” (1895-1964), Los Megalómanos

 

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http://www.emanaciones.com/634

Me temí que algo como lo que relata Juan Abreu en su blog (link superior) iba a suceder, o que tendría que soportar y escuchar a otroras represores xenófobos (del patio lleno de fango) bendiciendo las excelencias del más mediatizado de los escritores cubanos de los últimos tiempos.  Tuve una leve, ligerísima y fugaz intención de ir a media mañana, pero recordé que me habían invitado a comer mis vecinos del 22 y allí nos quedamos hasta la madrugada Rogelio, Paco, Todd y yo hablando de política nacional-internacional (nada de Cuba, que ya no vivimos allá ni vamos a ir ni en la vida ni en la muerte que nos queda por delante).

Es muy clarificador el texto de Abreu cuando se refiere a que ni siquiera acudió la “intelectualidad” del exilio en Madrid.  Y es que ya pasó su tiempo, el tiempo de Reinaldo Arenas; ya lo exprimieron todo lo que pudieron (no tanto como a Martí pero por ahí, por ahí), ya lo elevaron a los altares, ya lo vistieron de virgen insepulta y estigmatizada dejando caer por los siglos de los siglos y amén una gota de sangre putrefacta de la que todos correrían a esconderse, o abrirían un paraguas, o se pondrían un chubasquero de la NASA.  Y es que, al fin y al cabo, Reinaldo Arenas habrá escrito 18,000 novelas y testimonios y semi-testimonios e invenciones desbordantes, pero para todo “nuestro” plantel de dignas personalidades del intelecto y la política, nunca dejó de ser un simple maricón de argolla.  Como todos los que conocemos y hemos vivido el “inside” de la cuestión, sabemos que a los bugarrones se les perdona todo, incluso que se crean escritores y poetas, y hasta se les corona popularmente por partirle el culo a una yegua (se decía así, ¿no?), pero, ay, amigo, otra cosa es el maricón.

Nada me pilla por sorpresa.  Las boñigas siguen apestando igual.  Recuerdo perfectamente lo que tuve que insistir para que “amigos” que suponía amigos –no importa que tuvieran el defecto de ser heterosexuales y fumaran asquerosos Ducados –hicieran acto de presencia en aquellas jornadas sobre la represión de la homosexualidad en Cuba, en la que también participó Zoé Valdés (en definitiva, allí fue cuando nos conocimos personalmente).

De una punto de ingenuidad peca Abreu en su texto y es arremeter contra los socialistas como si estos fueran los culpables del menosprecio a su admirado Arenas.  Yo estoy absolutamente seguro de que si en vez de Zapatero, nos estuviera gobernando Rajoy, o Esperanza Aguirre, el fantasma de Reinaldo Arenas no habría pasado ni siquiera por el backstage del anfiteatro del Palacio de Linares.

Como le dijo el propio Reinaldo a Tomasito la Goyesca en cierta ocasión:

“¡Protégete, loca!”

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