http://www.cubanet.org/CNews/y2010/marzo2010/01_O_3.html
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(Carnaval do Rio, 2009)
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Rolando Morelli, Ph. D.
FILADELFIA, Pensilvania, marzo, www.cubanet.org -¿Quién podrá olvidar prontamente la impresión penosísima que provocaban el segundo de la diarquía castrista, acompañado del presidente del Brasil, Inacio Lula da Silva cuando en busca de una reacción humana que indudablemente esperaban, y no sólo con el propósito de tener noticias, intentaban algunos periodistas extranjeros acreditados en La Habana preguntarle a Raúl Castro por la muerte del preso Orlando Zapata Tamayo? La respuesta, o más bien el exabrupto del regente cubano, no por característico resultó menos revelador y chocante. «¿Qué es lo que quieren que les diga, que murió uno en huelga de hambre?» Más veraz que la presunta declaración suya en que lamentaba la muerte del preso, procedente ésta de algún despacho encargado de la propaganda de cara al exterior, ha sido esta declaración espontánea, extemporánea, propia del hermanito.
La grosería y la soberbia del Gran Hermano es ampliamente conocida, aunque a veces haya sabido paliar sus excesos incluso con otros excesos verbales o verborreicos, pero el desplante del hermanito a propósito del asesinato que acababa de perpetrar su régimen en la persona de un ser absolutamente indefenso, además de injustamente encarcelado, es de los que suelen no olvidarse de inmediato. Ese descomedimiento insolente y desprovisto de toda urbanidad; el desprecio por la opinión y la persona de los demás, que la tiranía de los hermanos Fidel y Raúl Castro ha cultivado y conseguido transmitir a un amplio sector de la sociedad cubana, especialmente a los jóvenes nacidos a su sombra maléfica, contrasta algo, si bien no demasiado, con la del huésped brasileño.
Lula da Silva, presidente electo del Brasil, tiene el tipo del hombre promedio de su país, pero se trata sólo de apariencias, de una impresión equivocada. En el fondo hay en Lulita —como se refieren a él con adoración muchos de sus seguidores— un comunista de tomo y lomo que ha debido conformarse con lo que ha podido hacer en su país, teniendo en cuenta que la sociedad brasileña aún no ha sido tomada por asalto y se mantiene bastante íntegra por el momento. ¡Vamos, que Lula no ha podido hacer y deshacer a su gusto aunque lo haya intentado! De ahí también su admiración rendida por la tiranía comunista cubana y quienes la encarnan tan ventajosamente. De manera que, inspirado por la conducta que le dictaba su anfitrión, no ha tardado en poner de manifiesto su cinismo. Cadencioso, lastrado, suavezinho, como cuadraría al más acabado cultivador del bossa nova, Lula no ha dudado en declarar, entre otras perlas, que “si [los disidentes] le hubieran escrito tal vez se habría encontrado con Zapata y habría evitado su muerte, porque él está en contra de la huelga de hambre". Y sin perder el paso o la presencia de cara que se requiere para hacer semejante acusación a los que habrían recabado su solidaridad, remató: "Deben acabar [ya] con la costumbre que tienen de hacer cartas, quedarse con ellas y luego decir que las enviaron…".
No dejó de sonreír en ningún momento, hasta parecía elegante. ¡Un estadista sensato y distinguido que reprochara a Zapata Tamayo haberse muerto sin consultarlo al respecto, a él con experiencia bastante en materia de huelgas de hambre. Y a los tábanos que buscaban reprocharle no haber leído su petición de clemencia ante el compañero Raúl, que no mintieran. Nunca le hicieron llegar semejante solicitud. A poco, debe el regente llamarlo a capítulo, porque tras esta actuación… ¡Tampoco era cosa de dejarse opacar en su propio feudo por ningún Lulita, ni siquiera el compañero presidente del Brasil! ¿Qué dirán de él sus obsequiosos cortesanos? ¡Y los vasallos! Ellos, sobre todo.
Rolando D. H. Morelli, Ph.D. Escritor, académico e intelectual cubano residente en Philadelphia, es asimismo el fundador y director de las Ediciones La gota de agua.
3 comentarios:
Rolando no deja ni dejará títer con cabeza. Al zorro de Lula lo ha despellejado.
Pero no hay nada más lejos de la lírica Bossa Nova que este brasileño sindicalista.
Morelli siempre poniendo las cosas en su lugar, ¡muy bien!
Gracias a Zoé y a María por sus palabras de estímulo. Hacen más falta estos días y en días como estos que nunca faltan. Y significan mucho cuando vienen de personas que como ellas no descansan haciendo desde París o desde Sevilla cuánto pueden por Cuba y por los presos.
Rolando
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