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Totalmente de acuerdo con la opinión del columnista de El Miami Herald, Andrés Oppenheimer, publicado hoy por El País (http://www.elpais.com/articulo/opinion/Cuba/muerte/Zapata/elpepuopi/20100304elpepiopi_5/Tes), en la que expone las posibilidades de un cambio de apreciación con respecto a la dictadura militar cubana, antes y después de la muerte de Zapata. Creo que referente a este hecho que desgraciadamente nos atañe tanto, a lo largo de 50 años (y más) se han sucedido los puntos de inflexión sin que ello constituya algo más que la añadidura de otra mosca al enjambre que continuamente nos suena alrededor de las orejas y a la que, otra vez, terminaremos acostumbrándonos y olvidando de que la nueva "miembra" era nueva y extraña y formaba parte de la colmena anterior. Por ejemplo, siempre pensé que el tiempo escaso (abril-mayo de 1982) del periodo de la ocupación de la Embajada Peruana en La Habana y el nada espontáneo éxodo de El Mariel, cambiaría, o contribuiría a cambiar la historia de nuestro país, pero sólo alteró, para bien y para mal, el de unos pocos de miles de protagonistas, y aquellos desesperados y desconcertados asilados fueron recibidos en el aeropuerto de Barajas bajo los gritos de la izquierda unida-jamás será vencida de "¡Chorizos fuera de España!" cuando posiblemente algunas de esas personas ni siquieran habían visto en su vida un chorizo original o ya lo habían olvidado.
Como he dicho más abajo, en el post de "Se reventó el huevo", creo que lo único que variará es que la pestilencia se extenderá con mayor libertad. Eso ya es algo, pero ojalá me equivoque y la pestilencia provoque otras reacciones más enérgicas y decentes (pensando incluso en los que deberían tomarlas y no en el hecho desencadenante).
En este artículo es la primera vez (para mí) que veo utilizado el término "afrocubano". Esto y la actuación de los grupos para-religiosos no me parece gratuito. Pero, en fin, realmente hay poco donde escoger.
David Lago González
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