viernes, 22 de octubre de 2010

A propósito –o a consecuencias-- de la entrega del Premio Sajarov al Coronel Guillermo Fariñas

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Son cosas que voy dejando por ahí (este comentario que sigue, por ejemplo, en el post del blog de Zoé Valdés) y que creo que debo reunir para que los que “a quien pueda interesar” tengan a mano todo el material necesario para condenarme a la hoguera de los apátridas que no aman ni quieren a su pueblo.  Hay un pueblo paralelo, o un pueblo fantasmal, que sí forma de mí y yo de él, y así será por encima de toda muerte.  Y no, no quiero mescolanzas.

No conozco NADA en el mundo que pueda separar más que la Revolución cubana (ni siquiera las herencias para las familias de los nativos), incluso para personas que ni siquiera la han vivido o la han vivido poco o hasta la han disfrutado de mil maneras.  Yo la he sufrido y la sigo sufriendo, aunque por supuesto no me he pasado los 50 y tantos años sudando ni llorando sangre.  Si ya desde Cuba había ROTO con la sociedad (de) generada de ella, por ella y para ella, nunca he logrado saltar sobre abismo tan profundo y sentirme totalmente confortable con la mayor parte de los especímenes llegado del Solar de Andrómeda.  Son muy pocas las personas con las que coincido plenamente, y algunas están lejos o ya están muertas, y otras siguen viviendo en La (terrible) Nebulosa, y aunque no muevan ni la más infinitesimal hoja en “la lucha” de algo que por todas partes debe estar entrecomillado, siguen siendo para mí incalculablemente más valientes, más cubanos, más víctimas, más resultados y consecuencias, y muchísimos más respetables, que toda esta cohorte de bufones e imitadores a distinto nivel, tanto in como off Cuba.

Shame, Shame on you, pueblo de mierda!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

David Lago González Enlace permanente

Octubre 22, 2010 10:58 am

Otra de las cosas de las que estoy harto es que una parte de España que se considera inteligente y sensible, siga poniéndonos la Transición Española como ejemplo de lo que se debe hacer. Que tenga que oír, o leer, de gente que humana y artísticamente respeto, lecciones de como tiene que comportarse cada cual para ayudar al país donde nació. Estoy harto del aire de superioridad de la progresía que quiere aceptarnos y hasta comprendernos pero que indudablemente es incapaz de hacerlo porque no somos iguales ni todas las dictaduras son iguales ni todos los totalitarismos, independientemente de los puntos en común que existen entre todos. Los sabios de la Grecia antigua eran mucho más modestos.

¿Es que se creen que porque malamente han superado el franquismo se convierten en maestros experimentados, cuyos consejos deben ser seguidos al pie de la letra?

La libertad, como la amistad, nunca es serena, parafraseando la máxima de una aristócrata francesa cuyo nombre no recuerdo ahora. Lo demás es un programa de televisión (y “a Dios le pido” que no se lo encarguen, por favor, a José Luis Moreno). [Por cierto, anoche vi a ese ex corresponsal de TV1 para Cuba, de apellido Medem --a quien tuve que servir tantas veces siendo yo camarero--, expresarse casi complacido sobre el dictamen del jurado Sajarov... ¿Más evidencias?]. Lo que sea, será; y si no va a ser, pues no será; pero la libertad no se puede estar dosificando ni planificando cómo entrar en ella; en cambio, para salir de ella, basta un solo minuto, y todo cambia.

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Y que no venga RM a decirme que nadie posee el privilegio de la verdad, que todos nos equivocamos y todos podemos rectificar.  Eso, que vaya a decírselo al matrimonio de huesos Franco y al resto de la familia que les sucede.

Un amigo me decía hace algún tiempo –creo que el año pasado— que al haberse reducido el espacio donde nos movemos, estamos (desgraciadamente) expuestos a socializar con personas a las que nunca jamás se nos habría ocurrido acercamos, y mucho menos ellos a nosotros.

© 2010 David Lago González

5 comentarios:

El Tinajón dijo...

Lamentablemente es así amigo. Que panorama! Dejar una locura para enfrentar otra. Pereo eso es lo que nos toca.

David Lago González dijo...

Acuso recibo de un anónimo que deja un enlace a un blog llamado "opencuba", pero no lo autorizo porque no dice nada más y no sé si puede ser un virus. Ya perdí un ordenador por los fucking hackers.

Margarita Garcia Alonso dijo...

"...al haberse reducido el espacio donde nos movemos, estamos (desgraciadamente) expuestos a socializar con personas a las que nunca jamás se nos habría ocurrido acercamos, y mucho menos ellos a nosotros."

Buena maxima- se ha reducido en la vida real, pero la popularizacion de internet ha impuesto, a su vez, al poco seso que estaba loco por meter la cuchareta.

Deja quedarme en el hueco, que sufrir ese abuso "amistoso, doctrinario e informativo" es dañino; ya lo decia mi abuelo, las yeguas y mulas si se acercan al pozo, en lugar de sacarte, forman demasiado lodo, fango, pantano...y asi sin fin.

Yuyo, estamos rodeados...

besos.

Anónimo dijo...

"¿Es que se creen que porque malamente han superado el franquismo se convierten en maestros experimentados, cuyos consejos deben ser seguidos al pie de la letra?"
Yo creo que sólo los hipócritas o los ignorantes e inconscientes pueden decir que n esta España se ha superado el franquismo, que estemos algo más lejos, vale, pero de superar, nada de nada.
Y además el sin nombre se murió, que aquí nos llevamos 40 años sobándole la barriga como p. corderitos (menos muy-muy pocos). No digo que no viviera el espíritu de la transición española con entusiasmo e ilusión, aún me emociono al recordarlo, pero ya a estos 48 años, por aquel entonces me pilló en plena y joven adolescencia, pienso más que esa ilusión fue producto de aquella ¿edad? no, sino de mi puñetera ingenuidad, que no inocencia, que ve belleza y bondad en todo lo que emprende el hombre da igual la edad que tenga.
Aún seguimos tragando muchos lodos.

David Lago González dijo...

Gracias, Sofía.

Sí, algunos se lo creen de veras.

Lo mismo que tú dice un amigo mío que es superviviente de "la matanza de Atocha", uno de los sindicalistas que eran el verdadero objetivo de los ultras y no los abogados laboralistas.