jueves, 25 de febrero de 2010

ROLANDO H. MORELLI - La hipocresía siempre se lava las manos

http://www.cubanet.org/CNews/y2010/feb2010/25_O_1.html

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sorry we are lazy

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La hipocresía siempre se lava las manos:

De Zapatero a Moratinos pasando por Rubalcaba,

y sigamos contando, que no es cuento…

(Oda mínima por Zapata Tamayo)

Rolando D. H. Morelli, Ph. D.

 

FRASE: Mucho me temo, que el próximo a sacrificar en esta recta final de la tiranía ya ha sido escogido. Su nombre, que aquí adelanto con el propósito declarado de salvar su vida y la de otros de sus compañeros, es el periodista Normando Hernández González

FILADELFIA, Pensilvania, febrero, www.cubanet.org -La noticia no ha podido ser más triste y desoladora. Ha muerto, en una prisión castrista, Orlando Zapata Tamayo. Ha caído rodeado de un elocuente silencio, otro de los luchadores que con absoluta entrega exigen, y han exigido de la tiranía del «Partido» único, encabezado —desde hace más de cincuenta años— por los hermanos Castro Ruz, los derechos civiles más elementales que arrebataron a los cubanos con demagogia en 1959 y les han conculcado con una sistemática y feroz represión desde entonces. Ha muerto Zapata Tamayo como consecuencia de una huelga de hambre, último y desesperado recurso a su disposición como protesta contra todo lo inhumano de las condiciones en que viven los cubanos encarcelados en las ergástulas del régimen, y asimismo los cubanos todos atrapados en la Isla-Gulag. ¡Lo han asesinado! Han hecho para el caso, como el hipócrita de Pilatos haciéndose traer agua para lavarse las manos por adelantado del crimen que autorizaba, y sólo con el consentimiento de su autoridad podía tener lugar. Acabo de enterarme de que el actual mandatario al frente de la duarquía castrista, el hermanito Raúl, ha expresado que lamentaba la muerte del torturado preso político de su régimen de servidumbre y varapalo.

Gracias al arrojo de los periodistas y comunicadores que desde Cuba arriesgan ir ellos mismos a las cárceles por el crimen de informar lo que sucede a su alrededor, ha sabido el mundo lo ocurrido. Gracias a la existencia y posibilidades de la red cibernética a través del mundo, no ha quedado oculto este nuevo atropello a la vida de los cubanos en uno de sus hijos en particular. No en balde intenta la tiranía —con éxito bastante hasta el momento— que los cubanos no dispongan a su alcance de tales medios. Y no es casualidad que todos sus portaestandartes entre nosotros, especialmente desde los medios de prensa, quieran desacreditar, minimizar o restar importancia a la cuestión misma del intercambio libre de información entre los cubanos y el ancho y ajeno mundo del que casi nada pueden saber, cautivos en el territorio insular de su país.

¡Día triste que recordaremos siempre! Orlando Zapata Tamayo, héroe por derecho de civismo, ha caído en un combate que sólo con su muerte podía ganar para todos los cubanos.

Viene este nuevo crimen a sumarse a la larga lista de asesinatos políticos del castrismo mediante igual procedimiento: no ceder a las exigencias de un preso que sólo reclamaba que no continuaran las golpizas, los abusos de toda índole, que se respetara al menos su derecho a ser tratado como persona. Al recuerdo, viene de inmediato el asesinato de Pedro Luis Boitel (1931 – 1972) bajo similares circunstancias, o el de Miguel Valdés Tamayo (1956 - 2007) de fecha más reciente, y el de tantos otros, abandonados a su indefensión por la indiferencia o la complicidad para con los asesinos, de innumerables jefes de gobierno como José Luis Rodríguez Zapatero, o partidos diz que democráticos, y figuras de las artes o las letras, como Nadine Gordimer entre muchos otros, que no vacilan en exigir la libertad de cinco espías castristas convictos en los Estados Unidos de cometer —contra una nación democrática que los acogía— la peor de las traiciones.

A esta luz, contrasta, si bien no sorprende, que ante la indiferencia del gobierno español —autoproclamado campeón y representante absoluto de los derechos que supuestamente asisten a la tiranía castrista, antes que de los derechos fundamentales de que se ven privados los cubanos— el reclamo que formula el Ministro español de lo Interior señor Rubalcaba, en el sentido de que a los islamistas acusados de terrorismo y presos en Guantánamo, que habrán de ser acogidos en España, se conceda el beneficio del “estatus legal (…) que le permite la Ley de Extranjería [uno de cuyos artículos permite que] por razones humanitarias [se dé a] un ciudadano permiso de residencia y por supuesto (…) la posibilidad de trabajar” (Citado por Libertad Digital).
Nadie pierda la compostura. Obsérvese la solicitud con que el señor Rubalcaba procede a declarar ciudadanos a estos terroristas. ¿Será, por lo mismo que el gobierno socialista de Zapatero y el ministro de marras accedieron al poder cuando nadie podía esperarlo, tras el peor atentado ocurrido en Europa perpetrado por intereses muy creados para hacer posible lo que, de lo contrario no lo hubiera sido ni remotamente, mientras los socialistas y sus activistas de pasquín y asalta cuellos acusaban al saliente gobierno de Aznar de ser la causa del criminal atentado? ¿O será, simplemente, porque el diablo los cría y ellos solitos se juntan?
Otro al que habría que echar en cara su complicidad complaciente es al lulita de Lula, presidente del Brasil de visita en Cuba cuando precisamente moría a cuenta gotas el preso político Zapata Tamayo sin que el candoroso Raúl se diera por enterado, o el visitante por aludido.

Soy de la idea de imprimir —es decir, de que cada uno de nosotros por su cuenta haga imprimir— un buen número de camisetas con el nombre y el semblante de este patriota cubano, y las envíe de regalo a los diputados de todos los partidos en el Congreso de los diputados españoles y a los diputados brasileños. Y ya puestos a ello, a nuestros congresistas y senadores en Washington D. C. Que de cualquier parte les lleguen estas camisetas que les hagan recordar su parte en este vil asesinato. ¡Uno más!
No descansemos ahora. No paremos de denunciar alto y claro. Porque habrá otros. Mucho me temo, que el próximo a sacrificar en esta recta final de la tiranía ya ha sido escogido. Su nombre, que aquí adelanto con el propósito declarado de salvar su vida y la de otros de sus compañeros, es el periodista Normando Hernández González. Movilicémonos de inmediato, vertebrando una organización que obligue al régimen a ponerle riendas a su atropello, e impida que a la muerte de Zapata Tamayo se le sumen otras muertes.

Impidamos que maten —o dejen morir— a Normando Hernández de causas por las que siempre podrán declararse inocentes como Pilatos. No alcance el agua a la mano para lavar tantas manos hipócritas y cómplices, sean de políticos o de quienes sean.

Rolando D. H. Morelli, Ph.D. Escritor, académico e intelectual cubano residente en Philadelphia, es asimismo el fundador y director de las Ediciones La gota de agua.

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