(António Botto)
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16
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Lo encontré en la calle
de un barrio nuevo, moderno,
de arquitectura avanzada... !
La tarde,
mostraba el presentimiento
de una noche muy azul,
tupida, rica, estrellada !
Todo el aliento de la luz
sumía en la dorada inquietud
de dar mas luz a un barrio
a donde mi corazón,
en dolor, en febril deseo,
latiera en la confusión
amarga y dulce de un beso !
Los ojos puestos en los míos.
Unos ojos redonditos,
en un momento me dijeron
todo cuanto me pidieron..
En un momento preguntaron
el origen de mis pecados.
Atosigado, paré..
mas pienso que no miré
hacia su bulto caminando hacia mi.
Asustado, quería escapar dando a mis pasos
un movimiento mas largo,
mas distraído, mas fuerte.
como quien huye al camino
donde ve el dedo la sombra
serenísima de la muerte !
Pasó, y al pasar
me tocó el hombro y me dijo:
Buena tarde ! y siguió andando
erguido con simpatía
sobre las piernas resistentes,
abrió la boca en sonrisa,
eran bonitos los dientes !
Moreno ! Un todo excitante:
muchacho de pueblo, lavado,
viril,saludable - un cuerpo
ya batido en la aventura
de los amores prohibidos
por el código aprobado !
Ya sabedor de la existencia,
de esos sagrados impulsos;
ya con práctica en el abrazo
eterno y triste amor
que pasa y ríe de la moral impuesta por el favor
de los que viven para mentir
y no saben derribar
esa doctrina mezquina
que pretende combatir
la libertad liberada
que Dios pone en el verbo amar !
Moral ! Que viene a ser eso
que se da sin pedir ?
Hombres, cantad la verdad,
bien alto, para que se escuche !
Me senté en un banco,
allí.
En la plaza donde la arboleda
me parece ayudar
este sueño, este secreto...
Poco después, a mi lado,
se puso a mirarme sentado
Apenas sus manos,
manos trigueras y rudas del trabajo
se juntaron una con otra
refregándose nerviosas,
muy apretadas, nerviosas,
como si en lucha estuviesen
dos almas, dos vidas.
No era la carne
esa atadura maldita
que me hiciera sentir
el alborozo inmortal
de hablarle, de escucharlo..
Era otro sentimiento,
mas bello, mas espiritual..
Una razón al margen de los sentidos
que entre dos hombres viviese
y los volviese, lealmente,
sin divergencias, unidos.
Ocultos,
tras un alto cantero
de arbustos de ramas sueltas
batidos por la brisa frasca y blanda
de ese vago fin de la tarde
dos bultos
iban notando el idilio...
Disfracé la posición..
cambie, hable de atletismo,
de política, de todo
que apartase a los vigilantes..
El me miraba pasmado
intentando comprender
ese súbito cambio contrahecho
sin el natural reverso de quien va
dando forma a las ideas lentamente
evocando una cena del pasado
o escarbando un motivo en el presente,
pero ellos continuaban
como espías de un caso condenado !
Me levante sin palabras..
Lo miré como quien pierde
la dirección encontrada...
Di algunos pasos, paré...
Caminé una vez mas
me giré para observarlo..
.
Nunca mas puedo olvidar
el tristísimo reflejo
que brilló en aquel mirar.
.
(C) António Botto
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