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He descubierto un nuevo blog. Se llama Tersites y me parece atractivo, inteligente, y crítico consigo mismo y con todo. En fin, resalta sobre la media.
“Un marginal, demasiado preocupado por la verdad en la acción, demasiado preocupado por la acción en el pensamiento […] Ahora, y desde hace mucho tiempo, soy un marginal tanto aquí como allí […] Una persona sin partido cuyas opiniones ofenden primero a unos y después a otros…” ***Raymond Aron (autorretrato)***
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He descubierto un nuevo blog. Se llama Tersites y me parece atractivo, inteligente, y crítico consigo mismo y con todo. En fin, resalta sobre la media.
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http://contandocubanos.blogspot.com/2010/01/eliseo-alberto-y-el-huitlacoche.html
La noticia está, a su vez, tomada de El Excelsior, y quién la escribe --quiero suponer que mexicana-- celebra en cierta forma la libertad de elección donde vivir y morir, o recibir un riñón (en el "Cira García", el hospital destinado al turismo medicinal, debo imaginar).
Algunos tienen suerte: pueden incluso ir a fundirse, o confundirse, con el polvo de sus ancestros. Va a vivir con su hermana Fefé, que no es mala persona. Recuerdo un poco a Rapi, de "los años de la onda" en La Habana. Me alegro por el enfermo, simplemente de forma humana. Me viene ahora a la memoria que Abel Prieto quiso en los momentos de agonía de Carlos Victoria llevárselo a Cuba para intentar salvarle la vida, pero él prefirió una muerte menos cochina que la que le brindaba el compañero de universidad recobrado.
Ahora bien, tremendo papelazo se sentirán haciendo los que tanto defendieron o comentaron aquel bodrio de "Informe contra mí mismo" en los vetustos salones del Café Central (Madrid), al que decidí no ir defendiendo en una carta abierta al entonces principiante novelista Carlos Victoria (papelazo mío personal) en contra de un escritor nada ajeno al Estado cubano que quería presentar una poco convincente credencial de arrepentido. Me alegro también por este atajo de estúpidos y amantes de lo conveniente que siempre dan crédito a los estafadores: les viene bien el escarmiento (que ni sentirán, porque ya nadie practica la ética). (http://heribertopenthouse.blogspot.com/2009/11/david-lago-gonzalez-la-prioridad.html)
Por aquellos días en que él presentaba el libro en Madrid, comió con el ya fallecido crítico Rafael Conte y un amigo común cuyo nombre omito y que le conocía de La Habana, de tiempos muy anteriores. En algún momento este amigo le señaló el detalle (moral) de cómo su padre --el poeta Eliseo Diego-- se prestaba, o se había prestado, a representar y defender al gobierno cubano en no sé qué foro sobre derechos humanos. El hijo le contestó a mi amigo: "Ay, fulano, ésas fueron chocheras de papá, que quería visitar Suiza."
Nada más.
David Lago González
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(Dorothy Parker)
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“i like to have a martini,
two at the very most -
at three i’m under the table,
at four, i’m under the host!”
—
Dorothy Parker
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C. K. Aldrey 2009 (Claroscuro)
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Alicia tenía miedo porque la sombra cruzaba el pasillo todas las noches. Estilizada dentro de un manto azulado, la sombra murmuraba y se deslizaba por toda la casa como si fuese llevada por hilos, igualita que una marioneta. Lo peor de todo era que Alicia temblaba por dentro, sudaba mientras su cuerpo se enfriaba semejante a la muerte. Si hubiese podido verle el rostro a la sombra, captar su expresión, percibir su olor, no se hubiera mostrado hostil, huidiza, incomprensible. Eso de no tener identidad debiendo imaginarla es una fatalidad de la vida, no había cosa que más odiara que especular, la abstracción no se había hecho para ella. Por eso un día se cansó de estar asediada, sometida a esa vaguedad de lo incierto. Lo más fácil fue acorralar a la sombra y obligarla a mirarse al espejo, lo difícil estrangularla mientras se descubría en su última evocación.
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Carmen Karin Aldrey
Enero, 2010
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(Tomado de su blog Soligregario)
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Karin Aldrey (via Zu Gallery)
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<<Queridos Amigos:
Tranquilo, en su cama,(como el tanto queria) murio anoche en San Francisco nuestro adorable Eduardo Michelson. Una vez mas doy "gracias a la vida" por haberme dado la oportunidad de compartir muchos anos con un artista (y personaje) tan maravilloso.
Que la paz este con el.
Rene Cifuentes>>
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Recibo mensaje de René Cifuentes anunciando el fallecimiento de Eduardo Michelson, pintor cubano y personaje capitalino inolvidable de los años 60 y 70. Yo nunca fui su amigo, pero creo que fui a su casa una o dos veces. Vivía en un chalet de El Vedado, cuyo jardín estaba absolutamente super-poblado de macetas con plantas, que en aquel momento ocupaban ya parte del sendero que iba desde la verja hasta la puerta, por lo que había que caminar como si uno fuera enfundado en un vestido "strapple". En casa de Michelson podía quedarse cualquier persona, y por lo general siempre estaba ocupada por distintos huéspedes (el mismo Renecito fue uno de ellos). Yo fui un día junto con Virginia Alberdi y Raúl Parrado en busca de una super-loca que se hacía llamar "Mamie van Doren" y había trabajado, junto a la pareja Alberdi-Parrado, en una de las películas "underground" de Tomas Piard --¿quién dice que la loca manchega de Almodóvar fue la primera?
La presencia de Michelson siempre me pareció como salida de alguna película de Bergman.
Rest In Peace.
En una de las pocas cosas en que nunca complací a mi madre fue en trasladarnos a Miami. No es que ella lo pidiera jamás ni se sintiera grandemente entusiasmada por la idea (pues le tocó vivir también la vanidad social del cubano de otras épocas anteriores a la Revolución, cosa que incluso yo recuerdo de algunos personajes que, por coincidencias de holganza económica, pasaban por la sala o la saleta de mi casa en algunas ocasiones), pero comprendo que quizás en un principio de nuestra “transterración” le habría resultado más fácil para aceptar la separación definitiva de Cuba y de todas sus raíces. Pero mi rechazo —podría perfectamente ampliarlo, pero tendría que explicar más cosas y estoy cansado a veces de explicarME— a Miami, “la nueva Cuba”, se remonta a los mismos tiempos remotos en que comenzó mi rechazo hacia todo lo nacional autóctono debido a la apropiación inmediata que hizo Fidel Castro y su compañía de fanáticos, seguidores bien intencionados e ilusionistas de la peor calaña. Lo primero de ningún modo fue tan fuerte como lo segundo —que me ha tarado para siempre y ya estoy en el umbral de la vejez—, pero todavía se mantiene y se renueva al menor tropezón, por pequeña que sea la piedra. Por suerte, bastante poco después de volver a Madrid desde una fugaz Galicia, conocí a quien sería mi pareja durante once años, Ángel del Río Hornos, judío sefardita al que debo muchas consecuencias de índole psíquica, pero también la gran suerte de haberse involucrado con mi madre (mutuamente) desde el mismo principio y habernos facilitado el paso a un cosmopolitismo que fue la voluntad primera con la que dejé Camagüey, al punto de que mi madre (persona muy criolla —en el mejor y más antiguo y tradicional y elegante sentido del término—) asumió de inmediato la cocina y otras costumbres no tan cerradamente cubanas para abrirse a una verdadera y armoniosa integración, sin renunciar ni negar el origen más inmediato de toda ella (y también sin necesidad de los estúpidos “contratos de integración” que propone Mariano Rajoy, candidato a la presidencia española por el Partido Popular).
Hace poco tuve otro tropezón. Este vino en forma de documental, de esos documentales aparentemente apolíticos y medio bobos en que se quiere poner de manifiesto las maneras y expresiones de un pueblo. Este no versaba sobre la Cuba insular sino sobre la sustitutoria: Miami, y sobre todo —ya que los tópicos pesan sobre cualquier otra cosa y todo este tipo de filmaciones está más bien dirigida hacia la mass media más imbecilizada e impersonal—, la Calle Ocho, pasarela de La Pequeña Habana o Little Havana, ahora cuando ya ni siquiera existe prácticamente pues la mayor parte de sus habitantes cubanos han salido de allí y ha sido sustituidos por toda clase de latinoamericanos. Pero la verdad es que en ese documental —que se filmaba en una especie de “carnaval” que para nada me recordaba un verdadero carnaval sino que para mí era reflejo fiel de las bebederas populares con que el Estado cubano regalaba al pueblo por el ataque al Cuartel Moncada durante los días 26, 27 y 28 de julio, fecha a la que también fue trasladada la celebración del Día de Reyes, no con su carácter religioso, sino como festejo infantil— lo más que apreciaba era un espíritu netamente cubano, de la Cuba urbana profunda actual y post-Fidel, ésa que me obliga a no volver y que desgraciadamente ha terminado engulléndose a la que una vez fue auténtica, ésa en la que viví y me emborraché hasta el peligro de la inconciencia y el alcoholismo. El peligro de la peligrosidad con el que el comunismo me había re-bautizado, contagiándome de un virus más destructor que el del VIH.
Lamentablemente parece que las cosas se igualan por el peor rasero. ¿A eso es a lo que se refieren los dialogantes? Crecí, me formé-deformé, en una época radical, de ahí que el producto también resultara serlo —como dice el tío ése de Penúltimos Días: “ya sabemos, David, que tú eres el más radical de todos”—, no logré ceder yo mismo a la domesticación. Tuve otros patrones, otras “lacras”, como se decía. Entre mis tiempos y otros posteriores (que sobre todo florecieron a partir de la segunda mitad de los años 80 y durante los 90s) hay un abismo insalvable: el de la domesticación. No hay manera de entendernos.
Y, además, a quién le importa.
Lo peor de todo es que ahora hay una nueva forma de “identificarnos”: todos somos la Calle 8.
(Madrid, 27 de enero de 2010)
© David Lago González, 2007.
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El sexo era un magnífico nivelador, aunque sólo durase de diez a treinta minutos.
Christopher Bram
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http://indiciosdedesorden.blogspot.com/2010/01/diez-minutos.html
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(via Queer The Pitch)
Josef Stalin
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«The objective parallelism between the Nazi and Stalinist systems are evident: concentration camps, unique party, unfair judicial law suits, art censorship, generalised censorship of thought[...]. But it seems that the same acts, when done by the Nazis, are to be considered as the ultimate evil whereas when done by the Stalinists are just relative evils.»
Edgar Morin, «Pour Sortir du Vingtième Siècle».
...Stalinists were just Nazis tainted red...
[My own translation since there is yet no English version. Get the French original version here.] (via Queer The Pitch)
Composição: Dolores Duran e Fernando César
Maldita hora em que eu perdi perdão
E tanto me humilhei
Maldito pranto do arrependimento
Que tanto chorei
Agora eu sinto as horas que passei
Acusando a mim mesma
E querendo morrer
Quando eu devia apenas não pensar
Sorrir e não sofrer
O seu perdão caiu que nem esmola
Sobre a minha dor
Como se fosse pecado eu sonhar
E tentar outro amor
Agora eu sinto uma vergonha imensa
Não do meu pecado
Mas do seu perdão
Maldita hora em que eu me humilhei
Se me humilhei em vão
o
Maldita hora en que perdí perdón
Y tanto me humillé.
Malditas lágrimas de arrepentimiento
que tanto lloré.
Ahora siento que el tiempo que pasé
Acusándome a mí misma
Y queriendo morir,
no debía ni siquiera haber pensado
sino sonreír y no sufrir.
Su perdón cayó como una limosna
Sobre mi dolor,
Como si fuese pecado soñar con intentar otro amor.
Ahora siento una vergüenza inmensa,
No de mi pecado
Pero sí de su perdón.
Maldita la hora en que me humillé
Si me humillé en vano
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(attitude)
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Gladiolo Soy: jornada de una gaviota cubana
sáb,23 enero, 2010 04:07
De: Gladiolo Soy <GladioloSoy@gmail.com>
Para: david2305@yahoo.es
¿CUBAENCUENTRO saca finalmente del armario a su homofobia?*
Posted: 22 Jan 2010 04:25 AM PST
CUBAENCUENTRO, como muchas otras publicaciones digitales o de formato tradicional, ha estado experimentado sacudidas organizativas fuertes. Estas sacudidas se han manifestado también en su política editorial y en los materiales publicados. La corteza terrestre no es lo único que ha estado quebrándose últimamente más de lo habitual, creando...
Sólo un sumario del contenido. ¡Visite mi bitácora para enlaces completos, otros contenidos y más!
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El moderador del blog "Gladiolo Soy" me envía este memo a mi buzón sobre el eco que encuentra el dibujante o el equipo de Guamá en Cubaencuentro para mofarse de los homosexuales utilizando como pretexto no sé qué proyecto de ley de matrimonios del mismo sexo que lidera la conocida "defensora" de los derechos de gays, lesbianas y transexuales cubanos (in-situ), Marcela Castro Espín, escogidos ignoro siguiendo no sé qué baremos de adhesión "revolucionaria", para ser la avanzadilla de su plan comercial-turístico y propagandístico político (sobre todo, política externa) para granjearse la simpatía de la comunidad homosexual internacional, buena parte de ella creyente del milagro comunista cubano y de "los grandes avances que se han dado en Cuba últimamente hacia la normalización de la libertad". Como yo no visito esas tristes páginas del desencuentro inspirado desde La Habana, no me entero muy bien de sus asuntos, o me entero de pura casualidad (como, por ejemplo, el repliegue de algunos miembros importantes del Consejo Editorial, de lo que nadie en los muchos blogs comentó porque, como en el original isleño, "no conviene, no conviene").
Hacerse eco de una mofa sin añadir atisbo de crítica es aplaudirla y compartir la idiosincracia de donde nace. Burlarse de los maricones es una "gracia autóctona cubana" (o "un pujo" criollo). Pero los tiempos cambian, para bien y/o mal, y hay que adaptarse a ellos. Claro, eso es válido para casi todo el mundo, pero no para los cubanos. Los cubanos --que luego despotrican de los argentinos-- son tan suyos que ellos están por encima del bien y del mal, y de todas las costumbres, sociedades, instituciones e idiomas de los países que acogen a esa cosa llamado "exilio", porque, desde luego, ellos son únicos. Impermeables a superarse a sí mismos, un lamentable grupo (y posiblemente el más representativo) de ellos (y nosotros) sigue chapoteando en el mismo fango.
David Lago González
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Estoy recibiendo una Kale Borroka de baja intensidad en los blogs que modero en forma de comentarios insultantes, descalificadores, liantes, o tratando de introducir temas que nada tienen que ver con el asunto que se trate. Otros vinculantes, con la intención de enemistar a personas con las que existe una empatía y un respeto. La mayoría están escritos en cubano ramplón y orgulloso de serlo, lo cual parece que puede ser otra forma (anormal) de gesto patriótico-patriotero-ultranacionalista; los menos, respetan el castellano, como si estuvieran escritos por españoles. Otros son spams con links para adquirir Cialis o Viagra (agradezco las indicaciones, pero desde hace cierto tiempo me convertí al celibato) o contactos pornográficos femeninos (¡pobres, hasta en eso se equivocan!). Y otros están escritos en chino mandarín, yiddish o hebreo, árabe, en fin, en idiomas que no son accesibles a la mayoría; algunos de estos me divierto sometiéndolos al traductor de Google y realmente dicen cosas absurdas o incomprensibles. No, no he recibido ninguno en quechua.
Por esta razón y porque cuido el producto que intento hacer, controlo los comentarios. No me interesa lo que opine "el respetable" sobre esto. Quien crea que pongo cortapisas a la libertad de expresión, pienso que no tiene una verdadera idea de en qué consiste la libertad y tiene en muy baja estima la de expresión.
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Auguste Lev, Bachanalia
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Algunas cosas deberían empezar a contarse por el principio, pero otras muchas resuman tanto dolor al ser contadas que es difícil respetar la cronología y tienen que aparecer como trozos dispersos, retazos de hechos pasados a veces mal hilvanados por el paso del tiempo, la subjetividad y la selección autónoma de la mente. Las memorias no son sólo recuerdos: son la vida del hombre. Si un hombre renuncia a la fidelidad a lo vivido, renuncia también a su vida y no es sino un mero farsante.
En Cuba persiste una incomprensible costumbre que ignoro a qué tiempos se remite, que consiste en celebrar los quince años de una muchacha como una puesta en sociedad mediante una fiesta, una gran fiesta cuanto más fastuosa más deseable. Nuestra fiesta de quince, allá por los primeros años 60, con la que el grupo de Camagüey despertamos y nos integramos de forma entrecomillada al mundo, a aquel mundo comunista donde nunca se vio el horizonte, consistió en una especie de collage punitivo político-social que sirviera de escarmiento a futuras desviaciones, también entrecomilladas. Fue primera página del periódico Adelante y, como si de la UMAP se tratase, en mi casa no se habló de eso jamás. Se llamó “LA FIESTA DEL BARBERO”. La idiotez del super-machismo cubano “cheo” la dio a conocer por el resto de sus miserables vidas como “fiesta del perchero” porque daba por supuesto que al lado de la puerta de entrada de la casa donde se realizara, habían colocado un armario o alguna barra bien provista de perchas para colgar en ellas la ropa que se dejaba al desnudarse para integrarse de inmediato a la depravación total de la orgía. Naturalmente, esto sólo podía ser obra de maricones y tortilleras, muchos de ellos menores de edad que eran engañados y sonsacados por babeantes y sangrantes bocas adultas llenas de colmillos vampirescos que harían de sus gráciles y apetitosos cuerpecitos la gran tarta de la fiesta.
No recuerdo si hay más referencias, pero Carlos Victoria en “La Travesía Secreta” nos sitúa en el balcón interior de la Casa Teatro de la calle Cisneros mirando hacia las salas del Juzgado donde estaba celebrándose el juicio (había una o dos ventanas abiertas). Tal como sucedió. Intentábamos adivinar quién declaraba en cada momento, tarea que se hacía muy difícil por la amplitud de los patios interiores de esos palacetes, incluso creo recordar que en un momento determinado vislumbramos en la distancia el delgaducho cuerpo de Larita.
Éramos amigos y conocíamos a muchos de los acusados, tanto mayores de edad como menores (que también lo éramos nosotros en aquel momento) y algunos de ellos seríamos posteriormente amigos importantes, y con la mayor parte de ellos la amistad sigue manteniéndose.
La Fiesta del Barbero nunca existió. La mala suerte vestida de Policía les tocó a estas personas como pudo habernos tocado a nosotros o a cualquier otro. Fueron simplemente chivos y nunca pudieron berrear la injusticia y la arbitrariedad.
Larita era un magnífico actor del Grupo de Teatro de Camagüey (sigo recordando perfectamente su memorable actuación en una comedia de los años 30 de un dramaturgo norteamericano cuyo nombre no recuerdo ahora) y una persona entrañable con la que he vuelto a contactar a través de internet, después de haber estado preso muchos años y posteriormente salir para Estados Unidos.
Benny (también conocido como Benny-Bola de Humo, de nombre Evelio Cabiedes) nunca fue tan buen actor pero devino en un excelente narrador, cuya obra se perdió totalmente. De los que conozco, creo que fue el gran perdedor, pues los años de cárcel por la sentencia por corruptor de menores, se vieron incrementados por posteriores condenas, y creo que tuvo un triste final.
Papo, Renecito, Carlos Alonso, Elio, Osmel (creo), Tamara, Aleyda, y otros que no recuerdo y otros que quizás nunca conocí, pasaron por sus castigos domiciliares o de reclusión de menores y quedaron marcado para todo futuro posible en aquella isla-paraíso en cuyo gobierno y romántica revolución todavía tantos creen y defienden, sobre todo fuera de ella. Es curioso el caso de mi gran amigo Elio, que cumpliendo otra condena por haberse escapado del Servicio Militar o por “escándalo público”, llegó a conocer en la cárcel al mismísimo barbero, en cuya “fiesta” supuestamente había estado. También Aleyda (omito el apellido) me contó cuando la vi aquí en Madrid una vez, que a ella simplemente la había besado una mujer, mayor de edad (también acusada y metida en “la fiesta”), en otro lugar que no tenía nada que ver con aquella barbería de la que no conocía nada.
Hace unos años, en Sevilla, hubo un suceso que me recordó aquella “fiesta”. Fue “el caso Arny”, y estábamos en plena democracia.
En fin, cosas gratuitas que les suceden a las personas en cualquier parte del mundo y bajo cualquier circunstancia.
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(Madrid, 17 de enero de 2010)
© 2010 David Lago González
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Mel Wilken, 1978
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Zu Galeria Fine Arts tiene el honor de invitarlos a la presentación del libro
Constantino P. Cavafis
Veintiún Poemas
Traducidos del inglés por Juan Cueto-Roig
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Jueves, 28 de enero a las 8pm
Zu Galeria Fine Arts
2248 SW 8th Street
Miami, Fl 33135
786-443-5872
Juan Cueto-Roig
Poeta y escritor. Entre sus obras, En la tarde, tarde (poesía); Palabras en fila, en clase y recreo(poesía); Ex-cuetos (relatos). Le siguen Hallarás lobregueses (relatos); y Verycuetos (crónicas). El año pasado presentó en la Feria del Libro los relatos cortos Veintiún cuentos concisos, en el que combina hábilmente la ironía, el humor, y una mirada incisiva en una exploración de las vicisitudes de la experiencia humana.
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Valentin te envió un mensaje.
"Hola qué lástima que he demorado tanto tiempo en encontrar tus cosas, estoy fascinado con tu blog, ya he leído una cantidad de artículos (geniales), sobre todo los relacionados con nuestros amigos en común de Cuba y de Camagüey, Heriberto, ( Pelli, Roy y Edel ya fallecidos) en fin esa vida de Camagüey de nuestros tiempos está siendo señalada con mucho acierto en tus artículos y me place saber que fuimos amigos, hoy viendo tu foto lo confirmo, muchos más éxitos en tu carrera y un abrazo desde aquí y ojalá algún día nos reencontremos, yo viví en carne propia el no poder desarrollarme como actor, aunque al fundar el Grupo de Teatro Experimental La Carreta con Irene Betancourt me sirvió para toda esta trayectoria que realicé en el exterior, anoche en casa de Juan Lara te recordamos mucho, él y yo estamos muy unidos, nos vemos a menudo y compartimos las reminiscencias. reitero el abrazo. Vale"
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NOTA DEL BLOGGER: Realmente estas son satisfacciones que me producen un inmenso honor y alegría, quizás también un poquito de tristeza. Sigo siendo una persona introvertida, a la que tal vez por eso mismo más le alegra ir goteando las memorias como la vida misma, y ser reconocido por personas que fueron mis amigos o a los que conocí en una ciudad que nunca se ha separado de mí ni yo de ella, representa para mí un gozoso triunfo.
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http://www.elpais.com/articulo/cultura/Cuba/cuela/gala/Real/elpepucul/20100109elpepicul_6/Tes
(C) Roger Salas (C) El País
Comprendo la situación de un periodista nacido en la ínsula de los amores iberos y trabajando en la España que a su antojo manejan el lobby Meliá y otros poderosos y otros utópicos patéticos y nostálgicos.
El verbo "colarse" es un eufemismo. Esta presencia cubana en una gala dirigida a Europa, despreciando a los bailarines nacionales, es un paso más del contubernio de la obsesión del ministro Moratinos y su comandante en jefe, el presidente del gobierno Sr. José Luis Rodríguez Zapatero, por Cuba en su actual forma de gobierno (y no otra), por los grandes y ambiciosos intereses de la Madre Patria en su antigua Perla y otra consecuencia directa del noventayochentastismo infantiloide que arrastra desgraciadamente media España en su tarea de recherché de temps perdu adelantándose desesperadamente a que el antiguo socio comercial de Cuba --los Estados Unidos de Norteamérica-- vuelva a ocupar su lugar tras posibles cambios isleños y más que posibles apaños políticos y comerciales, dando por el culo una vez más a los tontos guanahatabeyes (ya que hemos retrocedido del primitivismo de taínos y siboneyes a la profundidad primaria del conglomerado indígena autóctono menos desarrollado). Se valen de todo, hasta de una malla y un tutú. Si la cosa no entra a lo bestia, que se deslice finamente, delicadamente, cual ala de mariposa.
En la Isla tienen algo contra lo cual luchar duramente y es la admiración desmedida, que llega al embeleso, de su pueblo hacia los norteamericanos. El respeto y la consideración, bien ganada, por los españoles emigrantes/inmigrantes durante los siglos XIX y XX, se fue perdiendo cuando comenzaron las inversiones en masa pro-gubernamentales españolas, y hoy son gente odiada y despreciada, colaboracionistas de los Castro como antes lo fueron de Franco, y los que viajan de turistas, asquerosos folladores que imitan a los antiguos conquistadores. Al fin y al cabo tienen experiencia en la babosería, tanto para pactar un trato como para pasar la mano por un culo.
Madrid, 13 de enero de 2010.
(C) 2010 David Lago González
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(Cartel polaco del filme "Cenizas y Diamantes", de Andrzej Wajda)
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a Leo Fornés
a Janusz Kucharzcyk
Hace dos o tres noches zapeaba yo de un canal a otro y caí en la 2 de TVE (Televisión Española). Posiblemente era La Noche Temática y el asunto era la política en el cine. Todo iba acorde con lo que yo recuerdo (y visto en muchos casos) sobre el tratamiento de la primera y segunda guerras mundiales y el fascismo y el nazismo, si bien el documentalista posiblemente tenía menos conocimientos cinematográficos que yo como simple espectador, teniendo en cuenta también que la mitad de mi vida transcurrió en Cuba.
Pero el siglo XX avanzaba y la historia llega de pronto a la caída del muro de Berlín. Para ilustrar la presencia del comunismo en el cine y también de su aparente e inicial desaparición oficial de la escena mundial, al único filme que se recurre es a “Goodbye, Lenin”, película que muestra de forma ligera y graciosa el cambio (no el de Obama, sino el otro, de antes) y la entrada al nuevo orden mundial y a la globalización actual. No pude por menos que sentir vergüenza de los realizadores del programa. Ignoro si era información sesgada o desconocimiento, pero he pensado más en lo segundo, y creo que es más penoso. Se saltaron toda la filmografía (sutilmente) contestaria y remarcadamente artística que se produjo en los países “satélites soviéticos” (entonces se les llamaba así) durante la década del 60, sobre todo, Checoslovaquia, Polonia, Hungría y la propia Unión Soviética. Wajda, Forman, Tarkovski, Mijalkov y tantos y tantos otros, primero robados por la estúpida censura franquista, que, por provenir de esos países, los consideraría con un alto grado de peligrosidad, y después la igualmente estúpida amnesia de la pretendida progresía posiblemente les consideraría también peligrosos por no acatar los designios ideológicos que, aunque no lo digan abiertamente, siguen considerando correctos y justos.
Gracias al ostracismo que la oficialidad ejerció sobre mí y sobre muchas personas que me rodeaban, por suerte nunca nos vimos con posibilidad de acceder a altas (ni a bajas ni a medias tampoco) esferas gubernamentales, ya fueran estrictamente políticas o de índole político-intelectual-artística, pero, aunque algunos (o muchos) se sorprendan de lo que voy a decir a título personal, me alegro —sin justificar para nada lo que nos sucedió— de muchas consecuencias de la represión. Por suerte, al salir en el año 82, no viví el ardid gubernamental cubano de recurrir al nacionalismo e inculcarlo en la mente de la población multiplicando geométricamente la confusión que a muchos nos originaba la confrontación de tantas contradicciones. Algo bueno, alguna ventaja nos tenía que pasar a los primeros. Y por eso tuvimos la ventura de haber visto todo ese cine que la mayor parte del mundo capitalista se perdió. Todas aquellas películas que, a pesar de hablar húngaro, checo, polaco, ruso, compartían con nosotros el mismo lenguaje de los sordos y los mudos, y adivinábamos, y queríamos descifrar y sentir que algo que veíamos en la pantalla tenía el mismo significado de lo que escribíamos y guardábamos en lugares secretos más allá de la esperanza y también de la cordura. Para una buena parte la generación de aquellos tiempos, esos artistas eran nuestros héroes.
Por lo anteriormente dicho, ignoro cómo se compraban en el I.C.A.I.C. las películas en el extranjero, bajo qué criterio, bajo qué sensibilidad. Desconozco el nombre o los nombres de esos funcionarios. Ignoro igualmente si la posibilidad de ver todo aquel cine que no tenía ningún representante semejante en nuestro patio, obedecía en realidad a la aguda sensibilidad e inteligencia de alguien en particular, o si sucedía justamente por todo lo contrario, como aquel rumor del funcionario que compró máquinas quitadoras de nieve ¡para utilizar en Cuba! Pero sea lo que sea, ¡bendito aquel compañero!
(Madrid, 18 de diciembre de 2008.)
© 2008 David Lago González
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NOTA: Realmente no sé si he editado ya este texto o se quedó "engavetado" en el disco duro. Si ya lo he hecho, perdone usted la torpeza, sin querer pasé y tropecé, tropecé y perdí la cabeza, y le pido perdón a usted.
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(Laurent Rab, Evidence)
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01. Perversión del término “socialismo”.
02. Consideración simplista que vincula a la izquierda con la miseria o un bajo nivel económico.
03. Incorporación del léxico oficialista al popular.
04. Obligatoriedad del matiz patriótico en la vida y proyección del individuo.
05. Obligatoriedad de una trascendencia martirio lógica.
06. Recrudecimiento de posiciones extremas contrarias a la Revolución, sobre todo en los emigrantes primeros y los últimos, franjas en las que se incrementa también lo patriótico y el patrioterismo. Proporcionalidad directa de estas características a la implicación pública de esas personas en la representación del estado cubano.
07. Magnificación de la tragedia cubana.
08. Nacionalismo.
09. Anti-norteamericanismo. Incorporación sistemática e inconsciente de términos vejatorios antiamericanos al habla cotidiana, y al pensamiento.
10. Anti-españolismo.
11. Recrudecimiento del sentimiento anti-miamense y radicalización de la incomprensión del papel histórico, social y político que les sirve de base física para la degradación y el ataque y la justificación y relativización constante de lo que se quiere justificar, posiblemente en proporción también con el grado de implicación anterior.
12. La chusmería (gresca) como facilismo y como escudo para no ceder en el intento de comprensión del opuesto.
13. Re-escritura de la historia. Alineación y falta de rigor mínimo.
14. Relativización de hechos e ideas. Neutralización. Apolitización por unión de identidad. Falsedad (consciente o inconsciente).
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Desde hace tiempo quiero empezar a desarrollar estos puntos de lo que yo llamaría "taras pequeño-comunistas", de la misma forma que ellos denominaron a las anteriores "deformaciones político-sociales" que les precedieron, "taras pequeño-burguesas". Pero realmente cada vez escribo menos sobre política absoluta, a no ser que esté asociada con experiencias personales y/o artísticas; incluso he pensado dejar definitivamente el blog "Strawberry Fields forever" que originalmente pensé destinar a asuntos más políticos para dejar el Penthouse lo más aséptico posible ya que a veces edito cosas pertenecientes a amigos que viven en la Isla y no acabo de entender, en la situación actual, hasta dónde se perjudica o no a una persona. Pero también pienso que cada cual debe aguantar el palo de la vela que sostiene, así que, como siempre, no tengo más que preguntas y ninguna solución.
(C) 2010 David Lago González
(António Botto)
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16
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Lo encontré en la calle
de un barrio nuevo, moderno,
de arquitectura avanzada... !
La tarde,
mostraba el presentimiento
de una noche muy azul,
tupida, rica, estrellada !
Todo el aliento de la luz
sumía en la dorada inquietud
de dar mas luz a un barrio
a donde mi corazón,
en dolor, en febril deseo,
latiera en la confusión
amarga y dulce de un beso !
Los ojos puestos en los míos.
Unos ojos redonditos,
en un momento me dijeron
todo cuanto me pidieron..
En un momento preguntaron
el origen de mis pecados.
Atosigado, paré..
mas pienso que no miré
hacia su bulto caminando hacia mi.
Asustado, quería escapar dando a mis pasos
un movimiento mas largo,
mas distraído, mas fuerte.
como quien huye al camino
donde ve el dedo la sombra
serenísima de la muerte !
Pasó, y al pasar
me tocó el hombro y me dijo:
Buena tarde ! y siguió andando
erguido con simpatía
sobre las piernas resistentes,
abrió la boca en sonrisa,
eran bonitos los dientes !
Moreno ! Un todo excitante:
muchacho de pueblo, lavado,
viril,saludable - un cuerpo
ya batido en la aventura
de los amores prohibidos
por el código aprobado !
Ya sabedor de la existencia,
de esos sagrados impulsos;
ya con práctica en el abrazo
eterno y triste amor
que pasa y ríe de la moral impuesta por el favor
de los que viven para mentir
y no saben derribar
esa doctrina mezquina
que pretende combatir
la libertad liberada
que Dios pone en el verbo amar !
Moral ! Que viene a ser eso
que se da sin pedir ?
Hombres, cantad la verdad,
bien alto, para que se escuche !
Me senté en un banco,
allí.
En la plaza donde la arboleda
me parece ayudar
este sueño, este secreto...
Poco después, a mi lado,
se puso a mirarme sentado
Apenas sus manos,
manos trigueras y rudas del trabajo
se juntaron una con otra
refregándose nerviosas,
muy apretadas, nerviosas,
como si en lucha estuviesen
dos almas, dos vidas.
No era la carne
esa atadura maldita
que me hiciera sentir
el alborozo inmortal
de hablarle, de escucharlo..
Era otro sentimiento,
mas bello, mas espiritual..
Una razón al margen de los sentidos
que entre dos hombres viviese
y los volviese, lealmente,
sin divergencias, unidos.
Ocultos,
tras un alto cantero
de arbustos de ramas sueltas
batidos por la brisa frasca y blanda
de ese vago fin de la tarde
dos bultos
iban notando el idilio...
Disfracé la posición..
cambie, hable de atletismo,
de política, de todo
que apartase a los vigilantes..
El me miraba pasmado
intentando comprender
ese súbito cambio contrahecho
sin el natural reverso de quien va
dando forma a las ideas lentamente
evocando una cena del pasado
o escarbando un motivo en el presente,
pero ellos continuaban
como espías de un caso condenado !
Me levante sin palabras..
Lo miré como quien pierde
la dirección encontrada...
Di algunos pasos, paré...
Caminé una vez mas
me giré para observarlo..
.
Nunca mas puedo olvidar
el tristísimo reflejo
que brilló en aquel mirar.
.
(C) António Botto
.
POEMA DE C. P. CAVAFIS ESPERANDO A LOS BÁRBAROS
Y UNA PARODIA DE DICHO POEMA
(Traducción del inglés y parodia por Juan Cueto-Roig)
C. P. Cavafis
(1863-1933)
.
.
Esperando a los bárbaros
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¿Qué esperamos congregados en el Foro?
.
Es que hoy llegan los bárbaros.
.
¿Por qué entonces esa indolencia en el Senado?
¿Por qué los senadores no promulgan leyes?
.
Porque hoy llegan los bárbaros.
¿Y qué leyes podrán ya promulgar los senadores?
Cuando lleguen los bárbaros, ellos promulgarán las leyes.
.
¿Por qué nuestro emperador se despertó temprano
y está a la puerta principal de la ciudad
sentado en el trono muy solemne con su corona?
.
Porque hoy llegan los bárbaros
y el emperador está esperando al jefe invasor
para entregarle un pergamino
orlado de títulos y honores.
.
¿Por qué han salido
hoy nuestros cónsules y pretores
con sus togas púrpuras bordadas?
¿Por qué se han puesto brazaletes engarzados de amatistas,
y anillos relucientes de esmeraldas?
¿Por qué usan hoy sus más costosos báculos
maravillosamente labrados en oro y plata?
.
Porque hoy llegan los bárbaros
y a ellos les fascina ese boato.
.
¿Por qué no han venido como siempre los pomposos oradores
a pronunciar sus arengas y a imponer sus opiniones?
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Porque hoy llegan los bárbaros
y ellos detestan la elocuencia y los discursos.
¿Por qué de repente esta confusión, este alboroto?
(¡Cuán solemnes y apesadumbrados se han vuelto los rostros!)
¿Por qué se están quedando desiertas las plazas y las calles,
y todos se retiran cabizbajos a sus casas?
.
Porque está anocheciendo y los bárbaros no llegan.
Y hombres recién venidos de la frontera
afirman que ya los bárbaros no existen.
Y ahora ¿qué será de nosotros sin los bárbaros?
Ellos eran, al fin y al cabo, una solución.
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C. P. Cavafis (1904)
-o-
Esperando a los yanquis
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¿Por qué estamos reunidos en la Plaza?
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Porque hoy nos invadirán los yanquis.
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¿Por qué entonces esa indolencia en el Comité Central?
¿Por qué no promulga alguna ley la Asamblea Popular?
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Porque hoy nos invadirán los yanquis,
y ¿qué leyes podría ya promulgar
la Asamblea Popular?
Cuando lleguen los yanquis, ellos promulgarán las leyes.
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¿Por qué el máximo líder se despertó hoy tan temprano,
y está en la tribuna muy circunspecto,
con su uniforme y su gorra verde olivo?
.
Porque hoy nos invadirán los yanquis,
y el máximo líder se prepara para recibir
al jefe invasor.
.
¿Por qué están aquí los miembros del Comité Central, de la Asamblea Popular, de los Comités de Defensa de la Revolución, de las Brigadas de Respuesta Rápida y, también, los camilitos, las federadas, los jóvenes comunistas y hasta una nutrida representación de pioneritos asmáticos como el Che? Todos con sus uniformes de gala, brazaletes, insignias y condecoraciones.
.
Porque hoy nos invadirán los yanquis,
y a los yanquis les encantan los desfiles y las celebraciones.
.
¿Por qué nuestros dirigentes no están gritando
sus consignas ni sus arengas?
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Porque hoy nos invadirán los yanquis,
y a los yanquis les aburren los oradores y sus discursos.
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Pero, ¿por qué de repente hay tanto malestar y confusión?
¡Cuán solemnes y apesadumbrados se han vuelto todos!
¿Por qué se están quedando desiertas las calles y la Plaza?
¿Por qué el pueblo, atribulado, se está retirando a sus casas?
.
Porque está anocheciendo y los yanquis no llegan.
Y unos hombres que vigilaban
el horizonte desde el malecón,
acaban de informar que no hay ningún yanqui a la vista.
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Y ahora, ¿qué será de nosotros sin los yanquis?
Ellos eran, al fin y al cabo, la única solución, nuestra última esperanza.
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Juan Cueto-Roig (2009)
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NOTA DEL BLOGGER: Por alguna razón que no he descubierto, mi programa de Windows Live Writer con el cual edito los blogs, no respeta la separación entre stanzas, razón por la que tengo que ayudarme de esos puntos de aparecen en el centro. Lo siento.
Por Harold Alvarado Tenorio
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Muchos años antes de su muerte, ocurrida el 8 de Enero de 1990, Jaime Gil de Biedma se había convertido en un mito para la literatura española y su consagración como el más renovador de los poetas peninsulares de la segunda mitad del siglo pasado era evidente. Tanto para sus compañeros de viaje y generación, como para los poetas mas jóvenes, fueran novísimos o posteriores a ellos, el alto ejecutivo y el poeta catalán había revolucionado con sus escasos cien poemas, la lírica escrita en español. “Con su muerte se va una parte de mi vida” dijo José Manuel Caballero Bonald. “Nadie, en la poesía de este siglo, nos ha dejado tal cantidad de poemas y versos memorables” expresó Francisco Brines. “La poesía de Jaime Gil de Biedma es una de las mejores del siglo XX” sostuvo Ángel González.
Hijo de una familia vinculada a la aristocracia castellana, -su abuelo paterno fue Javier Gil y Becerril, senador vitalicio por el partido conservador; y el materno, Santiago Alba y Bonifaz, gobernador de Madrid y ministro de Marina, Estado, Instrucción Pública y Hacienda-, pasó los años de la Guerra Civil Española en una finca cercana a Segovia, estudiaría en Barcelona el bachillerato y parte de su carrera de abogado que concluiría en la Universidad de Salamanca, para luego hacer estudios de especialización en economía en Oxford, donde descubrió la poesía inglesa, una de las fuentes definitivas de su prehistoria poética. Desde muy joven ingresó como ayudante de su padre a la Compañía de Tabacos Filipinas, cargo que le llevó a todos los rincones del planeta, pero fundamentalmente al oriente, donde forjó cierto definitivo desprecio por su propia clase y su afecto y atracción hacia la belleza de los marginados y excluidos, donde encontró el placer y la justificación a una existencia maltratada por el dinero, el paso del tiempo, las excelencias de un gran poeta y un secreto y perverso amante de su propia imagen platónica.
En Compañeros de Viaje (1959) puede encontrarse la arqueología del personaje poético que creó en sus libros posteriores.
Muy pobre hombre ha de ser uno —dice en el prefacio— si no deja en su obra —casi sin darse cuenta— algo de la unidad e interior necesidad de su propio vivir. Al fin y al cabo, un libro de poemas no viene a ser otra cosa que la historia de un hombre que es su autor, pero elevada a un nivel de significación en que la vida de uno es ya la vida de todos los hombres, o por lo menos, atendidas las inevitables limitaciones objetivas de cada experiencia individual— de unos cuantos entre ellos.
Al publicar Moralidades (1966) y Poemas póstumos (1968) el Otro, «Jaime Gil de Biedma», había encontrado su voz. En el primero se amplían los temas de Compañeros de viaje, con una conciencia definitiva de su concepción poética. Gil de Biedma abandona toda esperanza de solidaridad colectiva y se queda consigo mismo. No es que presuma su condición única, sino que, por saber qué ha sucedido en la historia colectiva y no encontrar, en la cultura del franquismo, una respuesta a sus expectativas, sus miradas e inteligencia se vuelvan sobre el todo social. De allí que pueda hablarse de poesía política, creada desde la íntima experiencia.
En Moralidades predomina el tema erótico. Gil de Biedma sostuvo que sólo había escrito un poema de amor, y que los demás, son poemas sobre la experiencia amorosa, «un diálogo entre la historia amorosa, o entre la escena amorosa que retrata, y mi conciencia, es decir, yo». El amor en sus poemas es casi siempre un encuentro fugaz en un bar, una noche de prostíbulo o en casa ajena, con personajes que, como en Kavafis, existieron para perdurar en el texto.
En el ensayo que dedicó a Jorge Guillén dice que el amor, siendo tema literario habitual en Occidente, se halla en relación distinta a otros, como la nostalgia de la infancia, el sentimiento de caducidad de la vida o la esperanza de un mejor mañana. El amor—«que termina siempre mal»—, es una invención literaria que sin dejar de ser experiencia, sería lo que los franceses de entre siglos llamaron belle passion.
Poemas Póstumos ofrece un personaje, conflictivo y matizado sicológicamente, que sabe de la pérdida de la juventud y el acercamiento de la muerte. La ironía del título remite a alguien que no es él mismo, que no puede reconocerse en la imagen que sus poemas anteriores le habían impuesto. Ha sucedido una transición, el tiempo ha hecho desaparecer al Otro, al que en Moralidades estaba en conflicto con su clase, con el tiempo y la historia. Ahora el conflicto es consigo mismo: los fracasos, las resacas, la destrucción de los mitos personales y colectivos y la ruina de Eros. El «paso del tiempo y yo» es su leimotiv. El protagonista de estos poemas es un adulto que padece los sentires del poeta joven, con un sabor a poesía maldita que enfatiza en los encuentros pagados, terminando por certificar la desaparición de ese «embarazoso huésped» juvenil, sin tener por quien reemplazarle y sin saber «como será sin ti mi poesía». El presente ya no es suyo, ni la vida, de la que se recuerda sin saber dónde está. La derrota es definitiva.
Lo que hizo de la poesía de Gil de Biedma un resultado pleno de su tiempo, no fue sólo la comprensión del papel y la conciencia del individuo en sociedades contemporáneas, sino la distancia, el alejamiento, con que se mira a sí mismo, a sus actos y pasado. Como si hubiese sido vigilado por la moral, la lengua y los ojos, del Otro que nos acompaña. Ironía, aliteraciones, desenfado, rimas internas, máscaras, asonancias, sordina, cambios rítmicos, refracciones, parodia y desdoblamientos son las claves de su lenguaje.
La fundamental experiencia del vivir —escribió en El pie de la letra — está en la ambivalencia de la identidad, en esa doble conciencia que hace que me reconozca —simultánea o alternativamente— uno, unigénito, hijo de dios, y uno entre otros tantos, un hijo de vecino. El juego de esas contrapuestas dimensiones de la identidad, que sólo en momentos excepcionales logran reposar una en otra, que incesantemente se espían y se tienden mutuas trampas, cuando no se hallan en guerra abierta, configura decisivamente nuestra relación con nosotros mismos y nuestras relaciones con los demás.
Era ésa la experiencia, creía yo, que debe servir como supuesto básico de todo poema contemporáneo.
Poesía de la experiencia que continuó una tradición no «española», pero si «occidental», desde los tiempos cuando López Velarde y Cernuda, Eliot y Manuel Machado hicieron de la ironía y la dicción coloquial laforguiana, los instrumentos literarios de la modernidad. El orden y las melodías de los poetas del dieciocho desaparecieron al ser arrojados de la historia sus valores y sentido de la vida. El poeta moderno inventó nuevos signos, descubrió otros significados para dar imagen a un mundo sin rostro, y como remedio a su abandono, volvió sobre sí mismo, sobre lo único que posee, su adentro, su otro yo, que ofrece a todo el mundo para salvarse con las palabras, no sacralizadas, como uno mas entre la multitud. Poesía de la experiencia que no imita la realidad o las ideas, sino que propone un simulacro de ellas en el poema.
«He sido de izquierdas —confesó Gil de Biedma a un periodista— y es muy probable que siga siéndolo, pero hace ya algún tiempo que no ejerzo». Vivió los últimos años en Ultramort, un pueblo de unos trescientos habitantes, en el Alto Alpurdán.
.
En un viejo país ineficiente,
algo así como España entre dos guerras
civiles, en un pueblo junto al mar,
poseer una casa y poca hacienda
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,
y vivir cono un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia.
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CONVERSANDO CON JAIME GIL DE BIEDMA
Una entrevista de Harold Alvarado Tenorio (©)
Jaime Gil de Biedma nació en Barcelona en 1929 en el seno de una familia de la alta burguesía. Estudió Derecho en Barcelona y Salamanca, por cuya universidad se licenció. Su estancia en Oxford, en 1953, le puso en contacto con la poesía anglosajona del momento que influiría en su obra, aunque también es deudor de Luís Cernuda, Manuel Machado o César Vallejo. Desde 1955 trabaja en una empresa ligada a su familia. Su obra poética no es muy extensa pero ha sido considerada una de las más interesantes de su generación, la de los poetas sociales de los años cincuenta. No se limita a utilizar la poesía para expresar una rebeldía política sino que profundiza en el uso de la palabra como material estético y en la consideración del poema como experiencia. Su primer libro, Según sentencia del tiempo, apareció en 1953; después publicó, entre otros, Compañeros de viaje (1959), Moralidades (1966) y Poemas póstumos (1968).
-Usted desciende de notables familias catalanas y castellanas…
-Bueno, me parece un poco aburrido hablar de eso. Pero si a los colombianos interesara, diré que si, que desciendo de una familia de esas llamadas de toda la vida, gente decente, donde vivir y hablar era parte de una trama para hacer de ambas una expresión de la cultura. Yo tengo un bisabuelo, que como muchos de sus paisanos franceses que iban a otras partes y no sabían hacer nada, hacía trenes; tengo un bisabuelo andaluz, pero nací en Barcelona. Lo cierto es que más que a mis padres, los recuerdos de mi niñez se remontan a mi nana, que se llamaba Modesta Madridano. A nosotros nos criaron las domésticas, que llaman ustedes en América. Mi padre Luís Gil de Biedma y Becerril era un empresario que trabajaba con grandes consorcios de la época. Le gustaba la equitación, la velocidad, tenía motos y fabulosos automóviles de moda. Se había recibido de abogado en Madrid, tocaba al piano y cantaba piezas de jazz. Estuvo un tiempo durante la guerra colonial en Marruecos pero luego regresó a Madrid y abrió una casa en Segovia, en La Nava de la Asunción, donde yo pasé unos años durante la guerra civil…
-Y su madre….
-Mi madre era de Valladolid, y estudió en Inglaterra. María Luisa Alba volvió a España tras el fin de la guerra del catorce, era una mujer progresista, y mas que española era inglesa. No creo que eso tenga mucho interés a la hora de hablar de literatura… Pero quizás le guste enterarse que mi abuelo Santiago Alba y Bonifaz fue periodista, diputado en Cortes y gobernador de Madrid, además de ministro de Marina, de Hacienda, Gobernación, etc. Primo de Rivera lo obligó al exilio, luego regresó cuando la república y Niceto Alcalá Zamora le confió la formación de un nuevo gobierno, con el asesinato de Calvo Sotelo abandonó otra vez el país…
-Me dice que la guerra civil la pasó en un pueblo cerca de Segovia…
-Si, La Nava de la Asunción, un pueblo que remonta su historia al segundo milenio antes de Cristo, un pueblo de castellanos, creado por Carlos III en honor de la virgen, donde todavía hay una línea de ferrocarril que regalaron prácticamente los vecinos, tanto el terreno, como las traviesas para los puentes, los postes del telégrafo, los pasos a nivel…Allí supimos del inicio de la guerra, en Alto de los Leones, donde se dieron las primeras batallas del centro de España. Durante días la gente mayor escuchaba la radio, esperando las peores noticias, o quizás las mejores, y a los chicos nos hacían ir a otros lugares, como los parques o las plazas. Fue una época relativamente feliz, a los niños no parece importarles las guerras, o hacen de la guerra un divertimiento, un juego que los mayores no entienden en medio del terror de la vida diaria. Mi hermana, por ejemplo, jugaba al hospital de los heridos con nuestra prima y mi hermano Luís.
En cambio nuestros padres y parientes, éramos siete los hijos, cinco los primos, las institutrices, tía Isabel y las criadas, oraban el rosario o entonaban una salmodia de ruegos al Sagrado Corazón o a la Virgen María para salvar a España.
Durante la guerra no hice otra cosa que leer y disfrutar de los paisajes. La guerra me permitió aprender a leer, aprender a releer, a pensar sobre lo leído y a recitar de memoria largos poemas, como ya casi no hacían muchos de los intelectuales de ese tiempo. Las misses que nos educaban nos llevaban de continuos paseos, así aprendí a amar la naturaleza, a saber de la belleza de los árboles y las aves. Pero también recuerdo los cientos de balas que recogíamos en los caminos o los cadáveres de los muertos en los combates o en los cementerios.
-Sin embargo, a la hora de estudiar, hizo derecho…
-Si, los hijos de la clase vencedora hacían derecho; filología y filosofía eran asunto de señoras o de monjas, derecho permitía saber de unas cosas como de otras, o ir de unas a otras de manera cómoda. Además las gentes de mi clase estudiaban derecho, en mi familia hubo siempre una tradición de abogados, de políticos, de empresarios. No creo que mi padre hubiese visto con buenos ojos el que yo estudiase Filosofía y Letras, pero aquello también fue un fracaso. Yo venía de un colegio afrancesado, libertario por decir lo menos, y me encontré con una universidad confesional, de meros trámites para titulares, controlada por fascistas. De no haber hecho amistad con Alberto Oliart o Carlos Barral o José Agustín Goytisolo quizás otra habría sido mi historia en esa universidad…
-Fue entonces, en esos años, cuando se hizo poeta…
-Yo decidí hacerme poeta desde muy joven, cuando tenía diecinueve años, pero mis poemas se publicaron diez años después; no se por qué, pero esa fue mi decisión y un día de esos, luego de haber leído y bebido toda la poesía del mundo, escribí mi primer poema. Primero me eduqué en la poesía del Siglo de Oro, en el simbolismo francés, me leí todo Baudelaire y toda la poesía española del 27. Hacer poesía fue para mí una manera de construirme un muro contra el mundo exterior, una suerte de andamio contra mis propias debilidades interiores. Luego, cuando a partir de los años cincuenta me interesé por la poesía social, fundé mi propia voz, una voz que luego no he querido dilapidar, repitiéndome. Usted sabe que yo he escrito poco, pero lo cierto es que en algún momento, tras prolongadas imitaciones de voces y formas, alcancé no el poema sino la poesía, una voz, un tono que me hacía idéntico a la imagen que había querido crear de mí ante los otros. Pude saber cuáles eran mis sentimientos, y que deseaba hacer en mi vida. Eso sucedió cuando viví mis primeros treinta años, cuando escribí Moralidades. En esos años yo guardaba como un secreto, en mi cuerpo, esos poemas, y me negaba a ponerlos por escrito, iba con ellos como un tesoro oculto de un pirata, como unas joyas que nunca iría a mostrar a otros, como aquel vendedor de orfebrerías que hay en un poema de Kavafis, que mira cada tarde antes de cerrar la tienda y no muestra a sus clientes, algo así como cuando se hace el amor y se retarda el orgasmo…
-¿Por qué esos poemas llevan ese título de Moralidades, no es una contradicción con su tiempo y su manera de ser y pensar?
-Las moralidades, que gozaron de gran popularidad en la edad media, son dramas que se representaban en los atrios de las iglesias y catedrales y respondían al propósito de la Iglesia de ilustrar la actitud cristiana ante la muerte. El motivo central era la confrontación entre el Bien y el Mal en el alma de los hombres, aunque la obra siempre concluye con la redención de sus protagonistas. Los personajes de las moralidades no son santos o personajes bíblicos, sino alegorías. Mis poemas de ese libro continúan en la tónica de Compañeros de viaje, son moralejas sobre la hipocresía y la opresión, la amistad y las conversaciones de esos años de torvo franquismo…
-Hay quienes dicen que siendo usted catalán su patria es el español y su alma es inglesa, aparte de tenerlo como un aristócrata de izquierdas…
-Esas deben ser deducciones suyas propias Alvarado. No he oído que nadie en España diga algo así.
Para fomentar sus impertinencias voy a decirle que los Gil descienden de Alonso Gil, un caballero del rey Ramiro del reino de León. Gil quiere decir El Elegido o El Defendido, pero también hubo Gil en los reinos de Valencia, o en Andalucía. Mi abuelo Gil y Becerril casó con una Biedma y Oñate y a él se le ocurrió solicitar licencia para que sus vástagos usaran los dos apellidos fungidos en uno y desde entonces nos llamamos Gil de Biedma.
Mi lengua materna es el castellano, y en él he escrito todo. Pero mis apellidos tampoco son catalanes, en mi familia no se hablaba catalán y como le he dicho la guerra la pasé en Castilla y luego de la guerra, al volver a Cataluña, el catalán estuvo prohibido por años. Cuando hablo el poco catalán que conozco me avergüenzo de mi acento. Además yo aprendí inglés y francés antes de hablar catalán. En Inglaterra viví algunos meses durante los primeros años cincuentas, en una vieja casona de Eaton Place y como bien puede darse cuenta en su ignorancia yo visto y bebo como un inglés. Estuve en Oxford haciendo unos cursos de económicas, pero en verdad lo que descubrí en Inglaterra fue a Auden primero y luego a Eliot y a William Epson y Mathiew Arnold. Cuando fui a Inglaterra yo estaba intoxicado por la poesía de Aleixandre y la de Guillén. En inglés leí entonces a Spender y aun cuando había leído ya a Eliot en las versiones de Gaos, fue en Londres cuando pude darme cuenta de la magnitud de su obra, de la grandeza de su musicalidad, de su prosodia.
-Ángel González me dijo que usted era de izquierdas pero ya no ejercía…
-¿Cómo? Usted cree que con esta cabeza de romano, calvo, y con estos ojos azules, soy una suerte de terrorista oculto, o ¿qué? Pero si habré sido, digamos, marxista. De militancia nada, nunca he militado con nada ni con nadie. Yo no creo en esa tesis de que los intelectuales deben meterse a políticos, una cosa son los políticos y otra los intelectuales. Por eso un intelectual trajeado de político es un elemento peligroso, casi siempre terminan siendo tiránicos, sectarios, fanáticos del centralismo democrático y la tesis del partido único. Yo habré sido en cierto momento marxista, me atraía mucho el análisis marxista de la historia, ese arte de anunciar el pasado que decía Valera a partir de la consideración de Marx sobre aquello de que la anatomía del mono solo era compresible a través de la anatomía del hombre. Pero el marxismo es una doctrina difunta, como la novela, un asunto del ayer, de nuestro ayer. Queda sin embargo la ideología, las ideas que gestó, esa manera de sustentar la rebeldía del hombre contra los opresores, eso que uno entiende bien en países como el suyo, del Tercer Mundo, como Filipinas o Cuba. Incluso creo que mis lecturas y aficiones marxistas han quedado en algunos de mis poemas de esos años, pero si, creo que sigo siendo de izquierdas, y a veces, incluso en las noches, ejerzo, ejerzo…
-Ese poema El arquitrabe….
-Ese poema lo hice para divertirme, para burlarme digamos de Franco, nada mas hay allí, y lo entendieron muy pocos, o nadie…Además el paso del tiempo lo ha ido desdibujando, ahora no debe entenderlo nadie, en aquellos años, era divertido recordarle…
-Pasemos entonces a un tema que le seduce: la poesía…
-No creo que podamos definir la poesía, diría mejor que poesía es esa sensación de bienestar, de placer, de gozo que siente alguien cuando se lee, en voz alta, un poema. La poesía no es precisamente lo que sucede cuando se escribe el poema, poesía es el acto de ejecutar el poema. Un poema se hace para ser leído. El poema es poema mientras se lee porque es tiempo y tempo…
-Y ese hecho indefinible, ¿qué produce en el ejecutante y en el oyente, acaso el mismo efecto de la música, de la melodía?
-Pareciera que a partir del siglo XVII, la rotura de lo meramente narrativo que imperaba en el poema épico o el teatral, hubiese creado una separación entre el signo y sus valores, afectando nuestras sensibilidades de manera tal que ahora el poema nos conduce a una certeza de la fragilidad existente en la propuesta de realidad que hace el comercio y las ideologías. La poesía, el acto de ejecutar el poema, quiebra la verdad de las asociaciones que nos vende el mundo contemporáneo. La poesía ofrece imágenes del mundo, ni contradictorias ni univocas, que son la otra realidad, ni verdadera ni falsa, pero otras realidades. Unos saberes y conciencias de que la llamada realidad es apenas una creación del sujeto, de nosotros que deseamos el mundo…La poesía entonces es uno de los instrumentos mas eficientes para abolir aduanas, para derruir lugares de observación y vigilancia, para derribar las costumbres y las modas y nos hace entrar en una verdadera comunión entre las palabras y los hechos, las palabras y lo que ellas nombran…
-Pero si la realidad es una falacia cómo es que usted es un poeta de la experiencia, de la memoria de una realidad no conocida, ficticia...
-Tampoco debe olvidar que nada hay más artificial que la escritura. Escribimos porque somos entrenados en ese artilugio que pretende asir la realidad, como recuerdos o como actos del presente. Pero para poder transmitirlos y hacerlos poesía hay que crearlos, extraerlos de la manga del mago, del demiurgo, del poeta. Cuando hablamos de poesía de la experiencia no hablamos de contar lo que le ha pasado a uno, de una suerte de cotilleo de la vida nocturna de ayer, de las posturas amorosas del año pasado, poesía de la experiencia es escribir un poema donde la voz que se escucha cuando se ejecuta el poema sufre la vida, padece la existencia, hace sentir el recuerdo del placer o el dolor de las separaciones… Algo así como decía ese poeta inferior llamado Auden, la poesía de la experiencia es un anteproyecto verbal de la vida pasada o por vivir…
-Ahora hay en España muchos jóvenes poetas que le admiran, pero hay muchos más que le imitan…
-Es lamentable, eso no existía en mi juventud. Nosotros no aspirábamos al éxito social con la poesía, era otra cosa. El mundo editorial ha cambiado la condición de los poetas, hoy es posible ganar fama y fortuna y seguir siendo muy mal poeta, hay cientos de premios, de concursos, de verdaderas canonjías, que terminan por fomentar gildas poéticas, camarillas mafiosas…Y ciertamente es una vergüenza que haya tanto admirador suelto por allí. Al principio me halagaba oír que me citaban por la radio o alguien se acordaba de un poema o una línea mía, pero una cosa es la gente o el lector común y otra el gremio de los poetas y los escritores profesionales, aduladores de oficio…
-Mil gracias, querido y admirado poeta…
-De nada don Haroldo, de nada…
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Vanguardia Dominical, Bucaramanga, 22 de Mayo de 1984
-o-
Hace veinte años murió Jaime Gil de Biedma. Adjunto una nota sobre su obra y una entrevista. En PDF. Pueden reproducirse citando la fuente.
Harold Alvarado Tenorio
http://www.arquitrave.com
http://www.haroldalvaradotenorio.com
http://www.antologiacriticadelapoesiacolombiana.com
asdfghjkl.123456@arquitrave.com
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