viernes, 30 de julio de 2010

The very good losers

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A mis amigos de entonces, a los de siempre,

a los que nunca perdí porque el tiempo nos perdió a todos

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Vi --y vimos-- The Way We Were muchas veces en Camagüey. También por aquellos tiempos pulularon una cuyo título era un juego de significados entre nombres propios y verbos, Blume in Love, protagonizada por Marsha Mason y George Segall, y transcurría en Venecia, con Tristán e Isolda y Wagner inundando todos los canales de la ciudad con que me obsesioné por conocer algún día (y logré caminarla de punta a cabo); y otra que era A Touch of Class, con Glenda Jackson y George Segall. Pero The Way We Were se convirtió, desde la primera vez que la vimos, en algo entrañable y tan (absurdamente) propio que éramos todos los personajes, actrices y actores al mismo tiempo, incluso hasta la misma arena de Malibu. Si algo deberían premiar con un Nobel o un Cervantes es a la imaginación que teníamos y a la fuerza desdobladora y casi espiritista que la conducía conduciéndonos por sitios, situaciones, historias, amores y sufrimientos que nunca habían sido nuestros, pero, oh Dios mío, padecíamos tanto por toda aquella otra vida que no teníamos que estábamos dispuesto a apropiarnos de cualquiera.

Aunque he tenido otras posibilidades, no había querido volver a ver The Way We Were porque aquí está doblada al español, y no soporto ver ninguna película que ví o disfruté en Cuba doblada a mi propio idioma, cosa que en ese momento se me torna vulgar, cursi y otros cuantos calificativos más. Pero esta tarde estaban pasándola en televisión y, gracias a la TDT, en el idioma original. ¡Ah, qué maravilla! La K-K-K-Katie -–pronúncialo en inglés, imbécil-- activista y cabecidura; el encantador yonker de Robert Redford, el J.J. de las borracheras, que se refrescaban bebiendo sodas en la cafetería donde Barbra Streisand, proletaria, hacía su part-time. Ese momento tan mágico en que JJ y Robert empiezan a enumerar the best Saturday afternoon, the best month, the best year, y la cámara va tomando altura y dejando libre el yate para que siga su camino hacia el futuro.

Y en alguna parte del futuro, el gesto repetido, las miradas detenidas y la certeza del romanticismo de los que siempre fuimos los mejores perdedores.

© 2010 David Lago González

 

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3 comentarios:

Anónimo dijo...

THANK YOU FOR THE MEMORIES.

En el contexto de la pelicula me vienen los recuerdos de la etapa en que viviamos alla dentro el tinajon y creo que, al final del dia, fue lo mejor de nuestras vidas. La cara de el, entre el publico, al final de la cancion, vale mas que todo el video.

On real life, me pasa con ella lo mismo que con Susan Sarandon. Es que se meten tan de lleno en la politica que uno llega a no querer saber de ellas al punto de no poder ver una pelicula sn que te recuerde el activismo comemierda en que se envuelven cuando son tan buenas actrices. Y siempre, las mas vociferantes son las de izquierda.

Pero bueno. THANKS FOR THE MEMORIES.

Elio

Zoé Valdés dijo...

Nunca una película ha tenido mejor texto.

Anónimo dijo...

(De Camagüey)

"Ayer leí tu correo último y hoy lo contesto desde mi casa para enviarlo lo más pronto posible. Supongo que tu mensaje esté sacado de un sitio donde has escrito toda tu vida transcurrida. Y este fragmento es muy sentido (por ti y por tus amigos de entonces, como es mi caso) porque con la poética que sabes construir has evocado momentos que fueron exactamente así.

Sobre la peli que mencionas, yo he tenido mi experiencia, pues la he visto más que a Casablanca. Ya he perdido la cuenta. Unas veces lloro con ella, otras río, pero siempre me encanta, porque me sumerge en eso que dices y (quizás) en algo más: en los sueños de vida que tiene cualquier humano corriente y que se sufren y disfrutan sabiendo que son sólo eso, sueños. Pero que a la vez tienen una enorme carga de veracidad, de propiedad, de lo que es legítimamente personal. Es una sensación difícil de explicar.

Hace poco volví a ver Nuestros años felices y comprobé que hasta el título incita. Aquel equipo hizo una obra de arte, pues qué difícil es captar de ese modo una época y permitir que se coloquen en ella tanto los que tuvieran vivencias similares como los que no."