jueves, 22 de julio de 2010

Lecturas de media tarde

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Pienso en lo a mano que tienen aquellos que han hecho caso omiso del derecho a la libertad, los vericuetos legales que esa libertad deja y saben utilizar en un momento dado bien a beneficio propio o de una idea, o en contra de alguien molesto. Pienso en lo que puede ser aquel país donde una vez nací si algún día es rozada de nuevo por ese don tan disfrutable y engrandecedor pero no por ello tan apreciado y respetado. Y al mismo tiempo que digo “pienso”, me contradigo y me opongo y no quiero ni pensar las lascas que puede sacar cualquier aprovechado dados los muchos años de entrenamiento que la supervivencia bajo el comunismo les ha brindado y que para algunos ha sido sufrimiento mientras que para otros muchos ha teoría y práctica de las artes del maquillaje. Ya tenemos algunos adelantos: John John Almeida, embozándose tras una falsa apariencia de disidencia para querer salir del país; y aquel muchachito tan desprotegido que llegó un día a Madrid con ínfulas de cineasta genial, camelándose algunas madrinas francesas, para terminar demandando a una de ellas. Creo que, con un poco de suerte, yo no veré esas cosas. No veré de nuevo “otras” cosas.

En el diario de hoy jueves 22 de julio viene esta curiosa noticia sobre los intentos de descendientes de Ceausescu por reconstruir el episodio de la trágica muerte del matrimonio dictador cuando, como se dice en el artículo, si llegan a caer en manos del pueblo sus cuerpos terminan a trozos.

http://www.elpais.com/articulo/internacional/cuerpos/dictador/Ceausescu/mujer/exhumados/determinar/identidad/elpepuint/20100721elpepuint_2/Tes

En Colombia –y creo que también lo intentó en Francia— tenemos el caso de Ingrid Betancourt, que hasta yo mismo, que soy la incredulidad hecha hueso y pellejo, me dejé impresionar por su aplomo y estilo casi hollywoodense nada más haber sido liberada.

En este País leo fugazmente que la Iglesia chilena quiere perdonar --¿o elevar a los altares?— a los militares que intervinieron en la represión cuando el golpe de estado de Augusto Pinochet. Me pregunto un poco inquieto si el Cardenal Ortega, con su carita de little green apple, pedirá algún día lo mismo para Raúl y Fidel Castro y demás asesinos, represores y colaboradores…

En España es Manos Limpias y la falange española los que se las agencia para ir contra los excesos de un personaje tan molesto a izquierdas y derechas como Baltazar Garzón.

El genocida de Rwanda es presidente de no sé qué cosa “respetable”. Cuba forma parte de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. ¿No está este organismo demasiado gobernado por lo políticamente correcto?

En fin, negro panorama para la libertad y la justicia, y para creer en algo.

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Leo también con mucho interés este artículo sobre una realidad desconocida: los drogadictos afganos. Tétrico, terrible. Como decía un verso creo que de Carlos Victoria, que cogimos para el relajo y la burla: “demasiado fuerte para mis pupilas: agua de grietas”.

El vertedero de la historia afgana

http://www.elpais.com/articulo/internacional/vertedero/historia/afgana/elpepiint/20100722elpepiint_4/Tes

 

© 2010 David Lago Gonzalez

1 comentario:

Zoé Valdés dijo...

Lecturas, las mismas, horror.