Madrid, 18 de mayo de 2010.
En regímenes totalitarios, no existe ni libertad ni justicia, salvo en hipotéticos planteamientos formales o en constituciones que nadie aplica salvo para nombrarlas utilizándolas como escudo. En países democráticos (más, menos, estricta y rigurosamente democráticos), la libertad sirve a todos,y también sirve para todos,incluidos aquellos a los que en realidad les importa un comino ambas cosas (libertad y justicia) y de ambas harían una lectura muy particular. Pero estos derechos --en algunos caso, verdaderas dádivas para los que sepamos valorarlas-- tienen sus reglas. Estas normas son simples y complicadas a la vez, muchas veces los neófitos nunca llegamos a entenderlas del todo. La complejidad de esa simplicidad ofrece innumerables vericuetos, y estos son aprovechados por los que verdaderamente no saben ni les interesa valorarlas. BaltazarGarzón ha quedadoatrapado en uno de los meandros de este laberinto y por más que se ha esforzado no ha logrado encontrar la salida.
Falange Española aprovechó esos resquicios y le denunció --le ha denunciado tres veces-- amparándose en una supuesta práctica incorrecta de la legalidad. No sé si en sus actuaciones hay intenciones políticas secretas y dirigidas. Sé que con la justicia no siempre gana el más justo. Pero verdaderamente siento que en el primero de los casos de los que se le acusa por prevaricación (la investigación de los crímenes del franquismo) el hecho resulta en algo éticamente inaceptable, o cuando menos amargamente irónico.
Lo de las escuchas de los abogados defensores y los imputados en el caso Gürtel, sólo sé que, según todas las películas americanas de juicios y procesos judiciales que he visto en mi vida, lo consideran como algo ilegal. Lo de permitir ser pagado por dar unas conferencias o un curso en una universidad deNY, a través de un banco al que le fiscalizaba un supuesto delito que luego archivo, suena bastante turbio e indecente.
Pero me da la impresión que aquí también ha habido muchas manos aguantando la pata de la vaca garzoniana. Si todo esto era tanevidente, por qué han tenido que esperar a que Falange Española se presentara como acusador en connivencia conManos Limpias. ¿Nadie honesto, pero sin lastre histórico negativo, podría haberlo hecho antes? ¿O primó por encima de la clarificación de la verdad, el corporativismo de los leguleyos?
Y para rematar, a todas éstas se añade finalmente la puesta en libertad bajo fianza del secretario de un sindicato vinculado a ETA, basándose en un documento inexistente que convertía al imputado en único cuidador de su madre enferma, y que, por supuesto, aprovechó de inmediato la puesta en libertad para desaparecer: ¡ni madre desvalida ni gaitas! Humildemente, pienso que en la situación actual, esto es lo más grave de todo.
(C) 2010 David Lago González
En regímenes totalitarios, no existe ni libertad ni justicia, salvo en hipotéticos planteamientos formales o en constituciones que nadie aplica salvo para nombrarlas utilizándolas como escudo. En países democráticos (más, menos, estricta y rigurosamente democráticos), la libertad sirve a todos,y también sirve para todos,incluidos aquellos a los que en realidad les importa un comino ambas cosas (libertad y justicia) y de ambas harían una lectura muy particular. Pero estos derechos --en algunos caso, verdaderas dádivas para los que sepamos valorarlas-- tienen sus reglas. Estas normas son simples y complicadas a la vez, muchas veces los neófitos nunca llegamos a entenderlas del todo. La complejidad de esa simplicidad ofrece innumerables vericuetos, y estos son aprovechados por los que verdaderamente no saben ni les interesa valorarlas. BaltazarGarzón ha quedadoatrapado en uno de los meandros de este laberinto y por más que se ha esforzado no ha logrado encontrar la salida.
Falange Española aprovechó esos resquicios y le denunció --le ha denunciado tres veces-- amparándose en una supuesta práctica incorrecta de la legalidad. No sé si en sus actuaciones hay intenciones políticas secretas y dirigidas. Sé que con la justicia no siempre gana el más justo. Pero verdaderamente siento que en el primero de los casos de los que se le acusa por prevaricación (la investigación de los crímenes del franquismo) el hecho resulta en algo éticamente inaceptable, o cuando menos amargamente irónico.
Lo de las escuchas de los abogados defensores y los imputados en el caso Gürtel, sólo sé que, según todas las películas americanas de juicios y procesos judiciales que he visto en mi vida, lo consideran como algo ilegal. Lo de permitir ser pagado por dar unas conferencias o un curso en una universidad deNY, a través de un banco al que le fiscalizaba un supuesto delito que luego archivo, suena bastante turbio e indecente.
Pero me da la impresión que aquí también ha habido muchas manos aguantando la pata de la vaca garzoniana. Si todo esto era tanevidente, por qué han tenido que esperar a que Falange Española se presentara como acusador en connivencia conManos Limpias. ¿Nadie honesto, pero sin lastre histórico negativo, podría haberlo hecho antes? ¿O primó por encima de la clarificación de la verdad, el corporativismo de los leguleyos?
Y para rematar, a todas éstas se añade finalmente la puesta en libertad bajo fianza del secretario de un sindicato vinculado a ETA, basándose en un documento inexistente que convertía al imputado en único cuidador de su madre enferma, y que, por supuesto, aprovechó de inmediato la puesta en libertad para desaparecer: ¡ni madre desvalida ni gaitas! Humildemente, pienso que en la situación actual, esto es lo más grave de todo.
(C) 2010 David Lago González
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