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Estamos atrapados en la semántica, en lo políticamente correcto, en lo socialmente preferible, en formalidades, en sopesar cada palabra y cada expresión tanto, tanto, que la libertad para usarlas se reduce a algo simbólico y reseñable, citable de lejos, cada vez más ausente, como una especie de autocensura.
Viví la mitad de mi vida hablando figuradamente y escribiendo a través de códigos y claves. Me había vuelto un experto en usarlas: todos mis versos de aquellos años están escritos en un doble lenguaje que todavía recuerdo. El cine inteligente que veía me llegaba también en imágenes que se desdoblaban en otros significados que yo adivinaba entre las formalidades obligadas y que entendía, o creía entender, como mensajes subliminales que me identificaban a ese otro que a miles de kilómetros de distancia estaba pasando por lo mismo. Pero en aquel mundo semi-mudo, semi-sordo-, semi-ciego, en aquel juego de retruécanos encontraba cierto placer, cierta satisfacción, incluso cierta heroicidad al lograr decir de forma tan enrevesada cosas prohibidas, que iban en contra de las normas y los poderes y que nos hacían proscriptos y criminales y nos distanciaban dignamente de todos aquellos otros que han triunfado practicando en todos los cursillos y seminarios de talleres y uniones las artes de sus ínfulas de poetas representativos del poder que defendían, y del que la mayoría ahora reniega sin renegar del todo, manteniendo el ten con ten, el parece que digo pero no digo, el digo pero a fin de cuentas qué es lo que he dicho, en fin, todo lo que sus maestros les enseñaron en las universidades del disimulo y el aparentado para hacer que el punto más alto de lo provocativo y lo contestario sea lo neutro.
Si a este pasado se une lo que ha devenido el lenguaje del presente, volvemos a una autocensura de las formas que afecta profundamente a los contenidos. La urbanidad burguesa, detestable en sí misma por hipócrita y de doble moral, se ha diversificado, y al mismo tiempo ese tronco ha incorporado también los mismos tonos de sus retoños: se ha generado una urbanidad burguesa de izquierda (generada por ésta o de la que ella se ha apropiado), fiel reflejo en su vacuidad a una urbanidad burguesa de derechas, ramificándose además en infinitas variantes, ecologistas, pacifistas, antiviolentas, celosa observante de los derechos humanos, selváticamente intrincada, que convierte cualquier debate, cualquier artículo, cualquier texto, cualquier confrontación, cualquier pasión, cualquier raciocinio, en un juego de niños al que patéticos hombres y mujeres maduros y ancianos recurren para mostrar falsamente un saber estar que es, con mucha más exactitud, un saber fingir para que todo al final resulte en un blando infantilismo, pastel y naïve.
¿Qué hacer entonces para expresarnos claramente? Tal compostura de estilos no deja otro margen que el del insulto para llamar a las cosas por su nombre, y por tanto a la condena inmediata sin derecho a reflexión, porque convierte al diáfano al papel del monstruo, y al vertical, cuando menos, en radical, y al independiente en un esquizofrénico.
En el caso de Cuba y ese anhelado "Cambio" al que una enorme y abismal diversidad de criterios se refiere como si fuera Un Único Todo cuando en realidad todas las partes son absolutamente conocedoras de que no se están refiriendo a lo mismo (de ahí ya el hecho de partir de una farsa que se ahonda a medida que más se especula sobre ella), ¿qué es lo que realmente quieren decir? ¿El concepto de cambio según Raúl Castro puede ser mi concepto de cambio? ¿De qué está hablando toda esta gran Torre de Babel alrededor de todo elmundo en torno a una minúscula isla que siempre fue un error histórico? Muy triste, la verdad, y una gran mentira.
¿Cómo puede avanzar Cuba en democratización alguna si desde hace más de medio siglo no existe allí nada medianamente parecido, e incluso se quiere, tanto desde dentro como desde fuera, legitimar una forma sui generis de concebirla para travestir una dictadura y que sea menos doloroso éticamente convivir con ella?
¿Cómo se puede desarrollar --es absolutamente necesario insistir en que ese verbo se utiliza también de forma falsa, porque nada que no ha sido "creado" previamente puede ser posteriormente desarrollado-- una sociedad civil donde durante medio siglo continuado no ha existido más que una sociedad férreamente militarizada y un implacable poder piramidal, que cada vez en periodos de tiempo más cortos hace ajustes de control (llaménsele purgas, luchas contra la corrupción o contra el fraude fiscal, "operaciones" de nombres exóticos, o simplemente la eliminación tajante --a cero, y de vuelta a empezar-- de la plusvalía natural generada en etapas de tímida liberación económica y comercial de tipo parcial) que sólo conducen a otro tipo de represión, ya que toda ideolgía comunista olvida reiteradamente que el individuo está regido por su factor humano. Esa militarización del estado y de la sociedad ha creado un universo de privilegios y prebendas para una elite que no va a renunciar tan fácilmente a su modus vivendis. Y esa sociedad militarizada ha llevado a crear un infinito engranaje de apoyo institucional, oficial y oficioso, incluso hasta lúdico, que conforma, a su vez, una segunda elite que, a diferencia de la primera (más elemental y básica) lleva años desarrollando su propia, obvia e interesada metamorfosis, y que posiblemente sean los más beneficiados en un cambio light (¿comunismo con rostro humano? e igualmente lo serán también para, no un cambio sino una sustitución total y profunda de la forma de gobernar un país porque son los que verdaderamente han sabido aprovechar los 20 años transcurridos desde "el efecto dominó" del comunismo europeo y la exclusión de Cuba de ese fenómeno (tan es así que es sobradamente evidente la corriente de considerarse que Cuba no ha formado nunca parte de lo que se dio en llamar "la órbita soviética", y este periodo tan tétricamente especial ha multiplicado geométricamentel os efectos devastadores de los primeros 25 años de Revolución en todos los órdenes).
Por tanto. ¿En cuántos puntos coincide "el cambio" que piensa un cierto sector de la población intelectualizada, y acostumbrada a la dependencia estatal tanto en acatamiento de conceptos como en usufructo, con el que puede tener en mente cualquier ciudadano de a pie? ¿Va a prevalecer el primero sobre el segundo? Sería lamentable.
¿Qué puede hacer por "un cambio" una disidencia obligada por las instituciones internacionales y todo el poder mediático del mundo a ser absoluta y netamente "pacífica" y casi beatífica; ya que ese pacifismo, extemporáneo, obsoleto, ingenuo, basado más en la fe y en una absurda confianza en que el enemigo que la causa (el Estado Cubano) va a colaborar con ella y hacer lo contrario a lo que durante 50 años ha estado haciendo impunemente, con el beneplácito de todos los extremos desestabilizadores del sistema capitalista contra el cual ha luchado y sigue luchando en el afán y la utopía de que volverá de nuevo a renacer la dictadura del proletariado, está basada su única razón (más bien una suerte de chantaje) para ser merecedora de un débil, aparente y frágil, siempre tardío reconocimiento, al que ahora finalmente se uneni ntelectuales razonables que han hablado en defensa de lo que siempre ha sido evidente pero nunca han querido ver?
¿Se puede decir claramente que el cambio que se quiere no es cosmético ni es el que sirva para tener más libertad para el turismo sexual ni el desmostrar al mundo la riqueza folclórica de otro bembé más, sino que el cambio que en verdad queremos la mayoría es el mismo que se produjo en 1989 desde la antigua República Democrática Alemana hasta la extinta Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas, a pesar de todos los contras que puedan existir, y que ese cambio tampoco contempla el capitalismo comunista salvaje que lleva a cabo la República Popular China, gran make-up citadino que no ha mejorado sino empeorado la situación real de las áreas discriminadas y la falta de libertades? ¿Por qué nos niegan a los cubanos lo que aunque sea a regañadientes han aceptado como un derecho de la Europa del Este?
¿Qué significa un "cambio" excluyente sólo a favor de los que han permanecido en la isla? ¿Fueron excluidos los republicanos españoles en el proceso de la transición? ¿Fueron excluidos los polacos del extranjero en la reconstrucción de la actual Polonia? ¿Fueron excluidos los argentinos que escaparon a la persecución de la dictadura militar? ¿Ha sido excluida de la vuelta a la democracia en Chile toda aquella ola de chilenos --lo recordarán perfectamente los de mi generación-- que nos invadió cuando el golpe de estado de Pinochet y que en verdad tan desagradecidamente pagaron al comunismo cubano porque el 95% prefirió de inmediato buscarse la vida (y mantener sus erradas utopías continuando así su daño al mundo) desde "horripilantes" países capitalistas? ¿Qué juegos hay en este tipo de "cambio" que protege más a los que hasta el día de ayer representaban el anti-cambio?
Y no existirá cambio alguno, o será un patético y doloroso remedo, porque todas las facciones disidentes --que deben existir por cientos y cada día aparece una distinta--, tienen que hacer el juego mediático de someterse a la semántica de lo políticamente correcto, y a nada se le llama por su nombre; y unos por intereses personales y envanecidos, y otros porque la contención verbal es loque puede permitirles aparecer en un programa de televisión o ser publicados en La Cuarta Página de El País, y otros muchos, o la mayoría, porque sienten una especie de obligación de expiación ante el horror que ellos mismos construyeron, están enredados entre las cuatro patas de un inmenso caballo, repitiendo con la imitación de un simio el mismo léxico y los mismos manidos recursos patrióticos más que obsoletos y poco convincentes que el taladro de La Revolución les dejó en sus pobres cabezas escasamente pensantes.
(C) 2010 David Lago González
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Viví la mitad de mi vida hablando figuradamente y escribiendo a través de códigos y claves. Me había vuelto un experto en usarlas: todos mis versos de aquellos años están escritos en un doble lenguaje que todavía recuerdo. El cine inteligente que veía me llegaba también en imágenes que se desdoblaban en otros significados que yo adivinaba entre las formalidades obligadas y que entendía, o creía entender, como mensajes subliminales que me identificaban a ese otro que a miles de kilómetros de distancia estaba pasando por lo mismo. Pero en aquel mundo semi-mudo, semi-sordo-, semi-ciego, en aquel juego de retruécanos encontraba cierto placer, cierta satisfacción, incluso cierta heroicidad al lograr decir de forma tan enrevesada cosas prohibidas, que iban en contra de las normas y los poderes y que nos hacían proscriptos y criminales y nos distanciaban dignamente de todos aquellos otros que han triunfado practicando en todos los cursillos y seminarios de talleres y uniones las artes de sus ínfulas de poetas representativos del poder que defendían, y del que la mayoría ahora reniega sin renegar del todo, manteniendo el ten con ten, el parece que digo pero no digo, el digo pero a fin de cuentas qué es lo que he dicho, en fin, todo lo que sus maestros les enseñaron en las universidades del disimulo y el aparentado para hacer que el punto más alto de lo provocativo y lo contestario sea lo neutro.
Si a este pasado se une lo que ha devenido el lenguaje del presente, volvemos a una autocensura de las formas que afecta profundamente a los contenidos. La urbanidad burguesa, detestable en sí misma por hipócrita y de doble moral, se ha diversificado, y al mismo tiempo ese tronco ha incorporado también los mismos tonos de sus retoños: se ha generado una urbanidad burguesa de izquierda (generada por ésta o de la que ella se ha apropiado), fiel reflejo en su vacuidad a una urbanidad burguesa de derechas, ramificándose además en infinitas variantes, ecologistas, pacifistas, antiviolentas, celosa observante de los derechos humanos, selváticamente intrincada, que convierte cualquier debate, cualquier artículo, cualquier texto, cualquier confrontación, cualquier pasión, cualquier raciocinio, en un juego de niños al que patéticos hombres y mujeres maduros y ancianos recurren para mostrar falsamente un saber estar que es, con mucha más exactitud, un saber fingir para que todo al final resulte en un blando infantilismo, pastel y naïve.
¿Qué hacer entonces para expresarnos claramente? Tal compostura de estilos no deja otro margen que el del insulto para llamar a las cosas por su nombre, y por tanto a la condena inmediata sin derecho a reflexión, porque convierte al diáfano al papel del monstruo, y al vertical, cuando menos, en radical, y al independiente en un esquizofrénico.
En el caso de Cuba y ese anhelado "Cambio" al que una enorme y abismal diversidad de criterios se refiere como si fuera Un Único Todo cuando en realidad todas las partes son absolutamente conocedoras de que no se están refiriendo a lo mismo (de ahí ya el hecho de partir de una farsa que se ahonda a medida que más se especula sobre ella), ¿qué es lo que realmente quieren decir? ¿El concepto de cambio según Raúl Castro puede ser mi concepto de cambio? ¿De qué está hablando toda esta gran Torre de Babel alrededor de todo elmundo en torno a una minúscula isla que siempre fue un error histórico? Muy triste, la verdad, y una gran mentira.
¿Cómo puede avanzar Cuba en democratización alguna si desde hace más de medio siglo no existe allí nada medianamente parecido, e incluso se quiere, tanto desde dentro como desde fuera, legitimar una forma sui generis de concebirla para travestir una dictadura y que sea menos doloroso éticamente convivir con ella?
¿Cómo se puede desarrollar --es absolutamente necesario insistir en que ese verbo se utiliza también de forma falsa, porque nada que no ha sido "creado" previamente puede ser posteriormente desarrollado-- una sociedad civil donde durante medio siglo continuado no ha existido más que una sociedad férreamente militarizada y un implacable poder piramidal, que cada vez en periodos de tiempo más cortos hace ajustes de control (llaménsele purgas, luchas contra la corrupción o contra el fraude fiscal, "operaciones" de nombres exóticos, o simplemente la eliminación tajante --a cero, y de vuelta a empezar-- de la plusvalía natural generada en etapas de tímida liberación económica y comercial de tipo parcial) que sólo conducen a otro tipo de represión, ya que toda ideolgía comunista olvida reiteradamente que el individuo está regido por su factor humano. Esa militarización del estado y de la sociedad ha creado un universo de privilegios y prebendas para una elite que no va a renunciar tan fácilmente a su modus vivendis. Y esa sociedad militarizada ha llevado a crear un infinito engranaje de apoyo institucional, oficial y oficioso, incluso hasta lúdico, que conforma, a su vez, una segunda elite que, a diferencia de la primera (más elemental y básica) lleva años desarrollando su propia, obvia e interesada metamorfosis, y que posiblemente sean los más beneficiados en un cambio light (¿comunismo con rostro humano? e igualmente lo serán también para, no un cambio sino una sustitución total y profunda de la forma de gobernar un país porque son los que verdaderamente han sabido aprovechar los 20 años transcurridos desde "el efecto dominó" del comunismo europeo y la exclusión de Cuba de ese fenómeno (tan es así que es sobradamente evidente la corriente de considerarse que Cuba no ha formado nunca parte de lo que se dio en llamar "la órbita soviética", y este periodo tan tétricamente especial ha multiplicado geométricamentel os efectos devastadores de los primeros 25 años de Revolución en todos los órdenes).
Por tanto. ¿En cuántos puntos coincide "el cambio" que piensa un cierto sector de la población intelectualizada, y acostumbrada a la dependencia estatal tanto en acatamiento de conceptos como en usufructo, con el que puede tener en mente cualquier ciudadano de a pie? ¿Va a prevalecer el primero sobre el segundo? Sería lamentable.
¿Qué puede hacer por "un cambio" una disidencia obligada por las instituciones internacionales y todo el poder mediático del mundo a ser absoluta y netamente "pacífica" y casi beatífica; ya que ese pacifismo, extemporáneo, obsoleto, ingenuo, basado más en la fe y en una absurda confianza en que el enemigo que la causa (el Estado Cubano) va a colaborar con ella y hacer lo contrario a lo que durante 50 años ha estado haciendo impunemente, con el beneplácito de todos los extremos desestabilizadores del sistema capitalista contra el cual ha luchado y sigue luchando en el afán y la utopía de que volverá de nuevo a renacer la dictadura del proletariado, está basada su única razón (más bien una suerte de chantaje) para ser merecedora de un débil, aparente y frágil, siempre tardío reconocimiento, al que ahora finalmente se uneni ntelectuales razonables que han hablado en defensa de lo que siempre ha sido evidente pero nunca han querido ver?
¿Se puede decir claramente que el cambio que se quiere no es cosmético ni es el que sirva para tener más libertad para el turismo sexual ni el desmostrar al mundo la riqueza folclórica de otro bembé más, sino que el cambio que en verdad queremos la mayoría es el mismo que se produjo en 1989 desde la antigua República Democrática Alemana hasta la extinta Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas, a pesar de todos los contras que puedan existir, y que ese cambio tampoco contempla el capitalismo comunista salvaje que lleva a cabo la República Popular China, gran make-up citadino que no ha mejorado sino empeorado la situación real de las áreas discriminadas y la falta de libertades? ¿Por qué nos niegan a los cubanos lo que aunque sea a regañadientes han aceptado como un derecho de la Europa del Este?
¿Qué significa un "cambio" excluyente sólo a favor de los que han permanecido en la isla? ¿Fueron excluidos los republicanos españoles en el proceso de la transición? ¿Fueron excluidos los polacos del extranjero en la reconstrucción de la actual Polonia? ¿Fueron excluidos los argentinos que escaparon a la persecución de la dictadura militar? ¿Ha sido excluida de la vuelta a la democracia en Chile toda aquella ola de chilenos --lo recordarán perfectamente los de mi generación-- que nos invadió cuando el golpe de estado de Pinochet y que en verdad tan desagradecidamente pagaron al comunismo cubano porque el 95% prefirió de inmediato buscarse la vida (y mantener sus erradas utopías continuando así su daño al mundo) desde "horripilantes" países capitalistas? ¿Qué juegos hay en este tipo de "cambio" que protege más a los que hasta el día de ayer representaban el anti-cambio?
Y no existirá cambio alguno, o será un patético y doloroso remedo, porque todas las facciones disidentes --que deben existir por cientos y cada día aparece una distinta--, tienen que hacer el juego mediático de someterse a la semántica de lo políticamente correcto, y a nada se le llama por su nombre; y unos por intereses personales y envanecidos, y otros porque la contención verbal es loque puede permitirles aparecer en un programa de televisión o ser publicados en La Cuarta Página de El País, y otros muchos, o la mayoría, porque sienten una especie de obligación de expiación ante el horror que ellos mismos construyeron, están enredados entre las cuatro patas de un inmenso caballo, repitiendo con la imitación de un simio el mismo léxico y los mismos manidos recursos patrióticos más que obsoletos y poco convincentes que el taladro de La Revolución les dejó en sus pobres cabezas escasamente pensantes.
(C) 2010 David Lago González
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5 comentarios:
David, estuve en la marcha frente a la Embajada de Cuba el domingo pasado. Dos horas de gritos a la mole gris del Paseo de lLa Habana. Éramos unos cien, muchos españoles.
Te aseguro que allí no hubo ni "urbanidad burguesa" ni pacifismo.
Algunos activistas habrían pegado un tiro si hubieran tenido un arma.
Los vídeos circulan por You Tube, y son moviditos.
Hola María. Se extrañaba tu ausencia y se aprecia tu visita y cualquier comentario que quieras dejar.
No, lo que yo digo (o intento decir) en este post no es comparable ni extrapolable al ejemplo que tú mencionas. No tienen nada que ver.
Es algo mucho más complicado, profundo, y además SUTIL. Tan sutil e inapreciable o confusa (para los que por suerte no la han vivido) como puede ser la represión en totalitarismos de izquierda (no me refiero a la situación actual allí porque desde que agregaron la violencia a la represión pública, sus --las del gobierno cubano-- formas de reprimir se parecen cada vez más a las de cualquier dictadura de derechas.)
Tenía (tengo) estropeado el ordenador (instalo uno nuevo mañana) y de ahí que hubiera desaparecido.
Yo no me enteré de esa concentración del domingo pasado pues estoy bastante apartado de todo ese mundo. Lo he decidido a partir de cuando lo de la Carta Abierta, porque, verás, yo no soy un profesional de ninguna política y mucho menos de ninguna conveniencia o interés ulterior, y lo que hago o no hago, y lo que digo, lo siento de verdad, y por esa razón estoy más expuesto a otras muchas consecuencias, reacciones y acciones. Eso, independientemente de que soy en verdad alérgico a multitudes.
Gracias. Un saludo.
David
Hola María. Se extrañaba tu ausencia y se aprecia tu visita y cualquier comentario que quieras dejar.
No, lo que yo digo (o intento decir) en este post no es comparable ni extrapolable al ejemplo que tú mencionas. No tienen nada que ver.
Es algo mucho más complicado, profundo, y además SUTIL. Tan sutil e inapreciable o confusa (para los que por suerte no la han vivido) como puede ser la represión en totalitarismos de izquierda (no me refiero a la situación actual allí porque desde que agregaron la violencia a la represión pública, sus --las del gobierno cubano-- formas de reprimir se parecen cada vez más a las de cualquier dictadura de derechas.)
Tenía (tengo) estropeado el ordenador (instalo uno nuevo mañana) y de ahí que hubiera desaparecido.
Yo no me enteré de esa concentración del domingo pasado pues estoy bastante apartado de todo ese mundo. Lo he decidido a partir de cuando lo de la Carta Abierta, porque, verás, yo no soy un profesional de ninguna política y mucho menos de ninguna conveniencia o interés ulterior, y lo que hago o no hago, y lo que digo, lo siento de verdad, y por esa razón estoy más expuesto a otras muchas consecuencias, reacciones y acciones. Eso, independientemente de que soy en verdad alérgico a multitudes.
Gracias. Un saludo.
David
David,
he vuelto a leer tu largo y complicado escrito y no pretendo glosarlo porque no soy cubana y hay cosas como bien dices "inapreciables" para mí.
Lo q te dije de la Embajada- puedo comprender tu rechazo a unirte a esas marchas o a cualquier masa o cenáculo- fue un soplo de aire fresco comparado con, por ejemplo, el farisaico congreso de la FAES o los actos en donde habla la gorda iletrada de blanco y sus amigos de Madrid. Gente joven formándole un escándalo al régimen en medio de una transitada calle, gente independiente española, anónima, amiga de esos cubanos, cubanos desafiando a los guardas de la embajada y gritando "asesinos" durante media hora, haciendo q los vecinos se unieran por un rato. Acción.
El único famoso fue Savater, q aguantó el solazo como uno más.
Sé q tu magnífica Carta Abierta fue un "no puedo más" de tanto insulto y tanta estupidez en España. la iniciativa de Vargas LLosa y la Montero,con el retrato de grupo y las firmitas de compromiso- sigue la corrección y la urbanidad burguesa de siempre.
La opinión de la mayoría de esos intelectuales y artistas es irrelevante: llegan demasiado tarde, no podrán ayudar, sino hacer daño, apoyando el cambio de pacotilla q están preparando unos y otros. Mejor q no hablen de Cuba para nada, pues no saben nada.
Espero haberme explicado mejor,
Un saludo.
Querido David, lanzas interrogantes tremendas, con las que no solo estoy de acuerdo, me llevas a reflexionar. Perfecto, excelente reto.
un abrazote.
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