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Cuando conocí a Rafael hace unos meses en aquel bar franquiciado de la calle de Fuencarral y él me dijo “no busques más: soy yo”, y él estaba revisando los mensajes en su Bluetooth como si estuviera jugando con una consola, mientras se bebía una cerveza, y entonces me dijo que era venezolano y maracucho y por lo que estuvo explicándome sobre su ciudad, intuí que era como yo con Camagüey, y después de olernos un poquito a la manera canina que pone su morro al aire y hace así (fru fru) y descifra si alguien pertenece a la siguaraya chavista o fidelista, da igual, o si es de “antes”, pues yo, simplemente le dije: “Sabes que te jodiste ya, ¿no?” Y él, ingenuo, inocente niño de 55 años, burgués irremediablemente decapitado por el populacho neo-bolchevique que añade a la revancha la chusmería y el fango, me expuso sus (ridículas) esperanzas (justo El Impresentable acababa de perder la mayoría absoluta en no sé dónde: el congreso, el senado o el parlamento… lo que tengan allí formalmente y que de nada vale) de que Venezuela no sería lo que este cuerpo y este alma han conocido de sobra en Las Islas Desafortunadas. Yo callé convenientemente por simple conmiseración, y me acordé de mi padre, y de tanta gente, que al principio –PORQUE NO TODO EL MUNDO CORRIÓ A ARROJARSE A LOS BRAZOS DE FIDEL, como insisten en decir los chupadores de La Teta reciclados en furibundos activistas por El Cambio (el cambio de ellos) en su afán de justificarse a sí mismos sus Joint-Ventures con El Estado –iban moviendo la desaparición de Fidel de mes en mes, y de año en año, y así se murieron todos bien muertos que están ya, como lo estaré yo y usted mañana, y él seguirá pactando con El Diablo, o sea, pactando consigo mismo por un poquito más de tiempo para pasar de hacernos la vida imposible a confeccionarnos también una muerte imposible y más horrorosa. Si cabe.
Bueno, pues aquí se lee que, como el café Pilón o como la cerveza Cristal (no me acuerdo cuál), Él llegó para quedarse.
Chávez se hace con el poder absoluto
Rafael, bonito, despide a la mucama, prepara las maletas y dile a tu mujer que en su próxima reencarnación lejos de los pozos de petróleo, le tocará a ella ser la mucama de cualquier otra señora.
© 2010 David Lago González
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1 comentario:
Me he reído con esa nota final, que no puedes ni imaginar, y que el Señor me perdone.
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