domingo, 5 de diciembre de 2010

WIKILEAKS es (también) una consecuencia de la mala utilización de la libertad.

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Dada la complejidad del mundo, el ciudadano de a pie es incapaz de imaginar siquiera quién pueda estar detrás del Zorro Justiciero (con lánguida y leve sonrisa de yonofui) que ofrece su rostro como responsable del destape de los cotilleos diplomáticos y opiniones de alto nivel sobre operaciones y tejemanejes también de alto standing político. Siempre ignoraremos si los gobiernos, o algunos de ellos, lo saben. ¿La obra es de una potencial Potencia en la sombra? ¿O es simplemente el resultado del conocimiento de la prestidigitación cibernética de universitarios brillantes que se toman el equilibrio del Mundo como un juego de Pokemon? El poder en manos de los estúpidos, los locos y los que no son nadie, en fin, infelices siervos de la Gleba, puede ser un arma, a veces mortífera pero siempre eficiente en su aplicación tergiversadora, supresora o represora. O sea, injusta. Tomemos, por ejemplo, el poder de un simple conductor de autobuses urbanos: está detenido en la parada, ve que de frente viene una señora mayor corriendo con esfuerzo, posiblemente con un bastón en una mano, sin piedad cierra la puerta de entrada y no espera los dos segundos que tardaría la señora en alcanzar el vehículo. Acto seguido, a escasos metros de haber cumplido con las reglas establecidas, ve a un amigo y le abre la puerta para que suba. Y se ponen a conversar tranquilamente (ambas cosas sancionables). En la parada queda la anciana recordándole al conductor sus –para ella --desconocidos muertos.

Evidentemente, Julian Assange o cómo se llame, es un fundamentalista anti-norteamericano. Y toda la corporación o asociación, o lo que sea, de Wikileaks, obedece al mismo sentimiento obsesivo. Aplaudámosle pues, ya que luchar contra la Hidra de siete cabezas salvará al mundo de otras hidras semejantes, o al menos les demostrará que El Hombre Informático puede llegar a todas partes. Pero esto, tanto directamente como por sus repercusiones hacia todos lados, anula globalmente a todos “los buenos”. ¿Pero a “los malos”? Y ¿quiénes son entonces los malos? ¡Bravo! ¡A vender más ejemplares los diarios chosen for Glory: El País, The Guardian, Le Monde, The New York Times…! ¡Qué bueno! ¡Triunfa la libertad, y la libertad de expresión, y se desenmascaran los gobiernos y sus políticos, y sus apaños y sus cosas siniestras, y toda su underwear Calvin Klein queda bien manchada por sus propios efluvios! ¡Ha triunfado la luz!

No, simplemente es otro ejemplo del mal uso que se viene haciendo de la libertad, elevado ya a niveles muy superiores al de nuestras tontas cabezas que apenas si pueden pensar.

Wikileaks y sus albañiles sólo han penetrado en los archivos de seguridad de los Estados Unidos de América, pero no han penetrado de forma directa en ningún almacén de la seguridad de los totalitarismos, desde China, Corea del Norte, Rusia, Cuba, Venezuela, Irán hasta los demás de cuarto orden, como Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Tailandia, etc. ¡Ni siquiera han llegado a la honorable y siempre neutral Helvetia! Todo lo que se ha publicado sobre terceros parte de lo sustraído a Estados Unidos. ¿Dónde está, pues, la justicia salomónica? ¿O es simplemente un ajuste de cuentas –otro –al Imperialismo Norteamericano? Sí, ya sabemos que es malo. Muy malo. Malísimo. Pero luego que los ciudadanos normales –que bastante tenemos con acarrear sobre nuestras espaldas las consecuencias de la crisis económica mundial (que parece no afectar al vengador y su venganza) –sepamos la verdadera cara de las amigables sonrisas ¿qué vamos a hacer? ¿Eliminamos lo que dice el mensaje o matamos al mensajero?

© 2010 David Lago González

2 comentarios:

Loca del blog dijo...

100% de acuerdo contigo.Por otra parte da risa como en Cuba se jactan de los "descubrimientos" de Wikileaks cuando son contra sus enemigos, pero las salpicaduras que los manchan, hacen mutis o tratan de ningunearlas

Frida M dijo...

Estupendo. Gracias.