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Anoche soñé con Carlos Victoria. La primera vez desde que murió. El sueño --que no llegaba a la categoría de pesadilla, sino solamente de sueño lúgubre (como correspondería ciertamente al personaje)-- también incluía la primicia de escuchar la voz de Oscar León, fallecido el mes pasado; la alucinación auditiva sucedía cuando yo contaba a Carlos la muerte de Oscar y le decía que cuando pensaba en alguna frase exacta que había dicho él, oía su voz en mi oído, y, al decir esto, de inmediato y nítidamente escuchaba en mi oreja izquierda la cantarina melodía de sus obsesiones. Los sueños tienen esos apartados dentro de sí mismos, en los que uno se desprende del cuerpo y se observa, incluso se toma como un sub-tema que se desarrolla por otra vertiente, y luego vuelve a unirse al cuerpo principal, como vagones que se apartan en ramales diferentes y después continúan camino todos juntos. Antes, los trenes en Galicia funcionaban así: yo siempre tuve miedo de quedarme en un ramal muerto.
Pero en este sueño yo llegaba a unas oficinas que estaban en el subsuelo de alguna parte que yo creo que era España, y allí tenía que hablar con un señor mayor, bastante lúgubre también, que iba a ser mi jefe. No está muy claro que yo fuera a suceder a Carlos Victoria en la labor que hiciera, pero lo cierto es que así lo parecía pues Carlos estaba todo el tiempo en plan de despedirse. Hasta me anotó finalmente el número de teléfono para que le llamara después...
Habían otros personajes pululando alrededor y de pronto yo me vi hablando con Felipe Lázaro, que me explicaba cómo tenía que regar una especie de trozos aislados de tierra que funcionaban como jardines y también como huertos. A mí lo del jardín me pareció civilizado, pero en cuanto a lo de regar el huerto, mientras él hablaba, yo pensaba "ni muerto me pongo yo a regar el huerto".
Pero lo que más me impresionó es que Carlos y yo nos pusimos a hablar de la madre de Wendy Guerra. Y yo le preguntaba que, si ella decía que era hippy, pues lo lógico era que pudiéramos haberla conocido. Sonriendo levemente, él me dijo que era una de las tantas muchachas del Campamento... y yo pensé gráficamente en una chica que aparecía en una de las fotos que estaban en mi casa. Y él seguía sonriendo levemente..., lo cual empezó a intrigarme y... Entonces me dijo: "Yo soy el hombre". Yo me quedé un poco atónito, pensando qué querría decir con aquella sentencia enigmática. Y él seguía sonriendo levemente. Yo me contagié con la sonrisa, y en ese momento en que yo le iba a preguntar, él agregó: "yo soy el padre". "Imagínate, David Lago, yo soy el padre de Wendy Guerra." Como diciéndome "yo, que no tuve padre, también hice lo mismo" pues se suponía, en el sueño, que Wendy Guerra no sabía quién había sido su padre (al revés de cómo sucede en El Relicario).
Y desperté.
-o-
Fuera del sueño y aquí en la realidad, esta mañana me llamó Felipe Lázaro, cosa que prácticamente no hace nunca.
3 comentarios:
Cierto, los caminos del sueño dan muchas sorpresas. Hace dos noches pasé por el blog de Wendy, de ahí caí en tu blog y en otro salto fui a dar con un poeta cubano, del que hablaré en estos días en la tendedera. Luego no te soñé, pero en la madrugada pensaba cómo escribir de ti y de ese poeta, la noche es cómplice de asociaciones creativas. Y hoy vuelvo a Wendy por ti, mira qué cosas...Un abrazo
ala... que me has dejado impresionada...mira que conozco los personajes de cerca...y, a veces, me pongo a interpretar los sueños
abrazos
Mi padrino Carlos Victoria, en sueños...que vida, no cambia nada. En su papel en el sueño como era en persona siempre genial, bondadoso y con las palabras que necesitamos oír...aunque no fuerán las que queriamos oír muchas veces y además ..."nada"...
Extrañando A Carlos Victoria
Marvin Schult
marvin.schult@btinternet.com
Tijuana, BC, Mèxico.
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