viernes, 15 de mayo de 2009

Karin Aldrey - (Sin título)

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9h46yb

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I

a David Lago

Cuán feliz puede ser el hombre que con su azada

hunde en la tierra el verso para hacerlo florecer

y luego en el ocaso se sienta

a observar por donde surgen las espigas

de sus palabras.

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Cuán feliz puede ser el hombre cuando recoge

el cuerpo elaborado de los versos

y no se arrepiente de haberlos desmembrado

para hacer de ellos

esa entidad de inexplicable belleza

que es el poema.

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II

Cuando se rompe un lazo

que uno creía profundo

la mitad del cuerpo

es vidrio

la otra mitad

combinación

de malditos bicharracos

que haciendo ruido devoran

el escaso verdor

de la esperanza.

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III

Cuando la mano se esconde

y reaparece

dócil en la entrega del saludo

disfruta ese apretón

del sentirse reclamada

en el primer impulso

La mano cuando se retira

a la oscuridad del bolsillo vacío

no sabe que su huella

quedó prendida en ese instante

en el que algo de amor

infundió su gesto.

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© 2007 Karin Aldrey

(Miami)

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1 comentario:

Margarita Garcia Alonso dijo...

David, Mario Benedetti ha muerto...