martes, 8 de junio de 2010

JACOBO MACHOVER - LAS "FLOTILLAS DE LA PAZ" Y LA CULTURA DE LA MUERTE

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(Por cortesía del autor)

LAS “FLOTILLAS DE LA PAZ” Y LA CULTURA DE LA MUERTE
JACOBO MACHOVER


Al asaltar la « Flotilla de la paz » durante la madrugada del lunes 31 de mayo, el Ejército israelí ha provocado una furia sin precedentes entre los simpatizantes de la causa palestina. La reprobación hacia los métodos brutales de Tsahal se ha extendido mucho más allá de los círculos tradicionales. Y es justificada. Sus servicios de Inteligencia fallaron, y ése fue su gran error. Israel hubiera podido actuar de otro modo si sus responsables hubieran comprendido mejor los propósitos de los hombres y mujeres (hasta niños había, para hacer creer en los objetivos “pacíficos” de la operación) que se encontraban a bordo del Mavi Marmara, el carguero que transportaba a los centenares de militantes, autodenominados “humanitarios”, esencialmente turcos. Con el tiempo, sin embargo, ¿quién no se ha dado cuenta de que tenían muy poco de idealistas y mucho de propagandistas del gobierno islamista “moderado” de Recep Tayyip Erdogan? Y es que el hombre es hábil. Es el nuevo rais, el heredero de Nasser. Es el promotor, con el “tonto útil” Zapatero, del “diálogo de las civilizaciones”, el que se levantó, airado, cuando Shimon Peres, el presidente israelí, defendía en el Foro de Davos la guerra contra el Hamas en Gaza. Sabe aprovechar los errores de comunicación de sus adversarios (hasta hace poco sus aliados) para hacer de Turquía un elemento imprescindible en el concierto de las naciones, haciendo renacer de sus cenizas al imperio otomano. Un imperio que, en otros tiempos, había sido uno de los lugares donde se pudieron refugiar los judíos “marranos”, expulsados de España y de Portugal. Un país donde aún (¿por cuánto tiempo?) existen publicaciones (confidenciales pero significativas) escritas en ladino o “djudio”, el idioma de aquellos fugitivos. Pero es también la tierra del genocidio armenio, de la persecución sin fin contra los independentistas kurdos, del final del Estado laico instaurado por Atatürk. Erdogan es temible. Israel y los judíos a través del mundo han de temerlo.
Al lograr hacer pasar a los islamistas del IHH y a algunos más por simples activistas “pacifistas”, Erdogan ganó una primera batalla. Israel cayó en la trampa, tanto por el uso indiscriminado de la fuerza como por el miedo que originó esa reacción. Logró provocar, además, una honda división dentro de la sociedad israelí y en la diáspora judía, particularmente en Francia, que teme (con razón) un auge del antisemitismo más rancio, que considera que los judíos son “culpables”, hagan lo que hagan. Numerosos somos los que consideramos que la respuesta israelí a la “Flotilla” no era la adecuada, que había que actuar como se hizo luego con el Rachel Corrie después (que mezclaba a humanitarios más o menos sinceros con algunos malayos enviados por su Gobierno, uno de los más antisemitas del mundo, y con un cubano: no podía faltar un digno representante de la dictadura castrista pero ¿qué hacía ése allí?), con mayores precauciones y cierto respeto hacia las opiniones discrepantes sobre la política de Israel respecto a los palestinos de Gaza. Ahora, lo principal es limitar los daños causados. Pero, al querer repetir su triste hazaña enviando más barcos, el Gobierno turco y sus instrumentos (los iraníes también pretenden hacer lo mismo) podrían provocar un vuelco en la opinión pública, mostrando claramente que, para ellos, los mártires, consentidos o no, forman parte de su propaganda. Es la cultura de la muerte. Israel debe responder a ella con las armas de la razón, no sólo con una violencia inadecuada, para volver a ser un día un ejemplo de ética y de justicia, aún en las peores adversidades. 


© Jacobo Machover

Jacobo Machover, escritor, catedrático e intelectual franco-cubano, autor, entre otros títulos, de “La cara oculta del Che. Desmitificación de un héroe romántico” (Áltera, Madrid, 2007) y “El libro negro del castrismo” (Universal, Miami, 2009)
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