Especial/El Nuevo Herald
Hoy, antes de tomar otro avión a Chile, Roberto Ampuero (1953, Chile) presentará, en la Feria del Libro de Miami, su nueva novela El caso Neruda, que ya ha vendido más de 25 mil ejemplares en Chile y se está traduciendo a varios idiomas. Su exitosa carrera como escritor a lo largo de estos pocos años está asociada en parte a ese personaje, Cayetano Brulé, detective cubano viviendo en Valparaíso, a quien Ampuero se resiste a ver como sualter ego.
"No es mi alter ego'', insiste. "Es un cubano-chileno que conoce las diversas sensibilidades del ser latinoamericano''.
"El Caso Neruda", ¿es una biografía novelada?
Es un intento por contar los últimos meses de la vida de Neruda y del Chile de Allende en clave de novela negra o detectivesca. Nadie nunca había colocado a Neruda en una novela detectivesca y eso que Neruda era un gran lector de ese género, un admirador de Simenon. Pero, atención, es un intento por mostrar a Neruda como un hombre de carne y hueso. Fue un ser contradictorio: era comunista y vivió como un burgués, apoyaba al PCUS, pero entre Moscú y París prefería París, fue estalinista y luego renegó del estalinismo, tuvo una historia amorosa turbulenta y, algo interesante, jamás pasó a Fidel Castro, nunca confió en él y le bastó un encuentro con él para no querer volver a verlo nunca más.
¿Lo conociste?
La casa de mi infancia estaba en Valparaíso, nada lejos de la casa La Sebastiana, de Pablo Neruda. Crecí viendo esa casa, con la conciencia de que allí vivía un poeta de alcance universal, lo vi varias veces paseando a pie o en auto por nuestra avenida, incluso una vez, con Salvador Allende.
Neruda y las mujeres: ¿inventó a la birmana Josie Bliss?
En El caso Neruda exploro ese mundo del descubrimiento de la pasión sexual del poeta, un descubrimiento que tiene lugar en la distancia, en el Oriente, en ese mundo entonces absolutamente exótico.
Como Hemingway, Neruda escogió mujeres no sólo capaces de apoyarlo, sino de vivir para él. Fue el caso de su esposa Delia del Carril "la hormiga'', como le decían, gran artista también. ¿Se le reconoce en Chile o sigue siendo "la mujer de Neruda''?
En los últimos veinte años eso ha cambiado, y está determinado fundamentalmente con el cambio cultural en la visión de la mujer en general, porque la obra pictórica de Delia del Carril ha estado siempre allí. Ella "creó'' al Neruda que conocemos.
Beatriz de Bracamonte: ¿existió o es pura invención?
Todo eso existe en la ficción de mi novela, pero esa ficción ha contagiado la realidad. Muchos leen El caso Neruda como historia real. Y ese es el poder de la literatura, es capaz --a través de sus miles de lectores-- de escribir o re-escribir la historia.
¿Te hiciste escritor en Cuba?
Siempre había querido ser escritor. Pero los primeros cuentos que escribí en La Habana se los mostré a Heberto Padilla. Heberto fue un maestro para mí. No sólo en materia de escritura y cultura, sino también porque me enseñó el rostro verdadero del socialismo real, me ayudó a sobrellevarlo y me enseñó que ese sistema sólo era posible conocerlo a través de la experiencia propia o la literatura.
Muy conmovedor y doloroso momento cuando Cayetano Brulé llega a la clínica a donde han llevado a Neruda y lo descubre muerto, y llora.
Sí. Para escribir El caso Neruda investigué a fondo y por años la historia de Neruda, en especial lo que decían las mujeres que lo conocieron. El peligro al escribir esta novela era que Neruda apareciese acartonado o como modelo de estatua del realismo socialista, y creo, el gran éxito de lectores lo demuestra, que el Neruda de esta novela es un ser de carne y hueso, con luces y sombras, lleno de contradicciones, grandezas y pequeñeces.
Retratas muy bien esos días del golpe de estado de Pinochet.
Si, los aviones y helicópteros de guerra en el cielo, las patrullas militares, el eco de disparos y metralla, los camiones cargados de presos políticos. Es un recuerdo traumático de un Chile dividido por la política. Salí de Chile el 30 de diciembre de 1973, llegué a Berlín oriental y luego desembarqué en La Habana, donde pasé cinco años de mi vida.
El caso Neruda termina con un Chile moderno, que parece haber superado los días de Pinochet. ¿Qué está sucediendo?
En Chile, un país próspero y estable, los temas políticos cruciales han cambiado. Si hasta hace unos años la línea divisoria del país pasaba por quienes estuvieron a favor o en contra de Allende o Pinochet, hoy esa división no juega un papel en las nuevas generaciones... Chile mira hacia el futuro sin olvidar su pasado, y eso me llena de optimismo.•
BelkisBell@Aol.com
Roberto Ampuero se presenta en la Feria del Libro hoy dentro de `Serie negra iberoamericana' de 4:45 p.m. a 6 p.m. Salón 3313-14.
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