Miguelito Bosé debería aprender de ellos y seguro que iba a sentirse mejor, menos tenso, menos crispado. Mira que en el umbral de la tercera edad, terminar convirtiéndose en un amargado que a estas alturas de la histoire descubre "el compromiso político" y la bobería, después de haber andado tanto por la clarísimamente evidente ambigüedad y las penumbras de un armario sin fondo... ¡qué triste, Señor! Algunos tienen un destino más ridículo que el mío propio.
1 comentario:
Jajaja, genial!
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