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(C) 2009 Digital Art David Lago-Gonzalez
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(para D.L.G. Manifestación en Sol)
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Merecemos la nieve, no es ajena ni copiosa
como extraño podemos entender su silencio.
Al bajar en forma de telón abisal, su gesto
se transforma sobre nosotros en gran sudario.
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¿A quién conocerá cuando derretida, sucia
arrastre nuestras mejores ideas o recuerdos
que pueden contener banderas, otra bandera?
Cada enseña es un puñal, un torpe afeite.
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No podría levantar la voz ni tampoco escuchar.
Es tan simple como agitar un jirón de la mortaja.
Estamos rodeados de cientos de banderas
Como vestiduras de hielo, sangre, o cristal.
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Banderas a rayas azules y nieve espolvoreada.
Pero advierte que el distante triángulo rojo
es una lámina de sangre seca, húmeda
por mor de los copos que cayendo sentencian.
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La pintura es tan trágica como presumible:
cuando el dique teatral da paso a la escarcha
las sombras bajo abrigos anticuados corren
y abandonan el sendero de abedules desnudos.
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Respiran costosamente desdichados incautos
invocan la letanía de los mártires destronados,
recitan la hebra del fruto confitado en hiel,
la que se adorna con bayas de la cobardía.
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Ansia estúpida del orante al deseo de la nieve
que no cuaja bajo la tierra y se hace peor barro
en la torpe memoria de la isla cruzada a cuchillo.
Aves muertas se alzan, complacen como banderas.
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Migajas en la mesa del banquete de Oblomov
tan respetable entonces como ahora, mintiéndose;
hay triángulos rojos, trozos del pastel baratario
en aguanieve. Van trufados de sangre, hielo, cristal.
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© 2009 Roger Salas
1 comentario:
otro muy bueno. felicidades
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