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a David Lago
Fuimos así reales, soñadores
en un mundo que alzaba la utopía
de hacer crecer sus brazos retadores
hilvanando suspiro y melodía.
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Eran voces vestidas de un ropaje
hacedor de una regla diferente
creador, al par, de vida y de lenguaje
sorpresivo, sagaz, sutil, urgente.
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En especie de salto imaginario
dábamos luz al canto necesario
con focos al futuro y al presente.
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Tejíamos un manto con que luego
veríamos quebrarse por el fuego
el discurrir de un yesterday ausente.
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© Emilia Sánchez
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