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High Speed Bullet Photography — Lex Augustejin
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“Un marginal, demasiado preocupado por la verdad en la acción, demasiado preocupado por la acción en el pensamiento […] Ahora, y desde hace mucho tiempo, soy un marginal tanto aquí como allí […] Una persona sin partido cuyas opiniones ofenden primero a unos y después a otros…” ***Raymond Aron (autorretrato)***
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De: Human Rights Foundation <info@thehrf.org>
Para: david2305@yahoo.es
Enviado: lun,31 enero, 2011 17:23
Asunto: La HRF pide a España reconocer la existencia de prisioneros de conciencia en Venezuela
PARA DISTRIBUCIÓN INMEDIATA
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Javier El-Hage
(212) 246.8486
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La HRF pide a España reconocer la existencia de prisioneros de conciencia en Venezuela
Nueva York (31 de enero de 2011) – El 27 de enero, la HRF envió una carta a la Ministra de Asuntos Exteriores y Cooperación de España, Trinidad Jiménez García-Herrera, expresando preocupación por sus comentarios del 2 y 16 de noviembre del 2010 sobre la inexistencia de presos políticos en Venezuela. La carta tiene el propósito de presentarle como ejemplo el caso de Rubén González, dirigente sindical y prisionero de conciencia del gobierno de Venezuela, e informarle brevemente sobre la situación de los derechos humanos en ese país.
La Human Rights Foundation (HRF) es una organización internacional, apolítica, dedicada a defender los derechos humanos en el continente americano. La Fundación centra su trabajo en los conceptos entrelazados de autodeterminación y libertad. Estos ideales encuentran su más alta expresión en la creencia de que todos los seres humanos tienen derecho a la libertad de expresión, de asociación con personas de ideas afines. Las personas que viven en una sociedad libre deben recibir el mismo trato y debido proceso de conformidad con la ley y deben tener asimismo, la oportunidad de participar en los asuntos públicos de su país. De la misma forma, los ideales de la HRF están determinados por la convicción de que todos los seres humanos tienen el derecho a estar libres de detenciones o exilios arbitrarios, de esclavitud y tortura y de la interferencia y coerción en asuntos de conciencia. La HRF no justifica ni aboga por la violencia. El Consejo Internacional de la HRF está constituido por individuos que fueron presos de conciencia como Vladimir Bukovsky, Palden Gyatso, Václav Havel, Mutabar Tadjibaeva, Ramón J. Velásquez, Elie Wiesel, y Harry Wu.
Contacto:
Javier El-Hage, Human Rights Foundation, (212) 246.8486, info@thehrf.org.
Lea la carta completa aquí.
Vea la nota que EFE publicó sobre el tema aquí.
Vea el artículo de El Universal sobre el tema aquí.
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No soy una persona entusiasta. No soy una persona dinámica. Al menos, no suelo expresarlo físicamente. Vehementemente. Es posible que lo herede de mi padre, quien tenía una seria incapacidad para demostrar sus sentimientos, lo cual en sí es un síndrome sicológico o siquiátrico que tiene un nombre determinado. Esa limitación mía ha sido tan importante y crucial en mi vida que en Cuba me costó dos universidades y sendas carreras, ya que acentuaba sobremanera mi rechazo al stablishment que éste lo dejó plasmado verbalmente en las distintas sentencias aplicadas por “apatía política”.
At last, “nobody is perfect”. Qué se le va a hacer.
Algo semejante me sucede con los acontecimientos, sobre todo políticos, que acontecen por el mundo. No tengo por qué levitar de emoción ante cualquier posibilidad de algo que los medios de comunicación informen. No puedo tener una total y ciega confianza en lo que leo y en los comentarios y opiniones de los periodistas y demás personas con acceso (y absceso) a la divulgación noticiosa, porque tengo la experiencia propia, personal e intransferible, de conocer la realidad cubana y inevitablemente seguirla, y cada día me tropiezo con tergiversaciones, manipulaciones, magnificaciones y demonizaciones varias: eso, desgraciadamente, me hace sospechar de que ese tratamiento y/o confusión no es un caso aislado y único, ¿o es que los dioses también nos escogieron para ser malinterpretados hasta el Infinito?
De ahí que SÍ, PERO CON CUIDADO. Las cosas parecen indicar que los regímenes más corruptos del litoral africano de población árabe (and beyond…) corren serio peligro ante la ira popular, y por arriba las cosas parecen indicar que el islamismo fundamentalista no encabeza ninguna de estas revueltas. Los jóvenes y los mayores (como yo) se cansan de tener siempre un padre de la patria y del poder que te gobierne desde el nacimiento hasta la muerte, y si además de eso, roba, se enriquece, ostenta y pasea indecorosamente su superioridad delante de tus narices, mucho peor. Parece que los árabes, con esa misma capacidad suicida que llevan dentro, se hartaron de ello en Túnez y en Egipto. Parece ser que es otro “efecto dominó” que no se lo esperaba ni Al Qaeda. Tampoco se lo esperaban los máximos representantes de La Libertad y La Democracia del Primer Mundo, que rápido corren a retractarse de sus apoyos a los amigos o compinches caídos, y ahora que el horno está bien encendido saludan y promocionan ambientes de legalidad y justicia que antes obviaban en base a sus intereses nacionales correspondientes en cada uno de los calamitosos países más que deficientes en todos los aspectos que estos grandes mandatarios desean para sus propias naciones y sociedades (como en el caso de Cuba, por ejemplo; no desaprovecho la ocasión). Hasta la recién estrenada Presidenta de Brasil se ha desmarcado de las alianzas comprometidas entre Lula da Silva y el presidente (o lo que sea) iraní de nombre no apto para recordar y aprender de memoria.
No creo que la ola llegue a las grandes monarquías absolutistas y riquísimos países petro-árabes porque si bien puedan tener gobiernos despreciables –desde un punto de vista occidental –tienen también un altísimo nivel de renta per cápita y ni lejanamente existe la pobreza que si se cuece diariamente en otros lugares del entorno.
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EGIPTO
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Juan Goytisolo utiliza una cita de Catalina la Grande, zarina de Rusia, para encabezar su artículo que a continuación agrego al post ("La plebe no debe recibir educación. Pues si sabe tanto como yo, me desobedecerá en la misma medida en la que ahora me obedece".)
Indiscutiblemente, todo el mundo debe recibir educación. Pero la educación en sí no es un seguro anti-plebeyo ni una vacuna para ese virus, condición, bacteria o efecto secundario de los conflictos de clase. A estas alturas de la vida --y también de sus equivocaciones y primerizos apoyos entusiastas –el escritor español afincado en Argelia o Marruecos, debería saber bien que existe una “plebe moral”, una plebe ética, que está por encima de la educación y que es inherente al ser humano. O bueno, tal vez lo de la “plebe moral” es un mal extremadamente occidental…
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OPINIÓN - JUAN GOYTISOLO
JUAN GOYTISOLO 30/01/2011
http://www.elpais.com/articulo/opinion/creas/ven/ojos/elpepuopi/20110130elpepiopi_4/Tes
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"La plebe no debe recibir educación. Pues si sabe tanto como yo, me desobedecerá en la misma medida en la que ahora me obedece". Catalina la Grande, zarina de Rusia.
La revuelta cívica tunecina es un faro esperanzador, ilumina el espacio que va del Atlántico al Golfo
Los pueblos han comprendido que pueden ser dueños de su destino
A fines de los setenta del pasado siglo mantenía una relación amistosa en París con un inmigrante magrebí a quien guié por el laberinto administrativo de la reunificación familiar con su segunda esposa y los hijos que tuvo de ella, objetivo alcanzado, si mal no recuerdo, en 1980. Sus tres vástagos de nacionalidad francesa son ahora: cuadro de una empresa multinacional (la hija mayor); otra licenciada en biología; y un joven estudiante de ingeniería industrial. Los dos hijos de la mujer de la que se divorció antes de emigrar siguen en Argelia pese a los esfuerzos de mi amigo por traerlos también a Francia. Ambos abandonaron sus estudios en la escuela pública. trataron de dar el salto a Europa pero fueron devueltos a su país y allí permanecen sin trabajo ni expectativas de cambio, como centenares de miles de hitistas (aguantaparedes) abandonados a su suerte.
Este caso resume de modo gráfico el resultado de las derivas sucesivas de un proyecto político que fue en sus orígenes laico y democrático hacia una dictadura militar y un régimen de partido único responsables del hundimiento de Argelia en la autocracia y el subdesarrollo. La eliminación cuidadosamente planeada de cuantos líderes sustentaban dicho plan en sus inicios abrió en efecto las puertas a una ideología retrógrada que desembocaría más tarde en el oscurantismo islamista y la guerra civil de los años 90.
Está a la vista de todos el despilfarro ocasionado por la fallida política de industrialización a la soviética, la ruina de la rica agricultura legada por los franceses, la compra disparatada de armamento que acentúa la dependencia de Argel con respecto a las potencias que lo suministran y favorece la corrupción de la nomenklatura militar a expensas de una economía sostenible y de un programa coherente de inserción de la juventud en el proyecto de reconstrucción nacional. Pero lo más grave es sin duda el desmantelamiento del sistema educativo heredado del poder colonial -sistema laico que convenía preservar, una vez purgado de sus resabios eurocentristas? y en la manipulación ocultativa de la compleja identidad argelina (árabo-bereber-francesa) en nombre de un araboislamismo excluyente que desterró o acalló las voces críticas de los intelectuales laicos (Mohamed Harbi, Kateb Yacine, etcétera).
En su busca de una legitimidad que su golpismo le vedaba, Bumedián protagonizó, bajo un discurso progresista de fachada, una política de arabización forzada que, sin mejorar el nivel de conocimiento de la lengua clásica, arruinó la enseñanza del francés y, por obra de los profesores reclutados en Egipto y otros países de Oriente Próximo, sembró las semillas del radicalismo ideológico del Frente Islámico de Salvación y del Grupo Islámico Armado. La legitimidad que buscaba se inscribía en verdad en la vieja tradición del recurso a la religión por los gobiernos autocráticos, esto es, la cultura de la sumisión a la autoridad, la rehabilitación de creencias y costumbres patriarcales anacrónicas, el retorno a un dogmatismo que inmoviliza las energías creadoras y la capacidad reflexiva de quienes lo soportan.
Como en pasadas épocas de nuestra historia, la educación fue reemplazada por el adoctrinamiento, el pensamiento crítico por la memorización de los textos sagrados. Filosofía, ciencias, lenguas extranjeras decayeron en las escuelas públicas hasta crear un yermo propicio a todos los extravíos doctrinales. Paralelamente a tan vertiginoso salto atrás, los miembros de la clase dirigente responsables de él, enviaban a sus hijos a estudiar a Francia o Norteamérica en un ejemplar ejercicio de cinismo que revelaba el propósito de perpetuar las diferencias entre la población sumida en la ignorancia y una casta hábil en el manejo de las técnicas y conocimientos destinados a perpetuar su dominio.
Obviamente, dicha evocación del hundimiento del sistema educativo argelino no se limita ni mucho menos a éste sino que vale para el de casi todos los países árabes y musulmanes, independientemente de las particularidades y rasgos específicos que distinguen a unos de otros. En los años setenta y ochenta del pasado siglo la arabización e islamización de la enseñanza destinadas a frenar la "amenaza marxista" rebajaron dramáticamente el nivel de humanidades tanto en Marruecos como en Túnez. En otros Estados la situación es peor: el índice de escolaridad es mucho más bajo. Los ejemplos de tal regresión son contundentes: en la nómina de las 200 mejores universidades del mundo publicada en 2010 por el U.S. News & World Report no figura ninguna del ámbito árabe. El resultado es desolador y exige una severa autocrítica. Como dijo el muftí bosnio Mustafá Ceric, a quien entrevisté en Sarajevo durante el asedio: "Los musulmanes han usado y abusado del islam para ocultar sus errores".
Si de los maleficios del petróleo del Magreb pasamos a los de Oriente Próximo, comprobaremos que si bien Argelia dispone hoy de 155.000 millones de dólares de reservas de divisas y de 48.000 millones de euros del Fondo regulador de ingresos ?datos conocidos por los jóvenes que expresaban su cólera contra el desempleo y la falta de viviendas?, dichos maleficios son con todo muy inferiores a los que acumulan en sus arcas las teocracias del Golfo. Sus delirantes presupuestos militares ?Estados Unidos vendió a Arabia Saudí, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos aviones, misiles balísticos y escudos de defensa antiaérea por valor de 90.000 millones de euros a lo largo de 2010? muestran a las claras sus prioridades políticas: "cortar la cabeza a la serpiente" antes de que Irán se haga con el arma nuclear. El contraste entre los gastos armamentísticos y suntuarios de los monarcas y jeques del área y el mediocre nivel educativo de los jóvenes es más que chocante. Los estudiantes de segundo grado obtienen resultados muy bajos en ciencias y matemáticas sin contar con su ignorancia de unas humanidades proscritas de las escuelas y campus universitarios. Pese al elevadísimo producto nacional bruto procedente del petróleo y sus derivados energéticos, los Estados de la Península Arábiga no disponen de un número suficiente de jóvenes cualificados y deben recurrir a millares de inmigrantes de India, Malasia y Singapur.
Una incentiva comparación histórica entre los actuales descendientes de los beduinos adeptos del wahabismo y nuestros cristianos viejos, entre la España del siglo XVI y las petromonarquías de hoy no está fuera de lugar. Como observó sir Richard Burton en la magnífica evocación de su peregrinaje a La Meca y Medina los menestrales y comerciantes de las ciudades santas del islam eran forasteros y ningún hijo de aquellas, escribía, aceptaría por nada del mundo oficios tan despreciables y bajos. Sus palabras se ajustan como vitola al habano a los prejuicios de nuestros hidalgos respecto al comercio y los trabajos manuales propios de los judeoconversos y de los moriscos. El orgullo castizo del linaje y la sangre limpia de toda mezcla o mancha se corresponde también con el prejuicio ancestral que veda al beduino contraer matrimonio con la hija de un artesano. "Como los castellanos ?prosigue Burton, que desde luego no había leído a Américo Castro?, los beduinos consideran que el trabajo humilla a cualquiera fuera de los esclavos".
Si saltamos del siglo XIX a comienzos del XXI, la comparación ?aproximativa como todas las comparaciones? contiene numerosos puntos de contacto que inducen a la reflexión. Sustituyamos el oro de Indias por el petróleo y al hidalgo por el beduino enriquecido de hoy y veremos que si el metal amarillo transitaba por la Península para acabar en gran parte en Génova y los Países Bajos, los maleficios del oro negro se acumulan en los bancos americanos, suizos o británicos: cuando Sadam Husein invadió Kuwait para adueñarse de sus depósitos de "monedas fuertes" sólo el 13% de los mismos se hallaba en el emirato. Si el oro servía en España a la construcción de iglesias y palacios, las ganancias procuradas por los hidrocarburos se destinan a la financiación de madrazas y mezquitas, no sólo en el mundo islámico sino también en Europa, y a la edificación de residencias suntuosas para los jeques y emires petroleros en Londres, París, Marbella o Casablanca. Ni en un caso ni en otro, el maná surgido del suelo se utilizó ni se utiliza en responder a las apremiantes necesidades de los pueblos en materia de educación. El 47% de los árabes son analfabetos y la mezcla explosiva de ignorancia, frustración y conciencia de la injusticia de la que son víctimas es el caldo de cultivo del actual terrorismo yihadista.
Lo ocurrido en la pasada década desde el monstruoso atentado del 11-S abre un periodo de turbulencias inéditas en la historia reciente de los pueblos de Oriente Próximo. Si la respuesta a la política israelí en los Territorios Ocupados de Palestina, al genocidio de los musulmanes bosnios y al aplastamiento del pueblo checheno por las botas del Kremlin venía cantada, cuanto sucede hoy introduce un elemento nuevo y más nocivo en la barbarie que se extiende por la región. La multiplicación de atentados suicidas contra las comunidades chiíes de Irak y Pakistán y el acoso a los cristianos de Irak y Egipto establecidos allí antes de la llegada del islam revelan hasta qué punto el sectarismo doctrinal y la regresión de los valores cívicos y educativos en la mayoría de Estados arabomusulmanes se vuelve contra los principios religiosos que predican de puertas afuera y constituyen un poderoso obstáculo a la aceptación en su ámbito de la validez universal de la democracia y de los derechos humanos, incluidos en primer lugar los de la mujer.
El temor y pusilanimidad del núcleo identitario araboislámico y su anclaje en la evocación de un pasado glorioso le inducen a negar el valor de la diversidad, del interculturalismo y la ósmosis. La labor esclarecedora de los marroquíes Abdellah Laroui y Mohamed Ábed Yabrí, del egipcio Naser Abú Zaíd, del argelino Mohamed Arkoun o el tunecino Hichem Djait choca por desgracia con el muro de una tradición teológica ?en realidad de un discurso ideologizado? que ignora o rechaza los avances del pensamiento y las ciencias: "no creas en lo que ven tus ojos, cree en lo que te contamos". Los desastres acumulados a partir del inhumano régimen de apartheid israelí en Gaza y Cisjordanía y de la criminal destrucción de Irak sirven de coartada a un inmovilismo que perpetúa el estancamiento educativo y el desarrollo humano tanto en Oriente Próximo como en el Magreb.
La revuelta cívica tunecina que culminó en el derrocamiento de Ben Ali se ha convertido en el faro esperanzador que ilumina todo el espacio que se extiende del Atlántico al Golfo. Los pueblos han comprendido que pueden ser dueños de su destino gracias al modesto vendedor de frutas cuya inmolación galvaniza hoy las energías de millones de árabes que a través de Internet, teléfonos móviles y canales de televisión por satélite rompen su anterior aislamiento y expresan su cólera contra unas gerontocracias que les niegan la dignidad y el trabajo.
Juan Goytisolo es escritor.
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QUIÉNES HACEN LA REVOLUCIÓN
NURIA TESÓN - El Cairo - 30/01/2011
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Son personas de todos los estamentos sociales, desde las clases más altas a las más bajas. Mujeres, niños, adolescentes, estudiantes de medicina o activistas de derechos humanos, camareros o farmacéuticos, también hay una gran mayoría de parados. Se han echado a la calle para pedir que les devuelvan su país. No tienen un perfil determinado y el Gobierno no es capaz de encasillarles.
Capital:
El Cairo.
Gobierno:
República.
Población:
81,713,52 (est. 2008)
En las calles se ayudan sin tener en cuenta si son musulmanes o cristianos; se apoyan, se ofrecen agua o se invitan a comer. También se han limpiado las heridas o han corrido a buscar un médico cuando la policía ha disparado a uno o varios de ellos. Ahora se pintan unos a otros la cara con lemas contra el Gobierno y se amontonan, carteles en ristre, cantando y gritando contra la represión del régimen de Hosni Mubarak. Han salido a la calle en todos los puntos del país y no piensan volver a sus casas hasta que aquello que anhelan: libertad, seguridad, bienestar, pan y democracia, logre instalarse desde Asuán hasta Alejandría, pasando por El Cairo.
Ellos nos cuentan sus historias, sus esperanzas y sus miedos.
- Yehi, 56 años, trabajador de un gimnasio. "Basta, basta y basta". Le cuesta decidirse pero al fin arranca a hablar mientras camina arriba y abajo por el pasillo del gimnasio donde trabaja, en un hotel de lujo del centro de El Cairo. "No creo que Mubarak sea un mal hombre. Hizo cosas bien. Nos trajo la paz y acabaron los enfrentamientos con Israel", explica nervioso sin dejar de moverse. Aun le cuesta hablar, dice, son tantos años mordiéndose la lengua que la nueva situación de libertad en el limbo aún le supera. "Lleva demasiados años en el poder y hace mucho que se ha olvidado de nosotros, que tenemos una precaria educación para nuestros hijos y vivimos sin la esperanza de poder prosperar".
- Ramy, 24 años, activista por los derechos de la mujer árabe. Las gafas le caen sobre la nariz como a un intelectual y con su mochila a la espalda y su gorra parece un estudiante de la facultad de Letras, pero Ramy trabaja en la Liga de Mujeres Árabes, "más veces como voluntario que con contrato", defendiendo los derechos de las féminas del país. No le preocupa demasiado el dinero porque dice, aun no está pensando en casarse. Sin embargo, no le gustan muchas de las cosas que el régimen de Mubarak ha hecho durante estos 30 años. Menciona la restricción de libertades: "La interrupción de Internet estos días es inconcebible en un país que no este gobernado por una dictadura". Y la seguridad: "La tortura en las cárceles es sistemática. Bajo el Gobierno del rais no se respetan los derechos humanos". Por eso cree que ha llegado el momento de que se vaya. "Nací en 1987 y no he visto otro presidente", añade. Mi familia es de una clase media que Mubarak ha hecho desaparecer. No es justo que nos mire desde lejos y no diga nada. No queremos ver la destrucción del país".
- Hanna, 51 años, Ministerio de Información. Es una egipcia guapa. Vestida con clase, musulmana si hiyab (pañuelo islámico) y oculta tras unas gafas de sol. Mientras hace fotos desde un coche que conduce su hija, una dentista de 25 años con la cabeza cubierta, explica que trabaja para el Ministerio de Información egipcio. No quiere dar muchos detalles sobre su vida, sólo que habla inglés y español y que no trabaja como periodista. "Durante años", dice, "han pasado de largo las oportunidades de cambiar las cosas". "No veo futuro para mis hijos. Tengo dinero pero no tengo un lugar por donde pasear. Y hay más de 40 millones de personas en mi país que no tienen ni para comer", apunta. "Ha llegado el fin y todos lo sentimos así".
- Maha, 30 años, farmacéutica. "Cobro 600 libras al mes (80 euros) y no puedo llevar una vida digna", explica Maha, una farmacéutica que milita en los Hermanos Musulmanes. "No puedo ahorrar dinero, ni pagar una casa digna. Me gustaría casarme pero los jóvenes ahora no encontramos trabajo con facilidad y el tiempo se pasa esperando a ver qué sucede mientras la frustración crece", lamenta. Maha asegura que aunque trabaja 10 horas en la farmacia a veces tiene que hacer horas en un laboratorio preparando inventarios para conseguir llegar a fin de mes. "Y lo peor es que no podemos decidir. Durante las elecciones no nos dejaron ir a votar, detuvieron a nuestros candidatos, nos pegaron", asegura. "Creo que no nos han dejado otra opción y que lo que ocurre es fruto de la represión que hemos vivido todo este tiempo. No hay derechos", explica entrecortada. "Necesitamos libertad y eso sólo vamos a poder conseguirlo si el presidente se va de este país. No nos sirve un nuevo Gobierno con él sobre la cabeza. Lo que hemos venido a exigir es que él y su estilo de gobernar salgan de nuestras vidas para siempre.
- Moussa, 42 años. En una solapa luce el escudo de los Estados Unidos y en la otra las banderas de Egipto y Francia entrelazadas. El primero se lo puso por las palabras de Obama. "Las banderas las llevo porque queremos lo mismo que Francia: liberté, egalité, fraternité", dice en un perfecto francés. Moussa es un cristiano de la escasa clase media que hay en Egipto. "Mubarak tiene 82 años, no puede mantenerse en pie, y no tiene poder para gobernar. ¿Y quiere dejarnos a su hijo? Cuando Gamal [Mubarak] se casó compró el anillo en Francia. Cuando tuvo un hijo se fue a Alemania a tenerlo. Eso es lo que hacen. Coger nuestro dinero y dejarnos en la estacada", afirma. No dice en lo que trabaja quizás porque no se ajusta a lo que debería ser. "Tengo dos masters, hablo seis idiomas y mi salario es de 220 euros. Mi madre tiene una pensión de 500 libras (65 euros) y su tratamiento médico cuesta 1.000. La familia de Mubarak tiene una riqueza que asciende a millones de dólares. No le pedimos nada. Sólo que nos deje vivir".
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INDIA
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En fin, que los dioses los iluminen.
© 2011 David Lago González
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Hermosas palabras de homenaje, cariño y respeto, escritas por un amigo a otro que marchó.
DLG
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JON SISTIAGA 29/01/2011
http://www.elpais.com/articulo/espana/Brindar/alma/elpepunac/20110129elpepinac_10/Tes
Sí, se puede brindar con un alma. Yo lo hice ayer, junto a Olga, Carlos y Jesús, mis compañeros de tribulaciones hace ocho años. Para convocar un alma se necesita silencio, discreción, y mucho amor por alguien. No hace falta rezar, no es necesario ni hablar. Ayer, en la habitación 1403 del Hotel Palestina, en cuanto se retiró la comisión judicial del juez Santiago Pedraz, en cuanto se alejaron los geos de la Embajada, los policías iraquíes y nuestros colegas periodistas que cubrían la información, derramé en el suelo, en el mismo lugar donde recogí el cuerpo malherido de Couso, un chorro de whisky Dimple 15 años, su favorito. Y mientras los cuatro compartíamos esa botella a morro, como hacíamos él y yo en las largas noches de bombardeos en esa misma habitación, Jose se presentó. Con su sonrisa, con su infinita bondad, con su humor gallego, para decirnos que estábamos más mayores, más calvos, más canosos... Para susurrarnos que nunca esperó que un magistrado de la Audiencia Nacional fuera a ir a su lugar de trabajo y muerte para investigar su asesinato. Pero sobre todo, me pareció entenderle, para darnos las gracias por no olvidarle.
Nacimiento:
1966
Lugar:
Ferrol
Capital:
Bagdad.
Gobierno:
República.
Población:
28,221,181 (est. 2008)
Seguramente, su alma socarrona no se había ido del todo cuando bajábamos desde la planta 14 del hotel y el ascensor se paró entre el primer y el segundo piso. Como sucedía en el año 2003 casi a diario. "Hay cosas que no cambian", pensé. Pero supongo que era simplemente otro guiño del bueno de Couso, que liberó el ascensor y a todos nosotros después de diez angustiosos minutos.
¿Servirá de algo? La cara de un juez puede ser inexpresiva cuando está de diligencias, y Pedraz es un profesional. "Ha sido duro, ¿verdad, Jon?", me ha dicho nada más acabar la inspección ocular de la habitación. Bueno, digamos que hacía mucho que no se me hacía un nudo en el estómago, le he respondido. Después le hemos acompañado al puente de la República, desde donde disparó el tanque. No podía salir todo bien, porque siempre aparece el factor iraquí: la improvisación, la querencia por el barullo, los egos entre ejército y policía, la seguridad llevada al paroxismo en una ciudad donde ayer hubo 50 muertos, repito, 50 muertos (¿lo han leído en algún lado?), lo ha complicado todo. Mientras ayudaba al magistrado a grabar sus propias imágenes con una cámara de vídeo, un soldado iraquí excedido de celo le ha dado un manotazo en el visor. Su señoría ni ha protestado. Me ha mirado y me ha hecho una seña de que ya lo tenía y de que nos fuéramos. No sé qué impresión se llevará de lo que ha visto en Bagdad, pero, aunque decidiera archivar el caso, tendría mis respetos por haber ido hasta el corazón de las tinieblas. Allá donde las almas brindan con los que no les olvidan.
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IMPRESIONES SOBRE EL ACUCHILLADO DEL PARQUET
(PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE JACOBO MACHOVER, “El Terror ‘Humanista’”)
Quizás quería preguntar, o habría preguntado, si en el libro presentado, escrito por el amigo Jacobo Machover, sobre el bautismo de sangre con que se inició la Revolución Francesa --perdón, la Cubana --de alguna manera se hacía notar la (supuesta o probada) naturaleza criminal de los “ajusticiados” por aquel peculiar “humanismo” que convocaba la sangre para detener la sangre, verdadero galimatías. Pero la pregunta se me viene a aclarar ahora, al día siguiente de haber estado allí.
Adivinaba, olía, un divorcio entre lo expuesto por Jacobo y lo que muchos de los allí presentes procesaban en sus cabezas, como si en ese trayecto espacial aquellas palabras hubieran sufrido por sí solas una transformación. Me gusta Machover porque es objetivo y crítico con la intra-realidad política cubana. Él en sí no contribuye a la santificación de heroicidades verdaderas, relativas o debida a consecuencias secundarias, pero vuelvo a insistir que mucha gente allí me daba la impresión de que se quedaba con los que ellos querían oír y lo demás era reducido al nivel de “pecata minuta” o error pasional literario.
En el acicalado salón de la Fundación Hispano-Cubana, con el parquet recién acuchillado y barnizado y casi “impisable”, estábamos anoche tres personas que con un año o dos de diferencia pertenecemos a la misma quinta --la que se mueve alrededor de 1950 --pero que las circunstancias político-personales nos separaron en cuanto a vivencias y, por tanto, en cuanto a forma de mirar hacia atrás, por lo menos hacia tan atrás como el año en que se inició El Infortunio y los inmediatos anteriores y posteriores, que es a lo que me voy a ceñir.
Por una parte, el autor. Atrapado en el cambio radical a mitad de la infancia, sale de Cuba con sus padres para establecerse en Francia. Su condición de judío y su posterior educación francesa contribuyen a consolidar en su figura un intelectual de peso, y uno de los pocos intelectuales de origen cubano que atienden y responden con la debida seriedad a la profundidad de esa cualidad.
Una segunda persona era un amigo que he ido conociendo al coincidir con él en las tertulias de los miércoles y compartir posteriormente, con él y otros, la “after-session” en un bar cercano. Su historia personal en cuanto a la salida de Cuba debe ser más o menos semejante a la de Jacobo, pero –aunque desconozco en sí su trayectoria extra-insular –me atrevo a pensar que nunca ha encontrado verdadero acomodo en la integración a otro país y otra sociedad, a las que por cantidad de años vividos pertenece mucho más que a cualquier vestigio autóctono. Hay en él una terrible carencia por el desgarramiento socio-cultural que le lleva a asumir o incorporar a su proyección cualquier manifestación y actitud barriobajera y de argot o jerga marginal de reciente cuño en busca de una identidad “cubana” a la que se ha negado a renunciar, lo cual podría ser hasta genuino si no fuera porque él no ha vivido el proceso degenerativo galopante –y horrendamente doloroso y alarmante –que acompaña a la Revolución Cubana desde sus inicios con una posiblemente inconsciente vulgarización que lleva aparejado todo colectivismo. Este amigo está siempre mucho más dispuesto a ver santones de la Patria en cualquier camaleón que mude de color al saltar a una nueva planta.
La tercera persona era yo, que recibió el “advenimiento” a edades semejantes, pero que por innumerables razones que no vienen al caso detallar, permanecí en Cuba hasta 1982, viviendo in situ toda la debacle y siendo cobaya del experimento revolucionario-comunista.
En su alocución, Jacobo Machover hablaba de la memoria y el olvido. Para mí también son temas primordiales, en los que insisto una y otra vez, pero con el matiz de que me extiendo en el tiempo y llego hasta el momento actual y, pesimista o realísticamente, lo continúo hacia el futuro, o hacia la nada.
Mientras Jacobo recordaba las tres primeras Bohemias de la Libertad, las fotos de los cadáveres hallados en las cunetas, los cuerpos de la gente torturada, las uñas y los pelos y los dientes arrancados, y cómo todo aquello que pertenecía a los crímenes de los batistianos se confundía con las secuencias de los fusilamientos de los (posibles) causantes de todo lo mostrado una página antes --tal vez solamente separada por un anuncio de la cerveza Polar o del jabón Camay –paralizando en ambos contenidos el mismo salvajismo, la misma injusticia --desde el punto de vista de que ninguno de aquellos muertos tuvo juicios “civilizados” --y se preguntaba cómo era posible que la gente olvidara, yo pensaba que estas dos personas a las que me he referido han mantenido intactas en sus pupilas aquel horror captado por fotógrafos siempre mantenidos en el anonimato, pero yo continué repasando y viendo las mismas imágenes de las famosas Bohemias mientras cada día iba a cagar, así hasta posiblemente un par de días antes de que nos echaran de nuestra casa y cerraran la puerta con la misma llave con la que yo solía abrirla.
© 2010 David Lago González
post vinculado : http://heribertopenthouse.blogspot.com/2011/01/jacobo-machover-el-terror-humanista.html
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Camagüey (lluvia)
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http://eltinajn.blogspot.com/2011/01/los-viajes-cuba-por-jose-marti.html?zx=eac3ceada4bea797
Es un texto de José Martí escrito en el siglo XIX.
En el siglo XXI, dos centurias después, sólo cuesta repulsión y dolor que volvamos a hacernos la misma pregunta.
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Con todo mi respeto hacia las personas que puedan estar más allá de “toda duda razonable”, hasta que mis pocos amigos, mi poca familia y los pocos conocidos que me son de confianza y que continúan viviendo en Cuba, no tengan total y libre acceso a internet –aunque sólo sea para enviarnos mensajes a través de e-mails –yo pongo en duda cómo puede desarrollarse todo lo demás. O las cosas han cambiado mucho o no han cambiado nada, y el oportunismo y el “sí, pero con cuidado” permitido, tolerado o negociado en no sé qué condiciones, siguen campando a sus anchas, y los grupúsculos de aquí y los elegidos de allá siguen defendiéndose mutuamente por su propio interés personal, de la misma forma que los ministros del derrocado y prófugo tunecino quieren ser continuadores de un gobierno de transición para volver a transitar hacia sí mismos.
DLG
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(gusano de seda)
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LOS GUSANOS TENÍAMOS RAZÓN
My theme is memory…
Evelyn Waugh
Una de las consecuencias del terrible accidente comunista cubano de las que verdaderamente me siento orgulloso, es la catalogación que, siendo aún un niño, hicieron de mí las autoridades, abducidas quizás por la onda expansiva de un romanticismo cegador (y segador) que como traicionera bomba etarra les explotó en plena cara. Sin decretos ni papeles de por medio, para que nunca quedase la menor prueba verificable, se me definió institucionalmente como GUSANO.
Dejemos pasar el primer año, 1959, en que figurones tan posteriormente refulgentes como Martha Frayde, Carlos Franqui, Guillermo Cabrera Infante y un casi infinito etcétera de personalidades mayores, menores e insignificantes (y no por ello menos dañinas –aun cuando no hayan cometido “delito de sangre”, observación que se me ha hecho en diferentes ocasiones), participaron todos levitando del rubor transido de la instantánea romántica. Digamos que fue un año de mucha confusión, y también de bastante entusiasmo. Pero un par de años después ya plenamente se me colgó con total determinación y convicción el sanbenito del “desafecto”. Por entonces yo tendría entre 10 y 11 años. En fin de cuentas, bueno, era un hijo de papá, y mis padres y mi familia habían salido de los orígenes más humildes hasta ganarse una clase media baja y alta a través de trabajos y esfuerzos constantes (no me constan casos de corrupción, “botellas”, componendas con políticos o prebenda alguna). No eran intelectuales, sino gente que no había sobrepasado la educación primaria; o sea, lo que comúnmente se llama “gente del montón”.
Esa tribu del montón componía principalmente el grueso de la gusanería, o “gusanera” como ha sido el nombre común que nos ha acompañado durante más de medio siglo. Pero rápidamente La Autoridad hizo tabla rasa de las características del “gusano” añadiéndola a la antigua clase dominante cuando la realidad era muy variopinta, y haciendo de todos un único monigote culpable al que colgar simbólica y literalmente de cualquier árbol que sirviera de cadalso.
Para mí ser GUSANO fue anterior a escribir el primer verso, como anterior fue a enamorarme y hacer el amor. Mucho antes de tomar café (el de la libreta de racionamiento) y de terminar bebiendo como un cosaco hasta padecer amnesia alcohólica, fui GUSANO. Por lo tanto, es algo que siempre llevo por delante, y de lo que me siento tan orgulloso como de la dicha y el dolor de escribir poesía, y amar o simplemente gustar de alguien.
Particularmente creo que la gusanera ha estado formada por personas considerablemente sinceras, de reacciones inmediatas, nada estudiadas; reflejos instantáneos, que da a toda esa familia una intrínseca valentía inconsciente que nada esperaba a cambio, y que, cuando menos, se encontró de por vida con una señal (“señalarse”) tatuada entre la piel y el aire. Ése era el pueblo. Mi vecina Blanca Mayo, que pasaba horas del lado de fuera de la ventana, “gusaneando” con mi madre y conmigo (la recuerdo bajando la voz y hablando de medio lado cuando por la calle se acercaba alguien desconocido). La “gusanera” solapada que nos sentábamos en el portal las noches del largo verano camagüeyano. El chinito de la cuartería de enfrente, vendedor de perejil y hortalizas (hasta que lo dejaron) que desde la otra acera se ponía a comentar con mi madre (de pie en su puerta) y le gritaba a voz en cuello: “comunimo malo, comunimo malo”. Y mi madre: “Cállate, chinito, que te van a llevar preso.”
Pero esa gente sencilla, aparte de los grandes ojos y orejas de los Comité de Defensa de la Revolución que todo lo veían y lo escuchaban –y lo anotaban --tenía también otro adversario que siempre le subestimó y lo despreció: La Intelectualidad.
Una revolución se convierte en gobierno y en estado, y crean, inevitablemente, su propia sociedad. Esa sociedad, al igual que la anterior suplantada, genera su propio sistema de clases, aun cuando en la superficie no esté movida por la acumulación material. El peso del dinero se trueca en el peso del poder. La burguesía fácilmente se sustituye por el nepotismo (cuando menos), y recorre todo el vía crucis de la implantación del totalitarismo. La guardia pretoriana no son solamente los aparatos de represión, sino toda la naturaleza humana en su nivel más bajo: oportunistas sociales, oportunistas intelectuales, oportunistas políticos. Y se vuelve al dinero, travestido o no (por ese camino andamos también hacia El Cambio del Cambio).
Las elites son indispensables.
Y aunque paulatinamente o de forma abrupta, inesperada y ¡oh! sorprendente, asuman de forma pública pero con sigilo, comedidamente, “a lo dicremón” y manteniendo una conveniente fachada “crítica” (a veces autocrítica en el sentido de reconocer “su error” pero siempre reafirmando una sinceridad, dudosa sinceridad), ellos están por encima del pueblo que dijeron y juraron un día responder por él y representar. Y en ese pueblo está EL GUSANO. Aun cuando los vientos le lleven a asumir una radicalización furibunda, exactamente situada al otro extremo de su anterior dedicación y entrega a la causa, también rabiosa (y doblemente enajenada por venir del oportunismo y la conveniencia), nunca jamás admitirán su condición de “gusanos” y “desafectos”. Y en el fondo llevan razón: no lo son. Siguen siendo no más que meros oportunistas de la patria, el himno, la bandera y José Martí, el sagrado apóstol que casi han elevado al nivel de Mahoma.
© 2011 David Lago González
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Iglesia/ha/capitulado/elpepuint/20110122elpepuint_6/Tes
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Presentación del libro
“EL TERROR HUMANISTA. Tribunales revolucionarios y paredón en Cuba”,
de JACOBO MACHOVER.
(participan el autor y Guillermo Gortázar.
JUEVES, 27 de enero , a las 19:00 horas
en la FUNDACIÓN HISPANO-CUBANA, c/ Orfila, 8 – 1º A, 28010 MADRID)
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Jan Saudek, The Reader of Dostoevsky, 2000
http://indiciosdedesorden.blogspot.com/2011/01/talkin-bout-my-generation.html
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NO ES LO MISMO jugar a La Revolución, jugar al revolucionario patriótico contra el gusano asqueroso, al “culturoso” que va por el mundo (y el in-mundo) representando totalitarismos como quien patrocina una bebida refrescante (aun cuando se llame Eliseo Diego con sus particulares derechos humanos en la Helvetia; o Senel Paz salvado in extremis del pecado de sostener falo camagüeyano a cambio de favores de representación), o después intentando salvar de esos malhadados accidentes algún ripio mínimamente presentable, QUE jugar a las cuquitas o al médico y al enfermo.
Los vestiditos vuelven. La marea sube siempre de nuevo. Los besitos que se dieron se salen del corazón. La representación, la actuación, tiene siempre una crítica. Una crítica a veces muda, pero muy severa. Es la memoria.
Es el asco. Y la repulsión.
[He leído a medias el post de Zoé Valdés en su blog. Quizás después pueda terminar de hacerlo. Pero hoy, definitivamente, no es mi mejor día (y suma y sigue). Mientras, Los Viajeros de la Infamia, siguen con sus botas sucias aplastando la hierba.]
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Si no fuera porque el historiador cubano Rafael Rojas recompone también la reciente historia cubana bajo no sé qué criterios, éste podría ser un artículo interesante. El título del trabajo es casi hasta hermoso. Pero lo que sí es tan lamentable como admirable es la capacidad de La Lagartija Revolucionaria para generar una y otra vez su maltrecha cola.
David Lago González
Rafael Rojas - Policías del Recuerdo
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Policias/recuerdo/elpepuopi/20110121elpepiopi_4/Tes
ECURED, la Wikipedia estatal cubana
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Hace días celebraba la cautela con la que Rosa Montero recibía la “revolución” tunecina. Hoy celebro que parece mantenerse una cierta lógica que va consolidándose según los últimos acontecimientos. No quieren proseguir con las viejas vergüenzas del recién huido autócrata. Eso está bien. Que cambie todo, todo lo más posible. Que las caras del poder no se reciclen lo suficiente como para hacer lo mismo otra vez, o no cambien tan radicalmente como para producir remedios peores a la enfermedad. Que el dios neutro del sentido común y la laicidad se apodere de todos.
El esfuerzo vale por ellos mismos, los tunecinos. Y también vale porque, según indica la última prensa, Suiza La Amoral decide tomar alguna posición (esta vez, menos neutra) y por el momento impide que la fortuna robada sea consecutivamente utilizada por los ladrones, gentuza y bastedad que el dinero convierte en fino y presentable para en los salones parisinos ensalivarse con mandatarios y aristocracias. No creo que esa gente suba ningún peldaño, pero sí lo bajan los que con ellos se abrazan. Con todo mi respeto hacia una mayoritaria excepción (por ambas partes), mi padre decía que los policías y los delincuentes se alimentan de la misma comida.
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UNA CURIOSIDAD. En las primeras noticias que circularon en la prensa sobre la rebelión tunecina, recuerdo perfectamente haber leído –y haber visto y oído en la televisión –que, aunque ciertamente la mecha fue prendida –nunca más literalmente –por el joven que se inmoló a lo bonzo después de haberle sido prohibido continuar vendiendo en la calle al carecer del permiso necesario (cosa ésta que sucede aquí en España todos los días), fue una mujer (policía) la que ejecutó la acción y le insultó y humilló en público, algo intolerable para un árabe. Intolerable es, de cualquier forma, el insulto y la humillación en todas sus manifestaciones, pero esas primeras fuentes hacían hincapié en la trascendencia específica de que una mujer humille a un hombre árabe. Ese detalle ha desaparecido según pasan los días. Curioso, ¿no?
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ROSA MONTERO 18/01/2011
http://www.elpais.com/articulo/ultima/Occidente/elpepuopi/20110118elpepiult_1/Tes
Escribe Juan Goytisolo que la de Túnez es la primera revolución democrática de los países árabes. Supongo que no incluye a Irán en el recuento, dado que son persas y su idioma oficial es el farsi; pero de todas formas es un país islámico y en los colegios se aprende árabe. Y resulta que la revolución iraní de 1979 fue también contemplada como democrática en sus inicios, fue también aplaudida por Occidente, que consideraba que Jomeini no era más que un viejecito pintoresco e inofensivo, un mero símbolo de la resistencia contra el sah que pasaría a segundo plano cuando empezara la transición democrática. Pero luego el viejecito se puso a rebanar gaznates y a ahorcar gente y dejó de parecer tan divertido. Maldita la gracia que ha tenido la revolución iraní. Y con esto no pretendo criticar la revuelta tunecina, antes al contrario: lo que tengo es miedo de que toda esa esperanza se estropee. Túnez ha traído un maravilloso y necesario viento de renovación al mundo islámico, pero los cambios sociales son difíciles y las revoluciones contradictorias. Además, como decía el otro día El Houssine Majdoubi en un magnífico artículo, Occidente está jugando un papel nefasto en la modernización de los países árabes. Queremos exportar la democracia y fanfarroneamos de ser el mejor ejemplo de ese sistema. Pero la democracia es un régimen político que se basa en la firme aceptación de unas reglas del juego libremente asumidas. Es un sutil acuerdo de honor que solo es poderoso si se respeta. Y ¿cómo van a poder creer los árabes que la tan cacareada democracia tiene un sentido, si los Gobiernos occidentales apoyan a los peores dictadores del mundo islámico, negando con su ejemplo lo que predican? O los países industrializados consiguen superar su flagrante inmoralidad en política internacional, o nos encaminamos al desastre.
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Celebro y comparto la cautela que manifiesta la periodista y escritora Rosa Montero respecto a la “revolución” tunecina. En cambio, Juan Goytisolo creo que no tardó ni 48 horas en llamar “revolución” a la rebelión, revuelta o sublevación popular. Sin duda alguna, tanto por lazos más fuertes que la simple afinidad como por la experiencia acumulada, él sabe mucho más del mundo árabe que un servidor. Pero no me corto un pelo para decir, escribir y afirmar que, desgraciadamente, yo sé más de revoluciones que ellos dos.
Según el Diccionario de la Lengua Española en su Vigésima Edición de 1984 (regalo de mi compañero de entonces, nunca alcancé esos lujos por mí mismo), en la acepción más política de la palabra “revolución” (del latín revolutĭo, önis), la define como “cambio violento en las instituciones políticas de una nación”; también, sentido figurado, “mudanza o nueva forma en el estado o gobierno de las cosas”. El significado es aséptico, y puede que hasta hermoso. La realidad es traumática.
Si a ella se le añade el adjetivo “democrática”, la confusión entra dentro de las más profundas dimensiones de la oscuridad. Lo más cercano a tal definición fue La Revolución Francesa, después de que la sangre corriera a borbotones sobre culpables e inocentes. Pero eso sí, La France, país civilizado, sigue celebrando con jolgorios cada año el festín de la sangre.
Ni qué decir de la (nuestra, amargamente nuestra) Revolución Cubana, tan “romántica, tan “antinorteamericana”, tan “antiimperialista”, tan “justa”, que al día siguiente de llegar al poder se consolidó como la dictadura más ferozmente sutil (o viceversa) de América, y recurrente espejismo o oasis reverberante para utópicos perdidos en el desierto de sus ideas e ilusiones.
Y si a esto se añade que esos indicios de revolución sucedan en el complejo mundo árabe, bastante incomprensible para una mentalidad occidental –y creo que cuanto más democrática, más errada –entonces lo mejor es mantener un recelo absoluto.
El término “revolución” sigue provocando una extraña fascinación, no sólo entre los desposeídos sino también entre los más ilustrados. La gente necesita creer, pero habrá que aprender a vivir sin fe aunque la existencia se convierta en algo muy duro. Todavía hay enfermedades incurables: ésta es una de ellas.
© 2011 David Lago González
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shunry usuzu kiroshi
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A veces uno se queda sorprendido, digamos, ante la ligereza y al mismo tiempo la determinación con que la prensa –tamizada por el periodista de oficio en calidad de abogado de última hora y mal pagado –define de un plumazo, o un teclazo, o con una sola palabra, situaciones, actitudes y escenarios que les son ajenos, o que escasamente puede valorar con justicia mínimamente decente.
Son dueños de la palabra y de la síntesis, y a través de su interpretación muy personal de una situación determinada, se arrogan la potestad de vestir o desvestir a cualquiera de oropeles o de ripios con los que tergiversan acciones y reacciones, magnifican o minimizan a las personas que verdaderamente están implicadas o son las protagonistas de historias que escasamente pueden valorar. Mala cosa el buen oficio de informar, y lo que debería ser un esmerado cuidado en la opinión.
El proceso de emitir un juicio difícilmente puede ir tan rápido como el de publicar una noticia. Y la noticia (que interesa) cada vez es más inmediata, más fresca, para el lector o el espectador. La mente necesita un tiempo mayor, no puede competir con esa inmediatez, a no ser que el periodista esté asistido por un grado de inteligencia y percepción que no son comunes ni forman parte del aprendizaje.
Aquí hago referencia a un titular que cuestiona y ridiculiza los intentos de una mujer por mantener su vida, y quién sabe cuántas más.
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EL PAÍS 02/01/2011
Sakineh Ashtianí, la iraní condenada a muerte por lapidación, obtuvo anoche un permiso para cenar con sus hijos y para arremeter contra los dos periodistas alemanes que pretendieron entrevistar a su hijo y fueron encarcelados por supuesto espionaje . Sus declaraciones revelan la decisión del Gobierno iraní de manipular la suerte de Ashtianí, cuya sentencia desató una enorme campaña intencional de apoyo que ha colocado al régimen de los ayatolás en una difícil situación.
Ashtianí asegura que va a demandar al reportero y el fotógrafo del diario sensacionalista Bild, que entraron en Irán con visado de turista, lo que no les permitía realizar la entrevista con Sjad Gaderzadeh, el hijo mayor de Ashtianí y principal defensor de la causa de su madre. "Tengo una queja sobre los dos alemanes que me han avergonzado. ¿Para qué han venido aquí? ¿Por qué han venido y actuado como periodistas?", se ha preguntado Ashtianí en las imágenes transmitidas por la televisión pública.
Un centenar de líderes políticos y empresariales alemanes han suscrito una petición en pro de la liberación de los dos periodistas alemanes detenidos en Irán desde el pasado mes de octubre cuando intentaban entrevistar al hijo de Sakineh Mohammadi Ashtiani, la mujer iraní que había sido condenada a morir lapidada por adulterio y ahora está condenada a morir en la horca por actuar como cómplice en el asesinato de su marido.
"Los dos deben ser puestos en libertad lo más pronto posible y deben regresar a casa, a Alemania", ha declarado el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Gido Westerwelle, quien se ha unido a la declaración, impulsada desde la oposición al Gobierno de la canciller Angela Merkel.
Sobre el hijo de la condenada también pesa el rigor de la justicia iraní por haberse entrevistado con los reporteros alemanes. Sajad, que también se encuentra detenido y a la espera de juicio, volvió a pedir clemencia para su madre tras la reunión con ésta. "En mi opinión, mi madre es culpable, pero hemos perdido a nuestro padre y no queremos perder también a nuestra madre. Por lo tanto, pedimos que se conmute la pena", dijo en la conferencia de prensa posterior al encuentro.
El escritor y filósofo francés Bernard-Henry Lévy denunció hoy lo que consideró una "manipulación" de las autoridades iraníes sobre Shakine Mohammadi Ashtiani, quien anunció que demandará a dos periodistas que iban a entrevistar a su hijo. Lévy, que protagoniza desde su página en internet "La règle du jeu" una campaña en defensa de los derechos de esa mujer iraní acusada de adulterio y del asesinato de su marido, calificó hoy de "farsa" las "presiones insoportables" que dice debe de haber soportado Ashtiani.
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El periodista en cuestión define rotundamente como “papelón” el que esta mujer iraní “juegue” del lado de las autoridades de su país para interpretar un papel en el que le va la vida, aunque sea para pasarla entre rejas que puedo imaginar como una existencia espantosa. Con una sola palabra (“papelón”) denigra el esfuerzo humano por sobrevivir. Sin embargo, en el último párrafo de su noticia comentada, al referirse a las palabras de Bernard-Henry Levy –quien no debe ser de su agrado –matiza una opinión sobre las presiones que pueden pesar sobre Ashtiani añadiendo la sutileza de un “dice”. O sea, ninguna fuente oficial iraní va a asegurar que presione a la casi lapidada pero él sí puede reducir los resultados de esa presión al grado de “papelón”: Shakine Mohammadi Ashtiani no correspondió al gran engranaje mundial que la prensa creó para ella. Ha defraudado las expectativas de la industria. Su vida no vale, en fin de cuentas, no vale el dinero que han invertido en ella para convertirla en heroína, mártir o símbolo. Y por esa razón será dos veces lapidada.
© 2011 David Lago González
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Opposites by Killer Napkins
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Lunes, Enero 17, 2011 | Por Rolando D. H. Morelli
FILADELFIA, Pensilvania, enero, www.cubanet.org
(I)
Decir que alguna vez conocí a Gastón Baquero en Madrid no es afirmar que lo haya conocido. No fuimos amigos, es decir, no llegamos a serlo. Llegamos a almorzar en el legendario Café Gijón en compañía de otro poeta, José Mario, a través de quien le conocí personalmente. Conversó él frente a nosotros. Éramos allí necesarios para que no se tratara de un monólogo. No sermoneó ni explicó cual dómine una clase en la lengua descarriada del poeta. Mario y yo entendimos que nuestro lugar era escuchar y aprender. ¡Qué privilegio irrepetible en verdad! Luego he continuado leyendo y nutriéndome del manjar de su poesía y del verbo vivo de sus ensayos. Otra vez alcancé a verle, siempre en torno a una mesa —se escuchaba su voz y la de otro a quien llegué a conocer un poco más, Enrique Labrador Ruíz—. Hablaban. Y esto es lo singular. Todo el café callaba como en un suspenso. ¡En España! ¡En un café madrileño! Atentos como buenos escolares, hasta los camareros parecían andar en puntas. No pude quedarme hasta el final. Una amiga me esperaba ya frente a la Biblioteca Nacional. Me contaron luego que al término de aquella “conversada” entre dos grandes —sin pretensión alguna de serlo— estalló el café en pleno en una cerrada ovación.
El palimpsesto que desde el año 1959 han llegado a ser la historia, la literatura y la memoria colectiva cubanas, en manos de inescrupulosos gobernantes y crapulosos apuntadores y apostilladores no puede en buena lógica dar cuenta de nombres como los del gran poeta, periodista y ensayista Gastón Baquero, exiliado desde el año cincuenta y nueve en España y muerto el quince de mayo de 1997 en una residencia de ancianos madrileña. Y no podría darla por la simple razón de no ser accidental la supresión de este nombre que viene a sumarse a una nómina de inconsolable pérdida para el cubano de la isla. De ahí que, suene mal y apeste a azufre la declaración de Monseñor Carlos Manuel de Céspedes García Menocal, quien desde La Habana, y desde las páginas de la revista Palabra Nueva, nada menos, afirma al comienzo de un artículo sobre el poeta: «Para escribir acerca de Gastón Baquero, en La Habana, en el año 2010 se hace necesaria una nota introductoria, a modo de presentación. Solamente las personas muy estudiosas del periodismo en nuestro país, de la literatura cubana, o los ancianos como yo, somos capaces hoy de identificar a Gastón». Si tal afirmación se produjera respecto a un olvidado por razones de gusto literario como puede ocurrir y tantas veces ocurre en la historia de la literatura, lo dicho por el monseñor pudiera tomarse por la declaración inocente que está muy lejos de ser. Gastón Baquero, a quien “re-introduce” aparentemente de contrabando García Menocal, retrospectivamente, es decir al momento de “despedirse” éste de sus lectores naturales del Diario de la Marina para tomar el camino del exilio, no es un olvidado ni un desconocido sino un desterrado de la memoria histórica y cultural de la que se resiente en su ignorancia el pueblo tiranizado de la isla. Tronitronante, e inapelable como un Júpiter de opereta trágica, el arrogante aventurero comunista argentino Ernesto Guevara de la Serna tildó en alguna ocasión a Gastón de ser «la voz de la reacción», cosa que ahora, en un susurro que quiere ser beatífico vuelve a llamarle desde La Habana, Monseñor Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal. ¿Por qué razón, ahora de repente se siente movido a escribir sobre el poeta Gastón Baquero, fallecido en su exilio español el mes de mayo del noventa y siete? ¿Cómo hacerlo si no para injuriar con sinuosa malevolencia la memoria de Baquero, luego de declarar no hace mucho el plumista su exaltada y devota admiración por el asesino guerrillero argentino —nacionalizado cubano—, matador de innumerables víctimas cubanas inocentes valido éste de su convicción y argucia anti-burguesa, revolucionaria e izquierdista de que “ser enemigo de clase es toda la evidencia que hace falta para fusilar sin arreglo a cualquier legalidad” a un cristiano cualquiera. Pero las muertes infligidas por decreto del comandante Guevara y de sus camaradas no se limitan a las de los fusilados, sino que abarcan a los millares de millares de cubanos privados de la libertad, empujados a sus muertes respectivas en el exilio, en alta mar, o en las cientos de cárceles que marcan con sus otros cardenales el mapa de una nación que ha construido más cárceles que casas para su pueblo en más de medio siglo de tiranía.
Podría quizás pensarse que Monseñor pone el parche antes de que salga el grano de la posible discordia con su “revelación” de “la despedida” de Gastón Baquero del año 59 en las páginas del Diario de la Marina, pero tengo la convicción de que algo más deshonesto ocurre con este señor, como ocurrió sin dudas con Cintio Vitier y su esposa, y con el poeta Eliseo Diego, encuerado el último por su hijo en las páginas de un Informe contra [sí] mismo cuyo valor testimonial acredita precisamente esto que afirmo.
Como quien no altera un solo pliego de su capa pluvial por aquello sin dudas de nadar y guardar bien la ropa, escribe el monseñor respecto a las diferencias que según indica se suscitaron entre Baquero y sus amigos «con relación a su exilio y a las realidades revolucionarias», que «hubo “peleítas” (sic) con eco literario, pero como había amistad real, se superaron bastante pronto y, hasta donde sé, no dejaron roñas ni moho». Y añade seguidamente: «Fue amigo de los poetas de Orígenes y de muchos más, y ellos lo fueron de él antes y después de su exilio en España, hasta su muerte. Entre los años sesenta y noventa, algunos de esos escritores, si yo viajaba a Europa, al regreso me preguntaban: ¿Pasaste por Madrid? ¿Viste a Gastón?».
Admitamos la sagacidad magistral del prelado para esconder y amañar tanto en tan pocas líneas. A la ya tradicional duplicidad y a los cantinfleos de la jerarquía católica cubana de la isla se suman aquí sin duda alguna sus propias contribuciones. Nótese la oposición que establece y despacha graciosamente entre “el exilio de Gastón” y “las realidades revolucionarias” de “sus amigos” como si el exilio, al exterior o al interior (entre otros de Lezama Lima o Virgilio Piñera para sólo mencionar dos de los origenistas más destacados), no se tratara en primer y último término de una de las más innegables “realidades revolucionarias” impuestas a unos y otros. Pero donde más la birla el capitoste eclesial es cuando afirma sin inmutarse tampoco, como corresponde a su papel, «entre los años sesenta y noventa, algunos de esos escritores, si yo viajaba a Europa, al regreso me preguntaban: ¿Pasaste por Madrid? ¿Viste a Gastón?» Toda una declaración de principios. Por décadas, valido acaso de la resonancia que pudieran despertar sus apellidos, o al menos el primero de estos, en círculos de interés para el régimen de La Habana, o de sus credenciales de monseñor, éste se paseó las Europas, y pudo haber visitado a Baquero a fin de traer noticias a esos otros amigos prisioneros virtuales en La Habana, que como Lezama y tantos otros se veían impedidos de viajar para recoger un premio literario en ninguna parte o impartir una conferencia a la que habían sido invitados. Bastaría como botón de muestra leer el epistolario del poeta publicado por su hermana Eloísa para calar en la desolación, el desamparo y la frustración del poeta habanero. A continuación, Monseñor de Céspedes García-Menocal dedica una tirada a clasificar como un bicho raro de la concepción política al exiliado Baquero, llegando a la indignidad de hacerse eco de rumores pretendidamente descalificadores como eso de «se dice, y creo que con razón, que su pensamiento socio-político era, ante todo el de un “anticomunista furibundo” (sic)». ¡Qué miedo, Monseñor! Desconfiar así de Lenin, de Stalin, de Mao, de los Castro, de la vocación decididamente democraticida y asesina de estos. Es para ponerse a pensar de qué modo pudo ocurrirle a Baquero una cosa semejante, sin dudas.
Más adelante, como una concesión que hiciera a su declaración previa añade monseñor: «se dice también que Gastón era un demócrata de derechas, ya que no se sentía cómodo con regímenes no constitucionales, es decir, “dictatoriales” (las comillas son del original), no jurídicamente enraizados y protegidos, fuesen estos de derecha o de izquierda». En fin, parece que lo de Gastón se trataba de un fastidioso prurito de formas y por eso, en fin, se exilió en España. A renglón seguido afirma Monseñor de Céspedes como si no lo hiciera, creer que «en España, Gastón Baquero llegó a ser amigo personal del Generalísimo Francisco Franco. En Cuba —susurra— se ha dicho que lo había sido también de Fulgencio Batista, su coterráneo». ¿Qué hubo si tal hubiera sido de aquello antes declarado por el monseñor respecto a “los amigos” y “la amistad real” a pesar de las ideologías? Lo que se propone, intencional o sesgadamente tal afirmación, es consumar un asesinato. Lo que en inglés se llama “character assasination” y en español llamamos “descaracterización” de Baquero. ¡Buen literato! ¡Buen escritor! Pero “un reaccionario” en lo político: ¡un verdadero derechista! No basta conque el poeta cuya memoria presuntamente se venera pertenezca ya al mundo de los muertos. Su condición de exiliado político de la tiranía castrista sigue pesando sobre él como una condena más allá de la muerte Como ya antes ocurriera con Lydia Cabrera, Lino Novás Calvo y alguno otro, —lo anticipo aquí— se trata de “recuperar” a Baquero como gesto de cara a la galería de imbéciles y tontos útiles que fuera de Cuba aún esperan poco menos que el milagro de la Revolución. ¡Vean que YA se publican esos autores que antes estaban prohibidos! ¡Algo al fin comienza a cambiar! —dirán—. En otro momento se adujeron como “razones” para no publicar a un autor bien la falta de papel, de tinta o “de los derechos de autor” que a las autoridades del régimen traían sin cuidado cuando mejor les parecía. En otros casos se justificó la prohibición esgrimiéndose la enemistad profesa de un autor contra el régimen: Cabrera Infante. Las argucias de éste y otro género no se agotan. El régimen dispone de un abanico de ellas y sobre todo cuenta con la ingenuidad o la cómplice adhesión de sus adeptos de toda clase, fuera de Cuba. Tal vez monseñor haya sido encargado de establecer una cabeza de playa, o de existir ésta, haya decidido acogerse a su amparo sombreado. ¿Al fin, será leído Baquero en su país? ¿Consentirán sus enemigos naturales que son los de la libertad y los de la creación libre que se conozca en Cuba su nombre y su obra? ¿Se le admitirá a los aeropuertos en los mostradores de área dólar donde algún turista sentimental pueda adquirirlo y otros puedan convencerse de este modo de que es leído en Cuba? ¿A qué farsa se presta con su pieza venenosa el purpurado de tan ínclitos apellidos
Véanse estas otras afirmaciones y penetremos el trasunto de las mismas. Respecto al Diario de la Marina, que es también hablar por interposición de Baquero, nos dice monseñor: «El Diario de la Marina, con el que se le relaciona casi siempre [la voz de la reacción, le llamaría Guevara], era considerado, con válidas razones, un ‘diario de derechas’, conservador, pero también un diario de altísima calidad literaria». ¡Vamos, como si dijésemos, un New York Times de signo diferente! «Muchos escritores cubanos de izquierda no le negaron su pluma, ni la dirección del Diario dejó de abrirles sus puertas (entiéndase: con relación a temas culturales más o menos políticamente inocentes), a pesar de que esos escritores, en términos generales, en el período de la Guerra Civil en España (1936-1939), apoyaban a la República, no al golpe de estado franquista, y se identificaban, en casi todas las situaciones, como personas ‘de izquierda’».
Puestos a hablar de esa izquierda intelectual de la que formaron parte personas que responden a nombres como Lino Novás Calvo o Carlos Montenegro, entre otros, habría que decir que muchos al igual que Baquero tomaron las de Villadiego con el advenimiento del actual régimen en Cuba, murieron en el exilio también y fueron borrados igualmente de la nómina de nuestra cultura nacional. Monseñor que tan puntilloso puede ser a veces, se salta esta barrera juvenilmente a pesar de su auto-proclamada ancianidad. La historiografía de la Guerra Civil española, así como la referida a la efectividad de la propaganda comunista antes y después de la época estalinista, ha sido lo bastante enriquecida con materiales de primera mano: archivos secretos, documentos de las agencias secretas envueltas en las sucesivas campañas de propaganda y contra-propaganda, entre otras fuentes, como para seguir aseverando como hace el monseñor que Franco y las fuerzas nacionales españolas se enfrentaron a la llamada República, cuando es evidente que fueron los radicales de izquierda (casi sin excepción) quienes al amparo de una “república” que habían dinamitado desde la legalidad, proclamaron incesantemente la “necesidad de ir a la guerra” a la manera en que Lenin lo había hecho en Rusia, apoderándose de la Revolución burguesa que derrotó al zarismo. La voz excepcionalmente lúcida y democrática del dirigente socialista e intelectual Julián Besteiro viene, como excepción, a corroborar una regla innegable que monseñor pasa por alto con sus lugares comunes interesados, pues se trató del único de los dirigentes de izquierda que anticipó la guerra civil y clamó contra ella y sus propios compañeros que veían en ella un recurso para acceder de una vez por todas al poder absoluto y total. Recomiendo al plumista la lectura de historiadores serios y documentados como Payne o Pío Moa, y en particular, de éste último Los mitos de la guerra civil.
Seguirá siendo un misterio posiblemente, porqué precisamente ahora se decide el anciano monseñor a “difundir” según afirma el texto “con el que Gastón Baquero se despidió de Cuba en 1959”. ¿A qué «momento actual de nuestra patria» en concreto se refiere el que escribe cuando afirma que si ahora difunde lo escrito en aquel año aciago para Cuba por el exiliado Baquero ello se debe a que «el texto de Gastón tiene un significado ético muy especial»? No obstante ese significado ético tan especial que le atribuye al texto de Baquero, sigue diciendo el articulista: «Durante el resto de su vida, hasta donde llegan mis informaciones, no solía hacer declaraciones ásperas sobre Cuba, aunque sus textos publicados en España, en Miami, y en algunos países latinoamericanos no manifestaban simpatía alguna por la Revolución. Además, cuando fue invitado a participar en coloquios literarios con poetas de las dos orillas, no se negó a hacerlo y todos consideraron enriquecedora su participación serena. Conversar con él en Madrid era un privilegio que supe disfrutar, aunque no con la frecuencia que hoy desearía haber mantenido. Toda la responsabilidad [en tal sentido] estuvo de mi parte»
Hace ya varios años, siempre al servicio de los poderosos, Lisandro Otero empleaba parecida táctica a la utilizada ahora por monseñor, para “revelar” entonces a su vez un escrito de Novás Calvo en la revista Unión (del oficialista gremio de escritores y artistas reconocidos por el régimen de Cuba), con lo que se “recuperaba” (sic) la figura y la obra de Novás Calvo, a partir de entonces editado con tiento y precedido siempre de prólogos “aclaratorios” para que el lector “sepa” de quién se trata y no corra el riesgo de pensar por su cuenta. De cualquier modo no se trata de una labor de divulgación, sino de un gesto para acallar críticos en el exterior.
Por su parte monseñor de Céspedes García-Menocal, como quien dice sin decir diciendo otras cosas, se recrimina no haber considerado en su momento, los alcances del privilegio —doble, debemos apuntar— que lo asiste en el momento de conversar con Baquero en Madrid. ¿Es que entonces no veía verdaderas razones para “conversar” como Dios manda con un hombre de conversación legendaria por su amenidad y erudición? Dios mío, es sin dudas un pecado grave no haberle escuchado, pero seguramente el mensajero de ocasión de paso por Madrid pensaba entonces que en tratándose de “un reaccionario” de derechas, naturalmente, no había que pasarse de raya. A sus encomiendas —las que fueren— se limitaba. Hoy, que ya no puede viajar —¿a causa de la edad, monseñor?— lo lamenta con estas palabras: «(…) mis prisas me alejaron, en muchas ocasiones, de las visitas y los encuentros verdaderamente importantes que ya hoy no puedo rehacer. Me son irrecuperables. Ya yo (sic) no viajo al extranjero y muchas de las personas que harían interesantes esos encuentros que no tuve [¿?] ya han muerto». ¿De qué se lamenta retrospectivamente monseñor entre tanta palabrería?
Obsérvese de qué retorcida manera se refiere monseñor a la cordialidad y receptividad de Baquero en relación a los poetas y escritores de “las dos orillas” cubanas. ¡Créame, monseñor, son más! La primera de las antologías de poetas cubanos sin distinción de ideologías o adhesiones políticas hecha por el poeta y estudioso cubano Orlando Rossardi, se hizo en el exilio miamense, no en Cuba. En condiciones de verdadera libertad, los cubanos exiliados asumimos diversas posiciones, pero es en la isla donde las prohibiciones y la censura de todo tipo logran imponerse desde las esferas oficiales. La propaganda incesante y malintencionada del régimen han promovido siempre la ficción de que los cubanos del exilio somos una horda intolerante cuando son en verdad el régimen tiránico y sus acólitos y defensores quienes practican la intolerancia a ultranza contra todo disenso. A la manera del carterista que huye hacia delante gritando: ¡Al ladrón! ¡Que no escape! ¡Al ladrón!, el régimen de los Castro que a todos ha despojado de todo sigue clamando mientras corre repartiendo tortazos: ¡No tienen tolerancia! ¡Son unos intolerantes!
Las omisiones y tergiversaciones de que adolecen los dos tomos del pretendido Diccionario de la Literatura Cubana del oficial Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba darían para otros dos tomos y una glosa. Fuera de Cuba somos más inclusivos, es decir, lo somos sin necesidad de emplear adverbios, porque el régimen no lo es ni podría serlo.
Monseñor de Céspedes García-Menocal insiste en hablar de «la Revolución (…) la que triunfó en 1959» como si pudiera llamarse revolución todavía (y con empleo de mayúsculas) a la más abyecta y retrógrada tiranía que por más de medio siglo ha emasculado y empobrecido espiritual y materialmente al pueblo cubano. La visión monacal de García-Menocal corresponde a esa iglesia herética del fanatismo y el engaño que él abraza.
Y todo este arduo prolegómeno de monseñor, se justifica nada más y nada menos que con el propósito de ‘re-introducir’ como de contrabando en Palabra Nueva, (¿?) “la despedida” de Gastón Baquero publicada el 19 de abril de 1959, en el Diario de la Marina, a cuyo texto nos referiremos en una segunda parte de este trabajo.
Recientemente, en Miami, por encargo del cardenal Ortega desde La Habana, el arzobispo Thomas Wenski decretó la expulsión masiva de los cubanos que crearon y han mantenido con su esfuerzo Radio Paz, emisora católica de larga audiencia. Con pretextos que quieren ser administrativos, pero son en verdad admonitivos, el purpurado miamense pasa página porque no está dispuesto a permitir que SU emisora sea una Radio Mambí católica en palabras de uno de sus acólitos. En Cuba, la iglesia de Ortega arrebata la revista Vitral a su fundador Dagoberto Álvarez, un católico crítico con la tiranía para acallar y suprimir las críticas. Ortega viaja repetidas veces a Washington D. C. para pedir concesiones de la nueva administración norteamericana a la tiranía, y ahora pide al arzobispo de Miami ejercer la censura sobre los católicos cubanos que denuncian los crímenes y violaciones de los derechos humanos en Cuba desde la libertad que disfrutan. Véase porqué, esta pieza de monseñor de Céspedes García-Menocal no puede ser en buena lid considerada sino parte de una estrategia en la que la iglesia cubana vende su alma al peor postor a cambio ¿de qué prebendas?
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Rolando Morelli, escritor e intelectual cubano es fundador de las Ediciones La gota de agua. Reside en Philadelphia.
(Artículo aquí editado por cortesía del autor. Inicialmente publicado en el website de Cubanet, http://www.cubanet.org/opiniones/un-articulo-de-gaston-baquero-y-las-revelaciones-de-monsenor-o-la-mojigateria-duplicidad-e-hipocresia-de-algunos-capitostes-de-la-iglesia-catolica-cubana/)
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NOTA DEL BLOGGER: EXCELENTÍSIMO y muy preciso artículo de Rolando Morelli. Justicia Poética para una injusticia bastante poco divina y sí interesada y sesgadamente política y oportunista.
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