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(culpa de Bola y David)
Hijas del tiempo, voraces del efímero
más que moda se hicieron costumbre;
estribillo que no repite otra letra
sino aquella que se oculta en el ritmo.
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Una voz extraño timbre, advierte o lucha
con la siempre enemiga ritual de tiempo.
Cuando pase el esplendor y la ceniza
tenga el valor sagrado de un espíritu,
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la canción puede volver de su refugio.
Alguien la resucite como una aliada
tan voluntariosa como una fotografía,
memorial de algo que no está, y quizás,
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que sepamos, sólo estuvo por presente
en ese efímero voraz que acompaña
e ilumina los ripios sueltos del acorde.
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Madrid, 8/III/2009
© 2009 Roger Salas
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NOTA DEL BLOGGER: Hace algún tiempo, en uno de mis mensajes dominicales en que envío una canción a amigos y "relatives" cuyos gustos conozco más o menos, hube de mandar "Corazón", de Sánchez de Fuente, cantada por Bola de Nieve. De esa ocasión nace este poema de Roger.
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1 comentario:
Tu blog es de corazón delicado por eso vengo aquí, como cuando visitaba el departamento de un par de amigos, que hablaban como nadie de música y literatura, allí respiraba despacio porque el tiempo no tenía cuerdas ni mordazas.
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