viernes, 31 de octubre de 2008

elegía CON nombre

Yo no he revisado uno por uno todos los blogs cubanos, pero me ha llamado la atención que el único recordatorio de la muerte de Emilio Ballagas lo encontré en Penúltimos Días y refiriéndose nada menos que a un editorial de Granma, lo que verdaderamente me hace dudar entre el sencillo homenaje y el descrédito que significa que Granma te recuerde.  Ni un triste comentario.  Resulta increíble, la verdad.  Resulta increíble la verdad.  ¡Cojones!  La muerte de Helio Orovio --al que Reinaldo Arenas llamaba "Helio Oprobio"-- tuvo más repercusión y dolor solidario.

Yo tampoco me referí a Ballagas el día de su muerte, pero hacía meses había pensado iniciar otro blog para la poesía escrita por hombres pensando en hombres y comencé con la famosa "Elegía sin nombre" (http://elegiasinnombre.blogspot.com/).

Recuerdo --imborrablemente-- las visitas mías y de Nikitín a la casa de Carlín Galán (hermano de Natalio, el musicólogo) y el viaje en el espacio y el tiempo, a través de la descripción maravillosa de Carlín, de los jóvenes años de Emilio Ballagas, Virgilio Piñera, Luis Carbonell, y el "otro" mundo camagüeyano.

(C) David Lago González 2008.

martes, 28 de octubre de 2008

READER’S DIGEST SELECTIONS - Mi personaje inolvidable (1)

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Mi tío Lumino.

Lumino es apócope de Iluminado. Fue el menor de mis ti@s matern@s y posiblemente con el que más cosas tengo en común, empezando por una timidez paralizante que hizo que nunca nos identificáramos lo suficiente hasta después de abandonar yo Cuba en 1982, o sea, cuando ya quizás era demasiado tarde.

Mi madre contaba que él tenía que “encaramarse” a un cajón para poder alcanzar el mostrador de la dulcería de su cuñado en el pueblo de La Esmeralda, provincia de Camagüey, adonde emigró una buena parte de mi familia materna oriunda del hermoso pero pobre paisaje matancero. También allí se radicaron los hermanos Lago en un tiempo en que el apeadero llevaba el bonito nombre de Wooden, que prefiero con creces al cursi y totalmente falso de la supuesta gema verde. Pero ésa es otra historia. En la que corresponde a mi tío, quiero añadir el detalle —loco, enloquecido, propio de cierto desatino familiar— de que aquella dulcería comenzó llamándose “La Llave Estranguladora”. Como era obvio que con tal calificativo no llegaría muy lejos, muy pronto comenzaron a referirse a ella simplemente como “La Llave”, y así continúa llamándose hasta el mismo momento en que escribo estas líneas. Allí siguió Lumino subiéndose a los cajones y terminó como “maestro pastelero” de primera, considerablemente superior a lo que hacía la “Pérez Sosa”, la dulcería más famosa de Camagüey. Además de lo normal, trabajaba por encargo, y poseía una receta secreta (que a la tumba se llevó) para “emborrachar” el bizcocho inferior del “cake” (o tarta) y convertirlo en un manjar propio de golosos dioses.

Dejando a un lado este aspecto laboral, mi tío Lumino, muchacho pobre, pobrísimo, comenzó a darse cuenta de que las cosas, la vida, no eran muy justas y que el fiel de la balanza por lo general se inclinaba hacia un solo lado. Inició así sus primeros escarceos con el movimiento anarquista, tan próximo en definitiva a personas de una cierta sensibilidad, lo cual en realidad nos comunicaba a él y a mí mucho mejor que cualquier otro lazo. Como se sabe sobradamente, el anarquismo en sí es inviable y fácilmente propenso a ceder terreno ideológico frente al socialismo y el comunismo. Así fue que tempranamente mi tío ingresó en el Partido Comunista de Cuba. Las hermanas, hechas una piña de sustos y temblores, echaban las culpas a las “malas juntamentas”, como siempre que en estos conflictos media el amor. Esas “malas juntamentas” estaban representadas por “Manolín, el del Gallito”. Manolín era un republicano español y El Gallito creo que era una tienda donde éste trabajaba. En no sé qué momento de la vida, Manolín pasó a ser vecino nuestro en la calle García Rouco y creo que todavía vivía cuando mi madre y yo partimos. Como aquello era tema tabú —“¡tabú, tabú!” decía mi prima Dora, otro personaje inolvidable a la espera de que le llegue el turno—, nunca supe con exactitud en qué tiempo del pasado político de mi tío, éste fue internado en la Cárcel Modelo de Isla de Pinos, si como anarquista o como comunista, aunque ambos partidos y tendencias eran legales en la Cuba republicana anterior a Fidel Castro, ni tampoco por qué exactamente fue puesto preso ni por cuánto tiempo. Mi tío nunca habló de la prisión. Los hombres en Cuba no hablan de la cárcel. No hace mucho leí un artículo en el Nuevo Herald de alguien que había estado preso y se refería a este silencio, pero ya yo lo sabía con anterioridad pues mi primer amante cumplió cinco años por la muerte de una persona en una reyerta callejera y de sobra conozco la historia muda, digerida a golpe de sol justiciero y garganta seca.

Cuenta la familia que mi tío, intentando barrer para el partido, en cierta ocasión anotó como militantes los nombres de sus inocentes hermanas, que un día se vieron cuestionadas por su filiación política, aunque parece que la situación se resolvió favorablemente a todas las partes.

De modo que el núcleo duro de las hermanas Fagundo vio con cierto respiro que Luminito se encaprichara de una mujer de dudosa reputación, y que del capricho pasara al enamoramiento total y al amor más arrebatado, terminando la cuestión en boda. El amor lo alejaba de la política, y una turbulencia interior es mejor que una externa, sin duda alguna. Así las soflamas políticas quedaron sofocadas por besos incendiarios. Imagino, adivino, palpo casi el cisma que en su momento representó para estas mujeres, pobres pero redobladamente decentes y pudorosas, dar cabida en la familia a una “fulana”. Mi padre apenas si los trató durante años; cuando se sabía que ellos irían a visitarnos algún domingo, él siempre encontraba algo que hacer fuera de la casa y salía antes de ellos llegaran. Hasta que mi madre se le encaró y le dijo: “¡basta de humillaciones, David Lago, basta ya!” Yo siempre tuve la sospecha de que mi padre y mi tía se conocían desde antes de sus respectivos matrimonios y de sitios tan íntimos como la cama. Con el tiempo las confrontaciones desaparecieron por completo y cada vez que iba a La Esmeralda a “la casa de la aldea”, mi padre pasaba por la casa de mis tíos y se tiraba largas horas con ellos.

Mi tío fue siempre un hombre muy prudente y si bien no justificaba ni condenaba acaloradamente los excesos más imperdonables de la Revolución, sobre todo aquellos que afectaban a sus hermanos y sobrinos, siempre tendía a aligerar la carga de las razones por las que solíamos quejarnos comúnmente. A pesar de su largo “historial” —se decía así, creo— de revolucionario debido a su pasado anarco/comunista, nunca jamás aceptó ningún cargo de los muchos que le propusieron y, cuando dejó su oficio de pastelero, se convirtió en un administrativo más de aquello que se llamó “el Poder Popular”. Sólo hizo uso de su posición potencial a favor de su hermana mayor (y ex-dueña de la dulcería) al apañar una pensión vitalicia para ella, pues por la expropiación del negocio familiar no existió compensación alguna, como se acostumbraba hacer.

Al marcharme, él heredó mi máquina de escribir: una Remington portátil de última generación (es decir, como del 59 o 60) que, naturalmente, había pertenecido a mi padre, y cuyos tipos ya iban padeciendo un desgaste que, entre la machacada cinta y el papel cebolla, convertían sus cartas en fantasmales. Una de aquellas cartas fue para mí algo especial. En ella hacía un recuento de su vida y por enésima vez me hacía saber lo orgulloso que se sentía de mí, de los poemas y las cosas que escribía. Fue en esa carta donde me dijo que él nunca podría haber imaginado que aquellas ideas en las que él creía como símbolo de justicia, harían en el futuro tanto daño a las personas que más quería.

La carta no la conservo, lo que cada vez que pienso en ello me produce cierto dolor. Hubo un momento de mi vida, años atrás, en que pensé que no viviría mucho más tiempo y en aquel arrebato de precipitada despedida, rompí muchas pedazos de mí que arrastraba con sumo placer. Pero un extraño capricho ha marcado lo contrario y aquí sigo, viendo el desfile pasar.

© David Lago González, 2008.

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sábado, 25 de octubre de 2008

El placer epistolar (1)

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(Mary Pickford)

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----- Mensaje original ----
De: David Lago-Gonzalez <david2305@yahoo.es>
Para: Pucha <...........>
Enviado: viernes, 24 de octubre, 2008 21:44:48
Asunto: Algo así como una carta


Escribe... escribe... ese placer epistolar en realidad ha perdido vigencia.  Además, quizás mi dispersión llega también hasta esa actividad, y uno siempre piensa en un mínimo de intimidad que en este caso particular siempre se pone en duda  (no es que uno diga nada importante, pero tampoco es cuestión de imaginar que se oyen risitas mientras se escriben las palabras).

¿Qué quieres que diga?  Sólo puedo contar las cosas más simples y cotidianas, todas esas que aparentemente no tienen importancia pero que conforman la vida real.  Sabes que no soy periodista independiente, que es la moda cubana actual como en los 60s lo eran los poetas, ésos sí, absolutamente dependientes: aquellas manadas de versos a la caña que espiga bien recta hacia el cielo (¿estarían hablando de otra cosa?) con sus miles de libros que se leían unos a otros...  ¿Te acuerdas qué sufrimiento?  Bueno, pues ésos fueron los ganadores, son los ganadores, y aquellos libros deplorables y babosos se convirtieron en el aval que hoy les hace viajar de feria en feria del libro como si todos estuvieran becados de por vida por la Ford Foundation o por cosas más oscuras e inútiles porque no entiendo cómo tienen dinero para todo.  A pagarse la edición de sus propios libros le llaman eufemísticamente "publicado por la editorial xy2", y parece que nunca se miran al espejo para no ver reflejada la realidad.   En fin, miseria, patetismo.

La crisis financiera-económica se siente, se palpa, se presiente aún peor y se te clava en un costado.  En mis 26 años de etapa española he pasado otras, según la prensa y las estadísticas, pero ésta me parece que es mucho más seria.  Esto de estar como esperando algo paraliza un poco.  No es que uno tenga proyectos, como me preguntó Carlos un día (yo creo que estaba bajo el efecto de la morfina) y yo, gallego, contesté con otra pregunta: "Vicky Lester, ¿te refieres a mis proyectos de juventud?"  .................  Uno no tiene na', pero aun así hay que contar con un poquito de leche y café para hacerse el desayuno.  Hablo en sentido figurado, ya sabes, lo cual a lo mejor allí se aplica en sentido literal.  Eso es, literalmente, lo que los gilipollas llaman, eufemísticamente, "las dos orillas".  Pero en realidad yo creo que hay una sola y única orilla: la chusmería.  Recuerdo que Octavio tenía una teoría sobre "la invasión del orillismo", de la marginalidad.

Gil no ha llegado todavía.  Ha empezado un curso de teatro.  Como bien puedes imaginar --y no podía ser de otra forma-- el director-maestro-profesor (¿te acuerdas de aquel lucumí que nos daba clases de guitarra en la calle Lugareño que nos obligaba a llamarle así?) es..... argentino.  Bueno, el chico quiere ocupar el lugar de Paul Newman en el cine, cosa que veo muy difícil.  Pero tiene un arma de convencimiento muy potente --ya estás pensando en otra cosa, pero no, te equivocas--: él me dice "déjame recuperar la infancia que no tuve".  Y claro, eso te desarma.  Es la misma justificación que esgrime para ir al cine: sólo vamos a ver películas de la factoría Disney: deliciosas, y verdaderas y grandes obras de arte.  Nada de cine comprometido ni nada medianamente serio.  Mucho menos, españolas.  Y ni bajo tortura, cine cubano, que ya me cruzo en el barrio con Vladimir Cruz (no make-up) de vez en cuando.

Creo que viene (de allí, allí) mi amigo Orlando.  No sé si le conociste alguna vez: nos mataba el hambre durante los dos años post-Mariel con ese divertimento burgués y baladí de comer fuera de casa.  Jero me pasó dos direcciones electrónicas pero con tantas advertencias y subrayados sobre lo que podía decir y lo no-no-no podía decir que decidí no escribirle.  Con el tiempo se pierde la agudeza para comunicarse en códigos.  Felizmente, creo.  Voy a ver si le llamo este fin de semana.

Y creo que Elio va en diciembre.  Me lo tiene que confirmar.

Desqui buscaba documentación (en realidad quería algo de  "salt & pepper") para no sé qué que tenía que escribir sobre Ballagas y yo le hablé de tus libros, que, por supuesto, no ha visto en toda su perra vida.  ¿Es que allí pasa como aquí, que los mecenas de la cultura no se encargan de la distribución?  Bueno, yo le hablé de lo que nos contaba Carlín Galán a Nikitín y a mí sobre "la casa de la salamandra" y aquél que tenía, y aún las tiene, las uñas ovaladas...  Pero parece que persiste cierta atmósfera católica-oficialesca (¿rusa ortodoxa tal vez?) que no gusta de rebuscar en el dobladillo del vestido.  Por cierto, mencionando al único Carlín, ¿qué habrá sido de la máscara mortuoria de Ballagas que tenía él en la sala, al lado de su sillón y del radio?  ¿Y los Pélaez, los Portocarreros, el Lam?  ¿Manolito Martínez --que en La Gloria esté, y no me refiero al poblado del mismo nombre que está por la zona de Vertientes--  daría cuenta de ello?

Bueno, creo que esto es lo más parecido a una carta que me ha salido.

Una pregunta sobre algo que me preocupa.  Dime, mi querida Pucha, que sigues manteniéndote virgen ante perversiones linguísticas como el palabro "asere" y cualquier otro derivado???

Besos.

David

David Lago-Gonzalez
http://indiciosdedesorden.blogspot.com/
http://theplacewherenothingisreal.blogspot.com/
http://heribertopenthouse.blogspot.com/

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Las tenidas teatrales de Camagüey (4) (5) (and maybe not the end...)

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----- Mensaje original ----
De: elio poblador <...........>
Para: David Lago-Gonzalez <david2305@yahoo.es>
Enviado: miércoles, 1 de octubre, 2008 1:45:53
Asunto: RE: MUERETE DE RISA


¡¡Me parece increíble!!!  Dale gracias a Desquirón, aquí estoy contestándote y ríendome,  estas historias me parecen increíbles, es como estar viendo fragmentos de una película que ya uno había olvidado y lo  especial es que de veras todos éramos felices (al menos durante los shows) a pesar de las circunstancias. Yo creo que fuimos pocos,  si no los únicos en la isla que pudimos lograr liberarnos del sistema aunque fuera por aquellos cortos periodos de tiempo y eso fue de una magnitud tan grande que aquí estamos recordándolos luego de tantos años. Es que inconscientemente estábamos siendo partícipes de algo tan peligroso como el ser auténticos y haciéndolo sin pedir permisos ni consultar a nadie.

Me viene a la mente una noche en que Nikitin, Keta Pando Roberto y yo estábamos haciendo "imágenes transidas”. Luego de unas cuantas digo yo: Hagamos una donde todos miramos hacia arriba (a la azotea donde vivía la presidenta del CDR , ¿te acuerdas de Elva?) y quedamos horrorizados pues ella nos estaba mirando. Y así fue, todos miramos a la vez y fuimos todos, incluyéndole a ella quienes gritamos pues en realidad ella nos estaba mirando. El tropelaje que se formó para salir de la casa fue increíble pensando que la policía llegaría  en cualquier momento, luego de un par de  horas sentados en el Parque Agramonte, Nikitin me acompañó de regreso a la casa pero no encontramos rastros de nadie. Luego llegamos a la conclusión que ella lo que estaba haciendo obviamente era disfrutar también del show. Luego de este incidente y en varias ocasiones, Nikitin, cubriéndose el rostro con el long-playing "With a Little help of my friends" de Joe  Cocker entraba por un lado de la cocina y desaparecía por la puerta del cuarto gritando: ¡¡¡A correr que Elva llamó a la policía!!!! ¿recuerdas la cara de Joe Cocker en el disco?

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----- Mensaje original ----
De: elio poblador <.............>
Para: David Lago-Gonzalez <david2305@yahoo.es>
Enviado: sábado, 27 de septiembre, 2008 2:51:19
Asunto: RE: LAS HORRIPILANTES


Estoy en el trabajo y ahora a mí también me vienen a la mente flashes de los shows en San Clemente. Una de las escenas cómicas sobre el nacimiento del niño Jesús fue que mientras Maria está en espera de los tres reyes Magos, en eso comienza a relampaguear,  entonces ella aterrada saca una sombrilla de dentro de su atuendo y con la misma le grita a José "¡Corramos que viene el diluvio! ¡Busquemos a Noé a ver si se le ocurre algo!!!!" y con éstas, lanza al niño por los aires y salen los dos de la escena guareciéndose debajo de la sombrilla, corriendo. También recuerda "las Leandras"; esto lo hacíamos Nikitin, Keta y Yo luego de salir del Bosque. El lugar predilecto era una tarima que por alguna razón siempre estaba plantada en la carretera central en la acera opuesta al Auditórium, cerca del parque infantil.
Luego te mando más.
Un beso!!
Fedexkaia.

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lunes, 20 de octubre de 2008

Tertulia Literaria Hispanoamericana Rafael Montesinos - Curso LVI

 

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SESIONES NOVIEMBRE 2008

Inauguración del quincuagésimo sexto curso, 2008-2009

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(sesión 1609ª)

Martes, 11 noviembre de 2008 - 19´30 horas

Félix Grande leerá poemas de Libro de familia.

El poeta se autopresentará

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1610ª sesión

Martes, 18 de noviembre de 2008 - 19´30 horas

Ana Rossetti leerá poemas del libro Llenar tu nombre.

La poeta se autopresentará

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1611ª sesión

Martes, 25 de noviembre de 2008 – 19´30 horas

Miguel Galanes leerá poemas publicados e inéditos

presentado por Francisco Caro

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sábado, 18 de octubre de 2008

Esbozo para el estudio de una dama

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NOTA DEL BLOGGER:  En el intento de recuperación de los "manuscritos digitalizados" perdidos en el éter esta última vez, me llegó este intento de algo que comencé a escribir para el número dedicado a la mujer cubana de La Peregrina Magazine.  En aquel momento fui incapaz de terminarlo, ahora tampoco, igual pocos puedan entenderlo, las cosas han variado tanto...  pero recuerdo que estas mujeres nacidas en Cuba no tenían que esforzarse tanto para ser lo obvio como noto que les cuesta a tantos y tienen que hacer ahínco, ponerse agresivos, ofender a terceros o envolverse en un trozo de tela de varios colores.  Estas mujeres que tuve el gran honor de conocer y compartir parte de mi vida con ellas simplemente eran ellas mismas y no solían alzar la voz.  Hoy, hasta yo mismo hago lo contrario.  Esta mañana recordé que una de ellas partió un día como hoy, hace 13 años.  Pero éste un post alegre, aunque parezca que me comporto como Luisa Pérez de Zambrana.

 

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Imagen 175

© David Lago González, 2008.

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La mujer cubana que me acompaña, la que se sienta conmigo a compartir el café de las tres de la tarde –aun cuando no lo tome--, con la que comparto cada comida a la hora señalada –aun cuando no me siente a la mesa--, la que me recuerda cómo hemos sido y cómo no seremos nunca más, es una mujer dulce y fuerte a la vez pero nunca ácida, nunca sumida en un pozo de amarguras, crecida ante las adversidades, educada en una pobreza que afila una búsqueda innata del buen gusto y los modales adecuados sin llegar a la falsa sofisticación

AGF nació en la zona de Torrientes, Matanzas, en una finca de cuyo nombre siempre quiso olvidarse hasta que muchos años después le tocó renunciar a la ciudadanía cubana para recuperar la española que el matrimonio le había brindado y, toda nerviosa, exclamó con todo lujo de detalles delante del juez: “sí, señor, en la finca “Pica-Pica, en el año 1910”.

La extracción social siempre podía haber sido más humilde —nunca se tiene la suficiente imaginación como para determinar el último peldaño de la pobreza—, pero ya lo fue bastante. Como fondo general, el titubeante y difícil nacimiento de una nación que recién se liberara de la paternidad y comenzaba a gatear y andar por sí misma. Campesinado criollo, con una muy cercana impronta peninsular o insular de la metrópoli, continuaba el curso natural de una sociedad a la que se debía. En ese día tras día de la vida anónima, las palabras, los silencios, los gestos, los respetos, van formando un tejido por el que se desliza el tiempo en forma de costumbres, y en esa longitud los hábitos van cambiando con serenidad. AGF fue retirada de la escuela a los siete años, después de fallecer su madre en un hospital de La Habana, cuerpo que no se pudo devolver a su lugar de residencia por falta de posibles. Era la quinta de seis hermanos, la más chica de las hermanas; le sucedía un hermano, “tan pequeño que para alcanzar el mostrador tenía que subirse sobre una caja”. Dos hermanas ya habían casado. El padre, de salud delicada, no era alguien con el que se pudiera contar para continuar abriendo la brecha de la existencia. De modo que el peso de las tinieblas fue asumido entre el hermano mayor —que pronto también enamoró y casó—y las tres mujeres restantes: B. montó una escuelita “paga” para niños de los alrededores; J. tejió y destejió la lana para el invierno, bordó y orló manteles y cubrecamas primorosos; y A. comenzó a ocuparse de la cocina y los quehaceres de la casa. Terminó así para ella la mitificada escuela, su adorada maestra y su nunca olvidado “Niágara” bañando para siempre su vida.

© David Lago González, 2008.

(o 2007)

viernes, 17 de octubre de 2008

MOLESKINE (5)

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Il Mondo

Esta mañana Il Mondo, “a la medida de un te quiero”, viene cargado. Tal como el otro mundo, el de hoy y mañana, pero a veces éste suele darnos alguna sorpresa, alguna alegría. O ¿es el otro? En realidad, estoy un poco confundido...

Lo primero que me encuentro que me hace sonreír de lado —eso que en inglés se llama “to grin”— es la agresividad y el oportunismo de un comercial del UBS, que creo que es algo así como un banco de inversiones. El anuncio dice: “YOU & US. El mundo cambia. Nuestro compromiso, no.” Y más oportuno, imposible.

Lo segundo, no dice, grita: “Sexo oral en el Metro”. “Sancionan con 30 días de empleo y sueldo a un conductor de la Línea 3 del suburbano que dejó pasar a un travesti a la cabina para que le hiciese una felación mientras pilotaba el convoy.” Pero el pintoresquismo continúa más adelante porque resulta que el travesti denunció al tío por no haberle remunerado la tarifa acordada.

Lo tercero, “Noche agridulce para los <ilegales>”. “La Asociación de Sin Papeles de Madrid celebró ayer su primera manifestación para pedir que el <top-manta> deje de ser delito. Uno de sus integrantes fue detenido poco antes del acto.” Sin papeles, pero unificados, como lo digo en mi poema “Cuando sea mayor” (http://indiciosdedesorden.blogspot.com/). Por supuesto, yo estoy con ellos y en contra del canon de la SGAE. La mayor parte de los top-manteros son “sub-saharianos”, o sea, negros, que difícilmente, aun con toda una casa llena de papeles, encuentran trabajo (y no me refiero a trabajos dignos). Además la mayor parte de ellos son vecinos míos pues vivo en el centro de eso que “la divine gauche” llama “barrio multi-cultural” y es ésta la que mayormente demanda el canon de autor y con ello la represión de los top-mantas que tienen piernas largas y fuertes como gacelas, precisamente, africanas, pues se pasan la vida corriendo por todas partes. Luego, ante este hostigamiento, se meten a trapichar con droga, los meten presos y claro, “la inmigración ilegal genera delincuencia...”

Lo cuarto, “Una mujer rusa, asesinada de 20 puñaladas.”

Lo quinto me parece lo más sustancioso. El titular es “¿Es esto un gobierno socialista?” pregunta que se hace el dúo de rap o hip-hop (confieso que confundo estas variantes musicales) llamado Ska-P. O son after-punk, en fin no sé. Copio aquí las letras de dos de sus canciones —¿canciones?—.

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El tercero de la foto

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Ése de la foto, dime tú quién coño es,

Al lado de esos mierdas que se reparten el pastel.

Defiende con vehemencia, al yankee y al inglés,

Hay que ser memo o tener ansia de poder.

El mundo se pregunta, ¿pero ése quién es?

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¡Ay! Mi españolito, ¿por qué le das tu bendición a esos dos cretinos?

¿También quieres su porción?

Nadie en su sano juicio te puede comprender,

Andas perdido, en una peli de Buñuel, el mundo se pregunta:

¡¡¡Pero ése quién es!!!

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Nos cogemos las manos como buenos tiranos,

Sonreímos sin más.

Nos cogemos los falos,

Mientras nos masturbamos saqueamos Irak.

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La, la, ras la, la...

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Se te llena la boca al hablar de tu nación,

Pero te hiciste el sordo cuando se manifestó.

No queremos guerras, ni héroes de cartón,

Ni mucho menos a un lacayo servidor

Prostituta del imperio, un triste bufón.

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Nos cogemos las manos como buenos tiranos...

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La, la, ras la, la...

Oh, oh, oh, lacayo de América.

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Esta ¿canción? debe ser un poco antigua porque adivino que se refiere a “la foto de las Azores”, con George Bush, Tony Blair y José Mª Aznar, al cual evidentemente le está dedicada ¿la canción? El estribillo “nos cogemos las manos como buenos tiranos” podría ser aplicado con toda facilidad al reciente encuentro de Roque y Moratinos, teniendo en cuenta de que este último no alcanza la categoría como tampoco los de la vieja foto. Me gusta mucho la parte de “la, la, ras la, la...”: genial.

La otra canción es más actual pues se llama:

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El imperio caerá

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Se repite la historia,

Se alternan los sucios imperios.

Ninguno fue bueno

Y más tarde o temprano cayó.

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El imperio romano se derrumbó,

Más tarde el imperio español

Y los yankees caerán,

No serán la excepción.

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Conquistan países,

Imponen su pobre cultura,

Saquean recursos sembrando pobreza y rencor.

Manipulan los medios de información

Privándonos de la verdad,

Sus bases militares nos vigilarán.

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Pero no ha habido imperio y nunca lo habrá

Que aguante la fuerte presión de los pueblos unidos contra el invasor.

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Americans, the empire will fall,

El imperio caerá.

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En fin, en fin. Vamos por partes. Celebro la humildad y modestia autocrítica de poner el imperio español al mismo nivel del romano y el norteamericano. Leyendo esta letra, sobre todo en ese trocito donde entonan “imponen su pobre cultura”, pienso que yo preferiría quedarme con esa pobreza en vez de la riqueza cultural que adivino en este dueto neo-anarquista. Y no sé por qué, seguramente debo estar loco como dicen por ahí, pero me resulta extrañamente familiar eso de “no ha habido imperio y nunca lo habrá, que aguante la fuerte presión de los pueblos unidos contra el invasor”. ¿Dónde he escuchado cosas parecidas? ¿Dónde, dónde? Por último ya, yo creo que sería más correcto decir “the empire SHALL fall” en vez de “the empire WILL fall” porque “will” expresa voluntad y supongo que el imperio no tiene ningún deseo de caer, en todo caso es Ska-P (¿hacia dónde) el que tiene el deseo de que el imperio “debe” caer.

Y así, voy subiendo subiendo, las nubes se ríen de mí... (La Montaña, Monna Bell). “Botín culpa de la crisis a los <excesos> de la banca”, con lo que, en cierta forma, se inculpa también de la crisis, ¿o es autocrítica revolucionaria? Y más adelante Barbara Hendricks dice “El flamenco es ‘blues’. Y Mozart también lo es” Y esto, ¿qué es? ¿chauvinismo sureño de color?

Dicho sea de paso, hace unos días detuvieron a tres chaperos rumanos de la Puerta del Sol —escapó uno—, que fueron los que mataron al deejay Cocó Ciëlo. La noche sigue siendo peligrosa.

© David Lago González, 2008.

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martes, 14 de octubre de 2008

La amistad nunca es serena (para Carlos)

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CHET BAKER'S UNSUNG SWAN SONG

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My old addiction
Changed the wiring in my brain
So that when it turns the switches
Then I am not the same
So like the flowers toward the Sun
I will follow
Stretch myself out thin
Like there's a part of me that's already buried
That sends me out into this window

My old addiction
Is a flood upon the land
This tiny lifeboat
Can keep me dry
But my weight is all
That it can stand
So when I try to lean just a little
For just a splash to cool my face
Ahh that trickle
Turns out fickle
Fills my boat up
Five miles deep

My old addiction
Makes me crave only what is best
Like these just this morning song birds
Craving upward from the nest
These tiny birds outside my window
Take my hand to be their mom
These open mouths
Would trust and swallow
Anything that came along

Like my old addiction
Now the other side of Day
As the springtime
Of my life's time
Turn's the other way
If a swan can have a song
I think I know that tune
But the page is only scrawled
And I am gone this afternoon
But the page is only scrawled
And I am gone this afternoon
..............................................
© David Wilcox, all rights reserved.

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Sé que Carlos murió el 12 de octubre del año pasado. Verdaderamente peor día no pudo escoger, pues para una persona nacida en Cuba, morir en tal fecha, tan cercana al día 10 y bajo el sello de la Hispanidad, le proporciona todas las papeletas posibles para que la miríada de mediocres le adjudiquen estandartes de patriotismo y lengua. Por suerte, parece ser que sólo se acordó de él José Abreu Felippe, que le dedicó un sencillo pero sentido homenaje en las páginas del nuevo heraldo (me consta que ellos son amigos de Miami, a partir de la llegada de Abreu a la Ciudad del Rayo de Sol). Yo temí una avalancha de repeticiones de toda la basura que se ha escrito sobre él, incluyendo ésa que no puedo olvidar de Manuel Díaz Martínez —creo que ése es su nombre, soy malo para ellos— diciendo algo así como que había entrado en el lugar de Los Grandes —y nombraba a Jesús Díaz—. No comments, please.

Algunas personas tenemos varias vidas, y algunas personas las mezclan o no. Los amigos de “antes” de Carlos, de Camagüey y Santiago, siempre que leemos algo sobre él, quedamos con la sensación de que antes de Miami Lakes no hubo casa ni vida posible, y que Carlos nació el día en que, con Estrella Victoria Olivera, puso pie en Key West o en el momento en que coincidió con Reinaldo Arenas y con Guillermo Rosales, y entre aquel bochornoso premiecito innombrable del Caimán Barbudo —del que nos reíamos todos e incluso utilizábamos en su contra cuando queríamos forzarlo a algo o burlarnos de él— y la generación Mariel sólo estaba La Nada, pero esa nada estaba también llena de amebas, gusanos y otros gusarapos insignificantes que formaban parte de su vida como él de la nuestra. En fin, era un ser normal y por normal quiero decir humano. Recuerdo que Emilia siempre decía que quería tener un hijo como Carlos.

Yo también, como él, dejé de escribir cartas. No sé si por fin Roselia —su tía y madre de crianza— llegó a cobrar el dinero que él le dejó en un seguro, recurrido por su respetable viuda. No sé tampoco si ya Truca Pérez terminó el degradante garage-sale al que nunca debió brindarse, aun cuando estoy juzgando sin conocimiento total de causa.

En fin, that’s the way it is.

Siempre me viene a la mente la frase de una aristócrata francesa, cuyo nombre no recuerdo: “la amistad nunca es serena".  Le dejo a Carlos esta canción de David Wilcox, cuya letra es un hermosísimo y desgarrador poema. Lo hago por los desgarradores y hermosos momentos de serenidad y violencia de nuestra amistad, y me hago portavoz de los que existimos antes y después de.

© David Lago González, 2008.

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talkin' 'bout THE CITY

viernes 10 de octubre de 2008

Tus techos

Por Xenitis Rebel
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Es viernes acá y también lo es para ti, aunque tú no lo sientas igual yo lo siento así. Si alguna vez unos celos gratuitos han devorado tu verde soto, déjame decirte que en estas otras ciudades nunca he escalado los techos. ¿Será por eso que me sigue siendo ajeno el viento? Me he mordido los zapatos y he mordido sus pezones, esa suerte de tesoros, o diamantes en la vuelta del sextante, pero nunca me he trepado a sus techos. Aun con sus vasallos los techeros son como solitarios pendencieros. Acá la soledad es tan grande que llega a los techos. Son llanos sus nervios y no tienen ángeles como los tuyos; ni la exaltación y ni el pulso de tu ventura. ¿Te quedan algunos de color sangre, o aquellos con peñascos parnasianos de rockeros y poetas tomadores de vodka? ¿Siguen los palomeros requiriendo de tus techos para mandar suplicas al cielo? Si te sirve de algo, te confieso que hoy quisiera volver a caminarlos desnudo y hacer el amor sobre una manta llena de huecos. O solamente subirme para ver las tumbas del cementerio. Sólo era eso, dejarte saber, muy desordenadamente, que hoy extraño la leche de tus techos.

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NOTA DEL BLOGGER:  Tomado del blog Soledad Propiciatoria.  Gracias, Carlos.

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lunes, 13 de octubre de 2008

La Cara Oculta del Che, de Jacobo Machover

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© Trek Thunder Kelly

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Me avisa el amigo Jacobo que la edición española de su libro "La Cara Oculta del Che" sale a la venta en España mañana 14 de octubre.  Copio a continuación los datos suministrados por la Casa del Libro.

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Humanidades > Historia y geografía. Manuales y disciplinas auxiliares de historia > Biografías. Memorias. Diarios

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LA CARA OCULTA DEL CHE: DESMITIFICACION DE UN HEROE ROMANTICO
de MACHOVER, JACOBO

EDICIONES DEL BRONCE

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15.0x23.0 cm      150 pags

Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788484531845
Nº Edición:1ª
Año de edición:2008
Plaza edición: BARCELONA

17.00€
($26.69)

Resumen del libro

La cara oculta del Che presenta un episodio aterrador de la historia del utopismo sangriento. Ya no es el sueño de la razón el que produce monstruos sino que es la propia razón quien crea los demonios. Ernesto Che Guevara fue en realidad un revolucionario inmisericorde azotado por la ortodoxia de un pensamiento político demencial.

 

ver todos los libros del autor

Otros libros del autor: MACHOVER, JACOBO

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LA DINASTÍA CASTRO, LOS MISTERIOS Y SECRETOS DE SUS PODER

MACHOVER, JACOBO

ALTERA 2005, S.L. 2007

17.00 € ($26.69)

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LA HABANA, 1952-1961 EL FINAL DE UN MUNDO, EL PRINCIPIO DE UNA IL USION

MACHOVER, JACOBO

ALIANZA EDITORIAL S.A. 1995

23.20 € ($36.42)

 

Ojalá que muchos quieran, "quieran", verdaderamente ver la otra cara del icono.

Muchas gracias, Jacobo.

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jueves, 9 de octubre de 2008

Las tenidas teatrales de Camagüey (3)

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ELIO 1

----- Mensaje original ----
De: elio poblador <>
Para: David Lago-Gonzalez <david2305@yahoo.es>
Enviado: jueves, 25 de septiembre, 2008 17:12:14
Asunto: RE: LAS HORRIPILANTES

No sabes como me he reído recordando aquellos días-noches en San Clemente, es que fueron muchas las barbaridades que se nos ocurrieron. No se si has visto algo que los ingleses estaban haciendo para la TV exactamente en esos mismos tiempos, algo llamado 'The Monthy Phyton Fly Show o algo por el estilo, no recuerdo muy bien el nombre, pero era exactamente la misma onda cómica y sin sentido que a veces parecían copiadas de las nuestras: un par de locas vestidas de mujer pasando por las situaciones mas inverosímiles que se le pueda ocurrir a un ser (loca) humano. Una de las que siempre recuerdo es una de las locas alimentando un tigre que mantenía enjaulado en el apartamento y mientras las manos se le desangraban pues el tigre obviamente ya le había mordido las manos, ella, histérica, con un hacha seguía despedazando un pollo para dárselo a comer y la comicidad era el verla vestida de vieja con sombrerito y todo conversando con la loca amiga  como si nada estuviera pasando. Es increíble que  nosotros, dada la escasez de recursos, estuviéramos haciendo lo mismo allá en Camaguey. Carlos Victoria me decía que eso era 'something in the air' que sucedía cuando las personas estábamos conectadas mentalmente en la misma frecuencia, una especie de telepatía. Eso me ha pasado mucho y me pasaba mucho con él, por ejemplo cuando el caso de Elián González (salvo la distancia) cuando se lo llevaron de su casa por la madrugada yo me desperté y encendí el televisor exactamente en ese momento y de inmediato llamé a Carlos pues eso era noticia y a el le interesaría dado su trabajo y su saludo fue: “¿Qué te parece?” Él también se había despertado y se disponía a llamarme al mismo tiempo. Tú me dijiste que días antes  de recibir el Cher CD tú estabas pensando en el mismo. Que me count!!!!!!

Bueno, volviendo al tema de Camaguey me vienen a la mente escenas como la de 'DE VISITA EN PINO TRES'. Recuerda que esa era la clínica dental donde Raquel (¿te acuerdas de Las Brujas?) trabajaba.  Se escuchaba mi voz llamando: “Raqueeel....... Raqueeeel”, y cuando se encendían las luces aparecía yo con el traje de quince de Gicela y una sombrilla que siempre me cubría la cara. Entonces entraba en escena (Patio de San Clemente) Nikitín, con otra sombrilla y un vestido de Eloísa también llamando a Raquel y entonces se percataba de que yo estaba en lo mismo y ahí comenzaba el dialogo. Éramos dos viejas amigas que hacia tiempo no nos veíamos. Mientras conversábamos manteníamos las caras cubiertas detrás de las sombrillas y el tema del dialogo siempre terminaba con la frase : 'Porque tenemos que mantener nuestras dentaduras sanas para lucir mas bellas!!!' y cuando girábamos hacia ustedes y descubríamos los rostros mostrábamos una enorme sonrisa con uno o dos dientes y estos llenos de caries. Eso lo lográbamos cubriendonoslos con papel negro y tinta negra.

Una de las Clasicas de “Las Altísimas” fue Roberto Pérez y yo encima de aquellas banquetas del office. Roberto me decía que estaba preocupada porque a su hijo se lo habían llevado para el EJT y entonces me enseñaba aquel cuadro con la foto de Elvis Presley que yo mantenía en mi cuarto (todavía mami lo tiene colgado en la pared!!). Yo le decia que yo sí estaba orgullosa del mío pues él había llegado en una balsa a Miami y  que le iba de lo más bien; con la misma le mostraba aquella foto en blanco y negro de Alice Cooper desnudo acostado en el suelo con aquella enorme boa cubriéndole el cuerpo.

Bueno, ya te seguiré mandando info, es que  ahora muchas me vienen a la mente pero tengo que ponerlas en orden. Las de Ileana  fueron básicamente en el apartamento de Boves y esas fueron grabaciones también comiquísimas. Recuerdo una de las mas descabelladas en que ella y yo trabajábamos en Radio Reloj, todo esto con efectos de sonido pues teníamos un reloj despertador todo el tiempo cerca del micrófono para que sonara como la emisora auténtica. Entonces salía ella anunciando la emisora con algo así como “Desde la Habana Cuba ésta es Radio Reloj.”'; yo la interrumpía con “Reloj, no marques las horas'; ella contestaba 'no las marques, no las marques, no las marques con Beatriz Márquez' 'Juanito Márquez baila el Pa-Cá”;' así seguíamos improvisando y en fin aquello era de mearse de la risa, y la gracia es que todo lo decíamos con la misma seriedad con que se daban las noticias en el auténtico Radio Reloj y siempre con el tic-tac de fondo.

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(To be continued….)

sábado, 4 de octubre de 2008

CÓMO CRIAR UN PERRO, de Antonio Desquirón Oliva

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NOTA DEL BLOGGER: 

PEREGRINOS DEL MUNDO.   Karin Aldrey, amiga entrañable, soulmate, con quien he compartido desde hace mucho vivencias, secretos, labores, risas, penas y diversos peregrinajes marbellíes y miamenses, ha editado un blog anexo a La Peregrina Magazine, mientras ésta es reconstruida después de huracanes y virus informáticos.

http://laperegrinamag.blogspot.com/

 

Allí me he encontrado con esta recensión que hice en su momento sobre un poemario de Antonio Desquirón y que fue publicada en la revista.  Yo no padecí el embate de los virus pero no sé qué cosas propias del éter que me son muy difíciles de explicar me hicieron perder todo --TODO-- lo que guardaba en esa otra caja de neuronas que sustituye la humana, de modo que estoy también en fase de reconstrucción, a la que en realidad no le veo buen futuro.  Queda, pues, congratularse por una disminución de la basura que estropea el medio, el lejano y el inalcanzable ambiente.

La reproduzco pues aquí, con el permiso de Heri y de esa linda chica judía llamada  Karin... shalom dechem.

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perro

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Cómo criar un perro

Antonio Desquirón Oliva
Ed. Unión, col. La Rueda Dentada, Cuba 2003

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Una noche de 1973 un grupo de amigos se sentaba en los balances de la saleta de una casa camagüeyana (que era la mía) mientras dos de ellos establecían una especie de tráfico poético, vertiéndose versos, elogios y pocas críticas. Ambos amigos recién habían terminado sus por entonces últimos poemarios. Pocos años más tarde salutaciones de ese estilo servirían de sospechas y estúpidas preguntas capciosas a representantes del mantenimiento del Orden y las Buenas Costumbres. Uno de esos jóvenes era el autor de este libro. Los versos de aquella velada se reunían en aquel momento bajo el nombre de “Cuaderno de año y medio” y hoy se reparten a lo largo de “Cómo criar un perro”. Cómo han logrado permanecer e integrarse en el tejido de un libro, más que antológico, recopilatorio, acoplando sus formas e ideas a las de otros posteriores y otros mucho más próximos en el tiempo, es 1) cuestión de magia poética, 2) la lealtad con que Antonio Desquirón (Santiago de Cuba, 1946) se ha tratado a sí mismo, tanto personal como literariamente, y 3) la fidelidad a los modos en que ha transformado las circunstancias y sus consecuencias. Al final de la lectura, recuerdo que alguien dijo que cualquiera de esos libros, publicado en el extranjero (se entendía como “extranjero” cualquier cosa más allá de las aguas jurisdiccionales), sería un éxito. Hoy estamos convencidos que tanto aquellos textos como los que ahora ladran tenue, casi tristemente, en este perro, pasarían sin pena ni gloria a través de la morralla editorial e intelectual.

En este libro figuran versos de casi todos los poemarios que el autor ha escrito hasta ahora. Nos parece estar asistiendo a una puesta en escena que de sobra conocemos, pero ¿acaso no es así la vida? ¿Acaso un escritor no pasa todo su tiempo repitiendo lo mismo, en mil formas diferentes pero todas coincidentes en un punto característico, más tarde o más temprano, más desnudo o más vestido? El ardid consiste en los fastos o los harapos con que se quiera mostrar esa única verdad, equivocada o acertada, qué más da, que ha sido razón de su existencia. Esas razones, que derivan en líneas, posturas, “eticidad”, no se toman por azar; es más, yo diría que no se toman en absoluto (cuando se escogen deliberadamente reciben otros nombres para mí siempre más vinculados a una profesión que a la aleatoria e incontenible creación), sino que al cabo de años, de minutos trascendentales, de las miles de edades por las que un hombre transita a lo largo de su tiempo, un día cualquiera, una tarde con el trasfondo musical de una canal que gotea, una noche en la que a lo lejos los perros se alborotan por algo desconocido para los oídos y los ojos de ese hombre, se percata de que sus pasos han ido siempre por ese camino. ¿Qué ha ganado?, se preguntarán los que siempre buscan algún objetivo frente a sus lentes. Nada: seguir una senda, aburrirse, que los demás se aparten de él, que le califiquen cuando menos de “extraño”. ¿Qué satisfacción le aporta?, continuarán preguntándose los profesionales. Ninguna quizá, en el fondo no la suficiente para compensar la soledad en la que ha vivido como un perro sarnoso. En el gran, bullicioso y confuso teatro del éxito y de labrarse un futuro pragmático, éste cubrió pasado, presente y futuro con un acierto tan personal y tan íntimo, tan recóndito, que sólo unos pocos elegidos supieron distinguirlo. Y qué valor tiene esto finalmente. Ninguno, nada, haber vivido inconscientemente desafiando normas, haber por fin hallado alguna paz en lo que la arbitrariedad con que los hacedores de entes suprahumanos han juzgado y regulado sus actos, haberse devorado el hígado, haber llegado a encontrar cierto dulce sabor en la espuma de la rabia. Pero, por otro lado, sí pero no, porque ese mismo hombre, que tal vez está por encima de toda mezquindad, también gusta y necesita de la lisonja, la galletita sosa del reconocimiento, y la mano alisando su lomo como recompensa no le es indiferente, el reconocimiento de extraños y de amigos no le es ajeno; como cualquier otro perro, su cola se mueve contenta y agradecida cuando escrutan sus méritos. Todo es tan complejo, todos somos tan complejos... Y al mismo tiempo tan simple, tan simples... Tan elementales.

La línea o contrapunto queda definido o ―no procuremos ser tan tajantes―, al menos, propuesto, en el primer poema, tal vez como advertencia de lo que el lector-autor se va a encontrar y se propone presentar. Reflejo el poema, al que ha llamado “Tradicional” (¿también ironía?) por su importancia dentro del contexto general:

“Los aires marciales de estos años

me llevaron a escuchar tus tristezas,

incluso tu dolor.

Frecuentemente yo abro camino a la Justicia

y entre las amigas que gusto visitar se cuenta la Equidad.

No pude o no quise ser cobarde,

por eso no resisto cadenas.

Vida sin honor

para qué sirve.

Soy el Perro.”

 

El poema, dividido en dos cuerpos, establece en el primero de ellos valores a los que el autor quiere hacer referencia. Pero en el segundo cuerpo, niega tajantemente lo dicho anteriormente. ¿Con cuál nos quedamos? Con ambos, naturalmente, porque no propone qué se escoge sino que ambos se acepten, en este caso coyunturalmente ensamblados y coyunturalmente contrapuestos. Una queda pugna está servida.

A partir de aquí, es un continuo admitir y negar lo que lleva a la aceptación del ser humano tal como es, del bagaje que le ocupa y de las circunstancias intrínsecas que inciden en la conformación de este hombre y, sobre todo, en su propia aceptación y reconocimiento, sin que halla por ello la necesidad de admitir o refugiarse en una resignación. Porque no es el resumen de esos cincuenta años, que son toda una trayectoria, a la que Silvio Rodríguez llama “desaparecer” por “vivir”, sino que esa misma aseveración se producía en plena juventud. ¿Confirmación inconsciente de la incapacidad práctica de la creación? ¿Seguridad preconcebida de la inutilidad? ¿Noción de la derrota anticipada en cualquier otro mundo más allá de las cincuenta o cien letras de esos versos, y dudas, eternas dudas itinerantes sobre su valor? Qué no es la creación, sino miedo, todos los miedos reunidos en uno solo.

Debo referirme a la portada del libro, (aparentemente) horrible. Desconozco las intenciones del ilustrador, Ernesto González Litvínov, pero he llegado a la conclusión de que su papel no es gratuito. Tanto el niño como el perro, sus expresiones, me devuelven a los cartoons televisos de la época de los Soviets, en los que no podía faltar lo que ellos consideraban como ameno con la moraleja o moralina final: parece estar diciendo: “pórtate bien, pórtate bien y serás recompensado”. Ni me es ajena la recreación de una Nina Hagen-Thorn, cuando en el gulag de Kolimá, teniendo que hacer de caballo, decía: “El caballo es un animal noble. Es bueno ser caballo”.

¿Es bueno, pues, ser perro? ¿Ha habido una predestinación, un inconsciente aprendizaje, genes o sólo hechos? De todo, es posible que de todo un poco.

Hay paz e ira. Hay parsimonia y valentía, una parsimoniosa valentía que es reflejo fiel de su persona. Hay un ceder ante las fuerzas de la arbitrariedad humana como ante las de la naturaleza, no sé cuál de las dos más temibles porque la primera no deja de ser patética mientras que la segunda es sólo ciega, pero ambas igualmente temibles. Hay una insistencia en la capacidad de olvido y un fracaso no admitido. Hay serenidad en amar de forma diferente y vivir de manera indiferente a tal disparidad. Hay, incluso, una cierta recreación o embellecimiento silencioso y sutil del abismo, lo que quizás pueda entenderse como un chouvinismo facilista (¿existe otra clase?) Hay paz de nuevo, pero también hay resentimiento, cierto aprendizaje en el control del rencor, y ¿por qué tendría que no haber resentimiento? ¿Por qué tendría el perro que quedarse apaleado, magullado, con eternos trozos de piel desnudos, sin ese pelo recio que crece como crin, si allí le propinaron un estacazo, una patada, si un crío de futuro ergástulo acertó con su escupitajo denigrante, estúpidamente superior?

Y hay una continua supeditación de la perfección lírica a la argumental, lo que convierte al poema en texto y reflejo vivo de una realidad que nos ha acompañado desde siempre: nosotros mismos. Es quizá por ello que tantos diferentes años se acoplan a uno solo, tan eterno y efímero como nuestras vidas.

En mi opinión, el último poema del libro, “Dones”, es una especie de epílogo que ablanda, suaviza, justifica sin necesidad el verdadero cierre del poemario (“Nombre”), con el que vuelve a remitirnos al principio: el regreso al status canino, a su sentido de la fidelidad: al nombre, a la caricia, al reclamo, a la rabia y a la paz, al perro en que se convirtió o, quién sabe, siempre fue.

“Nombre”

Tengo un solo nombre

y le soy fiel.

Me llaman

y voy.

Dicen el nombre

y voy,

abriendo a lado y lado

árboles y ríos...

Nada más que un nombre,

y con él me agotan,

Me atrapan ―fiel―,

en un dedal,

en una mano.

(Madrid, Septiembre 2004.)

(C) David Lago González, 2004

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Las tenidas teatrales de Camaguey (2)

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NOTA DEL BLOGGER:  Este texto lo tenía casi terminado cuando recibí el enviado por Antonio (Desquirón) y decidí colgar aquel primero.  Luego vendrán otros.

Hay algo aclarable en lo que se cuenta.  Como nunca se nos ocurrió escribir guión alguno sobre los textos, todo era improvisación total y absoluta, aunque se mantenía el tema elemental como referencia.  De ahí que en la rememoración de estas "locuras" se vayan alternando distintas versiones según aquélla o aquéllas que recuerde cada cual.

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Nikitin - Happenings, incorporaciones y conferencias

A veces es necesario hablar de los amigos, los que tenemos alguna ridícula y pobre manera material de hacerlo. En esa isla donde algunos nacimos, también los tiempos han cambiado, y eso no podían concebirlo los ejecutores del poder porque en su error mesiánico residía también la confianza de que “los tiempos” sólo pudieran alterarse fuera de su reino o de que ellos fueran capaces de manejarlos a su antojo como han hecho con las personas. Este cambio no los ha hecho mejores, ni más bondadosos ni más exigentes, ni más crueles. Simplemente son cosas que están fuera de su alcance y que son tan globales y universales que el paraguas anti-vida que cubre esa lengüeta de tierra en forma de caimán queda obsoleto e incapaz. Por eso hablar de amigos que quedan allí —“por decisión propia o fatal impedimento”— no les va a acarrear un proceso retroactivo de diversionismo ideológico.

Nikitín debe su apodo ruso al hecho de que en años tan remotos como 1963, 1964, 1965, por ejemplo, cuando apenas éramos unos críos (crecidos tan de prisa como los mismos hechos que, no a día, sino en el mismo día se sucedían continuamente, sin dejar tiempo al razonamiento, como un carrousel sin control), utilizaba un mamotreto del físico soviético y gloria de la U.R.S.S., para trasladar de un lado a otro sus manuscritos, que por aquel entonces solían ser poemas. Uno de los lugares en que por entonces nos reuníamos era la Sala de Música de la Biblioteca Provincial. Cuando no había más usuarios que nosotros, o usuarios de confianza, nos leíamos cosas, y las risas nunca se podían contener estando Nikitín presente. Recuerdo que solía meterse mucho con un personaje de apellido francés, un tanto estrambótico y ferviente megalómano, que esperaba partir hacia alguna parte del mundo (del mundo donde ocurrían cosas, según suponíamos nosotros) y que por aquellos días finalmente lo logró, o los dioses le fueron propicios.

El tiempo siguió añadiéndonos años y recursos (estos, sobre todo a Nikitín) para escapar del tedio y el enorme y hacinado closet que supone El Comunismo (¡Muchachitas vanguardistas de la Chueca prefabricada, tomad nota: el comunismo es el más grande de los closets imaginables!). No sé cuándo Nikitín comenzó con las “incorporaciones”. Las incorporaciones eran como muertos o espíritus que le bajaban en los momentos más insospechados: andando por la calle, haciendo una cola, en medio de un autobús repleto de gente, y en situaciones aún más serias. Uno de ellos era Libertad Lamarque. Otro era algo más difícil de explicar: consistía en unas cartas firmadas como “Tuya siempre, Belkis”, en las que el supuesto personaje que suspuestamente firmaba era natural y suspuestamente Belkis Cuza Malé —lo siento mucho, Belkis, blessings y sigue con Linden Lane hasta “más allá del límite del mundo”, como cantaba Monna Bell— y que nada tenían en común con la persona real; “el personaje” no era Belkis sino las cartas que supuestamente escribía Belkis, a las que se unía a veces otro “personaje” metafísico, o no sé cómo llamarlo, que era la frase “se me está yendo de entre las manos” en las mil variantes y combinaciones que se puedan imaginar. Otro gran personaje incorporado eran las interpretaciones de Ewa Demarczyk, cantante polaca que todos venerábamos, actuaciones a las que incluso mi madre asistía con deleite. Pero el más, lo más, el “no va más”, la consumación de todas las actuaciones, la más realizada de todas las improvisiones, era Luz Marina Romaguera, personaje femenino de “Aire Frío”, obra de teatro de Virgilio Piñera. No sé si Virgilio llegó a conocer algo de esto, me parece que Nikitín nunca se atrevió a tanto por el respeto y la admiración que profesaba a Virgilio. Luz Marina Romaguera se ponía a planchar en el Parque Agramonte y para nada importaba si había retreta ese jueves: así tenía música de fondo. O Luz Marina cocinando en la guagua de la línea 1, que pasaba por mi casa y nos acercaba a la suya. O Luz Marina lavando, con batea y tabla, y un cigarrillo “mojao” en la comisura de los labios. La gente se quedaba estupefacta, y discretamente comenzaba a alejarse y dejarnos solos.

Tan rápida y vertiginosamente como los acontecimientos cotidianos de la Revolución, se conocía más y más gente, y el grupo se ampliaba con personas incomparables y amigos imperecederos (“some have gone, and some remain”, cantaban John y Paul). Así se incorporaron Elio y Queta Pando. También estaba Carlos Alonso, pero ya el rol de este es mucho más importante en lo que podría bautizarse como “El Reino del Vinilo” y eso constituye un capítulo aparte, aunque son memorables su traducción de “Sisters of Mercy” (creo) de Leonard Cohen, y un facsímil de algo absolutamente genial, dibujado y escrito totalmente a mano, ejemplar único, y que se llamó La Gayzette, tomando como base el poster que acompañaba el álbum de Jethro Tull, “Thick as a brick”, que utilizábamos cuando queríamos que alguien se marchara de su casa , de la mía o de la de Elio.

Las “performances” en casa de Elio fueron únicas, absolutamente enloquecidas y geniales. Por darles algo vamos a darles cierto orden:

1) Las Altísimas.

Imaginad un escenario. A oscuras.

Las luces comenzaban lentamente a ascender desde el suelo e iban escalando trapos, sábanas viejas, vestidos de mamá, paños de cocina, trozos de plástico, fotos del Che prendidas con un imperdible, cualquier cosa ¿imaginable? hasta que llegaban a la cúspide de todo aquel obelisco humano, en el que asomaban las dos cabezas de Elio y Nikitín diciendo al unísono “Nosotras somos Las Altísimas y nadie nos puede alcanzar”.

2) Las Horripilantes.

Imaginad un escenario. A oscuras.

Dos “algos” de espaldas al público hablando entre ellas las cosas más desatinadas.

Las luces comienza a moverse lentamente hasta que por fin se detienen en la nuca de los personajes, momento en que estos se vuelven y descubren toda la fealdad que el maquillaje había podido darles.

3) Encuentro entre Romy Schneider y Greta Garbo.

Las dos estrellas se encuentran casualmente y todo es socialmente correcto hasta que comienzan a insultarse y a agredirse mutuamente.

4) Grand Finale : La Natividad

Escenario: cuarto de baño de la casa de Elio.

Personajes: San José — Nikitín

la virgen María — Elio

el niño Jesús — la muñeca de la sobrina de Elio, hija de Rosario.

Los tres, caracterizados según la época.

La acción gira en la fascinación y alegría por haber traído al mundo al Mesías pero de inmediato comienza la preocupación por una gran tormenta que se avecina con truenos, rayos y centellas.

El “happening” se cierra al ser lanzada por los aires la muñeca de la hija de Rosario, o sea, Jesús niño Nuestro Señor, a manos de Elio-Virgen María harta ya del destino aciago.

Las “imágenes transidas” eran instantáneas corporales y gesticulares que realizaban Nikitín y Queta Pando en público, imitando, por ejemplo, “La Pietá” o el abrazo de “La Conjura de los Boyardos” de Einstein. O cualquier otra cosa. “El beso” de Rodin, otro ejemplo. Por supuesto, los transeúntes se quedaban paralizados y los policías ni siquiera tenían tiempo de reaccionar.

Otra “performance” desternillante, inimitable, única, era la conferencia “Los cuatro pilares de la Historia de Cuba” basada (siempre totalmente improvisada) en cuatro dibujos que había hecho Elio sobre ese papel naranja con que entonces se cubrían las radiografías. Los dibujos representaban: a) un par de tetas, b) un coño, c) una pinga con sus huevos correspondientes, d) un culo. El conferencista era Nikitín, por supuesto. El tema abarcaba desde Colón, con una ligera introducción pre-colombina, hasta nuestros días (por “nuestros días” se comprende los días que nos tocaban en aquel momento, por la libreta o el mercado negro, da igual).

 

Y una performance que sólo representábamos en la cervecería de la Colonia Española, bajo unas folclóricas sombrillas con cubierta de henequén que quedaban al final de uno de los fondos que daba al reparto Vista Hermosa, puerta por la que muchas veces teníamos que huir. Los actores éramos Nikitín y yo. Los personajes eran dos francesitas —fue un tiempo en que todos queríamos ser franceses— porque siempre queríamos ser cualquier otra cosa que no fuera cubanos— porque ya la Revolución era cubana— y por eso nos parecía todo demasiado. Estas dos francesitas se encontraban, más bien sin encontrarse, cada una dando vueltas a su sombrilla correspondiente. El diálogo era más o menos éste:

Amelie: Bonjour, Sylvie.

Sylvie: Bonjour, Amelie. Comment ça va?

Amelie: Ça va bien, Sylvie. Et vous?

Sylvie: Oh tres bien, Amelie: je suis la noveulle philosophie

Amelie: Hip hip

Ambas: Ufa!

Una vez lo representamos para unos camioneros que conocimos cenando en el Picking Chicken, al otro extremo de la ciudad. Luego, tuvimos que salir huyendo por esa puerta que mencioné antes.

© David Lago González, 2008.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Las tenidas teatrales de Camagüey

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NOTA DEL BLOGGER:  Concebí esta idea primeramente como un homenaje a NIKITÍN (también conocido como José Rodríguez Lastre), que todavía no ha muerto pero hay que aprovechar a los que quedamos porque ya empezamos a caer como pollos con moquillo.  Pero rápidamente comprendí que todo esto que hacíamos antes sobrepasaba al mismo Nikitín, si bien La Estrella era él y siempre será él.  Nuestro amigo Antonio (Desquirón) se unió a la idea y me mandó ayer este lindo texto bajo el nombre de "Las tenidas", por eso yo he extendido el título de la "entrada" a "Las tenidas teatrales de Camagüey".  Pretendo --queremos-sacar a Nikitín del letargo principeño en que se halla (tirado, hundido, no crean ustedes que está recostado cómodamente sobre cojines de florseda) y que sea él mismo el que concluya --o revitalice, quien sabe--  lo que se cocía en estos recuerdos.

Es de justicia precisar que el "homenaje" escrito por Xenitis Rebel (que pueden ver más abajo en este mismo blog) fue el detonante (¿el detonante o el detonador?) que estaba esperando para esto que quería hacer desde hacía tiempo.

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Las tenidas.

En los años ’70 la mayoría de mis mejores amigos eran camagüeyanos. José Rodríguez Lastre (Nikitín), Carlos Victoria (Vicky Baum) y David Lago (que en la actualidad se hace llamar Mominko por los íntimos). Yo iba mucho a Camagüey. Quería a aquella ciudad casi tanto como a Santiago. Quizá fuese por mi gran pasión, A., que en gran parte –aunque sólo de paso- se desarrolló allí. Creo que en ningún sitio me he sentido más cómodo y querido que en Camagüey. Yo sabía que entre mis amigos existía una vida, una especie de cadena de secretos, o, no de secretos, sino de sucedidos en los que yo, por el hecho de no compartir con ellos la vida cotidiana, no estaba incluido. Un poco como hoy.

A continuación voy a relatar una de las sorpresas más sobrecogedoras y hermosas que viví en Camagüey. A lo mejor mis amigos le pusieron un nombre. Yo nunca lo supe, y si lo supe no me acuerdo. Ocurría en casa de Elio Poblador, Heliotropo, como lo llamaban mis amigos. Para mi recuerdo, su casa quedaba en la calle San Clemente o en alguna paralela a ella, muy parecida. Era una típica casa colonial camagüeyana. Me fascinaba: nunca –salvo en mi propia vivienda- he visto tan justamente expresadas las ideas de cordialidad, confort, alegría y esa mezcla de etiqueta y llaneza que constituye una de las mejores cualidades, cada vez más perdida, del cubano. Si alguien ha visto las fachadas camagüeyanas que hay en el libro El Pre Barroco en Cuba, del Profesor Prat-Puig, ya sabe cómo era la casa de Elio. Con arcos carpaneles en puertas y ventanas y remate de fachada con pequeños pie-de-amigos, como es tan frecuente en la vivienda principeña de los siglos XVIII y XIX. Y un gran patio central lleno de fresco, verdor y tinajones de barro hundidos casi hasta su cuello en tres de las cuatro esquinas. Un patio donde el fresco podía batir, donde daba deseos de pasarse la vida.

Elio era un gay joven, alto, blanco, de cara redonda. Evidentemente había nacido y crecido en esa casa: estaba como soldado a ella, era como ella. Por supuesto que resultaba sumamente agradable. Con Elio no creo haber pasado por esa suerte de aduana, esos “tientos y diferencias”, que son los primeros tiempos de la amistad: sin haber llegado a ser jamás lo que se dice “un íntimo”, desde el primer momento me profesó una cordialidad cálida que hoy día es lo que mejor conservo de su imagen.

La casa de Elio era un sitio de reunión. Además de los Carlos, Niki y David, iban Calos Alonso y unos adolescentes cuya función era decorativa, a pesar de que en realidad no eran bonitos ni feos, conocidos como los Bíquer, por aquello de Yes, but be careful, con que aquellos machitos provincianos cubrían púdicamente su confraternidad con “el otro bando”. De verdad no recuerdo ni sus nombres ni sus rostros: solamente quizá de uno de ellos, blanco, de baja estatura, cejas gruesas, ceño fruncido y bastante desaliñado. Los Bíquer eran algo así como unos invitados: habituales e invitados a la vez. Se jugaba dominó. Como 2 mesas. En realidad a nadie interesaba tanto el juego como la presencia y la frecuentación de esos muchachos que no eran bellezas, pero que tenían gracia y esa especie de olor del varón. Por supuesto que ellos lo percibían y les gustaba sentirse acogidos y de cierta manera mimados. Pero lo principal de la casa de Elio no eran ni los Bíquer ni el dominó, ni el mismo patio. Mis amigos celebraban tenidas teatrales. Hacían cosas. He visto buena parte del teatro cubano de los años ’60. Estuve en el estreno de La noche de los Asesinos, en varios montajes y estrenos del Guiñol Nacional de Cuba —me fascina el teatro de muñecos- en una de las primeras funciones de Dos Viejos Pánicos, en diez de Peer Gynt; el propio Virgilio Piñera me leyó en su pequeño apartamento La Caja de Zapatos Vacía, mi amigo Roger Salas diseñó la escenografía para El Amante de Harold Pinter —en lo que se considera una puesta en escena histórica-; vi a María Casares interpretando El Cántar de los Cantares junto al Ballet del Siglo XX; yo mismo fui actor en una obra llamada Viet Nam por Ejemplo montada por el grupo de aficionados de la Escuela de Letras de la Universidad de La Habana en 1968, tuve un grupo de guiñol llamado Garabatos allá por 1967 —actuamos por esos montes pinareños que luego se han hecho famosos con el paso de los huracanes y sus desastres— y uno de mis primeros textos publicados —en 1967— fue una crítica sobre las puestas de Ciugrena de Alfonso Sastre y la ya citada El Amante. Me gusta la escena. Por eso las tenidas teatrales en la casa camagüeyana de Elio Poblador fueron algo estremecedor, absolutamente importante y desconocido. Si de algo estaban cercanas era del último teatro de Piñera.

Recuerdo tres: una que representaba Nikitín en el cuarto de Elio. Era un largo monólogo en el que encarnaba a la telefonista del Partido Comunista en la provincia. Hablaba de cualquier cosa con cualquier tipo de personas: desde gobernantes hasta amigotas, amantes, familiares, conocidos que le pedían un favor, espiritistas ante los que desnudaba su alma, profesionales a los que demandaba un favor. La telefonista se embarazaba, le crecía el vientre, daba a la luz y moría.

El segundo era un Nacimiento. Elio hacía de Virgen María —con un manto blanco que le ceñìa el rostro—, Niki, de San José —con un paraguas negro y unas gafas azules—, el Niño era un muñeco de trapo, David era luminotécnico y efectista. El texto decía algo como:

José: Noche de paz, noche de amor.

Virgen: Todo duerme en derredor… José ¿no sientes unas gotas?

Efecto: Golpeteo sobre una especie de redondel de hojalata. Un bombillo enciende y apaga rápidamente.

José: ¿Oyes? Viene una tormenta.

Virgen: ¡Santo Cielo! ¡Huyamos! ¡Dejemos abandonada a la Criatura!

El tercero se llamaba algo así como Las Horribles. Representado por Elio y Nikitín (por eso decía Niki que Elio era su co-star). Dos duquesas rusas, cuando la Revolución de Octubre, salen huyendo y abandonan sus palacios, sólo que en vez de hacerlo hacia Occidente lo hacen hacia Oriente. En vez de llegar a París, lo hacen a Siberia y tiritan de frío sentadas en unas rocas de espaldas al público. Conversan y se cuentan su historia y desgracias. Una de ellas dice: Nadie nos ayuda porque somos Las Horribles. Vuelven su rostro hacia los espectadores y sonríen exageradamente mostrando una dentadura asquerosamente podrida, en realidad pintada de violeta genciana. Fin del diálogo.

También había un monólogo que recitaba Elio en su habitación, frente a la foto de un roquero desnudo envuelto en una boa constrictor. Elio encarna el personaje de un niño pionero que va a entrar a clase. Su texto es el recitativo sobre el Ché Guevara que los niños cubanos dicen todos los días antes de entrar a la escuela. Al final se oye un coro de voces que declara ¡Ché, comandante, amigo!. Todo se oscurece y Elio exclama señalando la foto: ¡Yo quiero ser como el!

Es lo más desacralizador, heterodoxo y sacrílego que me ha tocado ver y oir en mi vida. Como teatro, aún lo considero genial.

© Antonio Desquirón, 2008.