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NOTA DEL BLOGGER: Se me han acumulado estos mensajes que envía Harold Alvarado Tenorio de distinta forma, y verdaderamente pierdo un poco el hilo del entramado. Todo me parece de un delirio delirante, y no lo digo en sentido peyorativo sino todo lo contrario. No es mi delirio, pero, de cualquier forma, es el delirio y eso me atrae, y me deja entrever en cierta forma los teje-manejes del "similal" (dijo el chino) de la casta pseudo-intelectual pegada a la política (UNEAC & compaña) que tanto conocemos los que padecemos la tara cubana, y que unas veces, según sopla el viento, los del outside elogian o insultan pero todos pierden el culo por mantener en sus patéticos curricula como si de premios Nobel se tratara. Mediocridad, tristeza, pena, lástima, poco talento, y mucha, mucha mala leche, ingredientes activos de la clase inteleSSStual.
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Chávez elogia a Ospina
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CARACAS, 2 de Agosto de 2009 (ANSA) - Hugo Chávez dijo hoy que el obsequiado del Rómulo Gallegos, William Ospina, es un vocero de la Colombia "digna", mientras que Alvaro Uribe es "capaz de todo", casi en el mismo momento en que ordenaba el cierre de 34 emisoras más no adictas a su gobierno. Chavez ha cerrado ya varios ateneos y ordenado la quema de cientos de libros de bibliotecas públicas en estados donde gobiernan sus enemigos.
“Por cierto, --dijo en su columna dominical Las líneas de Chavez -- hoy domingo estará recibiendo en Caracas el Premio de Novela, el colombiano William Ospina, por El país de la canela. Ospina, cuyo libro La franja amarilla es una de mis guías ideológicas, es una gran conciencia colombiana y de nuestra América, una de las voces mayores de la otra Colombia, esto es, la verdadera, la digna, la mayoritaria, la hermana. Queremos recordar un conmovedor poema suyo titulado 9 de noviembre de 1948 --forma parte de su libro ¿Con quién habla Virginia caminando hacia el agua? (1995)--, que constituye el mejor de los homenajes a Gaitán. Y lo hacemos como una declaración de amor fraterno al pueblo colombiano y como una reafirmación de nuestra solidaridad con la causa de la paz:
Para entender esa pasión inmensa que iba de pecho en pecho,
de grito en grito,
debes saber de siglos de vergüenza,
de indios educados por los blancos,
de llagados esclavos que vivieron a solas sus meses de agonía,
debes saber de dioses vivos que caían,
de dioses muertos que triunfaban,
del cansancio infinito de vivir en el mundo sin amor por el mundo,
de la torpeza de unas castas tristes que intrigan,
hieren y ebriamente humillan,
mas no saben ser dignos de su suelo y su cielo.”
En el artículo, Chávez volvió a atacar los planes de Bogotá de instalar bases norteamericanas en su territorio, a las que ve como "la punta de lanza del nuevo coloniaje".
También señaló que "la obsesión de Uribe con la firma de un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, lo hace capaz de todo".
"¿A quién pretende hacerle creer el presidente Uribe y la oligarquía colombiana, que el incremento de la presencia militar yanqui, a través de estas nuevas bases, no significa una amenaza directa contra Venezuela?", reflexionó.
El Premio se llamará de ahora en adelante Catire Hernández, en honor del escritor y chavista venezolano a quien el gobierno ha designado para otorgarlo, desde la muerte de Stefanía Mosca, su esposa. El Catire Hernández es considerado el más grande revolucionario de las letras venezolanas desde la muerte de Caupolicán Ovalles.
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La lengua viperina
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¿Quién es la voz detrás de los incendiarios e-mails que atacan sin piedad al establecimiento literario del país? Muchos creen que está loco, pero eso decían de Hamlet y del Quijote. Perfil.
Por Marianne Ponsford*
Mponsford@semana.com
Directora de Arcadia
Arcadia, nº46, Bogotá, Julio de 2009
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En la historia de la literatura (es decir, en la historia no oficial del ser humano), existe un personaje no muy conocido que causó revuelo en su tiempo: se llamaba Charles Augustin Sainte-Beuve. Vivió en París en el siglo XIX, y fue el crítico literario por excelencia de la Francia romántica. Era un hombre brillante y estudioso, y tenía una mala leche tan terrible que, con razón, lo odiaban muchísimos escritores. Con las armas de una lucidez escéptica y una cierta ceguera que el tiempo puso en evidencia, atacó con virulencia a los grandes escritores del parnaso francés. Nadie salió indemne: ni Víctor Hugo ni Balzac, ni Gautier ni George Sand. Ni siquiera él mismo. "Este es mi arsenal de venganzas: digo la verdad", afirmaba.
La gente del mundo de la literatura suele recordar a Saint-Beuve por un famoso libro, escrito por Marcel Proust y publicado de manera póstuma. Se llamaba Contra Sainte-Beuve. En ese librito podrían estar los orígenes de la monumental obra de Proust: En busca del tiempo perdido.
Pero el librito de Proust no era solo un ataque personal. Era una refutación vehemente de la propuesta crítica de Sainte-Beuve. Este creía que para poder analizar la obra de un escritor había que examinar su vida. Y metía los dedos sin recato en las intimidades de los escritores, para hablar sobre su obra. Proust creía que Sainte-Beuve estaba equivocado, y si bien el tiempo parece haber inclinado la balanza a favor de Proust, el debate sobre si el examen de la vida del escritor es o no pertinente para juzgar su obra ha protagonizado el siglo XX. Los tres ejemplos más citados fueron los de Ezra Pound, Knut Hamsun y Louis Ferdinand Céline. A los dos primeros se les criticó el haberse puesto "del lado de los malos" en la Segunda Guerra Mundial, y al otro, su antisemitismo. En la última década este debate ha vuelto a tomarse la escena: Milán Kundera y Günter Grass han sido objeto de cientos de artículos de prensa por su supuesta colaboración con regímenes totalitarios.
Harold Alvarado Tenorio, poeta e intelectual, es el pérfido Sainte-Beuve de nuestro tiempo. No es conocido por el gran público por una razón: no escribe en medios nacionales. No lo hace, según él, porque no lo dejan: "Roberto Posada me sacó de El Tiempo porque José Mario Arbeláez se lo llevaba a tomar trago a su apartamento y a hablarle mal de mí. Hasta que lo convenció y me dijo que yo no hacía más sino joder".
Aunque sí ha escrito en medios nacionales. Alvarado Tenorio pasó breves temporadas en París, adonde no pudo volver un buen tiempo por haber publicado en el diario El Pueblo, de Cali, un artículo salvaje sobre los oficios de los intelectuales colombianos allá: "Había un tipo que hacía trabajar a su novia de prostituta; otro que cuidaba una elefante en un circo y muchas cosas más. Cuando se publicaron dijeron que me iban a matar". A finales de los años ochenta regresó a Colombia y comenzó a disparar sus dardos venenosos en el diario La Prensa ("jodé, jodé", le decía Juan Carlos Pastrana) contra varios de sus 'ex amigos' como Darío Jaramillo Agudelo, a quien comparó con un banquero milanés, pues acababa de ser nombrado gerente cultural del Banco de la República, o Juan Gustavo Cobo Borda, de quien se mofaba llamándolo el poeta de la Roma imperial.
"A Alvarado Tenorio le debemos el haber resucitado en Colombia el gran género olvidado de la diatriba literaria", dice de él su amigo Antonio Caballero. Alvarado Tenorio se reconoce como heredero de ese género. Su mentor viperino e intelectual fue Jorge Zalamea, quien impartía talleres literarios a finales de los sesenta en la Universidad del Valle. Dice haberse convertido en la lengua ponzoñosa que es gracias a Borges, personaje con el cual tuvo una relación cordial cuando el escritor argentino estaba en el ocaso de su vida. "Que yo sea una lengua viperina es también por Borges, que era experto en el arte de humillar. Muchas de las cosas que escribió las hizo para burlarse. Borges se puede leer de muchas maneras: los franceses lo leen como metafísico, pero los argentinos como un viejo hijueputa que se burla de todo el mundo y que destilaba veneno contra sus amigos".
¿Dónde y contra quién escribe hoy Alvarado Tenorio sus diatribas? Ah. Alvarado Tenorio es un diestro amante de las nuevas tecnologías. Casi a diario, en los buzones de correo electrónico de cientos de escritores, periodistas culturales, amigos y enemigos, hay alguno cuyo remitente es "Noticias culturales", o "Arquitrave" (el nombre de la muy buena revista de poesía que hace él solo, en su casa, desde hace ya muchos años), o "HAT". Los correos pueden incluir una salvaje andanada contra la poeta Piedad Bonnet o Juan Manuel Roca, un inclemente juicio a la académica de literatura Luz Mery Giraldo, una burla despiadada y desopilante del "excelso poeta" Belisario Betancur o, más recientemente, brutales invectivas contra Héctor Abad Faciolince, a quien llama "el huérfano ilustre" o contra William Ospina, autor de El País de la Canela, a quien parodia como ciudadano del "país de los lagartos".
De un tajo, Alvarado Tenorio abre boquetes en el amor propio de sus enemigos y les echa sal. "Yo no odio a nadie, a nadie", asegura con vehemencia. Para él, que parece un archivo secreto de chismes sobre los intelectuales, es casi un deber pelear contra lo que considera un país adocenado. "Lo que pasa es que yo no me voy a morir y estos creen que yo me les voy a comer el cuento. Mientras yo esté vivo, les voy a decir que no son nadie, NADIE".
Alvarado, al igual que el Sainte-Beuve descrito por los hermanos Goncourt, es voluminoso y no muy agraciado. El día que llega a las oficinas de Semana para conversar con Antonio Caballero y con la redacción de Arcadia, luce una magnífica bufanda de vivos colores sobre su camisa de bluyín, y sus pies van calzados de manera memorable: unos tenis Puma rojo escarlata enfundados en unas medias marrón con pelotitas rosadas y rayas verde manzana. Tanto Caballero como Juan David Correa y yo misma (debo decir que Alvarado Tenorio me lanzó un jab violento al corazón en uno de sus correos que me dejó maltrecha un par de días), no podemos más que soltar risas o carcajadas cada tanto. Se levanta con estupendos ademanes histriónicos, mientras se defiende de nuestros reclamos: "Yo no tengo interés en ofender a Piedad Bonnett —dice con risueños aspavientos—. Escribo sobre ella porque me parece un personaje cómico, una señora culi fruncida que se las tira de gran poeta con unos poemitas güevones dizque "Despojos de la mañana, una taza con el pozo del café, virutitas de pan francés comprado donde Chez Rocá, margarina derretida del corazón de Darío, un trozo de papaya, obsequio de Whilhem, El Tiempo de ayer con la entrevista en Martinez Campos, vida cotidiana: mamá está más triste que la Una", ¡No, por favoooooooooooor!".
Alvarado Tenorio exagera, manipula los hechos, repite chismes sin corroborar las fuentes, destila un veneno a veces demasiado fácil -y no da siempre en el blanco, sin duda—, pero hay un alocado parpadeo de verdad en su desmesura, algo de difícil verdad en su monomanía. Cuando le preguntamos qué tiene de malo el Festival de Poesía de Medellín, contesta: "Fernando Rendón es un vividor. El origen del conflicto con él es por malos tratos. Una vez me invitaron a un festival de poesía en Caracas y eso era muy ridículo. Yo lo escribí en la prensa, y Rendón me mandó una carta diciéndome que yo era una porquería. Otro día, después del secuestro de mi tío, me llama por teléfono y me dice que me está mandando por correo una carta para que la suscriba. La carta decía que el presidente había mandado a asesinar a los diputados del Valle. Yo lo llamé y le dije: 'Mira, Fernando, primero, yo odio a las FARC, segundo, odio a Pablo Catatumbo'. Y él me dice: 'Ah, es que vos sos un uribista, vos pensás es con el culo'. Le dije: 'Conmigo no te metas. El que yo sea uribista a vos no te importa. No te metas conmigo porque no solamente te voy a desprestigiar sino que te voy a dejar en la ruina'. Así que le clavé catorce páginas diciendo que él es un vividor que trae un montón de indígenas que él se fornica; unos negros de mierda y un montón de disfrazados, y ¡cobra por eso! Y los pobres, oyendo cómo un negro les grita:
Natowa kitandawili mwenye jawabu kutowa
Wako watu sura mbili majaraha yasopowa
Kuchupa kwao kuwili nyoyo zao zaunguwa
Watakayo ni muhali milele hayatokuwa
y él les traduce
Vivan las mujeres que tienen dos maridos
Abajo el trabajo Viva el dinero publico
Yo soy feliz con mi tabaquito
Viva Jacobo Arenas Viva Arturo Alape
Vivan todas las formas de lucha contra el patrimonio nacional
¡No jodás! En ningún país pasa eso. ¡Anda a hacer eso en Alemania para ver cómo no va nadie! Eso es el hambre. Esos festivales son una mierda. ¿Y qué te parece la Casa Silva con ese inútil al que el papá delante de mí le decía: 'Tú eres un imbécil, ala, introdúcele el meñique por el orificio a la dama, méteselo'? Dizque la poesía al servicio de este cretino, ocho y medio millones de pesos se gana. Y si digo que el Hay Festival es una vergüenza es porque es verdad: porque eso no se puede hacer en una ciudad surcada por la miseria. Pero se puede responder".
Para ser justos, hay que decir que Alvarado Tenorio también envía e-mails con poemas que le parecen valiosos (como un hermosísimo poema de Cecilia Balcázar de Bucher), o cuando lanzó su campaña en pro del Premio de Poesía Reina Sofía para Meira del Mar, poco antes de que ella muriera.
Y hace eco de Sainte-Beuve también en su mofa de sí mismo. El e-mail en el cual apoyaba su propia candidatura para Fiscal de la Nación, en la que aparecía ataviado con la corona de un emperador chino en la Gran Muralla China, no tiene pierde: es un acto genial de auto burla, en un país en el que para él, demasiados intelectuales de tercera línea se toman muy en serio a sí mismos, y no quieren más que vivir de dineros públicos. Y aunque entre el dinero y la palabra, para Alvarado Tenorio la batalla la gana el dinero, sí cree profundamente en el poder de las palabras: "Claro. Acuérdese de Moisés advirtiéndole al Faraón sobre las siete plagas de Egipto."
Después de oírlo hablar de sus amigos, que parece que tanto lo hubieran defraudado, es inevitable preguntar si no siente que la suya ha sido una vida de desencantos. Y dice: "Se lo respondo con un poema mío, Proverbios:
No hables,
mira cómo las cosas a tu alrededor se pudren.
Confía solo en los niños y los animales
y de los ancianos aprende el miedo de haber vivido demasiado.
A tus contemporáneos pregunta solo cosas prácticas
y comparte con ellos tus fracasos, tus enfermedades,
tus angustias, pero nunca tus éxitos.
De tus hermanos ama el que está lejos
y teme al que vive cerca.
A tus padres nunca preguntes por su pasado
ni trates de aclarar con ellos tu niñez y juventud.
Con tu patrón no hables, escríbele y nunca le cuentes
tus planes futuros y miéntele respecto a tu pasado.
Ama a tu mujer hasta donde ella lo permita y
si llegas a tener hijos, piensa que, como en los
juegos de azar, podrás ganar o perder.
El destino no existe, eres tú tu destino.
Y sí llegas a la vejez
da gracias al cielo por haber vivido largo tiempo,
pero implora con resignación por tu pronta muerte.
Los que no tenemos dinero ni poder
valemos menos que un caballo, un perro,
un pájaro o una luna llena.
Los que no tenemos dinero ni poder
siempre hemos callado para poder vivir largos años.
Los que no tenemos dinero ni poder
llegados a los cuarenta debemos vivir en silencio
en absoluta soledad.
Así lo entendieron los antiguos,
así los certifica el presente.
Quien no pudo cambiar su país
antes de cumplir la cuarta década, está condenado
a pagar su cobardía por el resto de sus días.
Los héroes siempre murieron jóvenes,
no te cuentes, entre ellos,
y termina tus días
haciendo el cínico papel de un hombre sabio.
¿Pero ese poema no contradice su pasión por la palabra? "No" —responde-. "En mi poema yo digo que hay que callarse porque cuando uno llega a cierta edad y los otros tienen el poder, si uno habla, puede perecer. Lo matan. Yo no me callo porque he asumido una actitud ética. He estado a punto de morir muchas veces y creo que todo es más simple de lo que parece".
*A partir de una entrevista de Antonio Caballero, Juan David Correa y Marianne Ponsford.
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arte y corrupción
Por Lucas Ospina Villalba
luospina@uniandes.edu.co
3500 millones en globos, conciertos por 2000 millones, cabalgatas dilapidando enormes sumas sin contar heridos y muertos, miles de figuras en arcilla...
¿Cómo se educa a un pueblo alcohólico, analfabeta y místico? Con iconos. El alcalde de Bogotá Samuel Moreno Rojas, hijo de Samuel Moreno Diaz y la Nena Rojas, se reunió con su secretario Yuri Chillán y el contratista poeta William Ospina Buitrago para oficiar una sesión de “brainstorming”: buscaban iconos para celebrar el bicentenario de la independencia con los ciudadanos de su “Bogotá Positiva” y la “tormenta de sesos” se les fue en echar globos:
— “Nos pareció que los globos son suficiente símbolo de fiesta, de lo que pueden el ingenio humano, y su capacidad de superar las limitaciones y de soñar con libertad.”— dijo Ospina con lirismo parrandero.
—“Recordábamos aquella sentencia de Leonardo Da Vinci de que "volar es dejar de ser uno y acercarse un poco a Dios” […] “pero faltaba un componente esencial para motivar la reflexión colectiva sobre el Bicentenario: los artistas.”— dijo Chillán, invocando arte y religión, ofreciendo al público capitalino un placebo que reemplace quizá otras esferas místicas esas sí necesarias y aclamadas por el pueblo: la subida a Monserrate, cerrada por la Alcaldía, primero por razones de seguridad y luego por desidia y para repartir la franquicia lucrativa del camino en la piñata clientelista.
—“Queríamos que reprodujeran las efigies de los próceres, pero los artistas escogieron otros temas, y el que más representaron fue el agua. Al comienzo pensamos que era un error, pero ahora sentimos que, como de costumbre, los artistas no se equivocaron. El agua es el pasado y es el futuro, el agua es el más claro símbolo de una naturaleza a la que tenemos que comprender, proteger y aprovechar de un modo responsable.”— dijo Ospina, invocando un salmo ecológico de predicador que le saca lágrimas al rebaño: ¡Milagro, agua, agua…!
—“Con el concurso incondicional de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deportes y la Fundación Gilberto Alzate Avendaño logramos convocar a 24 de los más importantes artistas plásticos de hoy”— dijo Chillan, y Moreno añadió:“En total son 24 artistas los que hacen parte de este vuelo del Bicentenario. Cada uno nos hizo una obra original para esta fiesta y gracias a que nos entregaron los derechos de reproducción de cada pieza, pudimos utilizarlas para adornar los globos del Vuelo de la Libertad”. Los “más importantes artistas plásticos de hoy”: los que pintan árboles y mariposas, caballos de plástico y banderas: Arborizarte, Animarte, Eqqusarte, en resumen, los banderizos. Y para que cada artista se inspirara hubo algo más que el servicio a la patria: cinco millones de pesos.
Los globos volaron el día de la fiesta del 20 de Julio, no fueron los cien que habían prometido, al final solo fueron 43, unos volaron por poco tiempo, otros no, pero fue una gran espectáculo. En el parque Simón Bolívar un niño, que parecía salido del cuento “El Traje del emperador”, le preguntó a su mamá: “¿Por qué los globos tienen curitas?” Los globos, sacados de todas partes, ya traían sus colores y figuras impresas, y para colgarles la información publicitaria del día les pegaron “curitas”: letreros de tela impresos que luego el viento destempló; algunos de los anuncios eran legibles, otros no.
Los mensajes legibles eran publicidad, los ilegibles arte. Ni siquiera pasó lo que en las estaciones de Transmilenio con la campaña “TransArte” donde el nombre de un champú anticaspa parece ser el título de cada una de las obras de Nadín Ospina, Ana Mercedes Hoyos y Carlos Jacanamijoy: “Clear”, dice claro y grande bajo cada una de ellas. No, aquí se veían por un lado los logos de franquicias privadas y empresas del Distrito y por el otro los artísticos manchones que supuestamente fueron impresos por “expertos en Brasil y México”. “Por eso, precisamente” dice Moreno “‘El Vuelo de la Libertad’ debe constituir un hito estético y social para traer al presente la figura de los hombres y las mujeres que hicieron posible para los pueblos de América el ideal libertario.” ¿Y qué tiene que ver una cosa con la otra?, se pregunta uno.
Así como los políticos (y ahora los poetas) piensan que hay que meterle pueblo a la política, también hay que meterle arte a cualquier evento (el “componente esencial”), no importa si las obras se ven o no.
O si querían ponerse creativos podrían haber impreso otro tipo de mensajes en los globos, un surtido “selecto” de frases de nuestros “próceres de la patria” habría bastado, dos por ejemplo:
“Indio bárbaro, poco distinto de las fieras, pasa tristemente su vida en las más espesas selvas, sin idea de religión, gobierno, industria, ni comercio; subsiste de la caza, y pesca de los frutos, que voluntariamente le presenta la naturaleza”.
—Jorge Tadeo Lozano
“Entiendo por Europeos, no solo los que han nacido en esa parte de la tierra, sino también sus hijos, que conservando la pureza de su origen jamás se han mezclado con las demás castas. A estos se conoce en América con el nombre de Criollos, y constituyen la nobleza del Nuevo continente cuando sus padres la han tenido en su país natal”.
—Francisco José de Caldas
Las lecciones de estética del alcalde Moreno Rojas no parecen acabar aquí, mientras los globos se desinflan el heraldo Ospina Buitrago anuncia nuevos embates de la plasta, perdón, de la plástica oficial: “Queremos ver entrar de nuevo en Bogotá, convertido en obras de arte, en fiesta de las culturas, al ejército libertador, esculpido en barro y acompañado por esas gentes de todas las regiones que hoy son la gran ciudad.”P
[Texto sin edición ni condimentos en http://www.lasillavacia.com/elblogueo/lospina/lecciones-de-estetica-samuelina-ii-por-que-los-globos-tienen-curitas]
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El Caballero de la Injuria
Por Lucas Ospina (luospina@uniandes.edu.co)
Es verdad, Alvarado Tenorio no pasará a la historia nacional como poeta, su escasa fortuna lírica se dilapidó en la impostura, falsificación y burla de sus contemporáneos, cosa que nunca practicaron genios como Cervantes, Borges, Dante, Joyce, Conrado Nalé Roxlo o Thomas Chatterton; tal vez solo merezca ser parte de un breve pie de cita que nombre a todos aquellos que como él fatigaron la infamia: Vargas Vila, Barba Jacob, Fernando Vallejo, Álvarez Gardeazabal, Ignacio Escobar Urdaneta de Brigard, Julián Malatesta…
http://lucasospina.blogspot.com/2009/07/el-caballero-de-la-injuria.html
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