martes, 28 de julio de 2009

OBITUARIO Roberto Fandiño, cineasta y escenógrafo cubano

Roberto Fandiño, cineasta y escenógrafo cubano

ROGER SALAS

El cineasta, director de teatro, escenógrafo y montador de cine Roberto Fandiño Rego murió el pasado domingo 26 en Miami tras una larga enfermedad. Había vivido gran parte de su exilio en Madrid y era ciudadano español desde 1979. Contaba 79 años y era una de las figuras más importantes del exilio en el terreno de la cultura, con una impecable trayectoria tanto en lo relativo a su trabajo profesional como en su actividad política en la lucha por obtener mejoras en cuanto a las libertades en Cuba.

Roberto Fandiño había nacido el 28 de septiembre de 1929 en la ciudad de Matanzas, trasladándose muy joven a La Habana, donde estudió dibujo y se inició enseguida en la escenografía teatral, labor que desempeñó con varios grupos habaneros y en el Ballet Alicia Alonso en una época en que el conjunto de danza se interesaban por la música y el arte contemporáneos. Sus trabajos teatrales enseguida tuvieron repercusión y buena acogida de la crítica, estrenando piezas como “Árbol 13” de André Gide (1953); “Ha llegado el momento”, de Javier Villaurrutia (1954) y “Antígona” de Jean Anouith (1955). Desde 1954 a 1965 Fandiño fue profesor de Historia del Arte y otras materias en la Academia de Arte Dramático de La Habana (Adad), fragua del teatro moderno cubano. En 1960 se integra en la plantilla de nuevos realizadores cinematográficos del Icaic (Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos) comenzando por documentales modestos como “Gente de Moscú” (1963), de los que pasa a su primer largometraje, “El bautizo” (1966), una comedia de género que enfrentaba a una familia católica con otra agnóstica. Antes había hecho el corto de ficción “Alfredo en la playa” (1963). Ya el documental “Gente de Moscú” le valió un RobertoFandiño_ElBautizo3433primer aviso de censura por parte de las autoridades cubanas. El largometraje “El bautizo” fue enterrado tras su estreno y nunca más ha sido exhibido comercialmente, exceptuando una efímera celebración en 1999.

Es en 1966 cuando le nominan para una beca que le llevaría un año más tarde a Roma a estudiar estética en la Universidad La Sapienza dentro de su cátedra de Historia del Arte. Un año más tarde, a punto de regresar a La Habana y teniendo ya conocimiento de la brutal represión que se producía en Cuba contra intelectuales y artistas bajo la llamada Ofensiva Revolucionaria y del apoyo de Castro a la invasión soviética a Checoslovaquia, decide quedarse en España, desoyendo los reclamos insistentes del Icaic y su director, Alfredo Guevara, que le garantizaban no habría represalias contra él. En su etapa romana toma contacto con el escritor cubano Calver Casey (1924-1969), cuyo suicidio impactó notablemente en el ánimo de Fandiño. En España rodó “La espuela” (1976) y “María La Santa” (1977), así como los cortometrajes “La mentira” (1975) y “La antorcha” (1979). Trabajó para la Televisión Española dirigiendo capítulos de “El juglar y la Reina” (1979). En 1981, tras centrarse en el trabajo de montaje, rueda “Miami, encuentro de dos culturas”, avalado por TVE. Se mantuvo siempre conectado a la Fundación Hispano-Cubana en Madrid, escribiendo en su revista y organizando un programa de cine que aún hoy existe. En 2007 el Instituto Cervantes le comisionó un ensayo para la “Enciclopedia del Español en Estados Unidos”, presentado en octubre de 2008 por Carmen Caffarel en la Biblioteca del Congreso de Washington. Su largo exilio siempre le mantuvo a medio camino entre Miami y Madrid. Su amigo Herman Puig, fundador de la Cinemateca de Cuba, declaraba a este diario anteayer desde Barcelona que en Roberto Fandiño destacaba sobre todo su generosidad y su humanismo, grandes como su talento, el que sacrificó en aras de vivir en libertad.

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NOTA DEL BLOGGER: Perteneció, junto a Raúl Molina y otros (creo que más bien pocos), a la parte "cinematográfica" de esa generación o grupo también obviado o cercenado a los que nunca se nos permitió desarrollar el poco o mucho talento que pudiéramos tener, porque entonces sí íbamos de independientes sin tener conciencia social ni política de lo que ello significaba, y mucho menos reconocimiento internacional, por pobre que pueda parecer, ni ningún tipo de background ni de ayuda económica de nadie. Él también "no existió". Y no fue un héroe ni un aguerrido patriota: simplemente una persona, un individuo, que no gustaba dejar de serlo.

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http://www.elpais.com/articulo/Necrologicas/Roberto/Fandino/cineasta/escenografo/cubano/elpepinec/20090729elpepinec_2/Tes

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