domingo, 28 de diciembre de 2008

Moleskine (7)

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Del ELOGIO del que me siento más orgulloso.

NADA01 Héctor y yo fuimos compañeros de estudio en la escuela secundaria y el bachillerato. En el Instituto coincidimos con otro chico cuyo nombre no recuerdo ahora mismo. Su apodo no sé si originó entre aquellas columnas decimonónicas o ya lo traía puesto, pero pronto todo el mundo lo conoció como “el guajiro”. Por aquel entonces, al “guajiro” le faltaban todos los dientes superiores (o "cajetín", que también se le llamaba en el argot callejero), lo cual era bastante común de ver en cierta gente “de reparto”, pendenciera y pre o ya delincuentes habituales. “El guajiro” no obedecía a estos orígenes ni esta formación: simplemente era de un pueblo de Camagüey. Aparte de esta “profunda y oscura” sonrisa abierta, era un chico fuertote, sanote, y de pelos rebeldes, peinado a raya, un poco a lo Elvis Presley pero sin tanto tupé. Muy estudioso, como alguien que se tomaba muy en serio el hecho de aprender.  Cuando terminamos el Instituto recuerdo un grupo que estaba en uno de los corredores, quizás frente a la puerta del aula, y estábamos todos alborozados por haber terminado el bachillerato y pasar a la universidad —claro, yo todavía no sabía que ya Ellos habían decidido que los estudios superiores no serían para mí—, y allí comenzamos a decirnos la carrera que habíamos escogido. Todos hacíamos bastante ruido hasta que El Guajiro dijo que él había pedido Medicina. Inmediatamente se hizo el silencio. Y digo “EL SILENCIO”. La crueldad nuestra se tornó carcajada finalmente y alguien fue más allá y lanzó al aire una pregunta: “¿Guajiro, no habrás querido decir Veterinaria?”

Héctor estaba allí también, creo recordar. Al cabo de muchos años, me recordaría algo que yo había olvidado completamente: chicos y chicas nos metimos en la fuente del Casino Campestre a celebrar nuestro primer paso en serio hacia supuestos destinos definitivos. Todo esto vino a destaparse cuando La Pucha vino a España no recuerdo en qué año, y se revolvieron todos estos recuerdos del que cada cual guardaba una parte. En ese “mientras tanto” sucedió que Héctor casose con una amiga de Pucha, y todos crecimos y nos hicimos, digamos que, maduros.

El Guajiro se convirtió en uno de los mejores médicos de Camagüey. Y cubrió la infinitud de su sonrisa con una barrera de dientes prefabricados de color marfil. Pero me cuenta La Pucha que un día El Guajiro —que parece que sigue siendo muy expresivo— coincidió con Héctor y con otros, y se pusieron a hablar de mí y de lo orgulloso que El Guajiro se sentía porque, ¡al fin!, uno de nosotros había llegado lejos y había sacado la cara por todos.

En ese momento no pude por menos que sentir una infinita vergüenza porque en esa mitificación yo verdaderamente no correspondía a su idea del triunfo.

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© 2008 David Lago Gonzalez.

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sábado, 27 de diciembre de 2008

Joan Manuel Serrat - 65 aniversario

Hoy Joan Manuel Serrat cumple 65 años.  Ya sé perfectamente que confundía la isla de Cuba con el gobierno de Cuba.  En cambio, yo he tenido la inmensa suerte de no confundir nunca España con ningún gobierno español.  Seguramente molestará a algunos fundamentalistas del reciclaje neo-patriótico, pero aquí al penthouse no sube mucha gente, y para el que no le guste lo que vea y lo que oiga están las escaleras o la posibilidad de bajar más rápidamente lanzándose desde la terraza.

Aquí va el primero:

 

Y aquí el segundo, porque, además, era el cantante preferido de mi madre, que tenía muy buen gusto.

Que lo disfruten sanamente.

Silent Night

 

Si entrecierras los ojos  --sólo semicerrados porque es importante ver lo que ocurre--

y dejas que esta preciosa versión del viejo villancico vaya caminando, flotando, dentro de ti, posiblemente encontrarás por un momento eso que tanto todos necesitamos:

paz

martes, 23 de diciembre de 2008

¡FELICES FIESTAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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LA MEJOR RECETA DE NAVIDAD:

 

RECETA: PAVO AL WHISKY

INGREDIENTES:

1 PAVO DE TRES KILOS,
1 BOTELLA DE WHISKY,
150 GRS. DE PANCETA.
ACEITE DE OLIVA. PIMIENTA Y SAL

PREPARACIÓN:

1º TOMARSE UN BUEN VASO DE WHISKY PARA ENTRAR EN CALOR.

2º RELLENAR EL PAVO CON LA PANCETA, SALPIMENTARLO Y ECHARLE UN CHORRETÓN DE
ACEITE DE OLIVA.

3º PRECALENTAR EL HORNO A 180º DURANTE DIEZ MINUTOS.

4º MIENTRAS, SERVIRSE UN PELOTAZO DE WHISKY.

5º METER EL PAVO EN EL HORNO.

6º TOMARSE OTRO PELOTAZO Y CANTARLE UNA MIAJITA AL PAVO.

7º SUBLIR EL HORNO A 220º, DARLE CAÑA AL DERBOSTATO Y ESBERAR 20 BINUTOS.

8º SERVIRSE OTRO BELOTASSO WISKI.

9º AL CABO DE UN DRATO, HORNIR EL ABRO PARA CONDROLAR Y ECHAR UN CHODRETON
DE GÜISQUI AL BABO Y OTRO A UNO BISMO.

10º DARLE LA GÜERTA AL BABO Y COGERSE LA MANO AL CEDRAR EL
HONNO.

11º CANTARLE UN FANDANGO AL BABO MIENTRAS SE ASICHARRA.

12º REDIRAR EL BABO DEL HONNO, QUE SE TE DRESBALE Y BUSCARLO POR EL SUELO.

13º ODRO PELOTAZO PA INICIÁ DA BÚSQUEDA.

14º DARSE UN JARDASSO AL RESFALAR CON LA GRASSA DEL SUELO.

15º PLOBAR LA SARSA DEL SSUELO QUE YA ESTRADÁ FLESHQUITA.

16º TROMARSE OTRA COPITA E INVITAR AL BABO QUESTA TUMBAO AL LAO.

17º INDENDAR LEVANDARSE Y DESIDIR QUE EN EL SUELO SE ESTA DE GOJONES.

18º APARESE LA BARIENTA, ENCUENDRA EL BABO EN EL BASILLO, LO
TIRA A LA BASSURA Y TE FORMA LA DE DIÓ.

19º TOMARSE ODRO GÚISQUI.

20º Y ADRORA A COMÉ....¿Y EL BABO?...¿DRONDE ESHTA EL BABO?...EL GABRÓN SA
BEBIO EL WISHHKY Y SE HA IO A PEDÍ EL AGUINARDO, PEDO YA VORVERÁ....

lunes, 22 de diciembre de 2008

fallece ROBERT MULLIGAN

Robert Mulligan, director de "To Kill a Mockingbird", ha fallecido hoy en su casa de alguna parte de los Estados Unidos.  Robert Duvall aparecía por primera vez en el cine en esa película en el papel casi fantasmal del loco que intercambia regalos con la pequeña Scout en el agujero del tronco de un árbol.  Cuando la vimos en Cuba, recuerdo que quedamos maravillados por aquella extraordinaria adaptación de la novela homónima de Harper Lee, amiga de la infancia de Truman Capote y siendo este mismo el personaje del niño que viene a pasar sus vacaciones de verano con sus tías abuelas.

Desde que leí la novela de Harper Lee, se convirtió en una de las lecturas a la que siempre regresaría en el transcurso de los años, haciéndome disfrutar con la misma intensidad que la primera vez que la leí.  Forma parte de mis lecturas edificantes.

 

 

To kill a mockingbird

to Isel, on her birthday

 

Some believe or not,

Some have seen him or thought

Once upon a time, into hard hot summer days,

An autumn leaf grazed their shoulder

And never touched the ground.

A few have heard some steps by night.

A few have found the tree, the ancient tree

With a hole in its belly. Hidden secrets in a special language.

I did touch the toys: a little crystal ball,

A pair of nuts, some unknown seeds,

Headless dolls, a shining piece of mineral stone,

Halves of wrinkly paper sheets saying nonsense.

Nonsense means mystery, means truth,

Maybe faith, perhaps love,

Peace. Slander. Words of misunderstanding birds speak.

A mockingbird’s feather.

Nonsense means Life for a child.

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(Madrid. May 18, 2004.)

© 2004 David Lago-Gonzalez

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sábado, 20 de diciembre de 2008

TALENT SEEKERS

----- Mensaje reenviado ----
De: TALENT SEEKERS <es@talentseekers.net>
Para: "david2305@yahoo.es" <david2305@yahoo.es>
Enviado: sábado, 20 de diciembre, 2008 4:05:06
Asunto: David Lago González

Talent Seekers
Profesionales del arte, la cultura y la comunicación

David Lago González:
Le agradeceríamos la difusión de la siguiente información.
Muchas gracias y feliz navidad.
Aymer Waldir
Representante – idioma español
www.talentseekers.net

UN JURADO DE LUJO AYUDARÁ A TALENT SEEKERS A DESCUBRIR A LAS 1000 PERSONAS MÁS CREATIVAS DE 2009
El colectivo de artistas Sanesociety.org ha organizado un concurso internacional para descubrir y promocionar a personas creativas destacadas en sus respectivos campos. Para ello, TALENT SEEKERS, que es como se denomina el proyecto, ha creado la página web www.talentseekers.net con el fin de que sean los propios socios quienes elijan cada año a los 100 autores/artistas más populares en cada una de las 10 categorías de las que consta el concurso:


• Fotografía.
• Pintura, dibujo, grabado.
• Arte digital, net art.
• Cine, vídeo, animación.
• Escultura.
• Música.
• Literatura, filosofía, periodismo.
• Instalaciones, performance art.
• Diseño web, diseño gráfico.
• Categoría libre.

Las votaciones del público darán comienzo el 1 de enero y finalizarán el 31 de diciembre de 2009. Será entonces, en enero de 2010, cuando un jurado experto determine la posición que los artistas ocuparán en cada uno de los 10 rankings en función de su calidad, siendo en total 1000 los autores seleccionados. No se juzgará una obra en concreto, sino el conjunto de la obra expuesta por cada autor o autora en su propia página web. Este proceso culminará con una extensa campaña publicitaria con el fin de promocionar internacionalmente a los ganadores. También se entregarán los premios que hubieran sido donados por los patrocinadores del concurso, aún por determinar.


Durante los dos primeros meses desde que se anunció el proyecto, se han unido a él más de 2000 artistas, músicos y escritores de 69 países. Ante la preocupación que algunos han expresado acerca del posible cobro de una cuota de socio, la organización ha garantizado que los 10.000 primeros autores registrados adquirirán un derecho de participación gratuito y permanente. En palabras de su director, Arturo Tirador, “TALENT SEEKERS no tiene ningún ánimo de lucro y no entra en nuestros planes introducir un sistema de cuotas. Si hemos puesto un límite provisional a la gratuidad del servicio en 10.000 artistas es porque actualmente estamos buscando la implicación en el proyecto de un socio estratégico y por tanto desconocemos cual será la posición al respecto de una supuesta nueva directiva. Mi intención, desde luego, es cubrir nuestros costes operativos exclusivamente por medio de patrocinios, con el fin de que el dinero no suponga impedimento alguno y se alcance así el mayor grado de participación posible”.

Es particularmente sorprendente la calidad del jurado, que a pesar de tratarse de un proyecto que acaba de nacer, cuenta ya con profesionales de primer nivel, como Rafael Revert, fundador de las dos emisoras musicales de radio más importantes de España (40 Principales y Cadena 100), Jimmy Destri, miembro fundador de la legendaria banda americana Blondie o el laureado productor canadiense John Dimon, ganador de un Emmy y productor de conocidos programas de televisión, como “Stars of tomorrow”. La lista del jurado de TALENT SEEKERS incluye a importantes gestores culturales, galerías de arte, revistas, emisoras de radio, centros de investigación y formación, compañías discográficas, editoriales, publicistas, escritores, artistas, músicos, coreógrafos, cineastas, etc.

Uno de los objetivos primordiales de TALENT SEEKERS es incentivar la colaboración entre diferentes organizaciones culturales y medios de comunicación, facilitándoles así la expansión de sus correspondientes audiencias. De ahí la importancia de contar con una importante representación de todos los sectores. Incluimos a continuación la lista completa del jurado, si bien se incorporarán previsiblemente decenas de nuevos profesionales en los próximos meses.

• Adriana Ruiz - Editorial Magdala (Argentina)
• Alberto Cereijo - Los Suaves, ECO (España)
• Arturo Tirador – Sanesociety.org (España)
• Carlos Guerrero – Arteinformado.com (España)
• Carol Contreras Suárez - Red Nacional de Estudiantes de Literatura & Afines - REDNEL Colombia (Colombia)
• Casto Solano (España)
• Cecilia Estalles - Fundacion ph15 (Argentina)
• Cintia Marcela Scianna - interstizi magazine (Italia)
• Claudio Gallego Ruiz - Artedinámico.com (Colombia)
• Daniel Battiston - Revista El Margen (Argentina)
• Dario Arnaez - Cryo64 (Estados Unidos)
• Elaine Pauvolid - Aliás, revista eletrônica de cultura (Brasil)
• Fernando Barrionuevo - MECA - Mediterráneo Centro Artístico (España)
• Francesc Verdera - Picap, S.L. (España)
• Gabriela Cravioto - Academia de Artes Visuales (México)
• Gachi Prieto – Gachi Pietro Gallery - Contemporary Latin American art (Argentina)
• Gene Perla - P.M. Records (Estados Unidos)
• Giancarlo Bruschini - AutoriOnline (Italia)
• Gorka Vazquez Fernandez - bivafego (España)
• Guillermo Cuello - Equipo GC de investigación IUNA (Argentina)
• Gustavo Ortiz - Estacionpoetas (Colombia)
• Hildegard Unterweger - Kunstforum Montafon Bereich Aktionskunst (Austria)
• Horcon Boga - Manticore (España)
• Hugo Santander - First Film Productions (Colombia)
• Issa Martínez Llongueras - Palabras Diversas (México)
• Jimmy Destri - rock band Blondie (Estados Unidos)
• Johannes - noticiasypunto (Alemania)
• John Dimon - Diamond Entertainment (Canadá)
• Jordi Sabatés (España)
• Jorge Dávila - Sala Rockstar San Sebastian (España)
• Jose Ramon Cortes - Infocreativos.es (España)
• Laura Islas - Revista etcétera (México)
• Lucas Karrvaz – Instituto Rural de Arte (España)
• Luciano Somma (Italia)
• Luigi Spanò (Italia)
• Luis Arias Manzo - Movimiento Poetas del Mundo (Chile)
• Luis E. Prieto Vázquez - Red Mundial de Escritores en Español: REMES (España)
• Mar Cel Bangerter - xradiostage.com (Suiza)
• Marco Coraggio - GenomART arte digitale contemporanea (Italia)
• Marie Anderson - Sane Society (Suecia)
• Mário Carabajal - Academia de Letras do Brasil (Brasil)
• Massimo Cremagnani - capitolouno (Italia)
• Mauricio Nava - SteicH Danza Multidisciplinaria (México)
• Nacho Fernandez - Literaturas.com (España)
• Nelson Medina - Publicistas.org / Revolutionart International Magazine (Perú)
• Nicolas Guerrieri - Oid Mortales Records (Argentina)
• Norma Segades Manias - Gaceta Literaria Virtual (Argentina)
• Nestor Zonana - Pabellon 4 Arte Contemporaneo (Argentina)
• Oscar Alejandro Huerta Centeno – Revista almargen.net (México)
• Paolo Redaelli - Viceversa (Italia)
• Paul Fantin - Art Mix Gallery (Bélgica)
• Paulo Monti - Revista Literária Paralelo 30 (Brasil)
• Pedro Granados (Perú)
• Petter Jahnstedt - Zero Magazine (Suecia)
• Rafael Revert - Futura Networks (España)
• Raúl Cerezo - Escorto (España)
• Robby Beyer - Supreme Chaos Records (Alemania)
• Sergio Junqueira Arantes - Revista Eventos (Brasil)
• Thomas Gerwers - ProfiFoto (Alemania)
• Ton Luiting - Concept DiGiTaal (Países Bajos)
• Vincent Teubler - gogofrog (Australia)
• Volkmar Mantei - Webseite für erregende Musik (Alemania)
• Walter Benessi - MediaNetwork (Argentina)
• Winfried Hanuschik - crescendo - das KlassikMagazin, Verlag Port Media GmbH (Alemania)
• Xavier van Leeuwe - Lava (Países Bajos)

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Los primeros tiempos (1)

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BRUNIAS Agostino_Mujer criolla y criadas circa 1770-180_MuseoThyssen 

Brunias, Agostino_Mujer criolla y criadas, c. 1770-1780

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Se precisa matrimonio para llevar casa.

 

Imagino que guardar bien en el fondo del baúl vivencias de los primeros tiempos en que uno llega a la inmensidad insospechable e insospechada de otro país y otra vida es algo común a la mayoría de las personas que hemos pasado, pasamos y pasaremos a diario por experiencias semejantes. El desconcierto y la voluntad a partes iguales tiemblan como una gota de rocío sobre la punta de una hoja, en esos primeros minutos del día en que desembarcamos a un mundo nuevo y debemos de inmediato incorporarnos a la cotidianeidad vital y brutal sin detenernos a reparar en la indiferencia con que nos trata. No, no somos excepciones. Nadie tiene por qué considerarnos especiales, ni siquiera medianamente necesitados de un trato delicado, porque hayamos sufrido una o cientos de humillaciones en nuestra vida anterior. ¿Acaso nos importan a nosotros historias que escapen más allá de nuestro ombligo?

De los primeros tiempos tengo recuerdos a los que extrañamente regreso por una simple razón, espero que comprensible: la subjetividad de la memoria se hace dolor físico. Me duele en la boca del estómago, donde se arman todos los grandes momentos del hombre, y puede ser desde una experiencia vivida durante un tiempo determinado hasta una instantánea, o un gesto desprendido de un todo.

Sucedió que después de una no calculada y breve estancia en Galicia, regresamos creo que el 2 o 4 de mayo a Madrid. Éramos mi madre (71 años entonces) y yo (31). Desesperado por comenzar a trabajar en lo que se me presentara, contesté a un anuncio clasificado en el que se pedía un matrimonio de servidumbre para la atención total de una vivienda en la Plaza de Cristo Rey. Mi madre y yo llegamos al acuerdo, conclusión, decisión (todo ello debe ir entre signos de interrogación) de que podríamos hacerlo, y yo me esforzaría por asumir el mayor peso de los trabajos domésticos, dejando a mi madre la exclusividad de la cocina y otras tareas más delicadas.

Llamé a la señora y le expuse nuestra situación. Recuerdo también que hablé con una hija. Me parecieron exquisitas. La señora me dijo que era una propuesta inusual, pero que estaba dispuesta a considerarla con el resto de la familia. Al siguiente día la llamé y quedamos para una cita en su casa. “Pero usted tiene estudios superiores, ¿no?” —me preguntó aquella dama.

Acudimos a la cita con las mejores galas que nos había ofrecido el ropero para indigentes y cubanos de Sor Isabel Viñedo, y durante toda nuestra entrevista se mantuvo mi apreciación de estar en presencia de alguien singular. Recuerdo que aquella mujer habló del arte que había que tener incluso para barrer el suelo de una casa. Y le preguntó a mi madre si alguna vez había servido. Le dejé el teléfono de la pensión (de cubanos) en que estábamos.

Al pasar dos o tres días de silencio, me decidí yo a preguntar por nuestra “suerte”. Llamé desde una cabina. La señora, exquisitamente esquiva y lógica, me transmitió algunas observaciones suyas: “David, comprendo su responsabilidad y su desesperación por aliviar la situación suya y de su madre, pero no se angustie usted. Es una desgracia lo que viene sucediendo en esa isla y que personas como ustedes lo pierdan todo y tengan que abandonar su país para lanzarse al mundo y la aventura. No creo que sea aconsejable que su madre, a estas alturas de su vida, tenga que ponerse a servir. Y sobre todo, David, para mí eso representaría un dilema que no sé cómo abordar. Y es muy simple la razón: yo puedo mandar a una sirvienta a hacer tal o cual trabajo, pero yo no sé cómo dar órdenes a una señora, a una gran señora como parece ser su madre. No desespere usted, no se angustie, intente mantener la calma, y, en este momento en que hablo con usted, yo estoy segura de que va a tener suerte y pronto encontrará un trabajo, saldrán adelante y, sobre todo, que Dios le dará la oportunidad de hacer lo indecible para que esa señora no pase nunca el menor trabajo.”

Como pude, le di unas entrecortadas “gracias”. Y ha sido una de las más hermosas lecciones que he recibido en mi vida.

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© 2008 David Lago González

viernes, 19 de diciembre de 2008

LENGUAJE PARA SORDOS Y MUDOS

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SWImatkajoanna

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a Leo Fornés

a Janusz Kucharzcyk

 

Hace dos o tres noches zapeaba yo de un canal a otro y caí en la 2 de TVE (Televisión Española). Posiblemente era La Noche Temática y el asunto era la política en el cine. Todo iba acorde con lo que yo recuerdo (y visto en muchos casos) sobre el tratamiento de la primera y segunda guerras mundiales y el fascismo y el nazismo, si bien el documentalista posiblemente tenía menos conocimientos cinematográficos que yo como simple espectador, teniendo en cuenta también que la mitad de mi vida transcurrió en Cuba.

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Pero el siglo XX avanzaba y la historia llega de pronto a la caída del muro de Berlín. Para ilustrar la presencia del comunismo en el cine y también de su aparente e inicial desaparición oficial de la escena mundial, al único filme que se recurre es a “Goodbye, Lenin”, película que muestra de forma ligera y graciosa el cambio (no el de Obama, sino el otro, de antes) y la entrada al nuevo orden mundial y a la globalización actual. No pude por menos que sentir vergüenza de los realizadores del programa. Ignoro si era información sesgada o desconocimiento, pero he pensado más en lo segundo, y creo que es más penoso. Se saltaron toda la filmografía (sutilmente) contestataria y remarcadamente artística que se produjo en los países “satélites soviéticos” (entonces se les llamaba así) durante la década del 60, sobre todo, Checoslovaquia, Polonia, Hungría y la propia Unión Soviética. Wajda, Forman, Tarkovski, Mijalkov y tantos y tantos otros, primero robados por la estúpida censura franquista, que, por provenir de esos países, los consideraría con un alto grado de peligrosidad, y después la igualmente estúpida amnesia de la pretendida progresía posiblemente les consideraría también peligrosos por no acatar los designios ideológicos que, aunque no lo digan abiertamente, siguen considerando correctos y justos.

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AndreiRublev

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Gracias al ostracismo que la oficialidad ejerció sobre mí y sobre muchas personas que me rodeaban, por suerte nunca nos vimos con posibilidad de acceder a altas (ni a bajas ni a medias tampoco) esferas gubernamentales, ya fueran estrictamente políticas o de índole político-intelectual-artística, pero, aunque algunos (o muchos) se sorprendan de lo que voy a decir a título personal, me alegro —sin justificar para nada lo que nos sucedió— de muchas consecuencias de la represión. Por suerte, al salir en el año 82, no viví el ardid gubernamental cubano de recurrir al nacionalismo e inculcarlo en la mente de la población multiplicando geométricamente la confusión que a muchos nos originaba la confrontación de tantas contradicciones. Algo bueno, alguna ventaja nos tenía que pasar a los primeros. Y por eso tuvimos la ventura de haber visto todo ese cine que la mayor parte del mundo capitalista se perdió. Todas aquellas películas que, a pesar de hablar húngaro, checo, polaco, ruso, compartían con nosotros el mismo lenguaje de los sordos y los mudos, y adivinábamos, y queríamos descifrar y sentir que algo que veíamos en la pantalla tenía el mismo significado de lo escribíamos y guardábamos en lugares secretos más allá de la esperanza y también de la cordura. Para una buena parte la generación de aquellos tiempos, esos artistas eran nuestros héroes.

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DanielOlbriski1031

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Por lo anteriormente dicho, ignoro cómo se compraba en el I.C.A.I.C. las películas en el extranjero, bajo qué criterio, bajo qué sensibilidad. Desconozco el nombre o los nombres de esos funcionarios. Ignoro igualmente si la posibilidad de ver todo aquel cine que no tenía ningún representante semejante en nuestro patio, obedecía en realidad a la aguda sensibilidad e inteligencia de alguien en particular, o si sucedía justamente por todo lo contrario, como aquel rumor del funcionario que compró máquinas quitadoras de nieve ¡para utilizar en Cuba! Pero sea lo que sea, ¡bendito aquel compañero!

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(Madrid, 18 de diciembre de 2008.)

© 2008 David Lago González

ESTA MAÑANA

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italiana

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Es verdaderamente gratificante contribuir a la felicidad de una persona, o de varias. Esta mañana fuimos a recibir a la familia de mi amigo brasileño: su mujer y sus dos hijos. Han sido cuatro años de mantener mi palabra por encima de todas las cosas, y el resultado fue presenciar el gran abrazo que se dieron todos.

No pude evitar las asociaciones. Y también algunos recuerdos: una cierta expresión de perplejidad, miedo y esa pregunta sin respuesta sobre el futuro que vi en el rostro de mi madre una fría mañana del mes de marzo de 1982. El terror a lo desconocido, a las caprichosas vueltas de la suerte. Mi propia sensación de percibirlo todo en un formato panorámico, como de cinemascope. Y un sentido exacerbado de precisar en todo, en las cosas y en el mismo aire, una limpieza que me era desconocida.

No sé qué causas y consecuencias pesan más en la vida de un hombre. Indiscutiblemente conozco, por experiencias ajenas, la cicatriz de la miseria en la infancia. Y cuán relacionada está esa marca en lo social y en el desarrollo personal. En el caso de los cubanos —aun en aquellos que no lo admitan por deseo expreso o porque ni siquiera se han dado cuenta— se añade el componente político. En mi caso —y quisiera verdaderamente no equivocarme al extenderlo a la mayoría—, también el componente ético y el afán constructivo o reconstructivo que nos haga mejores personas. De cualquier forma, sé lo que nadie me tuvo que advertir ni enseñar por haberlo respirado desde que nací en el seno confluyente de familias trashumantes: que emigrar es la última carta de la baraja.

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(Madrid, 19 de diciembre de 2008)

© 2008 David Lago González

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domingo, 14 de diciembre de 2008

Los Suicidas (1)

 

Héctor Valls, el primero en suicidarse.

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Conocí a Héctor Valls creo que en 1967 cuando regresé a Camagüey por unas vacaciones de la beca. Nikitín me dijo que tenía que conocer a su noviecito y la primera noche —o sea, posiblemente la misma noche del día en que llegué— me hizo acompañarle a la Escuela de Pintura, que quedaba muy cerca de casa, y ocupaba varias estancias del Museo Ignacio Agramonte, inicialmente Cuartel de Caballería en los últimos tiempos de la colonia. Recuerdo que Héctor ocupaba una banqueta frente a su lienzo, en un rincón al fondo de la habitación donde impartían las clases prácticas, y era casi inexistente físicamente: huesudo, etéreo, muy poquita cosa, pero con una gran luz interior que vertía desde su abierta sonrisa.

Era hijo de un dentista homosexual que había querido experimentar la satisfacción de la paternidad en compañía de una lesbiana que tampoco quería renunciar al privilegio de la maternidad. Por supuesto, el producto resultante no estaba obligatoriamente vinculado de forma directa con el acuerdo entre sus padres, pero sí pesó sobre la personalidad y la vida de aquel muchacho, y mucho más dado el contexto político-social en el que crecíamos.

Aquel noviazgo con Nikitín no llegó a nada, porque la personalidad de nuestro amigo era como la del Neptuno devorando a sus hijos pintado por Goya. Pero él y yo devenimos amigos de coincidencia fortuita. No recuerdo con precisión si en esas coincidencias estaba la escuela secundaria, pero sí estuvo el bachillerato. A mi regreso definitivo a Camagüey —o semi-definitivo—, él estaba allí, en otro grupo del mismo año. Lo veo ahora en el corredor del instituto haciéndome un visaje clandestino con los ojos y riéndonos los dos de la muda confidencia que, de tan mímica, ni siquiera existía.

Por ese septiembre negro (en Cuba no solamente existió una primavera negra de los 75, que es de lo que más se habla, ni un quinquenio gris, sino que prácticamente toda nuestra vida pasó más bien en una opacidad continua), y juntos pero no revueltos, compartimos interrogatorios realizados por el director del instituto y funcionarios de Lacra Social, que recavaban conjuntamente nuestra cooperación solidaria en la aportación de datos personales sobre otros compañeros de estudio. Ese mismo curso, un grupo de los estudiantes logramos evadir la obligatoriedad de ir a cortar caña durante “el período de trabajo productivo” esgrimiendo certificados médicos correspondientes a muy diferentes dolencias, por lo que tuvimos que desempeñarnos en otras tareas como, por ejemplo, impartir clases en escuelas primarias rurales. Pero la dirección del centro (¿”Manuel Ascunce Doménech”?) nos tenía preparada otra sorpresa, y al reincorporarnos a clase fuimos llamados, todos, absolutamente todos los que no habíamos cortado caña, a pasar una revisión especial para un llamado —también especial— del Servicio Militar Obligatorio. Yo me salvé, pero Héctor Valls fue llamado a fila.

Le volví a ver en un pase que tuvo tiempo después. Fue al Instituto a saludar a sus compañeros y amigos. Tres o cuatro meses después se suicidó.

Siempre corren rumores cuando uno se muere. El suicidio, como el asesinato, perennemente oculta una razón. Y hay muchas diferentes maneras de matar. Yo acuso a toda persona con poder en Cuba, de esas que carecen de hechos de sangre, que no asesinaron a nadie con sus manos, pero cuyas mediocres y resplandecientes vidas están tan llenas de crímenes de lesa espiritualidad que sólo pagarían sus culpas sometiéndolos a una indiferencia universal.

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(Madrid, 14 de diciembre de 2008)

© 2008 David Lago González

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sábado, 13 de diciembre de 2008

miércoles, 10 de diciembre de 2008

MOLESKINE (8)

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¿Vaticinio, profecía?

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En los años 60 y 70 en Cuba extrañamente nos intercambiábamos regalos materiales al cumplir aniversarios u otras fechas significativas. No es que fuéramos chicos verdes, ecológicos, anti-globalización o anti-consumo: era que simplemente no había nada que consumir. Por eso a veces nos regalábamos otras cosas.

Creo que cumplía 18 años cuando mi amiga Emilia me regaló un trozo de papel cebolla en el que había trascripto a máquina un fragmento de la correspondencia de César Vallejo. Ese papelucho logré sacarlo de Cuba —o mandarlo antes, no recuerdo— y me mira ahora mientras me refiero a él desde detrás del cristal de un cuadro. Me acompaña ya por 40 largos y veloces años. La Pucha (Emilia) siempre fue un poco bruja. Las palabras de Vallejo me definen con una precisión meridiana, y siguen acertando igual hoy como ayer.

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Te conseguí estas palabras de Vallejo para tu cumpleaños:

‘(...) Tengo que ver de agenciarme la vida. Yo no tengo, en verdad, oficio, profesión ni nada. Sin embargo, ¡tengo afán de trabajar y de vivir mi vida con dignidad, Pablo! Yo no soy bohemio: a mí me duele mucho la miseria, y ella no es fiesta para mí, como lo es para otros. Usted ha vivido mi situación en París. ¿Es que no quiero trabajar? A las Usinas he ido muchas veces. ¿Será que he nacido desarmado del todo para luchar con el mundo? Puede ser. Pero este sobresalto diario viene a dar directamente en mi voluntad, y la apercolla y parece haberla tomado de presa preferida. En medio de mis horas más terribles, es mi voluntad la que vibra, y su movimiento va desde el punto mortal en que uno se reduce a sólo dejar que venga la muerte, hasta el punto en que se intenta conquistar el universo, ¡a sangre y fuego!’1

(no debo decirte algo más. Un beso) Emilia.”2

1 © César Vallejo.

2 © Emilia Sánchez

Vallejo_París_Brindis con Henriette y Carlos More

César Vallejo_París_Brindis con Henriette y Carlos More.

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© 2008 David Lago González

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You belong to me - as it's sung by Jason Wade, former Lifehouse

See the pyramids around the Nile
Watch the sun rise
From the tropic isle
Just remember darling
All the while
You belong to me


See the market place
In old Algiers
Send me photographs and souvenirs
Just remember
When a dream appears
You belong to me


And I'll be so alone without you
Maybe you'll be lonesome too


Fly the ocean
In a silver plane
See the jungle
When it's wet with rain
Just remember till
You're home again
You belong to me


Oh I'll be so alone without you
Maybe you'll be lonesome too


Fly the ocean
In a silver plane
See the jungle
When it's wet with rain
Just remember till
You're home again
You belong to me

martes, 2 de diciembre de 2008

Readers Digest Selections - Mi personaje inolvidable (3)

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Hiram

 

Hoy martes 2 de diciembre estuve cotillando en el blog de Pedro Pablo Palma (“Gladiolo soy”), que no comprendo bien del todo —pero en fin, ¿alguien comprende algo?— y me topé —¡oh, qué susto!— con el cortometraje de Manuel Zayas (en)titulado “Seres Extravagantes” y me puse a verlo. Después del pastoso recitado amanerado de Reinaldo con ese poema suyo que yo creo que lo comenzó en tono de relajo y se le fue haciendo serio hasta que la vida y la muerte le dieron otras dimensiones definitivas, veo un paseo de Tomasito la Quijotesca, y algunos personajes menores, y, de pronto, ¡zas! Hiram, con 1.500 años más en su bajareque de Holguín, muy prieto —no prieto de carnes sino de color, como mi padre, lo que denota que el sol del campo cubano le ha castigado bastante—. Más loco también. No alegremente loco, divertido, frívolo, sino triste, amargamente loco. Contaba —¿a la cámara?— que ya no bebía —él, que hasta el otro día fue alcohólico— porque se volvía como “loco” y lo olvidaba todo, y luego perdía la bicicleta. Eso fue lo que más me conmovió: el infinito dolor que me transmitía esa pérdida tan corriente e intrascendente en cualquier país normal, menos en los peores de África o de Asia, o, como se ve, del Caribe. Él, que ha escrito versos estupendos, atrevidas novelas “sediciosas” que el fuego del mal poder consumió, cuerpos hermosos (en “sus” tiempos de La Rampa, como decía, pobrecito) que tal vez con suerte se habrán condensado en una palabra y una mirada de soslayo, y que lo ha perdido todo, todo, absolutamente todo, hasta el malditismo, se lamentaba porque pudiera perder una bicicleta. ¡Juro por Dios que si alguien vuelve a mitigar la culpa de los comisarios político-intelectuales que mi generación ha tenido, le escupo la cara, se la cruzo con un guante como si todavía el honor existiera!

Supongo que sería en la segunda mitad de la década del 60, una tarde tuve la agradable sorpresa de que Hiram (también conocido como Delfín Prats) alegrara la parsimonia camagüeyana llenándome la sala y la saleta de él y sus desconocidos y olvidados acompañantes. Camisas hechas de mosquiteros, collares, melenas, sandalias, carteritas, cositas, que posiblemente alarmarían ligeramente el sueño de algunos cederistas. Delfín y yo siempre nos hemos sentido y demostrado una sosegada admiración y respeto. Creo que se bebía, los muchachos ponían los discos que yo tenía, y en los dos balances que daban al bureau de mi padre, Hiram y yo nos leíamos cosas, siempre ávidos de comunicarnos lo último que se nos había ocurrido —en esto el tiempo no ha pasado: el ostracismo sigue siendo el mismo—. Allí conocí su novela “La Sedición”, algunos capítulos. Naturalmente siempre vieron la oscuridad de las gavetas, las cucarachas de las carpetas.

Cuando le vi en Madrid por última vez todavía bebía. Nos reímos recordando las frases-viñetas intempestivas que creo que eran obra de Reinaldo Arenas (“¡De plástico, sí, dos pares! —Dijo la loca abalanzándose contra el mostrador de la tienda.”). Me llamó la atención que Delfín siempre terminaba sentado en el suelo. Al ver el documental de Zayas, veo que también lo hace en su casa de Holguín. Y entonces me doy cuenta: es la costumbre campesina de estar en contacto con la tierra.

Espero que, dentro de tanta pena y tanta alegría acumulada, no pase por la desgracia de perder la bicicleta de nuevo.

Un beso desde Madrid.

David

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© 2008 David Lago González

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domingo, 30 de noviembre de 2008

Moleskine (6)

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I HAVE A DREAM

 

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 Muchas veces, echando la vista atrás, con más exactitud la vista interior, he dicho que no he tenido sueños. 

Durante los '60 y creo que más exactamente la primera mitad de los '70, mantuve una recia disciplina al poner mi cabeza sobre la almohada y disponerme a dormir.  En mi mesilla tenía un viejo aparato de radio, de plástico negro, que encendía y lo dejaba encendido toda la noche, todas las noches.  Naturalmente no escuchaba Radio Reloj ni un discurso de Fidel, cosa que nunca me di el lujo de oír. O bien la WQAM o la WGBS, que en Camagüey se podían escuchar mejor que Radio Cadena Agramonte, me acompañaban, muy bajito, muy bajito, hasta la mañana siguiente.  La otra parte de "la disciplina" consistía en forzarme a imaginar que vivía en Estados Unidos y, por supuesto, no en Miami, ciudad a la que en teoría odiaba por su cualidad de ghetto.  Yo vivía como por California.  Algunas veces en New York.  Pero la verdad era que aquella disciplina continuamente se desviaba y se concentraba en verme a mí mismo como desde una cámara en suspensión, bajando (o subiendo, sabrá Dios) por una interestatal desde Pasadena a San Diego, conduciendo yo un pequeño coche descapotable y totalmente hecho polvo, llorando, sollozando, moqueando, porque había roto con un gran amor o, más exactamente, el gran amor me había abandonado a mí, lo cual me convertía en una especie de perro apaleado al volante, destruido, deshecho, pero siempre en busca de una nueva vida.  (Tal vez el quid del sueño como tal era esto último.)

Como nunca he estado en Pasadena ni en San Diego no sé por qué misteriosa obsesión se me aparecían siempre como puntos de partida y llegada.  Quizás algún día vaya por allí y solucione la ecuación.  En realidad, esto era un secreto tal que es la primera vez que lo hago público.  Sentía una tremenda vergüenza, ahora me da lo mismo.  La parte que nunca abandoné fue la de dormirme con música (norteamericana, por supuesto; cubana, ni muerto), costumbre que practico todavía de vez en cuando.

Pero yo creo que eso no es lo que tanta gente llama "tener un sueño", "mi sueño es...", "de niño, yo soñaba con...", "de joven, yo soñaba con..." o "mis sueños de juventud".  O "luchar por tus sueños", frase que ya me suena más cercana a lo político y lo ideológico --"Ietattura per tuo cuore!" y apunto con los dedos índice y meñique como una donna siciliana--.

Las cosas cambian, quizás, y ahora, al cabo del tiempo, sueño con algo muy concreto: ganarme una lotería lo suficientemente gorda como para no importarme perder dinero creando una editorial en la que pueda publicar a quien se me ocurra sin que los poetas y creadores (que viene de "crear" y no de "creer") tengan que abonar ese eufemístico y oneroso impuesto editorial (o choricero, da igual) llamado "financiación".

 

(C) 2008 David Lago González

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sábado, 29 de noviembre de 2008

Quotes -- QP

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Wonder Woman for President

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Un local es un lugar lleno de locas, pero un "¿qué tal?" es un lugar lleno de quetas.

 

Queta Pando

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jueves, 27 de noviembre de 2008

READER DIGEST’S SELECTIONS - Mi personaje inolvidable (2)

 

El Capitán Fidel Pérez.

El Capitán Fidel Pérez fue asignado como director de la Empresa de Construcción de Presas con el objetivo de sustituir al jefe anterior, de apellido Contreras y también castrense, y posiblemente con el encargo de investigar, controlar y eliminar la corruptela existente entre los altos cargos, de forma que durante cierto tiempo tuvimos una cierta saturación de mandos.

Esto debe haber sucedido alrededor del año 1975. Por entonces yo había sido designado pomposamente como Jefe de Planificación de Proyectos de la Construcción, jefatura por la cual no cobraba absolutamente nada pues éstas se consideraban como motivo de honor para el elegido (que, en este caso, era yo). Había sustituido a un señor entrañable, de apellido San Gabino, que había sido alcalde de Sibanicú (creo recordar) y del que aprendí a trabajar con una meticulosidad de orfebre, imitando a mano los caracteres tipográficos Underwood y repitiendo informes que casi eran una obra de arte. La realidad, pura y dura, es que yo no planificaba ni proyectaba nada en lo absoluto (de hecho, la gestión era piramidal, como toda la estructura empresarial comunista), y me limitaba a anotar estadísticamente el desarrollo de distintas obras, ajustar los gastos desorbitantes a algo parecido a una programación cada cierto tiempo, bajo indicación directa del ingeniero de obras; realizar informes semanales, quincenales y mensuales que absolutamente nadie veía ni tomaba en cuenta pues todos los interesados participaban activamente en la mentira y se aprovechaban de ella; y, finalmente, cada cierre de mes viajar a la sede nacional en La Habana llevando en mano aquellos valiosos datos para evitar que el enemigo —ese imperialismo yanqui escondido detrás de cualquier antifaz imaginado— no se hiciera con aquellas cifras secretas. Esto último era la mejor parte del trabajo, ya que me permitía pasar un fin de semana con amigos y familiares, hospedarme en el Hotel Colina (máxima aspiración para un dirigente administrativo de tan poca relevancia), saborear la crema de queso del restaurante El Conejito y tomar un paseo por el lado salvaje de la vida de los bares patibularios del puerto —sí, cada cual tiene su droga, su Alice in Wonderland.

Pero llegó “nuestro hombre en Camagüey” y las cosas cambiaron. Creo que por una simple identificación natural, el capitán Fidel Pérez y yo compaginamos como dos gotas de agua. Mi trabajo comenzó a ser tomado en cuenta, incluso en mayor consideración que las justificaciones del ingeniero y demás mandos, y sin darme cuenta fui convirtiéndome en su hombre de confianza. No podía imaginar entonces los serios problemas que aquella deferencia me traería posteriormente. Intrigado por la empatía, una tarde me colé en el departamento de personal, husmeé en su expediente laboral y me llamó la atención comprobar que era egresado de la Escuela de San Alejandro. ¿Qué hacía este hombre entre palurdos militares?

Es bueno sentirse útil y así comenzó para mí una fructífera y satisfactoria etapa laboral en la que sentía que trabajaba por algo. Indiscutiblemente, al mismo tiempo iba acumulando toda una miasma ponzoñosa alrededor mío. Pero yo era feliz trabajando muchas veces hasta las once de la noche y sábados porque mis números servían para controlar el desvío de camiones de áridos, de toneladas de cemento y materiales de construcción, madera para el encofrado y cementeras y concreteras que se utilizaban en la construcción ilegal de viviendas particulares.

Por su parte, el capitán Pérez continuaba con su investigación. La camarilla que había sido causa de su entrada en la empresa estaba formada por el director, un militar —ya dije— de apellido Contreras, déspota y prepotente, que no se dignaba saludar a ninguno de los trabajadores y usaba un sombrero Stetson y los bajos de los pantalones metidos en sus botas, algunas veces botas de campaña, altas, que llegaban casi a las rodillas, reciamente enlazadas (las que iban a media pantorrilla por lo general mostraban sus lazos no abrochados del todo —que la empleomanía lectora recuerde que fue una “imagen” de dirigente típico altamente repetida por esa época). Por supuesto, qué es un hombre de este tipo sin una pistola: la suya colgaba siempre con cierta desgana del cinturón a la altura de la cadera. Otro miembro despreciable de aquella camarilla que puedo recordar era un tal Enriquito que vivía en mi barrio y había cumplido prisión por intento de salida ilegal del país. Como en aquel tiempo no se llevaba lo del periodismo independiente, decidió todo lo contrario y logró hacerse con la jefatura de Abastecimiento, cargo clave y poderoso. Había otros cuantos más, pero recuerdo con sumo desagrado y prácticamente con asco a un ser creo que llamado Héctor, cuya función imagino que era la de informar a todos los niveles y tenía la facultad de sobrevivir a todas las camarillas y defenestraciones. El director de la sede provincial a la que pertenecía la empresa era conocido familiarmente por el diminutivo de su nombre: Robertico, Robertico el del DAP (Desarrollo Agropecuario del País).

Recuerdo que mi héroe revolucionario me transmitía una gran dosis de honestidad, y también de dolida impotencia ante las cosas que iba descubriendo y que todavía él suponía que podía eliminar quizás. Una tarde, sentados en su jeep, me dijo: “David, sé tanto, tanto, sobre estos hijoeputas que podría meterlos en la cárcel para toda la vida.” Pero pocos días después, “Robertico” mandó a parar todas las investigaciones que estaba haciendo, así, sin más, y sin otra consecuencia que el traslado inmediato del capitán Fidel Pérez a la dirección de un departamento medio perteneciente al DESA. La camarilla siguió impune por alguna parte de la isla de corcho. El que era vecino mío años después salió por El Mariel. Quizás el resto también “hace patria” desde Maiami.

Para sustituir a mi pequeño héroe de la honestidad mandaron otro diminutivo, de apellido y tamaño, que respondía por el nombre de “Leoncito”. Caetano Veloso tiene una vieja y hermosa canción llamada “Leoncinho”, pero éste más bien se asemejaba al Vladimir Putin que por entonces no sabíamos que existía. En fin, otra historia que casi me cuesta la cárcel.

© 2008 David Lago González.

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martes, 4 de noviembre de 2008

Ballagas y yo -- Antonio Desquirón Oliva

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PORTADA eMILIO bALLAGAS

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1

Cuando la profesora Cué me invitó a escribir estas líneas, dudé. Le dije que sí, pero en realidad dudé. Un elogio de Emilio Ballagas, muy bien, pero, después de lo mucho que se ha escrito y dicho sobre él, ¿qué agregar? ¿Afirmar que conozco sus libros, la transparencia de sus versos, la alegría de su impulso? ¿Repetir lo mismo? Poco académico y muy distraído como soy, todo ello me parece un delirio que oscila entre lo risible y lo aburrido. Por otra parte, después de Vitier, después de Virgilio, después de tantos y tantos ensayistas han escrito en pro y en contra, después de tantas personas que conocen al dedillo la obra del poeta y lo han demostrado; incluso, después de que amigos y conocidos de su juventud –que suele ser la etapa más turbulenta de la vida- han sido entrevistados u hoy día cuentan sus anécdotas con orgullo y cierta entonación confesional. Después de tanta gente, queda poco o nada que hacer. Incluso, en 1954, cuando Ballagas murió, yo era un niño: imposible “ser testimonial” y decir que compartí sus espacios o sus amistades Más tarde, pensándolo mejor, llegué a la conclusión de que es imposible que un poeta cubano, de mi edad, provinciano, y que –sea dicho sin ánimo de comparar- comparte con el camagüeyano tantos horizontes y caminos, carezca absolutamente de algo que decir, si no nuevo, al menos atendible.

Es verdad que la mayor parte de la vida de Emilio transcurrió en la primera mitad del siglo XX, antes de tantos inventos que transformaran el mundo; yo, en cambio, fui niño dentro de un universo de televisión, aviones jet, pinturas de vinyl y rositas de maíz; él en una república antillana sometida a políticos que chupaban la riqueza de la tierra y la gente, yo en medio de una insurrección y después en una revolución de vocación socialista, gracias a la que el pueblo eligió un camino áspero, sacrificado y rudo, diferente completamente a los versos del Poeta. Muchísimo ha cambiado Cuba y muchísimo ha sido escrito; pero no tanto como para que Emilio Ballagas solamente sea un nombre. Su mundo no se ha borrado del todo. Camagüey y Santa Clara no son Ítaca e Ilión. Nuestras realidades mantienen en común lo suficiente en lo cotidiano como para que sus versos sigan resonando con inquietante cercanía.

2.

Existen escritores de quienes aprendemos su existencia dentro del aula, por el comentario o la curiosidad; en cambio existen otros cuya obra ha formado parte de nuestras vidas desde hace mucho, y siguen ahí, sin que puedan borrarse y no hacerlo con nosotros mismos. Se parecen a pasiones que una vez vivimos.

Alrededor de 1964, la profesora Josefina Farré dirigía el coro de la Catedral de Santiago de Cuba, donde yo cantaba. Fue entonces que el primer poema de Emilio Ballagas entró en mi vida: el santiaguero Harold Gratmatges había musicalizado la Nana de Enero (Lucerito en pañales, cariño mío…), poema escrito en 1948, bajo la forma de un hermoso villancico que ese año cantamos en las solemnidades navideñas. Hubo otras canciones de cuna españolas, rusas, incluso latinas: a ellas no las recuerdo, la de Ballagas, sí. Por supuesto que no hay que exagerar: me gustó la canción y la hice mía, pero el nombre del Poeta fue solamente un dato escrito a máquina junto a la letra del villancico, nada más.

En la segunda mitad de los ’60 se publicó la Órbita de Emilio Ballagas, el libro que me lo reveló en su estatura de escritor, aunque no de ser humano. Hojeando la Órbita… hallé la Nana, y la identifiqué. Casi sin darme cuenta me hice un conocedor de la poesía de Ballagas: me entusiasmaba su alegría, su limpieza, el mundo transparente que proponía. Meses más tarde comencé a estudiar la carrera de Letras en la Universidad habanera; por esos años el Consejo Nacional de Cultura publicaba unos cuadernillos sobre escritores célebres que estaban a cargo de una compañera de estudios. Uno iba al Palacio del Segundo Cabo, la buscaba, ella te presentaba un largo listado y tú escogías sobre quién ibas a escribir. Escogí a Ballagas y a Casal. Pagaban cuarenta pesos, que entonces era mucho dinero. Meses después, llegué a ver en librería mi humildísimo cuaderno ballaguiano publicado en papel gaceta –entonces los textos tardaban mucho menos en las editoriales: se hacían o no se hacían, aunque imagino que desde hace años toda aquella serie debe de haberse convertido en materia prima.

Ballagas despertó en mi la curiosidad por la literatura cubana, cuya génesis y estructura se aviene como anillo al dedo a mis realidades internas: sus vertientes reflexiva y social son dos cubiertas del enorme trasatlántico que la navega todo el tiempo. Además, no es lo mismo llegar a saber algo por urgencia de la curiosidad que hacerlo —y dicho sea con todo respeto— gracias a obligaciones escolares. Unas, casi sin querer, otras, como impuestas: ojalá Homero y Dante sigan adheridos a mi corazón con la misma trabazón con que los implantó mi profesora.

Aquellos años del 67 y 68 marcaron para mi las cotas más altas en el aprecio de Ballagas. De entonces guardo en la memoria su Poema de la ele:

Dulce glu glú de la ele

Ele, espiral del glu glú.

En glorígloro aletear,

Palma, clarín, ola, abril.

(Júbilo y Fuga, 1931)

A través del mismo se me impone la imagen de Mirtha Aguirre, que lo extrajo de mi no saber para ejemplificar la jitanfáfora en su curso de Redacción y Composición. Se podría aducir que en definitiva Ballagas terminó apareciendo en un programa de estudios, sólo que aquella maestra, como el ser del la teoría lezamiana, al encender un bombillo en La Habana, había inaugurado una catarata en Ontario. Vale decir, que al invocarlo, una presencia más —la fascinación del Poeta por lo simple y gratuito— se había manifestado sobre la mesa espírita que era entonces mi inexperiencia de lector.

Fueron los años de mis grandes caminatas por la Habana Vieja. La fiebre de la Arquitectura Cubana. Necesitaba verlo todo: viviendas, fortalezas, templos, mediopuntos, hierros. ¿Será de entonces que procede en mi —en mi, repito, no en Ballagas— el soneto Fuente colonial, evocado siempre frente a cualquier surtidor, lo mismo el de la India Habana, al principio (¿o al final?) del Prado capitalino, la multileonada de Plaza de Santa Francisco, o las oscuros estanques llenos de peces anaranjados del coronel mambí Dubois, justo al lado de casa.

No lloréis más, delfines de la fuente,

Sobre la taza gris de piedra vieja.

No mojéis más del musgo la madeja

Oscura, verdinegra y persistente.

Haced de cauda y cauda sonriente

La agraciada corola en que el sol deja

La última gota de su miel bermeja

Cuando se acuesta herido en el poniente.

Dejad a los golosos pececillos

Apresurar doradas cabriolas

O dibujar efímeros anillos.

Y a las estrellas reflejadas no las

Borréis cuando traducen de los grillos

El coro en mudas, luminosas violas.

……………… Cielo en rehenes, 1951.

3.

Al menos dos zonas de la obra de Ballagas de cierta forma resultan inesperadas, la negrista y la referida a la Virgen de la Caridad. Claro que alguien como él, especialmente imantado por la sensualidad y el fervor parece como hecho de encargo para ambas. Hijas de la contradicción básica de toda la vida de Ballagas, se enraízan en las antípodas de lo que ha sido su mundo de vacíos, blancuras, inocencia y alegría infundada. Claro que me resulta inútil, por lo evidente y enojoso, tratar de penetrar por qué o en qué circunstancias Ballagas se sintió llamado a ello. Cortando por lo sano, lo hizo porque quiso y basta. Creo que nada más los vegetales dan frutas de una sola clase. Veo esa etapa, más como una necesidad conciente de ponerse a tono con la realidad objetiva de su país, que como una expresión necesaria realmente íntima. Muchas de las piezas del Cuaderno de Poesía Negra (1934) exhiben una retórica afectada completamente diferente del estilo personal de Ballagas:

…………………………

Fui domando desde la niñez

El ardor de tu clima como un potro bravío.

Ahora el potro bravío me lame las manos

Y quiere amansarme en el vaivén cariñoso de la hamaca.

…………………………

Cuba, poesía. En Cuaderno de poesía negra (1934)

……………………….

Se asoman los muertos del cañaveral.

En la noche se oyen cadenas rodar.

Rebrilla el relámpago como una navaja

Que a la noche conga la carne le raja.

Cencerros y grillos, güijes y lloronas:

Cadena de ancestros… y… ¡Sube la loma!

…………………………………

Comparsa habanera. En Cuaderno de poesía negra (1934)

Lo anterior no quiere decir que en el Cuaderno…. no existan obras magníficas como Elegía de María Belén Chacón, Para dormir a un negrito y Piano. Sin embargo, nunca antes ni después Ballagas volvió a escribir así. ¿Era solamente porque en 1934 soplaban aires revolucionarios en Cuba y precisamente a partir de ese año que lo nombran Director de la Escuela Normal para Maestros de Santa Clara –en el violento 1933 se había graduado en la Universidad de La Habana y ocupó una cátedra en la Normal santaclareña.

Como no veo clara la inserción íntima de la Poesía negra dentro de la obra ballaguiana creo que en mi comienza aquí la etapa crítica de mi admiración por ese autor.

Con los poemas a la Virgen de la Caridad ocurre algo similar, si bien Ballagas pertenecía a una familia[1] tradicionalmente católica, y la devoción por la Caridad existía en su ciudad natal de larga data. Me cuesta trabajo creer que un hombre arrasado por tal cantidad de contradicciones internas posea la beatitud necesaria para escribirle sonetos a la Virgen. Artistas como Mariano Rodríguez y René Portocarrero, junto a músicos como Harold Gramatges, Julián Orbón, y poetas como los del grupo Orígenes forman un espacio católico y devoto en el arte criollo. Nuestra Señora del Mar, el libro que contiene los poemas a la Caridad, se publica en 1943, el mismo año que René Porocarrero pinta La Crucifixión y El entierro de Cristo, Mariano Rodríguez los mural Descendimiento y Resurrección y Alfredo Lozano realiza el bajorrelieve La Santísima Trinidad para la iglesia de Bauta. [2] Pintores como Carlos Sobrino, Luis Martínez pedro, Amelia Peláez, escultores como López Dirube, Sicre, Lozano y muchos otros hicieron arte sacro, principalmente en La Habana y Santa Clara.

La primera décima -Ofrecimiento del poema

Déjame tomar asiento

En tu preciosa canoa

Y poner al cielo proa

Navegando por el viento

……………………

tiene aire de tonada campesina; mientras que Entrada en la canoa,

¿Qué pie pusiste primero

En la barca temblorosa?

¿Qué huella de austera rosa

marcó con fuego el madero?

¿Tu cuerpo tornó ligero

lo que el peso ya vencía

……………………………

Presenta una María móvil, ligera, casi bailadora. En ambos casos el libro se salva del envaramiento retórico que tradicionalmente inunda los temas religiosos en español. Quizá ello se deba a haberse basado en el Manuscrito del Presbítero Don Onofre de Fonseca, que narra el mito de la aparición en fecha tan temprana como 1703: tal texto conserva mucho de la transculturación indo-afro-europea existente detrás de ese símbolo. Por ejemplo, en La virgen se ausenta del altar durante la noche,

¿De dónde vienes señora

Con la ropa tan mojada?

…………………………………………..

que una conversación llena de gracia entre el ermitaño Matías de Olivera y la imagen, al reproducir la conducta de los cemíes aborígenes especialmente milagrosos, que abandonan de noche sus santuarios para recorrer sus comarcas y regresar a la mañana siguiente mojados de sereno, lluvia o agua de río.

Ciertamente, Ballagas es capaz de construir una visión religiosa original y cálida; sin embargo siento —lamento no poder basar mi afirmación en algo más objetivo— que sus poemas religiosos no provienen ni de una religiosidad consecuente –y por ello alegre y desprejuiciada- sino del sentimiento de culpa que ya se hace patente en Nocturno y Elegía, Elegía tercera, Nocturno, Sabor Eterno (1939), imbuido quizá en la ola religiosa de los ’40 cubanos.

No perderé tiempo hablando de las Décimas de Júbilo Martiano en el Centenario del Apóstol, José Martí, muy bien escritas, pero que nada agregan a su obra.

4.

No debe ser osado ni problemático repetir que Ballagas fue homosexual. En realidad los estudiosos más serios tratan de separar su obra de esa “particularidad”. En la cultura judeocristiana, occidental, con componente hispánica esclavista el homoerotimo es algo grave, vergonzoso y antinatural. Sería aburrido —por evidente— repetir ante un auditorio cubano qué acarrea para un varón una declaración pública de su preferencia por los otros varones. O sea, que lo instintivo y erótico, por trascendente y definitorio, está en la raíz de la vida (y eventual obra) de cualquier “invertido”. Quizá la heterosexualidad sea menos espectacular, preparada como está la sociedad para acogerla; en general se considera lógica y totalmente natural, como el hecho de tener nariz o manos. Para quien desea a los demás varones existe una conducta tradicional y —no faltara más— negativa. Lo anterior no implica la inexistencia del homosexual autor, personaje o temática en la Literatura Cubana. En este sentido, los ensayistas Jesús Jambrina, Joel del Río y otros han mencionado a las novelas El Ángel de Sodoma, de Alfonso Hernández Catá, 1928; Hombres sin Mujer , de Carlos Montenegro, 1938; Paradiso, de José Lezama Lima, 1966. Con respecto a la década 60-70, expresa Jambrina

Me decidí por esta época porque, después de los 60, especialmente después de los sucesos de Stonewall en Nueva York, y a pesar de la falta de visión por parte de la Revolución Cubana con respecto al homosexualismo, este fue un tópico que comenzó a hacerse más frecuente en la globalidad de la cultura nacional, aunque no siempre para comprenderlo. Fue el caso, por ejemplo, de las menciones aparecidas en los libros Condenados del Condado, de Norberto Fuentes o en Los pasos en la hierba, de Eduardo Heras León, donde la fórmula homosexual = débil, fue la más recurrente. Al mismo tiempo están algunos lienzos de Raúl Martínez y casi todos los de Servando Cabrera, en los cuales la celebración del cuerpo masculino alcanza niveles de verdadera exaltación erótica, lo cual seguramente contribuyó a que en 1971, en una cruzada del prejuicio, la homosexualidad  fuera desterrada a las catacumbas de la cultura. [3]

En otro texto, —Ballagas en persona, Revista Ciclón, 1955— Virgilio Piñera no es irónico ni burlón cuando proclama que Emilio se convirtió en un sólido pilar de [aquella][4] sociedad: esposo y padre, profesor de literatura y gramática en Santa Clara y Camagüey, Doctor en Filosofía, director de dos importantes centros de enseñanza, ganador de más alto galardón literario oficial cubano en 1951. Evidentemente Ballagas era ambicioso. También está claro que su condición homosexual pendía sobre él como una espada de Damocles:.. traza una cruz de silencio y de ceniza sobre el impuro nombre que padezco… di que me he muerto y que me pudro. Todo ello es objetivo y real. Fue esa inconsecuencia, ese rejuego entre lo que sentía íntimamente su cuerpo y su alma, y lo que aparentaba en público, lo que me hizo apartarme de su poesía. Mucho más que las alusiones vergonzantes en varios poemas o la presencia marmórea de un hermoso joven en algún otro, lo que hiere es que su obra —realmente indispensable para el devenir de la poesía cubana del siglo XX— se base en un arreglo tan provinciano y necio: en sociedad, un marido y catedrático comm’il faut y en la intimidad un ente rechazable. Alguien, con mucho deseo de tapar el sol con un dedo, quizá diga que precisamente a causa de esa contradicción contamos hoy con la poesía como la de Ballagas. ¿En realidad alguna obra vale tal mutilación? Fue precisamente a raíz de la cruzada en pro de la decencia de 1971, que me alejé de Ballagas: ¿la obra de un escritor que prefería vivir en contra de su verdad íntima merecería siquiera mi atención?

5.

Los años me demostraron que sí. Que la poesía de Ballagas sí me estremece como siempre, que Júbilo y Fuga, Blancolvido, Sabor Eterno y Nuestra Señora del Mar, poseen un lugar indiscutible dentro de la visión poética de mi país, independientemente de lo consecuente o pusilánime que haya sido el poeta durante su paso por la vida. El hecho de que haya sido frecuente y hasta que se mire como algo normal la duplicidad de vida en muchas personas, en lo que refiere a su preferencia sexual para hacer un papel social más aceptable, no le resta deshonestidad. Como también es cierto que a la persona “común y corriente” no puede mirarse con los mismos ojos que al Poeta. El Poeta es luz, es ejemplo: a veces esperamos demasiado de él, pero de cierta manera nos asiste ese derecho.

Ello me llevó a construir anaqueles amplios y contradictorios donde encerrar a la persona del creador y a su obra: están D’Anunzzio y Borges, el cine de Renoir, la pintura y el grabado de Landaluze. Por otra parte, el fingimiento de Ballagas no era solamente una seudo solución provinciana ¿Es justo que un homosexual deba resignarse a vivir en un ghetto virtual, o ser un ermitaño, por decidirse a proclamar públicamente su condición? ¿Es injusto que un homosexual quiera formar familia, protegerse como cualquiera, tener una ancianidad digna? La paz, la armonía, el decoro, ¿son solamente cosas de machos? Para Cuba, y más para la del siglo XX, sí[5].

Hasta donde sé, en Ballagas la familia no fue ni un tormento ni el objetivo único del varón. Es verdad que los poemas que la homosexualidad llevó a escribir a Ballagas (Elegía sin nombre, Nocturno y elegía, etc) son quizá lo que más se recuerda de él, y probablemente lo que perviva cuando el Olvido dé cuenta de todo lo que forma nuestro mundo actual. Es cierto que la intensidad reprimida que hay en ellos, la culpa que reflejan, seguirán moviendo a las generaciones, ¿quién puede dudarlo? Yo insisto en preguntarme si rechazar la vida vale tanto como cualquier poema, por trascendental que sea.

Tanto el ghetto gay —donde sí estuvieron Virgilio Piñera y Reinaldo Arenas[6]— , como el hetero-fundamentalista —para cuyos prósperos habitantes no me alcanzan los renglones— son opciones que Ballagas quiso eludir. Aunque fenómenos como este sigan dándose hasta hoy, y a pesar de que considero que un Poeta no es —no debe ser— un hijo de vecino cualquiera, se cae de la mata una última pregunta: ¿Ballagas se vendió de marido ejemplar por amor, deseo de estar acompañado, de ser padre, o por alcanzar mejor posición social? Se plegó a medias, y, sin embargo, señaló que sacrificar la estabilidad y la compañía es tan monstruoso como negarse a sí mismo.

Aunque en algún aspecto me considere defraudado por la actitud del Ballagas persona, y no lo calle, ello no obsta para que su obra deje de fascinarme.

Creo que es muy pertinente no quedarme en el literato y considerar su persona. Admiro profundamente la poesía del camagüeyano, pero no puedo negar que erró; es más, lo proclamo, como asimismo afirmo que a pesar de sus errores, Emilio Ballagas merece mi elogio más sincero a un siglo de su nacimiento.

Santiago de Cuba, 7 de noviembre de 2008.

© Antonio Desquirón Oliva, 2008.


[1] La familia Ballagas proviene de España, aunque el sitio www.heraldaria.com no es capaz de darnos detalles sobre región, época, personalidades ni linajes. Las armas del apellido Ballagas son sumamente simples: sobre fondo de plata, una cadena negra puesta en orla, lo cual quiere decir modestia y obediencia incondicional al rey. Sin embargo una simple búsqueda con el motor Google arroja muchos resultados en húngaro (ballagász): ¿casualidad?

[2] Pintura Religiosa en Cuba, de Mons. Ángel Gaztelu; así como los textos de Antonio Fernández Seoane en la revista Viña Joven (Año 6, n° 25, pp 12-21 y de José Veigas Zamora en el catálogo del VI Salón de Arte Religioso (Centro Cultural A. Ma. Claret, Santiago de Cuba), abundan sobre la plástica sacra cubana y su expresión en los ’40.

[3] Respecto a este tema, es infaltable el estudio de Víctor Fowler La maldición, una historia del placer como conquista. Ed Letras Cubanas, La Habana, 1998. En otro texto, El tema gay en el arte cubano: ¿epifanía transitoria o convivencia inevitable? www. almamater.cu, abril 2003, Joel del Río continúa el seguimiento de lo gay casi hasta la actualidad.

[4] El corchete es mío.

[5] De hecho, una de las manipulaciones tradicionales a que se somete a la mujer es programar su visión del homosexual varón como un ser débil, egoísta, sórdido, en quien no debe confiarse, físicamente inmundo y socialmente degradante.

[6] Y no lo digo como elogio: el ghetto nos separa pero también nos protege y hasta malcría.

 

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EmilioBallagas2835B

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