miércoles, 26 de diciembre de 2007
EN LA CUERDA, Antonio Desquirón Oliva
En la cuerda.
Estoy en la cuerda.
Ya llegué.
Mientras la mano agita el agua y los delfines o los tiburones
Y los napoleones y los demás peces del arrecife
Y hasta los relojes del Atlántico
Mientras todos han comprendido bien la seña,
Y un recuerdo o un espíritu lee el cartel en letras rojas.
Ni primero, ni segundo ni tercero:
En los fíles.
Como todo en la vida: nunca los planos estelares,
Sólo estar.
Ni franchipán, ni fausto,
Ni jazmín de la India,
Ni naranja cajela, ni anón,
Ni ixora roja, ni clavellina matizada.
Salió el encargado
Y dijo que no sembraran nada de eso,
Que nada más con yerba verde y piedras negras,
La loma ya tenía un aspecto fabuloso.
Y se quedó mirando.
Entonces el aguacate verde maduró,
los peces salieron a buscar pitanza,
La bola del mundo dio otra vuelta,
Y se formó otro tiempo de agua.
Ni el primero ni el último.
Ahí.
Agosto 2007.
Marca.
Lo mejor que tiene
Es que apenas se ve.
Nadie te puede controlar,
nadie se puede condoler ni alegrar,
No se puede envidiar.
Ni siquiera medir
Ni retratar.
Habría que hacer algo así como una prueba de ADN,
Habría que hallar el gen.
Pero en Cuabitas eso no se puede.
Por eso más vale que me vaya a dormir
O me conecte más con la palabra.
Total.
Lo mejor que tiene es que apenas se ve.
Agosto 2007.
Para hacer un relato.
Cuando venía llegando
Ya era noche.
Miré detrás de mi
Y un ciclista apagado bajaba.
Era noche
Y los televisores resonaban con el noticiero.
Era la hora en que se pueden contar
Las estrellas del cielo
Y los pasos del gato.
Y los aleteos de la lechuza.
Era la mejor hora para contar la vida.
Cuando venía llegando
Un ciclista bajaba
Y apreté el paquete de cigarrillos negros.
Esta noche hace tanto calor,
Y no quiere llover.
Es la mejor noche para comenzar.
En cuanto los perros se callen un poquito
Vas a ver.
Un instante no más.
Agosto 2007
Tersites.
Yo no voy a la guerra de Troya
Yo no voy.
Se que pasas bajo mi ventana
Pero ni el casco ni la lanza
Ni el asqueroso escudo.
Ni el pestilente moño de tu casco.
Eso no me enardece.
Yo no monto en una galera de ésas.
No me importa si estás furioso o afligido.
No me importa lo que dice el vuelo de las aves
Ni cómo cayó el carapacho de tortuga
Ni si subiste a casa de la anciana
Y ella balbució algo incomprensible.
Es la corriente
Debajo de la tierra
Y el silbido de la roca
Atravesando el cielo.
El cuerpo aguarda el año,
Cuando Tersites sea Aquiles.
Y Patroclo salga de noche a buscar suerte,
Y Agamenón se apoye en la puerta del fondo
A mirar el maíz que crece,
Y Casandra entone una canción,
Y los muros no sirvan para ver la batalla.
Eso aullaron la mancha en la pared,
La pila de rocas junto al trillo
La corriente de agua
Y la raya del cielo
Al esfumarse.
Agosto 2007.
Déjà vu.
La espada que corta en dos,
Los ojos que quieren seguir la espada
Y la claridad que dibuja
La silueta de la mano girando.
Como si amanecer fuese una especie de supremo lujo
Que casi nadie se pudiera permitir, pero él sí.
Como si olvidar –más bien convencer a los otros
Que todo se ha olvidado-
Equivaliera a amanecer.
Como si la espada no estuviera cansada de
Partir en dos la misma soga,
Y esa historia
Nunca hubiera ocurrido.
Como si todo no fuera más que un sueño
Que se sueña por primera vez.
Como si amanecer
Fuese tranquilizador, bonito.
Y el reguero de calcetines
Y sábanas ajadas
Y ropas de dormir
Y libros desencuadernados
Y luces encendidas
Y muebles fuera de lugar
Y vasos con fondo de bebida
No existiera.
Agosto 2007
Memorias.
Ya lo se,
No repitas.
Deja lo de una y otra vez
A esa mala costumbre que tiene el universo.
Y no vengas con lo de una vez tragedia y otra vez comedia.
Mentira: siempre resulta igual.
Y tampoco con lo de
Ya no es el mismo río
Que no soy papá dios.
Que para mi siempre será un misterio
Algo más allá de lo que puedo conocer
Y diez veces, una detrás de otra,
Serán diez primeras veces:
Yo no soy un manual de estadísticas.
Es como un fuego de artificio
Un truco de monedas
Una canción bellísima
Que quisiera escuchar toda la vida.
No repitas
Que siempre voy a oír.
Agosto 2007.
De septiembre a noviembre
¡Con cuánta rabia se llena
De nubes prietas la tarde!:
¡Cómo se pierde el alarde
De radiante luz ajena!
Borrasca que no se acaba,
Aire mojado y hastío:
Mientras, se desborda el río,
Y el farallón se deslava.
¿Ves?, ya se perdió el testigo,
Ya se juntó con el aire,
Ya se volvió un enemigo:
Se disimula al socaire
De la piedra. Ya no consigo
Pensar que todo es donaire.
Otoño 2007
Trazas.
Ciego, hacia delante, oscuro, terco,
Como no soy ni seré,
Se seca en mi todo el bosque,
Se agota la pradera,
Se va todo,
Se pierde igual que si jamás,
Y ni siquiera importa si roza algo
o si se rompe o si se impregna,
porque sin ser eterno
Posee la eternidad.
no ve, no siente,
no tiene nombre .
Nadie lo puede ver.
Pasa,
Se va:
Uno sabe que pasa y se va
Pero no se ve.
Agosto 2007.
Llanos
Al recuerdo de Carlitos Victoria
Atraviesa el llano
Y hay un bosque al final
Pero camina como si no existiera,
Como si las nubes corrieran demasiado oscuras
O demasiado atropelladas
Y las piedras crujieran
Por el viento.
Atraviesa el llano sin pensar
Sin hablar, sin mirar.
Como si en llano no tuviera bosque
-o por lo menos árboles sumamente frecuentes-
Como si nada más
Hubiera luz
O a sus ojos no importara
Tanta inundación.
En definitiva, el poeta es tan frágil
Conoce tan bien el olvido –o tiene tan bien puestos sus pies sobre la tierra-
Que se parece a un ciego
Uno que camina por el campo chato
Como si fuera el infinito
Como si los guijarros fuesen astros
Y el cascajo niebla.
El aire lo estremece
Pero no pierde el rumbo:
Simplemente atraviesa
Sin propósito alguno,
Como viaja el viajero:
Como el que acaba de ver un truco hermoso.
Como quien espera quizá algún lugar precario
—una cayería,
Un arenal, una ceja de monte, algo desierto—.
El poeta no muere
Porque nunca estuvo;
Tantas fuerzas se esforzaron en demostrar
Que era lujoso y prescindible
Que aprendió a pertenecer a un orden diferente
Que jamás tiene razón.
Pero al final eso no interesa.
El poeta dice
Y su papel es solamente decir
Atravesar
Viajar,
Pasar de un sito a otro.
Terco,
Insistente,
Aferrado
Casi necio.
Atravesando el llano
con un bosque al final
Sin extraviarse, ni mirar demasiado.
Septiembre 1 - Diciembre 16, 2007
En la playa.
¿Dijiste algo?
La marca se pierde antes
Que el guijarro
Más allá, pedazos de madera,
dos o tres arbustos
Y unos carapachos.
El marinero: Creí que estas islas
Serían más claras,
Que un día se podría ir más lejos
sólo por ver.
El personaje vernáculo: Tienes la razón.
La marejada trabajó excesivamente
Y qué queda.
El marinero: Entonces,
¿Este espacio salvaje
Es para ti?
El personaje vernáculo:
Nací para mirarlo
O más bien para lo que está más allá
(Aquí mismo, pero más allá)
Por eso cállate de una vez,
Basta de maldecir.
Excepcionalmente
—sólo excepcionalmente—
hallarás cocoteros y flores
¿No entiendes?
- en francés suena más:
¡Foute moi la paix!
Una bandada de pajarracos de monte
Rozó las olas,
Describió un arco
Y se perdió detrás del promontorio.
Septiembre-Diciembre 2007
Paisaje urbano
1
El paisaje cuelga en el muro del salón:
Como ella pasaba dos o tres veces al día
No le quedaba otro remedio que mirarlo.
Pero es sólo un paisaje:
Celaje perdido muy al sur
Y chimeneas más acá de las lomas.
Juró que nunca se daría por enterada,
Incluso al momento de pensarlo, le pareció otra estampa
Boba y que con eso se terminaría todo:
Decoración, ¿ves?
Entonces su rostro sintió el aire caliente
Y su mano la lluvia.
2
Ciudad estampada:
Furiosa, turbulenta,
Risa sin dientes,
No un paisaje de salón.
Podrás decirlo y proclamarlo,
Pero no es paisaje.
Ven, acompaña mi noche
Que yo te seguiré.
Te andaré, te subiré, te bajaré,
Te rodearé, descansaré a tu sombra,
Te empujaré
Te reñiré,
Te faltaré al respeto,
Te sentirás más incómoda de mi
Que yo de ti,
No querrás verme ni en pintura,
Dondequiera callarás
o dirás que no sabes mi nombre
O mejor, fingirás que no existo.
Porque yo bebo tu agua
Y tú reposas en mí:
Conmigo.
3
Paisaje de nubes negras en pleno
Medio día.
Negro ribeteado de plata,
Carnero
Prieto.
Sangre de carnero negro
A la mitad del día.
Ciudad mía: ciudad que muge
Ciudad carnero prieto
Paisaje encaramado
Encima de las nubes,
en la región aturdida
Que nada más se ve de lejos.
Lejos, sobre un saliente de la costa,
Me demoro,
Aprieto los ojos,
Trato de mirar,
Pero quema lo mismo
Septiembre- diciembre 2007
El van rojo.
El van rojo enderezó por el camino del desierto.
Cielo nocturno lleno de satélites
y de estrellas todavía más temblorosas por el calor.
La radio y sus canciones llaneras de hace un siglo:
Verano de caminar el mismo desierto mil veces.
Cuando llegue a casa voy a sembrar estrellitas del norte— pensaba. Estrellitas.
Bajó los escalones de arenisca hacia la corriente verde y los salpicaduras de los otros muchachos:
Si nos sentamos en la piedra es mejor,
la fotografía saldrá mejor.
Estrellitas del norte,
y el jardín se estrechó hacia la mata de guayaba y el bidón repleto: ¿es un zorzal?
Cuando lo quiso perseguir, los satélites y los astros se lo impidieron.
Habían bajado
y estaban cuadrados en medio del camino para no dejarlo.
Diciembre 2007
Cine del recuerdo.
A la memoria de María Félix y
A mi amigo David Lago
Llegó de pronto y la recibí.
Le pedí que pasara y se sentara,
Que hablara despacio y moderadamente.
Tenía que comentarme algo.
Sus amigos
Habían comenzado a enviar esquelas y tarjetitas de felicitación
Deseándole una fabulosa estancia.
Con la falsedad mágica de una película
Me puse a sonreír y a mirar los barquitos
Allá abajo.
Era una visión maravillosa.
Se estremecían, temblaban, sin la menor idea
De un temporal, de galernas, relámpagos y truenos.
Mujer sentada
A una mesas de terraza, mirando hacia
El embarcadero. El pelo suelto, el cigarrillo enganchado
A la boquilla enorme, el trago de whisky.
(El vaso maya quiché, las avionetas con el contrabando.
Por Dios).
Pero el mundo es así.
En cualquier parte se cuecen habas.
No hay seguridad de nada.
O mejor, todo se conecta con todo.
En definitiva,
Yo que pensaba estar perdido
En esta cueva,
Ahora resulta que quizá existe un pasadizo
Que da al salón del trono.
—Como en una película:
Respirar. Beber un trago. Chupar la boquilla
Y leer una por una las esquelas y las tarjetitas.
Nadie sabe…
Octubre 2007
Oda al desquiciamiento del planeta.
1.
Saqué la mano por la ventanilla y me picó una gota de lluvia.
Igual estuve meses esperando un escampón
Y nada.
Mi boca estaba seca, mis ojos secos, mis brazos fláccidos, como
una planta o un trapo mojado: era estar
Empapado y reseco a la vez.
Batido por un viento sin misericordia:
Quedarme como sin preguntas ni respuestas,
Ido del mundo.
Por qué se levantan tan temprano las vecinas,
Por qué se apresuran
Por qué si ya ha dejado de llover
No alcanzo a comprender al mundo –oigo decir-.
¿Qué hay que comprender? ¿De veras piensas que tienes algún defecto y que por él no llegas a saber algo?
Saqué la mano por la ventanilla y el perrito de aguas vino a lamer
Sin que le hicieran señas: ni una gracia le hice,
No lo llamé. Sencillamente vino, lamió mis dedos
Y se fue corriendo como quien ha hecho una diablura.
En esas condiciones, quisiera saber si es necesario más.
Cuando los animalitos hacen lo que quieren
Y aprovechan que alguien señala cualquier cosa
Es que el planeta anda desquiciado
¡Bah! De veras me pareces tan confundido,
De veras quisieras que todo tuviese alguna explicación, como
Si explicar fuese el centro del mundo.
No hablan a tus espaldas.
Ni ha llovido para castigarte
No es eso.
2.
Quisiera imitar a mis amigos poetas.
A los buenos, claro está.
Pero soy incapaz.
No tengo esa capacidad, a eso me refiero.
Ni expresarme ni pensar como ellos.
Quisiera ser un poeta antiguo,
Un porta chino: y escribir hai kai,
Decir un ave esta posada en una rama
Y cayó una hoja
Y el río siguió corriendo.
Pero tampoco soy capaz.
¿Ven? es que amo los espagueti con matequilla,
los jugos de fruta, el vino,
Amo una buena película
Y un buen aparato de fotos –no tanto las fotos
Como la cámara en si.
Y los buenos perfumes que no sean chillones
Y los helados
Y no me gusta que hablen demasiado alto
Ni la oscuridad total
Ni el calor
Ni el frío
Ser amable yo y que lo sean conmigo.
Conversar, pero no que hablen sin parar.
Y que tampoco me manden a callar
Pero si hacen notar que lo hago en demasía
—es sufciente un gesto o una mirada al vacío-
Conozco el placer del silencio.
Detesto el llanto,
Pero si me sale de adentro no me importa llorar.
En fin, tonterías
Sin las cuales todas las filosofías y todas las ciencias
Son basura.
Diciembre 2007
Samba de la alborada
ya se quedaron tantas deudas por pagar
tantos besos por besar
tantos cuentos por contar
que si el sol sale
por donde se suele ocultar
no me voy escandalizar.
ya se quedaron tantas dudas que aclarar
tanta ocultación que revelar
tanta hijeputá que proclamar,
que si se olvida
lo que debieran recordar
lo voy a ver normal.
repite:
sosiego, lucha, sacrificio,
ya se perdió la cuenta,
dónde se va a encontrar.
resulta
que ahora eres tú el equivocado
que piensas cosas que no son
que no se vive así
tienes
lo que tú mismo te has buscado
deja de andar callado
ya no molestes más.
levanta:
ya está al bajar la guagua
ya la alborada se disuelve
ya el cielo torna de naranja a gris-azul.
Cuando el sol salga
por donde se va a acostar
dirán que lindo amanecer
y nadie va a chillar.
Para acabar un cuento
Para cerrar este relato
Me haría falta alguien así.
Iba a decir un personaje
Pero esa palabrería literaria
Termina sacándome de mis cabales.
Afirmación vacía,
Tonta cabeza recostada
Como aquél que no tuviera dónde dormir.
¿De veras crees que es mejor de esa manera?
La vez que caminabas por la orilla del agua
¿Pensabas en alguna “gran verdad”?
Para acariciar con esa suavidad tan especial
No hace falta otra mentira. Digo yo…
¿Ves? Imposible no repetir “verdad” y “mentira”
—esas palabras;
Seguramente se trata de algo indispensable,
que nunca voy a comprender.
Hablamos de una ley especial:
Sacar una liebre del sombrero
Volver la cara del naipe correcto.
¡Cuántos secretos!
Para terminar eficazmente la historia
Solamente un truco.
Como si esa historia pudiera acabar
Redonda y amarrada.
De verdad que resulta aburrida. Vete.
Anda a dormir y deja todo como está,
Que yo recojo luego.
Septiembre - diciembre 2007
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