domingo, 30 de noviembre de 2008

Moleskine (6)

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I HAVE A DREAM

 

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 Muchas veces, echando la vista atrás, con más exactitud la vista interior, he dicho que no he tenido sueños. 

Durante los '60 y creo que más exactamente la primera mitad de los '70, mantuve una recia disciplina al poner mi cabeza sobre la almohada y disponerme a dormir.  En mi mesilla tenía un viejo aparato de radio, de plástico negro, que encendía y lo dejaba encendido toda la noche, todas las noches.  Naturalmente no escuchaba Radio Reloj ni un discurso de Fidel, cosa que nunca me di el lujo de oír. O bien la WQAM o la WGBS, que en Camagüey se podían escuchar mejor que Radio Cadena Agramonte, me acompañaban, muy bajito, muy bajito, hasta la mañana siguiente.  La otra parte de "la disciplina" consistía en forzarme a imaginar que vivía en Estados Unidos y, por supuesto, no en Miami, ciudad a la que en teoría odiaba por su cualidad de ghetto.  Yo vivía como por California.  Algunas veces en New York.  Pero la verdad era que aquella disciplina continuamente se desviaba y se concentraba en verme a mí mismo como desde una cámara en suspensión, bajando (o subiendo, sabrá Dios) por una interestatal desde Pasadena a San Diego, conduciendo yo un pequeño coche descapotable y totalmente hecho polvo, llorando, sollozando, moqueando, porque había roto con un gran amor o, más exactamente, el gran amor me había abandonado a mí, lo cual me convertía en una especie de perro apaleado al volante, destruido, deshecho, pero siempre en busca de una nueva vida.  (Tal vez el quid del sueño como tal era esto último.)

Como nunca he estado en Pasadena ni en San Diego no sé por qué misteriosa obsesión se me aparecían siempre como puntos de partida y llegada.  Quizás algún día vaya por allí y solucione la ecuación.  En realidad, esto era un secreto tal que es la primera vez que lo hago público.  Sentía una tremenda vergüenza, ahora me da lo mismo.  La parte que nunca abandoné fue la de dormirme con música (norteamericana, por supuesto; cubana, ni muerto), costumbre que practico todavía de vez en cuando.

Pero yo creo que eso no es lo que tanta gente llama "tener un sueño", "mi sueño es...", "de niño, yo soñaba con...", "de joven, yo soñaba con..." o "mis sueños de juventud".  O "luchar por tus sueños", frase que ya me suena más cercana a lo político y lo ideológico --"Ietattura per tuo cuore!" y apunto con los dedos índice y meñique como una donna siciliana--.

Las cosas cambian, quizás, y ahora, al cabo del tiempo, sueño con algo muy concreto: ganarme una lotería lo suficientemente gorda como para no importarme perder dinero creando una editorial en la que pueda publicar a quien se me ocurra sin que los poetas y creadores (que viene de "crear" y no de "creer") tengan que abonar ese eufemístico y oneroso impuesto editorial (o choricero, da igual) llamado "financiación".

 

(C) 2008 David Lago González

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4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo dormía con la WGBS, o “la doble” en el slang de “los pepillos del comercio”. La WQAM tenía un programa menos comercial, pero se iba a dormir con el sol y era imposible oírla de noche. Recuerdo cuando me mudé y la casa era de esas que tienen un pasillo común dividido por una tapia; una mañana mi vecino oficialista me dijo, “anoche se le quedó la radio puesta”, y le respondí: “yo duermo con la radio encendida”. Si te ganas la lotería, lo cual te deseo grandemente, y haces la editorial (hecho que se pudiera llamar como el libro de cuentos de Onetti “Un sueño realizado”), a lo mejor reconsideraría mi concepto de no publicar. Esperaré pacientemente en la cola como todo buen cubano. Suerte, Carlos.

David Lago González dijo...

Ja ja, es que yo soy más viejo que tú. La WQAM era la que era: la de todos los singles según salían al mercado, la del Top 40 cada 31 de diciembre y después empezaron con el Top 100 según selección de Bilboard Magazine. Yo llevaba libretas según iban saliendo las canciones. Todo eso era mayormente entre Carlos Alonso, yo, Elio y Carlos Victoria, que a veces no estaba en Camagüey y lo seguía desde La Habana.
Después esa emisora se hizo country, creo que al terminar los 70. Yo la seguía también en los dos años de los 80 que pasé allí, pero menos. Pues también coincidió con que la WGBS se hizo mucho más musical.

Margarita Garcia Alonso dijo...

pues en mi familia "tsunami",tuve que comprarme un radio- negro -ruso- de tímida sintonía- y, a veces, me recuesto y escucho la música que abría Nopturno...nepturno (?).
La palabra sueño me sacude y tira contra el muro. No la quiero, ni escucharla. En todo caso, es Libro, Libro, libro.
En eso coincidimos si me gano "la que sea", abriría una editora y publicaría a quienes me emocionan (no sé si es la palabra, quizás tocan)
Carlos, Xenitis, por decisión propia dejé de publicar el tiempo del exilio, pero hace un año desperté y me quedé tiesa, atontada- en quince años cuanta página del vecino, y ahora en Madrid quiero, QUIERO publicar un poemario, al menos, ese libro del "eveil".
Ojalá te ganes la primitiva, David, ojalá.
yo que no sé si moriré en Madrid, ni si me podré quedar mucho tiempo, pero tengo un "cogio con ella"
Que extraño todo, le he pedido a Carlos que me revise con su buen español unos poemas y ahora leo tu post... ustedes dos, ustedes dos...
un abrazo

David Lago González dijo...

Es que las piedras (aunque sean del paleolítico inferior, superior o los restos de la última micro-brigada), ya se sabe...