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“SHAME ON YOU, EUROPE! ¡AVERGÜENZATE, EUROPA!”
(Volveré sobre este tema más tarde, pero quiero colgar estás dos magníficas disecciones de la HIPOCRESÍA EUROPEA que he leído esta mañana en el diario El País.)
Está visto que para Europa, las grandes preocupaciones “humanitarias” son:
1) IMPEDIR, o al menos controlar, la ola migratoria que se puede echar sobre las costas de nuestro primer mundo.
2) EL PETRÓLEO. Impedir un corte de suministro y controlar el alza de precios que tanto la situación actual como un futuro inmediato imprevisible puede provocar.
3) EL GAS. Idem al anterior.
Y después de otras innumerables razones (como la pérdida de beneficios ante la imposibilidad de la venta de armas a los regímenes dictatoriales), el ser humano que habita esos parajes que nos quedan enfrente, a un par de horas de travesía marítima.
Las revueltas (efectivamente, de consecuencias impredecibles) por el mundo árabe no sólo está sacando a la superficie toda la basura que existe entre la máxima riqueza y la máxima pobreza, sino también la catadura moral del orden civilizado, en el que las puticas de Berlusconi y sus orgías no son más que un símbolo significativo de la doble moral.
Creo haber oído en el telediario de la tarde (TVE 1) que los tunecinos se están volcando en ayudas a los que huyen de Libia. Pero Europa, para hacer eso, necesita pensárselo mucho, comentarlo hasta la extenuación –y también la extremaunción— detrás de las cortinas, gastar-gastar-gastar miles y miles de euros en comunicarse unos con otros y con Estados Unidos, para por fin convocar a una reunión extraordinaria, y gastar-gastar-gastar en faustos, coches blindados y banquetes, para que al final de todo, quizás, con muy buena suerte, lleguen a emitir un documento de condena, un embargo de armas, una amenaza de pau-pau y “severas” sanciones al régimen de Gaddafi (o sea, que si piensan en aplicar sanciones es porque van a permitir que ese tal régimen continúe tal cual).
Suiza inmediatamente se apresura a decir que congela las cuentas de los dictadores. Pero después nunca más se llega a saber si realmente lo hace. Porque si así fuera, si Suiza devolviera todo el dinero robado y no sólo negro sino rojo bermellón del cual ha vivido toda su vida, los respetables ciudadanos suizos tendrían que desplazarse por todo el mundo como emigrantes económicos.
Cuento sobre el cuento. Lodo sobre lodo. Sangre sobre sangre.
© 2011 David Lago González
-O-
JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA Ola de cambio en el mundo islámico - Revuelta popular en Libia
La Doctrina Zero
JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA 25/02/2011
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Doctrina/Zero/elpepiopi/20110225elpepiint_4/Tes
Mientras los pueblos de la ribera sur luchan por recuperar su dignidad, nosotros dilapidamos la nuestra a espuertas. En política exterior, una doctrina representa el intento de situar bajo un mismo principio de actuación una serie de acontecimientos que plantean desafíos similares. Sobre los principios de no-intervención y no-colonización, el presidente Monroe anunció en 1823 que Estados Unidos consideraría un acto hostil el intento por parte de cualquier potencia europea de acrecentar sus posesiones en el continente americano. En 1947, más de un siglo después de la Doctrina Monroe, el presidente Truman anunciaba que su Gobierno apoyaría “a los pueblos libres que se están resistiendo a la subyugación por parte de minorías armadas o presiones exteriores”. Dada la vuelta, la Doctrina Truman se convirtió en 1968 en la Doctrina Brehznev, que permitía a la Unión Soviética intervenir militarmente para restaurar el orden socialista en los países de Europa Central y Oriental. Y el certificado de defunción de la guerra fría vino en 1989, también en forma de doctrina, cuando el portavoz de Gorbachov, preguntado por la vigencia de la Doctrina Brezhnev en relación a las reformas democráticas en Hungría y Polonia, contestó de modo inesperado que en adelante regiría la Doctrina Sinatra, en alusión a su canción A mi manera (I did it my way), lo que provocó un efecto dominó democratizador en la región.
- Los rebeldes avanzan hacia Trípoli
- Al menos cinco muertos durante una manifestación anti-Gadafi en Trípoli
Libia
A FONDO
Capital:
Trípoli.
Gobierno:
República Popular Socialista.
Población:
6,173,579 (est. 2008)
La noticia en otros webs
La UE quiere influir sin injerir, protestar sin molestar, participar sin pagar
Ahora, la Unión Europea, en lugar de buscar una doctrina para responder a las revoluciones árabes, anda de puntillas sobre ellas. Esa doctrina no tiene nombre ni contenido. No tiene nombre debido a una clamorosa falta de liderazgo en todos los niveles: en las capitales, donde los mandatarios se miran de reojo para no ser el primero en equivocarse apostando por el cambio, y en Bruselas, donde Ashton tampoco ha querido arriesgar nada. Esta crisis podía haber sido la oportunidad de Ashton de inventarse a sí misma, pero la baronesa ha aceptado con total sumisión ser la mera portavoz de lo que los Veintisiete acuerden por unanimidad cuando buenamente puedan. Así que no habrá una Doctrina Ashton. Pero tampoco hay contenido para esa doctrina, pues nuestros líderes lo quieren todo a cambio de nada: protestar sin molestar, influir sin injerir, condenar sin sancionar, ayudar sin arriesgar, participar sin pagar. Y encima, como continuación de la hipocresía con la que se han conducido hasta ahora, ni siquiera se molestan en disimular que lo que verdaderamente les preocupa son los refugiados y los precios de la energía. Como el milagro de la coca-cola sin azúcar ni cafeína, Europa ha puesto en marcha la Doctrina Zero: cambios a cambio de nada.
Buscando armar una doctrina se podrían utilizar los principios expuestos por Saif el Islam, el siniestro hijo de Gadafi, en su tesis doctoral, defendida en 2007 en la London School of Economics bajo el increíble título El papel de la sociedad civil en la democratización de las instituciones de la gobernanza global. En la tesis, Saif recoge la distinción del teórico de la justicia John Rawls entre, por un lado, sociedades “bien ordenadas”, que aunque no sean plenamente democráticas, son pacíficas, sus líderes gozan de cierta legitimidad ante los ciudadanos y respetan los derechos humanos, y, por otro, los regímenes “proscritos” o sociedades “injustas” que violan sistemáticamente los derechos humanos y que, en consecuencia, deben ser sometidas a presión y sanción, negándoles la ayuda militar o de cualquier tipo y suspendiendo o congelando los vínculos económicos con ellas.
Concluye Saif el Islam en la página 236 de su tesis (pensando en el islamismo radical): “Esta tesis muestra su conformidad con el argumento de Rawls de que a los Estados proscritos no se les debe dejar campar a sus anchas”. Y continúa en la página 237: “El aislamiento y la eventual transformación de los Estados proscritos es de importancia vital para la estabilidad global”.
Apliquemos pues los principios de Rawls (recogidos ya por Naciones Unidas bajo el concepto de “Responsabilidad de Proteger”), y hagamos una clara distinción entre los que estos días usan la violencia contra la sociedad y los que dialogan con la oposición. Al parecer, los Veintisiete todavía no parecen haberse enterado, pero Libia ha supuesto un salto cualitativo que debe ser respondido desde el Consejo de Seguridad de la ONU con un duro régimen de sanciones, una zona de exclusión aérea, la apertura inmediata de un procedimiento ante la Corte Penal Internacional y la congelación de todos los activos de la familia Gadafi en el extranjero. Es un Estado proscrito, así que tratémoslo como tal.
-O-
ANÁLISIS: ANÁLISIS
Un nuevo panarabismo
JAVIER VALENZUELA 25/02/2011
http://www.elpais.com/articulo/internacional/nuevo/panarabismo/elpepiint/20110225elpepiint_8/Tes
Gadafi ametralla y bombardea al pueblo para mantenerse en el poder. A diferencia de Ben Ali y Mubarak, a él solo lo sacarán con los pies por delante. No es esta, sin embargo, la principal diferencia del tirano libio con sus derrocados vecinos. Ben Ali y Mubarak eran dictadores domésticos, como lo fueron Franco o Salazar, sin pretensiones de universalidad. Gadafi, en cambio, se presentaba, sobre todo en sus primeros lustros, como sucesor de Nasser, adalid del panarabismo y líder revolucionario del Tercer Mundo.
- Los rebeldes avanzan hacia Trípoli
- La UE habilitará centros de acogida de refugiados en las fronteras libias
- Al menos cinco muertos durante una manifestación anti-Gadafi en Trípoli
Muamar el Gadafi
A FONDO
Nacimiento:
1942
Lugar:
Sirte
Libia
A FONDO
Capital:
Trípoli.
Gobierno:
República Popular Socialista.
Población:
6,173,579 (est. 2008)
La noticia en otros webs
La revolución árabe barre con Gadafi al último y grotesco caudillo 'izquierdista'
Ben Ali y Mubarak eran vasallos de Estados Unidos y no molestaban a Israel. Gadafi le plantaba cara al imperio, quería destruir el Estado judío, apadrinaba toda suerte de guerrillas y terrorismos de ultraizquierda y se decía inventor de una visión cósmica: la yamahiriya o república asamblearia de las masas. En su pesadillesco discurso del martes, aún se presentó como un "revolucionario" que levantaba el puño.
Por esto es tan relevante que la revolución democrática árabe que ya ha barrido a Ben Ali y Mubarak intente ahora abatir a Gadafi. En la guerra de 1967, Israel le dio la estocada mortal al panarabismo laico, socialistoide y tercermundista, tanto en sus vertientes baazista como nasserista. Su cadáver -estrafalario, retórico y criminal en la figura de Gadafi- está siendo enterrado ahora por los luchadores libios. Y en contra de lo que se decía, su sucesor no va a ser el islamismo, o al menos, no el único.
En Libia, la primavera árabe confirma que está por encima de las diferencias que han escindido ese mundo: pro y antiamericanos, socios o enemigos jurados de Israel, de discurso derechista o izquierdista, de orden o "revolucionarios", pobres o ricos en petróleo. El panarabismo del siglo XX ha sido sustituido por uno nuevo: el de los ciudadanos que reclaman libertades y derechos, se vistan sus regímenes con los oropeles que se vistan; el de los ciudadanos que, a través de Al Yazira e Internet, han creado una umma, una comunidad que, desde el Atlántico al Golfo, desea pluralidad -incluido, por qué no, un lugar al sol para los islamistas- y democracia sin adjetivos.
Podemos fijarnos en el bosque o en las ramas. El bosque: Libia comparte con los países norteafricanos una población mayoritariamente juvenil, hastiada de cleptocracia y frustrada en sus ansias de libertad, trabajo y trato digno. Las ramas: una escasa identidad nacional, un gran tribalismo, una salida aún más difícil a esta crisis, que puede pasar por la muerte de Gadafi, la guerra civil y la balcanización del país.
Estos últimos, dice el analista libanés Rami Khouri, "son aspectos fascinantes pero secundarios de los cambios en marcha". Lo principal, añade, es que, tanto en Libia y Bahréin como en Túnez y Egipto, en Marruecos como en Argelia, "los hombres y las mujeres árabes quieren ser tratados como seres humanos y como ciudadanos". Sí, esta es la gran novedad.
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