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CHINA Health Exercises for the People (Bureau of Postal Insurance, 1930)
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(De donde se trata de la empleomanía) De Las Islas Desafortunadas
Me rompo la cabeza –o se me rompe la cabeza— intentando descifrar el punto “interesante” de este (supuesto) artículo de la (falsa) periodista cubana YS y me doy cuenta de que lo único que ha aprendido es a escribir sin decir nada.
Por otra parte, tal parece que existe una especie de “emulación fraternal” entre lo institucional (p.e. la ciberguerra del Ministro de Cultura Abel Prieto) y lo oficial-oficioso y simulación de libertad de expresión permitida (o simulación permitida de una libertad de expresión inexistente), que quiere decirle al mundo que en Cuba cohabitan la inexistencia de conectividad y la conectividad plena. ¿Por qué todas las partes engañan al tonto extranjero que, si lee esto, queda totalmente confundido y atascado en el “¿en qué quedamos?
Esto no es serio, ya lo sabemos los que hemos vivido parte de la Revolución comunista. Pero que periódicos de prestigio internacional le dan cabida y resonancia sólo hace que, al menos los que sabemos cómo van los tiros, terminemos por poner en duda toda la veracidad de los profesionales de la comunicación.
© 2011 David Lago González
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TRIBUNA: YOANI SÁNCHEZ
Del lápiz al iPhone
YOANI SÁNCHEZ 25/03/2011 http://www.elpais.com/articulo/opinion/lapiz/iPhone/elpepiopi/20110325elpepiopi_5/Tes
El auto temblequea, parece que va a desarmarse. Nueve pasajeros comparten el interior readaptado de ese viejo y quejumbroso Cadillac que rueda bien temprano por las calles habaneras. En medio de la decrepitud del taxi colectivo y del fuerte olor a queroseno, una muchacha saca de su bolso el último modelo de iPhone que ha aparecido en el mercado, pone la táctil pantalla frente a sus ojos y reproduce un vídeo humorístico para hacer menos tedioso el viaje. En esta ciudad peculiar, la depauperación y la modernidad se dan la mano, conviven lo anacrónico y lo futurista, lo polvoriento y lo reluciente. Vivimos tiempos de contrastes.
Cuba A FONDO
Capital: La Habana.
Gobierno:República comunista.
Población: 11,423,952 (est. 2008)
Los ecos de Egipto y Túnez hacen que la policía política cubana estigmatice la tecnología
No obstante las carencias y el control, los cubanos tenemos una marcada predilección por los circuitos y las lucecitas. Es raro encontrar algún compatriota que no sepa reparar una batidora o desarmar una ducha eléctrica. Sin esas prácticas de "ingenieros sin diploma", no hubiéramos podido prolongar la vida útil de muchos objetos. Claro que hay quienes llevan las reparaciones e invenciones hasta el extremo y crean un ventilador con un motor de lavadora, pintan de colores la pantalla de su viejo televisor en blanco y negro para aparentar que es más moderno o hacen de una plancha una eficiente hornilla en aras de usarla para cocinar. Si de transmitir información, noticias y programas censurados se trata, también la creatividad se dispara y las soluciones afloran. Las memorias USB pasan de mano en mano, convirtiéndose en improvisados periódicos clandestinos, indetenibles por su pequeñez y su aspecto inocente.
El apetito por los artefactos electrónicos se nos incentiva con las restricciones que el Estado ha mantenido sobre su distribución. El mercado informal es el escenario para obtener todo lo prohibido; fue justamente en esas redes ilegales de distribución donde circularon, por primera vez, las máquinas para reproducir vídeos, los hornos microondas, los ventiladores de techo y los calentadores de agua, cuando estaban desterrados de los escaparates. Para cuando Raúl Castro autorizó en 2008 la venta de elementos informáticos en las tiendas oficiales, ya algunos llevábamos años delante de la pantalla de un ordenador fabricado por nosotros mismos, verdadero Frankenstein armado pedazo a pedazo. Pero muchas de estas son en realidad computadoras autistas, a las que les falta el relámpago de la conectividad, el aliento vital en forma de kilobytes que las haga saberse vivas, interactuar en el ciberespacio.
Ahora mismo, ante el empuje de las redes alternativas de información y de la creciente presencia de dispositivos de comunicación en manos ciudadanas, la respuesta oficial no se ha hecho esperar. Bajo el título de Las razones de Cuba se proyecta los lunes en la noche un serial hecho por el Ministerio del Interior, donde -entre otras cosas- se sataniza el uso de la tecnología fuera de los márgenes institucionales. Aunque el guión es reiterativo y por momentos cansón, cada capítulo trae también su cuota de sorpresa. Desde el destape de algún agente encubierto infiltrado en las filas del periodismo independiente, hasta las confesiones de un joven que camufló una antena parabólica en una tabla de surf. Hay de todo, salpimentado -claro está- con una buena dosis de teoría de la conspiración y grandes porciones de antiimperialismo. En apenas 30 minutos, esta saga al peor estilo de Big Brother publica también conversaciones telefónicas de clientes asociados a la única empresa de celulares que existe en el país y grabaciones hechas desde cámaras ocultas a ciudadanos que no se esconden a la hora de decir sus críticas o de asociarse según sus demandas. Quizá estas revelaciones son la manera elegida para recordarnos que los artilugios tecnológicos no solo nos permiten a los individuos escaparnos del posesivo aparato estatal, sino que le sirve a este para mantenernos vigilados.
Por nuestra pantalla chica desfilan expertos explicando las nuevas amenazas que se ciernen sobre la Isla y oficiales de la inteligencia que satanizan a Twitter, Facebook y a la web 2.0. Los ecos de Egipto y Túnez hacen que nuestra policía política intente estigmatizar la tecnología, asociándola con el enemigo. Se trata de evitar a toda costa que los cubanos puedan confluir y movilizarse a través de las redes sociales o de los teléfonos móviles. En aras de alejar esa posibilidad, el nuevo serial pone una advertencia a los más jóvenes, a esos inquietos adolescentes cuyos dedos son ágiles a la hora de mandar un SMS y que están fascinados por el intercambio de archivos a través de bluetooth. Es el momento de asustar a los atrevidos, de darles su lección a los que se alejan del abrazo institucional y se han dejado subyugar por el flujo de kilobytes.
Sin embargo, ha sido leve el efecto de la reprimenda sobre aquellos ya deslumbrados por las teclas y los píxeles. La era del lápiz, como la del monopolio estatal sobre la información, está llegando a su fin. Una mujer con un iPhone dentro de un auto destartalado lo confirma, ilumina con su pantalla la penumbra de lo caduco, acelera el traqueteo de algo que está a punto de expirar.
Yoani Sánchez es periodista cubana y autora del blog Generación Y. En 2008 fue galardonada con el Premio Ortega y Gasset de Periodismo. © Yoani Sánchez / bgagency-Milán.
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(NOTA DEL BLOGGER: Joannie Sánchez es simplemente “autora del blog Generación Y”, pero no es periodista. Haber concedido el premio Ortega y Gasset de Periodismo a una persona que no lo es, es un agravio a los verdaderos profesionales.)
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CRÍTICA: DANZA
Ritmos y figuras
ROGER SALAS - Madrid - 25/03/2011 http://www.elpais.com/articulo/madrid/Ritmos/figuras/elpepiespmad/20110325elpmad_15/Tes
A pesar de las magras proporciones del escenario, la joven plantilla del Ballet de Monterrey se mostró entonada, con brío y dando ese toque de brillantez enérgica que algunas danzas necesitan más especialmente que otras. Sigue sin casar a la perfección, sin embargo, la charanga y la zapatilla de punta, el bolero lagrimoso y la doble pirueta. Ya hay escuela en ello, pero siempre algo en la estética y en el fondo rechina lo suyo.
BALLET DE MONTERREY
Director artístico: Luís Serrano. Coreografías de Jorge Amarante, Marius Petipa, Vasili Vainonen y L. Serrano.
Teatro Nuevo Apolo. Hasta el 27 de marzo.
Estos cuatro años al frente de la compañía mexicana es la primera experiencia como director del bailarín de origen cubano Luís Serrano (que desarrolló casi toda su carrera escénica en el Miami City Ballet, donde triunfó), y no ha tenido la tentación de cubanizar en exceso el conjunto, aunque están presentes algunos artistas de la isla caribeña productos de la diáspora, sino que ha ido con acierto hacia otras esencias menos localistas, aún con la presencia de compositores como Pablo Moncayo. Pero pensemos que precisamente el Huapango, en su especificidad, cumple un rol, lo hace prismático, y ahí Serrano acierta con la coreografía de cierre de la velada, una brillante demostración coral con frases virtuosas individuales que redime al conjunto y donde no se elude una responsable influencia de Vicente Nebrada.
Una de las cosas más interesantes de esta vitalista compañía, que recién ha cumplido los 20 años de existencia, es el modelo sobre el que ha sido construido, probablemente uno de los pocos viables hoy para las agrupaciones de nuevo cuño. La participación real y económica de las fuerzas vivas de Nuevo León, desde lo social hasta lo cultural e industrial, han dado una fruto que comienza a estar maduro; Serrano lo intenta hacer algo más cosmopolita. El ballet, como ciencia artística de la escena en toda su complejidad, siempre está pendiente de la mejoría y del anhelo de perfección, y en este sentido, puede hablarse también de otro tema que aquí se ve claro, la diferencia de cómo se enfrenta el renglón académico entre América y Europa.
No excluyo a Norteamérica de esta consideración, que llevan ventaja y que de hecho también han influido en estas compañías de Latinoamérica. Se baila diferente porque es un entorno diferente; se asimila el repertorio y los estilos de una manera más expeditiva porque en cierto sentido la realidad también lo es. Tengamos en cuenta que el ballet no es un tesoro inmóvil en una urna de cristal, sino una manifestación dinámica y cambiante con objetivos que se precisan diferentes en cada plaza. Serrano ha intimado con las músicas de la región al punto de categorizarlas en lo coreográfico en busca de esa identidad. Así, este planteamiento lleva a que habría que crear una vitola nueva para rasar las comparaciones, eso independiente de la técnica misma del ballet, su depuración, su instinto armónico. Mucho mejor las creaciones modernas. Las obras de Amarante son ejemplo de ello. La primera, sobre música inca, es la mejor, sutilmente engarzada en los ritmos, el color y las figuras.
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NOTA DEL BLOGGER: Reproduzco este artículo de Roger Salas sobre el Ballet de Monterrey porque hará un par de días leí en El Mundo que su director artístico, Luis Serrano --antigua primera figura del Miami City Ballet, dirigido por Pedro Pablo Peña-, había “aclarado” a la prensa que él no había dejado el Ballet Nacional de Cuba por asuntos políticos sino porque no daba la talla (física). Esta declaración se une a la sandez de los últimos bailarines “quedados” en Canadá por problemas “artísticos”. “En misa y en procesión”, ése es el nombre de la obra. Lo que es una verdadera pena es que el telón no solamente caiga al finalizar el espectáculo sino que no les caiga con toda la fuerza de la gravedad sobre sus lamentables cabezas.
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4 comentarios:
Pues asi anda el jamo, no caen pescados y entre las mallas se desliza la arena. Bailarines en puntica de pies excusando el "paripé", y la otra , pueden ponerla en su lugar, se dice lo que se ve, lo que hay, pero sigue como cachumbela su programa bien pagado. Y que quede claro, periodista no es; y lo que cuenta me hace dudar que Cuba llegue al piso 14. La isla se queda como ocho pisos mas abajo.
un beso David.
Has dado en el clavo que tengo en la rodilla.
Magnifico .
Y todavía no descargues el toilet, que quedan más...
Lo bueno es que parecen mierda, saben a mierda y coño, esto es mierda!
Pero hay un montón de imbéciles que no ven lo falsa que es la Yohani Sánchez y el daño que le hace a los verdaderos opositores.
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