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Una vida miserable
a LaMarga
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Nunca fui amigo de personas socialmente importantes
que pudiera mencionar en los cogollitos de la hipocresía
y dejar a la empleomanía con las bocas abiertas.
Siempre fui demasiado tímido. También demasiado respetuoso.
Pude haberme acercado mucho más a Gastón Baquero, por ejemplo,
pero cuidaba demasiado que fuera a confundir mi admiración
con la babosería habitual de los bufones y los aprendices
que nunca aprenden nada por su propia incapacidad
salvo a repetir los nombres continuamente
hasta que alguien les pregunta con sorna
si no le tusó también el bigote a Marcel Proust…
Y así fue pasando el tiempo. Los festivales pasaban y pasaban
y solamente invitaban con honores a los que podían mencionar
como casi propios, los nombres de los muertos
(esos siempre permanecen callados).
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© 2011 David Lago González
(Madrid, 17 de julio de 2011)
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2 comentarios:
Con "razón" empecé a seguirte en su momento...somos iguales, :)...así nos va, jaja, ;)
Un beso
Qué frustracion la de este hombre Caballero, estas loco porque te reconozcan y te premien, pero el odio te impide leer y escribir bien, el odio del frustrado y el envidioso, eso.
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