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Martine Franck - Eumenides by Aeschylus, Théâtre du Soleil, Cartoucherie de Vincennes, Paris, France, 1992
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Estando comiendo en Wooster, vi en el telediario que ETA anunciaba el fin de los impuestos revolucionarios y había pasado una carta (“circular” se dice en el mundo comunista --al que ellos aspiran) a los empresarios vascos para anunciarles la buenanueva. Bien, al menos demuestran ser más decentes que sus homólogos cubanos institucionalizados, y también que los institucionalizados reciclados en grandes patriotas de la contrarrevolución ahora llamada “disidencia pacífica” en el lenguaje políticamente correcto, pues ni los unos ni los otros han admitido nunca que su “romántica” revolución se haya financiado también de esa manera. Nunca jamás he oído a ningún respetable arrepentido pedir perdón o disculparse por ese método de financiación. Oh no, la revolución cubana fue tan “romántica” que fue asistida por Lord Byron desde el cielo y una cohorte de angelitos estilo waltdisney traía las alforjas repletas con la plata que le “recaudaban” a mi padre y a los demás empresarios y hombres de negocios cubanos. No comprendo por qué los vascos tienen que ser más respetables que los que entonces tuvieron que colaborar en Cuba con el mismo tipo de terrorismo que luego se reproduciría aquí –quiero decir en Euskal Hería—, pero sí parece que los asesinos etarras son más decentes que los arrepentidos románticos revolucionarios que nos trajeron aquellos lodos y esta polvareda en la que ya no distinguimos nada.
© 2011 David Lago González
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