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Ilya Repin, Крестный ход в Курской губернии (Easter procession in Kursk), early 1880s (Google Art Project)
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Anoche tuvieron que suspender en Madrid las procesiones que correspondían al Jueves Santa por la lluvia. Ni se diga en Sevilla y todo el sur, donde estas tradiciones religiosas católicas son infinitamente más populares. La gente llora cuando no puede sacar a pasear a su virgen o a su Cristo, y parece que lo hace espontáneamente, de verdad. Supongo que tal vez lo mismo les pasa cuando no pueden sacar a mear a su perrito, pero yo no tengo “perrito que me ladre”. No comparto ese tipo de fervor porque soy incapaz de sentirlo. Igualmente soy incapaz de someterme al ayuno diurno del Ramadán o a ir sonando todas esas campanas allá en el Tíbet, o de coger un muerto en un bembé santero, palero o lo que sea. También soy incapaz de sumarme a una manifestación del Primero de Mayo o del Día Internacional de la Mujer (aun teniendo en cuenta que en día tan señalado alcancé la libertad real en el aeropuerto de Barajas). Ni loco, ni en lo más arrebatao del delirium tremens se me ocurrirá nunca irme a procesionar a La Meca y dar 500 vueltas al megalito ese que se ve en las fotos. Tampoco hacer cola para ver la momia de Lenin --¿todavía está ahí?
Prohibieron una “procesión” atea que había sido pedida por no sé quiénes para el Jueves Santo y que iba a recorrer las mismas calles de otras católicas. Yo tampoco iba a ir a ésa, pero qué pretendían: ¿crear en Madrid a la fuerza un escenario parecido al del Ulster? ¿Por qué, para qué? ¿No les basta con ETA? ¿Quieren otro Che, con su patético y cobarde epitafio “No me maten. Valgo más vivo que muerto.”? ¿Quieren otro grupo terrorista, also known as movimiento de liberación nacional, animal, troglodita, alienígena, vegetariano… lo que sea?
No sé si yo vivo en un mundo aparte, pero no me siento presionado ni por los católicos ni por los protestantes ni por los musulmanes, o los budistas, y ni siquiera por los comunistas ni los fascistas (religiones afines). Los únicos que me presionan ahora son los infelices que le hacen el trabajo sucio a Telefónica o a Iberdrola, que de todas formas quiere que me cambie de compañía de electricidad. Pero cuando sube una manifestación proletaria por la calle de Atocha, yo me voy por la de Santa Isabel, que hasta es más bonita.
Detesto la visceralidad.
© 2011 David Lago González
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1 comentario:
Muy bueno. En definitiva todos parecen (el mismo perro con otro collar) alentados por el mismo fanatismo.
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